Luis Enrique, a corazón (casi) abierto
Un buen producto. No tenéis ni ** idea es un intento audaz por humanizar la figura de Luis Enrique en un par de horas de televisión segmentadas en tres partes. Movistar Plus ha preestrenado estos días la serie, que se emite desde mañana. El resultado, con los condicionantes que tienen este tipo de productos que pasa tantos filtros, es satisfactorio. Luis Enrique tiene interés en que sepamos que “no es perfecto”. Tal vez, de hecho, lo repita demasiado, pero se muestra como alguien auténtico a quien, además, le gusta dejar pistas en forma de noticia. El asturiano desvela una llamada del Barça a su representante, Iván de la Peña, para conocer su disponibilidad a entrenar al equipo mientras el entrenador era Xavi. Luego, cuenta anécdotas deliciosas, para cafeteros del fútbol, como cuando fichó para el filial a Jonathan Soriano, que no estaba jugando en el Espanyol. “Tiene un problema: fuma”, le advirtieron. “Mientras no me eche el humo…”, contestó. Luego, cuando llegó a la concentración de pretemporada, Luis Enrique le preguntó: “¿Quieres habitación de fumadores o no fumadores”? El asturiano se desternilla mientras lo recuerda y alucina de llegar a Trigoria y ver desayunar cornettos de crema y capuccinos a los jugadores de la Roma. “¡Se acabó la boda!”.
Valiente. El trabajo describe a alguien obsesionado con el fútbol (“Estoy enfermo, sólo sé competir”), que muere con sus ideas (“lo mejor, como el día del España-Marruecos del Mundial, es saber cómo vas a morir”) y es el líder de un grupo de fieles: Rafel Pol, Aitor Unzue y el psicólogo Joaquín Valdés. Lucho no quería casa grande. Vivió meses en la habitación 304 del centro de entrenamiento del PSG hasta que le faltó “aire”. El ejercicio físico es el motor de su vida diaria. Pero lo mejor del trabajo tiene que ver con el fútbol y aquello que dijo alguna vez Valdés de Guardiola (“sabe lo que va a pasar en un partido”). Entre otros ejemplos, clava cómo eliminarían al Barça en Montjuïc: flotarían a Araújo en defensa y, en ataque, aprovecharían que el Barça defiende por acumulación y vaciaba la frontal del área. Así llegó el gol de Vitinha. Una de las últimas joyas es una conversación cara a cara con Mbappé. “He leído por ahí que a ti te gusta Michael Jordan, ¿no? Pues cuando las cosas se ponían mal, Jordan cogía a sus compañeros de los huevos, pero se ponía a defender y era el número uno. ¡Así daba ejemplo!”. Los últimos minutos del documental están dedicados a la Fundación Xana. La energía con la que habla de su hija impresiona. Te pone al borde de las lágrimas.
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