Stvdia
Zamorensia
Segunda Etapa
Volumen XV
UNED
Zamora 2016
ISSN 0214-736X
STVDIA
ZAMORENSIA
SEGUNDA ETAPA
Volumen XV
ISSN 0214-736X
Zamora
2016
Director:
Juan Andrés Blanco Rodríguez (UNED, Zamora)
Consejo de Redacción:
Arsenio Dacosta (UNED, Zamora) y José Ignacio Monteagudo Robledo (UNED, Zamora), secretarios.
Jenaro Costas (UNED, Sede Central), José Manuel del Barrio Aliste (Universidad de Salamanca), Emiliano González (Universidad de Burgos), Antonio Sánchez Cabaco (Universidad
Pontificia de Salamanca) y José Luis Hernando Garrido (UNED, Zamora).
Consejo Asesor:
Celso Almuiña (Universidad de Valladolid), Fernando Bianchi de Aguiar (Universidade de
Trás-os-Montes e Alto Douro), Andrés de Blas (UNED, Sede Central), Heraclio Bonilla
(Universidad Nacional de Colombia), José Domínguez Caparrós (UNED, Sede Central),
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Salamanca), María Asunción Merino Hernando (UNED, Sede Central), José Antonio Pascual (Real Academia Española), Miguel Ángel Pérez Priego (UNED, Sede Central), Manuel
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ZAMORA
SUMARIO
DOSSIER: EL CERCO DE ZAMORA:
LA HISTORIA, LA LEYENDA Y EL LEGADO CULTURAL
CHARLES GARCIA: El Cerco de Zamora: la historia, la leyenda y el legado cultural. Presentación
del dossier....................................................................................................................
PABLO MARTÍN PRIETO: Anatomía de un regicidio: la muerte de Sancho II de Castilla en la
historiografía medieval hispana ....................................................................................
CHARLES GARCIA: La muralla del Cerco: la construcción material y su representación.............
FRANCISCO BAUTISTA: El episodio épico de la división de los reinos por Fernando I y el Cantar
de Sancho II ...............................................................................................................
ALBERTO MONTANER FRUTOS: Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de
Zamora.......................................................................................................................
PATRICIA ROCHWERT-ZUILI: El Cerco de Zamora en la historiografía alfonsí y neoalfonsí: el
hijo rebelde, el caballero y la reina ................................................................................
ALEJANDRO HIGASHI: El romancero artificioso y erudito en la formación del ciclo sobre el Cerco
de Zamora ..................................................................................................................
VIRGINIE DUMANOIR: El Cerco de Zamora: un ciclo romanceril épico-histórico y cortesano .....
JOSÉ LUIS HERNANDO GARRIDO: Sobre el Cerco de Zamora y algunos juguetes de Coomonte ..
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ESTUDIOS SOBRE ZAMORA
MIGUEL-ÁNGEL HERNÁNDEZ FUENTES: La comunión reparadora. Piedad eucarística y renovación católica en Zamora durante la Restauración ........................................................
MARÍA DIÉGUEZ MELO: Argüello en Zamora (1967-1970): reconsiderando los orígenes de una
plástica personal ..........................................................................................................
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ESTUDIOS SOBRE CASTILLA Y LEÓN
RUBÉN FERNÁNDEZ MATEOS Y SERGIO PÉREZ MARTÍN: Una ménsula del claustro de la catedral de León y su relación con la Anunciación de la Virgen de la Esperanza (h. 1288): La
fortuna de un modelo en el ámbito leonés y castellano.....................................................
203
RESEÑAS
MARQUES, Maria Alegria, Os Forais de Vilarinho da Castanheira, ed. comemorativa dos 500
anos de atribuição do Foral Novo. Carrazeda de Ansiães: Câmara Municipal, 2014.
CARLOS D’ABREU (RIBACVDANA) ...........................................................................
RODRÍGUEZ ESTEBAN, María Ascensión. La arquitectura de ladrillo y su construcción en la
ciudad de Zamora (1888-1931). Zamora: Instituto de Estudios Zamoranos Florián de
Ocampo, 2016.
SARA NÚÑEZ IZQUIERDO (Universidad de Salamanca) ................................................
ABREU, Carlos d’, e PIRES, Basileu (coords.). Jornadas Culturais de Balsamão - A Cultura
Mirandesa. Carviçais: Lema d’Origem Editora, 2016.
OLINDA MARTINHO RIO (Universidade de Coimbra) .................................................
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Sumario
ÁLVAREZ DOMÍNGUEZ, Juan-Miguel. Los discursos identitarios de las Casas de Zamora y León
en Madrid. Estudio diacrónico y comparativo (1929-1985). Zamora: UNED Zamora,
2016.
ARSENIO DACOSTA (UNED. Centro Asociado de Zamora).........................................
GAMONEDA, Amelia (ed.). Espectro de la analogía: literatura & ciencia. Madrid: Abada,
2015.
JOSÉ IGNACIO MONTEAGUDO (UNED. Centro Asociado de Zamora) ........................
GONZÁLEZ MATELLÁN, José Manuel. Mapa hispano de bailes y danzas de tradición oral.
Tomo II. Aspectos festivos y coreográficos. Asociación Española de Organizaciones de
Festivales de Folklore (CIOFF España) 2015.
JULIÁN SANTOS VILLASEÑOR .......................................................................................
PÉREZ MARTÍN, Sergio y FERNÁNDEZ MATEOS, Rubén, La imaginería medieval en Zamora
(siglos XII-XVI), Zamora y Benavente: Instituto de Estudios Zamoranos Florián de
Ocampo y Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo, 2015.
JOSÉ LUIS HERNANDO GARRIDO (UNED. Centro Asociado de Zamora) ....................
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233
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DOSSIER: EL CERCO DE ZAMORA:
LA HISTORIA, LA LEYENDA
Y EL LEGADO CULTURAL
Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí
del Cerco de Zamora
Epics and Historiography in the Story of the Siege of Zamora
by Alfonso the Wise
Alberto MONTANER FRUTOS1
Universidad de Zaragoza
RESUMEN
El análisis de la constitución del relato alfonsí de las guerras fratricidas durante el reinado de Sancho
II permite deslindar tres fuentes principales: el De rebus Hispanie de Ximénez de Rada, la Chronica
Naiarensis y el Cantar del rey don Sancho. La distinción de lo que procede de cada una permite advertir
que el cuerpo central del poema épico se componía de un enfrentamiento entre don Sancho y cada
uno de sus hermanos: García, Alfonso y Urraca. De estos episodios, puede reconstruirse con bastante
precisión el primero, la batalla de Santarém, y el último, el Cerco de Zamora, que concluye con la
muerte del propio Sancho a manos de Vellido Dolfos. En cambio, del intermedio, la batalla de Golpejera, solo se conocen versiones historiográficas.
PALABRAS CLAVE: Cantar del rey don Sancho, Cerco de Zamora, cantares perdidos, Estoria de España
alfonsí, prosificaciones épicas.
ABSTRACT
This paper is an analysis of the constitution of the plot of fratricidal wars during the reign of Sancho II
in Alfonso X the Wise’s Estoria de España. The analysis identifies and examines three main sources,
indicating what comes from each source: archbishop Ximenez de Rada’s De rebus Hispanie, the Chronica Naiarensis and the lost Cantar del rey don Sancho. The paper argues that the main body of the epic
poem consists of a confrontation between King Sancho and each of his brothers García, Alfonso and
Urraca. Of these episodes, the first can be reconstructed fairly accurately, i.e. the battle of Santarém,
as well as the last, the Siege of Zamora, ending with the murder of King Sancho by Vellido Dolfos.
However, the middle episode, the battle of Golpejera, is only known through chronicle versions.
KEYWORDS: Cantar del rey don Sancho, Siege of Zamora, lost epic songs, Alfonso X the Wise’s Estoria
de España, prose versions of the epics.
Recibido: 31/01/2016
Revisado: 10/03/2016
Aceptado: 30/06/2016
Al narrar lo relativo a las luchas intestinas que siguieron a la fragmentación de la Corona
Castellano-Leonesa por parte de Fernando I, la Estoria de España alfonsí2 hace una excepcional
1
El presente trabajo se inscribe en las actividades del Proyecto de I+D del Programa Estatal de Fomento de la
Investigación Científica y Técnica de Excelencia del Ministerio de Economía y Competitividad (con cofinanciación
de fondos FEDER) FFI2015-64050-P: Magia, Épica e Historiografía Hispánicas: Relaciones Literarias y Nomológicas.
2
Para referirme a sus versiones y ediciones, emplearé las siguientes abreviaturas: CVR = Crónica de Veinte Reyes, VC
= Versión crítica, VS = Versión sanchina y PCG = Primera Crónica General. En cuanto a sus fuentes, se abrevian así: CM =
Chronicon mundi de Lucas de Tuy, CN = Chronica Naiarensis, CRL = Chronicon Regum Legionensium de Pelayo de Oviedo, DRH = De rebus Hispanie de Rodrigo Ximénez de Rada, HL = Historia Legionensis (hactenus Silensis nuncupata), HR
= Historia Roderici. La materia épica aludida se halla recogida en la Versión crítica (ca. 1282-1284) y la Versión sanchina
o amplificada (ca. 1289), así como, de forma más lejana, en la Crónica de Castilla (ca. 1300). La comparación entre las
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referencia expresa a fuentes épicas, como subrayó Menéndez Pidal3. La mayoría son genéricas:
«Algunos dizen en sus cantares que avié el rey don Ferrando un fijo de ganançia que era cardenal
en Roma» (VC, p. 417 =CVR, p. 173a), «mas esto, como quier que lo cantan asý los juglares, non
fue así la verdat» (VC, p. 434 = CVR, p. 185a), «e dizen en los cantares de las gestas que la tovo
cercada VII años» (VS, f. 152v = PCG, vol. II, p. 509a).Un par de ellas, sin embargo, concretan el
tema de los correspondientes cantares, proporcionándonos el equivalente de lo que hoy sería un
título: «fallamos en otros lugares e en el cantar que dizen del rey don Fernando que en el castillo
de Cabeçón, yaziendo él doliente, partió los regnos» (VC, p. 417= CVR, p. 173b) y
«Mas commo quier que en el cantar del rey don Sancho diga que luego fue sobre el rey don
Garçía, fallamos en las estorias verdaderas que cuentan ý el arçobispo don Rodrigo, e don Lucas
de Tuy, e don Pedro Marques, cardenal de Santiago, que ovieron sabor de escodriñar las estorias
por contar verdaderamente la estoria de España, que sobre el rey don Alfonso fue luego que estaba en comedio, e esta es la verdat. Mas porque vos queremos contar aquí complidamente toda la
estoria del rey don Sancho así como la cuentan los juglares, dexaremos aquí de contarla así como
la cuenta el Arçobispo e los otros sabios».4
Esta doble mención obliga, ante todo, a preguntarse por la integración de estos episodios (tan
íntimamente ligados) en una sola composición o en dos, algo que se hace extensible a la jura en
Santa Gadea, aunque en las fuentes no haya al respecto ninguna indicación semejante a estas. La
crítica ha vacilado al respecto. Menéndez Pidal consideró inicialmente que existió un solo Cantar
del cerco de Zamora, que abarcaría desde la partición de los reinos («en guise de prologue») a la
jura en Santa Gadea («son epilogue») y que comprendería los siguientes episodios: partición de
los reinos, derrota y prisión de don García, derrota y prisión de don Alfonso, Cerco de Zamora,
muerte de don Sancho a manos de Vellido Dolfos, reto de Diego Ordóñez a los zamoranos, regreso de don Alfonso y jura en Santa Gadea5. Más tarde, a la vista del texto de CVR, planteó que
mismas revela la existencia de un modelo común, el texto perdido de la «cuarta parte» de la Versión primitiva (ca. 1270),el
cual se transparenta netamente (a veces con mínimas discrepancias) bajo el texto de las versiones conservadas. Para VC
sigo a CAMPA, Mariano de la (ed.). La Estoria de España de Alfonso X: Estudio y edición de la Versión Crítica desde Fruela II
hasta la muerte de Fernando II. Analecta Malacitana, anejo LXXV. Málaga: Universidad, 2009, aunque indico también las
referencias del texto de su subarquetipo más divulgado, CVR = Crónica de Veinte Reyes, ed. César Hernández Alonso et alii.
Burgos: Ayuntamiento de Burgos, 1991. Para VS, sigo el texto del códice regio E2 = Escurialense X-i-4 (transcrito por
Lloyd A. Kasten y John Nitti en Admyte II: Archivo digital de manuscritos y textos españoles [CD-ROM], ed. Francisco Marcos
Marín et alii. Madrid: Micronet, 1999, núm. 7), cotejado con F = ms. Salmanticense 2628 (transcrito en esta parte por
REIG, Carola. El Cantar de Sancho II y Cerco de Zamora. Anejos de la Revista de Filología Española, 37. Madrid: CSIC,
1947, p. 219-264) y con la edición crítica de PCG = MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (ed.). Primera Crónica General de España.
Madrid: Gredos, 1955, 2 vol. En las citas de estas y otras fuentes medievales regularizo parcialmente la ortografía en casos
como i/j, u/v, consonantes dobles no intervocálicas, uso de mayúsculas, acentuación y puntuación. Respecto de las fuentes
latinas, las ediciones empleadas son las siguientes: CM = FALQUE, Emma (ed.). Lucae Tudensis Chronicon mundi. Corpus
Christianorum: Continuatio Mediaeualis, LXXIV. Turnhout: Brepols, 2003; CN = ESTÉVEZ SOLA, Juan A. (ed.). Chronica
Hispana saeculi XII, Pars II: Chronica Naierensis. Corpus Christianorum: Continuatio Mediaeualis, LXXI A. Turnhout:
Brepols, 1995; CRL = SÁNCHEZ ALONSO, Benito (ed.). Crónica del obispo don Pelayo. Madrid: Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas, 1924; DRH = FERNÁNDEZ VALVERDE, Juan (ed.). Roderici Ximenii de Rada Historia
de rebus Hispanie siue Historia Gothica. Corpus Christianorum: Continuatio Mediaeualis, LXXII. Turnhout: Brepols, 1987;
HL= SANTOS COCO, Francisco (ed.). Historia Silense. Madrid: Centro de Estudios Históricos, Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas, 1921; HR = FALQUE, Emma (ed.). Historia Roderici uel Gesta Roderici Campidocti.
En FALQUE, Emma; GIL, Juan; MAYA, Antonio (eds.). Chronica Hispana saeculi XII, Pars I. Corpus Christianorum: Continuatio Mediaeualis, LXXI. Turnhout: Brepols, 1990, p. 1-98.
3
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. Poesía juglaresca y juglares: Orígenes de las literaturas románicas. Madrid: Instituto de
Estudios Políticos, 1957 (reed. con pról. de Rafael Lapesa. Madrid: Espasa-Calpe, 1990), p. 382-383, y Reliquias de la
poesía épica española, Madrid: Espasa-Calpe, 1951 (reimp. con introd. de Diego Catalán, Madrid: Gredos, 1980), p.
XLIX-LIII y LXV-LXVI.
4
VC, p. 429-430 = CVR, p. 183a. Como se verá luego, al comentar el cap. CCL de VC, correspondiente al 824
de la Versión sanchina, se trata, en efecto, de la versión transmitida por Lucas de Tuy, CM, IV, 62, y Rodrigo Ximénez
de Rada, DRH, VI, XV, p. 195
5
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. L’épopée castillane à travers la littérature espagnole. París: Armand Colin, 1910, p.
57-74; prácticamente idéntico en su versión española: La epopeya castellana a través de la literatura española. Madrid:
Espasa-Calpe, 1959, p. 49-61.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
había dos cantares distintos: uno relativo al episodio ampliado de las particiones, que al mismo
tiempo pondría fin al Cantar del rey Fernando, par de emperador (es decir, las Mocedades de Rodrigo)6 y daría inicio al Cantar del rey don Sancho, y este propiamente dicho, que abarcaría desde las
primeras acciones del reinado de Sancho II hasta la jura en Santa Gadea7. Mientras tanto, Puyol
había considerado que el tema de las luchas fratricidas se repartía en tres cantares: un Cantar de
Sancho II consagrado a las particiones y a las guerras civiles, hasta la muerte de don Sancho; un
posterior Cantar de Zamora que abarcaría el reto de Diego Ordóñez a los zamoranos (y que se
habría fundido con el anterior en uno solo, el conocido en el taller alfonsí) y un tercero de La
Jura en Santa Gadea8. Siguiendo, en cambio, el primer planteamiento pidaliano, Reig defiende
la existencia de un cantar unitario desde las particiones a la jura9, mientras que Carlos y Manuel
Alvar no se pronuncian sobre aquellas, pero sí incluyen esta como remate del poema épico10. Por
su parte, Catalán piensa que hubo una gesta de Las particiones del rey don Fernando, dividida en
tres cantares, el del rey don Fernando (que incluía la división de los reinos y la muerte del monarca
castellano), el del rey don Sancho (que narraba las luchas fratricidas hasta la muerte del mismo)
y el del reto de Zamora (que abarcaba este con sus lides y la jura en Santa Gadea)11. Sin embargo, no da ninguna prueba fehaciente ni del título principal ni de la integración de sus supuestas
secciones, cuya presunta intitulación por parte de los cronistas alfonsíes responde, a mi entender,
a una interpretación de VC con un criterio anacrónico12. Al margen de que se discuta si hubo
un episodio sobre las particiones al inicio del Cantar del rey don Sancho, el texto de VC, desde su
propio contexto, solo puede entenderse referido a dos composiciones distintas.
La otra cuestión que suscitan los pasajes precitados es el del modo en que los materiales épicos
se han integrado en la narración historiográfica y la función que desempeñan en su nuevo contexto, ya que esto, además de esclarecer la propia elaboración y funcionamiento del texto cronístico,
es imprescindible para delimitar lo que con seguridad se conserva de la composición épica en
que se basa y que ha podido ser presumiblemente afectado por los procedimientos cronísticos de
armonización de fuentes, abreviación de aspectos considerados irrelevantes y racionalización del
relato. Se trata, en consecuencia, de un estudio que, yendo del análisis de la crónica a la recuperación argumental de su fuente, se retroalimenta y resulta beneficioso para ambas. Un aspecto
Esto lo había apuntado ya en L’épopée castillane, p. 58.
MENÉNDEZ PIDAL, Reliquias, p.LXV y 240; La épica medieval española desde sus orígenes hasta su disolución en el
romancero, ed. Diego Catalán y María del Mar de Bustos. Madrid: Espasa-Calpe, 1992, p. 539-548; cf. también Primera Crónica General, vol. II, p. CXLVIII-CXLIX.
8
PUYOL, Julio. Cantar de gesta de Don Sancho II de Castilla. Madrid: Librería General de V. Suárez, 1911.
9
REIG, El Cantar de Sancho II, p. 42-57. No indica nada respecto de la estructura FRADEJAS LEBRERO, José. Estudios épicos: El Cerco de Zamora. Aula Magna, 5. Ceuta: Instituto Nacional de Enseñanza Media, 1963.
10
ALVAR, Carlos; ALVAR, Manuel (eds.). Épica medieval española, Letras Hispánicas, 330. Madrid: Cátedra, 1991,
p. 271-273.
11
CATALÁN, Diego. La épica española: Nueva documentación y nueva evaluación, Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2001, p. 38-51. La propuesta de Catalán se parece mucho a la avanzada por Puyol, pese a que solo lo cita
de pasada y para descalificarlo (p. 39, n. 21). A su vez, LACOMBA, Marta. Au-delà du «Cantar de mio Cid»: Les épigones de
la geste cidienne à la fin du XIIIe siècle, Madrid: Casa de Velázquez, 2009, p. 40-61, aunque inicialmente parece plantear
la existencia de tres cantares independientes (el de don Fernando, el de don Sancho y el de la Jura, sobre el primero de
los cuales véase LACOMBA, Marta. «Le Cid et le roi dans l’historiographie castillane de la fin du XIIIe siècle: la bonne mort
royale au service de l’exaltation de la chevalerie». Cahiers d’études hispaniques médiévales. 2006, 29, p. 63-81), finalmente
se alinea en lo fundamental con la propuesta de Catalán. Lacomba ofrece, además, un repaso más detallado que el mío
sobre las opiniones de la crítica precedente, mientras que ofrece una muy completa relación bibliográfica al respecto en
la nota 7 de LACOMBA, Marta. «L’utilisation des cantares et la notion de vérité dans la Versión de ca 1283 de l’Estoria de
España: le recours à l’argumentum comme critère de définition du vraisemblable». Cahiers d’études hispaniques médiévales. 2006, 29, p. 265-276 (en p. 268).
12
No pueden traerse a colación aquí ni el principio ni el final del segundo cantar del Mio Cid (que cito por MONTANER FRUTOS, Alberto (ed.). Cantar de mio Cid. Biblioteca Clásica de la RAE, 1. Madrid: Real Academia Española,
2011; reimp corr. 2016), porque en el verso 1085: «Aquí·s’ conpieça la gesta de mio Cid el de Bivar», la estructura de
íncipit no proporciona un título ni gesta significa ‘cantar’, mientras que el verso 2276: «Las coplas d’este cantar aquí·s’
van acabando», aunque garantiza que dicho término designaba tanto la parte como el todo, no indica que en la primera
acepción fuese objeto de rúbrica alguna, lo que resulta lógico, habida cuenta de que la mayoría de las obras vernáculas
medievales carecen de título propio, al menos en el sentido moderno del término.
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Alberto Montaner Frutos
esencial de esta problemática y mi objetivo principal en estas páginas tiene que ver con esa armonización de fuentes. La labor historiográfica no consistía solo en prosificar un poema épico y dotar
de una mínima fluidez narrativa al conjunto resultante, sino que suponía adaptar el texto a las
exigencias del género, lo que, por ejemplo, en la Estoria de España comienza por su adecuación a la
estructura analística de la misma. Dentro de esta tarea, uno de los retos principales se daba cuando
el relato épico debía acompasarse al que, sobre los mismos temas, aunque de forma habitualmente
más sucinta, daban las principales fuentes de información, las crónicas latinas hispánicas, y en particular, para este período, la Historia de rebus Hispanie siue Historia Gothica de Rodrigo Ximénez
de Rada y el Chronicon mundi de Lucas de Tuy (en este orden de prelación).
Respecto del Cantar del rey don Sancho prosificado en la Estoria de España alfonsí, la cuestión
consiste en dilucidar qué elementos proceden de las crónicas latinas, cuáles del poema épico perdido y cuáles son el fruto de la labor de ensamblaje por parte de los cronistas. Para ejemplificar la
problemática inherente a esta situación, resumiré un caso del que ya me he ocupado en detalle,
pero a cuyo análisis he de hacer una precisión13. Se trata del episodio en que, tras haber dado
muerte al rey don Sancho, Vellido regresa a Zamora14. En un principio, el regicida se encamina
a la muralla a fin de entrar por el postigo que él mismo había mostrado previamente al rey como
posible acceso a la ciudad asediada. Aunque esa era, sin duda, la mejor vía de escape, el magnicida
cambia inopinadamente de rumbo y se encamina a la puerta de la ciudad, siendo entonces perseguido por el Cid. El desajuste que supone este extraño quiebro en su trayectoria podría deberse a
una anomalía del propio poema épico, pero también hace pensar en el resultado de un ajuste de
información diversa en la prosa historiográfica15. A mi juicio, lo que ha sucedido es esto último,
pues la huida a través del postigo y la importancia de este último en todo el argumento está garantizada por los romances viejos16. En cuanto a la noticia relativa al regreso a Zamora por la puerta
de la muralla, se encuentra en las dos principales fuentes latinas ya citadas, el DRH, VI, XVIII, del
Toledano, y el CM IV, 65, del Tudense. La primera incluye también la infructuosa persecución del
Cid cuando ve huir a Vellido, pero no el diálogo que ambos mantienen, cuando se cruzan ante el
campamento castellano. Dado que este episodio no se contaba así en el perdido cantar, o bien la
escena procede de una tercera fuente, o bien es una recreación imaginativa de los cronistas alfonsíes. La opción correcta es la primera, pues el pasaje se encuentra casi a la letra en CN, III, 1617.
Hay, sin embargo, dos elementos que tampoco se encuentran allí. Una es la maldición del
Cid a todo caballero que, como hizo él con las prisas, cabalgase sin espuelas y la otra, que cierra el
pasaje, es la reflexión sobre la actuación del Cid, que es la única en que los omnes buenos encontraban algo que reprochar al héroe castellano. Este último elemento representa, sin duda, lo que era
objeto del retraer cortesano en el entorno de Alfonso X y remite al ámbito de la memoria histórica
compartida18. En cuanto a la maldición cidiana, la propia Estoria de Españala atribuye al Toledano: «dize el arçobispo don Rodrigo que non le pudo alcançar por las espuelas que non trayé»
13
MONTANER FRUTOS, Alberto. «La huida de Vellido, ¿por las puertas o el postigo? (o De la Chronica Naierensis y
las fuentes alfonsíes)». En ALEMANY, R.; MARTOS, J. L.; MANZANARO, J. M. (eds.). Actes del X Congrès Internacional de
l’Associació Hispànica de Literatura Medieval (Alacant, 16 al 20 de setembre de 2003). Alicante: Institut Interuniversitari
de Filologia Valenciana, 2005, vol. III, p. 1179-1197.
14
VS, f. 153v-154r = F, p. 248-249 = PCG, vol. II, cap. 836, p. 510b-511b; VC, cap. CCLXIII, p. 447-448 = CVR,
p. 190b-191a.
15
El desajuste fue ya advertido por quienes prepararon el códice regio E2, cuyos compiladores añadieron una frase
que, sin explicar el cambio de decisión de Vellido, cuando menos facilita la transición entre estas dos acciones contradictorias: «E Vellido dexó de yr al postigo e fuesse a la puerta de la villa» (f. 154rb = PCG, p. 511b).
16
Reunidos por REIG, El Cantar de Sancho II, p. 265-325, y LASKARIS, Paola. El romancero del cerco de Zamora
en la tradición impresa y manuscrita (siglos XV-XVII). Anejos de Analecta Malacitana, LVIII. Málaga: Universidad de
Málaga, 2006.
17
A la misma conclusión llegó, de modo independiente, LACOMBA, «L’utilisation des cantares», p. 273.
18
Sobre el modo en que el texto alfonsí incorpora ocasionalmente las discusiones vivas entre sus compiladores y su
entorno, puede verse también MONTANER FRUTOS, Alberto. «La mora Zaida, entre historia y leyenda (con una reflexión
sobre la técnica historiográfica alfonsí)». En TAYLOR, Barry; WEST, Geoffrey (eds.). Historicist Essays on Hispano Medieval Narrative in Memory of Roger M. Walker. Publications of the Modern Humanities Research Association. London:
Maney Publishing, 2005, p. 272-352 (esp. p. 344-344 y 349-352).
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
(VC, p. 447 = CVR, p. 191a) = «dize ell arçobispo don Rodrigo esta razón d’esta guisa que·l’ non
pudo alcançar por las espuelas que non tovo» (VS, f. 154r = PCG, vol. II, p. 511b). Sin embargo,
el Toledano solo dice que el Campeador «uelocitatem Bellidi non potuit preuenire» (DRH, VI,
XVIII, 13-14, p. 199), por lo cual, concluí en aquella ocasión que quizá se había producido aquí
una confusión de los cronistas y que el dato revelaba igualmente una procedencia de la historia
oral19. Sin embargo, Menéndez Pidal había señalado ya otra posibilidad: «la cita del arzobispo don
Rodrigo no responde al texto latino, sino que se hallaba sin duda en la TRADUCCIÓN AMPLIADA
DEL TOLEDANO, aprovechada también en la Crónica General de España hasta 1454, I, p. 394»20.
En realidad existen cinco versiones vernáculas de la obra de Ximénez de Rada: el Sumario
analístico de la Historia Gothica del ms. BNE 10046, también conocido como versión toledana o
leonesa del Toledano, de fines del reinado de Alfonso X († 1284)21; la Estoria de los godos, realizada hacia 1252-1253, de los mss. BNE 302 y 1299022; la llamada Versión completa de 1256, en
realidad más tardía, de los mss. BNE 684, 7801 y 8173; el Toledano romanzado de fecha incierta
(¿fines del siglo XIII?) de los mss. H = BRAH 9/6511 (olim11-1-2-63),E = Esc. V-II-5 y B = Hispanic Society B2580, y la de la Biblioteca Colombina, ms. 57-4-20 (olim 83-4-20)23. En la mejor
conocida de estas, la Estoria de los godos, el interpolador «se interesó de modo muy particular» en
la figura del Cid24, pero en ninguna de sus adiciones se encuentra la frase incorporada a la Estoria
de España25. Esta se halla, en cambio, en el Toledano romanzado26, que no es propiamente una
traducción ampliada, pero sí posee diversas adiciones puntuales respecto del texto de su modelo. Entre ellas se encuentra la que aquí nos interesa: «E dizen que Roy Díaz no llevava espuelas,
como que no se catava de tal trayçión, pero que no es de creer que tal ome estudiese a cavallo
syn espuelas, mas de verdad las cosas pasan como Dios tiene por bien»27. El problema es que,
según todos los indicios, este romanceamiento es posterior a la obra alfonsí y, en todo caso, no fue
conocido en su taller historiográfico28. Catalán pensó que ambas noticias poseían un origen épico
19
LACOMBA, «L’utilisation des cantares», p. 274, se limita a señalar que «cette citation indirecte est fausse dans
une large mesure».
20
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXXI. El planteamiento pidaliano sobre esta fuente
puede verse en el vol. I, p. XXXVIII, y con más detalle, p. XLIX-LXII (las cuales atribuye directamente a José Gómez Pérez,
uno de los colaboradores de don Ramón, CATALÁN, Diego. La Estoria de España de Alfonso X: creación y evolución, Fuentes Cronísticas de la Historia de España, V. Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal; Universidad Autónoma de
Madrid, 1992, p. 63; sin embargo, el texto de la propia «Noticia sobre la traducción ampliada del Toledano» contradice
tal autoría, aunque sin duda don Ramón se basase en las indagaciones de dicho colaborador; cf. MENÉNDEZ PIDAL (ed.),
Primera Crónica General, vol. I, p. VIII).
21
Editado por WARD, Aengus. Sumario analístico de la Historia Gothica. Edition and Study. Papers of the Medieval
Hispanic Research Seminar, 57. London: Queen Mary College, University of London, 2007; para la fecha, vid. pp.
10-11.
22
Es la primera de las cuatro en ser publicada; la edición más reciente es Estoria de los godos, ed. Aengus WARD.
Medium Ævum Monographs: New Series, XXIV. Oxford: The Society for the Study of Medieval Languages and Literature, 2006.
23
CATALÁN. La Estoria de España de Alfonso X, p. 62-63; CATALÁN, Diego, De la silva textual al taller historiográfico
alfonsí: Códices, crónicas, versiones y cuadernos de trabajo, Fuentes Cronísticas de la Historia de España, IX. Madrid:
Fundación Ramón Menéndez Pidal; Universidad Autónoma de Madrid, 1997, pp. 351 y 483-484; CATALÁN, Diego;
JEREZ, Enrique. «Rodericus» romanzado en los reinos de Aragón, Castilla y Navarra. Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2005. El ms. B del Toledano Romanzado solo aparece incidentalmente mencionado en la Silva textual (p. 351,
n. 278, y p. 484); lo había dado a conocer FAULHABER, Charles B. Medieval Manuscripts in the Library of the Hispanic
Society of America. Religious, Legal, Scientific, Historical, and Literary Manuscripts, New York: The Hispanic Society
of America, 1983, vol. I, pp. 488-491, nº 489 (agradezco a Francisco Bautista haberme llamado la atención sobre su
existencia).
24
CATALÁN; JEREZ, «Rodericus» romanzado, p. 78-94.
25
El pasaje relativo al Cerco de Zamora está en el cap. LXVI.
26
Se halla también en la que don Ramón llamó Crónica General de España hasta 1454 y hoy se conoce como
Estoria del fecho de los godos, pero en este caso la coincidencia no es probatoria, porque esta obra, compilada en el
siglo XV, combina el Toledano romanzado con la propia Estoria de España (CATALÁN, La Estoria de España de Alfonso X,
p. 231-247).
27
Toledano romanzado, ms. H, f. 147r (olim 146r); ms. E, f. 124r (olim 45r). El ms. B carece de la parte relativa
a Sancho II; donde debería aparecer el cuadernillo correspondiente, está inserto otro relativo a los reyes aragoneses.
28
CATALÁN, La Estoria de España de Alfonso X, p. 89-91; CATALÁN; JEREZ, «Rodericus» romanzado, p. 658.
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Alberto Montaner Frutos
independiente29, pero resulta extremadamente improbable que un dato que los cronistas alfonsíes
atribuyen de modo expreso a don Rodrigo y que efectivamente se halla en una fuente vinculada
al Toledano posea otro origen. Este, además, difícilmente pudo ser épico, si –como creo haber
demostrado– la huida de Vellido en el Cantar del rey don Sancho conocido en el taller alfonsí se
producía por el postigo y no por la puerta de Zamora. En todo caso, volveré luego brevemente
sobre este punto.
El objetivo de las presentes líneas es aplicar el mismo tipo de análisis al conjunto del Cantar
del rey don Sancho, aunque necesariamente de forma mucho más sucinta y abocetada. De este
modo, se obtendrá una visión más precisa de cómo pudo ser realmente el poema épico perdido,
sin atribuirle pasajes que sin duda son de origen cronístico, bien por proceder de fuentes historiográficas, bien por deberse a los propios redactores de la Estoria de España30. Con todo, antes
de proseguir, es necesario aquilatar un punto, que es la influencia de la Chronica Naiarensisen la
Estoria de España, dado que esta fue negada taxativamente tanto por Menéndez Pidal como por
Catalán31. Para empezar, no cabe duda alguna de que un ejemplar de la misma fue conocido en
el taller historiográfico alfonsí, junto a la Historia Roderici, esta sí indiscutiblemente utilizada por
los cronistas para la biografía cidiana32. El problema es que aquella crónica fue empleada también como fuente por Lucas de Tuy33 y, aunque de modo más puntual, por Rodrigo Ximénez
de Rada34, de modo que es difícil encontrar noticias procedentes de la misma que no puedan
deberse a este influjo mediato. No obstante, además del pasaje ya señalado, existen unos pocos
pasos que se sustraen a esta duda y, por lo tanto, refuerzan la conclusión de que CN fue tenida en
cuenta en el taller alfonsí.
Uno de ellos es el pasaje de la Estoria de España relativo a la traición de Rueda: «E pues que
los Alvofalac vio dentro, mentió al rey don Alfonso de quanto pusiera con el rey e los moros que
estavan en las torres començaron de apedrear e matar en ellos; e murieron ý muchos e murió el
infante don Ramiro e el conde don Gonçalo. E el rey don Alfonso, con pesar d’esto, tornose para
su posada mucho yrado» (VC, p. 484 = CVR, p. 213a)=«E pues que ellos fueron dentro, mintioles Albofalac de quanto pusiera con el rey; e los moros que estavan en las torres començaron de
darles a piedras e a apedrearlos, e mataron ý muchos d’ellos; e murió ý el infant don Ramiro e el
conde don Gonçalo. Quando esto vio el rey don Alfonso, ovo ende muy grand pesar etornose a
la posada muy yrado e muy sañudo» (VS, f. 147r = PCG, vol. II, p. 503a). Esta noticia se basa
claramente en HR, 18: «At ubi ingressi sunt, dolus et proditio Albolfalac statim cognita uidetur.
Milites autem et pedites, qui custodiebant castrum, percusserunt principes imperatoris lapidibus
et saxis et multos de illis nobilibus occiderunt. Imperator autem recepit e<os><et> reuersus est ad
sua castra nimium tristis», por lo cual Menéndez Pidal pensó que en este caso la versión alfonsí
CATALÁN, La Estoria de España de Alfonso X, p. 86-87.
Se evitará así, además, el error de atribuir al cantar perdido e incluso de intentar reconstruir pasajes del mismo
que en realidad proceden de las crónicas latinas, cometido por REIG, El Cantar de Sancho II, p. 42-53 y 87-113.
31
MENÉNDEZ PIDAL, Reliquias, p. XLI-XLII, y La épica medieval española, p. 540-541; CATALÁN, La épica española,
p. 144-145, 302-303 y 497-499.
32
Para la existencia del *Exemplar Alphonsinus derivado del *Archetypum Naiarensis, que transmitía conjuntamente ambas crónicas, véase MONTANER FRUTOS, Alberto. «El proyecto historiográfico del Archetypum Naiarense», e-Spania, 2009, 7, § 31-33 y 39-40. Disponible en: http://e-spania.revues.org/index18075.html.Consultado el 02/01/2016.
33
MONTANER, «El proyecto historiográfico del Archetypum Naiarense», § 20-30, y cf. BAUTISTA, Francisco. «Pseudo-historia y leyenda en la historiografía medieval: La Condesa Traidora». En BAUTISTA, Francisco (ed.). El relato historiográfico: textos y tradiciones en la España medieval. Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 48. London:
Queen Mary College, University of London, 2006, p. 59-101, (esp. p. 76-77). Creo que las pruebas son incontrovertibles, aunque FALQUE (ed.), Chronicon mundi, p. XXXIII-CV, no incluye CN entre las fuentes del Tudense (véase esp. p.
CII-CIII). Previamente, Bernard F. REILLY («Sources of the Fourth Book of Lucas de Tuy’s Chronicon mundi», Classical
Folia : Studies in the Christian Perpetuation of the Classics, 1976, 30.2, p. 127-137, esp. p. 134-135), había planteado que
ciertas innegables semejanzas se deberían más bien al uso de fuentes comunes a CN y CM, aunque más tarde el mismo
autor parece dar por sentado que aquella es una de las fuentes de este (REILLY, Bernard F. «Bishop Lucas of Túy and the
Latin Chronicle Tradition in Iberia», Catholic Historical Review, 2007, 93, p. 767-788, esp. p. 778).
34
FERNÁNDEZ VALVERDE (ed.), De rebus Hispanie, p. XXXVIII-XXXIX; MONTANER, «La mora Zaida…», p. 311 y
320, y «La huida de Vellido», p. 1184.
29
30
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
permitía detectar una laguna relativa a los nombres de los fallecidos, que sería común a los dos
manuscritos latinos conservados35. No obstante, no hay nada en el texto de la biografía latina del
Campeador que denuncie una omisión36, mientras que ese dato lo proporciona CN, III, 20: «Inter
hec era MCXXIª missi sunt ab eo ad recipiendam Rodam, quam rex ei dandam promiserat in
dolo, infans Ranimirus Aldefonsi regis consanguineus germanus, Garsie Pampilonensis regis filius
et comes Gundissaluus et multi alii de nobilioribus Castelle. Qui fraude parata cum diuisim unus
post alium introirent, omnes fere ibídem interfecti sunt». Resulta, pues, claro que en este punto
los cronistas alfonsíes se atuvieron a su texto.
El otro pasaje es menos obvio, pero muy significativo37. Al narrar la batalla de Golpejera, se
cuenta el lance del Cid en lucha con los catorce caballeros leoneses que llevan preso al rey don
Sancho: «que todos los mató, si non uno solo que fincó ý cansado, que non quiso matar» (VC, p.
436 = CVR, p. 185b-186a) =«que todos los mató, si non uno solo que fincó ý cansado, e a aquel
non le quiso ya matar Roy Diaz mio Çid» (VS, f. 146r = PCG, vol. II, p. 501b). Esta frase tiene
como única correspondencia conocida la siguiente de CN, III, 15.44-45: «Sicque ambobus preliantibus factum est, ut de illis XIIII non euaderet nisi unus grauissime sa<u>ciatus». Más allá de
la equivalencia prácticamente literal, lo verdaderamente relevante es que aquí los dos manuscritos
conservados de la crónica latina, I = ms. BRAH 9/4922 (olim A-189) y S = ms. BRAH 9/450
(olim G-1), que remontan a un subarquetipo común, el *Deperditus Naiarensis, de hacia 1200123038, leen en este pasaje, no el sauciatus ‘herido’ que oportunamente enmiendan los editores
(como exige el sentido), sino saciatus (una grafía normal en latín medieval por satiatus), que no
cuadra en este contexto, lo que permite hacer remontar la lección deturpada al *Archetypum Naiarensis del que derivan todos los testimonios conocidos directa o indirectamente tanto de CN como
de HR. Esto revela que el incongruente «cansado» de los historiógrafos alfonsíes es un intento de
verter ad sensum ese saciatus, interpretado sin duda como ‘saciado / hastiado / harto [de combatir]’. Se aprecia, pues, que el cuerpo de la frase deriva de CN, mientras que la apostilla «que non
quiso matar» = «e a aquel non le quiso ya matar» constituye una de las típicas adiciones cronísticas
para paliar los problemas de sus fuentes.
Podría objetarse a este planteamiento que no es propio de los historiógrafos alfonsíes hacer un
uso tan puntual y esporádico de una fuente. Como luego se verá, su empleo fue en realidad más
amplio; pero incluso de no serlo, se trataría de un argumento carente de peso. Ante todo, existen
otros ejemplos parecidos. Así, en el texto de la Versión primitiva usado en la Versión critica para
la parte comprendida entre el asedio de Aledo y la muerte del Cid se encuentran solo datos muy
puntuales procedentes de una historia árabe de la dominación cidiana de Valencia que, en cambio,
se utilizó de forma extensiva en la parte correspondiente de la Versión sanchina39. Pero, más allá
de estos y otros posibles paralelos, hay que destacar que es este un ámbito en el que no se puede
operar por deducción, sino por inducción. Resulta, en definitiva, irrelevante cuál sea el modo
más usual en que los cronistas de Alfonso X aprovechaban sus fuentes, si se cuenta con suficientes
pruebas textuales del empleo de una en particular en unos pocos pasajes, como parece ser el caso
aquí. Por otro lado, esto deja abierta la posibilidad de que otros lugares en que el dato se atribuía
al Toledano o al Tudense, o carecían de fuente precisa, en realidad procedan también directamente
de CN, lo que solo podrá demostrar un cotejo detallado. En resumidas cuentas, lo que enseña el
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. La España del Cid, 7ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1969, vol. II, p. 930.
FALQUE (ed.), Historia Roderici, p. 56, no admite esta supuesta laguna.
37
Agradezco a Francisco Bautista haberme hecho reparar en esta frase, aunque no coincida necesariamente con
mi análisis.
38
MONTANER FRUTOS, «El proyecto historiográfico del Archetypum Naiarense», § 39-40; RUIZ ALBI, Irene. «Los
códices de la Historia Roderici y sus relaciones», e-Spania, 2010, 10. Disponible en: http://e-spania.revues.org/20106.
Consultado el 17/01/2016.
39
POWELL, Brian. Epic and the Chronicle: The «Poema de Mio Cid» and the «Crónica de veinte reyes». London: Modern Humanities Research Association, 1983, p. 64-69; MONTANER FRUTOS, Alberto; BOIX JOVANÍ, Alfonso, Guerra
en Šarq Al’andalus: Las batallas cidianas de Morella (1084) y Cuarte (1094), Zaragoza: Instituto de Estudios Islámicos y
del Oriente Próximo, 2005, p. 107, 131, 216; DE LA CAMPA (ed.), La Versión crítica, p. 219 y 224-228.
35
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pasaje de la huida de Vellido es que, a lo largo de la narración cronística correspondiente al reinado
de Sancho II, es preciso ampliar el elenco de fuentes, más allá de las imprescindibles historias del
Toledano y del Tudense, y del Cantar del rey don Sancho, para incluir otras fuentes latinas, muy
particularmente esos dos textos de transmisión conjunta, CN y HR, así como la memoria colectiva
vehiculada en una más o menos difusa historia oral, si bien con mucha menor importancia.
Dejando de lado el episodio mismo de las particiones, que la Versión crítica, como se ha visto,
atribuye a un cantar diferente, el primer episodio que puede adscribirse con suficiente seguridad
al consagrado a don Sancho corresponde al inicio de las guerras fratricidas y, en particular, al
enfrentamiento de este con don García. A partir de aquí, puede proponerse la constitución del
texto que iré dando40, siguiendo (salvo indicación en contrario) las rúbricas de los capítulos de la
Versión sanchina41. Así, la materia narrada en los capítulos 817 y 818 de VS, correspondientes al
CCXLV y al CCXLVI de la Versión crítica, que es el arranque del enfrentamiento entre los dos hermanos, procede con claridad del Cantar del rey don Sancho, como indica expresamente esta segunda,
en el pasaje citado al principio de estas páginas. A este respecto, la recapitulación de la escena de
las particiones en el diálogo entre el Cid y don Sancho, que en el texto cronístico es redundante,
parece tratarse de una forma de poner en antecedentes al auditorio, en un cantar que comenzaría
in medias res42. Se ha de notar, por otra parte, el protagonismo que a partir de este momento presenta «un su caballero que avié nonbre Álvar Fáñez que era sobrino del Çid» (VC, p. 430 = CVR,
p. 185b-186a)= «Álvar Fáñez, un caballero muy bueno, que era sobrino del Çid» (VS, f. 144r =
PCG, vol. II, p. 498b), lo que, a mi entender, revela con claridad que la versión conocida por el
taller alfonsí es posterior al Cantar de mio Cid43, mientras que la que podría estar en la base de CN
o, en todo caso, los materiales legendarios que esta acoge no lo son necesariamente.
Tras el paréntesis del capítulo 819, «de cómo los cavalleros del rey don Garçía se quitavan
d’él»44, que traduce DRH, VI, XVII, 5-19, p. 19845, el capítulo 820 retoma el hilo épico, tratando
40
Ya hizo una primera y muy útil aproximación en este sentido MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXVIII-CLXXII, pero, entre otras limitaciones está el haber descartado el influjo de CN. Véasse también
LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 53-61, quien además realiza una práctica colación sinóptica entre HR,
CN, el «Linage de Rodric Díaz» (véase abajo la nota 54), CM, DRH, VC, VS y la Crónica de Castilla, en el anexo II
(CD-ROM adjunto, p. 8-70).
41
Prefiero seguir la capitulación de la Versión sanchina, pese a la precedencia cronológica de la Crítica, porque esta
segunda, como su propio nombre indica, muestra una actitud más escéptica con sus fuentes (en particular, las épicas,
vid. LACOMBA, «L’utilisation des cantares», p. 265-273), por lo que VS parece hallarse, en líneas generales, más cercana
al borrador de esta parte de la Versión primitiva.
42
Esto no tendría nada de extraño; la misma función desempeña, en parte, el episodio de Rachel y Vidas en
el Cantar de mio Cid (MONTANER (ed.), Cantar de mio Cid, p. 435 y 632-633). Por su parte, LACOMBA, Au-delà du
«Cantar de mio Cid», p. 46, considera que esta reminiscencia prueba el conocimiento del Cantar del rey don Fernando
también por VS. Volveré de nuevo sobre este asunto al final de estas páginas.
43
En la misma dirección apunta el plazo dado al Cid para abandonar el reino cuando es airado por don Sancho:
«E mándovos que d’aquí a nueve días que me salgades de toda mi tierra» (VS, f. 151v = PCG, vol. II, p. 508a; VC, p.
442 = CVR, p. 189a); cf. MONTANER (ed.), Cantar de mio Cid, p. 636-637. Más adelante se irán viendo otros datos que
refuerzan esta hipótesis, que dan por probada DEYERMOND, Alan D. La literatura perdida de la Edad Media castellana:
Catálogo y estudio, I: Épica y Romancero. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1995, p. 93; CATALÁN, La épica española, p. 51, 149 y 500-504, y LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 58, basándose solo en la preeminencia de un
Rodrigo Díaz «maduro» en la versión alfonsí frente a la de CN.
44
Este capítulo desaparece de VC, sin duda por relatar un atentado contra el poder regio, según una actitud típica
de sus redactores.
45
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX, señala esta adición al inicio del capítulo:
«Este rey don Garçía, como quier que era el hermano menor, era muy fuerte, segund dize la estoria, e quando oyó lo
que el rey don Sancho le enviava dezir, quiso sacar hueste contra él» (VS, f. 144v = PCG, vol. II, p. 499a). Si se tiene
en cuenta que estoria no se refiere habitualmente en la cronística alfonsí a una fuente, sino a la propia materia narrativa
(vid. MONTANER, «La mora Zaida», p. 344; MONTANER; BOIX, Guerra en Šarq Al’andalus, p. 110; lo había apuntado
ya CHALON, Louis. L’Histoire et l’Épopée Castillane du Moyen Âge. Paris: Honoré Champion, 1976, p. 223) y dado que
el tema del desafío procede del cantar perdido, es muy probable que también corresponda al mismo la mayor fortaleza
del menor de tres hermanos, que se relaciona con el motivo L101: «Unpromising hero (male Cinderella). Usually, but
not always the unpromising hero is also the youngest son» (cf.L.10: «Victorious youngest son», L12: «Favorite youngest
son», H1242:«Youngest brother alone succeeds on quest») de THOMPSON, Stith. Motif-index of folk-literature, ed. rev.
Bloomington: Indiana University Press; Conpenhagen: Rosenkilde & Bagger, 1955-1958, 6 vol.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
«de cómo el rey don Sancho e el rey don Garçía lidiaron, e de cómo venció la primera vez el rey
don Sancho al rey don Garçía»46. No obstante, el texto no se limita aquí a prosificar el Cantar del
rey don Sancho, con la mera adición de la cronología analística, como señala Menéndez Pidal47,
puesto que las primeras líneas (descontada en VS la cronología), desde «el rey don Sancho (de Castiella)» hasta «toda la tierra (en derredor)»48, traducen, de forma levemente amplificada, DRH, VI,
XVII, 20-22, p. 198. No obstante, la idea esencial, que es el avance del monarca castellano contra
Galicia tenía que formar parte también del poema épico perdido, si bien cabe que se hablase de
ella tras la convocatoria de la mesnada de don García, que parece una reacción directa a la negativa
de su hermano Alfonso a prestarle socorro, con la que se cierra en la Estoria de España el capítulo
precedente. La misma combinación, pero en orden inverso, se da en el siguiente, el 821, «de cómo
el rey don García se consejó con sus vassallos e fue demandar ayuda a los moros contra el rey don
Sancho, su hermano»49, que comienza refiriendo la escena épica del consejo que toma el rey García con portugueses y gallegos y sigue, con la mención expresa de «ell arçobispo don Rodrigo»,
traduciendo la infructuosa embajada ad Agarenos narrada en DRH, VI, XVII, 22-29, p. 198.
El capítulo 822 de la Versión sanchina refiere ya «cómo priso el rey don García al rey don
Sancho e le libró Álvar Háñez, su cavallero»50. Así se cuenta en el cuerpo del capítulo, pero, tras
narrar esa liberación, se añade: «Pero dize la estoria en otro logar que el Çid fue aquel cavallero
que allí acorrió e libro de la prisión al rey don Sancho. Pero más se afirma que fue Alvar Fáñez que
non el Çid»51. Al poco, refiere que«ellos estando allí, vieron venir el Çid con CCC cavalleros. Ca
non se acertara éll en el comienço de la batalla. E vos avemos a dezir aquí la una razon e la otra
en este fecho; pues que la estoria lo departe assi. El rey don Sancho, quando sopo que Roy Díaz
mio Çid era aquel, plogol’ mucho con éll»52. A propósito de esta discrepancia, señala Menéndez
Pidal: «Sancho II prisionero y liberado: *CANTAR DE SANCHO II Y CERCO DE ZAMORA, con alusión
quizá al LIBER REGUM […] en lo relativo a la libertad de Sancho II por el Cid y el hecho de ser
éste reconocido por el rey castellano»53.
Respecto del primer punto, sin duda acertaba don Ramón, pues, de todas las fuentes de la
Estoria de España, la única donde se encuentra ese detalle es el «Linage de Rodric Díaz» que forma
parte del Libro de las generaciones e linajes de los reyes (olim Liber regum): «E quoandos conbatió
el rey don Sancho con el rey don García, su hermano, en Sanctarén, no ovo millor cavayllero de
Rodric Díaz. E secudió su seynor que levavan preso; e preso Rodric Díaz al rey don Garcia con sus
ombres»54. Sin embargo, como puede apreciarse, el reconocimiento del Cid no solo no procede
de esta fuente, sino que la contradice, ya que justamente depende de la versión épica en la que
el liberador de don Sancho es Álvar Fáñez, mientras que Rodrigo Díaz llega luego. Esto plantea,
a su vez, la cuestión del origen de la noticia dada por el Libro de las generaciones, ya que en este
46
VS, f. 1145r = PCG, vol. II, p. 499b-500a. Corresponde al capítulo CCXLVII de VC, p, 431, y al lib. IX, cap. VI
de CVR, p. 183b.
47
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX.
48
Los paréntesis marcan el texto ausente de la Versión crítica y, en el primer caso, también de F, p. 228.
49
VS, f. 145r-v = PCG, vol. II, p. 500a-b. Corresponde al capítulo CCXLVIII de VC, p. 432-433, y al lib. IX, cap.
VII de CVR, p. 184a-185b.
50
VS, f. 146r = PCG, vol. II, p. 501b. Corresponde al capítulo CCXLIX de VC, p. 433-434, y al lib. IX, cap. VIII
de CVR, p. 183b-184a.
51
VS, f. 145v-146v = PCG, vol. II, p. 502a. El texto de F, p. 231, es más escueto: «Pero dize en otro logar la estoria
que el Cid fue este que le libró».
52
VS, f. 145v-146v = PCG, vol. II, p. 502a. La Versión crítica omite la primera indicación y simplifica la segunda:
«E estando allí, vieron venir a Ruy Díaz Çid con trezientos cavalleros, ca non se acercara [sic pro acertara] en la primera
batalla. e el rey don Sancho, quando lo vio, plógole mucho con él» (p. 434 = CVR, p. 184b, con cuyo texto corrijo
entre corchetes).
53
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX.
54
Cito (prefiriendo alguna de las variae lectiones) por UBIETO, Antonio (ed.). «Corónicas» navarras, 2ª ed. Textos
Medievales, 14. Zaragoza: Anubar, 1989, § 2.13, p. 39. Véase también MARTIN, Georges. Les juges de Castille: Mentalités et discours historique dans l’Espagne médiévale. Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale, 6. París:
Klincksieck, 1992, p. 54.
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caso no responde a sus fuentes habituales (HR y CN)55. La noticia podría proceder de la historia
oral o bien tener fuente épica, pero en ese caso, se trataría de un cantar diferente del prosificado
en la Estoria de España, quizá coincidente con el que parece estar en la base de la segunda crónica
citada, según abonan algunos detalles legendarios de la misma, como la mención de la supuesta
peregrinación de don Sancho a Santiago como excusa para entrar en Galicia. En ese caso, CN
simplemente resumiría al máximo el episodio, si bien esta actitud contrasta con el detalle con el
cual se relatan la batalla de Golpejera y el Cerco de Zamora, mientras que una concisión parecida
afecta a la batalla de Llantada (CN, III, 13.18-24), como veremos luego.
El capítulo 823 se consagra a «cómo el rey don Sancho lidió la segunda vez con el rey don
García y·l’ priso e echol’ en fierros e metiol’ en el castiello de Luna». El episodio carece de correspondencia en las fuentes historiográficas, salvo la escueta indicación vista en el «Linage de Rodric
Díaz», y sin duda corresponde al Cantar del rey don Sancho. Sin embargo, la precisión final sí
parece proceder de una noticia cronística: «E el Rey don Sancho mando echar en fierros al rey
don Garçía e levarle a Luna, que es un castiello muy fuerte. E allí yogo en aquel castiello [E2: en
aquellos fierros F] XIX años»56. El texto de la Versión crítica es casi idéntico, «el rey mandolo meter
en fierrose e echarlo en presión en el castillo de Luna e [allí yogo en aquellos fierros] veynte años»,
pero a continuación se apostilla que «mas esto, como quier que lo cantan asý los juglares, non fue
así la verdat, ca fallamos en las estorias verdaderas que después que lo priso, que lo soltó luego
sobre omenaje que le fizo que en toda su vida fuese su vasallo»57. El caso es que lo que dicen las
estorias verdaderas coincide básicamente con lo que refiere el pasaje comentado, que, como se ve,
procede en línea directa del borrador de la Versión primitiva. Así se aprecia en CN, III, 13: «Set
cum Garsias illi apud Sanctum Yreneum doli nescius et obsequiosus ocurreret, mox captus et uinculis mancipatus Castellam per extra caminum ducitur ei in graui custodia per XXIIII annos usque
ad obitum detinetur», y DRH, VI, XVII, p. 198: «Cui occurrens rex Sancius frater eius, in loco
qui Sancta Hyrenea dicitur ambo fraternas acies ordinarunt, et initio prelio uictus Garsias regno
perdito captiuatur et apud Lunam uinculis et custodie mancipatur». En estao casión, la fuente que
inspira el comentario es CM, IV, 63: «Rex etiam Sancius fratrem suum Garsiam iuniorem cepit, et
ut sibi esset subditus, acceptis obsidibus et sacramento eum demisit» y 67: «Rex uero Adefonsum
regem cepit Garsiam fratrem suum et in uinculi posuit, cui preter licenciam imperandi omnis regius honor exhibebatur»58. El caso es que, aunque la atribución del conjunto del capítulo a «lo que
cantan los juglares» es innegable, como avanzaba antes, esa precisión sobre la cautividad de don
García es casi seguro que se toma de una crónica. En este caso, salvo el nombre del castillo, que, si
no procede de la fuente épica, se toma del Toledano59, el conjunto de la noticia parece claramente
inspirado en la CN, por lo que hay que tener cautela con tales indicaciones.
El cap. 824 trata «de cómo lidiaron el rey don Sancho de Castiella e el rey don Alfonso de
León en Llantada la primera vez, e fue vençudo el rey don Alfonso»60. Como ya vio Menéndez
Pidal, el pasaje está traducido casi a la letra de DRH, VI, XV, p. 195, pero con algunos añadidos61.
Don Ramón destacó solo la siguiente frase: «El rey don Alfonso, quando aquello vio, començó a
defendérsele, e pusieron dia señalado e logar en que se ayuntassen amos e oviessen su batalla en
55
La biografía latina no recoge esta batalla; sí lo hace CN, III, 13.10-17, pero de forma bastante sucinta y sin
mencionar al Cid. Cf. THIEULIN-PARDO, Hélène. «El influjo de la Historia Roderici sobre el Libro de las generaciones
y linajes de los reyes (olim Liber regum)», e-Spania, 2013, 15, § 15. Disponible en: http://e-spania.revues.org/22376.
Consultado el 18/01/2016.
56
VS, f. 146v = F, p. 232 = PCG, vol. II, p. 500b-501b.
57
VC, p. 434-435 = CVR, p. 185a (con cuyo texto corrijo entre corchetes).
58
El planteamiento y en parte el texto del Tudense derivan de la Historia Legionensis (hactenus Silensis nuncupata):
«Huius itaque Adefonsus accepto consilio, hac scilicet necessitudine anxius, ne rursus uel sua dolose uel fratris morte
regnum corrumperetur, Garsiam minimum fratrem cepit; cui in uinculis preto - pósito, preter licentiam imperitandi,
omnis regius honor exhibebatur» (HL, p. 11).
59
Véase un caso semejante en la nota 65.
60
VS, f. 146v-147r = PCG, vol. II, p. 502a-b. Corresponde al capítulo CCL de VC, p, 434-435, y al lib. IX, cap.
XII [X] de CVR, p. 185a-b.
61
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
uno, e el que venciesse, que tomasse el regno all otro». A su juicio, esta precisión podría proceder
del Chronicon Regum Legionensium, que es, en efecto, la única de las fuentes alfonsíes que incluye
el dato. De hecho, todo este breve capítulo es una taracea del texto del Toledano y del de don Pelayo, al que en este punto sigue muy de cerca la Chronica Naiarensis, a la cual a su vez parece resumir
el Tudense (aunque sin duda tuvo también en cuenta el texto de CRL). Así puede apreciarse en
la siguiente tabla (donde subrayo en cada caso el texto latino más cercano a la versión romance):
CRL, p. 77
Post hec Sancius
rex
CN, III, 13
Deinde sub era
MCVI.ª
CM, IV, 62
Post hec rex
Sancius, ut erat
fortis et animosus,
DRH, VI, XV
–
–
–
–
–
–
–
–
–
tam grauis
inter regem
Aldefonsum et
regem Santium est
orta dissensio,
–
–
Hic [sc. rex
Sancius] regna
fratrum sibi uoluit
uendicare,
et primo incursu
cepit Aldefonsum,
qui erat medius,
infestare.
cepit dimicare
aduersus fratrem
suum Adefonsum
regem, ut caperet
regnum eius,
–
–
cum magnu
exercitu suorum
castra mouit contra
regem Adefonsum
–
–
–
ille ueniens ex
aduerso occursu
opposito se obiecit,
et constituerunt
diem et locum
designatum
in Piantata,
ut dimicarent
ad inuicem, et
quisquis uictoriam
acceperit accipiat et
regnum fratris sui
quod coadunatis
uterque suis
exercitibus,
–
–
–
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VC, CCLI
Ya vos de suso
contamos que la
primera guerra
que el rey don
Sancho ovo con
sus ermanos que
fue con el rey
don Alfonso e fue
sobre esta razón:
el rey don
Sancho,queriendo
aver los regnos de
sus hermanos,
movió luego
guerra con su
hermano el rey
don Alfonso, que
yazié en comedio,
e veno sobre él
con gran hueste, e
esta es la verdad,
VS, 824
Pues que el Rey
don Sancho ovo
fecho esto que
avemos contado,
–
–
–
–
–
Dum autem rex
Sancius contra
fratrem exercitum
congregasset,
e corriole toda la
tierra
veno luego contra
don Alfonso su
hermano e corriol’
toda la tierra.
El rey don
Alfonso, quando
aquello vio,
guisose muy bien
e començó de sele
defender.
E pusieron
día señalado e
lugar en que se
ayuntasen amos
e oviesen batalla
de so uno, e el
que vençiese que
tomasse el regno
el uno al otro.
El rey don
Alfonso, quando
aquello vio,
començó a
defendérsele.
E pusieron
dia señalado e
logar; en que se
ayuntassen amos e
oviessen su batalla
en uno, e el que
venciesse, que
tomasse el regno
all otro.
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CRL, p. 77
Et uenerunt ad
constitutum diem,
et pugnauerunt ad
inuicem
–
CN, III, 13
statuto die
in locum qui
Plantata dicitur
conueniunt ad
pugnandum,
ubi acriter
pugnantibus ut
mutua se cede
uastantibus
tandem
Aldefonsus rex
Legionensis a rege
Santio superatus
fugam iniit et
euasit.
–
–
–
Et ex utraque
parte multa
Christianorum
milia corruerunt.
–
–
–
–
Et quod Arabes
consueuerant
sustinere, fraterno
gladio in se uerso
Christiani miseri
pertulerunt.
et ibi uictus
fuit Adefonsus
rex et reuersus est
Legioni.
–
–
uictusque in prelio
Aldefonsus abiit
Legionem.
–
–
–
Iterum autem
diem constituunt
ad pugnandum,
tali pacto ut uictus
uictori regnum
cederet sine pugna.
–
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CM, IV, 62
Rex uero
Adefonsus in
loco qui Plantata
dicitur occurrit ei
cum exercito suo.
Inito autem
certamini
subcubuerunt
Legionenses
DRH, VI, XV
Et in loco qui
Plantata dicitur
sunt congressi,
76
Et […]
rex Sancium
fugauit fratrem
et exercitum
Legionis.
VC, CCLI
E venieron al
dia señalado e
lidiaron amos
en un lugar que
dizen Llantada.
E assi fue que
vençio el rey don
Sancho e segu{n}dó a
su hermano
VS, 824
E vinieron a dia
tajado al logar que
dizen Llantada, e
lidiaron amos en
aquel logar
e assí fue que
venció el rey
don Sancho es
egudó al rey
don Alfonso,su
hermano,
Et de utroque
exercitu plurimi
ceciderunt.
e murieron ý
muchos de cada
parte.
pero murieron ý
muchos de cada
parte.
–
E fue enesta
batalla muy bueno
Ruy Díaz Çide.
E la suerte que
los moros solién
aver de matarse
hermanos con
hermanos cayó
estonçes con los
cristianos.
E el rey don
Alfonso, quando
se vio vençido,
fuese para la
çibdad de
León.
E pusieron otrosí
aún otra vegada
por sus cartas
que lydiasen
otra vez, e el que
fuese vençido
que dexase el
regno al otro syn
contienda.
E fue en esta
batalla muy
bueno Roy Díaz
mio Çid.
E la suerte que
solién aver los
moros de matarse
hermanos con
hermanos, cayó
estonces en los
cristianos.
E el rey don
Alfonso, uençido,
fuesse pora León.
E pusieron él e el
rey don Sancho
que lidiasen otra
vez, e el que fuesse
vençudo dexasse
el reyno al otro
sin contienda.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
Como puede apreciarse, una vez más la Versión crítica da la primacía al Tudense, «e esta es
la verdad», frente al resto de las fuentes historiográficas, aunque al mismo tiempo incorpore una
traducción más fiel de las líneas introductorias del Toledano. Por otro lado, en el caso de la indicación sobre Llantada, queda claro que el texto alfonsí vierte a la letra CRL, incluida la locución
adverbial ad inuicem, traducida por «ambos». Sin embargo, la indicación del lugar se inserta en la
versión romance exactamente como aparece en CN, que a su vez adapta el pasaje de don Pelayo.
Finalmente, resulta notable que el único elemento que no procede de ninguna de las fuentes latinas sea la mención del Cid. Esta podría atribuirse a la fuente épica, pero, de estar dicho episodio
en aquella, se esperaría un tratamiento más detallado, como sucede en el ya visto caso de Santarén.
En cambio, el tenor de la mención recuerda mucho al inciso procedente del «Linage de Rodric
Díaz» visto en el cap. 822 y, de hecho, hay una frase muy parecida relativa, no a esta batalla, sino
a la segunda mantenida entre don Sancho y don Alfonso: «Et quoando·s’ combatió el rey don
Sancho con el rey don Alfonso, su hermano, en Volpellera, prob de Carion, no ý ovo millor cavero
de Rodric Diaz»62. En todo caso, al margen de la formulación concreta, que parece inspirada en
esta, el dato, como ya señaló Menéndez Pidal63, procede en último término de la HR, 5.4-8: «In
omnibus autem bellis, que Sanctius rex fecit cum Aldefonso rege in Plantata et in Vulpegera et
deuicit eum, tunc Rodericus Didaci tenuit regale signum regis Sanctii et preualuit et meliorauit
se in omnibus militibus regis exercitus». Por otro lado, lo lacónico del relato sobre la batalla de
Llantada ya en CN invita a pensar que esta lid nunca formó parte de las versiones épico-legendarias de las guerras fratricidas, pues incluso la escueta relación de la batalla de Santarém ofrece
un trasfondo narrativo más evidente. Esto permite conjeturar que la noticia del «Linage» sobre la
participación del Cid en esa batalla carece de origen épico y es fruto, bien de la historia oral, bien
de una deducción historiográfica.
En el capítulo 825, «De cómo lidiaron la segunda vez en Gulpegera el rey don Alfonso e el rey
don Sancho, e fueron presos amos, e prisiéronse ell uno all otro, e fue librado el rey don Sancho
por Roy Díaz mio Çid»64, Menéndez Pidal distingue dos secciones: una primera derivada de
DRH, VI, xv, pp. 195-196, con algunos elementos tomados de CM, IV, 62-63, que abarca todo
el combate hasta la captura del rey Alfonso en la iglesia de Santa María de Carrión, y una segunda
que corresponde a la captura del rey Sancho por los leoneses y su liberación por el Cid, que atribuye al Cantar del rey don Sancho, en comprobación de lo cual remite a la CN65. En efecto, esta
ofrece exactamente el mismo relato, hasta tal punto que, de no ser por la apriorística negación del
conocimiento de esta fuente, la opción más evidente sería atribuir este pasaje a una traducción de
la misma. Esta hipótesis se comprueba porque es aquí donde se incluye la frase ya analizada en
que «cansado» deriva de saciatus, la lectio facilior incluida en el texto latino desde el *Archetypum
Naiarensis. Teniendo esto en mente, una relectura en paralelo de ambos pasajes deja fuera de duda
que la versión alfonsí deriva de CN.
CN, III, 15
Tandem paucis Castellanis
campum obtinentibus
Aldefonsus rex Legionensis
a Castellanis et rex Sancius
Castelle a Legionensibus uice
mutua capiuntur, era MCIX.ª
idus Iulii in Vulpeiera circa
Carrionem.
VC, CCLI
Los leoneses, quando vieron
su señor preso, dieron tornada
e lidiaron muy de rezio con
el rey don Sancho, así que lo
prisieron.
VS, 825
Los leoneses, quando vieron su
señor preso, dieron tornada e
lidiaron muy de rezio con el rey
don Sancho e prisiéronle otrossí.
UBIETO (ed.), «Corónicas» navarras, § 2.14, p. 40; MARTIN, Les juges de Castille, p. 56-58.
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX.
64
VS, f. 147r-v = PCG, vol. II, p. 502b-503a. Corresponde al capítulo CCLII de VC, p. 435-436, y al lib. IX, cap.
XIII [XI] de CVR, p. 185b-186a.
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CN, III, 15
Rodericus uero Campidoctus
circumquaque prospitiens et
dominum suum regem Santium
nusquam uidens, post XIIII
Legionenses qui regem Santium
captum ducebant instanter
properat et eos a longe sic
affatur:
«Quo miseri fugitis, uel que
uictoria uobis si regem nostrum
fertis et uestro rege caretis?
Nostrum reddatis, ut uestrum
post habeatis».
Illi regem suum captum esse
nescientes et id nequaquam
fieri potuisse credentes,
uerba Roderici contemptui
habentes dixerunt: «Stulte,
quid insequeris capti uestigia
regis? Tu solus eum de manibus
nostris liberari confidis?»
Quibus Rodericus ait: «Si
lancea sola daretur, cum Dei
adiutorio in breui meam uobis
patefacerem uoluntatem».
At illi fixa in campo lancea
processerunt.
Qua Rodericus arrepta, equum
calcaribus urgens primo
impetum unum prostrauit, in
reditu alium deiecit et sic in
eos sepius feriendo et ad terram
prosternendo, regem eripuit,
equum et arma exhibuit.
Sic que ambobus preliantibus
factum est, ut de illis XIIII non
euaderet nisi unus grauissime
sa<u>ciatus
Ad campum itaque denuo
uenientes arma et spolia
acceperunt et coadunatis suis
omnibus ad eos qui regem
Aldefonsum captum ducebant
accesserunt et Castellam cum
uictoria sunt reuersi.
VC, CCLI
E el Çid, quando vio que su
señor levavan preso catorze
cavalleros de León, echó enpós
ellos e díxoles:
VS, 825
El Çid, quando vio a su señor
levar preso a XIIII cavalleros
de León, echó empós ellos e
díxoles:
–
–
«Cavalleros, datme mio señor e
darvos he el vuestro».
Respondieron ellos: «Cristianos
somos nós e vós, e non vos
queremos fazer mal. E, don Ruy
Díaz, tornádevos en paz, si non,
a vós levaremos preso con él».
«Cavalleros, dadme mio señor e
darvos he el vuestro».
Respondiéronle ellos:
«Cristianos somos nós e vós, e
non vos queremos fazer mal. E,
don Roy Díaz, tornatvos en paz,
si non, a vós levaremos preso
con él».
E el Çid les dixo: «Deme uno
de vós una lança, ca yo non
trayo ninguna, ca la perdí
en la fazienda, e yo solo só e
vos catorze,e vos veredes, con
la merçed de Dios, si me la
dades, que vos sagudiré [XNK
: sacudiré L : sacaudiré Ss :
quitaré J] mio señor».
Ellos, non teniendo en nada un
cavallero e lo que dezié, diéronle
la lança,
e él combatiose con ellos, e
de guisa sópolos traer en sus
torneos,
Allí les dixo el Çid:«Deme uno
de vós una lança, ca yo non
trayo ninguna, e yo seyendo
solo e vos XIIII, vos veredes,
con la mercet de Dios, que vos
toldré yo oy mio señor».
que todos los mató, si non uno
solo que finco ý cansado, que
non quiso matar
E assí como oydes, libró él a
su señor etornose con él a los
castellanos, e levaron preso a
Burgos al rey don Alfonso.
Ellos, non teniendo en nada un
cavallero pora tantos, diéronle
la lança,
e él combatiosse con ellos, e de
guisa los sopo traer e rebolver en
sus torneos,
que todos los mató, si non uno
solo que finco ý cansado, e a
aquel non le quiso ya matar Roy
Díaz mio Çid
E assí como avemos contado,
libró el Çid a su señor etornosse
con él a sus castellanos, e
levaron preso a Burgos al rey
don Alfonso66.
66
66
La precisión sobre la localidad procede del Toledano: «Burgis ducitur captiuatus» (DRH, VI, XVI, 28, p. 196).
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
Como puede apreciarse, el nivel de semejanza (llegando a la literalidad) entre el texto latino y
la versión romance es tal (contando con las típicas intervenciones cronísticas alfonsíes)67, que, incluso al margen del fenómeno ya comentado, resulta prácticamente imposible que se haya producido parejo grado de coincidencia partiendo de una fuente épica común, pero adaptada de manera
independiente en latín y en castellano (que, por cierto, no muestra rastro alguno de asonancia)68.
Por otro lado, este episodio no resulta totalmente compatible con el precedente relato de la batalla69, también de tintes épicos, que es el transmitido por el Tudense y, a su zaga, el Toledano,
el cual, por las fechas, sí podría corresponder al mismo Cantar del rey don Sancho conocido en el
taller alfonsí70. Esto separa una vez más la versión del relato (sea o no de origen épico)71 que transmite CN y hace que la presencia del rescate de don Sancho por el Cid en el cantar prosificado en
la Estoria de España sea extremadamente dudosa. Incluso de aceptarse su presencia, no tendríamos
dato alguno que proviniese de modo directo del episodio épico correspondiente, lo cual se hace
extensible a toda la batalla de Golpejera.
Los dos capítulos siguientes, el 826, «de cómo el rey don Alfonso se fue pora Almemón, rey de
Toledo», y el 827, «de la caça e de los signos que parescieron en este rey don Alfonso»72, proceden
esencialmente de las dos fuentes fundamentales de la Estoria de España, de nuevo convenientemente taraceadas. En el segundo de los capítulos señalados se añade otra, de naturaleza claramente
legendaria, pero cuya pertenencia al Cantar del rey don Sancho es muy dudosa, dado que rompe
la línea argumental (centrada en el monarca protagonista) y además realiza una prolepsis sobre
la conquista de Toledo ajena a su trama. Menéndez Pidal, que identifica las porciones de texto
procedentes de cada fuente, conjetura que en este caso se trata de una «probablemente árabe»73.
Habida cuenta del impacto que en Alandalús y otras partes del mundo islámico produjo la caída
de Toledo, no sería extraño que hubiesen surgido pronto leyendas que intentaban explicarla en
términos casi mágicos.
Mientras que el capítulo 828, «de cómo el rey don Sancho ovo el regno de León»74, es enteramente historiográfico (combina DRH, VI, XVII, 1-5, p. 197-198; CRL, p. 78, y nuevamente DRH,
VI, XVIII, 1-7, p. 198-199), el capítulo 829, «de cómo el rey don Sancho tomó a la infante doña
67
Es revelador, por reflejar dos fases de este proceso (tendente a racionalizar y cohesionar el relato) el paso del latino «Si lancea sola daretur» al castellano «Deme uno de vós una lança, ca yo non trayo ninguna» de la Versión primitiva
(según muestra la coincidencia de VC y VS) y de ahí a la adición de VC «ca la perdí en la fazienda».
68
Pese a aceptar el conocimiento alfonsí de CN, en este caso LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 56,
concluye (de forma inconsecuente, a mi juicio), que este episodio procede de un Cantar del rey don Sancho que sería
«l’héritier d’une longue tradition quie reprenait des élements connus de sources datant du XIIe siécle».
69
Adviértase que la frase de enlace, «los leoneses, quando vieron su señor preso», contradice la indicación (omitida, en consecuencia, por los cronistas alfonsíes) que aparece luego en el relato latino: «Illi regem suum captum esse
nescientes et id nequaquam fieri potuisse credentes», lo que revela claramente que se trata de dos versiones distintas de
la batalla, incompatibles entre sí.
70
Este, que incluía el reto de Diego Ordóñez a los zamoranos y las subsiguientes lides (ausentes del relato de CN),
es con seguridad anterior a 1223; véase MONTANER, Alberto. «El apócrifo del Abad Lecenio y el auge de la materia
cidiana». En FRADEJAS, J. M. et alii (eds.). Actas del XIII Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura
Medieval (Valladolid, 15 a 19 de septiembre de 2009): In memoriam Alan Deyermond. Valladolid: Universidad; Ayuntamiento, 2010, vol. II, p. 1407-1426 (esp. p. 1423). Para el conocimiento del Cantar del rey don Sancho por el Tudense
y el Toledano, cf. LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 54-55 y 57.
71
La procedencia épica del relato de CN fue defendida por MENÉNDEZ PIDAL, Poesía juglaresca, p. 327, y La épica
medieval española, p. 532-539, quien ofreció una reconstrucción del posible argumento: derrotas de don García en
Santarém y de don Alfonso en Golpejera, Cerco de Zamora, traición de Vellido e infructuosa persecución por el Cid,
muerte de don Sancho (en la segunda obra citada, incluye como «epílogo del cantar» el regreso de Alfonso desde Toledo
y, aunque nada dice CN al respecto, la jura en Santa Gadea). Sobre este asunto, inclinándose hacia el origen épico de la
fuente, véase ahora BAUTISTA, Francisco. «Sancho II y Rodrigo Campeador en la Chronica naierensis», e-Spania, 2009,7.
Disponible enhttp://e-spania.revues.org/index18101.html. Consultado el 18/01/2016.
72
VS, f. 147v-149r = PCG, vol. II, p. 503a-505a. Corresponden a los capítulos CCLIII-CCLIV de VC, p. 437-439,
y al lib. IX, caps. XII-XIII de CVR, p. 186a-187a.
73
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXIX-CLXX.
74
VS, f. 149r = PCG, vol. II, p. 505a-b. Corresponde al capítulo CCLV de VC, p. 439, y al lib. IX, cap. XIII [XI] de
CVR, p. 185b-186a.
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Alberto Montaner Frutos
Elvira, su hermana, la villa de Toro e la meatad dell infantado, e la otra meatat a doña Urraca»75,
resulta más problemático. Las primeras líneas, desde «Pues que el rey don Sancho» hasta «amava
él mucho», proceden de DRH, pero no de un solo pasaje76. Lo relativo al deseo de don Sancho
de apoderarse de los territorios de sus hermanas se toma de DRH, VI, XVIII, 1-3, p. 198-199,
pero las referidas a doña Urraca, a partir de «demás que tenié él…», combinan VI, XIII, 17-19, p.
195, y XV, 30-31 y 43-44, p. 196. El pasaje sobre la toma de Toro y del infantazgo es de origen
desconocido y Menéndez Pidal lo considera un «arreglo probablemente del COMPILADOR»77, es
decir, del taller alfonsí. Luego continúa hasta el final del capítulo con los preparativos para el
asedio de Zamora según el cantar perdido, aunque cabe la posibilidad de que la frase (igual en
ambas versiones) «Después d’aquello envió dezir a la infante doña Urraca que·l’ diesse Çamora e
él que·l’darié en qué visquiesse e quanto oviesse mester. E ella envio·l’ dezir que gela non dariépor
ninguna guisa, pues que su padre gela diera» provenga de CN, III, 16.1-5: «Interea rex Santius
legatos sorori sue domine Vrrace infantisse dirigit, qui eam ut Semuram reddat et per Zemuram
concambium in planis accipiat alloquantur. Que cum multimode pro aliqua facienda conditione
temptaretur et nullomodo consentiret, tale fertur dedisse responsum [...]». Favorece esta opción el
hecho de que en el capítulo 831 aparezca una nueva embajada, esta vez realizada por el Cid, cuyo
origen épico es indudable.
La hipótesis pidaliana del origen historiográfico de la toma de Toro y el infantazgo es muy
razonable, dado que las fuentes históricas no hablan de ello. En realidad, ni doña Elvira había recibido realmente la villa y alfoz de Toro, ni doña Urraca los de Zamora, ni ningún otro patrimonio
territorial, sino, por mitad, el infantazgo monacal, es decir el dominio de los monasterios78, como
atestiguan HL, p. 87: «Tradidit etiam filiabus suis omnia totius regni sui monasteria in quibus
usque ad exitum huius uite absque mariti copula uiuerent», y CM, IV, 57.12-16: «Tradidit etiam
filiabus suis, Vrrace scilicet et Geloyre, totum infantaticum cum omnibus monasteriis que ipse
construxerat, ammonens ut usque ad exitum huius uite ipsas ecclesias adhornarent et absque mariti copula uiuerent». Sin embargo, la noticia legendaria aparece ya, de modo algo distinto, en CN,
III, 13.4-5: «Vrraca infantissa cum sorore sua Geluira apud Zemoram resedit»79, y de forma plena
en DRH, VI, XI, 79-81, p. 191: «dedit Vrrace et Geloyre filiabus Zemoram et Taurum». La Estoria
de España recoge el dato (proveniente de la historia oral) combinando las correspondientes frases
del Toledano y el Tudense: «dio ý a doña Urraca, su fija, a Çamora con la meytad del Ynfantadgo,
e a doña Elvira, la otra fija, Toro con la otra meytad del Ynfantadgo» (VC, p. 417 = CVR, p. 173b)
= «Dio a doña Urraca, que era la mayor hermana, de tierra de León la cibdad de Çamora con
todos sus términos e la meatad dell Infantadgo. Dio a doña Elvira, la hermana menor, Toro con
sus términos e la otra meatat del Infantadgo» (VS, f. 139v = PCG, vol. II, p. 493b). En cambio,
en la versión épica transmitida por VC, es don Alfonso el que cede una parte de León, pero únicamente para su hermana Urraca (de forma vagamente parecida a CM, IV, 62.1-6), pues Elvira no
aparece en ella: «dole a Çamora en todo su término fasta en Senabria, Toro Viejo otrosí con todo
su término, así commo parte con Castro Muño, que es allende Duero, Tiedra, Urueña, Medina
de Rioseco, de consuno con el Ynfantadgo, fasta do parten las montañas»80. Al margen de que este
pasaje reproduzca o no fielmente el texto épico, resulta obvio que, estando doña Elvira ausente del
75
VS, f. 149v = PCG, vol. II, p. 505b. Corresponde al capítulo CCLVI de VC, p. 440, y al lib. IX, cap. XV de CVR,
p. 187a-b.
76
Pese a lo que indica MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXX.
77
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXX. Sobre la ausencia de Elvira de las versiones
épico-legendarias, véase además La épica medieval española, p. 532.
78
MENÉNDEZ PIDAL, La España del Cid, vol. I, p. 140-141, y vol. II, p. 690.
79
Según el Tudense, «Vrraca siquidem moribus nobilissima a patre ac matri Adefonso fuerat comendata […]. Cui
propter uarios imminentes casus Zemoram urbem contulit, in qua se posset a fratrum inminentibus cladibus tueri»
(Chronicon Mundi, IV, 62.1-6). Previamente había dado la versión correcta, como acaba de verse.
80
VC, p. 421 = CVR, p. 175b (que en la cláusula final lee «fasta o parte con las montañas», que hace mejor sentido).
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
cantar, la toma de Toro con la ocupación del infantazgo ha de considerarse un episodio forjado
por los cronistas alfonsíes para no dejar este cabo suelto en el avance victorioso de don Sancho81.
Los capítulo 830, «de cómo el rey don Sancho cercó Çamora», y 831, «de cómo el rey don
Sancho envió dezir a su hermana doña Urraca que·l’ diesse Çamora»82, son, salvo la cronología
inicial, enteramente épicos. Cabría pensar que en la reiterada expresión «por aver o por camio»,
referida a la entrega de Zamora, se da un eco del pasaje ya citado de CN, III, 16.2-3: «qui eam ut
Semuram reddat et per Zemuram concambium in planis accipiat». Sin embargo, la expresión no
es en realidad idéntica83; pues en el texto latino don Sancho propone solo un trueque, mientras
que en el texto procedente del poema épico se reconoce una pareja inclusiva, ‘por cualquier modo
de adquisición’, que además forma un hemistiquio formular, como reflejan los abundantes restos
de rima que se advierten en su entorno84:
«que·l’ non podrién dar batalla nin moros nin cristianos,
e si yo esta pudiesse aver de mi hermana por aver o por camio».85
«Agora quiero vos rogar como a leal vassallo86
que me vayades a Çamora
e digades {aun otra vez} a mi hermana doña Urraca [Fernando]87
que me dé la villa por aver o por camio.
{E el camio sera este:}
Darle he a Medina de Rioseco con todo su Infantadgo,
e de Valledolit fasta Villaelpando88,
e aun Tiedra que es muy buen castiello89.
E yurarle he con XII de mios vassallos
que nunqua jamás le crebante la yura»90.
81
Pese al romance viejo «En las almenas de Toro», recogido por primera vez en un pliego suelto de 1536 y en el
que don Sancho es sustituido por don Alfonso (ed. LASKARIS, El romancero del cerco de Zamora, nº 9, p. 94-95). Lo sitúa
entre los romances «imaginados de nuevo, influidos, como es natural, por las gestas hoy conocidas, pero no derivados
de ellas», MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. Romancero hispánico (hispano-portugués, americano y sefardí): Teoría e historia.
Madrid: Espasa-Calpe, 1953, vol. I, p. 237-238.
82
VS, f. 149v-151r = PCG, vol. II, p. 505b-507a. Corresponden a los capítulos CCLVII y CCLVIII de VC, p. 440442, y al lib. IX, cap. XVI-XVII de CVR, p. 187b-188b.
83
MENÉNDEZ PIDAL, La épica medieval, p. 541, y CATALÁN, La épica española, p. 144-145, consideran que la
coincidencia no es casual y que ambas expresiones remontan al mismo modelo épico; pero lo que vamos viendo hace
esto muy dudoso.
84
Doy mi propia versión, sin suplir rimas, haciendo solo algún retoque menor y encerrando entre llaves lo que
considero adiciones cronísticas. También separo con un blanco los posibles hemistiquios. Téngase en cuenta que los
propongo solo a título ilustrativo, como apoyo de su procedencia épica y no como una reconstrucción con validez propia, habida cuenta de la radical inseguridad del procedimiento (véanse la notas 85, 87 y 101).
85
VS, f. 150r =F, p. 239 =PCG, vol. II, p. 506a. Casi igual en VC, p. 441 = CVR, p. 187b, que dice «nin le podrié
dar batalla nin guerra». Este caso es el más dudoso de todos, pues tanto REIG, El Cantar de Sancho II, p. 91, como
ALVAR; ALVAR (eds.), Épica medieval española, p. 300 (§ II), consideran más bien que se trataba de una tirada en á-a,
marcada por el hemistiquio «ser señor de toda España». Sin negar de plano esta posibilidad, hay que destacar que cada
autor ofrece asonantes distintos: mesnada, tajada, batalla, hermana, España la primera y asentada, tajada, mesurada,
batalla y España los segundos.
86
Para el segundo hemistiquio sigo el texto de VC, que no exige ningún cambio; VS dice: «como a amigo e a buen
vassallo leal» (texto de E2, F omite «leal»).
87
La expresión «aun otra vez» (E2) = «otra vez aún» (F) = «aun otra vegada» (VC) creo que es una adición cronística para armonizar el relato con lo dicho en el capítulo 829. En cuanto al apellido de doña Urraca, no aparece en E2
ni en VC, lo transmite solo F, de modo que se trata de una lección muy dudosa, sugerida quizá por la marcada similicadencia del pasaje, aunque admitida tanto por REIG, El Cantar de Sancho II, p. 91, como por ALVAR; ALVAR (eds.). Épica
medieval española, p. 301 (§ III, v. 10).
88
El texto cronístico reza: «E de Villaelpando [E2: om. F] fasta Valledolit». Cambio el orden, al igual que REIG,
El Cantar de Sancho II, p. 91, y ALVAR; ALVAR (eds.). Épica medieval española, p. 301 (§ III, v. 14).
89
Esta enumeración está ausente de VC, que solo dice «e que yo le daré grant tierra en que biva bien e honradamente», pero véase la nota 92.
90
VS, f. 150r = F, p. 240 =PCG, vol. II, p. 506b. Con diversas diferencias, en VC, p. 441 = CVR, p. 188a, que en
la última frase trae «pleito» en lugar de «yura» («jura» en F).
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«Dixo {estonces} doña Urraca al Çid que dixiesse en salvo {lo que querié}91.
Mio Çid dizo assí: –El rey don Sancho, vuestro hermano,
vos envía saludar e dízevos
que·l’ dedes Çamora por aver o por camio
e que vos dará él
de Valledolit fasta Villaelpando92,
e Medina de Rioseco con todo su Infantadgo,
e aun Tiedra que es muy buen castiello e fuerte.
E yurarvos ha con XII de sus vassallos
que sea esto firme e que nunca vos vaya contra ello–»93
La fórmula se repite en el capítulo siguiente, en boca de Arias Gonzalo y de la propia doña
Urraca:
«si ellos quisieren tener la villa convusco,
nin la dedes por aver nin por camio,
e si ellos esto non quisieren, luego todos nos espidamos
e pora Toledo, a los moros nos vayamos
o se fue el rey don Alfonso vuestro hermano»94.
«E pues que fueron todos ayuntados,
Díxoles doña Urraca: –Amigos e vassallos95,
sepades que el rey don Sancho, mi hermano96,
me envía dezir que·l’ dé la villa por aver o por camio–»97.
El capítulo 832, que trata «dell acuerdo que ovo la infante doña Urraca con los de Çamora,
si darié la villa al rey don Sancho»98, es también, en principio, enteramente épico. Sin embargo,
la queja inicial de doña Urraca muestras claras huellas de intervención cronística, pues incluye al
menos dos elementos que refiere la propia Estoria de España, pero que, como ya hemos visto, no
corresponden al poema épico: «Al rey don Alfonso otrossí tomol’ su tierra e fizol’ salir de tierra e
yr a tierra de moros, como si fuesse alevoso99, e non quiso que omne ninguno fuesse con éll, sinon
Per Assurez e sus hermanos, que envié yo con él100. E [F : om. E2] a mi hermana doña Elvira
91
ludo»).
En VC: «lo que querié dezir» (p. 442). Posiblemente el hemistiquio épico fuera «fablasse en salvo» (F lee «sa-
92
Como antes, cambio el orden. Esta vez, VC sí contiene la relación de localidades, aunque en una formulación
algo más concisa.
93
VS, f. 150v =F, p. 241 (que omite «E yurarvos ha con XII de sus vassallos que sea esto firme») = PCG, vol. II,
p. 507a. Casi igual en VC, p. 441-442. = CVR, p. 188a, que en la última frase omite «que sea esto firme e» y acaba en
«ellos [SsN : ello J]». Cf. REIG. El Cantar de Sancho II, p. 93, y ALVAR; ALVAR (eds.), Épica medieval española, p. 300
(§ III, v. 49-57).
94
VS, f. 151r = F, p. 242 = PCG, vol. II, p. 507b. Casi igual en VC, p. 442 = CVR, p. 188b. En las últimas frases
hago algunos cambios de orden. El texto cronístico reza: «luego nos espidamos todos e nos vayamos pora Toledo, a los
moros, o se fue vuestro hermano el rey don Alfonso» (F y VC omiten «todos» y leen «a Toledo»). Cf. REIG. El Cantar
de Sancho II, p. 943, y ALVAR; ALVAR (eds.), Épica medieval española, p. 303 (§ III, v. 67-69).
95
Así en VC (que suprime, como F, «doña Urraca»); en VS: «Vassallos e amigos».
96
Así en VC; en VS: «yo só aquí venida por vos mostrar como el rey don Sancho, mi hermano».
97
VS, f. 151r = F, p. 242-243 = PCG, vol. II, p. 507b; VC, p. 442-443 = CVR, p. 188b (donde la última frase reza
«me enbió dezir que le diese la villa»). Cf. REIG, El Cantar de Sancho II, p. 93, y ALVAR; ALVAR (eds.). Épica medieval
española, p. 303 (§ III, v. 7). La fórmula se repite de nuevo, con una trasposición, en las palabras finales de doña Urraca
al Cid, en un contexto donde no se aprecian posibles asonantes: «Pues yd e dezid a mio hermano que ante morré yo
con los de Çamora e ellos comigo que nunqua le demos la villa por camio ni por aver» (VS, f. 151r = PCG, vol. II, p.
507b) = «Çid, ýdevos para mi hermano e dezilde que antes morré yo con los de Çamora e ellos comigo que le dé la
villa nin por camio nin por aver» (VC, p. 443 = CVR, p. 188b-189a). En este caso, F, p. 242-243, lee con VC, salvo el
inicio: «Idvos e dezid…»
98
VS, f. 151r-v = PCG, vol. II, p. 507a-508a. Corresponde al capítulo CCLIX de VC, p. 442-443, y al lib. IX, cap.
XVIII de CVR, p. 188b-189a.
99
En VC, «commo si fuese omne malo e de mala guisa».
100
VC incluye aquí la frase relativa a don García, que en la Sanchina, siguiendo el orden del propio relato cronístico, inicia la enumeración de agravios.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
tomó Toro sin su grado». Por otro lado, la presencia en este pasaje de posibles asonancias en á-o
(subrayadas en las citas) nos recuerda lo arriesgado que es tomar las similicadencias como una
prueba fehaciente del origen épico de un pasaje101. El resto del capítulo, en cambio, no ofrece
dudas sobre su procedencia del Cantar del rey don Sancho.
Lo mismo cabe decir de los capítulos 833, «de cómo mandó el rey don Sancho con saña al Çid
que»·l’ saliesse de la tierra, e de cómo envió por él», y 834, «de cómo el rey don Sancho combatió
Çamora, e del consejo que dio Arias Gonçalo a doña Urraca»102, excepto el enfrentamiento del
Cid con catorce caballeros zamoranos, narrado a la mitad de este último capítulo, que procede
de HR, 5.9-13103. En cambio, el capítulo 835, «de cómo el rey don Sancho recibió por vassallo
a Vellid Adolfo, e le dixieron los de Çamora que se guardasse d’éll»104, intercala en el texto procedente del cantar un pasaje que atribuye al Toledano: «Pero dize el arçobispo don Rodrigo que
esto en poridad lo enviaron dezir los çamoranos». Sin embargo, al igual que ocurre respecto de
la mención de las espuelas en el capítulo siguiente, esta precisión está ausente de DRH, VI, XVIII,
por lo que Menéndez Pidal la atribuye igualmente a una traducción interpolada de la misma105.
Sin embargo, en este caso la indicación no solo está ausente de la Estoria de los godos, sino también
del Toledano romanzado. Cabe además que la frase «El rey cróvol’ e recibiol’ por su vassallo e onrol’ mucho, e en tod esto Vellid Adolfo fízosse muy su privado del rey»106 proceda de la CN, III,
16.26-28: «Credulus his uerbis rex Santius in tantum eum carum et familiarem habuit quod eum
a suo latere nunquam discedere sustineret et relictis aliis huius solius consilio frueretur», dado que
la privanza de Vellido en el poema épico encaja mejor con sus explicaciones tras el aviso desde las
murallas de Zamora y su amago de marcharse, que don Sancho ataja llamándolo «Mio amigo e
mio vassallo» (VS) = «Amigo mío e leal vasallo» (VC).
El capítulo 836 relata, según se ha visto, «cómo Vellid Adolfo mató al rey don Sancho e de lo
que fizo Roy Díaz Çid Canpeador»107 y su problemática constitución ya se ha abordado arriba.
En síntesis, puede decirse que desde el inicio del capítulo hasta la frase «fuesse quanto mas pudo
pora aquel postigo que él mostrara al rey pora furtar la villa» procede sin duda del Cantar del rey
don Sancho108. La frase siguiente, «E ante desto fiziera ya Vellid Adolfo otra traición, ca matara al
101
Cf. MONTANER, Alberto. «Cave carmen! De huellas de asonancia a «prosa rimada» en las prosificaciones épicas
cronísticas». En NASCIMENTO, Aires A.; RIBERO, Cristina Almeida (eds.). Literatura medieval: Actas do IV Congresso da
Associação Hispânica de Literatura Medieval (Lisboa, 1-5 outubro 1991). Lisboa: Cosmos, 1993, vol. II, p. 67-72.
102
VS, f. 151v-152v = PCG, vol. II, p. 508a-509b. Corresponden a los capítulos CCLX y CCLXI de VC, p. 443-445,
y al lib. IX, cap. XIX-XX de CVR, p. 189a-b.
103
Lo señaló ya MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXXI. El episodio está ausente de VC,
que lo desplaza al capítulo CCXLV, p. 450, donde se convierte en un reto a los zamoranos, previo al de Diego Ordóñez
(véase abajo la nota 121).
104
VS, f. 152v-153v = PCG, vol. II, p. 510b-511b. Corresponde al capítulo CCLXII de VC, p. 445-447, y al lib.
IX, cap. XIX de CVR, p. 189a-b.
105
MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXXI.
106
Más conciso en VC: «El rey creolo todo lo que le dezié e recibiolo por su vassallo e fízole su privado luego».
107
VS, f. 153v-154r = PCG, vol. II, p. 510b-511b. Corresponde al capítulo CCLXIII de VC, p. 447-448, y al lib.
IX, cap. XXII de CVR, p. 190b-191a.
108
A la vista de las notables discrepancias ya advertidas entre el relato de CN y el Cantar del rey don Sancho, cabe
preguntarse si la frase «el rey apartosse a fazer aquello que la natura pide e que ell omne non lo puede escusar», en la que
se ha visto «la continuidad en los motivos que componen el relato de la muerte traicionera del rey» (CATALÁN, La épica
española, p. 145), no será en realidad una intercalación cronística procedente de la fuente latina: «rex de equo descendens ad nature sederet necessaria» (CN, III, 16.31-32), que a su vez podría poseer inspiración bíblica (según FRADEJAS,
Estudios épicos, p. 23-24). Esta impresión queda prácticamente corroborada a la vista del texto de VC (la cual, como
hemos visto, ya había anunciado que pretendía reproducir fielmente «lo que cuentan los juglares»), pues allí se aprecia
que las circunstancias del regicidio épico no exigen el detalle escatológico, que aparece claramente como un postizo:
«Después que la villa ovieron andado toda aderredor, ovo el rey sabor de desçender ribera de Duero e de andar por ý
solazándose [SsJKLX: folgándoseN]. E el rey trayé en su mano un venablo pequeño, ca assí era estonçes costunbre de
los reyes,e diole a Vellid Adólfez que ge lo trayese. E después que ovo el rey andado una pieça por la ribera dixo a Vellid
Adólfez que querié lavar aquel su venablo. El rey lavava el fierro y Vellid Adólfez el astil [SsJ : astaN]. E después que le
ovieron alynpiado con las puntas de los mantos, el rey apartose a fazer aquello que la natura del omne demanda e se
non puede escusar» (VC, p. 447 = CVR, p. 190b-191a).
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conde don Nuño como non deviera»109, que carece de paralelos en las fuentes latinas, seguramente
pertenece también al poema épico, pese a su tono de precisión historiográfica110. En cambio, el
resto del capítulo es ajeno al mismo. Desde «Roy Díaz el Cid, quando·l’ vio assí foýr» hasta «e
que·l’ metio por medio de las puertas adentro»111 procede de CN, III, 16112, pero de ahí al final,
es muy problemático. La mención expresa de don Rodrigo para justificar esa noticia113, tras la
información que procede de la CN, revela que sin duda el dato se tuvo que tomar de una fuente
vinculada de un modo u otro al Toledano romanzado, aunque este en sí no fuera usado en el taller
alfonsí114. Otro problema es que esta última fuente no incluye la maldición del Cid, lo cual parece
concordar con el hecho de que esta, en la Estoria de España, no aparezca claramente incluida en la
frase atribuida al arzobispo, por lo que la anécdota completa podría tener otra procedencia115,que
sería admisible atribuir a la historia oral, dentro del ámbito de referencia al que remite la discusión transcrita a renglón seguido. Esta, curiosamente, posee también un paralelo en lo que dice al
respecto el Toledano romanzado, aunque no concuerde en el contenido concreto.
El breve capítulo 837, que refiere «cómo Vellido Adolfo fue preso»116, se basa únicamente
en el Cantar del rey don Sancho y queda en parte confirmado por el final del romance viejo «Rey
don Sancho, rey don Sancho»117, pero en el 838, «de la muerte del rey don Sancho»118, combina
de nuevo lo épico y lo historiográfico. Las primeras tres cuartas partes del capítulo prosifican el
poema épico perdido119 y el último cuarto se atribuye expresamente en VS al «arçobispo don
VC añade al final «e echole en el río».
Compárense los versos del romance «Rey don Sancho, rey don Sancho» que avisan de «que de dentro de Çamora un alevoso ha salido; / llámase Vellido Dolfos, / hijo de Dolfos Vellido: / quatro traiciones ha hecho / y con esta
serán cinco: / si gran traidor fue el padre / mayor traidor es el hijo» (ed. REIG, El Cantar de Sancho II, nº 7, v. 3-10, p.
286; LASKARIS, El romancero del cerco de Zamora, nº 28a, v. 3-10, p. 215).
111
En VC: «e metiose con él por medio de las puertas adentro».
112
Si bien la frase «E Vellido dexó de ir al postigo e fuesse a la puerta de la villa» es un añadido del ms. E2, ausente
del resto de los testimonios, tanto de la VS como de VC (MONTANER, «La huida de Vellido», p. 1182).
113
CATALÁN, La Estoria de España de Alfonso X, p. 87, n. 99, intenta desligar la mención del Toledano de la
indicación sobre las espuelas: «Creo que el compilador alfonsí no aduce el testimonio del arzobispo para atribuirle expresamente la noticia de la carencia de espuelas, sino solamente para insistir en que «lo non pudo alcançar», afirmación
que desmiente la versión juglaresca anteriormente citada, según la cual el Cid habría alcanzado con su lanza al fugitivo,
matándole el caballo». Sin embargo, el pasaje aducido no es épico, sino que traduce a la letra CN, III, 16.39-40: «arrepta
lancea illum insequitur inter portas semiclausas; lancea proditoris equum percutit fugientis», salvo, precisamente, por la
mención de las espuelas. Por otro lado, el tenor literal de la frase alfonsí sobre don Rodrigo (citada arriba) no deja lugar
a dudas sobre que le atribuye toda la noticia, incluida la mención de las espuelas. Esto es, además, lo que cuadra con el
caso ya visto en el capítulo 832, en que es la información completa, ausente de DRH, la que se atribuye al arzobispo.
114
Cabría pensar en un códice latino del Toledano con adiciones marginales, pero no hay ejemplos que apoyen
esta conjetura. Por otro lado, es casi seguro que el ejemplar empleado en el taller alfonsí es el ms. B = Complutense 143,
que carece de tales marginalia (cf .CATALÁN; JEREZ, «Rodericus» romanzado, p. 370-377).
115
De todos modos, este asunto ha de quedar en suspenso a la espera de una nueva evaluación de los varios pasajes
de la Estoria de España que se atribuyen a don Rodrigo, pero no están en el texto latino (vid. MENÉNDEZ PIDAL (ed.),
Primera Crónica General, vol. I, p. LXXII), problema del que Catalán se desentiende.
116
VS, f. 154v = PCG, vol. II, p. 511b-512a. Corresponde al capítulo CCLXIV de VC, p. 448-449, y al lib. IX, cap.
XXIII de CVR, p. 190b-191a-b.
117
REIG, El Cantar de Sancho II, n.º 7, v. 15-20, p. 286; LASKARIS, El romancero del cerco de Zamora, n.º 28a, v.
15-20, p. 215.
118
VS, f. 154v-155r = F, p. 250-251= PCG, vol. II, p. 512a-513a. Corresponde al capítulo CCLXV de VC, p. 449451, y al lib. IX, cap. XXIIII de CVR, p. 191b-192b, pero el texto presenta notables diferencias.
119
Adviértase aquí una diferencia fundamental entre la versión épica alfonsí y el relato de la CN, III, 16.45. En
esta «Vndique concurrunt, regem requirunt, mortuum reperiunt», mientras que en la Estoria de España: «Los castellanos, luego que lo sopieron, fueron buscar su señor e falláronle en la ribera de Duero, muy mal ferido de muerte, mas
non avié aún perdida la fabla» (VC) = «Recabdado desta guisa Vellid Adolfo, assí fue que los castellanos fueron buscar su
señor, e falláronle en la ribera de Duero, do yazié ferido de muerte, mas non avié aún perduda la fabla» (VS). Esto es lo
que permite toda la escena dialogada que refiere el capítulo 838, en la cual el papel otorgado al conde García Ordóñez
como futuro consejero cercano al rey Alfonso indica de nuevo que el Cantar del rey don Sancho conocido en el taller
alfonsí se compuso a la zaga del Cantar de mio Cid. Por su parte, LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 52 y 60,
considera (basándose en una clara afinidad verbal) que la petición del Cid a don Sancho agonizante para que asegure
su futuro antes sus hermanos constituye un eco del Cantar del rey don Fernando, pero esta difícilmente puede achacarse
a los cronistas, porque la demanda del Cid solo tiene sentido a la luz de las acciones que (aunque a su pesar) realiza
109
110
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
Rodrigo»120, y si bien ciertamente se atiene básicamente a DRH, VI, XVIII, 14-23, p. 199, una vez
más los cronistas alfonsíes realizan labor de taracea:
CN, III, 16
Turba ruunt;
turbat eos
regis mors
inopina sui.
dispersis fere
omnibus
et ad sua
fugientibus
–
–
CM, IV, 65
–
DRH, VI, XVIII
–
VC, CCLV
e por que se vieron
solos syn señor,
Namque ut
quisque miles
[…]relicto fere
omni stipendio
arripuit fugam,
et non ordinate,
ut exercitus
armis uigiliis que
munitus solitus
est incedere,
sed noctibus
diebusque
laborando,
omnes in patriam
rapiuntur.
–
in exercitu
turbatione non
modica excitata,
derramaron todos
los más raezes a cada
parte, desanparando
todas sus cosas
se esparzieron luego
todos los mas de
la hueste, fuyendo
todos a cada parte,
desamparando
todas sus cosas.
inter obsessos
et obsessores
conflictus etiam
interuenit; et
alii diuersa
fuge pericula
atemptantes,
alii per deuia
deuiantes in
captiuitatis et
mortis supplicia
inciderunt.
Castellani
autem quorum
constancia
audaci consilio
semper fulsit,
e ovo ý muchosd’ellos
muertos e presos por
esta razón.
E ovo ý algunos
d’ellos muertos
e presos de sus
malquerientes, en
aquella rebuelta e
priessa de la muerte
del rey.
Mas la cavallería de
los nobles castellanos,
metiendo mientes
a lo que devién e
guardando su lealtad,
commo sienpre su
linaje lo guardara, e la
fama que ellos avién de
armas,
Mas entre tanto
la cavallería delos
nobles castellanos,
metiendo las
sus mientes a
lo que devién,
e guardando la
su lealtad e la su
buena fama que
ellos avién d’armas,
como la guardara
el liñage d’aquellos
don ellos vinién,
Cohors tamen
fortissimorum
militum de
Castella memores
sui generis ac
pristine uirtutis
armis
VS, 838
–
Rodrigo en el Cantar del rey don Sancho. Por lo tanto, el intertexto no es épico-cronístico, sino puramente épico y cabe
la posibilidad de que vaya del segundo cantar al primero (ya que así invita a pensarlo su presumible cronología relativa).
120
La frase previa, «Todos sus vassallos fizieron por él muy grand duelo e aun todos los otros de su tierra, e andavan por la hueste metiendo grandes bozes e carpiéndose [Ss : mesándose J : doliéndosse N] por él» (VC) = «E fizieron
por ende muy grand duelo todos sus vassallos e los otros de la tierra»(VS), aunque muy posiblemente derive del cantar
de gesta, podría también inspirarse en las frases «Sic que per castra rediens Rodericus abruptis crinibus caput pugnis percutiens magnis clamoribus intermixtis singultibus mortem sui deflet domini furibundus. Nec mora fit clamor, tolluntur
ad ethera uoces» y «Sed interempto rege, tunc cerneres ex tanta exercituum audacia, tantaque leticia, quanta dispersio,
quantaque tristicia in illo tanto tamque nobili exercitu fuerit. Namque ut quisque miles per castra circumsedebat percussus orribili sonitu, quasi amens», con las que, respectivamente, la CN, III, 13.44-45, y CM, IV, 65.13-15, describen
la reacción de los castellanos al enterarse de la muerte de su señor.
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Alberto Montaner Frutos
CN, III, 16
perpauci
remanent
CM, IV, 65
fortiter resistendo
DRH, VI, XVIII
–
qui corpus
rapiunt et ad
monasterium
Sancti
Saluatoris
Onnie
deferunt
exanime domini
sui corpus,
quantum licebat,
egregie detulerunt
et regio funere
circumuentum
apud Oniense
cenobium
corpus principis
in sarcofago
egregie
locauerunt,
et comercio
lugubri
et resonis
planctibus
subsequentes
ad Oniense
monasterium
detulerunt,
tumulandum,
era MCX.ª
magno cum
honore sepulture
tradiderunt era
M.ª C.ª VIIII.ª
ubi expletis
planctus
exequiis
sepulture
honore regio
tradiderunt.
VC, CCLV
non se quisieron por
esto mover, mas ellos
estovieron fuertes [SsJ :
firmes e fuertes N].121
Por ende, después que
el Çid ovo fecho este
riepto que deximos,
ovieron su acuerdo
los altos omes de
la hueste de enbiar
el cuerpo del rey
soterrar al monesterio
de Oña, allí do se él
mandara soterrar [XJ :
enterrarN : echar Ss],
con la una partida de
los omnes buenos e
con los obispos que ý
eran,[…]. E tomaron
estonçes el cuerpo del
rey, leváronlo
e enterráronlo muy
onradamente, así
commo a rey conviene.
VS, 838
e segund esto
estidieron quedos
[E2 : estovieron
fuertes F].
Después d’esto
tomaron la una
partida de los
altos omnes de
la hueste, en uno
con los obispos, el
cuerpo de su señor
el rey don Sancho,
e leváronle pora
el monesterio de
Oña.
e enterráronle
ý muy
onradamientre,
assí como convinié
a rey.
121
La frase que cierra el capítulo, «E la otra partida finco allí con la hueste sobre la villa»122, es
sin duda producto de la armonización cronística y, si bien en el plano verbal podría inspirarse en
la correlación que ofrece CN, III, 13.46: «dispersis fere omnibus et ad sua fugientibus, perpauci
remanent», está claro que su objetivo consiste en vincular dos relatos dispares: el historiográfico,
en que la hueste castellana abandona el cerco, y el épico, en el que esta se mantiene en torno a
Zamora para dar lugar a los sucesos subsiguientes y de la que, sin duda, el enterramiento de don
Sancho en Oña estaba ausente, concordando en esto con la secuencia inicial de la versión del
romance «Después que Vellido Dolfos» que transmite Escobar:
Después que Vellido Dolfos,
esse traydor afamado,
derribó con cruda muerte
al valiente rey don Sancho,
juntáronse en una tienda
los mayores de su campo,
juntose todo el real,
como estava alborotado.
Don Diego Ordóñez de Luna [sic pro Lara]
grandes gritos está dando
y con coraje encendido,
121
Tras esta frase, VC introduce el episodio en que «El Cid reptó estonçes a los de Çamora», donde se injerta como
parte del relato épico (gracias a varias líneas de arreglo cronístico) un episodio traducido de HR, 5.9-13 (véase arriba la
nota 103). No habiendo advertido este arreglo cronístico, LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 57, sitúa este
episodio entre aquellos que carecen de una fuente historiográfica conocida.
122
El texto de F está deturpado: «E a la partida fincó con la hueste allý sobre Çamora». En VC, como consecuencia
de las modificaciones introducidas en el capítulo, la frase se acomoda así: «e la otra partida que fyncase allí sobre Çamora fasta que los reptasen aun otra vegada» y se introduce antes de la relativa al entierro de don Sancho.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
muy presto se avía armado.
Para Çamora se ha ydo,
junto al muro se ha llegado,
a grandes bozes diciendo,
d’esta suerte ha razonado: […]123
Es a este tema al que se dedican cinco de los seis capítulos restantes relativos al reinado de
Sancho II, del 839 al 844124, excepto el 840, que trata largamente «de cómo el rey don Alfonso se
veno de Toledo»125. Mientras que este es de origen historiográfico126, los restantes son claramente
de procedencia épica, ya que ninguna fuente cronística habla del reto de Diego Ordóñez a los
zamoranos y de las subsecuentes cinco lides (de las que solo se celebran tres) con los hijos de Arias
Gonzalo. Como es sabido, el reto queda sin sustanciar: «mas non quesieron los fieles, nin quesieron judgar si eran vençidos los çamoranos nin si non, e así fyncó el riepto»(VC, p. 458 = CVR, p.
196b) = «mas non quisieron los fieles, nin tovieron por bien de judgar si eran vençudos los çambranos o si non, e assí fincó este pleyto [E2 : el pleito F] por judgar [E2 : om.F]» (VS, f. 160r = F, p.
262 = PCG, vol. II, p. 518b). Esto plantea el problema de si el Cantar del rey don Sancho acababa
con ese final, que hoy llamaríamos abierto127, o si concluía con el regreso y entronización de don
Alfonso y la jura en Santa Gadea. A mi juicio, el análisis precedente permite plantear la hipótesis
de trabajo (que habrá de ser contrastada con más detalle) de que el Cantar del rey don Sancho no
incluía ni la escena previa de las particiones, ni el episodio final de la jura.
Esto no implica, desde luego, que las propias particiones no se narrasen en el Cantar del rey
don Sancho, puesto que se trata del detonante mismo de todo el conflicto épico. Sin embargo, el
Cantar del rey don Fernando es seguramente un desarrollo independiente de esa escena, con un sesgo no ya dramático, sino casi truculento (como, según se ha visto, planteó Menéndez Pidal, creo
que muy razonablemente). El problema es, entonces, saber cómo y dónde contaba las particiones
el Cantar de del rey don Sancho, que es el único reflejado en la Versión sanchina. Una posibilidad
es que se narrasen de forma sucinta al principio, como parece deducirse de su aparición en dicha
crónica. Esto quedaría probado, a juicio de Catalán y Lacomba, porque posteriormente el texto
cronístico hace referencias retrospectivas a lo sucedido en el castillo de Cabezón128. Ahora bien,
123
ESCOBAR, Juan de. Historia y romancero del Cid (Lisboa, 1605), ed. A. RODRÍGUEZ-MOÑINO, introd. A. L.-F.
ASKINS, Madrid: Castalia, 1973, n.º XXXII, p. 159a. Lo recogen también REIG. El Cantar de Sancho II, n.º 14a, v. 1-16,
p. 319 (que estampa en el v. 13: «para retar a Zamora»; lo comenta en la p. 147) y LASKARIS. El romancero del cerco de
Zamora, n.º 40b, v. 1-16, p. 272-273, quienes lo consideran un «romance juglaresco», combinado por el editor con un
romance cronístico de Sepúlveda. Existe otra versión con inicio semejante, que arranca con la reunión en torno al lecho
de don Sancho agonizante, narrada de un modo bastante cercano al relato de la Estoria de España, aunque amplificado.
En esta versión también se indica que, justo después de la muerte del rey, «En aquesto sus vasallos / a Çamora han embiado / <a> aquesse don Diego Ordóñez, / un cavallero estimado, / a dezir a los vezinos / cómo a su rey ha matado / el
falso Vellido Dolfos, / vassallo del rey don Sancho, / por tanto, que desafía / al traidor Arias Gonçalo / <***> / y a todos
los çamoranos» (REIG, El Cantar de Sancho II, n.º 14, v. 61-71, p. 309; LASKARIS. El romancero del cerco de Zamora,
n.º 40a, v. 61-710, p. 259; marco con antilambda mis intervenciones). MENÉNDEZ PIDAL. Romancero hispánico, vol. I,
p. 240-241 sitúa este segundo entre los «poquísimos romances juglarescos de tema épico-nacional innovado», aunque
luego añade que deja ver «levísimos recuerdos de romances tradicionales» (vol. II, p. 109).
124
VS, f. 155v-156r y 157v-160r= PCG, vol. II, p. 513a-514a y 515b-518b. Corresponden a los capítulos CCLXVI
y CCLXVIII-CCLXXI de VC, p. 451-452 y 454-459, y al lib. IX, cap. XXV y XXVII-XXX de CVR, p. 192a-193b y 194a-196b.
125
VS, f. 156r-157v = PCG, vol. II, p. 512a-513a. Corresponde al capítulo CCLXVII de VC, p. 452-454, y al lib.
IX, cap. XXVI de CVR, p. 193a-194a.
126
Minuciosamente analizado por MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General, vol. II, p. CLXXI-CLXXII.
127
MENÉNDEZ PIDAL, Epopée castillane (1910), p. 79, aunque consideraba, como se ha visto, que el cantar concluía con la jura en Santa Gadea, ha subrayado la eficacia estética de este desenlace, siquiera fuese parcial: «De la sorte
le poète laisse mystérieusement indécis le duel, sans que l’accusation des Castillans soit prouvée, et sans que l’ombre de
soupçon qui plane sur Zamora soit entièrement dissipée; cette incertitude, ce mystère profondément artistique, dominent également dans la scène finale du poème, que nous pouvons appeler son épilogue».
128
CATALÁN, La épica española, p. 38-39; LACOMBA, Au-delà du «Cantar de mio Cid», p. 46-51. Catalán pensó que
el episodio de las particiones ahí incluido reflejaba el relleno de una laguna compilatoria, que indicaría un problema de
armonización de fuentes, ante las extravagancias del Cantar del rey don Fernando. Lacomba, aunque admite el uso de
esta fuente, rechaza que se produjese esa laguna, basándose en criterios redaccionales.
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la insistencia en aludir después a esa escena inicial, sobre todo la primera vez que don Sancho
le propone al Cid contravenir el juramento hecho a su padre, sugiere otra hipótesis distinta. A
mi ver, era ahí (al pedirle consejo a Rodrigo el monarca castellano antes de atacar a su hermano
don García) donde se principalmente se narraba el episodio de forma retrospectiva y fueron los
cronistas alfonsíes quienes lo adelantaron a donde le correspondía cronológicamente129, pero sin
eliminar (aunque quizá simplificándolas) las posteriores reminiscencias. Como queda dicho, este
uso de la analepsis recuerda el modo en el que, en el Cantar de mio Cid, que comenzaba claramente in medias res, se pone en antecedentes al auditorio sobre los motivos del destierro de su héroe
(véase arriba la nota 42).
En cuanto al episodio de la jura, plantea una problemática y crea unas expectativas argumentales que no se limitan a cerrar el argumento de las luchas fratricidas, sino que apuntan en
otra dirección130. Además, nada en la prosificación del Cantar del rey don Sancho da indicios de
la menor participación de don Alfonso en el magnicidio ni, por tanto, justificaría este episodio,
que, por ello mismo, entra en contradicción con la irresolución del reto sobre la culpabilidad de
Zamora. En cambio, Catalán considera que la palidez (estrictamente, «la color mudada», VS, f.
160v = PCG, p. 519b) que sobreviene a don Alfonso al prestar juramento, «sin que se aclare si
de ira ante los terribles términos en que se le exige la jura, o si por haber mentido», plantea «un
paralelismo con el desenlace del reto de Zamora» que «es demasiado patente como para intentar
desconectar una de otra ambas ordalías»131. Dejando al margen que el juramento compurgatorio
no era una ordalía, sino una purgación canónica, y que tampoco lo era en rigor la lid por causa de
reto132, la situación no es comparable. El reto sobre Zamora realmente queda indeciso, porque así
lo determinan los fieles del campo; en cambio, según la mentalidad medieval, el juramento con
compurgadores queda concluso y, de por sí, prueba la inocencia del acusado, aunque ese cambio
de color pueda hacer sospechar que miente (lo que, por otro lado, no deja de ser una conjetura, ya
que habría que aducir paralelos de otros textos que permitieran aventurar cómo se interpretaba esa
reacción en su propio marco cultural). En cualquier caso, el reto zamorano procedía de sospechas
razonables, mientras que la jura no, al menos según el propio texto alfonsí de procedencia épica.
Procederé, para concluir, a recapitular algunos aspectos que, a mi entender, el precedente
cotejo de fuentes deja suficientemente claros. Ante todo, se confirma que, pese a lo sostenido
reiteradamente hasta aquí, en la confección de al menos esta parte de la Estoria de España se tuvo
en cuenta CN, empleada mayormente según una técnica de taracea usual en el taller alfonsí. Por
su parte, las notables divergencias entre su relato y el de los cronistas alfonsíes permiten advertir
que el Cantar del rey don Sancho conocido por estos últimos se diferenciaba notablemente de la
129
Esto no debe extrañar, pues hay otros casos, como la investidura del joven Rodrigo en Coímbra (narrada en
VC, p. 406, y VS, p. 487a), que no es una primera huella de las perdidas Mocedades, sino que retoma una referencia
retrospectiva del Cantar del rey don Sancho, con descendencia romancística (MONTANER, Alberto. «La *Gesta de las
Mocedades de Rodrigo y la Crónica Particular del Cid». En BELTRÁN, Vicente (ed.). Actas del I Congreso de la Asociación
Hispánica de Literatura Medieval (Santiago de Compostela, 1985). Barcelona: PPU, 1988, pp. 431-444; cf. CATALÁN, La
épica española, pp. 294-296).
130
La principal duda a este respecto es la existencia de una composición épica tan corta como sería la consagrada
a la jura, que más que a un cantar, constituiría una suerte de protorromance, si bien la existencia del brevísimo epitafio
épico del Cid reduce el peso de esta objeción; Cf. MONTANER FRUTOS, Alberto. «El epitafio épico del Cid». En PAMPÍN,
Mercedes; PARRILLA, Carmen (eds.). Actas del IX Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (A Coruña, 18-22 de septiembre de 2001). A Coruña: Universidade; Noia: Toxosoutos, 2005, vol. III, pp. 193-203.
131
CATALÁN, La épica española, p. 51.
132
MONTANER, «Acusar y defender en la Edad Media: Una aproximación conceptual». En MUÑOZ MACHADO,
Santiago (ed.). Historia de la abogacía española. Madrid: Thomson-Reuters-Aranzadi, 2015, vol. I, pp. 245-296; cf.
MONTANER (ed.), Cantar de mio Cid, p. 1010-1011.
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Lo épico y lo historiográfico en el relato alfonsí del Cerco de Zamora
versión de los mismos acontecimientos, ya fuese épica o legendaria, conocida por el historiador latino133. Esto contribuye a fechar el cantar prosificado con posterioridad a ca. 1190 y posiblemente
haya que llevarlo a los primeros decenios del siglo XIII, toda vez que muestra el claro influjo del
Cantar de mio Cid (ca. 1200), mientras que el apócrifo del abad Lecenio revela que hacia 1223 ya
era un cantar bien conocido. Respecto de su constitución, lo más probable es que comenzase in
medias res y concluyese con un final abierto o suspensivo (lo que posee claras repercusiones éticas
y no solo estéticas). En cuanto a su estructura interna, queda claro que incorporaba la batalla de
Santarém, la de Golpejera y, para concluir, el Cerco de Zamora, interrumpido por el magnicidio
perpetrado por Vellido y el consiguiente reto a los zamoranos. Respecto de la batalla de Golpejera,
según se ha visto, desconocemos la forma en que la narraba el cantar perdido, siendo, en todo
caso, más probable que se pareciese a la versión que transmiten el Tudense y el Toledano que a la
referida por la CN, que es a la que pertenece en realidad el episodio usualmente tomado por épico
en el relato alfonsí de la misma. En todo caso, la presencia de esta batalla en el poema épico perdido puede considerarse segura, dado que su estructura responde claramente a un enfrentamiento
con cada hermano (habida cuenta de que la versión épica desconoce a doña Elvira). De este modo,
don García cae derrotado en Santarém; don Alfonso, en Golpejera y doña Urraca está a punto
de serlo en Zamora, pero lo evita la traición de Vellido. En cuanto al desenlace de esta parte (y
probablemente del cantar mismo), la ambigüedad de la actitud de la infanta y el hecho de que los
zamoranos, como colectividad, ignorasen los planes del magnicida, justifica un final en suspenso,
que, sin culpar a los asediados, tampoco exonera el doloso regicidio.
133
Divergencia reconocida hace tiempo por la crítica; vid. DEYERMOND, La literatura perdida, p. 92.
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