Reseña
Hugo Zemelman: Voluntad de conocer. El sujeto y su pensamiento en el paradigma
crítico. Anthropos. Universidad Autónoma de Chiapas, Instituto de Pensamiento y
Cultura en América Latina-Barcelona, 2005. 159 p.1
Martín Retamozo
Nota introductoria (Enero de 2014)
Hace unos meses recibimos la triste noticia de que se nos adelantó –una vez más- Hugo
Zemelman. Esta vez no fue que pensó y escribió nuestras ideas antes que nosotros, sino
que emprendió un camino (al fin al cabo “método” es etimológicamente andar o subir
1
La obra puede consultarse completa en http://es.scribd.com/doc/103048020/Zemelman-Hugo-VoluntadDel-Conocer
IdIHCS- UNLP/CONICET. Investigador del CONICET. Doctor en Ciencias Sociales (FLACSO-México).
Profesor de Filosofía y Magister en Ciencias Sociales. (Universidad Nacional de La Plata- UNLP,
Argentina). Profeso del Doctorado en Ciencias Sociales y en la Licenciatura en Sociología (UNLP),
[email protected]
por el camino) hacia lugares que desconocemos. Dicen que estaba participando de uno
de los tantos encuentros que promovía, allá en la bella Pátzcuaro (Michoacán), en la
sede del CREFAL, en una hacienda que perteneció al General Lázaro Cárdenas, creo
que eligió ese lugar que tanto le gustaba.
La partida de Hugo nos deja su legado, sus obras y sus obsesiones aunque también
significa un duro golpe. Esperanzadoramente en diferentes lugares de América Latina la
tristeza de la noticia fue dando paso a la necesidad de hacer honor a su memoria y su
enseñanza. Su enorme generosidad y su estatura como pensador impone un compromiso
con la potenciación de su obra como parte de la ecología de saberes (para usar el giro
de Boaventura de Sousa) necesaria en la producción de proyectos y sujetos.
Ya tendremos ocasiones de ocuparnos con detenimiento de su obra y sabemos de
distintas actividades en su memoria (desde el premio que instituyó CLACSO hasta libros
en proceso de edición. Por ahora aquí transcribo la reseña de una de sus obras que por
algún motivo anecdótico había quedado en el tintero y que contiene un conjunto de
artículos imprescindibles para conocer su pensamiento y pensar con él.
Reseña (noviembre de 2006)
Tal vez si algo pudiera resumirse brevemente las “obsesiones teóricas” de Hugo
Zemelman, debería referirse a su preocupación por las formas en que los hombres
abordan sus circunstancias, desde el pensamiento y la acción. En esta nueva obra, el autor
avanza en la profundización de esta temática mediante una serie de ensayos que se
interrogan por los modos en que el sujeto se sitúa históricamente para construir
conocimiento social crítico a la altura de las complejidades, de los desafíos de la sociedad
contemporánea y con un horizonte de futuro deseable en particular para las naciones
latinoamericanas.
Como heredero de la tradición crítica, Zemelman propone la trasgresión de los cánones
que han constreñido las formas de pensar los procesos sociales. Por lo tanto, luego de
desarrollar y reclamar la “Necesidad de conciencia” (Zemelman, 2002) la cual supone la
concreción del pensamiento crítico capaz de responder a criterios de validez
gnoseológicos, pero también políticos en tanto que el conocimiento es parte de la
activación de las potencialidades del presente o, en sus palabras, parte de la tarea
irrenunciable de “convertir la utopía en historia” (Zemelman, 1989), ahora avanza sobre
el imperioso tema de la “Voluntad de Conocer”. Esto implica poner sobre la mesa el
debate sobre los intelectuales latinoamericanos y las formas de pensamiento construidas
para el abordaje de los procesos históricos que acontecen en la región. Necesidad,
voluntad y potencia son palabras claves con las que Zemelman nos provoca y nos seduce.
Este libro, que reúne diez artículos que transitan fluidamente entre la filosofía (de la
ciencia, de la conciencia, política), la sociología del conocimiento, la epistemología y la
metodología, aporta al proyecto intelectual que el autor viene desarrollando desde hace
años en búsqueda de una epistemología crítica en el marco de una teoría de la sociedad y
una teoría del conocimiento particular. En este sentido, más que ofrecernos exposiciones
detalladas –como por ejemplo en Horizontes de la Razón (Zemelman, 1992)- el autor nos
incita, nos interpela, nos interroga a partir de los sucesivos escritos de un estilo intenso,
los cuales articulan una agenda de investigación que incluye desde regresar a temas
clásicos (desde una perspectiva contemporánea) hasta incorporar nuevos ejes para la
reflexión crítica como son, por ejemplo, el lenguaje literario y la argumentación.
En el ensayo que abre la compilación “¿Hacia un cambio de paradigmas? (cautela en la
construcción del pensamiento social)” puede leerse, en este aspecto, como un alegato en
favor de la necesidad de construir nuevas categorías para pensar el mundo social
contemporáneo, pero fundamentalmente avanzar en un nuevo modo de conocer –a partir
de un pensar epistémico- acorde a las tiempos actuales. Esto supone la construcción de un
ángulo epistemológico que provea nuevos parámetros, pero también requiere de esa
“Voluntad de conocer” que enuncia en el título. Esta primera tesis fuerte que se
encuentra en el libro –la necesidad de articular conciencia y voluntad- conlleva, tanto un
debate gnoseológico como ético-político, a partir de la incorporación de la subjetividad
del investigador en la construcción de conocimiento. De este modo el sujeto reingresa en
la posibilidad de una ciencia genuinamente crítica, tanto porque aparece el investigador
qua sujeto, como por la centralidad que los sujetos sociales adquieren en la propuesta
zemelmaniana, como condensadores de historicidad (Zemelman, 1998; Zemelman y
León, 1997). Este lugar de los sujetos sociales los sitúa en un espacio privilegiado para
realizar una entrada heurística a los procesos involucrados en la reproducción o el cambio
del orden social, debido al caudal de potencialidades que los sujetos conllevan y que son
posibles de investigar. Esto sin embargo no puede pensarse como una tesis romántica, por
el contrario la incitación por parte del autor a problematizar el campo de los sujetos
sociales se justifica en su indeterminación a priori en cuanto la realización del abanico de
posibilidades que un proceso contiene.
Es evidente que lo anterior lleva a una profunda necesidad de “Repensar las ciencias
sociales”, título del segundo ensayo el cual desarrolla la importancia de incorporar una
visión desde la esperanza (a la Bloch) en las ciencias que a la vez no caiga en las
comodidades del discurso ideologizado. Esta posición interpela al investigador
incitándolo a asumir su rol de intelectual o quedar atrapado en las filas del proyecto
hegemónico. En este sentido, sólo con el ejercicio de la voluntad emancipatoria del
investigador es posible, según Zemelman, avanzar en la construcción de andamiajes
epistémico-metodológicos para el abordaje del presente condensador de historicidad y,
sobre todo, de futuros posibles y deseables. Para dar cuenta de los sujetos sociales, se
sugiere, es necesario repensar la actividad científico social crítica en América Latina.
El tercer ensayo “Pensar la sociedad y los sujetos sociales (ideas para un programa de
investigación sobre la herencia olvidada de la rebeldía)” entra de lleno al tema del
estudio de los sujetos históricos y sus problemas epistemológicos. Luego de plantear las
dificultades conceptuales para dar cuenta del fenómeno -y sus relaciones con conceptos
como masa, individuo y sociedad, organización, etc.- principalmente en la literatura
marxista, el autor plantea cinco ejes necesarios de profundizar en el estudio de los sujetos
colectivos, a saber, a) el dinamismo constitutivo-molecular en su conformación, b) su
relación con el contexto histórico particular en el que se inscriben, c) la reincorporación
creativa de los conceptos individuo-sociedad –en clave de lo social y lo subjetivo de lo
social-, d) la incorporación de categorías como socialización y personalidad en relación a
la pregunta por los modos singulares de subjetivación en la sociedad y, e) responder a los
desafíos que emergen en sentido contrario a las teorizaciones clásicas sobre los sujetos
sociales: su heterogeneidades, discontinuidades y contingencias que son fundamentales
para pensarlos desde las ciencias sociales. En esta perspectiva, Zemelman aboga por un
programa de comprensión del momento histórico que requiere de desarrollos
metodológicos ulteriores pero dónde los sujetos adquieren, como se ha dicho, una
importancia fundamental.
“Pensar teórico y pensar epistémico. Los desafíos de la historicidad en el conocimiento
social” es el cuarto ensayo y, tal vez, el que articula a los restantes. La hipótesis de la
cuál parte es el actual desfase entre el corpus teórico y la realidad, en consecuencia se
plantea como un imperativo someter a reflexión las teorías elaboradas a la luz de las
exigencias epistémicas de la realidad. Pero esto requiere ubicarnos en un plano diferente
al pensar teórico, un espacio meta-téorico o, como lo define el autor, en el pensamiento
epistémico. El pensar epistémico se enfoca a la relación que la teoría ha propiciado con la
realidad de modo de adquirir un contenido. Es decir, para superar el obstruccionismo
imperante en las ciencias sociales es necesario, de acuerdo a Zemelman, un pensar
epistémico (categoríal, sin contenido prefijado) que reordene las formas del pensar
teórico con una profundidad tal que lleve a interrogarnos por el proceso de hacer ciencias
sociales desde la problematización de un campo, la construcción del objeto hasta la
validez de las propias técnicas de investigación. Esta observación crítica sobre los modos
de hacer teoría en ciencia social constituye uno de los aportes centrales de la propuesta, a
al vez que uno de los desafíos fundamentales que pone en cuestión ciertas lógicas de
razonamiento y ángulos de enfoque extendidos en el quehacer de las ciencias sociales.
Continuando con el debate, las preguntas ¿desde dónde pensamos? ¿para qué
conocemos? en “Sujeto y sentido: consideraciones sobre la vinculación del sujeto con el
conocimiento que construye” parte, en la misma línea, de la preocupación por el grado de
tecnificación de la investigación en ciencias sociales y la urgente necesidad del rescate
del sujeto como desafío epistémico-metodológico y, también, como ético-crítico. En este
último aspecto se detiene Zemelman para examinar la dimensión existencial en el proceso
de producir conocimiento a partir de instaurar ángulos de abordaje orientados a la crítica.
En efecto, de lo que se trata es de provocar la asunción de una posición frente a la
realidad social multidimensional y compleja de manera tal de poder reconstruir las
potencialidades históricas condensadas en los sujetos sociales, pero a la vez abiertas e
indeterminadas. Esta posición implica la conciencia histórica.
El sexto escrito, “Realidad y potencialidad: Desafíos para el lenguaje” sitúa la
preocupación del autor en un tema poco desarrollado: el empobrecimiento de las ciencias
sociales, en particular latinoamericanas, en relación con las formas de escritura. En este
aspecto propone la necesidad de revalorizar el ensayo –del cuál el autor hace uso a lo
largo de todo el libro- como modo de organizar la exposición de ideas pero,
fundamentalmente, de aprehender la realidad social. Siguiendo a Lukács, Zemelman
repara en la importancia de pensar la relación entre lenguaje y realidad, especialmente en
el caso de los lenguajes literarios en aspectos como, por ejemplo, la temporalidad, los
excedentes de realidad, el lugar del autor, etc., que pueden enriquecer al pensamiento
social atrapado en vetustos cánones cientificistas.
Por su parte, en “Algunos implícitos epistémicos en el pensamiento crítico: Reflexiones
en torno a trabajos de Immanuel Wallerstein”, Zemelman regresa sobre los planteos del
tercer ensayo y reorganiza el viejo problema de la capacidad de transformación del
sistema-mundo por parte de quienes no son beneficiarios en ese orden social. Este
posicionamiento se realiza a la luz de una preocupación que al autor trae consigo desde
las primeras páginas del libro: la capacidad del conocimiento crítico de activar
potencialidades de cambio social y funcionar como elemento contrahegemónico al
romper mecanismos como el miedo y la apatía propios de la hegemonía. Esta función de
activación por parte del sujeto es uno de los principales aportes que el autor viene
desarrollando desde “Horizontes de la razón” (Zemelman, 1992)
“Historia, Argumentación y formas de pensar: reflexiones en torno a la discusión de la
colonialidad desde la historicidad)” es el octavo ensayo, y se enfoca a plantear que
también los modos de argumentación deben ser revisados desde la perspectiva crítica. Es
decir, poner en concordancia formas de pensar y de argumentar para dar cuenta de la
historicidad propia del momento con la mirada puesta en los sujetos concretos capaces de
confluir como conciencia histórica. Las formas de pensar en verbo, por ejemplo, supone
asumir radicalmente el proceso inacabado de la realidad social y permitiría, según
Zemelman, la ruptura con parámetros coloniales que han obturado el desarrollo del
pensamiento crítico latinoamericano.
“El marxismo crece con la historia: su herencia presente (una lectura no exegética de la
„Introducción de 1857‟: para discutir y desarrollar” pone sobre la mesa el debate sobre
el materialismo histórico como un intento por situar al conocimiento como conciencia
vigilante, que sintetiza (en el sentido dialéctico) lo mejor de la tradición y que puede
considerarse abierto a reformulaciones constantes. En efecto, el proyecto marxista no
sería crítico sino está dispuesto a someterse a sí mismo a su apertura y problematización,
una de las cuales se orienta a reestablecer el status del sujeto que conoce -y su formas de
razonamiento para abordar lo dado y lo dándose- en especial con relación a su capacidad
de activación del proceso histórico. Con esto Zemelman rescata la importancia de la
tradición crítica pero exige no perder la apertura para dar cuenta de las nuevas
complejidades del mundo actual.
El ensayo final: “Reflexiones a cerca del problema de las investigaciones comparativas”
es en mayor medida “metodológico” y se orienta a poner en cuestión aspectos centrales
de los estudios comparados en cuanto a su validez y rigor en el uso (y abuso) de modelos
frecuentemente en excesos simplificados y descontextualizados, en particular para el
diseño de políticas públicas o sociales. Estos estudios han sustentado una multiplicidad
de políticas de desarrollo en América Latina –propiciadas por organismos
internacionales-, no obstante han fracasado por homogenizar situaciones disímiles o
partir de supuestos tipificados para diferentes realidades. En efecto, dice Zemelman, para
abordar problemas de políticas sociales relevantes es necesario otras formas de hacer
diagnósticos incorporando la propia historia, subjetividad, singularidades del proceso
histórico que se busca estudiar y donde se busca intervenir –para dar cuenta de su
complejidad-, sólo de esta manera podemos hablar de viabilidad de una política social
que no puede basarse en las recetas aplicadas a todos los países, sino en elaboraciones
particulares y acordes a los emergentes de cada pueblo.
En Addenda, el epílogo, Zemelman se pronuncia por la necesidad de la elaboración de un
pensamiento crítico que aborde las complejidades del mundo contemporáneo, que
reposicione el sujeto-investigador y también los sujetos sociales sus proyectos,
voluntades y conciencia. Esto implica un análisis de las dimensiones de cada articulación
singular en la historia de los países sin conducir a un relativismo pero tampoco en la
búsqueda de una teoría generalizadora. Esto, según sus palabras finales,: “Es lo propio
de la historia, más que nada de la primacía de la historia sobre la teoría. Ello nos coloca
ante la necesidad de un nuevo camino para pensar y construir el conocimiento en la
sociedad” (2005:155). En ese “nuevo camino”, sin dudas largo, este libro es un brebaje
que estimula nuestra voluntad de conocer, nos moviliza como sujetos y nos activa para
seguir construyendo senderos de pensamiento crítico. El desafío está planteado, las bases
para un programa de pensamiento epistémico-crítico aparecen esbozadas y la incitación a
la incorporación de otros campos (como la filosofía y la literatura) rompiendo
compartimentos estancos que aprisionan el pensar parece una tarea urgente. Sin dudas
este libro interpelará al lector qua sujeto, su voluntad de conocer, su necesidad de
conciencia y su situación en la realidad social que lo circunda. Su lectura es un ejercicio
de pensamiento.
Bibliografía:
Zemelman, Hugo (1989) De la historia a la política, UNU-Siglo XXI, México
Barcelona.
Zemelman, Hugo (1992) Los horizontes de la razón. (Dos Vol.) Anthropos,
Zemelman, Hugo y León, Emma, coords. (1997) Subjetividad: umbrales del
pensamiento crítico. Anthrpos, Barcelona
Zemelman, Hugo (2002) Necesidad de conciencia, Anthopos, Barcelona
Zemelman, Hugo (1998) El sujeto: existencia y potencia. Anthopos, Barcelona