La eclosión de la materia clásica en las letras
peninsulares bajomedievales.
Compilaciones troyanas no autónomas
Ricardo Pichel Gotérrez
Universidad Complutense de Madrid
1. Introducción. Las primeras manifestaciones latinas (ss. XI-XIII)
Las primeras manifestaciones de la leyenda troyana en la Península datan presumiblemente del siglo XI, tal como revelan algunas inscripciones sepulcrales
latinas de la época1. Así se comprueba, por ejemplo, en la lápida de Guillermo
Berenguer (1057-1060), enterrado en el santuario de Sant Miquel del Fai (Riells,
Barcelona), o en el epitaio de Sancho II el Fuerte (ca. 1037-1072), enterrado en
el monasterio de Oña, donde se compara al monarca con Éctor y Paris. No obstante, es posible que estos dos testimonios epigráicos no estén tan próximos a la
fecha de defunción y que fuesen grabados en la centuria siguiente (o incluso en el
siglo XIII en el primer caso citado). Por su parte, el carmen campidoctoris, un
himno panegírico redactado hacia inales del siglo XII (ca. 1190), también cono-
1
Véase especialmente al respecto Helena de Carlos Villamarín, “Algunas huellas de materia troyana en el Medievo hispano”, en C. Leonardi (ed.), Gli Umanesimi medievali. atti del ii congreso
dell’ ‘internationales mittellateinerkomitee’ (Firenza, 11-15 settembre 1993), SISMEL - Edizioni del Galuzzo, Firenze, 1998, pp. 85-95. Recapitulaciones en Ramón Lorenzo, crónica Troiana.
introducción e texto, Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña, 1985, pp. 23-25; Juan Casas
Rigall, la materia de Troya en las letras romances del siglo Xiii hispano, Universidade, Santiago
de Compostela, 1999, pp. 31-32; María Dolores Peláez Benítez, pedro de chinchilla. libro de la
Historia Troyana, Editorial Complutense, Madrid, 1999, pp. 45-46.
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cido como poema latino del cid, recoge igualmente referencias a héroes troyanos
(Paris, Pirro, Eneas, Éctor) e incluso al propio Homero.
Atendiendo a los testimonios historiográicos, tanto en la crónica Silense (ca.
1115), como en la crónica najerense (1160-90) se rastrean huellas de la ilias
latina y de la Eneida que, de acuerdo con Carlos Villamarín (1998), derivarían
de la difusión escolar de estos poemas en la Península Ibérica por estas fechas. Lo
mismo acontece a mediados del siglo XII en la chronica adefonsi imperatoris y
en el poema de almería o cantar de la conquista de almería. Por otra parte, según
Menéndez Pidal2 (1924), dentro de la tradición culta habría que conjeturar que el
repertorio juglaresco incluiría también relatos de la antigüedad greco-latina.
Es en el siglo XIII cuando se produce la deinitiva eclosión del interés por la
materia de Troya, relejada primeramente en diversas obras latinas. Ya el planeta
(1218), obra ascético-teológica de Diego García de Campos, incorpora en su prólogo-dedicatoria a Rodrigo Ximénez de Rada diversos apuntes eruditos relativos
a autores y personajes del ciclo troyano (por ejemplo, referencias a Dares y Dictis
o al episodio del caballo de Troya).
De igual manera, en la historiografía hispano-latina se detecta la tendencia a
incluir referencias de cierta entidad sobre Troya, mayormente vinculadas a la historia hispánica. Así, en la línea cronográica inaugurada por Eusebio y Gerónimo,
el chronicon mundi (1236) de Lucas de Tui, compuesto para la reina Berenguela
de León, recoge en la tertia aetas la fundación de Troya por Dárdano, la caída de
Ilión y los posteriores viajes de Eneas y Ulises. En la década siguiente, Rodrigo
Ximénez de Rada compone su Historia Gothorum o De rebus Hispaniae (1243)
a petición de Fernando III, una historia peninsular que abarca desde la época de
Jafet (hijo de Noé) hasta el tiempo del rey Fernando. En los capítulos iniciales, de
naturaleza fundacional, se incluyen variadas alusiones de índole troyana, como la
partida de Príamo el nuevo y Antenor tras la caída de Ilión, la llegada de Bruto a
Britania, la destrucción de Troya por Hércules y la posterior guerra entre aqueos y
troyanos, la muerte de la amazona Pentiselea o una supuesta invasión de Troya por
los godos, posterior a la caída de la ciudad amurallada y bajo el poderío griego.
2
Ramón Menéndez Pidal, poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas, Instituto de
Estudios Políticos, Madrid, 19572 (1924); apud Juan Casas Rigall, la materia de Troya en las letras
romances del siglo Xiii hispano, op. cit., p. 31.
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En la Historia romanorum, otra obra del Toledano, se dedican varios capítulos
a las aventuras de Eneas y sus descendientes. De menor interés para la recepción
de la materia de Troya es el De preconiis Hispaniae (1278-1282) de Juan Gil de
Zamora, fraile franciscano al servicio de Alfonso X y Sancho IV, aunque contiene
algunas alusiones al rapto de Elena, a la guerra de Troya y a los viajes de Ulises,
además de incluir algunas referencias explícitas al chronicon mundi del Tudense
y a las Etimologías de Isidoro de Sevilla como autoridades.
2. La eclosión del ciclo troyano en las letras vernáculas (siglos XIII-XIV)
El gusto literario por la materia troyana experimenta un desarrollo acusado
en las letras medievales peninsulares con su integración en las obras de autores
en romance a partir de la primera mitad del siglo XIII3. Podemos airmar que el
3
Para la adaptación de la materia clásica en las letras hispánicas es fundamental la monografía de
Juan Casas Rigall (1999) ya citada. Con anterioridad, fueron pioneros, entre otros, los estudios de
Adolf Mussaia, Über die spanischen Versionen der Historia Trojana, Karl Gerold’s Sohn, Wien,
1871; Andrés Martínez Salazar, crónica troyana: códice gallego del siglo XiV de la Biblioteca
nacional de madrid [con apuntes gramaticalesy vocabulario de Manuel R. Rodríguez], Imprenta
de la Casa de la Misericordia, A Coruña, 1900, vol. 1, vii-xvi; Carolina Michaëlis de Vasconcelos, Lições de ilologia portuguesa (Seguidas das Lições práticas de português arcaico), Dinalivro,
Lisboa,1911-12, pp. 368-376; Antonio García Solalinde, “Las versiones españolas del roman de
Troie”, revista de Filología Española, 3 (1916), pp. 121-65; Agapito Rey y Antonio García Solalinde, Ensayo de una bibliografía de las leyendas troyanas en la literatura española, Indiana University Press, Bloomington, 1942; P. Fernando Rubio, “La Historia de Troya de Alfonso el Sabio”, la
ciudad de Dios, CLXXIV (1961), pp. 357-380. Contemporáneos o con posterioridad al meritorio
estudio de Casas Rigall (1999), destacamos algunos trabajos (estudios particulares, introductorios
o de visión de conjunto) como los de Ramón Lorenzo, crónica Troiana, op. cit., pp. 23-33; “La
interconexión de Castilla, Galicia y Portugal en la confección de las crónicas medievales y en la
transmisión de textos literarios”, revista de Filología románica, 19 (2002), pp. 93-123; Fernando
Gómez Redondo, la prosa del Siglo XiV, Ediciones Júcar (Historia de la literatura Española 7),
Madrid, 1994, pp. 86-108; Historia de la prosa medieval castellana. i. la creación del discurso
prosístico: el entramado cortesano, Cátedra, Madrid, 1998, pp. 798-817; actualización enHistoria
de la prosa medieval castellana. IV. El reinado de Enrique IV, el inal de la Edad Media. Conclusiones. Guía de lectura. apéndices. Índices, Cátedra, Madrid, 2007, pp. 4019-4022; Helena de
Carlos Villamarín, “Os Autómatas da Cámara de Eytor”, Verba. anuario Galego de Filoloxía, 16
(1989), pp. 135-143; “Aquiles en Portugal: un aspecto de las versiones peninsulares del roman
de Troie”, Evphrosyne. Revista de ilología clásica, 20 (1992), pp. 365-378; “Algunas huellas de
materia troyana en el Medievo hispano”, op. cit., pp. 85-95; “Ulises, fundador de Lisboa. Algunhas
anotacións”, Troianalexandrina, 2 (2002), pp. 31-40; “Dares Frigio y el concepto de historia en
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Isidoro de Sevilla”, en A. Arizaleta (ed.), poétique de la chronique. l’écriture des textes historiographi-ques au moyen Âge, CRNS / Université de Toulouse-Le Mirail, Paris / Toulouse, 2008, pp.
11-25; la versión del Excidium Troiae de un códice toledano (madrid, Bn 10046), papers of the
medieval Hispanic Seminar (nº 70), Londres, 2012; Ana María García Martín, coronica Troiana
em limguoajem purtugesa. Edición y estudio, Luso-Española de Ediciones, Salamanca (cfr. Irene
Freire Nunes, coronica Troiana em limguajem purtuguesa, Edições Colibri, Lisboa); María Dolores
Peláez Benítez, pedro de chinchilla, op. cit., pp. 45-58; André Xosé Pociña López, “As aventuras
de Ulises: algunhas concordancias e discordancias entre as versións da odisea, a crónica Troiana
e a Historia Troyana”, Boletín Galego de literatura, 24/2 (2000), pp. 57-71; “El personaje de Ulises en la crónica Troiana”, en M. J. Barrios y E. Crespo (coords.), actas del X congreso Español
de Estudios clásicos (madrid, 21-25 septiembre 1999), Sociedad Española de Estudios Clásicos,
Ediciones Clásicas, Madrid, 2001, vol. 3, pp. 707-712; “Medea y Jasón en la coronica Troiana em
limguoajem purtuguesa y en la tradición medieval”, en A. López y A. Pociña (eds.), medeas. Versiones de un mito desde Grecia hasta hoy, Universidad, Granada, 2003, pp. 719-749; María Sanz
Julián, “El falaz Homero: un apunte sobre las auctoritates en las Historias Troyanas hispanas”, en
M. Pampín y M. C. Parrilla (coords.), actas del iX congreso internacional de la asociación Hispánica de literatura medieval (a coruña, 18-22 setembro 2001), Toxosoutos, Noia (A Coruña),
2005, vol. 3, pp. 521-533; “De la ilíada a Ein Hübsche Histori. Panorámica de la materia troyana
en Europa”, Troianalexandrina, 10 (2010), pp. 35-70; Alfonso d’Agostino, le gocce d’acqua non
hanno consumato i sassi di Troia. materia troiana e letteratura medievali, CUEM linguistica e ilologia, Milano, 2006, pp. 62-92; Marcelo Barbato, “La materia troiana nell’autunno del Medioevo
ispanico”, en P. Moreno y G. Palumbo (eds.), autour du XVe siècle. Journées d’étude en l’honneur
d’alberto Vàrvaro (communications présentées au Symposium de clôture de la chaire Francqui
au tritre étranger, liége 10-11 mai 2004), Librairie Droz S.A.,Genève, 2008, pp. 7-26; Francisco
Crosas López, De enanos y gigantes. Tradición clásica en la cultura medieval hispánica, Universidad Carlos III, Madrid, 2010, pp. 113-142 (versión en línea: <http://hdl.handle.net/ 10016/8346>);
Claudiad’Ambruoso, “Per una edizione critica della crónica Troyana promossa da Alfonso XI”,
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2012,tesis doctoral inédita; Rosa María Rodríguez Porto, “Una nota sobre la particular versión de
la tumba de Héctor en la crónica troyana de Alfonso XI”, Troianalexandrina, 3 (2003), pp. 23-38;
“El territorio del códice. Presencias, resistencias e incertidumbres”, revista de poética medieval,20
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i Pedrós (ed.), El Trecento en obres. art de catalunya i d’Europa al segle XiV, Universitat, Barcelona, 2009, pp. 405-415; “El libro de las Dueñas y la Historia Troyana bilingüe (Santander, BNP,
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iluminados de la monarquía castellana (1284-1369), Universidade, Santiago de Compostela, Tesis
doctoral inédita; Ricardo Pichel Gotérrez, “A peregrinaxe das versións galegas do ciclo clásico na
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cambio de código lingüístico (latín > variedades romances) es análogo al cambio
ideológico y discursivo que experimentó el ciclo de Troya en la baja Antigüedad,
cuando la agotada tradición homérica (ilíada y odisea) —aunque perpetuada por
otros autores clásicos, como Virgilio, Ovidio o Estacio— fue sustituida por la
pseudohistoriografía de los falsos mitógrafos Dares (Daretis phrygii de excidio
Troiae Historia) y Dictis (Ephemeris belli Troiani). A su vez, el vehículo de expresión de estos falsos mitógrafos comenzaría a ser desplazado por las lenguas
vernáculas, resguardadas al calor del naciente roman francés duocentista. Por esta
razón, en el siglo XIII europeo destaca especialmente una obra importante sobre
Troya escrita en latín (la Historia destructionis Troiae de Guido de Colonne), al
tiempo que en las diferentes naciones los principales escritos de índole troyana se
componían en romance.
Como recordaremos en los apartados siguientes, las primeras manifestaciones
peninsulares vernáculas no son autónomas y surgen trabadas como parte de un
argumento y de un ciclo temático más amplio. En el primer tercio de la centuria,
el poeta del libro de alexandre parece ser el primero en aprovechar la enorme
riqueza del ciclo troyano, aunque la materia central de sus cuadernas fuese la vida
de Alejando Magno. Unas décadas más adelante, un refundidor del liber regum
completaría las genealogías de este modelo seleccionando para su incorporación
en el libro de las generaciones apuntes nuevos entre los que se encontraban las
principales aventuras de los héroes de la guerra de Troya. Por su parte, en la historiografía alfonsí, especialmente en la General Estoria, el ciclo troyano alcanzaría
una signiicación fundamental en la ordinatio y compilatio de la sección gentil
Idade Media”, en E. Corral (ed.), in marsupiis peregrinorum. la circulación de textos e imágenes
alrededor del camino de Santiago en la Edad media, Sismel / Edizioni del Galluzzo, Firenze,
2010, pp. 439-454; “La circulación de la materia de Troya en la baja Edad Media y su relejo en las
letras gallegas: aproximación al testimonio de la Historia Troiana (BMP 558)”, en Fco. Bautista y
J. Gamba (eds.), Estudios sobre la Edad media, el renacimiento y la temprana modernidad, La
SEMYR, El SEMYR, CiLengua, San Millán de la Cogolla, 2010, pp. 331-345; “Tradición, (re)
tradución e reformulación da General Estoria e na Estoria de Troya afonsinas á luz dun testemuño indirecto do séc. XIV”, e-Spania. revue interdisciplinaire d’études hispaniques médiévales et
modernes 13 (2012) (revista on-line : <http://e-spania.revues.org/21124>); “A fortuna da Historia
Troianapetrista (BMP ms. 558). Notas sobre a súa xénese, procedencia e vicisitudes”, madrygal.
revista de Estudios Gallegos, 15 (2012), pp. 119-130; a Historia Troiana (Bmp ms. 558). Edición
e estudo histórico-ilolóxico, USC Editora, Santiago de Compostela, 2014 (en preparación); “Sobre
as relacións lingüístico-literarias entre as versións ibéricas derivadas do roman de Troie. Un estado
da cuestión”, en Homenaxe a David mackenzie, 2014 (en prensa).
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de esta compilación universal. En cuanto a los modelos empleados por los autores ibéricos en lengua romance, recordaremos más adelante cómo las fuentes
principales de temática troyana serán Ovidio, Dares, la ilias latina, el Excidium
Troiae, Benoît de Sainte-Maure y la Histoire ancienne jusqu’à césar; junto a estas, se rastrean otros modelos con incidencia más limitada, como Estacio, Dictis,
las multe historie et Troiane et romane, Godofredo de Viterbo, Rodrigo Ximénez
de Rada, etc.
Por su mayor transcendencia, las obras citadas anteriormente (el libro de
alexandre, el libro de las generaciones, la Estoria de España y la General Estoria) serán objeto de un comentario más pausado en los apartados siguientes. Pero
antes conviene hacer referencia a otras obras romances del siglo XIII en las que se
registra alguna huella de tema troyano. La tesis tradicional según la cual una de las
primeras muestras de la asimilación vernácula de este ciclo podía rastrearse en los
anales toledanos (iniciada en los inicios de la centuria) ya fue revisada por Carlos
Villamarín4; para esta autora las alusiones en cuestión son muy discutibles, ya
que, entre otras razones, en un caso aparecen en la tercera cronología de los anales (del siglo XIV) y, en otro, parece que fueron objeto de una interpolación ajena
al texto5. Por lo que respecta a la Semejança del mundo, tratado cosmográico de
ca. 1223, las escasas referencias geográicas vinculadas al ciclo troyano, como es
la descripción de la tierra de Frigia, pudieron estar motivadas en gran medida por
las Etimologías isidorianas o por la imago mundi (ca. 1110), dos de las fuentes del
texto ibérico6.
A diferencia de las dos obras anteriores, los castigos y documentos (129293), promovidos por Sancho IV para la educación de su hijo Fernando, ilustran
con claridad el aprovechamiento discursivo del ciclo troyano en esta centuria.
Concebido como un tratado preventivo contra los traidores, los castigos reieren
brevemente, a modo de exempla, los episodios protagonizados por Eneas (especialmente la connivencia del caudillo y de los griegos en la toma de Ilión y, sobre
todo, su comportamiento ruin con Dido), tomando como referencia la sección
troyana de la Estoria de España y, en menor medida, de la General Estoria7. Por
4
Helena de Carlos Villamarín, “Algunas huellas de materia troyana en el Medievo hispano”, op. cit.
5
Recapitulación en Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 33-34.
6
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 33-34.
7
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 35-37.
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último, conviene citar también las versiones hispánicas del Trésor de Brunetto
Latini, cuya traducción castellana data de inales del siglo XIII y fue promovida
por Sancho IV8.
3. El Libro de Alexandre
Podemos airmar que el libro de alexandre, probablemente de autoría única
(no colectiva) y confeccionado en el primer tercio del siglo XIII9, es el resultado
de la fusión de las historias de Alejandro el Grande y de Troya. Aunque el núcleo
central de la materia troyana en el alexandre se concentra en las cuadernas 321773, donde se reiere la historia de la destrucción de Ilión, las alusiones a este
ciclo son constantes y aparecen diseminadas por toda la obra. Situada en puntos
estratégicos de su estructura, la historia troyana cumple una función crucial para
la interpretación de la obra, la de ser exemplum ambivalente: por una parte, aporta
el relato de las hazañas dignas de imitación, pero, por otra, resulta también un
exemplum ex contrario, una vez que enseña igualmente que la desmesurada ambición por el poder y la fama acaba en tragedia. De esta manera, a medida que Alejandro va siendo víctima de su soberbia, el sentido de sus acciones y sus modelos
—como los héroes troyanos— evolucionan también desde lo lícito —la búsqueda
de la fama— hasta el pecado —la ambición y la soberbia10.
Por otra parte, la originalidad de la incorporación del asunto troyano en el
alexandre radica en que esta ambivalencia no se maniiesta de forma simultánea
en el poema, pero sí de un modo sucesivo (Casas Rigall 1999: 43). La disposición
del excurso troyano se acomoda a la estructura tripartita dominante en el alexandre, conformada por un exordio (321-334), que presenta la llegada de Alejandro
a Frigia y donde se justiica y sintetiza en pocas estrofas la historia troyana; un
núcleo narrativo (335-761), donde se relatan los sucesos acontecidos alrededor de
Troya (desde el episodio de la manzana de la Discordia hasta la destrucción de
la ciudad); y un epílogo (762-773), donde Alejandro extrae la enseñanza esencial
8
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 37-38.
9
Para la controvertida cuestión de la cronología y de la autoría de esta obra véase Juan Casas Rigall,
libro de alexandre, Castalia, Madrid, pp. 18-30; Jorge García López, alexandre, Crítica, Barcelona,
2010, pp. 9-20, entre otros.
10
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, p. 43.
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del relato previo (el esfuerzo militar propicia la fama) y con ella arenga a sus
hombres.
A través de un pormenorizado estudio, Casas Rigall11 conirma la presencia
de dos fuentes principales para la materia troyana12: la ilias latina y el Excidium
Troiae, aunque no descarta la posibilidad de que se emplease una pieza intermedia
entre estas dos obras y el alexandre. Sin embargo, ambos modelos se combinan
de modo complementario en la obra, ya que mientras los versos de la ilias latina,
en la línea de la poesía homérica, ofrecen un relato épico de la contienda desde la
cólera de Aquiles hasta la muerte de Éctor, la prosa del Excidiumse centra en los
acontecimientos preliminares (desde la manzana de la Discordia hasta la caída de
Ilión) y en las aventuras posteriores.
El tamiz cristianizador y medievalizante perceptible en el alexandre, que aquilata la orientación mítica del relato de la ilias y del Excidium —en la línea de la
ilíada y de la odisea—, supone la presencia de ciertos elementos de la tradición
antihomérica; sin embargo, la crítica considera discutible el recurso directo a Dares y Dictis en esta obra, lo cual no impide conjeturar su inluencia indirecta en
el recuerdo del autor o en determinadas glosas13. Aunque sigue los dos modelos
básicos citados, el alexandre modiica su línea argumental con frecuencia, incorporando pequeños detalles extraídos de otras fuentes del ciclo troyano derivadas
de Dares y Dictis, como el roman de Troie o la Histoire ancienne jusqu’à césar
(en menor medida, el roman d’Énéas, el mitógrafo Vaticano i, el poema de Simón Áurea Capra, Ovidio o Vegecio). Esta conluencia de fuentes, cuya consulta
en ciertos casos sería indirecta (a través de epítomes, exégesis, glosas, escolios o
marginalia de los manuscritos), no se conforma como una simple yuxtaposición
de modelos, sino como una combinación y reformulación de las diversas fuentes
extractadas. Este esfuerzo de adaptación —guiado en gran medida por la visión
cristianizadora y medievalizante a la que ya hicimos referencia— se releja en la
omisión de ciertos elementos paganos o en el recurso a otras variantes del episodio, más acordes con el pensamiento del poeta. En cambio, en otros casos la
reformulación consiste en una simple abreviación de materiales discursivos inne-
11
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 39-94.
12
Fuera de este ciclo, el alexandre presenta como modelos subyacientes principales la alexandreis,
el roman d’alexandre y la Historia de preliis.
13
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999 y 2007.
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cesarios o excesivos por la extensión del excurso, o en la adición o alteración de
ciertas unidades discursivas, que pretenden mejorar la lógica narrativa del relato o
aportar una versión del episodio de mayor interés para el poeta.
4. El epítome troyano en el Libro de las generaciones
El libro de las generaciones es una refundición navarra del tercer cuarto de
la centuria (ca. 1265), cuyo modelo, el también navarro liber regum o cronicón
Villarense (ca. 1200), resulta ser una historia universal integrada por genealogías
sacras y gentiles, tanto hispánicas como foráneas. Durante el arzobispado de Rodrigo Ximénez de Rada, el liber regum sería objeto de una refundición castellana
en el primer tercio del siglo (ca. 1217-1223), y alrededor de 1265 se prepararía
una nueva versión14, a partir de la primera redacción y también en romance navarro, cuyo texto se conserva hoy en un manuscrito cuatrocentista (el “Libro de las
generationes”, según su copista, Martín de Larraya). El epítome troyano en cuestión, concebido como prólogo a la historia británica —procedente del roman de
Brut— presente en el libro de las generaciones, aunque no es muy extenso, sí tiene el valor de pertenecer a la segunda fuente romance peninsular más antigua en la
que se integra este ciclo temático. Los episodios troyanos incorporan referencias
desde los primeros reyes de Troya, pasando por Laomedón y la devastación de la
ciudad por los argonautas, la reconstrucción de Príamo, el rapto de Elena, la guerra entre griegos y troyanos, y termina con las aventuras de Eneas.
Su limitada extensión no permite discriminar con precisión las fuentes empleadas, pero en el análisis de Casas Rigall se concluye que dicho epítome utiliza
como modelo dos ricas tradiciones: la del De excidio Troiae de Dares y la de la
Eneida, sin posibilidad de especiicar si se trata de una inluencia directa o si, al
contrario, llegaron a la obra a través de sus reelaboraciones medievales (roman
de Troie, roman d’Énéas, etc.). En relación con esto, también resulta complejo
determinar si el responsable de la síntesis troyana es un autor hispano o si se encontraba ya en su modelo; por otra parte, no hay acuerdo tampoco en lo referente
al modus operandi de este epítome; esto es, si es fruto de lecturas más o menos
14
Parece que esta compilación tuvo una singular fortuna en las letras peninsulares occidentales, pues
hay huellas de ella en la traducción gallega de la crónica de castilla, en el livro de linhagens y en
la crónica de 1344 (Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, p. 26).
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distantes del autor, amalgamadas o no con un modelo escrito a la vista, o si hubo
un uso exclusivo de una o varias fuentes escritas leídas de primera mano. A este
respecto, Casas Rigall15 no descarta la posibilidad de que detrás del epítome troyano del libro de las generaciones haya un testimonio facticio, caracterizado por
la fusión del roman de Troie, el roman d’Énéas y el roman de Brut, una vez que
la recíproca complementariedad de los argumentos de estas tres obras propiciaba
a menudo su copia en el seno de un mismo códice.
5. La historiografía alfonsí: la Estoria de España y la General Estoria como
compendios
La Estoria de España (1270-1274, primera redacción), que abarca desde los
orígenes bíblicos y legendarios hasta el reinado de Fernando II, contiene un conjunto limitado de episodios de temática troyana que se reieren, entre otros asuntos, a ciertas hazañas de Hércules, algunos supuestos fundadores de ciudades europeas e hispanas, los amores de Dido y Eneas, la historia de las amazonas, los
personajes de Télefo y Eurípiolo, presuntos reyes godos, etc. Entre sus fuentes
destacan las Heroidas, los cánones cronológicos de Eusebio y Gerónimo, Justino
Frontino (s. II), Paulo Orosio (ss. IV-V), el chronicon mundi de Lucas de Tui, y
el De rebus Hispaniae y la Historia romanorum de Rodrigo Ximénez de Rada16.
15
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, p. 112.
16
Remito a los diferentes trabajos de Inés Fernández-Ordóñez, entre otros, Versión crítica de la
Estoria de España. Edición y estudio desde pelayo hasta ordoño ii, Fundación Ramón Menéndez
Pidal, Madrid, 1993; “Las traducciones alfonsíes de Lucano, Orosio y el Toledano en la General
Estoria y en la Estoria de España”, en R. Lorenzo (ed.), actas do XiX congreso internacional de
lingüística e Filoloxía románicas. Vii. Sección iX. Filoloxía medieval e renacentista. a. crítica
textual e edición de textos. B. Historia e crítica literarias, Fundación Pedro Barrié de la Maza, A
Coruña, 1994, vol. 7, pp. 785-800; “El taller de las «estorias»”, en I. Fernández-Ordóñez y S. G.
Armistead (eds.), alfonso X el Sabio y las crónicas de España, Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, Valladolid, 2000, pp. 76-78; “La transmisión textual de la Estoria de España y de
las principales crónicas de ella derivadas”, en I. Fernández-Ordóñez y S. G. Armistead (eds.), ibid.,
Españoles, pp. 219-282; “Variación en el modelo historiográico alfonsí en el siglo XIII. Las versiones de la Estoria de España”, en G. Martin (ed.), la historia alfonsí: el modelo y sus destinos (siglos
Xiii-XV), Casa de Velázquez (nº 68), Madrid, 2000, pp. 41-74; “De la historiografía fernandina a la
alfonsí”, alcanate. revista de estudios alfonsíes, 3 (2002-03), pp. 93-133; “ordinatio y compilatio
en la prosa de Alfonso X el Sabio”, en M. Castillo y M. López (eds.), modelos latinos en la castilla
medieval, Iberoamericana - Vervuert (medievalia hispanica 14), Madrid, 2010, pp. 239-269.
164 Scriptura 23/24/25 (2016): 155-176. ISSN 1130-961X / DOI 10.21001/scriptura.2016.23-24-25.06
En cambio, en la General Estoria17 (iniciada a partir de 1270), por la propia
naturaleza de la obra, el ciclo troyano tendría una relevancia mucho mayor, lo
cual supuso necesariamente la habilitación de una gran porción de texto narrativo
(distribuido en varias partes y proporciones; vid. infra), el recurso a una amplia
variedad de modelos (monográicos, híbridos, epítomes, etc.) y, lo más signiicativo, una compleja gestión de su técnica compilatoria. Este carácter diferencial
es evidente con respecto a la crónica particular del rey Sabio, pero también en
relación con las otras estorias de naturaleza gentil integradas en su compilación
universal. Así, por ejemplo, la Estoria de Tebas se basa fundamentalmente en
la correspondiente sección de la Histoire ancienne jusqu’à césar, la Estoria de
Hércules sigue el De rebus Hispaniae con ciertos elementos extraídos de otros
modelos (pero, en cualquier caso, de un modo más humilde que en el caso de la
Estoria de España), y la Estoria de alexandre se apoya en la Historia de preliis
con elementos provenientes del alexandreis y de otros textos. En cambio, en la
Estoria de Troya la acumulación de auctores tomados como modelos es extraordinaria, como también lo es el sutil proceso de combinación y adaptación de los
mismos, como iremos recordando a continuación.
El núcleo narrativo más extenso de la materia troyana (libro de los Juizes
caps. 437-621), que abarca toda la historia de Troya desde su origen hasta su destrucción, se incluye en la segunda parte de la General Estoria como una sección
homogénea —una “estoria unada” (vid. infra)— denominada Estoria de Troya.
Sin embargo, también hallamos un relevante conjunto de episodios de asunto troyano esparcidos por otras secciones de segunda parte (sucesos preliminares a la
guerra: Josué caps. 60-61, 63, 95; libro de Juizes caps. 120, 176, 190, 191, 324,
404, 640-642; libro i de reyes caps. 51-73), así como también en la primera parte
(contenidos de índole fundacional: título XXII, caps. 22-23) y, especialmente, en
la tercera, donde se relatan los acontecimientos posteriores al inal de la guerra
(Griegos y troyanos caps. 1-95, fundamentalmente). En la cuarta y quinta partes
de la General Estoria tampoco faltan referencias puntuales a Troya; sin embargo,
se trata siempre de lacónicas evocaciones insertadas en el hilo discursivo o in-
17
Hasta hace poco solo contábamos de modo crítico e íntegro con las dos primeras partes (GE1 y
GE2) y algunas ediciones parciales y transcripciones paleográicas de las restantes secciones de esta
crónica (GE3, GE4, GE5 y GE6). Desde 2009 contamos con la primera edición íntegra (6 vols.) de
la General Estoria, coordinada por Pedro Sánchez-Prieto Borja (Fundación José Antonio de Castro,
Biblioteca de Castro, Madrid).
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165
formación de índole genealógica relativa a ciertos personajes. Únicamente en el
borrador conservado de la sexta parte las referencias a Troya están ausentes.
La materia troyana incorporada en la General Estoria se acomoda a los cánones cronológicos de Eusebio y Gerónimo, así como a otras fuentes generales
complementarias como la Historia Scholastica de Pedro Coméstor, el pantheon
de Godofredo de Viterbo o el Speculum historiale de Vicente Beauvais. En cuanto
a las fuentes más directamente vinculadas al asunto troyano, entre las que destaca
la Histoire ancienne jusqu’à césar, el roman de Troie o la lírica ovidiana, en los
dos apartados siguientes recordaremos los modelos más signiicativos utilizados
en las tres primeras partes de esta compilación universal. Como ilustraremos también a continuación, la pretensión de exhaustividad implica en ciertos casos el
ayuntamiento o combinación de los modelos empleados, una técnica compilatoria
recurrente en la prosa alfonsí, lo que, por un lado, puede dar lugar a discrepancias
entre auctores, resueltas, a veces, en un imaginativo esfuerzo por hallar la unidad
interpretativa frente a la irreconciliable diversidad de las explanaciones aducidas.
En otros casos, la conciliación es inviable y supone la aparición de incongruencias
discursivas evidentes en diferentes secciones de la materia narrada (por ejemplo,
la única o doble destrucción de Troya por Hércules en dos lugares distintos de
GE2, o las dos muertes de Áyax Telamonio en GE3). Al mismo tiempo, tal amalgama de fuentes (de autoría alfonsí o ya presente en el modelo), a veces fuertemente trabada, hace bastante compleja en ciertos casos la discriminación de los
diferentes modelos implicados (vid. infra). Por otro lado, así como la diicultad
elocutiva de ciertas fuentes de estilo abiertamente ampuloso es objeto de reajuste
en su traducción y adaptación en la General Estoria (por ejemplo, en el caso de
las metamorfosis o de la aquileida), en otros casos las lagunas de ciertos modelos
permiten incorporar desarrollos personales en el relato que beneician, en general,
la trabazón de la unidad discursiva18.
Como también comentaremos más adelante, en general, las fuentes son declaradas de manera explícita por los alfonsíes, tal como acontece, por ejemplo,
con autores como Ovidio, Estacio, Virgilio u Homero, cuya alusión maniiesta
Por ejemplo, la declaración de extrañeza en GE2 ante la mención única de Pentiselea y no de
otras guerreras amazonas, o la necesaria explicación en GE3 de cómo Ulises vuelve a su patria ítaca
una vez fundada Lisboa (vid. Helena de Carlos Villamarín, “Ulises, fundador de Lisboa. Algunhas
anotacións”, op. cit., pp. 31-40).
18
166 Scriptura 23/24/25 (2016): 155-176. ISSN 1130-961X / DOI 10.21001/scriptura.2016.23-24-25.06
redunda en el carácter erudito del pasaje y coniere prestigio a la obra (como argumentum exauctoritate). En otras ocasiones, el silencio no era arbitrario, una vez
que no todos los modelos tenían igual dignidad, pues el escaso margen temporal
que los separaba de la General Estoria —en contraposición a los clásicos (anti)
homéricos—, unida a la condición lingüística (romance o, más concretamente,
hispana) del autor, hacía inviable su consideración explícita como auctoritates.
Esto ocurre con obras como el libro de alexandre, la Histoire ancienne (aludida excepcionalmente como estoria francesa) o el roman de Troie (enmascarado
en muchas ocasiones bajo la referencia, individual o conjunta, a Daires y Ditis).
Por último, en otros casos, el carácter anónimo, de epítome o facticio de ciertas
compilaciones (como el Excidium Troiae, la ilias latina o las multe historie et
Troiane et romane) tampoco contribuía a su mención explícita, que, en muchos
casos, también se habría escondido bajo el polisémico rótulo de estoria de Troya
o estoria troyana tan frecuente en la General Estoria.
5.1. La Estoria de Troya incluida en la segunda parte de la General Estoria
Comenzado con la Estoria de Troya propiamente dicha, la incluida en el libro
de Juizes (caps. 437-621) de la segunda parte de la General Estoria, ya adelantamos que se trata de una de las grandes historias unadas o cumplidas del escritorio
alfonsí19, análoga a la Estoria de Ércoles precedente (caps. 393-435) o a la Estoria
de Tebas (caps. 218-318). Como se justiica en un capítulo introductorio (el 436),
dentro del periodo correspondiente a la judicatura de Esebón, la inexistencia de
asuntos cristianos de interés supone el acercamiento inmediato a la materia gentil,
cuyo primer hito de relevancia, conforme a los cánones de Eusebio, era el asedio
y caída de Ilión. Así pues, la inserción de la Estoria de Troya supone el abandono
del método analítico de ordenación de materiales en beneicio de una estructuración temática, propia de las estorias unadas, lo cual implica necesariamente una
vuelta a los intervalos cronológicos y episodios ya anticipados (en GE1 y GE2
19
Como es sabido, se trata de los relatos extensos e intercalados en bloque que abarcan un periodo
temporal concreto y cuyo encuadre cronológico se establece en función del contexto de los reinados
o judicaturas, o de la materia bíblica tratada. Véanse, entre otros, algunos trabajos al respecto de Inés
Fernández-Ordóñez, “La Estoria de España, la General Estoria y los diferentes criterios compilatorios”, revista de literatura, L/99 (1988), pp. 15-35; las «Estorias» de Alfonso el Sabio, Istmo,
Madrid, 1992, p. 32, 53-64; “El taller de las «estorias»”, op. cit., pp. 76-78; “ordinatio y compilatio
en la prosa de Alfonso X el Sabio”, op. cit., p. 259.
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167
Josué y Juizes). En este sentido, iel al método compilatorio alfonsí, el armazón
del relato se articula según el “comienço natural”, que supone la reunión exhaustiva de los materiales y la ordenación cronológica de los acontecimientos referidos,
frente al “comienço de maestría o del arte”, que equivale a la narración in medias
res (caps. 437 e 438):
Dos maneras demuestra Estacio en la estoria de Achilles que
ovieron los abtores de que usaron en las entradas de sus razones, e nómbralos él aquellos dos comienços e depártelos d’esta
guisa: diz que al un comienço llaman natural de natura, e al
otro dixeron comienço de maestría o del arte. E del comienço
de natura departe él así que es començar el estoriador a contar
la estoria de la razón donde se levanta el fecho e donde viene
el primero comienço de la cosa de que fabla en ella; e el otro
comienço del arte e de la maestría diz que es cuando omne
dexa la razón donde nace aquello por que ovo a acaecer aquel
fecho de que él á de fablar, e todo lo ál que yaze allí fasta
donde él toma la razón de lo suyo, e comiença luego en la su
razón en aquello que viene luego ante de lo suyo más de cerca.
[...] E nós otrosí si començásemos a contar esta estoria del
destruimiento de Troya segunt el comienço d’esta maestría e
del arte, començar la iemos en aquello mismo que Estacio la
de Aquilles, e esto es de cómo robó Paris a Elena e vinieron
por esa razón los griegos sobre Troya, en empós aquello las
otras cosas que contecieron adelante; mas tenemos por mejor
de seguir aquí el comienço natural e començar allí en el primero comienço donde se levantó todo el fecho, e fue ésta la razón
del robo del vellocino dorado del carnero encantado de la isla
de Colcos, e segunt esto tenemos que deviemos començar en
Pelias, rey de Peloponeso, e en Jasón su sobrino. E así fallamos que comiença en la estoria francesa del destruimiento de
Troya en el fecho de Jasón de cuando fue a ganar el vellocino
dorado de la isla de Colcos como contamos aquí, mas por seer
aún la razón más complida començaremos en su lugar las razones del fecho d’esta estoria en los infantes Frixo e Elle, ijos
de Toante, rey de la isla Lempnos, donde vino la razón por que
aquel vellocino del carnero encantado fue puesto en la isla de
Colcos, por que sea sabida aquí la razón de aquel vellocino; e
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por que vaya todo el fecho de Troya ayuntado, començaremos
aquí en la su puebla e en los primeros reyes d’ella diziendo en
pocas palavras de aquellos de que avemos ya dicho e de los
otros lo que ý fallaremos. E dezimos ende así sobre la era del
tiempo d’esta puebla...20.
La estructura básica de la Estoria de Troya se compone de un proemio (caps.
437-438), un núcleo narrativo (caps. 439-603) y un epílogo-apéndice (caps. 604621). En el primer caso, se recogen algunas noticias como preliminares al núcleo
narrativo relativas a la fundación de Troya, a la primera y segunda destrucción
de la ciudad por Hércules, al vellocino de oro, al juicio de Paris, al rapto de Elena, a la expedición griega y a la caída deinitiva de Ilión. Por su parte, el núcleo
narrativo reiere los pormenores de la historia de Troya desde su fundación hasta
la conquista griega, centrándose especialmente en la demorada contienda entre
griegos y troyanos. Por último, el epílogo-apéndice presenta una visión conjunta
de la obra de Dares y Dictis, así como un grupo de episodios complementarios
supuestamente ausentes o discordantes con las obras de estos dos “cronistas” (por
ejemplo, el combate de Patroclo y Éctor, el duelo de Éctor y Aquiles, la leyenda
de los caballos blancos de Troya, el talón de Aquiles y su muerte, las amazonas, el
caballo de Troya o las aventuras de Eneas).
La tradición discursiva imperante en la Estoria de Troya es la antihomérica y,
como ya se adelantó, el modelo principal en el texto alfonsí fue la sección troyana de la primera redacción de la Histoire ancienne jusqu’à césar (1208-1213),
identiicada excepcionalmente como estoria francesa en el fragmento comentado
antes. Precisamente, el pasaje más evidente donde se corrobora dicha iliación es
la narración del imaginado encuentro fortuito de Dares y Dictis después de la guerra, donde —siguiendo la Histoire ancienne— se airma que ambos, como buenos
letrados, decidirían unir fuerzas y escribir su estoria en griego (después traducida
al latín por Salustio Crispo):
E aquestos dos, Daires e Ditis, falláronse en uno después de
la destruición de Troya, e como eran omnes buenos letrados
cuando se començaron a fablar entendiéronse e acompañáron-
20
Belén Almeida Cabrejas, alfonso X el Sabio. General Estoria. Segunda parte, Biblioteca Castro,
Fundación José Antonio de Castro, Madrid, 2009, vol. 2, pp. 122-123; cap. 438.
Scriptura 23/24/25 (2016): 155-176. ISSN 1130-961X / DOI 10.21001/scriptura.2016.23-24-25.06
169
se e fueron fablando en uno en su compaña, e vinieron a la
razón de Troya e maravilláronse de tal fecho como aquel e de
tal destruimiento e tamaña mortandat de omnes, e retrayén que
serié muy bien quien lo oviese todo escrito. E dixo estonces
Daires: —Todo cuanto fue fecho en Troya del comienço fasta
la in yo lo vi muy bien e lo sé. E cuando Ditis aquello vio
dixo: —Cuanto los griegos izieron yo lo vi otrosí e delante
estude a todo e sélo muy bien. E estonces acordaron amos en
uno que escriviesen esta estoria, e iziéronla e escriviéronla
en griego. E después d’ellos vino otro sabio que ovo nombre
Crespo, e fue aquel el que compuso la estoria de la cibdat de
Atenas21.
Dicho relato, que —como interpreta Casas Rigall22— equipara en cierto modo
el trabajo de Dares y Dictis al de la compilatio y ordinatio del equipo alfonsí,
supondría un refuerzo de la referencia a la “estoria de Dares e Dictis” como una
unidad a partir de este momento.
La inluencia omnisciente de la Histoire ancienne (especialmente perceptible
en los caps. 519-604) no es la única fuente de corte antihomérico empleada para la
composición de la Estoria de Troya. El De excidio Troiae historia y el roman de
Troie también tuvieron su incidencia directa en la sección troyana de GE2, si bien
su identiicación no es tan obvia como en el caso de la Histoire ancienne, ya que,
entre otras razones, la compilación francesa se caracteriza por la combinación de
los textos de Dares y de Benoît de Sainte-Maureen su primera redacción.
Así pues, la línea argumental antihomérica de Dares, seguida a partir de la Histoire ancienne y, secundariamente, desde el propio De excidio Troiae y el roman
de Troie, constituye la base principal de la Estoria de Troya alfonsí. Sin embargo,
este núcleo narrativo se enriquece con otras tradiciones discursivas. Entre ellas,
la principal es la obra de Ovidio, especialmente las Heroidas y las metamorfosis,
cuya traducción-adaptación sería, en el primer caso, relativamente iel23y, en el
21
Belén Almeida Cabrejas, op. cit., p. 316 (cap. 603).
22
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, p. 125.
23
Para una recapitulación reciente de la recepción de las Heroidas en la literatura medieval castellana véase Maria Michaelis-Breva, la presencia de las Heroidas de ovidio en la literatura castellana
170 Scriptura 23/24/25 (2016): 155-176. ISSN 1130-961X / DOI 10.21001/scriptura.2016.23-24-25.06
segundo, bastante libre. De hecho, la visión de estas dos obras, especialmente las
metamorfosis, llegaba en gran medida a través del tamiz exegético —medievalizante y cristianizante— de sus comentaristas o glosadores: el “maestre Johán el
inglés” o Juan de Garlandia, redactor de los integumenta ovidii (s. XIII), además
de un anónimo “fraire”, autor de una compilación de comentarios de materia ovidiana, identiicada por algunos con las allegoriae super ovidii metamorphosin (s.
XII) de Arnulfo de Orleans. Quizás sería también factible la inluencia del anónimo autor de una traducción-adaptación del ovide moralisé, aunque tal vez esta
obra fuese posterior a la compilación universal alfonsí, ya que se ha datado entre
el último tercio del s. XIII y los inicios de la centuria siguiente. La identiicación y
adscripción autorial en el caso de estas tres obras es problemática, especialmente
por la presumible existencia de algún manuscrito intermediario facticio o epítome utilizado por los alfonsíes24. Estos “esponedores” ofrecían una visión racional
de corte evemerista de los acontecimientos prodigiosos relatados en las obras de
Ovidio, ingrediente imprescindible en el modus operandi alfonsí. Los trechos en
los que es más visible la inluencia de Ovidio —implementada por sus exégetas—
son los siguientes: los hechos de Midas, la construcción de los muros de Troya y
de la Edad media, Université, Genève, 2011, Tesis doctoral disponible en <http://archive-ouverte.
unige.ch/unige:14559> (en lo relativo a su presencia en la prosa historiográica alfonsí véanse las
pp. 83-100).
24
Estas cuestiones vienen siendo objeto de estudio, entre otros, por Irene Salvo García. Véase al respecto Antonio García Solalinde, “La fecha del ovide moralisé”, revista de Filología Española,VIII
(1921), pp. 285-288; Joseph Engels, Études sur l’Ovide moralisé, J. B. Wolter Úitgevers-Maatschapii, Groninga-Batavia, 1945; Maria Rosa Lida de Malkiel, “La General estoria: notas literarias y
ilológicas”, romance philology, 12 (1958-59), pp. 111-142; “La General estoria: notas literarias y
ilológicas (II)”, romance philology, 13 (1959-60), pp. 1-30; María Luzdivina Cuesta Torre, “Los
Comentaristas de Ovidio en la General Estoria II, caps. 74- 115”, revista de literatura,XIX (2007),
pp. 137-169; Irene Salvo García, “Las Heroidas en la General Estoria de Alfonso X: texto y glosa
en el proceso de traducción y resemantización de Ovidio”, cahiers d’études hispaniques médiévales, 32 (2009), pp. 205-228; “Autor frente a auctoritas: la recreación de Júpiter por Alfonso X en la
General Estoria, Primera parte”, cahiers d’études hispaniques médiévales, 33 (2010), pp. 63-77;
“La materia ovidiana en la General Estoria de Alfonso X: problemas metodológicos en el estudio de
su recepción”, op. cit., pp. 359-369; “Ovidio y la materia troyana: la Estoria de Troya en la General
Estoria de Alfonso X”, en N. Fernández y M. Fernández (eds.), literatura medieval y renacentista
en España: líneas y pautas, La SEMYR, Salamanca, pp. 875-885. Esta última autora, cuya tesis
doctoral (las versiones de las Metamorfosis de ovidio en la General Estoria de alfonso X el Sabio)
fue defendida recientemente, devuelve a la escena un comentario de la Vulgata difundido desde
1250 que agruparía diferentes glosas extraídas de los integumenta y de las allegoriae, entre otras
obras de naturaleza exegética.
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su primera destrucción por Hércules, además de las relaciones de Jasón y Medea,
de Níobe y Latona, y de Enone y Paris25. Casas Rigall26 identiicó con diferente
grado de seguridad algunos trechos más de procedencia ovidiana, como el augurio
de Calcas en relación con los años de resistencia troyana, el sacriicio de Iigenia,
hija de Agamenón, la profecía de Héleno sobre el futuro de Eneas o la leyenda de
los caballos blancos de Troya.
Además de la poesía ovidiana, es posible rastrear el conocimiento de la ilias latinaen el escritorio alfonsí (especialmente en el episodio de la cólera de Aquiles),
si bien su identiicación no resulta inequívoca debido al peso de la tradición antihomérica en la compilación universal. Tal como conirmaba Carlos Villamarín27,
la aquileida de Estacio y el Excidium Troiae también aparecen representados en
la Estoria de Troya, especialmente en el relato de la juventud de Aquiles, donde
ambas fuentes aparecen combinadas. En el caso de la aquileida —del mismo
modo que en las metamorfosis— la versión alfonsí es poco literal, no solo por el
aquilatamiento del estilo artiicioso y perifrástico de Estacio, sino también por la
incorporación de apuntes novedosos, como el emplazamiento preciso del remoto
reino de Licomedes en el Algarve portugués, curiosidad a la que también se reiere
Carlos Villamarín28. Tal como discute Casas Rigall29, atendiendo a la combinación y adaptación de estas tres fuentes, no resultaría extraño el uso de una fuente
intermedia conformada como un epítome híbrido del Excidium Troiae junto con
la aquileida y la ilias latina.
Por su parte, en cuanto a la poesía medio-latina italiana, también hay huellas
del uso directo de las multe historie et Troiane et romane en algunos detalles
(como la exclusiva descendencia femenina de Pelias); sin embargo, las analogías con la Estoria de Troya se ven difuminadas nuevamente por la sombra de su
modelo principal, la Histoire ancienne, toda vez que la pieza ítala presenta una
relación de los acontecimientos muy similar a la francesa, ambas según la obra
de Dares.
25
Benito Brancaforte, alfonso el Sabio, Hispanic Seminary of Medieval Studies, Madison, 1990.
26
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 138-143.
27
Helena de Carlos Villamarín, “Aquiles en Portugal: un aspecto de las versiones peninsulares del
roman de Troie”, op. cit.
28
Helena de Carlos Villamarín, ibid.
29
Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, pp. 153-154.
172 Scriptura 23/24/25 (2016): 155-176. ISSN 1130-961X / DOI 10.21001/scriptura.2016.23-24-25.06
Por último, la producción hispana también sirvió de base en ciertos casos para
la implementación discursiva de la Estoria de Troya, especialmente en el caso del
libro de alexandre y de la Historia romanorum de Rodrigo Ximénez de Rada. En
el primer caso, se advierte con claridad la inluencia del alexandre en ciertos episodios, como en el juicio de Paris (en el discurso de las tres diosas) o en el sueño
de Hécuba y la suerte del niño Paris (en la confesión de la reina a Príamo o en la
salvación de Paris por la intervención del criado). El recurso al poema de clerecía
se percibe, además, en ciertas cristianizaciones presentes en la estoria unada de
Alfonso X, como la conversión de la corte de Licomedes en un convento o la
ocultación de Aquiles en el monesterio no solo como doncella, sino también con el
hábito de monja30 (“en guisa de donzella, e más de orden que de otra manera”31).
Por su parte, la inluencia de la Historia romanorum del Toledano también se deja
ver en los capítulos consagrados a las aventuras de Eneas, que, como ya vimos,
son comunes entre la Estoria de España y la General Estoria32.
5.2. La materia de Troya complementaria en la General Estoria
Como ya indicamos anteriormente, las referencias a Ilión, a su origen y destrucción y a los nostoi griegos fueron objeto de numerosas incursiones discursivas
fuera de la Estoria de Troya. Así, en primer lugar, en la primera parte de la General Estoria se anticipan datos de índole genealógica, geográica y fundacional de
asunto troyano que remiten a estadios posteriores de la narración historiográica
de la segunda y tercera partes, donde serán desglosados oportunamente. Además
de los cánones cronológicos, algunos de estos ítems preliminares serían coincidentes y/o recogidos a partir de obras como el pantheon de Godofredo de Viterbo,
el Speculum historiale de Vicente de Beauvais, la Historia natural de Plinio, las
multe historie, los Fasti ovidianos o el libro de las generaciones de los gentiles.
30
Sin embargo, es igualmente perceptible aquí la asimilación y adaptación de la fuente, pues el
alto grado de cristianización del alexandre queda rebajado en la obra alfonsí, al no ser la corte de
Licomedes trasmutada por completo en cenobio y quedar encinta una de las monjas (Deidamía) por
Aquiles (Juan Casas Rigall, op. cit., 1999, p. 159).
31
Belén Almeida Cabrejas, op. cit., vol. 2, p. 258.
32
No obstante, de acuerdo con Inés Fernández-Ordóñez, las «Estorias» de Alfonso el Sabio, op. cit,
pp. 82-88, la versión de la compilación universal no procedería de la Estoria de España ni viceversa,
sino que ambas redacciones derivarían de un mismo cuaderno de trabajo previamente confeccionado
en el taller alfonsí.
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En el caso de la segunda parte de la General Estoria, además de la estoria
unada a la que ya nos hemos referido, se incluyeron diversos capítulos y referencias de asunto troyano desde el tiempo de Josué hasta el periodo correspondiente
al libro i de reyes. Previos a la Estoria de Troya conviene destacar una serie de
episodios complementarios a los datos anticipados en la primera parte de la General Estoria, integrados en las secciones de Josué y en el libro de Juizes. Estos
episodios están consagrados, entre otros asuntos, a la cerca de la mítica ciudad por
Laomedón, el origen genealógico troyano, la génesis del topónimo Dardania, los
reinados de Erictonio (hijo de Dárdano), Tros, Midas (erróneamente tratado como
rey de Troya) y Príamo, y la doble destrucción hercúlea de Troya. Por su parte,
otra subsección, en este caso pos-troyana, está conformada por algunos episodios
localizados en la segunda parte del libro de Juizes y en el libro i de reyes, entre
los que destacan algunas de las hazañas de Ulises (completadas posteriormente en
GE3), las circunstancias de la muerte de Pirro a manos de Orestes (por causa de
Hermíone) y los hechos de los descendientes de Eneas (cuyo modelo último es la
Historia regum Britanniae de Godofredo de Monmouth). Entre las fuentes empleadas en estos capítulos troyanos de GE2, además de los cánones cronológicos,
el pantheon y las Etimologías isidorianas, se repite nuevamente la inluencia de
Dares a través de la Histoire ancienne, de las multe historie y del roman de Troie.
En cuanto a la tercera parte de la General Estoria, la materia troyana se recupera una vez inalizado el relato sobre el rey David; conviene recordar que, gracias a
los cánones y al pantheon, la localización del nacimiento de Troya se situaba en
tiempos de Josué (GE2) y la de su destrucción en tiempos de David (GE3), lo cual
permitía enviar una gran cantidad de asuntos gentiles —en este caso troyanos—
de la segunda a la tercera parte de la General Estoria, con lo que se evitaba una
descompensación de materia pagana frente a la bíblica. En el caso de GE3, se trata
de casi un centenar de capítulos que abarcan desde la disputa de los griegos por la
posesión del Paladión (una imagen de la diosa Minerva que protegía Troya) hasta
la muerte de Ulises, o, dicho de otro modo, “las istorias de los avenimientos por
do los griegos y los troyanos y los d’estos sus ayudas pasaron después de la cibdad
destroída”33. A lo largo de los 95 capítulos incluidos en la subsección Gentiles del
tiempo de David: griegos y troyanos34, se incluyen, entre otros, los episodios de la
33
Pedro Sánchez-Prieto Borja, alfonso X el Sabio. General Estoria. primera parte, Biblioteca Castro, Fundación José Antonio de Castro, Madrid, 2009, vol. 1, p. 2.
34
Pedro Sánchez-Prieto Borja, op. cit., vol. 1, pp. 147-286.
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desavenencia por el Paladión y por las armas de Aquiles, las profecías de Casandra y los exilios de Eneas y Antenor, el duelo por Áyax Telamonio y el destino de
sus hijos, la partida de los troyanos supervivientes y el ciclo de los nostoi griegos:
el naufragio de Áyax Oileo, el exilio y retorno de Diomedes, la muerte de Agamenón, la venganza de Orestes, las hazañas de Pirro hasta su muerte, el destino de los
hijos de Andrómaca, las aventuras de Ulises y su posterior muerte. En esta importante subsección pos-troyana se percibe claramente la línea narrativa del roman
de Troie (bajo el disfraz de las referencias a Dares y Dictis, como ya comentamos,
o de otros rótulos como “la istoria”), aunque, a diferencia de GE2, la traducción
es aquí por veces desafortunada, lo que hace pensar en colaboradores distintos en
estas dos partes de la General Estoria. Por otro lado, la adaptación del roman tal
vez se materializó a partir de un testimonio intermediario distinto de las versiones
en prosa conocidas35; otra posibilidades que el modelo sea la propia versión de Benoît completada con ciertas interpolaciones de procedencia ovidiana (Heroidas y
metamorfosis), y otras fuentes secundarias también identiicadas en esta sección,
especialmente Godofredo de Viterbo, la Histoire ancienne y dos glosarios mediolatinos difundidos en la época (el Elementarium doctrinae erudimentum —ca.
1053— de Papías y las magnae derivationes —ca. 1200— de Ugoccione da Pisa).
6. La Grant Crónica d’Espanya de Juan Fernández de Heredia
Ya bien entrados en el siglo XIV, no podemos inalizar este trabajo sin hacer
referencia a uno de los textos historiográicos más ambiciosos salidos del escritorio de Juan Fernández de Heredia (1310?-1396), diplomático al servicio de Pedro
IV de Aragón y Gran Maestre de la Orden de San Juan. Nos referimos a la Grant
crónica d’Espanya, confeccionada en tres partidas —aunque solo se conservan
dos— en la segunda mitad de la centuria (ca. 1385): un repertorio universal que,
en gran medida, emulaba la técnica compilatoria de la prosa historiográica alfonsí, ensamblando y armonizando fuentes de diversa procedencia lingüística: griega,
latina clásica y medieval, catalana, castellana, francesa e italiana.
Juan Casas Rigall, op. cit.,1999, pp. 196-198, descartó cualquiera de las cinco prosiicaciones
conocidas y propuso como texto más próximo el roman de Troie de Benoît (véase también Pedro
Sánchez-Prieto Borja, op. cit., vol. 1, pp. lxxi-lxxiii). Cfr. al respecto Paloma Gracia, “La muerte de
Ulises en la General Estoria (III Parte): parricidio y perdón en la obra y en la vida de Alfonso X”,
revista de Filología Española, XCI/1 (2011), pp. 89-112, donde también se conirma esta hipótesis.
35
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En cuanto a los modelos romances que utiliza, nos interesa destacar aquí que
Heredia incorpora al Libro II de su Grant crónica diversos episodios de asunto
troyano, que recoge fundamentalmente a partir de fuentes de procedencia francesa o italiana: el roman de Troie y/o la Historia destructionis Troiae de Guido,
probablemente a través de alguna de las prosiicaciones galas y, quizás también,
la Histoire ancienne jusqu’à césar. Según su editora36, la versión troyana interpolada en esta compilación coincide con un roman de Troie en prose en el relato de
los amores de Jasón y de Medea, el regreso de los argonautas y los preparativos
de Hércules para la destrucción de Troya. Sin embargo, según Frank A. Domínguez37, el fragmento aragonés concuerda más con alguna de las versiones italianas
de Guido (concretamente la conocida como Versione d’anonimo), cuyo modelo
último sería prose 138. En cualquier caso, tal como indica Alfonso d’Agostino39,
el uso que Heredia hace de las fuentes es bastante libre y original, algo similar a
lo que acontece con las Sumas de Historia Troyana de Leomarte (mediados del
siglo XIV).
36
Regina af Geijerstam, la grant crónica de Espanya. libros i-ii. Edición según el manuscrito
10133 de la Biblioteca nacional de madrid, [Boktryckeu Aktiebolag], Upsala, 1964, p. 41.
37
Frank A. Domínguez, “Fernández de Heredia’s Grant cronica de Espanya, the roman de Troie en
prose and the Versione d’anonimo”, Hispanoilia (Literatura, Ensayos), 66 (1979), pp. 1-7.
38
La primera traducción italiana de Guido data de 1324. Quizás la fuente de Heredia combine en su
seno esta primera traducción y el roman de Troie en prose (vid. Frank A. Domínguez, “Fernández de
Heredia’s Grant cronica de Espanya...”, op. cit.; Regina Geijerstam, “Un esbozo de la Grant crónica de Espanya de Juan Fernández de Heredia”, Studia neophilologica, 32 (1960), pp. 267-292; María Dolores Peláez Benítez, pedro de chinchilla..., op. cit., pp. 36-37 y 54 n. 53; Juan Casas Rigall,
op. cit., 1999, p. 26; Juan Manuel Cacho Blecua, manual de Historia de la literatura española. 1 Siglos Xiii al XVii, Castalia Universidad, Madrid, 2009, pp. 377-380). Aunque que no tenemos datos
al respecto, no descartamos la posibilidad de que Heredia también se base, bien en la perdida Estoria
de Troya alfonsí, bien en la versión iberorrománica peninsular, también desaparecida, del roman de
Troie (vid. Ramón Lorenzo, “La interconexión de Castilla, Galicia y Portugal...”, op. cit.; Ricardo
Pichel Gotérrez, “Sobre as relacións lingüístico-literarias entre as versións ibéricas...”, op. cit.).
39
Alfonso d’Agostino, materia troiana e letteratura medievali, op. cit.
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