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Continuaciones del Toledano: el caso de la Historiahasta 1288 dialogada MANUEL HIJANO VILLEGAS (RoyalHolloway,Universityof London) 1. Introducción El rey, que es fennosura de Fspanna et iliesoro de la filosofia, ensennan~as da a los yspanos; tomen las buenas los buenos, et den las vanas a los vanos. (Estaría de España, proemio del ms. F.scorial Y-i-2; Menéndez Pidal 1977:3) Mientras no cabe duda de que los 'yspanos' recibieron con entusiasmo la herencia historiográfica de Alfonso X el Sabio, no está tan claro que el monarca hubiese acogido con satisfacción el destino de su Estoria de España (en adelante EE), en vista de las múltiples formas que el texto adoptó en el curso de su transmisión durante los siglos bajomedievales. En el éxito extraordinario de esta obra alfonsí, seminal para la formación de la prosa castellana, tuvo mucho que ver, paradójicamente, el fracaso en que culminó el proyecto que la había alumbrado. Factores relacionados con las dificultades técnicas que implicaba el objetivo enciclopédico de la obra, pero también con las circunstancias históricas y los problemas políticos que presidieron las últimas décadas del reinado de Alfonso impidieron la conclusión de la crónica. Lo que quedó de ella, tras más de diez años de trabajo intermitente de los talleres alfonsíes (1270-84), fue un enorme corpus textual de borradores y versiones incompletas del texto que constituirían, sin embargo, el punto de partida para la compilación de la serie de crónicas generales que conocerían los lectores castellanos durante los dos siglos siguientes. La crítica textual ha revelado que los modelos más difundidos de crónica general fueron compuestos en las décadas inmediatamente posteriores a la muerte del rey Sabio. Podríamos hablar así de un periodo historiográfico post-alfonsí, a caballo entre los siglos XIII y El rel.atohistoriográfico:textos y tradicionesen la Españamedieval,ed. Francisco Bautista, PMHRS,48 (London: Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London, 2006), pp. 123-48. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 124 MANUEL HIJANOVILLEGAS XIV. Dicha etapa de la historiografía castellana se abre hacia 1289 con la redacción en la corte de Sancho N de la Versi~namplificada, prosigue después con la Crónica de Castilla (finales del XIII o comienzos del XIV) y la de Veinte reyes,entre otras, y culmina con la formación hacia 1340 de la que Menéndez Pidal (1977) creyó Primera crónicageneral, y que no es más que un conglomerado de textos cronísticos, alfonsíes y post-alfonsíes, ordenados por el canciller del sello de poridad del rey Alfonso XI, Femán Sánchez de Valladolid, como paso previo a la elaboración de las crónicas reales de Alfonso X, Sancho N, Femando N y el propio Alfonso XI.1 Los investigadores coinciden en señalar la distancia que separa a estas crónicas del modelo de historia hispánica concebido y desarrollado en los talleres alfonsíes. Diego Catalán definía estas diferencias como una progresiva 'novelización' que tras la muerte del rey Sabio se produjo en la historiografía del periodo: Al desaparecer el mecenazgo alfonsí, la decadencia del rigor científico permitió a la historiografía castellana de las últimas décadas del s. xm y primeras del XIV ensayar nuevas formas de historiar, en que el retoricismo, la oratoria, la novelación, el anecdotismo tienen creciente cabida. (1969:423-24) La transformación del discurso de la EE en las crónicas generales no se limita, sin embargo, a la mera incorporación al relato alfonsí de materiales épicos o novelescos o a la amplificación retórica del lenguaje prosístico, sino que representa un auténtico 'giro copemicano' en la manera de concebir el género histórico y su posición entre los otros discursos dentro de la cultura letrada de la época. Leonardo Punes, uno de los investigadores que con más lucidez ha tratado el tema, habla de un 'proceso guiado por la particularización del objeto histórico' (2001: 123), resultado de un desplazamiento en el foco enunciador de la historia, desde el centro monárquico hacia la periferia señorial y cortesana. Las nuevas formas cronísticas van dirigidas al mismo público receptor que la EE (la corte real o señorial) pero ofrecen un discurso más afín a sus 1 La referencia bibliográfica obligada es el edificio crítico levantado a lo largo de los af\os por Diego Catalán (1962, 1992 y 1997). Una excelente visión de conjunto sobre la producción y transmisión de la Estoriade Españay las crónicas generales la ofrecen dos colecciones de artículos editadas respectivamente por Georges Martin (2000) e Inés Fernández-Ordóñez (2000). Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 125 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO demandas ideológicas y estéticas. La historia ya no es la lección sobre el pasado que el rey ofrece a sus súbditos como miembros de la comunidad hispánica, sino un pretexto discursivo para narrar las hazañas de los héroes épicos, como ejemplo de comportamiento aristocrático pero también como fuente de placer lector. En este b"abajo trataré el tema de la derivación hacia lo literario observable en la cronística post-alfonsí centrándome en un fenómeno que tal vez no haya sido suficientemente apreciado. Frente a la proliferación de crónicas que reelaboran y amplifican los contenidos alfonsíes, son escasas las obras anteriores a 1340 que se propusiesen continuar y actualizar la narración de la EE o, para ser más precisos, la del Arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada (Fernández Valverde 1987), ya que los historiadores alfonsíes nunca llegaron, que sepamos, más allá de traducir el texto de la Historiade rebusHispanie(Catalán 1962: 70-76 & 90-91).2 Continuar la narración del Toledano planteaba al ·historiador romance de finales del XIII y principios del XIV un serio desafío fruto, en primer lugar y paradójicamente, de la falta de datos fiables sobre los reinados posteriores a Fernando 111,pues la inmediatez de los hechos impedía, lógicamente, la existencia de fuentes eruditas de prestigio y hacía que la única información disponible procediese de tradiciones vernáculas (orales o de otro tipo). Pero también los aspirantes a historiar el pasado reciente afrontaban el problema de tener que partir de cero si querían aportar a sus obras un marco organizador de la materia narrativa, de manera que el relato resultante se atuviese a las directrices del discurso histórico de Jiménez de Rada y Alfonso X y su propósito didáctico-moral. En este sentido, relacionaré la derivación de la historiografía castellana hacia lo literario a finales del trescientos y principios del cuatrocientos con el panorama de crisis política ofrecido por el pasado reciente, tan distinto al contemplado por Jiménez de Rada, y el obstáculo que dicha coyuntura suponía para el historiador a la 2 Aparte de la Historia hasta 1288 dialogada aquí comentada, entre las obras romances de la época que sitúan su relato en el periodo posterior a 1241 se encuentran la Crónicaparticular de San Fernando(Punes 1998), a la que me referiré después, y la redacción original de la Crónicade Jofré de Loaysa (1982). Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 126 MANUELHIJANOVILLEGAS hora de conferir a su relato un sentido histórico que trascendiese la mera sucesión ininterrumpida de acontecimientos. 3 2. El grado cero de la escritura en la Historiadialogada Uno de los pocos ejemplos de 'actualización del Toledano' durante el periodo post-alfonsí lo constituye la llamada Historia ~ 1288dialogada(Catalán 1966: 74-80 y Funes 2003). El texto de esta obra nos es conocido a través de varias tradiciones cronísticas (Catalán 1966:80n263). En primer lugar, aparece, despojado de sus primeros capítulos, como continuación al 'Seguimiento del Toledano' de la Cr6nicaparticularde San Fernandoen una familia de manuscritos de la Crónica de Castilla, así como en la 'crónica general' representada por el ms. fragmentario U' (Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 6441; Crónica manuelina interpoladay continuada).'Asimismo, un amplio fragmento de la obra, relativo a la guerra civil de 1282-84, se encuentra interpolado en una familia de la Crónicade Alfonso X. Pero el testimonio más completo del texto es, sin duda, el ofrecido por las dos familias de la Estoriadel fecho de los godos (en adelante Efg), crónica compilada a principios ' Como el lector apreciará, la argumentación en este artículo está en la línea de la reflexión teórica del norteamericano Hayden White (1985). Las propuestas de White me parecen especialmente fructíferas en su aplicación al estudio de la cronística castellana bajomedieval, como ilustran, entre otros, los artículos de Nancy Joe Dyer (1990) y Juan Carlos Conde (2000). t Sobre la Cr6nica particular de San Fernando véase Punes 1998. Esta crónica, concebida como una biografía del Femando m, fue elaborada a finales del xm aprovechando la traducción alfonsí de las secciones finales de la obra de Jiménez de Rada, cuyo relato se completó con un 'Seguimiento' que narra la conquista de Sevilla y la muerte del rey. La Cr6nica particular de San Fernando fue concebida como obra independiente y así aparece en varios manuscritos (Catalán 1962: 8 lnl 1 & 1992: 338). Sin embargo, su inclusión en multitud de crónicas generales y, especialmente, en la historia oficial del reino preparada en la cancillería castellana hacia 1340 (que corresponde al códice editado por Menéndez Pidal 1977 a partir de Pela yo) convierte al 'Seguimiento del Toledano' en el relato canónico del periodo que va desde 1241, fecha de la última noticia aportada por Jiménez de Rada, hasta 1252, fecha de la muerte del rey Santo. El texto del 'Seguimiento' puede leerse en los capítulos 1050-1135 de la edición de Menéndez Pidal (1977: 736-74). Sobre la familia NJU de la Cr6nica de Castilla, véase Catalán 1962: 339-42n40-43. Cabe precisar que J (Bibl. Nac. Madrid, ms. 1347) acaba trunco y no contiene el texto de la Historia dialogada(Catalán 1962: 4~44n17 y 340n42). En cuanto al ms. U' como representante de la Cr6nica manuelina, es decir, la compilación resumida por don Juan Manuel en su Cr6nicaabreviada,véase Catalán 1977. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 127 CONilNUAOONES DEL TOLEDANO del siglo xv (Catalán 1966: 31-101; editada por el Marqués de la Fuensanta del Valle 1893).5 Por otra parte, las similitudes entre el texto de estas crónicas generales y los primeros capítulos de la Crónica de Alfonso X llevan a pensar que Femán Sánchez de Valladolid consultase la Historia dialogadao que ambas obras compartan una misma fuente-(González Jiménez 1998: xxiii-xxxi). El testimonio de la Efg sugiere que la Historia dialogadadebió elaborarse como continuación de algún tipo de crónica general o romanceamiento del De rebusHispanie,ya que el relato arranca en el punto en que Jiménez de Rada abandonaba el suyo (la conquista de varias plazas andaluzas por Femando 111en 1241), para dar luego cuenta de la conquista de Sevilla y la muerte del rey Santo y proseguir con los· reinados de Alfonso X y Sancho IV, hasta los sucesos de Alfaro en 1288, en que la narración se interrumpe bruscamente. Dicho final abrupto llevó a Diego Catalán a fechar la obra poco después de 1288, aunque una referencia a la muerte de Sancho IV sugiere 1295 como término post quem e, incluso, una mención al perímetro de la muralla de Granada nos permitiría pensar en una compilación aún más tardía, posterior a 1329 y anterior a la composición de la Crónicade Alfonso X hacia 1340-45. 6 La edición del Marqués de la Fuensanta del Valle reproduce (con bastantes errores) el texto del manuscrito D (Bibl. Nac. Madrid, ms. 9559), representante de una 'refundición' de la Estoria amplia del fecho de los godos. La Historia dialogada ocupa las páginas 3-46 del vol. n. En este artículo citaré la obra por mi edición de la Efg (2004), cuyo texto base es el del manuscrito Bi (Binningham University Library, ms. 5-N-22). Añadiré en cada caso la referencia a la edición de Fuensanta del Valle, citándola mediante el nombre abreviado de la colección en que fue publicada y el número que ocupa dentro de ella (CODOIN, 106). El fragmento de la Historia dialogadainterpolado al texto de la Cr6nicade Alfonso X en el ms. M-563 de la Biblioteca Menéndez y Pelayo puede leerse entre los anexos a la edición de Manuel González Jimémez (1998: 249-62). 5 6 Si aceptamos, claro, que Femán Sánchez de Valladolid consultó una Historia dialogada similar a la que nos ofrecen las crónicas generales. En el relato del reinado de Sancho IV, tras narrársenos cómo el rey descubre la conspiración urdida por algunos de sus ricos hombres, se nos dice: 'desde aquí andaua el Rey buscando tienpo comm.o los matase a todos quantos tomase en su tierra, que algunos fuyeron e non entraron en Castilla fasta quel Rey don Sancho fue muerto' (Bi, fol. 258v; CODOIN, 106: 44). Antes, en el relato de la entrada del todavía infante Sancho en la Vega de Granada el cronista comenta 'auja eston~es en Granada vna cabe~a aque de~ian la cabe~a de Abiezjn, la qual agora han metydo en la ~erca del muro con la villa, que eston~es non era asy' (Bi, fol. 246r; CODOIN, 106: 22). Al parecer (Seco de Lucena Paredes 1956), la nueva muralla granadina Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 128 MANUELHIJANO VILLEGAS Para dar una idea general del carácter de esta Historia dia.logada nada mejor que citar la breve pero precisa descripción que de ella ofreció Catalán: El narrador no se propone historiar metódicamente este periodo: el entramado de la historia castellana le es ajeno o indiferente, y no muestra ·gran interés en la organización cronológica del relato. Tiene una visión anecdótica de la historia, que le lleva a desc9mponer el relato en toda una serie d~ episodios particulares e inconexos [... ] Sus cuadros son muy animados, llenos de pormenores. Emplea, frecuentísimamente, un estilo dialogado muy curioso. (1966:74) El lector tal vez esté familiarizado con estos 'cuadros' descritos por Catalán, ya que muchos de ellos han entrado a formar parte del acerbo histórico tradicional, como el consejo del juglar Paja al rey don Femando para que no abandonara la ciudad de Sevilla, la visita de la emperatriz de Constantinopla a la corte de Alfonso X, la tormenta de moscas en el real castellano durante el sitio de Niebla o el poema en cuaderna vía 'Yo salí de mi tierra' que en los últimos años de su vida cantaba el rey don Alfonso durante su 7 exilio sevillano. Se trata efectivamente de pequeñas historias de carácter anecdótico aderezadas con abundantes intercambios en estilo directo y que frecuentemente contienen algún refrán o expresión más o menos proverbial puesta en boca de uno de los protagonistas. Su origen, en opinión de Femando G6mez Redondo, se encuentra en un 'fondo muy rico' de tradiciones, orales y escritas, sobre los reinados de Femando 111,Alfonso X y Sancho IV, entre las que quizás se encontrase una composición más larga, en cuaderna vía, dedicada a los sucesos de la guerra civil de 1282-84 que incluye en su perímetro el Albaicín fue una iniciativa de el-Hiyib Ridwiin, visir granadino durante el periodo 1329-59. 1 Sobre el episodio del juglar Paja véase Menéndez Pidal 1923: 363-72 y Deyermond 1995: 172-74, y sobre el poema 'Yo salí de mi tierra', Menéndez Pidal 1953: 104-05. Aparte de la Efg, la Crónicade Alfonso X y las otras crónicas generales que lo contienen, el relato de la Historia dialogadase encuentra resumido en el Repertorio de prlncipes de Pedro de &cavias (1972: 257-73) y en la muy difundida Crónica abrevadade Mosén Diego de Valera (lª ed., 1482). Probablemente a partir de las crónicas generales, o de la propia Valeriana, ciertos episodios fueron convertidos en romances en el siglo XVI, como los recogidos, por ejemplo, en la colección de Agustín Durán de 1851 (núms. 939,940,944 & 950-53). También se perciben ecos del relato de la Historia dialogadaen la historiografía moderna, por ejemplo, en la Historiageneralde España(1601) del padre Juan de Mariana. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 129 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO (1996: 194). En mi argumentación voy a dejar de lado el fascinante tema de las fuentes perdidas de la Historia dialogada, para centrarme en esbozar un análisis del discurso como aparece en el texto recibido, independientemente de los distintos estratos compilatorios que éste contenga. Como primera aproximación, quisiera advertir que la Historia dialogadano es, ni mucho menos, una colección caótica de anécdotas inconexas. En la selección y disposición de los episodios, por ejemplo, parece primar un criterio de relevancia histórica, pues el compilador escoge y dedica más espacio a aquellos relatos protagonizados por los monarcas castellanos, mientras que los dedicados a personajes de la nobleza son mencionados más de pasada. 8 El conjunto narrativo posee además la unidad que le confieren el estilo dialogado que prima en la mayoría de los episodios y, asociado a este rasgo, un tema recurrente que muchos de ellos parecen compartir: el de la comunicación, o la falta de ella, entre el rey y su entorno familiar y cortesano, y los conflictos derivados de esta dialéctica.9 Sin embargo, pesé a esta unidad estilística y temática, es indudable que nos encontramos ante una obra cuya lectura no puede sino causar algún desconcierto debido a la ausencia, o más bien a la presencia parcial, de ciertos elementos que un lector moderno esperaría encontrar en una narración de esta naturaleza y que se pueden sintetizar en dos: el silencio que mantiene la voz narrativa y la imperfecta estructura argumental de la narración. Comentaré brevemente estas carencias del discurso. a. Silencio de la voz narrativa Con esta expresión, me refiero, claro está, a la ausencia en el 8 Una excepción sería el prolijo relato de la expedición de las tropas castellanas al mando de Fernán Pérez Ponce, enviadas por Alfonso X al servicio de Abén Yusaf, y la batalla ante las puertas de Córdoba contra las tropas sanchistas, que se puede leer en la edición de González Jiménez 1998: 258-61. 9 Gran parte de los episodios se articulan en tomo al tema del consejo al rey: la conveniencia de que éste esté abierto a las sugerencias de los buenos consejeros (quienes a veces pueden ser la persona menos esperada como en el caso del juglar Paja o de los frailes en el sitio de Niebla) y las consecuencias negativas de que el monarca desoiga a sus asesores y actúe en solitario (como en el caso de la devaluación de la moneda por parte de Alfonso X, una medida que, como se comentará más adelante, provoca una revuelta nobiliaria). Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 130 MANUELHIJANOVILLEGAS discurso de un marco metadiscursivo, en forma de un entramado de referencias que hagan alusión explícita a su origen y organización. En el tipo de discurso histórico medieval ejemplificado por las obras de Jiménez de Rada y Alfonso X este apartado incluye el prólogo, en el que el autor se presenta y diserta sobre el propósito de la obra, y a partir de él, la red de indicadores cronológicos, comentarios sobre las fuentes y referencias cruzadas que constituyen la columna vertebral en que se articula la materia narrativa. Estos elementos auto-referenciales constituyen el componente propiamente discursivo de la historia (en contraste con el puramente narrativo); su presencia FUede ir marcada, entre otros rasgos gramaticales, por el empleo de la primera persona, y juegan, por tanto, un papel crucial a la hora de señalar ante el lector la autoridad del discurso y garantizar su estatus privilegiado respecto a otros discursos prosísticos. En la EE esta función de legitimación discursiva es evidente pues, al fin y al cabo, la voz que nos habla es la del propio rey, cuya autoridad extratextual garantiza la exactitud y veracidad de lo narrado. Pues bien, la voz narrativa de la Historia dialogadamantiene un distanciamiento obstinado respecto a lo narrado y prefiere limitar sus intervenciones al mínimo. A diferencia de la Crónica particular de San Fernando,otro ejemplo de actualización post-alfonsí del De rebus Hispanieal que me referiré después, en la Historiadialogadano hay prólogo ni introducción, el narrador no se presenta ni anuncia el inicio de su relato y el final de la historia de Jiménez de Rada, con la que se enlaza con un simple 'después desto'. Las referencias a las fuentes son muy escasas y vagas (apenas 'dizen que' y, en sólo una ocasión, 'cuenta la estoria'), al igual que lo son los marcadores de secuencialidad temporal y causal ('despues desto', 'esto asi fecho'), con lo que los episodios se suceden vertiginosamente casi sin solución de continuidad. También son contadas las intervenciones de la voz narrativa para comentar lo narrado, aunque, como veremos después, precisamente por eso pueden resultar especialmente significativas a la hora de detectar el sesgo ideológico de la obra. Cabe señalar que este silencio del autor no es nuevo en la historiografía del periodo. Bemard Guenée (1984:5-6) observa que es característico de la cronística altomedieval como género menor frente a la tradición grecolatina de la historia·. En el periodo que nos ocupa, es un fenómeno común en la mayoría de modelos de crónica general, cuyos compiladores se limitaron a rendir literalmente determinadas secciones del texto alfonsí, sin añadir su Digitized by Google Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 131 CONTINUAOONES DEL TOLEDANO propia voz narrativa. Sin embargo, al reproducir las referencias a la organización y fuentes del discurso existentes en la EE, las crónicas generales se apropian de manera efectiva de su autoridad, pues incluso cuando no incluyen el prólogo alfonsí (como en los casos de la Cr6nica de Castilla y la de Veinte reyes), el marco de referencias alfonsí sigue intacto, como signo al lector del orden que rige la narración y, consiguientemente, de su naturaleza como discurso sobre el pasado. 10 En contraste, dado el silencio de su voz narrativa, la autoridad que puede desplegar la Historiadialogadase deriva exclusivamente del referente de los nombres propios, identificables de sobra por el lector (' don Alfonso', 'don Sancho', etc.) y, sobre todo, de su condición de seguimiento cronístico de la prestigiosa historia de Jiménez de Rada. De este modo, durante la mayor parte del relato el narrador se limita a reportar lo ocurrido, dejando que personajes y situaciones hablen por sí mismos, como si se quisiese implicar que si en lo narrado existe un orden, y con él una intencionalidad moral, éstos han de ser encontrados por el lector, en una especie de escritura de 'grado cero' semejante, salvando las distancias, a la de la novela existencialista del siglo XX. b. Imperfecta estructura argumental La negativa del autor/narrador a intervenir en el texto tiene consecuencias en el nivel estructural del relato al manifestarse en una imperfecta integración argumental de los episodios que lo componen hasta transmitir una fuerte impresión de desarticulación narrativa. Sin embargo, mi lectura del texto sugiere que esta mala organización argumental no es total ni afecta con la misma intensidad a toda la narración histórica, siendo más acusada, por ejemplo, en la sección correspondiente al reinado de Alfonso X hasta 1282 que en las relativas a la guerra civil entre Alfonso y Sancho (1282-84) y al reinado de Sancho IV (1284-88). Es más, incluso en las secciones más inconexas, los episodios parecen hallarse encadenados en secuencias narrativas que dan cuenta de una serie de acontecimientos históricos (conquista de 10 El anonimato en que se mantienen los autores de las crónicas generales castellanas es un rasgo común incluso en los representantes más tardíos del género como la Efg (crónica que se presenta al lector como obra de Rodrigo Jiménez de Rada). Aengus Ward (2000b: 74-76) comenta esta misma característica en el llamado Arreglo toledano de la Crónicade 1344. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 132 MANUEL HIJANO VILLEGAS Sevilla, conquista de Jaén, expedición de Algeciras, etcétera), con lo que, mal que bien, el cronista logra ofrecer una imagen de conjunto de los tres reinados. El siguiente cuadro ofrece algunas de las secuencias que creo apreciar en el relato de los reinados de Alfonso X y Sancho IV. Los episodios están listados de acuerdo con su orden de aparición en el texto y van acompañados de la fecha en que ocurrieron los acontecimientos históricos a que se refieren. Venidade la infanta noruegadoña Cristiana Quejasde don Felipey de los ricoshombres Conquistas andaluzas de Alfonso X Venida de la emperatriz de Constantinopla Viaje de Alfonso a Beaucaire Invasión benimerín; muerte de Femando de la Cerda Reclamación sucesoria de Sancho ante jueces Expedición de Algeciras Reformamonetaria Exiliogranadinode don Felipey los noblesy perdón real Invasión benimeríny muertes de Nuño de I.aray Fernandode la Cerda Hazañas de Sancho en Granada Rebelión de Sancho n. Guerra entre Alfonso X y Sancho m.Sancho IV contra los ricos omnes I. 1259 c. 1270 1252& 1262 1262 1274-75 1275 1276-78 1279 1252 1273 1275 1279 1282 1282-84 1284-88 La repetición de uno de los acontecimientos (la muerte de Femando de la Cerda durante la invasión benimerín de 1275),así como otras indicaciones permiten apreciar la presencia de dos cadenas narrativas defectuosamente entrelazadas en la sección correspondiente a los primeros años de Alfonso X: la una (en cursiva) dibuja un relato de la llamada rebelión de Lerma, mientras que la otra, mucho más deslavazada, parece desembocar en la rebelión del infante Sancho en 1282.A partir de ese punto, progresa con mucha mayor fluidez el relato del exilio sevillano de Alfonso X y la guerra entre padre e hijo, hasta la muerte del rey Sabio. Por último, el reinado de Sancho IV posee una notable unidad argumental, pues todos los episodios (la entrevista entre Sancho y Abén Yusaf, la muerte de Femán Pérez Ponce, las idas y venidas del consejero judío del rey a Marruecos, etc.) son elementos supeditados al esarrollo y resolución deOriginal un from auténtico drama UNIVERSITYOF MICHIGAN Digitized by G 0 0 8 e 133 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO detectivesco, el de misteriosa conspiración de Lope Díaz de Haro y el infante don Juan y su gradual descubrimiento por parte del rey, lo que le lleva a aplicar un ejemplar castigo en Alfaro. Sin embargo, pese a su sorprendente pulso narrativo, el final de esta especie de novela corta, y con ella el de la Historia dialogada,no podría ser más abrupto: Leuantose el conde, e metyo mano a vn cuchillo e quiso dar al Rey conel. E el Rey leuantose e tropezo enla falda de vna garnacha que traya vestida, mas non cayo. E luego el rrey metyo mano a vn cuchillo que traya consygo syenpre en su ~inta e dio conel al conde vn golpe enel bra~o conel onbro que todo lo abrio, e dixo: '¡Mataldo!'. E luego ala ora saljeron los ornes que tenja el Rey para esto armados e mataron al conde en vn alfama[r1 que non se leuanto. Mas non murio desa pieza el jnfante don Juan, que fuxo ala camara dela Reyna. E la Reyna ~erro las puertas dela camara e dezja al Rey: 'Aqui esta, señor, don Juan, el ynfante vuestro hermano, para vos nunca saljr de mandado'. E el rrey anda[ua] muy sañudo por el pala~io, e encontrose con don Diego Lopez de Canpos e dixole: '¡Commo! ¿vos aqui sodes?'. E diole el Rey con aquel cuchillo e cortole la cabeza. (Bi, fol. 259v;COIX>IN, 106: 46)11 Como se puede apreciar por esta breve descripción, el caso de la Historia dialogadaes el de una narración que no ha acabado de cuajar. La materia narrativa se presenta ante nuestros ojos dividida en episodios alineados, a su vez, en secuencias lógico-temporales. El problema está en la defectuosa organización de dichas secuencias bien mediante su acomodación a una superestructura argumental (un segundo nivel de articulación narrativa), modificando, tal vez, el orden de exposición de los episodios o redistribuyendo su peso específico dentro del conjunto, bien mediante la imposición de una voz narrativa cuyas intervenciones subsanen las inconsistencias del relato. De este modo, pese a la relativa escasez de fechas y otros indicadores temporales y la general desorganización del relato, la configuración estructural de la Historiadialogadase aproxima más a la de una crónica, entendido 11 En este punto finaliza el manuscrito U' de la Cr6nica manuelina. La Efg (en sus dos versiones, amplia y breve), aunque prosigue adelante, lo hace con un relato analístico, claramente ajeno al estilo de la Historia dialogada.Por su parte, la familia de la Cr6nica de Castilla finaliza con la noticia de la muerte de Alfonso X. La coincidencia entre la Cr6nica manuelina y la Efg sugiere que el final en Alfaro no es accidental sino que, por extraño que pueda parecer, en ese punto acababa la fuente común. También pudiera ser, claro está, que ambas crónicas remitan independientemente a una misma familia trunca de la Historia dialogada. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 134 MANUELHIJANOVILLEGAS aquí el término en su sentido tradicional de mera sucesión de noticias, que a la de una historia propiamente dicha, donde los episodios son unidades funcionales al servicio de un esquema argumental unitario y coherente. Esta impresión se ve reforzada por el inesperado final en Alfara, accidental o no, que aunque en cierta manera resuelve el conflicto planteado (la insubordinación de los nobles en el reinado de Sancho IV), no supone, de ningún modo, un colofón satisfactorio para el conjunto narrativo. 12 La incapacidad de nuestra obra para alcanzar el estatus formal de 'historia' nos lleva de lleno a plantear el tema de su naturale:z.a ideológica ya que, si atendemos al análisis teórico de Hayden White (1985), la construcción de la trama (emplotment)a partir de los sucesos de la crónica para convertirlos en historia es uno de los principales mecanismos para la manipulación ideológica del discurso histórico. Según White, el historiador, en una operación idéntica a la realizada por el autor de ficción, acomoda su relato a un tipo específico de estructura argumental, cuyo reconocimiento por parte del lector permite a éste desentrañar el significado que supuestamente subyace a los acontecimientos, un proceso que, -dicho sea de paso, no es necesariamente consciente ni por parte del emisor ni por la del receptor: the events in the story are encoded by the use of the figurative language in which they are characterized, in order to permit their identification as elements of the particular story type to which this story belongs. (White 1985:109) Aunque en sus trabajos White se centra principalmente en la historiografía moderna y contemporánea, el fenómeno también es observable en la medieval, con la salvedad de que aquí el patrón argumental para el discurso histórico es uno sólo: el esquema providencialista de la historia universal heredado de la Patrística cristiana y sus derivaciones genéricas, como las patrocinadas por las monarquías 'nacionales' europeas y, en el caso de Castilla, la 12 Reitero aquí que el término 'crónica' está empleado como sinónimo de registfo sobrio e impersonal de acontecimientos y, en esa medida, materia prima de la verdadera 'historia'. Bemard Guenée (1984) señala que la crónica es el género histórico por excelencia en la época bajomedieval y que los textos así denominados son, en realidad, obras de gran sofisticación literaria como pone en evidencia, en el contexto castellano, la serie de crónic?~s reales de Femán Sánchez de Valladolid, Pero López de Ayala y Álvar García de Santa María. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 135 CONTINUAOONES DEL TOLEDANO tradición cronística del siglo xm representada por Lucas de Tuy, Rodrigo Jiménez de Rada y Alfonso X. La Historia dialogadano logra participar de dicho esquema, más que en la medida en que su discurso es una agregación al del De rebusHispanie.De hecho, si hay un modelo genérico medieval con el que pudiéramos relacionar la configuración formal de la obra sería el de las colecciones de cuentos y ejemplos.13 Ahora bien, esto no quiere decir que la Historiadialogadasea un mero registro neutral de acontecimientos desprovisto de contenido ideológico como, dicho sea de paso, tampoco lo suelen ser los exponentes del género cronístico medieval (Guenée 1984). Una lectura, incluso superficial, del texto revela una intencionalidad ideológica, patente en algunas de las breves intervenciones del narrador y también en la tendencia del discurso a evitar la dispersión, aunque lo haga no mediante el desarrollo de un plan argumental, sino más bien a través de la proyección 'vertical' de los elementos caracterológicos o anecdóticos de la narración. En varios trabajos, Leonardo Funes (2001: 125 y 2003: 77) ha observado que aún cuando los episodios de la Historia dialogada poseen un valor funcional muy limitado fuera de la secuencia narrativa a la que pertenecen, compensan esta carencia gracias a su fuerte valor indicia!, en lo que se refiere sobre todo a su capacidad para reveJar el carácter de los personajes principales de la narración (los reyes don Alfonso y don Sancho). Recordemos que en el análisis estructuralista del discurso narrativo propuesto, entre otros, por Roland Barthes, mientras las funciones son aquellas unidades que originan la progresión argumental, los índices son elementos secundarios a la secuencia horizontal, lógico-temporal, de la narración, encaminados a aportar información sobre los personajes y su entorno, información que puede ser o no relevante al esquema argumental pero que, en cualquier caso, sirve para crear el 'efecto de realidad' al que aspira todo relato (Barthes 1977: 91-97). 14 En la Historia dialogadaeste componente 13 Aunque, como hemos visto, se trataría de una colección de ejemplos históricos cuyo marco narrativo es muy débil o casi inexistente. En castellano moderno uno de los indicadores gramaticales de unos y otros sería el empleo en una narración del pretérito indefinido (para las funciones) o del imperfecto de indicativo (para los mdices). Un análisis en profundidad del relato de la Historia dialogada, de acuerdo con las líneas propuestas por Barthes, permitiría distinguir entre aquellos episodios con valor funcional, aquellos con tt Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 136 MANUELHIJANO VILLEGAS indicia!, sobre todo en lo que se refiere a la caracterización de los personajes principales, Alfonso X y Sancho IV, es extraordinariamente rico y posee un peso fundamental, mayor del que por lo común tiene, a la hora de establecer la unidad y coherencia de lo narrado y, por tanto, revelar su significado moral. Véase, por ejemplo, el siguiente episodio citado por Leonardo Funes (2001: 128 y 2003: 77-78). En el curso de su entrevista con Abén Yusaf, el joven rey Sancho asombra a los benimerines con su exhibición de fuerza doblando su gruesa lanza de acero: Quando yuan ala tyenda a posar, yua el Rey don Sancho en vn cauallo rru~io muy grande e muy fermoso, e lleua[ua] vna lan~a enla mano. E quando llego ála puerta dela tyenda, dio conel cuento dela lan~a en tierra e fyncola enel prado, e fyncola mucho [... ] E fablaron allj mucho e de muchas cosas, e pusjeron su amor [... ] E despidieronse, e caualgo el Rey don Sancho en su cauallo. E los boadies fueron por dalle la lan~a, que estaua metjda en tierra, e por poder que ovieron nunca la pudieron sacar. E vio el Rey don Sancho quela non podian sacar e dixoles: 'Dexalda'. E llego el Rey en su cauallo, e tomo su lan~a en la mano, e cojo las rriendas al cauallo e aprestose enel, e esbland~io aquella lan~a, que dezjan los moros que era maraujlla sy nunca vieran orne que asy esbland~ese vna lan~a, ca era la vara della tan gorda commo el bra~o. E despues fueron se todos los de cauallo por ese canpo en vno. E quando se ovieron a despedir, estaua el Rey Abenyu~af del vn cabo, & Abeyacob su fijo dela otra parte, e el Reydon Sancho en medjo. E fablando de sus cosas, puso el Rey el cuento dela lan~a enel suelo, e com~o a esbland~er aquella lan~a, quel semejaua quela queria fazer peda~os. E dixeron los moros: 'Agora quebrara aquella vara e cayera aquel fierro e matara a vno de nuestros Reyes'. E aqui se espidieron. (Bi, fols. 256•-25r; CODOIN, 106: 41-42) La anécdota, como señala Funes, es superflua al hilo argumental de la narración y no parece tener otro ánimo que el de ejemplificar un valor, en este caso, la fuerza del rey. Sin embargo, Funes no aprecia en su justa medida, en mi opinión, su función estructural, al remitirnos, anafóricamente, al valor ya demostrado por el infante en la expedición contra Granada en época de su padre y, catafóricamente, a la energía que en el futuro exhibirá al castigar al conde de Haro y sus partidarios. 15 Merece la pena contrastar aquí valor indicial y aquellos componentes. terceros, los más numerosos, dotados 15 de ambos El episodio desempeña, además, una función dentro de la secuencia causal de los acontecimientos narrados en la historia de Sancho IV. Con su exhibición y con Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 137 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO esta caracterización de Sancho con la mucho más contradictoria que la Historiaofrece de Alfonso X. El Alfonso X de la Historia dialogadaes un personaje de luces y sombras. En muchos momentos la caracterización del personaje es positiva. El monarca aparece como continuador de las conquistas de su padre y provisto de algunas de sus virtudes (por ejemplo, su habilidad de aceptar las sugerencias de los buenos consejeros, como en el episodio del sitio de Niebla), modelo de generosidad (en su donación a la emperatriz de Constantinopla) y cortesía (en su entrevista con Abén Yusaf). La crónica muestra una evidente simpatía hacia el rey al citar las coplas que se le atribuyen durante su exilio sevillano o al narrar el terrible predicamento en que la rebelión del hijo le deja, aislado y pobre, hasta el punto de tener que ofrecer su corona al emir marroquí como garantía de un préstamo y de pensar incluso en exiliarse en alta mar siguiendo el ejemplo de Apolonio de Tiro: El Rey don Alfonso, dizjendo esto e otras cosas muchas, con grand pobreza enbio la su corona al Rey Abenyu~af de allen la mar, quele prestase sobre ella algo. E el rrey Abeny[ukaf, quando vjo la corona del Rey, doljo se del e prestole sesenta mjll doblas de oro. E de mjentra enbio la corona allen la mar, mando fazer en Seujlla vna galea negra en que se fuese a perder ala ora que llegase el aver de la corona. (Bi, fol. .24r; CODOIN, 106: 25) Con todo, la crónica también parece sugerimos que Alfonso es, en gran medida, responsable de los males que lo aquejan al final de su reinado. Su excesivo orgullo le ha llevado a mostrarse arbitrario e injusto en su trato con la nobleza, por ejemplo, al negarse a conceder a su hermano don Felipe las tierras prometidas con motivo de su boda con la infanta noruega doña Cristiana o al reprender a los nobles que han participado en la desgraciada expedición de Algeciras. 16 Un curioso ejemplo de la arrogancia alfonsí lo ofrece la siguiente narración de la devaluación de los 'dineros prietos', un acontecimiento que se nos ofrece como chispa que provoca la rebelión nobiliaria de 1273: otras pruebas de valor semejantes, Sancho se gana el respeto de Abén Yusaf, quien le revelará la traición del conde de Haro y el infante don Juan. 16 La arrogancia es un rasgo frecuente en las caracterizaciones del rey Sabio que ofrecen las leyendas y la historiografía del periodo: recuérdese la leyenda de la blasfemia del rey recogida por la Cr6nica de 1344. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 139 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO de sus escasísimas intervenciones en la acción (y la única por cierto que hace referencia al pasado hispánico). Sancho, por el contrario, no se alza contra su padre y nunca cuestiona su autoridad. Si reclama su derecho a la sucesión, lo hace en defensa de la legalidad vigente y por motivos patrióticos ('porque no entren enla tierra los fran~eses') pero nunca se proclama rey 'fasta que su padre murio', afirmaciones que se repiten varias veces, tanto puestas en boca del infante (Bi fols. 243r& 253r;CODOIN, 106: 17 & 34) como, de nuevo, en otra significativa intervención de la voz narrativa: Luego [don Sancho] se al\o con la tierra, & todos los con\ejos e todas las mas \ibdades del Reyno se al~aron conel fasta que toda la tierra lo cato por señor, commo quiera que nunca se llamo Rey fasta que su padre murio. E todo esto fizo el por que non entrasen los fran~eses en la tierra. (Bi, fol. 246r¡CODOIN, 106: 24) Durante el enfrentamiento entre padre e hijo, es el primero quien parece querer representar el papel del conde don Julián cuando, obligado por las circunstancias, pacta una alianza con Abén Yusaf. En el curso de la guerra, Sancho evita la confrontación directa con el padre y llega incluso a irritarse sobremanera al saber que sus partidarios se han enfrentado en una batalla campal ante las puertas de Córdoba a las tropas alfonsinas capitaneadas por Femán Pérez Ponce: ¿Quien les mandaua ellos saljr contra el pendon de mj padre? Que bien sabían ellos que non salgo yo ael, njn vo contra el. Mas estudiesen quedos en su villa, que yo non quiero ljdjar con mj padre, mas quiero tomar el Reyno para mj, que es mjo; e por quelo el quiere dar alos fran~eses, por eso lo quiero yo tomar. (Bi, fol. 253r;CODOIN,106: 34) La parcialidad hacia Sancho en la lucha contra su padre que pasajes como el anterior dejan traslucir y la orientación monárquica del relato nos permitirían, a falta de indicaciones más precisas sobre su autoría, adjudicar la obra al entorno ideológico monárquico durante el periodo de finales del XIII y comienzos del XIV. Femando Gómez Redondo considera así a la Historiadialogada como uno de los frutos del 'molinismo', término que designa la ideología del núcleo de partidarios de la regente doña María de Molina durante los reinados de Sancho N, Femando IV y la Digitized by Google Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 138 MANUELHIJANO VILLEGAS Andando asy ellos [los nobles] sañudos, firo el Rey desfazer la moneda prieta, e fizo los sueldos e las meajas. E desto peso mucho alos rricos ornes por que tomauan vn cauallo por ~en maravedis de aquella moneda que despues non lo tomauan por dos mjll maravedis de la otra, e dixeron al Rey: 'Señor, esto que f azes non es pro dela tierra desf azer la buena moneda e fazer otra que non es tan buena, que por ~en maravedis dela otra moneda conprauamos vn cauallo, e desta nonio avernos por dos mjll maravedis'. E dixo el Rey: '&ton~e el que non auja mas de mjll maravedis di le yo agora dos mjll maraved.is, e el que auja dos mjll dile yo agora quatro mjll maraveclis'. E por esto todos los rricos omes fablaron conel ynf ante Feljpe, su hermano del rrey, e dixeron le quese al~ase conellos, e que ellos le farian cobrar lo suyo e avn mas. (Bi, fol. 244"; CODOIN, 106: 19-20) Esta ambivalencia que el discurso parece mostrar hacia Alfonso y el hecho de que la narración sobre su reinado sea la de menor coherencia argumental, contrasta, como he señalado, con la definición con que se dibuja a Sancho y la mayor seguridad con la que avanza el texto en la sección dedicada al reinado de éste. Es posible, por tanto, que estemos ante un historiador castellano de la primera mitad del siglo XIV, quien a la hora de ordenar bajo la forma de la crónica una serie de materiales de origen diverso sobre los reinados de Alfonso X y Sancho IV se enfrenta a un terreno ideológico movedizo que ha de transitar con suma cautela. En todo momento debe justificar las acciones de Sancho y refrendar la legitimidad de su línea sucesoria, pero al mismo tiempo debe hacerlo sin socavar el principio de autoridad real condenando la 11 validez de una insurrección nobiliaria contra el rey. Desde esta óptica podríamos atribuir la mala integración de la secuencia narrativa de la Conjuración de Lerma con la de la rebelión de Sancho al deseo del cronista de mantener separados ambos relatos, como si así le fuese posible hacer una distinción cualitativa entre las dos rebeliones nobiliarias. Varios indicadores en el texto confirman esta impresión. Don Felipe y los nobles desnaturalizados incurren en traición al exiliarse en Granada e intentar pactar con Abén Yusaf y darle la tierra, 'como la diera el conde don Yllan' (Bi fol. 245r; COOOIN, 106: 20), según nos recuerda el cronista en una 17 Un equilibrio inestable similar puede observarse en la Cr6nica de Jofré de Loaysa (1982), obra que tanto en su contenido como en su orientación ideológica guarda, por cierto, más de un paralelisrao con la Historia dialogadaque no es ésta la ocasión para comentar. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 140 MANUEL HIJANO VILLEGAS minoría de Alfonso Xl.13 Gómez Redondo (2000: 116-17) va más lejos al proponer la hipótesis de que la Historia dialogadaque conocemos es fruto de dos etapas elaborativas distintas correspondientes a dos orientaciones ideológicas opuestas: en la primera etapa, cercana en el tiempo y en el espacio a los talleres historiográficos alfonsíes responsables de la Versión critica de la Estoria de España hacia 1282-84, se compiló (¿por parte de los propios equipos alfonsíes?) una serie de materiales legendarios para componer una Estoriadel rey don Alfonso~reelaborada más tarde en una Estoriadel rey don Sancho,cuya opuesta orientación ideológica, favorable a la nueva línea sucesoria, sería responsable de las contradicciones y la falta de coherencia del relato resultante. 19 La hipótesis de Gómez Redondo es indudablemente muy válida, aunque a la luz de la fecha de composición aquí propuesta para la Historia dialogada(1329-40), habría que hablar de un molinismo tardío (posterior, en todo caso, a la muerte de doña María en 1321) y, posiblemente, no vinculado a Toledo, dado el carácter sevillano que parece exhibir la propia Historiadialogada.En este sentido, me pregunto si la composición de la obra no se inscribirá en un intento por recordar al joven Alfonso XI, recién salido de su minoridad, la lealtad hacia la corona mostrada por Sevilla y sus familias nobiliarias y por recuperar una tradición historiográfica sevillana, 18 Sobre el modelo cultural 'molinista', promovido por doña María de Molina y vinculado a la producción historiográfica y literaria en lengua romance de la escuela catedralicia toledana, véase Orduna 1995 y Gómez Redondo 1998: 62 & 856-65. En realidad, las propuestas de Punes y Gómez Redondo no son del todo contradictorias, ya que no estamos hablando de ideologías de clase opuestas, sino de grupos de interés dentro de la élite nobiliaria en lucha por el poder político. 'Molinismo' podría ser entendido como término para denominar la ideología de un partido, el que recogió la herencia del centralismo político alfonsí, entre los varios que se disputaron el control de la Castilla de la época. 19 Según Inés Fernández-Ordóñez (1993: 54-55 & 222-24) uno de los propósitos de Alfonso X al impulsar la composición de la Versi6n critica en su exilio sevillano era completar la Estoria de España incluyendo un relato de su propio reinado hasta el trágico presente de la rebelión de Sancho. A ello lleva a pensar el comentario que dicha obra añade al final del capítulo de la pérdida de España: 'Al rrey don Alfonso, fijo del rrey don Femando el que gano Seuilla, tolliol el rregno su fijo el infante don Sancho. E al~aronse con don Sancho todos los del rregno, e ajuramentaronse contra el rrey para prenderle et echarle de la tierra. Mas ayudole Dios e los de Sevilla e el rrey Abeneniufal de los abonmarines a ese rrey don Alfonso, asy commo adelante lo diremos en su lugar' (Femández Ordóftez 1993: 223). Véase también Catalán 1997: 141-48. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 141 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO después de que tras la muerte de Alfonso X la ciudad hispalense perdiese su papel como centro de producción cultural de la monarquía en favor de Toledo y su escuela catedralicia. 20 Leonardo Funes (2001: 119-24 y 2003), por su parte, detecta una orientación pro-nobiliaria en la Historia dialogada (a raíz, sobre todo, del omnipresente tema del consejo al rey) y adscribe la obra a un género de historias nobiliarias surgido fuera de la corte real como respuesta ideológica de la nobleza al discurso monárquico de la EE. Funes (2003: 82-83) observa además que algunos episodios se ajustan a la estructura de la 'fazaña' como unidad narrativa típica del discurso histórico-jurídico nobiliario. Por mi parte, y sin pretender mediar en el debate, me parece necesario tener en cuenta las reflexiones de Gómez Redondo y distinguir entre el discurso ideológico de la Historia dialogada (en mi opinión, claramente orientado a la legitimación de la dinastía reinante) y el de los distintos materiales narrativos compilados en ella. En concreto, el episodio citado por Funes (el juicio público al que somete Sancho su reclamación sucesoria), tiene todas las trazas de proceder de un relato independiente incorporado al conjunto narrativo, una impresión sugerida, por ejemplo, por el hecho de que no se nos cuente cuál fue el fallo del pleito. El pasaje es, además, el mismo en el que Gómez Redondo (1997: 198-99) detecta restos de asonancias por lo que bien pudiese provenir de una fuente poética de carácter ajeno al propósito de la compilación final. 3. La Historiadialogadafrente al Toledano Dejando de lado la cuestión de la intencionalidad y las circuns- 20 Puede ser significativo aquí señalar el destacado papel que en la trama de la Historia dialogadajuega Femán Pérez Ponce, fundador de una de las principales casas nobiliarias sevillana Gunto a la de Guzmán). Pérez Ponce es presentado como modelo de lealtad al señorío natural, pues presta importantes servicios tanto a Alfonso X, a quien se mantiene fiel durante la rebelión del infante, como a Sancho IV. Véase el caluroso elogio que este último monarca hace del noble con ocasión de su muerte: 'Despues dela medja noche, alla contra el dja, murio don Pon~e. E fizole el Rey mucha onrra, e fue conel cuerpo de pie fasta vna yglesja que es enla villa que dizen San Saluador, e allj lo enterraron. E allj pedrico el Rey e dixo mucho bien dela lealtad que auia don Pon~e' (Bi, fol. 225v; CODOIN, 106: 39-40). Esta caracterización de Pérez Ponce contrasta con el tratamiento, relativamente desfavorable, que se hace del fundador de la casa rival, Alfonso Pérez de Guzmán (Bi, fols. 250v& 25lr; CODOIN, 106: 30 & 31). Dejo, sin embargo, para otra ocasión un comentario más extenso de este tema. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 142 MANUELHIJANO VILLEGAS tandas concretas de producción, me parece interesante considerar las implicaciones del contraste que ofrece el discurso invertebrado e incompleto de la Historia dialogadacon el modelo de discurso histórico ofrecido en la obra que el autor del XIV, según creo legítimo suponer, se propuso prolongar, la Historia de rebus Hispanie. Con ella, Jiménez de Rada construyó un modelo de historia perfectamente ajustado a las necesidades ideológicas de la monarquía de mediados del siglo XIII y a su objetivo de centralización política. Trascendiendo la mera sucesión cronológica de acontecimientos con que generalmente identificamos el género cronístico, el Arzobispo logró armar una trama argumental de la historia de España según las líneas maestras del esquema ·bíblico de caída y redención, como hace algunos años señaló Alan Deyermond (1986). Las líneas de la nanación se articulan en tomo a un conflicto central (la fragmentación de la unidad de España a causa de la invasión árabe), de cuya resolución depende el que la narración cronística alcance la coherencia de una historia. De esta manera, en el relato de Jiménez de Rada-el progreso argumental de la historia converge finalmente en el presente (o en el pasado cercano) de la batalla de las Navas, cuya elaboración retórica apunta directamente a la del relato de la pérdida de España y, más adelante, en el alzamiento de Femando 111como rey de Castilla y luego de León. Estos dos episodios, si bien no suponen la resolución completa del drama, sí parecen señalar el camino hacia dicho desenlace que no puede ser otro que la reinstauración del reino unitario cristiano en la Península, con el rey de Castilla como señor natural y, probablemente, con Toledo como centro espiritual. De rebus Hispanie constituye, por tanto, un perfecto ejemplo de la madurez narrativa observada por Bemard Guenée (1984) en el género cronístico bajomedieval, al tratarse en realidad de una historia cuyo final se halla fuera del texto, en el ámbito de una realidad futura (aunque el 'cierre' completo de la narración sólo pueda encontrarse dentro del marco narrativo de la historia de la salvación del pueblo cristiano tal y como aparece en la Biblia). Don Rodrigo supo así ofrecer a sus lectores del siglo XIII una historia contemporánea, según la célebre definición de Benedetto Croce (citado en Collingwood 1993: 201-04), es decir, una narración sobre el pasado plenamente relevante al presente, en la medida que explica sus orígenes y le indica además la dirección hacia el futuro. Es por ello también un discurso que si ha de cumplir con efectividad su objetivo ideológico requiere una perspectiva muy Digitized by Google Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 143 CONTINUACIONFS DEL TOLEDANO concreta para su enunciación: por un lado, la de una monarquía triunfante, subordinadora de todos los elementos del orden social y, por otro, la de una victoria, o la certeza de ella, en la multisecular lucha para la reintegración de la unidad perdida. Es necesario, en definitiva, un presente capaz de rivalizar con el de las Navas y el del reinado de Femando III como respuesta narrativa a la tragedia de la pérdida de España. Con la Reconquista prácticamente paralizada y el reino desgarrado. por conflictos internos y presiones externas, la Castilla de finales del XIII y principios del XIV no podía ofrecer dicho presente al autor de la Historia dialogadacomo, por otra parte, tampoco había podido ofrecerlo a su ilustre predecesor, el historiador Alfonso X el Sabio. El narrador se limita a agregar su narración a la del Toledano aprovechando la convención que rige el género cronístico, como si el simple contacto con la obra de Jiménez de Rada pudiese dotar de autoridad al discurso y de sentido a la sucesión de enfrentamientos entre rey y nobleza que forman la narración. Al adoptar como base temática el conflicto entre monarquía y nobleza y ponerse del lado de la primera, el discurso de la Historiadialogadacomparte los objetivos ideológicos de la obra de Jiménez de Rada y su concepción de la historia como discurso encaminado a difundir los valores del orden monárquico. Sin embargo, la obra no logra constituirse en correa transmisora de la carga ideológica que supo conferir Jiménez de Rada a la suya, ante la imposibilidad de encontrar un episodio, entre los múltiples que componen la materia histórica, capaz de cerrar la narrativa, recogiendo la línea argumental del De rebus Hispanie y proporcionando así al lector un centro de gravedad moral como punto de referencia que le permitiera descodificar el significado ideológico implícito en la totalidad del relato histórico. Es significativa, en este sentido, la comparación entre la Historia dialogaday _el principal exponente post-alfonsí de continuación del Toledano, la Crónicaparticular de San Fernando(Punes 1998). Esta Crónica particular, elaborada probablemente en época de Sancho IV, se compone también en gran parte de episodios independientes, similares a los de la Historia dialogadapero que en su caso se convierten con facilidad en elementos funcionales del progreso narrativo que desemboca en la conquista de Sevilla, un acontecimiento cuya envergadura le permite soportar la arquitectura argumental no sólo del relato del reinado de Fernando III, sino de la totalidad de la historia de España, desde la fragmentación del reino godo. En contraste, la Historia dialogadasólo logra ofrecer Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 144 MANUELHIJANOVILLEGAS resolución temporal al conflicto dramático que el mismo discurso ha planteado (la intriga entre don Sancho y los nobles traidores), aunque sea por medio del episodio de Alfaro que tan súbitamente cierra el relato, como si más allá de este acto de violencia ya no fuese posible seguir narrando. 4. Conclusión En este trabajo he pretendido simplemente llamar la atención sobre la Historia dialogada,una obra relativamente poco conocida que, como hace casi cuarenta años señalaba Diego Catalán, merece sin duda un estudio más amplio y una edición crítica que posibilite el acercamiento a un estado del texto más primitivo ·al que ofrece la Efg.21 Se trata de un texto de gran interés por su condición de documento de tradiciones poéticas e historiográficas perdidas sobre los reinados de Femando 111,Alfonso X y Sancho IV, pero también, como espero haber demostrado, por méritos propios, como exponente del periodo historiográfico post-alfonsí, al ejemplificar la actitud ante la historia de la sociedad castellana de principios del siglo XIV. En sus desequilibrios estructurales, la Historiadialogadaevidencia la dificultad de prolongar en la primera mitad del siglo XIV, el discurso histórico enunciado por la monarquía triunfante de mediados del siglo anterior. Desde la perspectiva de crisis continua en que estuvo sumida la sociedad castellana de principios del siglo XIV, el periodo histórico narrado por Rodrigo Jiménez de Rada (es decir, la historia desde los orígenes de España hasta Femando 111)se presentaba ante los ojos del historiador contemporáneo como un mundo inaccesible con el que era difícil vincular el presente. La obra de Jiménez de Rada, a través de la versión de Alfonso X el Sabio o de algún otro 'romanceamiento del Toledano', había sabido ofrecer un pasado completo y coherente, que las generaciones posteriores pudieron emplear como un espacio sobre el que proyectar y resolver las ansiedades y conflictos del presente, pero en el que éste no lograba penetrar. El pasado del De rebusHispaniese había convertido así en un cronotopo cerrado, como el que Mikhail Bahktin (1981) observaba en géneros como la épica y la novela de caballerías: un espacio discursivo no para la historia (en el sentido que tiene el 21 Según me informan, Leonardo Punes prepara actualmente una edición de la Historia dialogada. Digitized by Go ogle Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 145 CONTINUACIONES DEL TOLEDANO término en Heródoto de investigación en el pasado para averiguar el origen de los conflictos del presente), sino para la nostalgia y la ensoñación literaria, donde revivir las hazañas de los héroes de la épica castellana. Sólo en el periodo de fortaleza que supone la segunda parte del reinado de Alfonso XI lograría el discurso histórico de la monarquía vincularse de nuevo con el pasado (Martínez 2003). Femán Sánchez de Valladolid puede editar la crónica alfonsí y continuarla con las crónicas reales de los tres reinados posteriores, porque las caóticas vicisitudes narradas en ellas no son más que los prolegómenos al reinado de Alfonso XI y sus gloriosas victorias en El Salado y Algeciras. La Historia dialogadarepresenta un intento de la historiografía post-alfonsí, uno de los pocos que se realizaron, por actualizar la narración del Toledano y conectar así el pasado con el presente. En las discontinuidades de su texto se adivinan las tensiones derivadas del intento por acomodar un discurso como el de Rodrigo Jiménez de Rada a las limitaciones de un contexto de enunciación muy distinto, una empresa que, como en el caso de la del Pierre Menard de Borges, no por fallida resulta menos interesante para la crítica literaria. APÉNDICE A continuación incluyo una lista de los testimonios manuscritos del texto de la Historia dialogada,prescindiendo de los manuscritos de la redacción original de la Crónicade Alfonso X, así como de los testimonios de las Estorias del fecho de los godos que son copia de otros existentes o no contienen esa sección del relato. Me gustaría llamar la atención al lector interesado especialmente sobre tres de los manuscritos citados: Egerton 289 de la British Library, una crónica general que culmina con la misma 'versión interpolada' de la Crónicade Alfonso X que ofrece M-563 de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, así como los manuscritos de las bibliotecas universitarias de Sevilla (ms. 331-143) y Birmingham (ms. 5-IV-22), testimonios de la Estoriaamplia delfecho de los godos no catalogados por Diego Catalán en su trabajos (1%6, 1992 y 1997). Crónicamanuelinainterpoladay continuada Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 6441 (U) Crónicade Castilla Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 10210 (N) British Library, ms. Egerton 288 (U) Digitized by Google Original from UNIVERSITYOF MICHIGAN 146 MANUEL HIJANO VILLEGAS Crónicade Alfonso X (versión interpolada) Biblioteca Menéndez y Pelayo, Santander, ms. M-563 (S) British Library, ms. Egerton 289 Estoriaampliadelfecho de losgodos Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 9563 (B) Birmingham University Library, ms. 5-IV-22 (Bi) Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 9559 (D) · Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 1517 (F) Biblioteca Universitaria de Sevilla, ms. 331-143 (Se) Estoriabrevedelfecho de losgodos Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 6429 (S) OBRASCITADAS ALVAR,Carlos, & José Manuel LucfAMEGfAS, ed., 1996. 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