LEYENDAS EPICAS EN EL ARAGON MEDIEVAL:
SANCHO ABARCA EN LOS ORIGENES DEL REINO
por
Alberto
del Río Nogueras
\
SEPARATA
1 CURSO
SOBRE
LENGUA
(Edad
DEL
Y LITERATURA
EN ARAGON
Media)
1fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
n · titll
i
el atólico
LEYENDAS
ÉPICAS EN EL ARAGÓN
MEDIEV AL: SANCHO ABARCA EN
LOS ORÍGENES DEL REINOzyxwvutsrqponmlkjihgfe
Alberto DEL RfO NOGUERAS yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXW
Universidad de Zaragoza
Para Chus Broto y para M ercedes Torres,
que aunaron generosidad arcádica y moderna tecnología. hgfedcbaZYXWVUTSRQPO
y
para frene y Ana M ari, del CSfC.
Dos son las leyendas que atañen a momentos fundacionales del antiguo
reino aragonés en una época en que sus destinos marchaban de la mano de
los de la monarquía pamplonesa: la relacionada con el nacimiento y educación de Sancho Abarca de la que voy a ocuparme a continuación, y la
tocante a Sancho el Mayor de Navarra y la partición del reino. Esta última
leyenda, que ensalza la fidelidad de Ramiro, el futuro rey de Aragón, hacia
su madrastra, doña Mayor, falsamente acusada de adulterio por sus hijos
García de Navarra y Fernando de Castilla, ha sido repetidas veces asediada
por los historiadores que han ido apuntando, al paso de sus pesquisas,
alguna de sus implicaciones en el campo de la épicafedcbaZYXWVU
l . Menos
suerte ha
1 José María Ramos Loscertales, «Relatos poéticos en las crónicas medievales. Los hijos
de Sancho III)), Filología, II (1950), pp. 45-64. Antonio Ubieto Arteta, «Estudios en torno a la
división del Reino por Sancho el Mayor de Navarra», Príncipe de Viana, 78-81 (1960), pp.
163-236. Y véase ahora su extensa bibliografía, con varias entradas sobre el particular, recogida
en el homenaje académico aparecido en el tomo VIII de Aragón en la Edad M edia, Zaragoza,
Universidad, 1989. Justo Pérez de Urbel, Sancho el M ayor de Navarra, Madrid, 1950. Y más
concretamente: «La división del reino por Sancho el Mayor», Hispania, 14 (1954), pp. 3-26.
Tesis muy contrarias a las expresadas en los anteriores trabajos pueden leerse en Antonio
Durán Gudiol, Rumiro I d« Aragán, Zaragoza, Guara. 1978.
133
ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
LEYENDAS
EN EL ARAG6N
M EDIEVAL
SANCHO
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
n , más conocido
tenido el relato del nacimiento legendario de Sancho GarcésfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
.
II conviene destacar el carácter in~o~a~or .
por el apelativo de Sancho Abarca, monarca que reinó sobre el territorio
por los investigadores, D~ entre e os,
1 imogénito de la rama dinástica
navarro-aragonés
desde el año 970 hasta el año 994. Las investigaciones de
de la cesión ~e la rege~cla d~ A~f!~~a~ S:l acontecimiento
le acerca a la
José María Lacarra y Antonio Ubi~to han descubierto los elementos histónavarra. La Importancia
y ~n~
1
fácil pasto de la leyenda y terreno
ricos que se esconden bajo myropaJq legendario muy atractivo para el hisesfera de los momentos fun aciona es, íti o Es él quien va recubriendo la
toriador de la literatura y poco atendido, sin embargo, por la crítica, salvo
abonado para el de.sa~rollo del facto~t~~ ~ateriales un relato que magnifica
en su relación con los orígenes oscuros de otro héroe épico: el castellano
historia hasta constituir con esos escu t . ientos en términos ajustados a
a los protagonista~
y. ~ns~za los acon ecmn
.
Fernan González 2. Los hechos escuetos, ofrecidos en resumen y despojados
del elemento IP~tico serían los sigui5!ntes:
una mentalidad pnrmtrva .
.
.
El rey García Sánchez ocupó el trono navarro entre los años 925 y 970,
Y casó Con Andregoto Galíndez, hija del Conde de Aragón Galindo n . El
condado aragonés siguió manteniendo
la unidad política y administrativa;
un noble nacido en este territorio y que actuaba por delegación del monarca
de Pamplona ejercía con fecha anterior al año 948 la regencia que el soberano
navarro le había confiado. Del matrimonio de García Sánchez con Andregoto, posteriormente
disuelto por razones de interés político, nació Sancho
Garcés, que fue reconocido como legítimo heredero en la sucesión de la
monarquía
navarra. Con él se inaugura una práctica que posteriormente
había de perpetuarse
en la dinastía e incluso transmitirse
a la del reino
aragonés: la cesión de la tenencia del territorio al infante primogénifo,
a
quien se inviste de la jerarquía que le otorgaba el derecho a ejercer la regia
potestas, siempre bajo la supervisión del rey de Navarra 3. Durante la minoría
de edad del así instituido régulo de Aragón, la tenencia y la potestas debían
ser ejercidas por el nutritor, función desempeñada para el caso de Sancho
Garcés n por Fortún Jiménez, noble aragonés a quien ya se había encargado
la regencia del condado con anterioridad.
En esa labor debía ser asistido
por una comitiva formada por barones aragoneses tenentes de las honores
del territorio. La misma comitiva ha de ayudar al infante en el gobierno
una vez obtenida la mayoría de edad y alcanzado el rango de rey. Sin
olvidar que la autoridad deberá siempre ejercerse bajo el sometimiento
a la
soberanía del padre, García Sánchez, rey de Pamplona.
Hasta
aquí los hechos históricos
revelados
por las crónicas
y aislados
2José María Ramos Loscertales, El reino de Aragón bajo la dinastía pamplonesa, Salamanca, Universidad, 1961, pp. 39-45, 116. José María Lacarra, Aragón en el pasado, Madrid,
Espasa-Ca1pe, 1972, pp. 22-23. Y del mismo, Historia política del Reino de Navarra desde sus
orígenes hasta su incorporación a Costilla, Pamplona, Aranzadi, 1972, especialmente el capítulo
V, «La dinastía de Sancho Garcés (925-1004)>>. Antonio Ubieto Arteta, «Doña Andregoto
GaHndez, reina de Pamplona y condesa de Aragón», Actas del Primer Congreso Internacional
de Estudios Pirenaicos (, an Sebastián, 1950), Zaragoza, Instituto de Estudios Pirenaicos, 1952,
lomo VI, pp. 165-179. V é a s e también: Antonio Durán Gudiol, «Los condados», en AA. VV.,
lltstorl« de Aragón. Zaragoza, Guara, 1985, lomo IV, p p , 55-57. Para su relación Con Fernán
(/lIlwol 1 " 11 (,<lns 11lus norns 38 y 39.
re
1111 J)rl'uliulldndhgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
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111 l' 11111"1111111111
11Iu 1101111IIIIIlrlur, ¡'uyll xpo Illón 1110 n 111Mil111111'1111.
1 nda en la primera constancia histoPero veamos cómo se recoge ~a ~ye osotros. Se trata del Liber R e g u m ,
riográfica extensa que ha llegado. as a romance navarro-aragonés
en torno
d
alogía real escnta en r
una
suerte
e
gene
.
del
XIII
El
fragmento
que nos
a los últimos años del siglo XII o pnmeros
.
interesa
')
es el siguiente:
.
.' E
uez e rremaso so muller .
«Matoron moros al rei Garcia
nneq a la Cumberri prueb de
prennada, la reina dona Urracha. E P:r~: la madre e n;xie el fillo
Pamplona, firieronla ~'~na la~ya ~s~fillo priso lo ~n ric omne de
biuo por la plaga de a. anca a.
o e uso 1 nomne Sancho
la montanna e criolo al mell~r que P:ed fo or:nne'muito esforcado
Garc~z. E quando e~~.ninnoi ~oJ~~~os' fillos d'algo que trobo en
e muit franc, e accu le a ss
t
ue odia auer: esos omnes
las montan~as
e d~ua les quan;ui{ esf~r ado e de 'grant traualIo,
quando uedieron qu el era omne h
legoron se todos los ricos
pusieron le n~mne Sanc\ A~~~d:t : :or l'esfuerco que uedieron
omnes de la tierra, ~ por a. S
h Auarcha miso se en Cantabria
en elleuantoronlo
rei, Est reí . .de Cantabria tro a N agera e tro a
e guerrio a moros, e c~nd~l~l~ c~nquerie toda la plana de PamMonte d'Oca e t~~ti~a ~e la~ montannas,
E pues co.nquerie tod
plona
e
gr~nt
p
.
.
II
r
la
tierra
por
guernar a moros,
Aragon e fizo murto s castie os po
5
e fizo muitas
batallas
con ellos e rrancolas»
.
n la muerte violenta de los padres,
En primer lu?ar nos encontramos ~~s diferentes de la historia. El relato
atacados por los arabes en dos momen
.
dre oto » relacionó los elementos primordiales
4 Fue Antonio
Ubieto q~llen en «Dona An. ~ tos históricos: «Probablemente,
la leyenda
de la leyenda con la singulandad de los a~~~t~clml~~adio de la transformación
de una leyenda
recogida en P ( rónica Pinatense) es e u tuno e, d a la separación de sus padres (oo.). La
épica alusiva al r y Sancho Abarca en la que nde a las gestiones de Sancho Garcés II Abarca
cnt
necesidad d 111II
qu precisa un rey, resp~~ educación y exhibición hecha por el magnate
en 1 ondudn III'Uj\onéH11rurll~' ~e 947 ('~')ia bu lla por el conde Fortún Jiménez durante los
Y173)
. .
unt In 11I1l11hl~1Ih n y qu Id ntifi ',lIrh¡
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LEYENDAS
ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
EN EL ARAG6N
M EDIEVAL:
SANCHO
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
por guerriar a moros, e fizo muitas batallas con ellos e rrancolas}}. Esa
especial insistencia del texto que acabamos de leer en presentar su ánimo
guerrero antiislámico viene inducida, claro, por las circunstancias históricas
del enfrentamiento contra el invasor, pero tiene algo de indicio de lo que
pudo haber sido el desarrollo mayor del asunto legendario consecuente con
tal nacimiellto extraordinario. La versión que de los hechos nos ofrece el
arzobipo Rodrigo Ximénez de Rada en su De rebus Hispaniae, crónica
finalizada hacia el año 1243, es ligeramente diferente:
«Mortuo autem Enechone Arista regnauit Garsias Enechonis·
filius eius pro eo, uir largus et strenuus et in bellis cotidie se excercens. Cumque quadam die minus caute in quodam uiculo, qui
Larumbe dicitur, resideret, superuenientes Arabes improuidum occiderunt et reginam Vrracam uxorem suam pregnantem in utero
lance a percusserunt; set continuo aduentu suorum latrunculis Arabum effugatis, regina morte proxima, tamen uiua, per uulnus lancee, sicut Domino placuit, infantulum est enixa et fetus ministerio
.
Pero el nacimiento viene acompañado
..
musuales que marcarán ab initi 1
.
.por una sene de circunstancias
muliebri uite miraculo omnium est seruatus, et Sancius Garsie
l
huérfano nacido por la herl'dfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Id o a pelnpecJa legendaria de Sancho Garcés:
fuit uocatus. Mortua autem matre quidam nobilis, qui a tempore
fi
.
,
a e una anzad 8
nada por los avatares bélicos desd l i
a ,s.u igura aparece condicioEnechonis Ariste adheserat regi Garsie, suscepit infantulum et fecit
Es lógico, pues, que como muchos eo~r~~st~nte mismo del alumbramiento 9.
eum diligentissime enutriri, et transactis infancie et puericie annis
su brazo de vengar la muerte de los
d he~~es del fo.lclore se encargue con
cum ad adolescenciam peruenisset, etatem índole et indolem strese en 'Cantabria e guerrio a moros (pa) r~~ . «E~t rei Sa~ch Auarcha miso
nuis operibus superabat, et successit in regno regi Garsie. Nutricius
... e IZOmuito s castiellos por la tierra
autem eius cum esset nobilis et habundans, semper eum consiliis
et auxiliis ad magnalia prouocabat, et procuratus est ei uxorem
6 Para
todas estas cuestiones
véanse entre
.
de regio semine que Theoda uocabatur, ex qua suscepit filium
Hero of Tradition»,
en A. Dund'es (ed.)' The
abundante
literatura: Lord Raglan, «The
1966. Otto Rank, El mito del nacimiento' d 1 h '
~ o/ Folklore, New Jersey, Prentice Hall
Garsiam nomine, qui agnominatus est Tremulosus 11.
de~ Liber Regum, al separar en el tiem
1
p.nmer plano la desaparición de la mad p~ a muerte de ~os reyes, pasa a
SItoS:en primera instancia dig ir
1re. . O? ello se consiguen dos propóa un parto extraordinario' apr~;taa; e nac.lmlento del infante por el recurso
En segundo lugar, se ofre~e u
o co.mle~zo e~ la carrera de un héroe 6.
duce a términos legendarios n:n~lt::n::~:~ ,hteran~ .ennoblecedora que trauna muerte figurada (legal podría
p d .IOn factlc~a de los progenitores
hi t' .
,mos
ecir) de la rema 7 L'
'
lS onc~s apartaron a Andregoto Galínd
d
. as circunstancias
iial e los asuntos de estado, a raíz
de la disolución de su vínculo mat .
líti
nmorna con García S' h
po 1 icas aconsejarían la ruptura d 1
..
.
anc ez. Razones
en función de la proximidad de e m~nrom,o, sancionada por la Iglesia
una situación menos prosaica ;~;g~e ehgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
conyuges. ~a.leyenda inventa
contra el infiel Su figura aun
ace. a ndregoto víctima de la lucha
por el tratami~nto que d~ su s~ue m~~gmal en el relato, sale engrandecida
paracion-muerte se elabora.
°l
S~~:
M otif:lndex
s.v. birth.
7 C
o/ Folk Literature, Bloomin;toner~ed'
arcelo~a, P~idós, 1981. Stith Thompson'
' n lana University Press, 1955-1958 ' 6 vo ls..
s.,
onc~rren unas circunstancias
similares en l
. .
t~dor, magistralmente
estudiado por Fran ois D e caso del nac.lmlento de Jaime I el Conquishistoire, légendes, mythes et rituels» en J;a
P' elpe~h~ «La naissance de Jacques I d'Aragon:
Historia, Literatura. Actas del Col;quio ce~-b le~e
tienvre (ed.), La leyenda. Antropología'
Madrid, Cas~ de Velázquez-Universidad
C e r~ o en la Casa de Velázquez. 10/1l-XI-1986'
utense, 1989,. pp. 69-101.
'
.
8 En el Ind!ce de Stith
Thompson
se
circunstancias
similares a las del nacimient
s~ran los siguientes motivos relacionados
con
abscess. T 584.2 Child removed from bod o fe
ancho Abarca: T 541.2 Birth from wound or
la Historia Natural de Plinio quien al pas o de~d mother. Repárese además en este texto de
parto
dI'
ar revista a los auguri
d 1 di
.
' r~c~er a os buenos auspicios de los ceson .
. nos
e os iversos modos de
SICUt Scipio Africanus prior natus prim
C es. «Auspicatius
enecta parente gignuntur
causa et Caesones apellati». C. Plini Secuu~¿iu~ aesa~um a caeso matris utero dictus, qua d~
In aedibus B. G. Tevbneri, 1919, lib. VII-9'
a:~ra/¡s Historíae (ed. de K. Mayhoff), Lipsiae
~ :f
l
..
'
9 Avalle-Arce
escribió unas páginas uy ' p.
peripecia de tantos héroes en «Tres co:
Ilum~nadoras sobre el determinismo
que marca la
(1965), pp. 181-214, reeditado en Nuevo;e~z~~ de novela», Papeles de Son Armadans CX
213-243.
es In es cervantinos, Barcelona
Ariel 1975'
1 0 Vé
'
,
, pp.
.
anse los motivos H 1228.2 T 645 l
Ín d i
.
frecuentad~
por la épica.
onsúltese:' AI'an O· ¿en el ndice de Stlth Thompson.
In thc M idicval Spunish
Epic» P h ilo to rtc a l
yerm/ onSd y Mar arct
haplin,«
,
"
uarter 1', I (1972), pp. 6· 3.
Q'
Es motivo
olk-Motifs
Conviene decir que es muy probable que el arzobispo Rodrigo conociese
11Roderici Ximenii de Rada, Historia de rebvs Hispaniae sive Historia Gothica cura et
studio Juan Fernández Valverde, Tvrnholti, Typographi Brepols Editores Pontificii, 1987, lib.
V, cap. XXI, p. 170. El mismo editor ha publicado la traducción
española: Rodrigo Jiménez
de Rada, Historia de los hechos de España, Madrid, Alianza Universidad,
1989, p. 213: «A la
muerte de íñigo Arista ocupó su lugar García íñiguez, persona generosa Y valiente, que guerreaba
sin parar. y como un día se hallara excesivamente confiado en un caserío que se llama Larumbe,
presentándose
de repente los árabes, le dieron muerte, y a su esposa la reina Urraca, que
estaba encinta, la hirieron en el vientre con una lanza; pero, puestos en fuga los bandoleros
árabes por la rápida llegada de los suyos, la reina, ya cerca de la muerte, pero aún con vida,
por voluntad del Señor dio a luz un niño a través de la herida de la lanza, Y el crío, con gran
sorpresa de todos, sobrevivió con el cuidado de las mujeres, Y fue llamado Sancho Garcés. Al
morir su madre lo adoptó un noble que había sido estrecho colaborador
del rey García desde
los tiempos de ffligo Arista, y se preocupó de cuidarlo con todo cariño; y transcurridos
los
años de la infan 'in y la niñez, al llegar a la adolescencia excedía su edad con su condición y su
condición con SlIN VIII r sos acciones, y sucedió al rey García en el trono. A su vez su ayo,
001110 .]'¡ \ nohle y 1]( > 0 , nndubu siempre exhortándolo,
con sus consejos Y apoyo, a hacer
grllnel's '(l~11, Y Ir \'1111I \li(1 111111sposa de estirpe real que se llamaba Toda, de la que tuvo un
hijo Illllnlldo
01111111,1]\11 1111I1poduelo · 1 T mbl
n».
137
ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
LEYENDAS EN EL ARAGÓN M EDIEVAL'
SANCHO ABARCA
EN LOS ORÍGENES DEL REINO
el Liber Regum, pues éste fue llevado a Toledo junto con los Anales navarroesperan. Ginecología y puericultura eran asuntos exclusivamente femeninos
aragoneses e.n. vi~a de Ximénez de Rada 12. Pero su relato ofrece algunos
hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XVI, hasta el punto de que
matices significativos qu~ afectan a esta primera parte de la leyenda: los
los tratados teóricos y prácticos sobre el particular los escribían los «físicos»
padres mueren en un~ misma escaramuza árabe y no en tiempos sucesivos
a partir de informaciones
de las parteras 15. Pero además hay que hacer
como en el caso del Liber Regum. El emplazamiento
del suceso es diferente
notar el desplazamiento
que en el texto del Toledano y en el de Alfonso X
en ambos casos, Lecumberri en el Cronicán Villarense y Larumbe en el
ha sufrido el acto de imponer nombre al infante. Si en el Liber Regum
Toledano. Aunque el dato no es sustancial, pues en los diferentes manuscritos
aparece el dato tras la mención de la crianza, en el De rebus Hispaniae
de la Primera Crónica General se lee también la Lubera Alarumba AlobeyrafedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
sigue inmediatamente
al alumbramiento.
El fragmento deja traslucir la ocu'.
y B aru. b an. 13 M 'as Importante,
SlIl embargo,
me parece" la modificación inpación eclesiástica del autor de la crónica, persona que se muestra interesada
troducida en el mom~nto del parto. Obsérvese que en el Toledano la reina
en someter a la ortodoxia los aspectos extraordinarios
del nacimiento, ajusda a luz antes de. monr y ad~~ás el infante viene a este mundo ayudado por
tándolos a las consignas canónicas sobre el particular.
Según consta en
. ese grupo ?e mUJe~es que ofician de parteras. Por otro lado, los asistentes al
documentación
sinodal, si la madre expiraba durante el parto, debía practialumbramIento
dejan sentir su extrañeza ante la salvación del muchacho
carse la extracción y bautizo del feto antes de su muerte para borrar la
Creo .que s~ P?ede decir sin demasiado riesgo a equivocarse que el arzobispo
mancha original. En ello se afanan esas damas de la compañía de la reina.
Rodrigo Ximénez de Rada pretende con estos detalles racionalizar un naciFórmulas como la recogida en el Sínodo de Lieja de 1287 eran normales en
miento extraordinari~,
acercándolo a una escena cotidiana de parto difícil
toda la documentación
canónica que trataba el asunto. En el texto legal se
en. q.ue la madre ~onbunda
-regina
morti proxima, tamen uiua-,
se ve
lee: «Item, si mulier mortua fuerit in partu ... cum magna cautela uterus eius
asistida por el equipo habitual de mujeres. Éstas, ante la gravedad del caso,
aperiatur, ut infans uiuus, si possit, educatur et baptizetur» 16. No preocupaba
se afanan por sac~r al muchacho aprovechando la violenta cesárea practicada
en realidad la vida del nonato, pues éste carecía de esperanzas para poder
por la la~za ene~I~a. El relato del nacimiento en el Toledano, en su cercanía
sobrevivir, y así parece demostrarlo la extrañeza de los hombres que espea la realidad cotidiana de los partos, ha sido perfectamente
comprendido
raban el resultado del parto, al margen del grupo femenino: «que fue cosa
por el taller al.fonsí que romancea este fragmento en la Primera Crónica
que touieron todos los omnes a marauilla quando lo oyeron». Lo que realGeneral de la siguen te manera: «Et la reyna que estaua en ora de finarse del
mente preocupaba
era que su alma no vagase por las inquietantes dependolor de l.a lancada, paria antes un fijo assi commo plaga a Dios, et nascio
dencias del limbo. Distingas teológicos sobre vida ultraterrena
al margen,
por la fe~Ida de la lancada; et penssaron del mugieres como suelen penssar
me interesa abundar en algo que ya Menéndez Pidal anotaba a la cuenta
de las criaturas quando nascen; et finca este ninno a uida desta guisa, que
del Toledano, el intento de despojar a la tradición legendaria de algunos de
fue. cosa que touieron todos los omnes a marauilla quando lo oyeron; et
sus elementos más característicos
para hacerla entrar a formar parte del
pusIeronle nombre Sancho» 14. Las mujeres asisten al parto, los hombres
relato histórico 17. Ya hemos visto cómo ese acercamiento
al ámbito más
real
de
los
partos
in
extremis
va
en
detrimento
del
elemento
mítico-legendario,
12V'
.
D'
ease para estas cuest.l~nes:
lego Catalán Menéndez Pidal, «Sobre el ihante que quemó
disimulado entre los cuidados de las matronas.
la mezquita de Elvira y la cnsis de Navarra en el siglo XI)), Al-Andaluz, 31 (1966) pp. 223-225
notas 50-?2: Así como el «Estudio histórico» que precede a la Edición crítica del ~exto español
de la Cromc,a de 1341 que ordenó el Conde de Barcelos, don Pedro Alfonso, preparada
por
DI~go Catalan y Mana Soledad de Andrés, Madrid, Seminario Menéndez Pidal-Gredos
1970
Allí se e?contrarán
las referencias bibliográficas
.pertinentes, en más de un caso provenientes
de trabajos
a~tenores
de Diego Catalán y del investigador
portugués
L. F. Lindley Cintra a
quien cito mas adelante.
13Véase: Ramón Menéndez Pidal, Primera Crónica General. Estoria de España que mandó
componer Alfonso el SabIO y se continuaba bajo Sancho IVen 1289, Madrid NBAE-5 1906
tomo
I, p. 468.
11H
íd. Para cuestiones
'
"
relacionadas
con el romanceamiento
de los textos cronísticos
es útil con~ultar: Fernando G?mez Moreno, «Relaciones literarias entre la historiografía
latina
y .Ias crónicas r?mances del siglo XIII)), Actas del 1 Congreso de la Asociación Hispánica de
Literatura hgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
M e d ie v a l (Santiago de Compostela, 2 al6 de diciembre de /985), Barcelona,
PPU,
198~, p~. 30.5-320. Y el trabajo cláSICO ~e Gonzalo
atalán Menéndez-Pidal,
«Poesü, y novela
on la historiografla
castellana dc los siglos X 1II Y X IV) M N llflf.lt· .\' o [/i'fl.\· 1/ /(/1/1 I/./t./ n e
I
•
Gcmbloux,
Ed. J. Duculot, 1969, 1, pp, 42 -441.
'
..
, ~4 Ibíd.,
Pero dejemos por el momento este asunto del nacimiento y concentrémonos en la siguiente etapa, porque también su educación sigue de cerca la
1 5 Se encontrará
un buen resumen de todas estas cuestiones en María del Carmen García
1I rrcro, «Administrar del parto y recibir la criatura. Aportación
al estudio de la Obstetricia
hnjomcdieval», Aragón en la Edad M edia. VIII (1989), pp. 283-292. A la autora he de agradecer
\1
IHI icncia y generosidad
al solucionar
mis preguntas sobre el particular.
1/,T omo la referencia de Federico
Rafael Aznar Gil, Concilios provinciales y sínodos
¡I/. Z a ra g o z a de 1215 a /563. Zaragoza,
Caja de Ahorros de la Inmaculada,
1982, p. 123,
11.
21.
17 «Por cst ,
i bien no renuncia a aprovechar
las leyendas épicas, da de ellas noticias
1111I0Npre -isas; prefiere utilizarías sólo en algunos rasgos aislados, y cuando hace resumen del
(· IIJ1It'IlI(\o. 1 1 0 NU'I s r total, sino que lo limita a algún episodio destacado,
desechando
con
(lI¡dl1do IOdo lo 'lile el s Ot0l111d su grave estilo cronlstico», Ramón Menéndez Pidal, Reliquias
¡{I' /11 IlIIm /a
~ /¡ ( ( '( I
('s l/a flo /I/,
M udrid, Espusa-Culpc,
1951, p. X VII!.
I 9
LEYENDAS
ALBERTO
DEL RfO NOGUERAS
tra~ectoria a:quetípica del héroe. El texto de la Crónica de San Juan de la
P~na, conce.bldo en el famoso escritorio de la Montaña oscense en la segunda
mitad del siglo XIV, relata el suceso de la siguente manera:
«Soter!ado eldito rey, fineó donna Ennega su muller prenyada; et, un dia, por gran des aventura, passando la dita reyna por la
val d Ay~ar, a.guait de moros dieronle salto et mataron toda la
companma qui con ella era, et a la dita reyna firieronla con una
lall(;~ por el vi~ntre de la qual murió. Et aquesto feito, en continent
passo por la dita val ~n noble varón de las montanyas d'Aragón
e~, esguardant .la ternble mortaldad qui aquí era de christianos,
vido por la fen~ura que la dita reyna avía en el vientre aparecía
una. mano de cnatura, et tantost apeió et abrió la dita reyna por
el vientre et muy cortesament sacó la criatura viva del vientre de
su madre et ansí se lo adozió. Et tantost lo batió (bautizó) et
pusole nombre Sancho García, el qual crió muy ricamente» 18.
N ~s hallamos ante el co~ocido motivo folclórico que preside la etapa
formativa de tantos I?ersonajes legendarios. El niño, abandonado
por su
~a~r~, raptado por ammales o personas, u ocultado a causa de su nacimiento
llegltlmo? se ~duca fuera d~ su ambiente. Normalmente
es acogido por persona de mfenor rango social, pero dotada de unas cualidades morales elevadas y de unos conocimientos especiales que transmitirá al muchacho a su
cargo y qu~ ,marcará? indeleble mente su discurrir heroico 19. Si observamos
con detenclOn las ,dlfe~en!es versiones,. nuevamente es el Toledano quien
ofrece un relato mas aséptico y desprovisto de marcas legendarias: un noble
adopta al recién nacido y se ocupa de educarlo. El dato de su colaboración
con ~l padre del muchacho desde los tiempos en que aún vivía su abuelo le
c?nÍl.e,refedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
U ? ~asgo de ancianidad que cuadra, como veremos, con la cara~tenzacion tópica de la perso?a comp;ometi?a
en la formación del héroe y
~segura, por .otra parte, la integración del mfante en el espíritu de la recta
l~nea sucesona. Sólo en la crónica pinatense la irrupción en el relato está
ligada temporalmente
por una locución adverbial que implica inmediatez a
l~ secuencia de la m~tanza: «Et aquesto feyto, en continent passó por la
dita val un noble varon de las mont~nyas d'Aragón», La manera de presentarse en el relato recuer~a la casualidad y sorpresa que preside casi todos
los encue~tros de este tipo en que ~n .n~ño es raptado o hallado por su
futuro cuidador, y desde luego es indicio de una elaboración
narrativa
18 Empleo la e~ició?de Carmen Orcást~gui. ?ros, Crónica de San Juan de la Peña (versión
ar~gonesa). E.dlclOn crtttca, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1986, cap. 12, p. 24.
Vease: Antonio Ubieto Arteta, «Notas sobre la Crónica de San Juan de la Peña» Pirineos VI
(1950), pp. 464-493.
EN EL ARAGÓN
M EDIEVAL:
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
'
SANCHO
ABARCA
EN LOS ORfGENES
DEL REINO
más trabada y más conforme a las pautas del relato folclórico .. Compárese con el rapto de Palmerín de Inglaterra y su hermano Flonano
del
Desierto:
«Dice la historia que, estando en esto, llegó hacia aquella
parte un salvaje que en aquella montaña vivía. Este se mantenía
de la caza de las alimañas que mataba, vestíase de los pellejos
, dellas, y traía dos leones atados por una trabilla, con los cuales
cazaba. Y viniendo aquel día allí a parar halló aquella parte. A
donde, metido entre unas matas espessas, vio el nacimiento
de
aquellos infantes y los nombres dellos, y usando de lo que su
inclinación brutal le inclinaba, determinó cebar sus leones en aquellas inocentes carnes, porque en todo el día no había cazado, y
saliendo de súpito al campo, los que en él estaban, con el mie.d?,
desmampararon
a Flérida (... ). El duque de Galez, que muy viejo
era y estaba desarmado,
no pudo defender que el salvaje no le
tomasse a los niños debajo del brazo» 20.
Este relato del Palmerín nos ilustra sobre el matiz sorpresivo y casual
característico
de los raptos y nos enfrenta a la que suele ser una de las
cualidades básicas de la persona encargada de la crianza del héroe. Volvamos
a nuestros textos: en todos ellos, salvo en el De rebus Hispaniae, se vincula
al nutritor con las montañas. Hemos visto ya cómo el arzobispo se muestra
interesado en prescindir de los datos de la tradición legendaria. Por ello
destaca la nobleza por encima de la riqueza. Quien era un «ric omne de la
montanna» en la versión del Liber Regum se convierte ahora en «nutricius( ...)
nobilis et habundans».
y nada se dice, sin embargo,
de su relación con la
montaña. Conviene detenerse un momento en esta cuestión. Sabido es que
los orígenes territoriales de Navarra y Aragón .se encuentran ligados a las
alturas del Pirineo. Es un dato que podría explicar desde la vertiente puramente histórica y geográfica esa vinculación. Pero eso no basta, porque lo
que interesa es subrayar el funcionamiento
del dato dentro del entramado
legendario. ¿Cuál puede ser la razón de la inclusión de una nota que, por 1.0
demás, también se encuentra en el relato del Palmerín: allí es «un salvaje
que en aquella montaña vivía» el raptor de los muchachos?
La educación al lado del preceptor confiere al héroe una serie de cualidades que podrá poner en juego una vez concluida su etapa formativa. Un
texto contemporáneo
nuestro puede damos la clave sobre cuáles puedan ser
esas cualidades para el caso que nos ocupa:
sabln
«El señor de este castillo perdió una batalla, sólo una. Ya lo
y o por haberlo oído a mi padre. Perdió una batalla porque,
,
Otto Rank, op. cit., pp. 79-80. El episodio se asimila, con matices, a los motivos S 312.3
211lJso 111 d i ló n el 1 ,'" IIIIN ( " d I! ln g la t tr r a preparada por Adolfo Bonilla y San Martín,
Posthumous child to be exposed y S 313 Child of supernatural
birth cxposed delhgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
[n d ic e de
l Ibras tI¡. ('11111I/1",(" , M lltltlc I: N Ili\E - II,
1 9 0 8 , pp. 9 - 1 0 .
Thornpson.
19
141
140
LEYENDAS
ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
estan?o acampado co~ sus tropas en un valle próximo, llegó el
en.emlgo y cuando le dijeron que era necesario cambiar el emplazam~ento del ;eal p~ra dar la batalla sobre seguro, vio que las gola nd:m~s hablan amdado en los palos de las tiendas de campaña:
«/,Co~o vamos a ~evantar el campo?». Por los nidos se asoman los
feos plCOS hambnentos
de las crías. «¿Cómo vamos a levantar el
campo?». Y el campo n se levantó. Y fueron a buscar al enemigo
a otra parte y perdieron a batalla, aunque pudieron volver al campa~ellto más de la mitad de las fuerzas y aguardar a que las crías
pudieran vol~. Entonces, levan~aron el ca~po y volvieron al castillo,
que estaba sitiado por el enemigo y rompieron el sitio y entraron».
El señor del cast~llo es Sancho Abarca, quienes dialogan, Pepe Garcés
y el pa~}or en las. pn~eras
páginas de la Crónica del alba de Ramón J.
y por Sl c~plese duda sobre el ámbito a que remitir la anécdota
Sender
.fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
en el caso de un e.scntor culto como Sender 22, déjeseme aducir unos versos
de ~o~ance recogidos de la tradición oral extremeña y castellana, ligados al
nacll:llento d~ Sancho Abarca. Dice el muchacho después de haber sido
extraído del vientre ~e su madre: «Madre, si yo me muriese,/ no me entierren
en sag;ado;/
me en~lerren en campo verde,/ por donde pase el ganado» 23.
La anecdota sendenana y el romance confirman las cualidades con que se
adorna en la ~eyenda ,nuestro héroe y con las que habría pasado al acervo
popular. S~ ~l~tud mas destacada es esa cercanía a la vertiente natural del
hom.bre pn~llti~o: su bravura no está desprovista de cierta naturalidad
y
sencillez .sohdanas de lo rústico. Desde ese punto de vista se entenderá
pues, mejor la conexión con el territorio montañoso.'
,
21Ramón J. Sender, crónica del alba, Madrid
Alianza 1982 7 a ed pp 102-103 V'
S'
'.
~
'.'
.,.
. ease
Margar t E W J
C ' . ehgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
d.
ones,«
~ntos, heroes. y poetas: consideraciones
sociales y arquetípicas
en la
~OntlCaóe Ga a», len Jose Carlos Mamer (ed.), Ramón J . Sender in memoriam Zaragoza
D Ip~2acI n
~nera de Aragón, 1983, pp. 363-373.
"
S
El ~ropiO autor, ~ara el caso de historietas
empleadas por Braulio Foz en su Pedro
aputo e m~IUldas por el en El verdugo afable, confiesa en carta a los editores no poder
deslmdar ~u~ es lo que hay de deuda con la tradición oral y con la literatura escrita En la
;nl~ma Cron,lca del alba, la tía Ignacia, en quien parece encarnarse la voz de lo popular 'cuenta
: a~osa histona. del herrero,?e
Almudévar.
Braulio Foz, Vida de Pedro Saputo (edición de
ran;lsco ~ D.omll~go Yn?uram),
Madrid, Cátedra, 1986, pp. 31-32, 'no 46.
Bon.lfaclO .Gil G:~rcla, Romances populares de Extremadura recogidos de la tradición
oral, Badajoz, Dlp~ta~lOn Provincial, 1944, pp. 47-48. Véase también: Ramón Menéndez Pidal
«R~mance del n~clmlento de Sancho Abarca», M élanges de Philologie romane el d'hisloir;
/¡tter~l;e oiferts a M aurice W ilmotte, Paris, Honoré Champion,
1910, pp. 371-376. Llama la
atención, s~n emba~go, que los romances tradicionales
relacionados
con este asunto recogidos
por f~lclonstas
a fmes del siglo pasado y hasta la mitad del presente
correspondan
al área
y que no exista, e n lo que se me alcanza
geográfica castell~na y extremeña casi exclusivamente,
mención
en Navarra y Aragón. Véase' . Diego Catalán el 0 1/ 1.., El R omancero '
hi
,.de su Cdifusión
'1
pan- tspantco. ala ogo general descriptivo, Madrid Seminario Menéndez Pidal 1982 t
TI, pp. 39-44.
'"
,
,omo
i lb
EN EL ARAGÓN
M EDIEVAL:
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SANCHO
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
Las montañas, de las que se resalta en los textos medievales su vertiente
agreste y misteriosa, son el territorio al margen de la civilización Y la cultura,
el ámbito opuesto a la urbe poblada y cristianizada,
Para el hombre de la
época todo lo que hay más allá de la ciudad, del casti~lo o de la .aldea ~s
reino de lo desconocido Y dominio de los animales salvajes y los pehgros sin
fin 24, Recuérdense estos versos del Poema de M ío Cid, resaltados por Juan
Manuel Cacho al hablar de asunto parecido: «Passaremos
la sierra que
fiera es e grand» (v. 422), «Passan las montañas que son fieras e grandes»
(v, 1.490). Versos que permiten destacar la valentía de la,s huestes del de
Vivar, tan encomiable que se dice de ellos a renglón seguido que pasaron
por ellas «de tal guisa que ningún miedo non han» (vv. 1.491-1.492b). Por
lo mismo la afrenta de los de Carrión está igualmente presagiada en el
escenario 'atravesado antes de cometer su tropelía, ambiente propicio para
dar rienda suelta a las más aviesas intenciones: «Entrados son los ifantes al
rrobredo de Corpes,( los montes son altos, las rramas puian con las núes;(
¡e las bestias fieras que andan aderredor!» (vv, 2.697-2.699)25.
.
Monte y bosque, yermo Y desierto, espacios despoblados
al. fi~,. son,
como ha demostrado Le Goff, una misma realidad en la mente pnmitiva ".
La confusión se ve favorecida, además, en algunas lenguas románicas por
la acepción de 'arbolado
o matorral de un terr.eno in~ulto' .que a~ecta en
latín vulgar al adjetivo = m o n ta n e u s + ' . Este sentido de espacio c~blerto de
maleza o monte alto' tiñe al término montaña de unas connotaciones cercanas al bosque de los cuentos tradicionales en que tantos niños se pierden
y al desierto de las penitencias y retiros eremíticos 28. Tanto es así que
encontramos
en el poema juglaresco de la Vida de Santa M aría Egipcíaca
una acepción del término montesa en que éste se ,encuentra muy próxim9
al significado de 'ermitaña': «Manyana se levó Mana;( contra onente prende
la vía.( Tanto anda noches e días( e tanto falló ásperas vías) ,Atanto
entró en la montaya,( montesa s'fizo e muy estranya,( mas no olvidó noche
24J acques Le Goff, «Guerriers et bourgeois conquérants: 1'image de la ville dans I~ littérature
francaise du XII siecle», en Culture, science, développement. M élanges Charles M oraze, Toulouse,
1 79, p. J 27. La idea había sido ya apuntada en La civilización del Occidente medieval, Barcelona, Juventud,
1969, pp. 185-186.
25Juan Manuel Cacho Blecua, «El espacio
Jerónimo Zurita, 55 (1987), pp. 23-42. Cito los
Madrid, Castalia, 1976. Véase la discusión de
sobre el poema castellano en estos pasajes de
de Mío
id frente t i In tradición rolandiana».
uurcclona,
Mi 1, 197:1, p p , 364-366.
26 «El d sicrlo 'i \'l IHlNqU' '11 el Occidente
()cddellll'
I/lI'd /I'V II/,
27V use sohl
2".II1~'qli
I
nutrnvlllust!
en el Cantar de M ío Cid», Revista de Historia
versos del Poema por la edición de Ian Michael,
la posible influencia de la Chanson de Roland
la obra castellana en Jules Horrent, «El Cantar
Historia y poesía en torno al «Cantar del Cid»,
medieval»,
Lo maravilloso y lo cotidiano en el
1111('(,1111111,
Ocdisa,
1985, pp. 25-39.
1.lllIlItklillll
('Iliomilllls-PUS
ual, D E H, s.v. monte.
(11111..<1 tllllll dI 1I11{lIisisde UnII novela de caballería»,
l' /0 1 1 1 1 1 ,1 1 ,1 1 I,'
,VII
1 11lit! 111'111ll1ll1l1lll'rior,
recogido
en Lo
pp. 82-115.
143
142
LEYENDAS
ALBERTO
e día/ de rogar a Santa María.r
fizo morada» 29.
DEL RÍO NOGUERAS
EN EL ARAG6N
M EDIEVAL:
SANCHO
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(... ) allí prisa posada,/
han muchos
anyos
El ermitaño y el salvaje comparten el mismo ámbito espacial. Aquél es
la versión cristianizada de éste; su sola presencia puebla y santifica el espacio
desierto, como dejan traslucir los versos que se encuentran a continuación en
el mismo poema sobre la pecadora arrepentida: «Nin vio en toda essa montanya/ nenguna cosa que fuesse estranya;/ nulla mala criatura,/ que por el
yermo va bien segura» (vv. 790-793). Pero también comparten salvaje y ermitaño los elementos de una misma iconografía que vienen a fundirse en la
figura de San Juan Bautista, representado por norma general con profusión
de pieles y cueros 30. No en vano el santo fue elegido por el gremio de curtidores como patrono del oficio. Y si en sus estandartes era normal encontrar
su estampa, no era menos normal que en los desfiles de las procesiones religiosas o de los recibimientos triunfales sacase el oficio danzas de salvajes, como leemos en esta relación zaragozana de 1533: «Los peligeros llevaban vandera colorada y en ella por devisa al Bautismo de San Joan con las cuerdas
llenas de martas y arminios. Y ellos vestidos de negro con muchos aforros de
arminios blancos, sacados muchos bocados. E iban los mancebos de guerra,
con muchas rodelas. Y llevaban una bestia fiera que es tenida como dragón
el pescuezo, y dava placer a la gente, con 4 salvajes que lo guardaban» 31.
Existe además otro factor que contribuye a valorar positivamente
el
escenario fragoso de la sierra: los núcleos de resistencia frente al Islam se
instalan en las partes escarpadas
y de difícil acceso del territorio,
para
desde allí, una vez que se han hecho fuertes, conducir el empuje hacia los
valles. El dato se encuentra en todas las crónicas, también en el Toledano.
Así lo romancea la Primera Crónica General, al hablar de Pelayo: «E quando oyó que los cristianos eran uencudos et toda la cauallería perduda,
tomo una hermana que auie, et fuesse con ella por las Asturias que siquier
entre las estrechuras de las montannas
pudiesse guardar alguna lumbrera
para la cristiandad
a que se acogiesse» 32. Es la montaña como refugio de
las esencias
patrias,
motivo
que aparece
ABARCA
también
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
en el Poema de Fernán
González:
Era Castiella Vieja un puerto bien cerrado
non avía más entrada de un solo forado,
tovieron castellanos el puerto bien guardado,
porque toda Spaña esse ovo fincado.
Fincaron las Asturias un pequeño lugar,
los valles e montañas que son cerca la mar;
non podieron los moros por los puertos passar,
.
fi
33
e ovieron por tanto las Astunas
mear .
Pero ahora me interesa señalar aquí la posible c~nex~ón de la indudm~ntaria ue da nombre a nuestro Sancho Gar~és con el a~blto montaraz
e os
ermit~ños y el salvaje. La explicación ofrecida por el Lzber Regu; no ~~ga a
conectar esos dos extremos de manera clara: «e sos 0 rr.t nes quan o ue ieron
qu'el era omne muit esforcado e de grant trauallo, pusIero~ le no~ne Sanch
Auarcha» Aunque el esfuerzo y el tesón no parecen, a pn~era VIsta? tener
excesiva ;elación con el calzado característico de nuestro ~eroe, .~udIrt~?S
al Tudense con el intento de hallar en su Chronicon M u n d i el pOSI e es ~. o~
que en la leyenda conectase el espacio en que se educa Sancho y su apelativo:
«Unde Rex Sancius primus, cuius cognornen Auarca, cu~ Sarraceni tempore hyemali vrbem Pampilonam deb.ellar~nt, Z; Ip~e esset
in Pyrinaeis montibus, vltra Alpes roscidaeualhs~.Z; mge~s mx. cla~deret portum, fecit sibi Z; suis militibus de corus cr~dls Z; Iigneis
viminibus rusticorum more calceamenta, que ~ulgan~er, Auar~~s
Z; Baraliones vocant Z; nocte Alpes roscid.~e~alhs per mue~ tra?Sllt,
Z; illucescente die Agarenos iaculis Z; gladiis l? t~ntum fortlte~. muasit, vt perpauci Sarracenorum euaderent, qui SUlSfacta praelij nunciarent»
34.
) .1 Uso la edición de Ram,ón Menéndez
Pidal recogida e~I~~~~;~~~sF;a~~~~:~~,8¿~!~dius
J4Transcribo de la edlc,?n de Andrea S~~~~t, HIS~~~~
cuya fotocopia me hizo llegar la
De hecho el vocablo montesa traduce el término sauvaige del original francés:fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
« ... tant
Murnius et Haeredes lohannis Aubrn, 1. IV, B ' p~. Luc~s de Tuy sin embargo, no recoge
ala par jor e par nuit.j a faim, a soif e a dur litl que tant parfont fu el boscaige/ tote devint
Ilili encia y generosidad encomiable de Nlevet ~ran /Ón El Toledan~ formula de la siguiente
illuec sauvaige» (vv. 625-628). Manuel Alvar, Vida de Santa M aría Egipcíaca. Estudios. Vola secuencia del naCimiento extraol~dCmanobYa e UaCgal· II·
etltat·
frigori
,· assueti tempore irruptionis
cabulario. Edición de los textos, Madrid, CSIC, 1972. Los versos corresponden a los números
.'
. dio: Verum popu I anta rorum
numera e 1 episo ~o.« ...
. b
. t uadam uice cum Arabes yemah ternpore mua700-713 en la edición crítica de la versión peninsular.
Aruburn
exp:dlclones
uiriliter
s~stm~
an~:
e
q
m
ageret
audito
periculo,
periculo
se ingessit,
30 Louis Réau, lconographie de l'art chrétien, Paris, Presses Universitaires de France,
11 -rcnt Parnpilonam et rex Sancius u tra
Ireneu.. fecit ~uarcas quibus usus pro sotularibus
1956, tomo Il, p. 431 Y sigs. Es de inexcusable consulta el trabajo de Aurora Egido, «El
t propter importllnitu~c~ .lllulum de crudis ~~:~\uit exinde di~tus Auarca» (edición citada,
vestido de salvaje en los autos sacramentales de Calderón», Serta Philologica F. Lázaro Ca1 'f medias niucs trll liS 11111 illesus, et ~b hoc.
d Ximénez de Rada con respecto
rreter, Madrid, Cátedra, 1983, tomo Il, pp. 171-186. En él se encontrará, entre otras cosas,
pp.
170-171).
No
pu
!I'
Ikscalturs'
una
dependenCia
del¡~:~~a.e«Obedeció
D. Lucas en escribir
una copiosísima bibliografía sobre el particular, especialmente en las notas 17 Y 22.
.'
ebastián obis o de Salamanca,
dl'l 'hronicon /1111/111/ V "1' euctu rncllclól~ a ?ancho
31 Véase mi transcripción
y análisis en Alberto del Río, Teatro hgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y entrada triunfal en la
11 hiSlOrill,ICl'O
IVIIIIIIIn '"11111111' IIIS por S, lsidoro, S. ~uhán, S
esto es hasta el año 1236
Zaragoza del Renacimiento. Estudio de la «Representación del M artirio de Santa Engracia»
,
.
A t or 11 l' l"vlI 111 ()vlI'du y la ulnrg hasta su tiempo"
de Fernando Basurto en su marco festivo, Zaragoza, Ayuntamiento, 1988, pp, 23-25 y 74.
:'I\II::~I.f::.dl~lll,I 1111 ;,,111 111 1111111111 In 111; ('(11 Ilooa,
,fe tlIada por S. Fernando en aquel ano, y
3 2 Edición citada, p. 319.
29
145
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ALBERTO
DEL RfO NOGUERAS
LEYENDAS
EN EL ARAGÓN
M EDIEVAL:
SANCHO
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
ABARCA
EN LOS ORfGENES
DEL REINO
Suele venir cansado de la caza,
El dato de las abarcas, hechas precisamente de cuero sin curtir, nos
y por dicha cansado de la co~te,. .
remite a ese estadio primitivo de técnica rudimentaria,
propio del hombre
Aquí nuestra amistad .tuvo principio
rústico y desprovisto de refinamiento 35. Parece claro que se está intentando
Desde los años del pnmero bozo,
, destacar la faceta natural y espontánea del infante, captada como por ósy así de mis entrañas satisfecho,
mosis, del ambiente en que se educa. A una mente tan atenta oomo la de
Puras como las aguas destos ríos,
Gracián a exprimir «la correspondencia
que se halla entre los objetos», no
Me dio a Ramiro en sus primeros años,
podía escaparle el detalle, y así en el Político Don Fernando el Católico
y le he criado entre estos altos montes
encontramos
la siguiente alusión a la leyenda, con su trasunto alegórico
A las escarchas del helado enero
desvelado: «Más gloriosas fueron las abarcas del aragonés don Sancho que
y a las calores del ardiente julio.
el capato de ámbar de otros príncipes, pues éstos paran en asquerosos muN o ha vestido camisa delicada
dalares, y aquéllas en magestosos timbres» 36.hgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
De la flamenca Holanda ni la cuera
I
N o es de extrañar que la leyenda interese en una época como la barroca,
Del ámbar adobado de la India.
No ha ceñido la espada de Toledo
tan afanada en reivindicar la naturaleza frente al artificio. Como tampoco
Ni ha calzado el zapato cortesano.
puede extrañar que conecte con la leyenda de la partición del reino en El
Angeo viste y pieles de animales,
testimonio vengado de Lope, comedia que trata de la bastardía de Ramiro 1
de Aragón y que convoca toda una constelación de temas y tópicos que van
Cayado trae y en los pies abar<:as,
Cazar es su ejercicio y hacer lena.
desde el diamante engastado en metal innoble hasta el menosprecio de corte
Al rey le escribiréis que ya es muy ~o~bre,
y alabanza de aldea, pasando por la realidad que se esconde tras las apa¿Que para qué le guarda en estos ha~ltos,.
? 37
riencias del disfraz. En la obra de Lope, Ramiro, hijo bastardo de Sancho
Tosco en la lengua, aunque de buen mgemo.
.
el Mayor de Navarra, ha sido confiado a Belardo, un campesino que explica
en los siguientes términos la crianza secreta del infante ilegítimo:
La insistencia de Lope en destacar el calz~~o rústico de ~amiro a lo
Señor, como tal vez el faisán cansa,fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
largo de la obra, la intervención del ayo montanes y la presenCIa del ~o~de
y suele ser la vaca apetitosa,
Fortún como consejero de Sancho el Mayor delatan la an;al.gama
e os
y las mesas espléndidas
agradan
dos relatos legendarios, probablemente
espigados de la~ cromcas Y de
Tanto como extendidas por la yerba,
r imances históricos. Las dos leyendas se habían contamma~o
por ~xtranos
y como agradan los desiertos campos
.
ya en el siglo XIV en que las M ocedades de Rodriga registran en
'U romos
,
., d 1 di esis de Palencia
Tal vez mejor que cultivados huertos,
\IS preliminares,
relacionados con la restauraClOn
e a lOC.
.,.'
Así es del rey la singular grandeza.
lu
.. , d un Sancho Abarca que responde en la realidad hístonca a
ti apanclOn
e
'G
'1
En estos montes, a mi choza humilde
onza e~
Sancho III el Mayor de Navarra V. Quizás el Poema de Fernan
; snga bastante que ver en el proceso de este cruce, pues, como demostro
los
siete antes de concluir su obra el Arzobispo de Toledo D. Rodrigo: por lo que si quando
convienen en la frase, pretende alguno que el uno tuviese al otro por delante; no debe afirmar
esto de D. Lucas, sino del Arzobispo, que acabando su obra siete años después, admite la
sospecha de que el Rey le encargase escribir después que la Reyna Madre enconmendó al
Canónigo la suya» (Enrique Flórez, España Sagrada. Theatro geográphico-histárico
de la Iglesia
de España, Madrid, Antonio Marín, 1767, t. XXII, p. 123). Queda claro, sin embargo, que la
versión legendaria conocida por Ximénez de Rada era más extensa, o bien, fue recortada
intencionadamente por Lucas de Tuy.
35 Existe una sugerente interpretación del retiro de Yvain al bosque y del intercambio de
víveres entre el caballero y el ermitaño, que pone en evidencia algunos aspectos de la existencia
dentro de un estadio ecotécnico de cultura. Todo ello en el artículo de Le Goff, «Esbozo ...», pp.
91-93. No se olvide que el trabajo de Le Goff se plantea como homenaje a Lévi-Strauss y se
titula originalmente «Lévi-Strauss en Brocéliande. Esquiase p r une analyse d'un roman courtois».
36 Anoto por la edición facsímil de la de 7.orll/l(11 11 , Di 1\1) Dormcr, 1640, prologada por
Aurora Egido y publicada en Zaragoza, lustituclón
l' uuuulo '1 'utóli o, 1985, p. 28.
Transcribo por la edición de Juan Eugenio Hartzenbusch, co';.~dias e~~~~:o~s ~a:r~~
1 d ~
C
. Madrid BAE-41 1919 acto 1, escena
, pp.
.
' lip a F é ix e y ~:ális~?d~' algunas de sus im'plicaciones literarias, junto a un estudio/de los
lHI n resumen
.
M
r
Menéndez Pelayo, Estudios sobre e teatro
IIlItnmientos poste~:els.~ ~~~~nf9a4;nto;~c~~~1
de la Edición Nacional, pp. 342-355. No
ti" tope de Vega,.
ac TI '.
"
d J
L
as a Poet of History: History
l i t podido consultar el trabajo de Renato 1. Ros~l o,
L, « ope.
Estudios de His anofilia,
IlIld Ritual in El. /(,.~/lm(}/li~ vengadGo)~'1p erspeLcllvas:e
:::a~~g,:e~~aía Historia», LoP; de Vega
II17B pp 9-32 (cltlldll
por Stcphcn 1 man,« ope, ra
I.
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1 obre Looe de Vega
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fJ I A ctas del I Congreso
niemactona s
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11.
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R
l Lope de Vega:
Mudrid,
'di-6, 19HI. pp. 11) /1, Irl'Ol\ldo ahora cn A n to n io
nc ez omera o,
rl trotrn
Mnddd, 11111111 , IIIIN. 1, p p IBI-191).
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1" V· 11 C' AIIIII
1) 1) y 111I111\11, ",'//' "/11'/1"1' and th« lergy. Studies on / e « oce a
/(tlrJI'//{())),
I.;HlllulI. 1 11I _1 IIUllk,
IIJIIH, p p , 111 lO .
37
147
146
ALBERTO
DEL RfO NOGUERAS
wrENDAS
EN EL ARAG6N
M EDIEVAL:
SANCHO
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Deyermond, el planteamiento de los orígenes del héroe castellano debe mucho
a la leyenda de Sancho Abarca tal y como la cuenta el Liber Regum, fuente
manejada con toda seguridad por el clérigo arlantino 39. Pero no es éste el
asunto que nos interesa ahora, sino la identidad de los hábitos que visten
Ramiro y Sancho Abarca. En la Crónica de San Juan de la Peña leemos
que el día que los habitantes del reino de Aragón se reunían para la elección
de soberano, «el noble varón qui la criatura havía estorcido a muert, sabiendo
el nuevo parellamiento ques decía tener por el general de la tierra, tantost
fizo vestir la dita criatura assín como a pastor et fízole calcar abarcas» 40.
Conviene recordar, como ha destacado Réau en su magna Iconografía, que
ya en los monumentos paleocristianos de Rávena hay representaciones-de
San Juan Bautista de tipo pastoral+'. La relación de la persona encargada
de criar a Sancho Garcés con el pastoreo estaba ya curiosamente apuntada
en el texto navarro del Libro de las Generaciones, escrito hacia 1260-1270.
Allí se lee: «Est rrico omne auia muytas bacas e criolo al mejor que el
pudo» 42. El dato parece exigir el manejo de una versión de la leyenda en
que Sancho Garcés sería criado por un personaje de rango sociai inferior,
dato que corresponde al planteamiento arquetípico de la infancia del héroe 43,
que había sido apuntado por el Liber Regum y disimulado por el De rebus
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
iencia al mundo de los a~ultos comie~~a~Js~~~~d¿~~:::i;~tom~e~~!t~~~
c,~a:~:t~~l r~f~t~Oefe:e~;~j~~f~~t~oh!n~o~~t:r~eo ~~~e;~~~e~:!~::e~;~~
I~ásica, ~n~~:~~~~e:St~:~~~~cf;n
colabora activamente ese noble vEaró~1
scena.
,.
t
1 teatro de la matanza. n e
de las montañas que a~arece subl~amen ~ee: eúda al iniciando a cruzar el
se reconoce la presencI,a ~el anc~no q uie~ manejando como texto base
umbral ". Es Carlos, pnncI~~ de fll,ana qman~ra más plástica el dramatismo
de,
In Crónica Pinatense, ha sabi o re e ja r
ende hun noble caballero de
ti I momex:,to:«e dende, a poco :a~ir~~~Z fao~errible mortaldat que ?e los
la s ,ffi?ntanas de Aragon (oo.), 1 ferida que la reyna tenía que parescia una
'hnstlanos hende era, VIOpor a 1 d d
e apeado havrió con su punna1
mano de creatura e que ~aneaba os h nninno bib~ e lebolo consigo» 47 ... '
1 la dicha reyna por el VIentre e saco
un
,
as la se aración el héroe convive junto al maestro que le inicia en los
Tr
p
id d El dato aparece apuntado ya en el Toledano y se
'retos d,e la comu~ll a.
mica General: «Et aquel su ayo omne de, alta
1l' oge aSI en, la P rim e ra C ro
e noble et oderoso et sesudo, conseiaual
1'1IiHaquel cnara, como faz. omn des fecho~ et ayudaual el en ello quanto
lcmpre que punnase en azer gran
,
48
.
Hispaniae.
pod ie a guisa de omne 1ea»1 .
,
.
Por otra parte, el relato legendario se ajusta al ciclo de los' ritos de
.
el ciclo una vez adquiridos los saberes pertmentes, el
y para terminar
,
reso ue le acerca de nuevo al grup¡o
iniciación, cuya secuencia básica -separación, iniciación y regreso-s- se puede
11111 hacho empre~de .la fase de reg
que ahora se incorpora con pleno
reconstruir aceptablemente coordinando los datos dispersos en los textos
(\ ial del que habla SIdo segregado, Y,al,q d S
J
de la Peña que
o adolescronísticos 44. Muchas de las ceremonias de tránsito de la infanciafedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
eutido. En la formulación de la Cron/ca e an uan
,
39Alan D. Deyermond, «Una nota sobre el Poema de Fernán González», Hispanófila,
~ircea
Eliade, ob. cit., pp, 25-28,
VIII (1950), pp. 35-37. En el breve texto Deyermond amplía la influencia del Liber Regum al
'16 Vid. John Campbell, ob. cit., p, .5~, d
1
R
de Navarra del Príncipe de Viana
episodio de la crianza de Fernán González, en la. línea de lo postulado por L. F. Lindley
,11 armen Orcástegui Gros, La cronica ~. o: ,;ye~oral de Navarra-Institución Príncipe
F e r n ñ o Goncalves
e do' Laberinto de
Cintra, «O Liber Regum, fonte comum do Poema de hgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(1 '1 '1 1 /(1 ;0 , [uentes y edición crítica), Pamplona,
IpU acion
'.
.
Juan de Mena», Boletim de Filologia, XIII (1952), pp, 289-315. Véase también: John P. Keller,
111 vlnna, 1978, p, 102,
11
h
bido destacar el romance artificioso inclui,do
«El misterioso origen de Fernán González», NRFH, 10 (1956), pp. 41-44.
'IH Edición citada, p. 468, Es deta e ~ue I a sa t\ias cronísticas y centrado en los consejos
40Ed. citada, p. 24.
I 11 I Romancero
General, elaborado so~ re Ras ~o I Sancho Abarcaj agora que soys de edadj
410b. cit., p. 24. Le Goff, retornando un trabajo de Adler, recuerda cómo «la figura del
1111 u y o . El romance, que comienza: (~enor . eYno~:d» concluye de la siguiente manera: «Por·
eremita asume los rasgos de una réplica espiritualizada del pastor», «Esbozo de análisis...», p. 103.
falla s j cuydad por .el bien de todos.j y
oV d In que me mandaronj que vos ixesse, y
42El texto se encuentra editado por Diego Catalán Menéndez Pidal en el Apéndice I de su
h ilit o . buen fijo nuestro.í que otros padres n~:s hueria~as amparad.j Non boseys (sic) mas. '.
edición de la Crónica de 1344 citada en la nota 12, p. 318.
11 I níadnos
en paz,j A las biudas socroír~~~ lido hemi pleytesia,j' a la paz de Dios fincad»,
43Así en el esquema de von Hahn, punto 7: el héroe es criado por una pareja de pastores
!,ld lO ni puebloj de lo que puede lleua , .
lis
Romances que andan impressos en las
sin descendencia. O en el establecido por Otto Rank; el niño ... «es recogido y salvado por
u.unanrero General en que se 'ontlenen 1 0 os, o
añadido y emendado,
Madrid, Luis
animales o gente humilde (pastores) y amamantado por la hembra de algún animal o 'una
/I/U'\II' portes de RomallcerO,I, aora 7ue~ar~~enle~mpre~~~k
Kraus Reprint, 1967), El romance
mujer de modesta condición». Cito a Johann Georg von Hahn por la noticia que Alan Dundes
ml
1 \ -h '1 "
1600, Iols. 25()v 511' ( , h llY ,~csI
c~ t~a 1595.' Toledo 1595' y Aicalá, 1597. Los
incluye como introducción al clásico trabajo de Lord Raglan, «The Hero of Tradition», reco"1'111
'i6 antcri rrn nte 11 111 N I I ! ' s fI! lila,
a :~c~ comienzan' «No re~nava rey ninguno» y
pilado en The Study of Folklore, Englewood Cliffs, N. J., Prentice-Hall, 1965, pp. 142-157.
IItH I
d o s r m ili)
I 111('\011111111
l'I I I I S I I I \ ( 'h o ~ ~ I Romancero·
G~neral o colección de romances
Véanse los motivos N 854.1 y N 856.2 del Índice de Thompson.
,,1'111I O N más sp s o l1 \o n l 11 ,/ti A 11 111l111~\;r
1\;\1'010 1916, n ú m s . 1.212-1.214, Empleo las
44 Uso básicamente los estudios sobre el particular de Arnold van Gennep, Los ritos de
M
I ",II¡'1 l1 l1 l0 ,1 ' (//,'N/O,.I',' 1 1 / 1/ /.. \, I¡/I'IJ 1:'( :1' M o· 1";, M l/Il/ltr I hlhllogr4fico de Cancioneros
paso, Madrid, Taurus, 1986. Mircea Eliade, Iniciaciones mlsticas, Madrid, Taurus, 1975. Y
1 I I I I I I I I I , , ( '\ n l\ "
11,,1 ,,11111. 11 ,,11111 11 ,11I I
I
•
John Campbell, El héroe de las mil caras. Psicoanállsts dct mtto, M6xico, F ndo de ultura
Económica, 1972, cuya teoría sobre el monomito in ld Iko l
nl\()
muy pr s ntc,
l'
U O I / / ( I / I I '/ 'r I l, V ,
v III.,
M ~ III
111, ( ', , " I u lll,
1111 \
149
148
ALBERTO
DEL R[O NOGUERAS
U;YENDAS EN EL ARAGÓN M EDIEVAL: SANCHO
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
presenta la elaboración más literaria de todas, la ceremonia de regreso se
recoge con buen detalle. La versión legendaria que maneja el escritorio pinatense debió de ser diferente de la conocida por Ximénez de Rada y se
vierte de forma mucho más artificiosa por medio de un manejo consciente
de los recursos retóricos, observable, entre otras particularidades,
en la disposición de los materiales o en el empleo del estilo directo en las escenas de
la presentación del infante 49. En nuestro caso el reino ha quedado sin heredero y la comunidad se reúne para nombrarlo: «Et después de algunos dias
et annos, la gent de la tierra procuravase
de sennor, murmuriavan
et es
complanyan muyto et non sin razón, como non se pensavan que heredero
fues fincado en la tierra. Et un dia, clamados ensemble los nobles, cavalleros
con la gent popular et de la tierra por levantar rey qualque noble varón,
quisieron tener parellament» 50. Como el resto de las fases, el regreso se
encuentra perfectamente imbricado en la sucesión de los hechos reales: coincide con la necesidad que tenía el baile o tenente de actuar con la aquiescencia
del consejo de barones aragoneses. Pero además deja traslucir en su desarrollo, en el acto de despojamiento
del disfraz anterior, el abandono de' un
estadio vital ya superado, la preparación adquirida alIado del maestro iniciador para asumir las responsabilidades
derivadas de su nueva condición:
«E avistados todos sus parientes et amigos et vassallos, bien et honrradament
aparellado, en el dia assignado al dito aparellamiento fue present et, entrando
por el palacio do se celebrava el dito parellamiento,
fue bien acollido et
recebido por el dito general; et tomó la criatura entre sus camas et dixo
cuytadament:
Varons, prendet aquesta criatura et despullalde las vestiduras
que aduze et levaldo rey, porque aquesti de cierto yes nuestro sennon 51.
Vladimir Propp nos recordaba en sus estudios sobre las raíces históricas del
cuento cómo entre ciertas tribus primitivas se elegía un foso cavado en la
tierra en forma de serpiente para que los sujetos sometidos a la ceremonia
realizasen en él su tránsito 52. La serpiente es animal que simboliza la renovación vital, proceso que, no se olvide, va acompañado
en el reptil de una
pérdida de la vieja piel, la antigua camisa, y de la sustitución por otra
cobertura nueva que aparece debajo: «Et ditas aquestas paraulas, levantoronse
todos et dixieron altament: «Viva, viva, que aquesti yes sennor nuestro et
49 Esta crónica, no se olvide, es la que acoge entre sus folios la versión de la leyenda de la
Campana de Huesca, que ha permitido a Ubieto y Alvar reconstruir fragmentos del cantar de
gesta perdido. Antonio Ubieto Arteta, «La campana de Huesca», RFE, XXXV (1951), pp. 2661. Manuel Alvar, Cantares de gesta medievales, México, Porrúa, 1969, reeditado en colaboración con Carlos Alvar en Épica española medieval, Madrid, Editora Nacional, 1981, pp.
361-378, y ahora en la colección Letras Hispánicas de la Editorial Cátedra.
50 Edición citada, p. 24.fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
5I
Ibíd., íd.
52 Obra citada, p. 330. Léanse los comentarios de Juan Manuel Cacho Blecua a la investidura
de Esplandián en el Amadis, recogidos en su Amadls: heroismo mltico cortesano, Madrid,
Cupsa, 1979, pp. 86-89.
150
non otro». Et tantostod~Pe~ll:l~~~~~
ABARCA
EN LOS OR[GENES
l;~ev~:~:~u;::niu~e~~:z~~
DEL REINO
e~q~~~~e~~:l~
r .ales ~~l~>~~ r~:s~cración
del disfraz a los ritos de renovación es, asu~to
honor
t
fuera de duda; recuérdense los carnavales, sm ir mas,tejos,
::l~éfea:ee~: e:d~rcir la autor~da.~ de Fran[o~s lD~P~~hdo~~~17at:~e~:;~s;~a~
mente ha resaltado la asociacion para;
cl~do q~ien tras matar a Goliat es
r cuérdese el caso de otro rey pastor,
aviu,
.
cinonsequiado por Jonatán con su manto, su vestido, su espada, arco Y
í
urón
55.
Pero ahora volvamos
llltervención
nuevamente
al origen del disfraz. El detallne ~edla
t del héroe se encuentra re eja o
en a ves ll~.~ a ble: «Et el noble varón qui la
d
1
del preceptor
(
1'~i~~[~~~a::evnlí~egee~n~eor:a~li~d~ex~loa~~~;::~E~~~
ei::e;e~t1ra~~I~:e~~~a{~::
te n e r por
'
d
. t
~~I/)1~1~aall~:~~0~
~c~:;~:~r~;~rn:~:~~~~i~~~t~e\~~g{~~~~~~:"i~h:'r.
111 la versión del Toledano tras un mClSO genea.
~~~~:
o que
arecer como
ti 'sccndencia de Sancho ~arcéSnYelq~~t~Ob~Oy ~~~~ol/v~:~i~~
romanceada
1orzada y de escasa conexión cori er rcsvv.
d
.
d ' Alfonso X, que tiene presente sin duda el texto del Tu ense.
«Et los pueblos de tierra de Cantabria ~ran a aq,uella saz~n
mui ligeros et non dauan nada por aguas run por yUlerno,. ea o
auien muy ~sado; et acaescio assi una uez que los moros en tlemh,0
dell yuierno uinieron crebantar a Pamplona; et el rey don Sane o
estaua estonces allend los puertos de Ron¡;:asualles, et quando io del
llo o o esol muy de coracon; et con el grand pesar. que ouo e
malt~ay!iento
de la tierra et de los ~risti~nos, metiose a r;~adne~
peligro de passar los puertos que yaZle~ llienos de m~y. g
nieues por yr a los moros; et quando UlO que non po ne passar
en otr~ guisa, fizo auarcas de cueros crudos po~a todas s~s COI~annas et asso los puertos de noche por medio de la m~u.e sin
iodo d~nnoP pero con lazerio -et por aquellas auarcas le dl~leron
despues los' omnes el rey don Sancho Au~rca, et aun a a guno~
del su linnage que uinieron del despues ouieron nombre de Au~r
ca- et quando fue en la mannana firio en los moros que temen
Ed. it., p. 25.
t
ítuels» en Yves-René Fon\~Frllllfi(oisDelpe 'h, eel.lIdO/l/,,./II1I(III'rrt'TlI: chanS~s'dc?dn ~s, n
a 'Casa de Velázquez1\111111
y Aurora E~ldll, Ftlrl/lll.\'hgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
;~:'/l~ll:r~~~~idll:
;~ za~~~~~~,'1986, pp. 57-86.
II
110pnrtum
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l' rll In i 'ollojlrnflll de David, vid. Louis Réau, ob.
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ALBERTO
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EN EL ARAGÓN
fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
M E D IE V A L :
SANCHO
ABARCA
EN
LO S
O R ÍG E N E S
DEL
R E IN O
presentados por el frío y las inclemencias del tiempo 60. Desde un punto de
vista literario, sin embargo, el hecho me par~c~ I?uy relevante por cuanto
e ntribuirá a confirmar la ligazón de este e~lsod-H:Yeon el resto d.el rela~.
El relato en sus rasgos principales es recogido por la historiografía
Las nieves, lo fragoso de la sierra no constituyen t,raba para quien do 1 a
posterior. Contiene unos cuantos elementos que hacen sospechar la existencia
-riado en contacto con tales elementos. Pero a?e.~~s. es ahor~ cuan o as
_
ecibidas del maestro en el período inícianco adquieren su verde una leyenda que conectaba el nacimiento extraordinario
con el motivo
nsenanzas r
.
1
dari d F rnán Gonde la venganza de la sangre. El hijo póstumo vengaría en ella la insidia
dudera utilidad. Hablando Avalle-Arce del origen eg~n ano,.e
e
.'
cometida contra los padres. Pero vayamos por partes: siguiendo con el exanilez recordaba cómo el esquema reflejado en esa cnanza.t;lltlc.a (tan similar
men del ajuste de la narración a las fases del rito iniciático, observamos que
1 la de nuestro
Sancho Abarca, en el bosque y en rel~clOn directa IC~~ u~
la sección que acabamos de leer coincide a grandes rasgos con las pruebas a
b
)
asemejaba en el fondo al comienzo de libros como e
tran
que los iniciados deben someterse para demostrar que el ciclo se ha comple::~~r ~~e~~ ~!~iano apartado del tráfago mundano alecci~naba al ca?allero
tado. Curiosamente,
estas pruebas se relacionan en nuestro caso con el eslI ( ) v ~ 1 que sólo después
de recibir las enseñanzas pasana a ser ~Iefbr?
pacio en que el héroe ha sido criado 57. Se encuentra, dice el texto alfonsí,
curn rometido de manera consciente en la defensa del estamento
. a Sl«allend los puertos de Roncasualles» 58. Pero también aparece el lugar en
Illilit~d de situaciones es notable y ayud~ a e.x'p~icar un da~? que ~par~ce y.a
el Chronicon M undi -«fecit sibi Z;SUlSmilitibus de corus crudis Z;ligneís
que sus padres han muerto: «prueb de Pamplona»,
como recordaba ya elyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Liber Regum. La venganza, acompañada
de la restauración
de la línea diIvl¡:ninibus rusticorum more calceamenta»-,
Y ta~bién en el Toledano: ~(pror
nástica, se produce en el territorio paterno; pero para llegar hasta él se debe
\l'1' im ortunitatem
niuium de crudis coriis fecit auarcas»: La cercama a o
, . P 1
'. midad al mundo de los pastores le capacita para controlar
cruzar antes el umbral del regreso, concretado en el relato alfonsí en esos
IlIstlCO, a proxi
. . t
de 'vados de su
«puertos que yazien llienos de muy grandes nieues», traducción del «ingens
11 fuerzas de la naturaleza aplicando los conoc~mlen os, n
. l d 1
nix cIauderet portum» del Tudense. Al héroe se le asimila por filiación adopdllcación en ese marco. Téngase presente que la iconografía del CICo e a
tiva y educación al ámbito pirenaico. El adverbio de lugar delata en el
1" dicación del Bautista en el desiert~ mu~stra al santo contra el fondo d~
I I zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
clérigo de la Crónica Pina tense una complicidad emanada de la noción de
1111 bosque y a sus pies animales
salvajes, c.ler~os, .leones, que pa~e,cen esc~
. uados 62 . El salva]' e y el errmtano viven en comunion con a
territorio compartido que ahorra todo comentario: «Et esdevinose una veI 11[11' I e apacig
gada, quel estando daquá de las montannas,
supo que los moros tenían
111Iuraleza y conocen sus secretos.
asitiada la ciudad de Pamplona muyt destreytament en tiempo de yvierno» 59.
Pero no se olvide además que el personaje. que aco~pa~a
al héro~ ~~
.,
.,
uele ser la persona que le proporclOna el tahsman con qu
Precisamente
este dato referido a la estación invernal ha extrañado a
1 1 III1ClaClOns
S
h G
'
nce la prueba
algún editor que ha señalado cómo el tempore irruptionis del Toledano,
1I
v .ncer el embate de las fuerzas adversas 63. anc. o, arces ve
.
ib
paradójicamente,
no coincide con la primavera y el estío, épocas normales
racias a las abarcas, como r~s~lt~ Xlmenez de Rad~. ~(qUl.US
dI I [uitiva
para el despliegue de fuerzas, pues ha desaparecido ya el temor a los obstáculos
11 11 pro s!ulaiibus
per medias niues transíuit illesus». ~e parece Slgn~catlVo
I r I c respecto que sea el ayo quien en la Pina tense vista al muchac .0 c~n
'1
'IS y hábitos
de pastor, aunque la crónica aragonesa. no recoja,. Slll
56 Edicióncitada, p. 468. Para las escaramuzasentre Almanzor y Sancho Garcés Abarca y
las proyectadas campañas de aquél contra Pamplona, véase José María Lacarra, Historia
la secuencia de la fabricación de las abarcas; C~,Slcon Sedgu~ldad
,
,
. d
h dicho otra versión legen ana en
política del reino de Navarra ..., pp. 152-154Y nota 49.
se esta manejan o, como ya e
'.,
1
bl
de
57 Ocurre lo propio en la primera hazaña de Fernán Gonzáleztras su crianza en las mon,
.
i ue el esquema de la presentación
ante a asam ea
tañas. También allí el ámbito en que demuestra su valía se asocia al territorio de la iniciación:
II
1 1 ": I
~Csg:~~~s~ó~sin embargo, no ha olvidado la relación entre las abarcas
«Non quiso maguer moco dar se ningun vagar,/ cornenco a los moros muy fuerte guerrean/
t
«Et por ~questo, como vino vestido et calcado como pastor, cIamovio se con sus gentes, Caraco fue cercar,; una sierra muy alta, muy firme castellar»(estrofa
192de la ediciónde Reliquias). Véasesobre este asunto BeverlyWest, Epic, Folk and Christian
Traditions in the «Poema de Fernán González», Madrid, Porrúa Turanzas, 1983,pp. 42-45.
,,111.IUIlI11_ rnándcv Valv 'rd' quien hace resaltar el dato en la traducción del texto del
58 El sintagma Alpes roscidae uallis del Tudense está comentado en la voz alpes del Glossarium M ediae et lnfimae Latinitatis conditum a Caro lo du Fresne Domino du Cange (18831,,\1 11111111
(ed. ci~udll,pp.
14· 1.,;\ ~7).
d Fe nán González: clerecíay juglaría» , Philo1887),Graz-Austria, AkademischeDruck-U. Verlagsanstalt,1954.Véaseel comentario de Dá'd 111111
Huu/llSIIlII\(VI:1117k)I\III('I~'
~:(;7 ()~,~'~ i~o :n Temas hispánicos medievales, Madrid,
maso Alonso, «La primitiva épica francesa a la luz de una Nota E m ilia n e n s e » , R F E , XXXVII
l' l •• "
'1//lrtU 1',
",
(1953),pp. 1-94,especialmentepp. SI-56. Quede a q u í constanciade mi agradecimientoa Julián
11.,1,1,pp, M K,
" 111111I~ IlU,IIh '11, 11,PJl 4 4 H 441),
Muela y Gonzalo Fontana, a quienes debo más de una aclara i6n a este particular.
1111111111
( 1IIIII,hti, 11\1111, J1 /11
59 Ed. citada, p. 25.
cercada la cibdad de Pamplona, et mato y dellos tantos que apenas
finco y dellos quien leuasse el mandado a su tierra» 56.
I\:I::~~
IIIIII\U '
I~I:; 1yn :"
15~
15
ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
maronlo
Sancho
Abarcha», El motivo trae a la memoria
buen número
de
objetos
mágicos
que ayudan
a superar
los obstáculos
a que se enfrenta
el
héroe: anillos, espejos, reliquias ... El folclore y la hagiografía
ofrecen ejemplos
abundantísimos
64. Pero
hay algunos más cercanos
a nuestro caso. Recordemos ahora
el de Perseo,
hijo de Zeus y Dánae,
y su viaje aéreo con las
sandalias
aladas que le han entregado
las ninfas para lograr acercarse
a la
morada
de las Górgonas
y arrebatar
la cabeza
de Medusa 65. En los dos
casos, el calzado
es el objeto mágico que permite
concluir
la tarea al héroe.
En ambos relatos queda destacada
la extraordinaria
operatividad
que pro«et more peditum calciatus
porciona
al protagonista.
Nos dice el Toledano:
auarcis,
peditibus
comitatus,
pari, inmo precellenti
agilitate
in Carpetania
et Celtiberia
loca plurima
acquisiuit». Como muchos otros héroes, Sancho
Abarca
ha aprendido
en el bosque a controlar
las fuerzas de la naturaleza
y
a aprovecharlas
en su favor 66. Las enseñanzas
recibidas
alIado
de su maestro
han sido, en este punto,
esenciales.
Además,
la experiencia
vivida convierte
a la persona
en otra diferente
de la que era. El cambio
de nombre,
tan ligado
a la personalidad
en la
mente primitiva,
no deja lugar a dudas: «et ab hoc facto fuit exinde dictus
Auarca», Precisamente
a partir
de entonces
-exinde-,
como nos dice el
Toledano.
Por otra parte, el calzado
identifica
no sólo al individuo
67, sino
64 Repárese en la extensión del apartado
«Magic objets» (D.800-D.l699) del Índice de
Thompson. Los motivos D.l065, D. 1065.5 (Perseo), D.l532.4, D.l520.l0.l, D.l532.3.l guardan
especial relación con el calzado, las sandalias y los viajes maravillosos y tareas acabados gracias
a esta clase de objetos. Consúltese igualmente la función XIV (<<Elobjeto mágico pasa a
disposición del héroe»), establecida por Vladimir Propp, M orfología del cuento, Madrid, Fundamentos, 1977, 3." ed., pp. 53-60.
~
1/,'Yh'NOAS
EN EL ARAGdN
M EDIEVAL:
SANCHO
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
I U linaje -«et
aliqui qui ex eius genere processerunt
adhuc hodie cog~o~em
11'lin nt ab Auarca»-'
y transmite
en nuestro caso un~ nota de ruStl~l~mO
V c n c ille z a la personalidad
del héroe, características
que J~nto con la agthdtd
un r ordadas de manera especial en los textos 68: «Et quia hab~bat popu os
I il 'S et in spiculorum
actibus
expeditos,
u~. ~os ad b~Jla ~~ m~e~tatl~nes
I ih u r n amplius
prouocaret,
interdum
cum rnilltlbu~:stU?lO. ~h~an,
mte~9 um
111111 .ditibus officio peditali,
semper
tamen
preliis fIdel mSlst~bat»
. El
ti
110 ~, magnifica
en García de Eugui: «Et abía por maynna
que s~c~lball~r~
de cuenta ve ya cansado
dabale
su e a a o e e
11 c u d 1'0 o otro homme
ie» 70. Las abarcas,
en su sencillez,
fa~or~cen
el contacto,
del
IIlId Ihu ti
1IIIIIlillo
:n sus tropas y propician
el vínculo. solidario .entre caballena
e
1111IlIt da. Precisamente,
solidaridad
y generosidad
~on vlrtude~
c~n que :e
11111111\11
'1 retrato moral de Sancho Abarca ya en el L1ke'f Regum. « 119.~~ns~
11 111111\ fo grande, fo omne muit esforcado e muit ranc e acu le
ue
1IIIIu lo fillos d'algo que trobo en las m,onta~nas
e dau~ les quanto
q
1'11I11111111'1»
71. La leyenda
configurada
as~ remite a un hero~ ema~ado
.~e
\111 1I\lIudo prístino y, por lo tanto,
adquiere unas con,notaclOnes
e mi o
111I\1111011 11. d e narración
de orígenes, que la hacen Á~oPlada
~ara~:d~~:l~~
1 1I1t', 11'11, ' mo demuestra
el hecho .de. q.ue los
arc~ y n O s
111I111 I 111hayan esgrimido
como pnncipio de su apelhdo
.
A'
tos por Jerónimo
Zurita, Zaragoza, CSIC,
1 ti 1, 111(//(',\'
di' /0 Corona
de
ido el compues
robable de que Ximénez de Rada conociese
l' ( " 1111111
1, IX, p. 40. Aunque, da o e caso I~UY~V 9 se encuentra la mención, a través del
11 ,/11/1 tlt' /11,\' 'ésares de ~ueton~o, ~n cuyo In~ocodve~ía airear tan malvados antecedentes.
1'" 11/111/1
1I1.1'IOrialede VIcente e eauvais,
t
o osición guerrero'
~· III1Y IlId i i~s que permiten dl.educirequceo~~~
~ :~i7~r~~~!I:~:
:p:anta"Jacques Le Goff
11 1 1/ I1 11"1'0ligero cuyas irnp icacion s
.
, .
l
65 La historia en las M etamorfosis
de Ovidio, libro IV: <meracarpebat tenerum stridentibus
1 "' 1
'.
.
86-88 El dato se aplica srsternaucamente en a
d'
lar o el Cronicón del Si/ense
11 11 IlIlk\llo (1 'sbozo de análisis ... », pp. intab
alis» (v. 616);fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
« ... pennis ligat ille resumptís/
parte ab utraque pedes teloque accingiturhgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
u n c » ] et
1111111
111111111
lu tin a peninsular a los pue~los can~a ~s, ~~;eo T~~aeCnesa concreta noticia: liAd
liquidum motis talaribus aéra finditi (vv. 665-667). Empleo la edición de Antonio Ruiz de
Elvira, Barcelona, Alma Mater, 1964. Con más detalle se encuentra narrada en la Biblioteca
I:,,~'I'::II:~II~:
I "~:~O~· ~~~I,
~~~~~ud;~~el~C~e¡:~:~~~~~~~:i~s~~~~:d~e:xa~~~;~~fs~::;:~: I~:~t::~:
de Apolodoro, libro II, 4, 2-4.
,
11
11111
• 1 I 1'011s,
paca siylvarum oca, pen 1
, antabri succinti ¡: leves (oo.), in diversa
66 Ed. citada, p. l7l. Habría que recordar aquí el caso de las rapidísimas botas de siete
,111111
lid 111111
I I ~ v lld ndo,
~ePóecdontlur~ba~t ~ ~ g )' a~a de E~rique Flórez, ya citada, t. XVII,
leguas (motivo D. 152l.l del Índice de Thompson), que permiten a Pulgarcito -por citar a un
pana
r
1111111111I111111.
"'l1ple
la edici n e a
niño también abandonado en el bosque- burlar al ogro y a su incauta mujer. Gracias a las
l' 11
botas obtiene el tesoro con que regresará para cambiar la fortuna de su familia. En conversación
1,lld 11 .itudu, p. 171.
, de Euzui P ri cipe
con la esposa del ogro comenta el muchacho: «Como la cosa urge, quiso que me pusiera sus
1111
111111
1101 'I\Sl 'gui ros, 11 rónica de los Reyes de Navarra de García e ugui», In
botas de siete leguas, como podéis ver, para ir más de prisa, y también para que no creyérais
'It////I,
\11(I97H), p, 559.
d
'dad al Poema de Fernán González,
que soy un impostor». Así en la versión de Charles Perrault, Cuentos de antaño (traducción de
111 ti ('111I(/11,
p, :16. 1 alll pasa el dato con to a segun
Joélle Eyheramonno y Emilio Pascual), Madrid, Anaya, 1985, p. 17l. Véase para este asunto:
,,(, IKI /¡J , Al 111 1 , D ycrrnond, IIUna nota ... », pp. 36-37.
d Le'
«El bosque misterioso», capítulo III de la obra de Vladimir P r o p p , Las raíces históricas del
A
.
el e un documento navarro en el Becerro
e
tre
1
cuento, Madrid, Fundamentos, 1974, pp. 69-160.
/ 11111 hUlvo ~I 11' Y st at sugua
n045_1051: 11 ancius rex qui cognominatus es! ab
6 7 Existía al menos un caso histórico en que el apelativo derivaba del calzado: Calígula
fue
111111
111111
111, 11I hu tnn Itmprnna ~o(~
acarra Vasconia medieval. Historia y Filología.
llamado así precisamente por lucir las cal/igae típicas de los ejércitos romanos ya desde pequeñito.
111"111
- VIIInllhll Auur 'hw). ~ us ,JOS 111 . • ( d; 1956. Sun Sebastián, Publicaciones del
( ¡'
1957 P 12 n la colección
, ,/,,/, "'/11'1/1,\
11/'/IIIII/II'ItIlI/I,i1 m //1 1 1 ,\ lO Y 1~ (//1 (tI,ir ~
El dato no escapó a la erudición de Zurita, quen lo recoge en sus Anales precisamente al
111111111111
111111101111111110
••ti 1111-1'¡tl'l !)t~lI~ II,~I'¡~,~:lul~u~.~~;) rnh'nrgo, pnrll.losé Marta
hablar de Sancho Abarca: «Ya en otros tiempos quedó el nombre por ciertos troj R d calzado
11111I
111
111111 11111'11
1'011111yll UII lit 1 ": l IIl'U 11111111IIm'ulII IIln IIduh rudo de Sun
y vestido a Gayo César que sucedió 111cmp rndor Tib rio, qu llamnron ('IIIf/llllu, y 11MAr O
Sr
1 1
1
Antonino hijo del emperador overo u qui 11 d/ ron ('11r/ll'/I 111»;v id,
1111 1 Cnn IIUNl.óp Z
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ALBERTO
DEL RÍO NOGUERAS
LEYENDAS
EN EL ARAGÓN
M EDIEVAL:
SANCHO
ABARCA
EN LOS ORÍGENES
DEL REINO
zyx
la plasmación de los hechos en la Historia Gothica contiene indicios que
Terminado el repaso a las principales crónicas medievales que recogen
permiten postular el conocimiento por parte de su autor de otra versión
la leyenda de Sancho Abarca, ha llegado el momento de establecer una
legendaria, quizás cercana a la tradición local de la cuna navarra del arzoserie de conclusiones sobre las diversas maneras de formalizarse el relato
bispo, nacido en Puente la Reina y criado en la corte de Sancho VI el
73.
del nacimiento, formación y primeras hazañas del héroe navarro-aragoné
Sabio 75. Esta versión ligaría la muerte de los padres a manos de los árabes
Al margen de la mención del apelativo en lahgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
N a je re n s e l" , la prim ra conscon la venganza del hijo póstumo. El análisis del texto de la Crónica de San
tancia historiográfica se plasma en el Liber Regum, obra en qu s alude al
Juan de la Peña, dependiente del Liber Regum y del Toledano, pero cononacimiento extraordinario y a la crianza del héroe por un ayo montañés.
cedor de otra versión legendaria, aporta además unos elementos que apoyan
Estos mismos datos son racionalizados conscientemente p rfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
I arz bispo
la sospecha de que la educación con el ayo en el espacio compartido por
Ximénez de Rada y remitidos a un ámbito cotidiano que aminora los compastores, salvajes y ermitaños, además de transmitir al héroe una nota de
ponentes legendarios de la narración en una práctica común atcsti uada de
cercanía a la naturaleza con la que ha pasado a la tradición folclórica, pudo
antiguo por la crítica en el quehacer cronístico del Toledano. P r tr lado,
haber sido la parte central de una leyenda estructurada en torno al consabido
ciclo de las iniciaciones rituales. El regreso al territorio paterno y la incorXII-XIII,
Y se aplica a este monarca.
Las Genealogías de Roda (núm. 1 ) n una segunda
poración
a la línea hereditaria se situarían en estrecha relación con el motivo
redacción y Ximénez de Rada (De rebus Hispaniae, lib. V, cap. 22) se lo upli fin 11 su abuelo
de la venganza de la sangre y además justificarían la aplicación de un apelaYu s ha apuntado
Sancho Garcés 1 » . Historia política del Reino de Navarra ..., p. 144, n.5.
anteriormente
cómo la fase inicial coincide con el motivo folcl6rico del rapt ,1 que explica el
tivo referido al objeto con que el héroe vence las pruebas que han de deempleo que de este dato hizo otro de los linajes que incorporó,
aunque al par e r en época
mostrar la satisfactoria conclusión del rito iniciático.
posterior,
el relato a los orígenes de su apellido. Me refiero a los Ladrón
de
ucvara. En
anotaciones
al margen de los manuscritos
M y F, copiados en los siglos X V II Y XV 1U respectivamente, de la Crónica de los Reyes de Navarra de García de Eugui, se Ice «querer algunos
decir que luego murió la reyna, y que el cavallero que la abrió y se llevó el niño, e le llamaron
(cd. citada, p. 558).
Ladrón, de quien vienen los «ladrones» de España y «abarcas» de Aragón»
La noticia se recoge también en los Anales de Jerónimo Zurita: «y e criben, que el caballero
que le tuvo encubierto cuando niño y le crió fue del linaje de Guevara, y que por esta causa le
llamaron
Ladrón» (ed. citada, p. 40). El romance de los consejos del ayo recoge entre sus
versos la siguiente mención: «Desque me creyeron todos! dieron vo el cetro real! y a mí el
nombre de Ladrón!
por mi furto autorizar» (ed. citada, f. 250 v). Juan Briz Martínez, en su
Historia de la fundación y antigüedades de San Juan de la Peña y de los reyes de Sobrarbe,
Aragón y Navarra, Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet,
1620, discute en la p. 278 el pleito
entre los Abarca y los Guevara sobre los orígenes de sus apellidos. Encuentro,
por último, en
la Crónica de Garci López de Roncesvalles (Pamplona,
Universidad de Navarra, 1977, p. 61),
en la genealogía de Íñigo Arista, la siguiente curiosa mención: «et como en las crónicas es
contenido, su padre fue de Abarcuca e Biguria nombrado
don Ariesta; et la crónica del dicho
arcobispo de Toledo pone otrament et que fue dicho don Eneco Ariesta por quanto era aspro
en las batallas». La editora del texto, Carmen Orcástegui Gros, apunta que «la única mención
dentro de la historiografía
anterior que señala su lugar de procedencia»
es el Libro de las
Generaciones (puede consultarse la edición de Diego Catalán citada en nota 12, p. 317). De
ahí el dato pasa a los cronistas del Siglo de Oro: Garibay, Mariana,
Moret...
73 Adapto
una útil distinción apuntada por Pierre Le Gentil en su revisión de las teorías
del neotradicionalismo
pidaliano: la leyenda se aproxima
a lo que en términos saussureanos
sería la langue, sistema codificado que se actualiza en cada relato particular a la manera que la
lengua toma cuerpo en el habla; vid. «La notion d'état latent et les derniers travaux de R.
Menéndez Pidal», Bulletin Hispanique, LV (1953), pp. 113-148. Véase ahora un interesante
resumen de éstas y otras cuestiones teóricas, acompañado de una bibliografía selecta, en Frnncois
Dclpcch, «La légende: réflexions sur un colloque et notes pour un discours d 111111t hnd »,
r ogido en Jcan-Pierrc
"tienvre (ed.), La légende ..., pp. 291-305 .
.,~ 1,11111n iión, en el comienzo del Liber tertius, es escueta: «Oarsias XOIII 111111111111
,'lIlIlhllll
S Auar 11, Suntius
larciet
x domnu Tulu I 11111,hl~1I JlI el
(lurI'l t, qui tlllnOlllilllltus
Jorl 1'0 I\lItlll,
I\uit r 11 I\l (lnrsium. qui 'O¡¡1l0minutllS st Tr mulo \1 n, 1'1,/ 1111111111
!lltl lit
11 111( 11), ('1',1"1,',, N "/,,,,,,,,W ', VIII 1\('111, Anuhur, 11,)1I~,p. I)().
75 Véase la biografía
de J. Gorrosteratzu,
Don Rodriga Jiménez de Rada, gran estadista,
escritor y prelado, Parnplona,
1925. Su resumen, en el prólogo de Juan Fernández Valverde a
In dici6n d 111lllstoria de los hec}: s de lr.l'fJ O flfl ya cirndu.