HISTORICIST ESSA YS
ON
HISPANO-MEDIEVAL
NARRATIVE
In Memory of Roger M. Walker
Edited by
BARR Y TAYLOR and GEOFFREY WEST
LONDON
Maney Publishing
for tite
Modern Humanities Research Association
2005
Maney Publishmg
for tlle
MODERN HUMANITJES RESEAR.CH ASSOCIATJON
CONTENTS
PAGE
ISBN 1
904350
31
3
© The Modem Humanities R.esearch Associat1on
Preface
2005
IX
Abbreviations
X
Roger Michael Walker BA, PhD, FSA, FRHistS, 25 July
193 8-11 January 1999
DAVID G. PATTISON
Publications of R.oger M. Walker
AU nghts reserved; no pan of th1s publicatJOn may be reproduced m any matenal fom1
H エィQセ@
mcludes phomcopymg or storing it in any rncdiUm by electroouc meam) wothour the
pnor wnacn pcmtiSSIOil of the copyright owner. except in accordance w1th the provosions
of the Copynght, Desogns and Patents Acr 1988, or under che temJS of a hccnce penninmg
resrricted copymg 1ssued in the UK by the Copynght L1censmg Agcncy Ltd, 90
Totrenham Courr Road, London W 1 P 9HE, England, or 111 thc USA by thc Copynght
Clearance Ccnrre, 222 rッセ・キ、@
Orive, Danvers. Mass. o 1923 Apphcaoon for thc
wmten ー」ョQウNセゥッ@
of thc copynght owner to reproduce any parr of tlm pubhcanon muse
be made to the MHRA.
Copoes may be ordered from Pubhcanons Sales, Mancy Pubhshong, Hudson Road,
Lecds LS9 7DL, UK; e-mail
[email protected]. Furrhcr mfonmrion .obout thc pubhcations, acrovmcs. and membcrslup of the MHR..A can be obtained from rhc website at
www. mhra.org.uk.
4
Al! the C id's M en, Al! the M oors AlJ the More, / Yet a ji11
de we11tas, Old French Knows the Score
9
KENNETII ADAMS
La ((/balgada de p ・イ。セエコ
Qャ ・ウZ@
A Possible Epic Conge ner
SAMUEL G. ARMISTEAD
41
Facecia, agudeza y transmutación en la figura del caballero:
dos anécdotas sobre Julio César, desde Tira11t lo Bla11c hasta
Do11 Q11ijote y el Arte de inge11io de Gracián
RA FAEL BELTRÁN
53
Paternity as Privilege m the Poema de Mio Cid
TOM CALDIN
Produced iu EuJiltmd b)'
MANEY PUBLISHJNG
HUD ON R.OAD LEEOS LS9 7DL UK
72
'A New Scene ora Complementary Treatment of the First'?
A C heckJist of M asked Double Narrations in tbe Poema de
Mio C id
tJOII N GORNALL
102
The Poema dr Fcmán Con:::ález, the Villamartín Tile and the
DiffusJOn of Cuadcma Vía Verse
JOSEI'll J. (;WARA
Texto, compilador y códice: el relato final del Libro de
115
Amity and Poltty in Spanish Chivalric Romances
MICJIAEL IIARNEY
135
{os
エGャLセQゥッウ@
RArA[L RAMOS
The Tale of the Half Friend (Aarne-Thompson 893) in
some Hispanic Witnesses
BARilY 1 A Yl OR
Mozarabs and M01iscos: Two Marginalized Conununities in
Sixteenth-Century Toledo
lliCIIARD IIITCIICOCK
171
More Melons for Doña Endrina: Problems of Onomastic
Humour in the Libro de bue11 amor
DAVID HOOK
Sobre la historicidad de la leyenda de los Siete ll!(nntes de
Larn
FUKENE LACARRA LANZ
201
La varin11ce genérica del Libro del caballero Zifar: del
regimiento de príncipe al libro de caballerías
JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS
228
Constructing and Reconstructing the Canon: The Problem
of Medjeval Iberian Literature
IAN MICIIAEL
252
La mora Zaida, entre historia y leyenda (con una reflexión
mbre la técnica historiográfica alfonsí)
ALB[RT() MONTANER FRUTOS
272
The Funny Side of Death in the Libro de buc11 a111or
DAVID G. I'ATTISON
353
The Ep1sode of the Jews: An Aspect ofthe 'Historicity' of the
Poe111n de Mio Cid 1n the Context of'Political Correctness'
MILIJA N. I'AVLOVIé:
359
386
408
LA MORA ZALDA, ENTRE HISTORI A Y LEYENDA
273
La mora Zaida, entre historia y leyenda
(con una イ・ヲャクゥセョ@
sobre la técnica
historiográfica alfonsí)
ALBER TO MONTANER FR UTOS
U11iversidad de Zara,'(oza
r. PRELUDIO ÉPICO
Las concücio nes de conservación de la épica castellana, en la
que sólo el Cantar de mio C id, una refundición de las Mocedades
de R odr({!o, el fragm emo del R oncesvalles nava rro y el brevísimo
Epitafio épico del Cid se han conservado en verso, impiden a
men udo e tablecer con certidum bre si una detem1inada trama
argumemal transmitida por las cró nicas procede de un cantar
de gesta o de una leyenda épica y si ésta es, a su vez, de índole
tradicional o de desarrollo historiográfico. Uno de los casos
más controvertidos es el de LA condesa traidora. 1 Esta historia de
ambició n, crimen y castigo, que apela al viejo motivo de quien
cae en su propia trampa, aparece recogida por primera vez en la
Chroniw Naierensis (c. 11 90) y rea parece en la Estoria de Espaiia de
Alfonso X (cuya redacción primitiva data de c. 127ü-72), en una
versió n no tablemente modificada, tanto por la adició n de nuevos
componentes legendarios, com o por la adaptación del relato de la
C hronica Naierensis al más histórico de R odrigo Jiméncz de R.ada,
cuya Historia de rebus Hispmtic, base fundamental de la obra alfonsí,
da una versió n com pletamente distinta de las causas de la muerte
de Ga rcía Femández. El uso en la Estoria de Espalia de la consabida
expresión 'e aun di zen ' 2 ugiere un o rigen tradicio nal de parte
1
Expone ャ。セ@ d1mmas posruru AJan Deyem1ond. L.1 lin•rciiiiTcl pL'Tdidll de ¡,, Edad
Atedia rastel/a"'' Cm.íl0;11o y rs111dio, 1: Épica y romallrt•s (Sal.tmanca: Umvcmd.1d dt:
Salanw1ca. 1995). pp. 6-¡-71.
2
·E él. cuando VIO qut: la non podié vencer por ruego. fizogelo be ver por fucr\a;
r mm dizcu que セ。」@
él la espada e díxol' que si lo non bevit:SSe qud' corrané la
」。「セWG@
{MS E,, Le. Ese. X - 1-4, fol. 102'a; c1ro por Pnmtrll Cró11iw Ge11eml de Esparia
i= PCG] , ed. dc Ramón Mcnéndez Pida!, 2 vols (Madnd: Gredos. 1955; n:1mp.
1977), p. 454<1b, subrayo).
Retrato 1deal de la mora Zaida (litografia decimonón ica. Madrid:
Donon, !s. a.l)
J.
274
A. MONTANCR rRU lOS
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y 1 FYL NOA
de la informac ió n, pero no hay pruebas fehacientes de que este
material legendario haya adoptado la forma de un poema épico.
Sin embargo, el hecho de que el Roman;:: del i1!{a11t Carda, tan
cercano a esta historia en temas y tono, sí haya circulado co 1110
cantar de gesta (como su propio título indica) pem1ite albergar al
menos una duda razonable a favor de dicha posibilidad en el caso
de La co11dcsa traidora, por más que la adición de la Estoria alfonsí
sobre San Salvador de Oiia (MS E, , fol. 102va = PCC, p. 454b)
apu nte más bien al desa rrollo de una leyenda monástica.
Si aduzco este ejemplo, ajeno temática y genéticamente al
objeto de este estudio, es para mostrar el tipo de problemas que se
acentúan en el episodio de la mora Zaida y sus amores con
Alfonso VI. La importancia de detem1inar la naturaleza de este
último radica en que diversos relatos de asunto similar presentes
en la épica francesa (Fioovalll, Mai11et) se han atribuido al influjo de
un cantar o, al menos, de un episodio épico sobre este asunto más
o menos legendario, lo que resulta importante a la hora de
establecer el contexto literario y el proceso de creación de la épica
3
de frontera. Por otro lado, la génesis del relato legendario sobre
Zaida y Alfonso puede arrojar cierta luz sobre detem1inados
procedimientos de la historiografia medieval, tanto latina como
romance, y en particular sobre el modus opera11di del taller alfonsí
en relación con su entomo cortesano.
·Idañ Almarrakusi, quien, al relatar la rota de Uclés en 1108,
4
seflala la llegada del ejército cristiano en los sJgt.llentes ténninos:
2. LAS FUENTES HISTÓRICAS: DOS TEXTOS ÁRABES
Y DOS LATINOS
Ante todo, hay que señalar que, independientemente de sus
posibles conexiones épicas, Zaida fue un personaje histórico, de
cuya existencia infom1an al menos cuatro fuentes despojadas
de elementos legendarios, aunque no totalmente concordes. Una
de ellas es el A lbayñ11 Alnut,Rrib del historiador norteafricano lbn
3
Para d alc.mn: dado a esta categoría genénca, rcnmo a Alberto Mom.111er Fnnm,
' lntroducnón .1 1.1 ép1ca de fromera (tradiciones romá111ca. biz.umno- e•lava e
Jslánuca)', en RI'HOII.< 1'pus m les /uemt11rcs i el fiJ/kl.>rr lmp11mr
El1'<<l 1k la épiw en ltu
ltu·Mturct.< y d .fi>lrl<llr III5J1cÍtriro (Barcelona: Rc1aJ Acadcm1a de Bont:\ Llctrc\. len
prensa 1).
=
275
Wafi bilali giilib キ。セャ@
ilayhi [= ila ャZエゥセョ@
Uqlisa[ waladu Agfiinsa,
S:inguh - 111111 zawgi IMa'müni bm ['AbbaJdiru, Uati kiinat エ。ョセウNュᆳ
bmJQWI sab'ati iilafi flinsin.
Sancho
Entretanto, llegó allí [= al cascillo de UclésJ el hijo de aャヲッョセN@
de Alma'mün b. f'AbbiiJd, la cual se había hecho
Q1abido en la 」セーッウ。@
cristiana), junto con unos siete mil caballeros.
Otra la constituye el Chro11icoll Reg11111 l・セゥッcisᅪ@
de Pelayo de
Ovicdo, quien, al pasar revista a las mujeres de Alfonso VI, set'iala
que éste
Habuit etiam duas concubmas, tamen nobilissimas, pnorcm Xcmenam
posteriorem nomine Ce1dam, fiham Abenabcth rN 」ァセウ@
y セー。ャ・ョウゥL@
que babtizata Hclisabeth fuit uocitata; ex hac gcnuir
Sancium, qu1 obut m htc de Ocles. 5
MtnHOiliS, [ ... [;
La tercera es la noticia de la rota de Uclés transmitida por
1 1 oS)/' sobre el que
ya el P. Flórez llamó la atención, 7 y aunque no aporta grandes
preetsiones, corrobora las noticias precedentes:"
el coetáneo Chro11ic01t Floriacel/sc (sub muto
• C1to por lbn ' ldiíri aィュイゥォオセ
L@ Albayii11 。OュオセョQ@
fi a[Juir A/'a11dnlrts キ」ャA L |ヲ 」Hセイゥ「Z@
arrcibi', cd. de lhsiin 'Abbas, Almaktabah Al'andalU\iyyah, 24, Ja ed. Hセ・Qイ
オエ Z@
njr A{pq:if.1h, H)SJ) .
jO, pero エ・セャゥョ、ッ@
エ。ュ「Nゥ←セャ@
,¡ la セA@
ta l.l エイ。ョウ」セー⦅ッ
ョ@ de
,u descubmlor. E. Lev1-Provcn¡;al, H1spano-Arab1ca: la Mora Z.uda . lemme
d'Aiphomc VI de C.millc, Cl lcur fils l'mfunt D. Sancho', llewms, 1H (1934), 1-H
(p. 6); la vocaliuCJÓn y tr.ltlucciÓn セッョ@
mías.
.
.. .• • _ _
__
セ@ El texto mcluye un hexámetro lcoumo, con iJ セャァオ
Q」ョエ@
c'cam10n: que bab 1 tiZa
1 t5 11 H Cií 1 siibcth 1 rr,t uocí 1 tiitlí'. ャ セッウ@
de 1.1 アセャエZ・N@
de tll.lllliSt:ntm. セᄀオ・@
tramnmeu !.1 obr.1. C y b H ・セエ@
.11 margen). anaden tra\ Cl'lll!llll 1.1 |ャセG
ョ」イ
」@ glm.1. alu
Lac.1ydJm ャO ᄀ[セQᄋ@
L.1_(:aydaml (quJm ct coniugem lcgmm.1111 ヲオQセウ」@
dlcun.tlllllllllle uero
concubm.1m)' C110 por CrJmcc1 dd obisp<' don PdcJ)'<I, cd. de 13. anchc1 aャッョセ@
Hmッセ、ョ
Z@ llcrnando, 11124), p 87.
. .
.
_
1
」セエイゥNョュ@
comcmporánea. pues セ・@
c>enbta C\t' nmmo ano:
' L.1 obra ・セ@
'L'auteur de ce fr.1gmem n'cst pomt connu: mais iJ 、・ャゥセG@
le エ」ューセ@
ou al カ Q カセャL@
sa
ーッ セc\|
エ ッョ@
ct ,on dom1cilc, en ru\at1l セオイ@
l'a_!l 1108. アオGセエ。ュ@
.1lor; at! Monasterc de
qu1r; ou de La Réolc セオイ@
la Garonne, ti y lut tcmom d u.n ーィセョッュ・」@
qu1 appamt
dam le Cicl. lor;qut: le Ro1 Pluhppe l mourut. Or La Reole cto1t une dcpcndance
de Fleun, d'ou. suivam coute appan:nce, il éto11 venu dam ce Pncuré. A1m1 nul
111COI1\'C111Cnt j dtrc qu'll étolt Mame a Fleuri: Hセヲャ@
des llm.mms ti.!'-' C.mb fl ti!'
Oセ@
Fr.mcr l=RIICA. ctl. de los Reh¡;¡eux Bened1ctms de b . cッョセ^t」ァ。@
de 51.
Maur, XII H p 。イ■セZ@
chcz la VCU\'C Ocsamt 1· .. J, 17N_a ). pp. Q セQIN@
7
Enrique Flórez, ,\/cmoritJS de ln.s AセcIGis@
cョエャ。イ」セウ[@
hwona Nセュイ」ャA@
tlr In Cnsn
Rml dr c」セイゥOエ@
y l..t•áll, 2 vob (Madnd: Amonto Mann. 1761), l. 207
• RHGI, X II , 7: 1.1\ cujG|
i v[lセ@
セッョ@
ャᅪNiセ
N@
aOセQNZG@
.'P·
277
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
Anno ab Incarnatione Domini MCVIII [... ¡ Quo tempore gentes q
.
. . .
, uas
AmoraUIZ uocabam, uagmam_ セオ。@
ィ。「ョッセエウ@
egressae, Hispan tas
ッセ」オー。
オ ・「イZ@
et non solum C hnsttams, uerum enam Sarracenis infestae,
p ures ur es utrorumque cepere, alias incendere, castella uero quan 1
plurima, mulris et uictae et uiccrices praeliis. Denique Audcfons U@
Rex GaliCJae, tam senio quam morbo comumpcus, equ nandi ゥューッ
」・ セ
expeditionem m cas agere uolens, filio, qucm de Sarracc11a ーオ」ャOセ@
11obilissima prius baptismo abluta susceperat, opcimatibusquc su1s exercitum
tradidit; praecipiens ut cum illis astute et ordmate dimicarenr, si forttma
darct, expellercnt uero ab Hispaniis. Quod longe alicer contigit. Nam
uictus et interemptus filius, ducesque pene sunt om nes, exercitus fusus.
disc repancia, parece claro que la versión del Ovetense es una
simplificació n del pare ntesco y que (considerándola, por así decir,
/ectio dljficilior histó rica) la indicación de Ibn 'lgañ es la correcta,
canto más cuanto que la co nfimta la cuarta fuente aludida, o tro
texto árabe que, si bien es más tardío, no se basa en dicho
hJstoriador, sino qu e se nutre de diferente venero, pues ofrece
djstinta informació n. Se t rata de una mención ejemplar incluida
en la respu esta dada por el alfaquí n orreafrican o Abul'abbiis
Ahmad Alwansañ si (muerto en 1508), seguramente a fines del
siglo XV, a la 11iiz ila o ア Q セ・ウ エゥ ッ@ i11ris de un ⦅ュ セ、 ェ。イ@ ←
que dudaba セ ・@
si pasar o n o al Norte d e Africa, lo que el JUnsconsulto le aconseja
11
.
bacer por van as razones,
Q
Aunque lbn 'Tgañ escribe e n 1306, fec ha mu y posterior a los
sucesos que refi ere, su relato resulta fiable, ta nto por la precisión
de sus fu entes (usualmente autores coetá neos de los su cesos
tratados) como po r la sobriedad del dato, que n o aparece
adornado con ningún tipo de exorno que denuncie sea la
recreac1ón imaginativa de la leyenda, ea la expamión retórica de
la historiografía. Además, como señala Lévi-Provenr¡:al, es ésta una
indicación 'dont on ne saurait, sous la plume d'un chronique ur
musulman, suspecter la veracité' ('Hispa no-Arábica', p. 6) . En
cuanto a Pelayo de Oviedo, según M enéndez Pida] 'merece
entera fe, pues fue contemporáneo de Nfonso VI' ,9 opi ni ón que
ya había sustentado el P. Flórez: 'El Obispo de Oviedo 1-.. 1 vivió
quando el rey la tenía consigo 1-.. ] y n o parece possible otro
mejor testigo en cosa de sus djas' (Rey11as Cat/u)/icas, 1, 204). Por
con tra, la amplia labor falsificadora y fantaseadora de l obispo
ovetense (cuya obra se concluye ya algo lejos tic los acontecimie ntos, durante su segu ndo pontificado, de 1 142 a 1 143) no
permite respaldar sin más la confianza de a mbos au tores. 10 No
obstante, la esencial concordan cia del historiador a turiano con el
marroquí y con el francés, que sólo difieren en la filiación de la
princesa andalusí que ofrece el segundo, indica que en este caso
don Pelayo se atuvo a los acontecimientos. En cuanto a la citada
'' R amón m」ョセ、コ@
P1dal. Lt1 Espmia drl Cíd, 7a ed .. .! vol' (MJdnd: eセー。^Mcャ・N@
1<)6<)), 11. 76.!.
111
Cf. Ju.lll Gil, 'L1 lmconogr¡¡fia'. en Historia dt· F..spml11 de N|ヲキ
ュ、セZ@
Pidt1/, セ、N@
rev.
de ェッウセ@
María Jmw Zamor.l, 4-1 vols (Madnd. E!.p.l\.1 Calpc. Q\IWセMRPL@
XI: La
culturtl drl r.>mrllllf<> HウQNセOッ@
XI rll XIII): ャエイ\セウL@
イ、セキウオャNL@
rlrlt'.<, amri11 )' 111da, coord. do:
FranciSCO López eセエイ。、j@
(1<J95; J3 ed. 2001), .!-11.! (pp 5- 10)
wanunha lhawfu mina Lfimaci 'ala l'ab<;la'i walfurügi wamaca ya'manu
dü コ。キァエ
セャ@ aw 1bnacin aw qaribatin walsiyylatin an ya'tura 'abyha
セ。\[ャゥGオョ@
mi n kilabi l'a'da'i wa banaziri lbu'ada'i fayugayyiraha fi nafsiha
wayagtarraha fi diniha wayascawaliya 'alayha faturiiwi'ahü wayubiila
baynaha wabayna waliyyiha bilircidadi walfitnati fi ddini kama 'ara<;la
likannatt LMu'camid1 bni 'Abbadin waman lahii mina l'awladi- a'iigana
!Liihu 111111.1 lbala'i wamin samátati l'a'dii'i.
y una de ellas es el temor a un crimen contra los ィ■ュ・ョ」セ@
y las vulvas;
pues. ¿cómo estará seguro el que tiene esposa, hiJa o una pariente
próxima bajo tutela de que no dará con ella un nuserable de entre los
perros cnem1gos y los puercos malditos, transfom1ará su espíritu, la
cogerá desprevenida sobre su religión y tomará ascendiente sobre ella, de
modo que lo secunde y se produzca la separación entre ella y su cutor
legal con la apostasía y la disidencia religiosa, como les ocurnó a la nuera
de Almu'camid b. 'Abbad y a los hijos que tenía? - ¡Dio\ nos libre de
pesar y de dar alegría a los enemigos!
11 Cito por E. Lév1-Provenpl, 'La ''Mora Za1d.t", bdle-fille d'ai-Mu'c:umd',
flcsprm, 1X Hi\jセIN@
2oo-o1 (p. 2oo); la カッ」。ャQセcᅮョ@
y traducciÓn 'on ュ⦅■セᄋ@
Introduzco adcm.ís dos enmiendas al ccxtO, donde e;cc d1cc re pccnvamemc 11'•1!11 alr
y キ\セHゥ■GL@
cuyo Slb'lllficado ureral es ' ltmpio·.. que no ucn.e Jquí sem1do. lセ カQM pイッカ
・ョセ。ャ@
Jo, traduce respectivamente por 'nub1le y 'pubcrc', accpc1onl">. 」。 イ ・Qセエウ@
de
document.1CIÓn. Sm dud.t, wa(ii'alr セ@ yerro por ll'd,<IY)'Il/r, en セオ@ accpc1on de pup1la,
cmdaci.J' (cf. Rcmhardt Dozy. 'upplémrlll aux 、ゥ。ッュセ\オイNᄋウ@
Ar.1bo, 2 vol> (Le1dcn:
Bnll. 1XX 1, n:unp., Bcmu: L1bramc du Ltban , 1116!1), 11 , ャARセ。IL@
que e\ Qセ@ que p1de. el
comexco. En cuanto a ll'tldi', parece セ・ イ@ un error (por eqUI\'alenCJa acmr!ca, arra1d.1
.tdcm.ís por el yerro anterior. al crear un paralelismo entre las fomtas t.emcnma 1
ma\culuu) por wa(ii'. con \U senudo hab1rual de 'b,IJO, mf.1me, miserable.
A. MONTANER FRUTOS
Carece, pues, de fundamento la ー ッセエオイ。@
de Márquez de la Piar
12
quienes no sólo prefieren constderar qu:
y V alero d e b ・ョセ。「←N@
el pa,dr c de Za1da fue セオGエ。ュゥ、L@
ウ ゥセQ ッ@ que la hacen hija
espectficamente de Arrumaykiyyah y nactda en 1o66, sin apoyo
alguno. Por su parte, Salazar pretende conciliar la filiación de la
ヲゥNエセョ・ウ@
£イ。「・⦅セ@
co n la qu; ofrecen las cristia nas supo niendo que
Zatda e ra htja de Isma 11 b. 'Abbiid, el he rmano mayor de
13
Almu'rarnid. De este modo, ᄋ セ ッ@ es ゥセQーッウ「ャ・
⦅@ que este otro Rey
Abe11abeth fuera el paru·e d e Za1da, qtn e n hubt era casado co n su
p:imo ャセ ・セ ュ。セ
ッ@ el hijo de su tío AJ Mu'tamid' (p. 320). Apoya
セ ᄋ 」ャ[。@
htporcsts e n el hecho d e que, segú n el relato de Rodrigo
jtm enez de Rada, De reb11s Hispa11ic, V I, 30 (sobre el que volveré
luego), Zaida fue dotada po r Almu'tamid, al unirse a Alfonso V I
con varios castillos situados en el reino de Toledo, 14 con エセ@
importa ncia qu e, a su juicio, 'no se trata de la dote de un a de las
mujeres de un príncipe musulmán, sino de la de una auténtica
princesa, a quien su tío trata como verdadero miembro de la
dinastía' (p. 320). R ecuerda, por último, la existencia, en la
tradición árabo-tslámica, del matrimonio preferencial de una
mu ch acha con su primo paterno (ib11 al'amm), tipología a la que se
adscribiría esta uni ó n.
Pese al interés de este pla nteamiento, dado que inte nta reduc 1r
la con tradi cción e ntre los testimonios árabes y los latinos, la
hipótesis de Salazar resul ta d e dificil aceptación, dado que Ismii'tl
b. 'Abbiid no llegó a reinar en Sevilla ni en ninguna otra parte. En
efecto, el hijo ma yor de ' Abbad b. Mubammad Almu'tac)id murió
deca pitado tras la revuelta co ntra su padre, al intentar alzarse con
Algcciras para c rear un reino independiente, e n ro63, 15 de modo
que una hija su ya nunca habría sido identificada como 'filia
12
Viccnta m£イアセ」コ@
de la Plarn y Luis Valero de 13emabé, RelllciS 111Cd1rr•ale> espcuiolru
(Madnd: Aldebaran. :woo), pp. 99-1o6.
" jam1c de ·alaz.-¡r y Acha. 'Comribución al esrud1o del remado de Alfomo VI dc
Camlla: .1lgunas aclaractoncs sobre u política nurnmomal'. A11ales tic la Real
Qセ」jエャイ\@
N|Oャョイセエ\@
dr Hrr.íldiCcl y Gem·al"../1<1, 2 (1992-93). 299-343 (pp. 3 19-20).
R.odng? J unencL de Rada, 1lrswna de rcb11S Hispmrir >illc 1/mona g。セャエゥN@
ed. de
Juan Fcrnandez Valvcrdc, Corpus Chnsoanorum. Conunuatto Mcdi,Jcuall\, 72
(Tumhout: bイ・ーッャセN@
1987), pp. 214-1 ;;.
" E. l← カ QMpイッカ・ョ
セ。 ャ L@ Bセ「。、ャウ@
H b。セ@
'Abbad)', en Cucyclopactlia oJ lslmu (Lc1dcn:
Bnll: QY\セZ@
WcbC_D edmon, Lcrden: 13nll, 2003). l. slr7b (p. 611), y 'Al-Mu'rnmid
1bn Abb.td: l. L1fc , eu Eucyclo¡media ¡if Islam, VIl. 7Mn-767b (p. 7Mb).
279
LA MOitA /.A l OA, ENTRE IIISTORIA Y ll YFNDA
Abcnabeth R.egis YspaJensis'. Por otro lado, en las fuentes
cristianas medievales el rey Abc11abcth e , por antonomasia,
Almu'tamid, como sucede todavía, ya en el siglo XIV, en el
Co11de lエセ」。ャッイ@
de don Juan Manuel, cuyo excmplo xxx refiere 'lo
que contesció al rey Abenabet de Sevilla con Ramayquía, su
muger'. 16 En cuanto a la e ntrega de fortalezas a la que alude el
Toledano, incluso prescindiendo de su dudosa historicidad (de la
que me ocuparé tnás abajo), no podría haber co nstituido una
dote: 'Geste ¡...1 si complerement contraire aux usages
musulmans dans tous les pays, tous les siecles!' (Lévi-Provenyal,
' Hispano-Arábica', p. 8). En conclusión, no hay razones de peso
para considerar a Zaida otra cosa que la nuera de AJmu'tamid, si n
p oder precisar su filiación. D e esta, no obstante, trata otro testimonio bastante temprano, au n gue de vera cidad más dudosa, c uyo
análisis exige capítulo aparte.
a
3· LA PRIMER.A MENCIÓN ROMANCE
Se trata de la indicación contenida en el Líber
recensión (c. 1200) del Codex Villarensis: 17
Re._(?lllll
en su
Est rey don Alfonso prisa muller la <;:aida, qui era sobnna d'Avenalfage.
E baptizola e fo cristiana. E e fsicl ovo en ella filio al ifant don Sancho.
al que dixicron Sanch Alfons. Pues lo mataron ュッイセ@
en la batalla
d'Uclés. E pues ovo el rey don Alfonso otra muller qui ovo nomne
Xemcna Muñoz. E et [sic[ ovo en ella dos filias, la ifant dona Albira e la
ifant dona Taresa. [... [ Est rei don Alfonso priso pues adún otra mullcr,
la rema dona cッウエ。ョセ
N@ et ovo en ella una filla, la reina dona Urraca.
El texto pasa casi a la letra al Liber ReJ!tllll Tolctmllls (c. 1220):
18
Este rey D. Alfonso tomó muger mora, que decían la Zayda, sobrina de
Avcnalfage. e ovo d'ella al infant D. Sancho, el que dixieron Sancho
Alfonso. Después lo mataron los moros en la batalla de Uclés. Después
1" Don ju.1n Manuel. El Co111lr Lucauor, cd. de Gutllenno s・イセN@
13ibltotcca cャ£セQ」。L@
61JMadrid: Críuca, 1994), p. •33·
Z.1ragoz.1, B1bltmeca Umvermana, MS 255, fol. 3Jv. C 1to dircctameme del
ュ。ョオ
セ」イゥエッL@
pero el texto puede verse también impreso en Manuel Serrano y Sanz,
'Cron1cón Villareme: Liber R.egum'. BRAE. 6 (1919), 192-220 y l! (1921). 36¡-82
(VI. 2 10) y en Louis Cooper, El Ulwr Rr,1111111: t•studio ャゥエHセオウ」ッ@
(Zaragoza: lnsoructón
'f'emando el Católtco', 1960), p. 34·
lA C1t0 por !.1 ed1c1ón de Ennque Flórez. Rry11ns Cml•óliclls, 1, 4K 1-94 (p. 484).
280
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA LAJDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
ovo este rey D. Alfonso otra ュオァセ・イ@
que ovo nombre Xemena Muñoz
e ovo en e lla dos fillas, la ifant doña AJbira et la infant doña T eresa. [... J
Murió Xcmena Muñoz, et pues priso otra mugicr el rey D. Alfonso a la
reina dona cッウエ。ョセN@
et ovo en ella filla, la reina do1ia Urraca.
propiciado la confusión entre sus re pectivas madres y la
21
consiguiente eliminación de la reina lsabel. En todo caso, como
señala Gambra, es muy posible que esta noticia esté en la base de
la ulterior transfom1ación historiográfica de Zaida de concubina
de Alfonso VI en su esposa legítima. 22 A ello apunta el texto de
los manuscritos interpolados de Pelayo de Oviedo que leen
'Ceydam, ilii Lacaydam [lege La <;:aydaml (quam et coniugem
legitimam fuisse dicunt rrunime uero concubinam)' (Cró11ica,
p. 87, i11 apparattt), reflejando precisamente la fom1a romance
transmitida por el Liber Regr1111. Por otra parte, frente a la
cronología histórica q ue ofrece el Ovetense, el Liber R e,(!ttl/1
antepone Zaida a Jimena y a Constanza, probablemente porque la
primera fue la madre del único hijo varón, que así se convierte,
además, en el primogénito.
El otro dato original y privativo de esta fuente es el vínculo de
Zaida y Avenalfage. A propósito de este personaje, indica
Menéndez Pida! que 'un Aben Alhage rey de Denia nos
menciona la Prim. Cró11. Gral., 532 bl' que es el Alfagit de la
Historia Roderici, r 2, o sea Alhayib de Lérida y Denia, 1o8 r-90, el
enemigo del Cid. ¿Sería este el padre de Zaida?' (Ln Espmia del
Cid, 11 , 763-64). La última suposición es gratuita, toda vez que la
fuente especifica claramente el parentesco. 23 Lo más que podría
conjeturarse es que Zaida fuera hija de una de las hermanas de tal
Avenalfagc y que éste, por ser el pariente masculino más cercano,
fuese SU 1110/í O tutor legal y, por tanto, responsa ble de SU matrimonio. En cuanto a la identificación del personaje, es muy
dudosa. Incluso aceptando que el nombre que cita el Liber Regttllt
equivaliese a Alfagib, no tendría por qué corresponde al citado rey
de la taifa de Lérida (que entonces incluía las de Tortosa y D enia)
A éste sigue de cerca el Cronicón de Cardeila JJ (post 13 12), que, no
obstante, elimina lo relativo a la reina Constanza: 19
E este rey D. Alfonso tomó muger mora, que decién la Cayda !sic pro
セ。ケ、
ᄀ L@ sobrina de Abanaf:·mie, e ovo de ella al infant D. Sancho AJfons.
Después lo mataron moros en la batalla de Uclés. Después ovo este rey
orra mugcr, que digeron !sic] Ximena N(Jñez, e ovo d'ella dos fijas, la
infant doña Elvira e la infant doña Teresa.
Un aspecto importante de esta noticia es que califica a Zaida de
111111/er de Alfonso VI, lo que parece contradecir a los textos
anteriores, en los que expresa o tácitamente se la presenta como su
concubina. No obstante, al calificar a Jimena Muñoz de otra
nwller, parece que el término no posee aquí rigor canónico y que
indica simplemente a la compañera del monarca. A ello se opone,
sin embargo, la aparición a igual título de la reina Constanza,
segunda esposa legítima de Alfonso VI y madre de su sucesora en
el trono castellano-leonés, la reina Urraca, de modo que la
designación de 1111t1ler podría implicar la existencia de un vinculo
matrimonial, aunque no es segu ro que se deba entender así en los
tres casos. Resulta extraño, por otro lado, que el Liber Regum
no se ocupe de las demás esposas legítimas de Alfonso VI.
Habida cuenta que dicha obra tiene ante todo un propósito
20
genealógico, resulta comprensible que silencie los enlaces con
Inés, Berta y Beatriz, carentes de descendencia; pero no se
comprende que pase por alto a Isabel, madre de las infantas
Sancha (casada con el conde Rodrigo González de Lara) y Elvira
(casada con el rey R.oger II de Sicilia), a no ser que la identidad
de nombres entre esta infanta y la hija de Jimena Muñoz haya
1
'' C1t0 por la cd1c1ón de Enrique Flórez. Esparia s。Nセイ、@
111carro Nセ」ッイ£ーャゥMオウエ@
de la QセO ・ウゥエj@
dr Espmia, XXIII: Comuwaciórr de las J\lcmon·as de la Sama セ セicsゥ。@
de Tuy )'
wlt•ccit¡, de los Cltromcorres pcquerios, publicados, e irrédltos, de lrt Hrsrorirt de Espmia
(Madnd: Amomo Marín, 1767), 376-So (p. 378).
211
Vt"ase g・ッイァセ@
Marnn, Les )uJ!e.> de Castillc: mmralués er discours lustonque dtiiiS
iGeウーHセャ」@
mhlié1'nlr. Annexes des CLHM, 6 H p。イ■
セZ@ Khncksieck, 1992), pp. 37-46 y
112-23.
21 C laro que también podría pensarse en una confusiÓn emre la reina Isabel } Zmda,
a causa del nombre de p1Ja de esta última; pero eso resulta dlflc1l. c_uando el autor del
Lbrr rエᄋセオュ@
no ofrece d1cho elato (por desconocmucmo u omJSJon) al hablar de la
pnncesa' JndJlusí.
22
'! Esrud10s d,e
Andrt"s Gambra, A!{o11so 111:. carrcillería, curia e IIIIJICno, 2 vols, セuci⦅ャG@
H1stona Leonesa, 62 y 63 (Lcon: Centro de Esrud10s e lnvesogac10n San ls1doro :
aJa Espaiia de Inversiones; Archivo Histónco 010cesano. 1997-9R), 1, 442, n. 18.
23 Así. Julio Gonzálcz Gonz:ílez, Repoblació11 de Castilla _l-<1 . 111fllll, 2 vols (Madnd:
Umvemdad Complutense, 1975), 1, HS-89, acepta la h1poreSJS p1cbhana en la fonna:
' Zaida, sobnna de Alhay1b, rey de LéndJ y Dema'.
A. MONTANER
rnu·ros
24
entre r082 y 1090, dado que dicha fonna romance corre ponde
a albiilib 'chambelán', que no era su nombre propio, Almundrr
b. Hüd, ni su sobrenombre honorífico, ' lmad Addawlah, ウゥセッ@
el título habi tualmenre adoptado por los reyes de taif.-.s, para
mantener la ficción política de que gobernaban en nombre del
califa, de modo que el Liber Regum podría, en puridad, referirse a
cualquier otro de dic hos reyes. 25
Ni siquiera aceptando un influjo en esta sección del Liber
R cgr1111 de la Híston·a Rodcrici, habida cuenta de que lo acusa otra
de las piezas integradas en el mismo, el Li11age de R odríc Dfaz, 26
cabría aceptar sin más que, como sostu vo don R amón, se trate
de dicho monarca, al que la biografia latina del Campeador
denomina Alfagib o Alfagit. 27 En efecto, el hecho de que la
Estoria de Espaiia alfonsí refleje dicho no mbre como (A)venalha(n)ge no permite establecer una eq uivalencia inmediata entre
am bos antropónimos, obligando más bien a explicar el segundo
por una denrrpación textual o confusió n o no mástica de los
historiadores alfonsíes, influidos quizá precisamente por el Liber
R egrtllt, que era otra de sus fuentes. 28 D e suyo, Avenalfage refleja
el patronímico Ibn AJ.Dagg, completame nte ajeno al título
de bagib y llevado por tres únicos personajes notables de este
período, todos ellos jefes militares almorávides emparentados con
Alif Turk, El m11o de Zaragoza m el SIJIIo XI de Crisw ( 1' dr 1,, QO セャイス@
(Madnd:
P.P· 121-24; María Jesús Rubiera
lnsmuto Eg¡pcio de: Estudim Islámicos, iセョrIL@
M:Jta, Lll tt1({<1 d¡· Dmia (Alicante: Instituto Juan-Gil Alben. DiputaCIÓn Provmcial de
1\hcamc, 19H5), pp. IO!)-I2.
•s Véa,e Alberto M omancr y Ángel Escobar, Canm•11 Cm11pid<><t<1ris" Poemu ltl/im> del
Campeador
(Madnd: Sociedad Estatal España Nuevo Milemo, 200 I), pp. 261-62.
2
ッセN@ 'La bataii,J de Tévar', en Arras del cッQ|セイ」ウ@
lmemammal
" Alberto Montaner fイオエ
El Citl, Poema 1' 1/i.@ria (u-16 de j ulio, 1999). ed. de: c←セ。イ@
llemández Alonso
H 27
bオイ
ァッセZ@
Ayuntamiento de bオイァッ
セN@ 2000), pp. 353-1!2 (pp. 356-<>1).
II_asta el cJpítulo I5 aparece セ ャ ッ@ la fom1a ll!f<wu. con nueve ocurrencia\; 、・セ」@
el
I6, セッャ@
I.J fomJJ a{ヲ。Nセゥ「L@
con 16 ocurrenCias. Véansc セ」 ョ、 ッセ@ ・jューャッセZ@
' R cgnumque
autem eim thlllsum 」セエ@
mrer duos eiusdem li hos, AlmucL1man liJdehcet et Alfag¡r.
Almuctaman autcm regnalllt in Cesaragusta. Allagn uero frater 」 ャ セ@ 111 D<!nja •
(IIISI<•ria Rodrrici, cap. I2); ' lbidcm uero cena rclationc authlllt quod Alf..1g¡b Lende et
Tortoxe condutcre tcmptabar Santium rcgem Aragonemium (... ] contra illurn'
(Historia Rmh•riri. cap. 37). Cito por la edición de Emma ralque, en Chrmuc.l 1/i.<p•ma
saemil XII, ed. de Emma Falque. Juan Gil y Amomo Maya. Corpus Chrutianomm;
<;ontinuatio Meducuah\, 7I (Tumhour: Brepof,, 19C)O). pp. t-i)8 (pp 52 y 69).
·" Cf. Inés Fcm,indez-Ordóñez, 'Esrorit1 de Lspmla', en Diwouanc> .filologico tfr
li1crrr1ura medieval espauol.1. ed. de Carlos Alvar y José Manuel LucÍJ, Nueva Biblioteca
de EmdJCión ) Critica. 2I (Madnd: Casralta, 2002), pp. 54-80 (p. 55).
24
lA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y LEYENDA
los Banü Tasufin: Abü 'Abdallah Mul).ammad b. All).agg (conquistador y gobernador de Córdoba en r09 T, go?ernador luego
de Granada hacia u os, de Fez en r 107, de Valencia en I I oS y de
Zaragoza en 11 10, musrto en t 1 14), 29 su hem1ano a「ャセ。
ウ。 ョ@ 'Ali
b . Albagg (activo en Sarq Al'andalus en 1097 y gobernador de
Granada en 1 I 02) 30 y el hijo de éste Abü QMZャ。ヲ
セ@ 'U mar b. All).agg
31
(gobernador de Sevilla, muerto en I.I33), セゥョァオッ@
セ・@ セ セ@ cuales
(por razones obvias) puede haber srdo el tro de. Za1da:- Todo
apunta, pues, a que la noticia del Liber Re_(?lllll es iョ 」ッイ・セL@
fruto
de alg(m error sobre personajes o parentescos, aunque siempre
cabe la remota posibilidad de que se localice en el futuro a un lbn
Albagg que pueda corresponder a éste.
4· UN EPITAFIO PROBLEMÁTICO
Un último testimonio con inforn1acrón independiente que podría
ser verídico lo constituye el epitafio que se hallaba en la nimba de
Zaida en el monasterio de Sahagún. Esta lauda sepulcral (hoy
desaparecida, como casi todas las de los sepulcros regios leoneses,
ゥ 。I@ ウセ@ ィ。ャ
N。 「セ@ ,en
profanados durante la Guerra de la ャ ョ、・ーセ」
el coro bajo de la iglesia, antes de llegar al atnl, y su mscnpcron,
de acuerdo con la información proporcionada por andoval y
Flórez, 33 puede reconstituirse epigráficamente (dentro de los
notables márgenes de error que a este respecto afectan a toda
inscripción de transmisión manuscrita) así:
2 '1Jacmto Umch VIIá. Lis almorá,,id¡•s (Tctu.ín: Editora Marroquí, 1956: cd. ヲ。」セN@
de Emilio Molina Lópcz. Granada: Umvers1dad de Granada, I990) pp. I3ll, I GッMUTセ@
Ilil 62, 177, 1Ho-l!I y III5-9<J; Turk, El m11<> de zエセイ。LッNZ@
pp. JK\)""<)0; A. HuiCI
M 1randa y 11. t」イ。ウセ・N@
Gqィ。ュセᄋN@
en E11cyclop•1Cd1a of Islam. 11, IOI211-IOI4b
Hセ@
IOI3a); n. M. Dunlop. ' Hüd•ds', en Ellcyclopm•dia セイ@ Islam. 111. UTRセSQ@
(p. 54211).
Bosch, Lo.< almorcÍI'Idrs. pp. I58-6r: HuiCI y Terrassc, '.G.hamjp: p. 1 I 1Ja.
31 Bo>lh, L>s lllmordflfdes. p. 238, e 'bhbihya', en l.:llryclt•¡wt•dw ,,¡ Islam, IV,
.
.
I I4b-I16b (p. IIIill).
12
Nótese, en parucular, que el pnmcro de los. Citadm fue ーイ」ゥセ
jュ ・ュ@
?qud ante
·
」 オ ケ。セ@
tropas pereciÓ Alma'mün, el esposo de Z.11da. durante la toma de Cordoba, en
marzo de IO<JI (Bmch. Los tllmorávides, p. 15I).
l l PrudenciO de Sandoval. pイゥュ・\セ@
parle df lru ヲゥュ、ャcioセs@
¡/¡• los moursrenos del. セャッョウ@
pエセ、イ」@
S.m &11ito, qur los Reyes de Espm/11 fimdamll ,Y dowro1! (M.1dnd: 1 uiセ@
s。セ」ィ・コN@
I60I), fol. 73't1 (que Ice {i:ria _1. )src) en la エ」イセ。@
lmca); rlorez, Rry11as C.ulrolfCtiS, l.
2 I 1. Lamentablemente, al ocuparse de las muJeres de Alfonso V I._ y pese a que utiliza
documentaCIÓn dd archivo de Sahagún. no tramcnbe el epitafio el lmtonador de
dicho convento fray Juan Benito Guarthola, Cnímm dd molfiiSrt'n<• de Smr &mro el
Real de Salwg1Í11, Macfnd, Btbhotcca NaciOnal, MS I5I9. fo ls t!)6'-iJ7'·
A. MONTANER fRUTOS
VNA 1 VCE PRI9 SEPTEBRIS QVA FORET !OC)
SAVCIA TRASIVIT fERIA
·v HORA TERTIA
UYOA REGINA DOLENS PEPERJT
1.
2.
f-- - )
quamj quum Flórez
vj 11 Flórez
La transcripción reguJarizada y la traducción de este epitafio son
las siguientes:34
Vna luce prius Septembris quam foret Idus
Saucia transiuit, feria quinta, hora tercia,
Zayda regina dolens peperit j . . .]
Un día antes de que fuesen los idus de septiembre,
Falleció infortunada, siendo la quinta feria , a la hora de tercia ,
La reina Zaida, que parió doliente (... j
La inscripción constituye un cannen epigraphictlln 111ediaettale, pues
posee una constitución métrica hasta ahora no advertida. Tal y
como está distribuido, parece tratarse de dos hexámetros completos
y al menos uno incompleto (aunqu e ninguno de los dos autores
citados indique que el texto estuviese trunco, ni por destrucción
del soporte, ni por desgaste de las letras):
üna 1 lüce pri 1 üs 11 Sep 1 tembris 1 quam fOret 1 idüs
sa ucTa 1 transi 1 uit 11 ter 1 ja 11 quin 1 ta_hora 1 tertja
Zajda re 1 gina doj lens 11 pepe 1 rit 11 {セ@
1 - uu¡ -1dl
Los tres ve rsos presentan cesuras pentcmimeres y los dos últimos
además heptemímeres. Por lo demás, el primer hexámetro es
regular, pero el segundo y el tercero presentan varias licencias
y terUa en
rayanas en la anomalia. Se han de leer con sinicesis ヲ・セェ。@
el v. 2 y Zajda en el v. 3, donde re}!.itta debe escandirse イセゥョ。@
para
constituir un dáctilo, con sístole de la primera sílaba (tolerable,
por ser sílaba átona). 35 Pero lo que causa mayor extrañeza es que
3
' Com1dcro que sa11n_a (l. 2) concuerd.a con Zayd11. como predJcanvo, y aunque,
dado d comexro, podna traducme qwza IJteralmente por ᄋ、」 ウァ。イNセ、@
(en el parto)'.
parece prefenble カ」イエ・ャセ@
de acuerdo con la acepc1ón figurada que n:coge como
qumta el Ox{<>rd l...t11111 DICirorwry, ed. de P. G. W. Glare (Oxford: Clarendon Prcss.
1!)8z; retmpr. con corr., 1996), p. 169611: 'injured m respect offortune', con el mauz
de
1111srrmrda 'dJgtl.l de compas10n · que es frecuente en ・ー■ァイ。ヲセ@
funeranos.
15
セヲ@
セ。ァ@
Norbcrg, lrumd11clloll a /'ét11de dr la vm!{irllticm lt1t111e médiél'alc, Acta
uュカ・セャエ。@
StockhoiJmcmts; StudJa Lanna Srockholnuetma, 5 (E,tocolmo.
Almqv1sr &. wゥォセ・ャL@
1958). pp. 1 r-12.
LA MORA ZAIDA , ENTRE HISTOUIA Y LEYbNOA
el quinto pie del segundo hexámetro sea un espondeo, lo que es
muy raro a partir de Virgilio, salvo excepciones justificables por
incluir en dicha posición nombres propios, por ejemplo. No
obstante, Norberg {Irttroductiot1, pp. 64-65) cita algunos casos de
hexámetros espondaicos en textos medievales, si bien suelen
deberse a q ue la últitna palabra del verso es tetrasilaba o
pentasílaba, 36 lo que no es aqui el caso. Cabría pensar, entonces,
que la lectura correcta en el verso 2 fuese secuttda, como trae
Flórez, en lugar de la q11i11ta de Sandoval, y que hora tcrtia fuese el
sujeto de tra11sirtit (pese al asentado uso funerario de este verbo,
siendo un caso comparable al de CLE, J 552A, v. 2: 'transeat hora
dierum'), 37 de modo que la sílaba final de /tora fu ese breve, y en
ese caso parecería restituirse el penúltimo dáctilo:
sa ucia
1
tci nsi
1
uit
11
ter
1 ja 1 1
se
1
cünda_hodí
1
terrj5
Ahora bien, con esta disposición, además de la diástole que
convierte seciittda en seáittda (licencia de nuevo más o menos
tolerable en una átona), habría que admitir que hora se transforma
en *hora, lo que resulta extraordinariamente forzado en una larga
por naturaleza que además es tónica, pe e a ejemplos como mater
por miiter en Ruodlieb, X II (X), 39: '!. ..1 os uidet a matre
missos' ,38 ya que se trata aquí de una fom1a ocasional analógica de
pater (Norberg, lrttroductiott, p. 7). De todos modos, teniendo en
cuenta la variante de Flórez y el hecho de que los autores antiguos
no indiquen la incompletitud del epígrafe (a unque ello no sea
definitivo), cabría plantearse que éste pudiera escandirse como dos
hexámetros y un pentámetro, constituyendo un polyntetnttll
39
.
. do en e1 d'1st1co
.
'
1nspu·a
e1eg¡aco:
"' Sobre este a\pecto, véase además Paul Klopsch. Eir!fillmm8 ;, drr milll'iltJtriuisdrr
Vrrslr.ilrr (Dammadt; wエウ・ョ」ィ。ヲャセ@
Buchgcscllschaft. 1972), pp. 69-70.
17
[= CLE], ed. de F. Bucheler y E.
CitO por Canmr111 LA11110 eーイセュャQ」。@
Lommatzsch, 3 vols (Lctpztg: Tetrt>ner, t8!)5-1926). PJra el frecuemísuno uso de
trmrsrrr para expresar la muerte del difumo en las mscnpc1ones funeranas, véase:
C<111rordmr;:r dci 'Canr1111<1 LAtim1 eᄀイHセ。ーャゥ」@
', ed. de Pasqua Colafranccsco y Marreo
Mass.uo, con Mana L1sa R1cc1 (Dan: Ed1pugha, 1986), p. I!J3.
'" C1t0 por Karl Langosch, ll'alrlrari11s; rエセッ、Oゥ・「[@
.\tarclwrrr¡wrr. latrurisclrr Epik de>
Miuclaltm mit dcutsclrw l'merr, Ja ed. (Bastlea: Schwabc, 1967), p. 184.
"' S1 aquí se cotlSidcrase también /tora tema como セujcエo@
de trarrsitm, la csc;u1srón
sería: terna 1 Zayda 1 re ¡ gina dó 1 lens 11 J?Cpe 1 rir; pero en ral caso, hana falta
mdtcar el dccc\O de Zatda. con algo por desolo de CLE 1334. v. 4: 'quac pcpen er
pem', lo que extgtría suponer la 'pérdida de otro ver;o completo o, lo que es más
lógtco. la del final del propto v. J, ehminando dcfinmvamcme la postblltdad de un
pentámetro.
LA MORA /.AlOA, ENTRE HISTOR I A Y LEYENDA
A. MONTANER fRUTOS
ヲセョゥ@
J. lücc_ prl 1 üs 11 Sep 1 tcmbris 1 qua m fOrct 1 idüs
sa u m 1 tra nsi 1 uit 1 1 ter 1 Jii 1 1 se 1 cünda 1 hora
tergii 1 Za yda 1 re 1 gina do 1 lens 11 pepe 1 ñt
_No obstante, esta opción plantea numerosos problemas. En
pnmer lugar, la GZセコ。@
misma de semejante combinación, ya que,
cu:ndo en la anttguedad se producía este tipo de mezclas (muc ho
ュ。セ@
raras en. la poesía epigráfica medieval), siempre había una
la JUStificaba, habitualmente temática y relacionada con
razon アオセ@
el contemdo del carl//1'11 cpigraphiwm o, en los epígrafes funerarios
con la pro pia biogralla del difunto, lo que no sucede aquí. p 0 ;
otra parte, esta esca nsió n exige un número aún m ayor de licencias
g uc las. anteriores. _Así, el segundo hexámetro segu iría siendo
espondatco y ademas presentaría una diástole de la sílaba inicial
de ウ」キ
Q、 セ@ H ャゥ」・ョ
⦅」ゥセ@
de ョオ・カセ@
t_ol_erable en una átona, que podría
ウセ イ@ 。、・ュセ@
analogtc:a de se- tmc•al larga en 」。セッウ@
como sew 111 0
scwms), as1 c:om o hiato, en lugar de elisión, entre sec1111 dn y ャエッイョNセ
ッ@
En _el pentametro, habría de silabea rse Zayda como trisílabo
eq w va lente a un dáctilo, pues, si bien en la prosodia clásica
debería ser breve ante / i/, al ser tónica se habría considerado
41
como larga, l_icencia admisible en un nombre no latino, como
en el caso, no mfrecuente, de !liaría por Alar/a o en las variantes
métricas Miijses, !Hoyses, Moyses e incluso Moyses. 4 2 Ahora bien, si
fai
411
!:>obrc: la proporCión de lmto y 、ゥセョ@
セZ ョ@ 1.1 ーッ」セ■。@
lanna mcdtt·val véansc
..-rg. lmdrc>tlur!i<lll, pp. 32-36, y sobre todo Klop1ch . eゥQサ
Q Oュ Q LセN@ pp. ]<J-Il7. qu 1cn
1
GセZャゥ。@
a ten Cll\1,1 de 1.1 111JSJlla J CVItar IJ Slllalcfa.
.
LJ NQ」セュオ。P
Q セ@ Znfdn que '!:, adopta a veces es contran.l .1 cu.1lquu:ra de \m
ーセ
Q 「ャ・セ@
」エAュッャァセ。|@
(Jr. and. Z<íydaii, nombre prop1o, o ウエゥケャセi@
< dk ウ\セケ
Q エヲL Q jᄀ@
senara , fommb 、セ@
tratamiento), \obre ャ。セ@
que volveré luego y J セオ@
prosodia
frad1c10nal en castellano. garanozadd por el romancero. S1rvan de' botón de muestra
セ Q MZ R@ y 25-26 del romance 'Gallardo rasca Za1dc' dt• Lope de Vc¡,oa· 'AlzÓ
os カ「イNッセ@
1a ca CZJ Y v1do 1 a セオ@ Zatda a la ventana 1 ¡. . . 1 Za1da セ・@ huelg.1 de ver a' quten
habc· mregado セQ@ alma'. Cito por Rimns l111mallr1S ¡• <llros versos, ed. de AntoniO Carreño
1lotCCJ C la\IC.l, 52 (!Jarcelona: Críoca, 1991l}, p. !l.
セ@
'
セッ「イ・@
la prosodia de los nombres propto' no !Jonm, véa;.: Norberg J11 trod11m 011
PP· 1 X-19 )' JO; para los casos concretos señalados, véa\e adenü., eァセ、ゥGッ@
Forcelhm.
U.\IWII '''''"' lAtuutnlls, ed. de GIUseppe Furlanetto, 4a cd. rev por fイ。ョ」・ウセ@
Corradm1 Yj oscph. Penn (Padua: Typ1s Senunaru, 1 X64-1926; za re un p., Boloma:
fッュセN@
1945), V-VI. joscph Penn , OuomnstiCOII (191 3-26). VI, 207/¡ > 2!)tc donde a
propo_s:w 、セ@
Mo)'us, apostilla: 'Ceterum pocn\ praec1puc daayUtci\ Q 、セャァ・ョjオ[N@
s1. ョ・」|sゥエセ@
mctn ?uas ryllabas pnorcs h center rracr.mr, nl.lxtmt• quum nomme
cxtemae >lnt ッョァュセ^@
.
セQイ「
Q@
estas licencias son más o menos aceptables en el ámbito de la
poe ía latina cuantitati va medieval, resulta especialmente grave
que el tercer semipié del pentámetro no comcida con una cesura,
como es obligatorio, 43 resultando totalmente anómala la partición
de ' ré 1 gina' donde debiera ir pausa clara entre las dos mitades del
verso, lo que sin duda invalida definitivamente esta opció n .
Así pues, tanto desde la perspectiva métrica (se puede suponer
simplemente que po r defecto bien del original, bien de la
transmisión man uscrita e ha perdido una parte del epígrafe, caso
nada extraño, dejando dos hexámetros completos m ás un o
trun co), como de contenido (parece faltar algo yue complete
el verbo que ahora apa rece como final), se puede defender sin
más que estamos ante un epígrafe ápodo y no ante un caso
de polimetría inusitada. En suma, aunque no exenta de
inconvenientes, la solución más aceptable parece ser la primera,
dándole la razón a Menéndez Pida!, La Espniín del Cid, 11, 765,
cuando consideraba que la lectura feria V de Sandoval resultaba
más fundada y que el epitafio estaba incompleto. Meno clara
resulta su suposición de que falte el año del deceso, lo que
obligaría a suponer la pérdida de algún verso más, lo que no sería
imposible, pero tampoco imprescindible, mientras que la ausencia
de tal dato puede tener su explicació n , como se verá luego.
Cabría, en cambio, suponer que los dos pies y medio fa ltantes
del tercer hexámetro precisasen que el parto fue la causa del
deceso, como en el ya citado CLE 1334, v. 4: 'quae peperi et
perii'. Bien es verdad que un verbo así parecería algo redundante
con el tm11si11it del v. 2, a no ser q ue éste se a ociase a /tora tertia,
lo que el metro impide, como se ha visto. De todos modos, tal
adición resu lta admisible en cuanto que lmiiSÍIIÍI se refiere al
momento del tránsito y el otro verbo lo haría a la causa concreta
del óbito. La secuencia faltante podría incluir, pues, algo
semejante a el periit o el obiit, aunque ninguna de las dos
expresiones satisface el metro, o más bien a pcr'íítqlle u oblitquc,
" Véase jo\é Javtcr lso Echegoycn, 'Ll cesura en d pent.\metro l.wno cl.istco', en
bmuauudi Ferw1utlr:-Calwuo a sodttlilms oblrllrl, cd. de Lllls Gil )
C lás1cos, 87-88. 2 vols (Madnd· Socted.ld de eセイオ、Njッウ@
RO\J M. Agllllar, eウエオ、ゥッセ@
Clás1cm, t91!4). ll , w-10H.
Apoplwrrtr1 ーャエゥ^セュ@
288
A . M ONTANER I'RU T OS
LA MORA ZAID A , ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
q ue pro po rcio narían el penúltimo senúpié y el pie final, si bien
no se ve claro qu é po dria llenar los d os senúpiés juu 1 - ]
ヲ 。 ャ セ Qョエ ・ウN⦅@
En co nsec uencia, resulta bastante avent urado supo ner
cuál sen a el fi nal del verso trunco, pudiendo no o bstante
excl ui rse, por razones d e espacio, qu e inclu yese el añ o d e la
m uerte. Po r lo d em ás, el epitafio info rma con bastante precisión
de la causa de la misma, un mal pan o (smtcin tmnsi11it, doleus
44
peperit), y del mom ento en que ocurrió, la hora tertia de un pridie
Id11s Sepletttbres (expresado a la manera indirecta tan habitual
en epigrafía) qu e fu e fe ria q11i11tn, es decir, un J.u e ves 12 de
. b re, 4 5 a eso de las nueve de la m añana. Estos datos sólo
septlem
ーオ セ 、 セ ョ N@ referi rse a _los años 110 1 y 11 07, los úni cos en que
comc1d1ero n tales d1as d el m es y de la semana du ra nte la última
década d el siglo Xll y la primera del XIII.
En cuanto a la fiabilidad d el epígrafe, la abundancia d e detalles
ァ。 。イ セ ⦅エ ゥ コ。L@
según _Fló rez, su autenticidad : 'Añad e el Epi tafio que
muno po r la manana, a ho ra de tercia, lo qu e prueba la exactitud
en la no ticia, y que po r tanto se puso la Inscripció n muy cerca de
su ュオ
セ ョ ・G@ (R ey11ns c。 エィ セ ャゥ 」。ウL@
1, 2 10). Menénd ez Pidal, La Espniin
del O d, 11, 765, y Reilly, 771e Kit1gdom, p. 235, tambié n lo
co nsideran auténtico, aunque sin argu mentad o. E n cambio,
G a.mbra ha !1echo no tar qu e 'el citado epitafio, cuyo texto
atnbu ye a Zatda la condi ció n de r eina, m erece escaso crédito, po r
ser ーイ ッ セ 。 「ャ ・ ュ ・ @ョエ
tardío' (A !{o11so VI, 1, 445, n. 32). Dado qu e la
ウセ」
オ ・ セ 」 Q。 N@ Z ayda regi11a se ajusta m étricam ente al verso (aun co n la
hcenc1a v1sta) , parece que no se trata d e una lecció n d eturpada d e
la transmisió n indirecta del epígrafe, sino de un error histó rico
de los redactores de la inscripció n. La hipó tesis de G ambra se
confim1a al tener en cuenta, lo que no hi ciero n ni Fló rez ni
M enéndez Pidal, qu e, com o ya señaló Sandoval , F1111daciones (fo l.
73vb) y recuerda aho ra Salazar ('Contrib ució n', p. 328), dichas
sepul turas fuero n rem ozadas po r o rden de Sancho IV en 1286,
. LXXXI = m :46
, cuenta su e,
segun
romea,
•• E! セ・ァ⦅オョ、ッ@
smtagma parece traer un eco de b condena bíblica ·m dolo re panes
fi hos (GeneStS J. 16).
ᄋセ@ .Bc:rn.ud F. R eilly, ョオ セ@ Kiugdom '?! Lróu-Casti/1¡) 11/ldt•r Kmg /![(<>liSO 1'1, tOÓj-t 109
HpョN」・セッZ@
Pnnccton U mversuy Press, 19!18), p. 234, セ・。ャ@
que 'hcr scpulchral
ュセ」ョーオッL@
vanously reponed, uúorms that セィ・@
d1ed m childbtrth on c athcr Monday.
thc IJth ?f Septe.mber. or tィ オ セ、。ケL@
セ・@
IJth of St·ptember, w1thout repomng the
year of hcr dcath . S m embargo. el pndte Idus Septembres corresponde al 12 de dicho
mes.
E fueron el rey e el mfanre don Juan, su hennano, e don Lope, e desque
llegaron a Santiago flege Sam Fagún) f.1lló al rey don Alfonso que ganó
a Toledo, que fiziera aquel monesteno de Sant Fagún e de Sanr
Primitivo, que yazen y enterrados este do n Alfonso a los pies de la
iglesia e con él la rei na doña Isabel e la reyna <;ayda, que fue ron sus
mugeres, e sacolos de aquel lugar e falló a doña Beatriz Fadrique, su
primera fija que fue del infante don Fadrique, su cío, enterrada en la
capilla ante el altar mayor. E covo que estos enterramientos que non
eran convenibles e tiró aquella doña Beatriz de aquel lugar e púsolo [le,{!e
púsolal en otra capilla, e puso al rey don Alfo nso en aquella capilla
mayor, en un mon umento verde que fizo fuzer muy bueno, e puso a la
reyna doña Isabel a la una parte e a la reina <;:ayda <a> la o tra en sus
monumentos muy buenos.
El epitafio d e Zaida data seguramente d e este traslad o y, de
hecho, guarda paralelismos con o tros epígrafes coetáneos, com o el
de Lo pe Ferrench de Luna (muen o en 1 30 1) en el monasterio de
San Juan d e la Peña, tam bién e n hexám etros (d e los cuales, los dos
primeros fo nnan un pareado y los o tros dos son leonin os
, l'1ces):47
dup
ANN IS SI M ILLI: T RECENTIS
ivng
i tv
i セ@
VN( u s) SCIRE LV
PI FERREN II C POTERI S
PLORAB! LE r vN(US) EXLIT A M VN DO S(cp)T (em ) BRIS SOLE SECVNOO
QVO LACRIMAS 1-V N OO CVIVS NECE PECT ORA fVNDO EX()
41' Fcrnán S.ínchcz de Valladolid, Crcluico de Sauclto / JI, Madnd. U1bhoteca N.1cional,
MS 829, fol. 6s'b; transcr. de Paula R.odgers y corr. por Francisco García, en Admyte
11, dir. Franc1sco Marcos Marín (Madrid: Micronct, 1999), cnúm. 350; tengo tamb1én
ャ L@ Cnlmras de los n·yc.< dt• Castilla desde
en cuenta el texto editado por Cayetano rッウセ・
don /1 !fomo rl St1!1io hasta los Católicos do u Femaudo y d01ia lsn/u.f. BA E. 66, 68 y 70. J
vols (Madnd: Ravadeneyra, 1875-78), 1, 73lr-740, del que .1dopto alguna\ ャ・」エオイ。セ@
como セオァ・イョ」
Q 。ウ@ emre corchetes o enmiendas cncerracbs en annlambda.
" La tramcnpc1ón epigráfica y la restitución mémca (en la q ue devuelvo el orden
norn1al a la \ccuenc1a dt del parronímtco, que aparece en d epígrafe como <1tc>) son
mías. Amomo Dur.ín Gud1ol, 'Las inscn pcioncs medacvales de la provincia de
Huesca', Estudios dr Edad Alcdw de la Coroua de Aragóu,!! (19<17). 45-153 (p. 95. núm.
54). entre otras mexact:imdcs menores )' mov1do por la citada grafiJ <11c>, con olde
。エイZカセ、@
al a;ril ascendente de la hache, transcnbe la tercera línea como 1•1 fERRJ:N
u (o)c PO'I LRIS. pero el セオ@ puesto /toe, 。、・ュ£セ@
de deJar sm su tenmnac1ón al
parroním1co /'crrrllc/1, altera la mec:!Jda del hexámetro. Para los t1pos de verso catados.
cf. Norberg, lmroduwou, pp. 65-66, y Klopsch, eゥオ{エャュQNセ@
pp. 76-79.
A. MONTANER fRUTOS
LA MORA /AlOA, ENTRE IIISTOIU/\ Y 1 fYENDA
aョゥセ@
si millc エイ」・ョゥセ@
iungirur オョセ@
c1re Lup1 Ferrench potens plorab11e funus.
Exm .l mundo Septembris sole secundo,
Quo lacrimas fundo, cuius nece pectora rundo.
Exo.
Refuerza esta ャオーエ
・ウ ゥ セ@ el hecho de que ninguno de lo dos
sep ulcros citados en la Crónica de Sa11cho 1V aparezca reseiiado en
las fuentes anterio res a su reinado. Así, Lucas de Tuy, Cltronico11
111t111di, IV, 72, co menta que: 48
セ・ ーャゥ
・イ オョエ@
eum 1i.e. regem AdefonsumJ in ecclesia sanctorum Facundi
et p セゥュエオ@
iuxta uxores suas, sciücet Agnetem et Constanciam. ¡... ¡
R.eg ma ucro Elisabcth cius uxor, Lodoici Francorum regis filia. Legionc
in ecclcsia sancti Ys1dori sepulta quiescit.
Por su parte, Jiménez de R ada, De reb11s Hispanie, VI, 34
(p. 2 J 9) es más parco en detalles, aunque claramente tiene a la
vista el texto anterior y en sustancia coincide con él:
Sct quía de tlllcione cJuJtatis rege mortuo non sperabant, corpus eius ad
monastcrium sanctorum Facundi et Primmm. quod ipse d1taucrat,
detu.lerun_r,. ubi sepu.ltus_ est 」セュ@
hymnis et laud1bus requ1escit. ¡... J
s・ーオャイセ@
1b1dem cum su1s uxonbus superius nominatJS.
La Estoria de Espaiia alfonsí sigue en esto li teralmente al Tudense,
según se aprecia en la Versión crflica de 1282-83 (revisada bajo los
auspic1os de Alfonso X), MSS Ss (Biblioteca de la Caja de Ahorros
de Salamanca, MS 40), fol. 346'a,
(Ese. Y-r-12), fol. rós•b, y )
(Ese. X-r-6), foJs rOJvb- 104•a: 49
Desí lcváron lo jsc. a don Alfonso! para ant FaguntJ e cnterráronlo y
mugeres doña lnés e doña Co tan(a ¡... J. La reina doña
acerca de セオウ@
Elisabed,b que fue su muger d'cste rey don Alfonso e fija del rey Loísc de
Francia,d fue enterrada en Sand Isidro de León. 5"
'" lオ」。セ@
tオ、・ュエセN@
cャセイュゥoi@
,,,,d,. cd. de Emma Falque, cッイーオセ@
Chmtianorurn;
Cononuano Mcd1.1cualis. 74 (Tumhom: Brepols 2003) p 309
•·• Para m.h det.tllt:\ sobre la Estori11 de Espmia, ᄋセオウ@
ュ。Gョオセ」イエウ@
y cchcJOncs. véase
abaJo el apanado X.
5
"V.
' para Sam Fagunr Ss_: a Sant l'agund · : a S.mt l'agundc J 11 b L1
。ョセャエ・G^Z@
イ」オセ。@
dona Ehsabed Ss : La rema dona Isabel J : Eltsabet ,'V 1 1 ' Loís Sl : don Lu1s 1\)
11 e post Franela 11dd. · .
291
Lo mismo sucede en la Versión amplijlcada o sandri11a de 1289
(realizada ya bajo la égida de Sancho IV), según el texto del M
E . (Ese. X-r-4), fol. 258'a (= PCC, p. 645b), pese a que es el que
más a menudo .,e \epara de la Versión primiti11a alfonsí; en cambio,
la mención del sepulcro de Zaida aparece ya en la redacción
representada por F (Biblioteca de la Universidad de Salamanca,
MS 2628), fol. J38'a, y O (ed. de Ocampo, 1541), fol. 347'b:
E desí lev:íron le jsc. a don Alfonso! a Castiella, a término de Cea, e
enterr.íronlt: en la t:glesia' deb Sant Fagunt, con \US mugicres doña
lgnés e doña cッウエ。 ョ
セ。@
[e doña María la \=nyda]' ¡... ¡. La re ina doña
Helisabcthd su mugicr: fua del rey don Loys de Francia, fue enterrada
en Sant Esidro1 de León. 51
A partir de ahí, los demás derivados de la Versián sa11cl1ina
recogen punruaJmente el dato:
finó este rey don Alfomo en Toledo, a XLIII ai'ios de \U regnado. E fue
enterrado en el monesterio de Sant Fagunde con sus mugeres doña Inés
e doña cッウエ。ョセ@
e doiia María la \=ayda. 52
E este rey 1i.('. Alfonso VI] a cabo de setenta e tres aiios que bivió,
murió en Toledo a XLIII años de su reinado, jueves primero día de junio
e leváronlc e soterráronle en Sanfagún, por quanto allí fuera 111ño criado.
E allí fueron enterradas con él sus mugeres doña In és, doiia cッウエ。ョセ@
e
doña \=ayda, fija del rey moro de Sevilla. (... ) E la rema doña Isabel, fija
del rey don Luí\ de Francia, fue enterrada en León, en Sante ls1drio,
cabo sus hem1anos don Sancho e don García. 53
La adición de la Versió11 sa11clrina hJ de relacionarse, sin duda, con
el traslado de los sepulcros efectuado por dicho monarcJ en 1286
y con el especial tratamiento que supone la redacción del epitafio
en verso de Zaida, en contraste con el silencio del Tudense. Claro
que éste puede explicarse por Ja condición de concubina de la
s o Vanantc\: • IJ egle;o;1 E : d ュッョ・セエ」@
O 11 b Castic:lla. a ténmno de Cea, e
cmcrr.íronlo: cu I.J eglcs1.1 de: om. F 11 ' e doñ.1 M.trí.t la C,:.tyd.t atltl 1'0 11 J
Heh!>.tbcth EF : ャセQ「、@
O 11 • su mug1cr ¡x>sl Franela tr.msp. 1 11 1 eセQ、イッ@
EO : hidro
l.
2
' Juan Manuel, Crt>mrtJ abrcl'l!1da, Madnd. Biblioteca NaciOn.tl, MS 1 J56. fol. 128' :
rramcr. de Rcmaldo Aycrbc:-Ch.tux, en Admyt<' ll. cnúm. 13<)2.
" Alfonso Martínez dt.! Toledo. Allll11yc1 de f,IS rflrtÍIIir rrs. Londrc,, 13nu'h L1bral). mセ@
eセ」イエッョ@
2H7, fol. 1.¡.4' : transcr. de jJmcs B. Larkm, en . lclmyt<' 11, cnú111. 140(>.
293
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA ZA IDA, ENTRE HI STORIA V LEY fNDA
misma, frente a la mención de las reinas y esposas legítimas, de
modo que no excluye la autenticidad de su sepelio en Sahagún,
aunq ue no contribu ya a corro borarla, al menos en el lugar
indicado (donde deberían hallarse Constanza o Inés) ni , sobre
todo, con el citado epitafio. En todo caso, esta datación tardía
menna claramente fiabilidad al epígrafe, pese a no poseer ningún
elemento propiamente legendario. No obstante, tiene razó n
Flórez (R eynns Cntltólims, 1, 2 r o) al llama r la atención sobre el
inusual g rado de detalle de la inscripción, la cual no responde a un
tipo habitual de la epigrafía apócrif.1, frente a lo que sucede con el
otro epitafio atribuido a nuestro personaje, que se hallaba en el
Panteón R eal de San Isidoro de León: 5 4
de pila, Elisabeth, y no el título de reina. Esta po ibilidad no es
incompatible con el metro, ya que el hexámetro final quedaría
así: 56
11 ( ic) R(equi escit) REGINA ELISA BETH VXOR REGIS ADCFONSI:
fiLI A BENAVET REC IS SIVIUA!: QVA! PRI VS
/.AVDA rUIT VOCATA
Al igual que o tros epígrafes ヲ。ャウゥ」、ッセ@
en San Isidoro (como el de
la reina Isabel, del qu e trataré de pués), este texto depende con
seguridad de una fuente historiográfica, hallándose muy cerca del
Ovetense o, más bien, de alguno de lo autores que lo siguen,
pero consideran a Zaida esposa legítima de Alfonso VI (como se
verá luego), lo que revela su carácter apócrifo. 55 Po r contra, cabria
q ui zá que el epitafio de Sahagún se hubiese refundido sobre el
q ue traj ese la primitiva lauda sepulcral de Zaida, si bien en
semejante texto la concubina habría recibido sin duda su nombre
54
Me baso en PmdenCio de Sandoval, Hisl<lrill dt• I<'S Rqt•s dt•
C llslllltl
y de Lt·tÍII, dou
Femt111tl<1 el Mtwro, pnmero de csrc uombrc, ir!{OIIIt' dt• Nctvarra; Do11 Smrdw, que "'""''
sobre Zm11t1r<1; D"'r Alouso, .SI'X Itl d1• esrc rwmbrc (Pamplona: Cario\ de l.Jbayen. 1615:
イセ、N@
Madnd: llenno Cano, 1797), p. 296: Flóre7, Rcyum c エセイゥャ£
」Nイウ@
l. 2 11 , y jo'é
María Q uadrado, l:SJ1<111tl, sus lll<lllltllletrltls y drlt' - su uarumlt•;:,t ¡• /risl<>nrl' Aslllritls ¡•
Lrtlu 1ed. rcv. ¡ (Barcelona: Cortczo. 1liS 5), p. セYT
Z@ si b1cn la rcsmuc1ón ep1gnífica ・セ@
.tún mjs ュ セ」ァオイ。@
que la del c:pn:afio de Sahagún Como en ot ro' cpÍ!,'Ta fe, \epulcrab
de セjョ@
h1doro de León. la mscnpción recorrería d perímetro dt' la losa. por lo アオセ@
no hay 'cgund.td 'obre la pamoón de líneas, que \Ólo \Cihla セNュ、ッカ。ャL@
pero <¡Ut'
no corrc,ponde a d"ha thspos1c1ón. No obst:tm e, me atengo a ella, pue\ rcwlt:t
。ュセGァ、ッ@
proponer cualqUier ot:r.l. Es t:tmbu!n lo m á' probable que donde las fuem<''
E.
leen 11.. d epígrafe ッヲイ・」Qセ@
セ@ AJemh de セエ・@
obvu fihac1ón texmal (ya apunuda por S.1lazar. 'Conmbuc1ón'.
p. 32!1), !.1 autcnuCidad del epitafio leonés tiene en セオ@ comra 'el doblt' d.lto セイョ」Zッ@
de que era hiJa tlel rey de Scv11la y fue rema con el nombre de h .tbd' (Gambra,
/ l [(ou.so 1 J, 1, 445. n 32). así como la aL1Senc1a de mencione' annguas dt• thcho
emcrrarmemo. freme a lo que sucede con el de Sahagún, ,egún 'e advwrtc en b ., nt.l'
prcmserta\.
EL'ísa
1 berh 11 do 1 lens pepe 1 rir 11 [uu 1 - uu 1 - \:.l]
La diástole de di.ilens por dolws en una tó nica no es menos
admisible q ue la sístole de la áto na inicial de イ」 Lセ ゥョ@
en la versión
transmitida, mjentras que el verso conserva ambas cesuras,
pentemímeres y heptemímeres. Ahora bien, esta redacción impide
identificar a la difunta , dado que úni camente pro porciona su
nombre de pila, lo que hace esta hipótesis muy poco probable,
aun sin contar con las pruebas previamente aducidas q ue indican
que el epígrafe no se realizó (para aplicarse seguramente en la
tumba equivocada) hasta la citada intervención de Sancho IV.
Surge entonces otra sospecha: qu e la lauda セ・@
inspire en un
epígrafe original, pero referido a una de las esposas legítimas de
Alfonso. C laro que para ello tendría que existir la posibilidad de
un error de identificación, pero eso sucede precisamente con la
reina Isabel. ho mó nima oficial de la concubina (aunqu e ésta,
como se ve, era usualmente conocida por su designación árabe,
sobre la que volveré en el apartado 7) . En efecto, la inclusió n de
una Elisnbcth rc,Rilla en el epitafio es métricamente perfecta:
ELisa 1 beth 11
re
1 gina do 1 lens 11 pepe 1 rit 11 1uu 1 - \:.ll
Como se ve, no sólo proporciona un verso si n licencias prosódicas
(frente a la ve rsión transmitjda y a la hipótesis anterior) y con
」・ウ
オイ。
セ@ tri emímeres, heptemímeres y eneamímeres, sino que
además podría restaurarse fácilmente. de acue rdo con las
posibilidades apuntadas arriba, com o
"' Adopto !J C\C.lllSIÓn garantizada por ャッセ@
hcx.1mecro' tle l'auhno dc Nola, C.muiua,
ed de W. von Hartcl, Corpus Scnptorum e」ャ・セQ。ュッ@
Launorurn, JO (Vu:na:
llocldcr, P1chler. t・ューセォケN@
1894). VI. 3 r: 'Eb!>lbcth pmca セQ ョ 」エッ イオュ@
surpe
tnromm', VI, 106: 'Eh..abeth. セョ」イオュア
オ ・@ gemm p1a uiscera pondu,·: VI, q r:
'Eh,,tbeth, longo <¡uae iam uenerabr.bs acuo'. Otra ・セ」。ュQョ@
po\lble. pero que aqu1
no crKJJa. es la de Hr/ls,íllérll, \'Ísta .1mba en el leomno transnundo por el Ovetense
y que イ・|ーッョ、セ@
al b'Tlego 'Ei..to-if3ET (c:f Lucas 1 5. 7, 1J, cte.). Una tercer.! parece
ser ャセ■ NQ」ゥ「イャ@
(con alargamtcmo de la tómca launa), que Pcnn, Otwllltblirou, V. 525a•
.tpoya con la ¡,>Tafia 'Ei..JÍoetf3Ei.. de una mscnpción griega (C/G, 1)866) y que tampoco
se acomod.1 a esto: contexto.
294
eャセ。@
1 beth 11 re 1 gina
do
1 lens 11 pepe 1 rlr 1perl 1 lrque 157
Abona 1guaJmente esta opción el que una d e las fechas po ibles
del deceso, según los datos del epígrafe, fuese el 12 de septiembre
de 1 107, pues, situándose los óltimos diplomas en que aparece la
reina en mayo de 1 ro7, muy probablemente ' Isabel falleció en la
segunda mitad de ese año' (Gambra, A[(o11so VI, 1, 474), de modo
que en mayo de 1 1o8 Alfonso Vl aparece casado ya con su última
esposa, I3eatriz. Se opone, en cambio, a este planteamiento, el
hec ho de que Lucas de Tuy sitúe claramente en San Isidoro de
León b sepultura de Isabel, aspecto que parece corroborado por
la existencia eu el Panteón R..ea l de la basílica de un epitafio
consagrado a la m isma: 58
ll(Íc) R(cquicscit) REGINA ELISABET, FILIA LVDOVICI REC.IS fllAN C IIE
vxo
1 A MORA I:AIDA, ENTRE H ISTORIA Y 11 Yt:NJJA
A. MON I'ANER 1 RU 1oセ@
i セ@
RFGIS ALFUNSI , QVI CIEPIT TOLETVM. OUIIT ERA M.C.X 1 .V.
Este epígrafe es, no obstante, apócrifo, ya que la filiación de Isabel
es errónea (como se verá en el apartado 6), y depende, al igual
que el epi tafio de Zaida en el mismo lugar, de una fuente
historiográfica, posiblemente el Tudense. No obstante, la f.1lsedad
de esta inscripción no implica la del sepulcro, que efectivamente
pudo hallarse allí y, en cualquier caso, es precisamente la creencia
(fundada o no) de que la otra reina Isabel estaba enterrada en
León la que pudo lleva r a pensar q ue el epígrafe isabelino de
Sahagún aludía a Zaida, opinión de cuya vigencia en el entorno
de Sancho 1V, pese a que su crónica atrib uya precisamente a
Isabel una de las sepulturas remozadas por el monarca, da cuenta
la Versió11 sa11rhi1111 de la Esrorin de Espniin. 59 A este respecto, ha de
n EstJ opnón ョセ@
a su favor, no \Óio la paronomasta prpmt - prnir (y.t vtsr.t en
C LI: 1334. v. 4), Stno el hecbo de que cou la otra enmtcnda scm:ínocamcmc postblc.
<•lliitqut•. IJ sílaba final de pcpt•rit. al 120 9uedar trabada. ptcrde \U carácter de largJ por
postnón, lo que daría un mvtable Elisa 1 bt'th 11 ré 1 ginj do 1 len\ 11 pepe 1 nt
(t)bi 1 ttqucl.
'" Para el texto, véamc Sandoval, Hmonn de los Rqrs tlr Cutll/11, p. 314. y
Quadrado, rhlllrias y Ú'ÓII, p. 494 (con las nusmas salvedades mdtcada.s en la not.1 54):
para \ll crínca. cf. Flórcz. Rc¡•rws Cathálica.;, l. 176: S.tlaz.tr, 'Contnbuctón', p. p8, y
G.unbra, , f/lomo 1'/, l. 47.1 y 474. De tonna algo mcomtstcntc (d.1do que él mú.t
el dccc'o de esta rema e n tto6), acepta la vcractdad de este eptt.tlio Retlly, T7u
kゥエHセ、ッュL@
pp. JW y 345.
w ¿Se tr.ltad enroncc\ de un error la menaón de ls,tbel cu l.t Cro11inr tic Sauclro 11 ,
qutú por lné\? Pero e' mucho aventurar. cuando tod.t esta cxphcactón resulta t.lll
htpoténc,l.
295
notarse que, independientemente de que Isabel estuv1ese sepultada
o no en San ls1doro, la inscripción de Sahagún ca rece de una
fóm1ula alusiva al enterramiento (Hic requicscit, Hic iacct, Hic cst
1111111tlatn o similar) y de la indicación de la era, algo raro en una
i nscripción sepulcral propiamente dicha, pero no en una de tipo
obituario, donde lo primero es improcedente y lo segundo usual,
pues el dato importante era el dia de la muerte, en el que
correspondía celebrar los sufragios que se hub1esen encargado por
el alma del difu nto. 6 Cabría, pues, que estuviésemos ante el
colltmfacflllll de un epígrafe necrológico dedicado originalmente a
la cuarta esposa de Alfonso V I, la reina Isabel, y retocado o
reesc ri to hacia 1286 para identificarlo claramente con Za ida.
La hipótesis es atractiva, en la medida en que numerosas piezas
encajan, pero no deja de ser bastante insegura, por el encadenamiento de conjeturas que exige. A fin de cuentas y partiendo
de una explicación セ・ュェ。ョエL@
cabe pensar que la inscripción
transmitida se compusiera nd hoc, en 1286 o poco después,
para aplicarse a una nunba que se creía era la de Zaida, sin serlo,
pero no necesariamente como una invenciÓn, sino a la vista
de un obituario de Sahagún en el que constasen los datos del
fallecimiento de la co ncubina de Alfonso VI (casualmente compatible , salvando la era, con los de la reina Isabel), adaptándolos
a la denominación e intitulación que ya se habían hecho tradicionales para el personaje. Así pues, por más gue se trate, como en
tantas otras ocasiones, de una elaboración posterior, no conviene
negar toda fe al epitafio sahagu nense, au nque tampoco dársela sin
°
más.
5· PROSOPOGRAFÍA DEL PERSONAJE HISTÓR ICO
Conjugando la infom1ación extraída de Pelayo de Oviedo,
el Chro11iro11 Florinrc11se, lbn Bas am y Alwansañsl, como las
únicas fuentes ceñidas con seguridad a la realidad histórica, y
subsidiariamente la que proporciona la inscripción funeraria de
Sahagún (e n lo que pueda tener de cierto), con los datos generales
'"' Para la dtfcrcncta entre las tmcnpc10nes セ・ーオャ」イ。ウL@
ュ、エ」。ョカセ@
del lugar de
inhum,lctón, y las necroló¡pcas, 'copias en ptedra de un ャ|GュッLセB@
ll Obrtuarrum de
un cemro 」ャセエNィ
エ 」ッGN@
véase Dur:ín Gudtol, 'Las inscripciones mediev,tles'. p. 47·
296
A. MONTANEU FRUTOS
LA MORA ZAIOA , ENTRE IIIST O RIA Y LEYENOA
de ese período, puede establecerse que Zaida 61 fue esposa del
príncipe sevillano Fatb Al.ma'mün b. ' Abbad y, por tanto, nuera
del célebre rey Al.mu'tamid b. ' Abbad de Sevilla. Siendo
Alma' mün gobernador de Córdoba en 109r , la ciudad fue sitiada
por un ejército almorávide comandado por Mubammad b.
Al.bagg. 62 Durante el aseclio, Al.ma'mün, como medida de
precaución , mandó a Zaida y a sus hijos a Almodóvar del RJo. En
un período comprendido entre la muerte de su marido en
Córdoba a manos de los almorávides, el 27 de marzo de 1091 (día
en que se tomó la ciudad) , y la caída de Almodóvar (ocurrida
antes del 22 de abril), 63 probablemente con escasa anterioridad a
esta última, Zaida debió de buscar protección, junto con sus hijos,
en la corte de Alfonso Vl,64 donde todos ellos se convirtieron al
cristianismo, セ ゥ・ョ、ッ@
ella bautizada con el nombre de Isabel. Por
esas mismas fechas, la princesa andalusí se hizo concubina del rey,
naciendo de clicha unión el infante don Sancho, llamado a suceder
a su padre en el trono castellano-leonés, pero caído adolescente,
también ante los almorávides, en la citada batalla de Uclés ( 1 108),
mientras que su madre habría muerto quizá de sobreparto (pero
no del suyo) el 12 de septiembre de 110 1 o 11 07, Siendo más
probable, a tenor del silencio de las fuentes y dentro de lo dudoso
de la noticia misma, el primer año que el último.
En cuanto al nacimiento del infante don Sancho, se ha supuesto
norn1almente que el parto aluclido en el epitafio sahagunense fue
e l suyo (a unque nada lo aseguraba, como bien notó M enéndez
Pida!, La Espaiia del Cid, u , 766). Además y pese a la citada
preferencia de don Ramón por la lectura feria V de Sandoval
Qustificada ahora por el metro), se había adoptado usualmente la
lectura feria lJ de Flórez. Habiendo sido lunes el 12 de septiembre
de 1093 , 1099, 1104 y 1110, se había considerado como fec ha más
セ。ャ Z@ 'Ce qui
probable la primera, según justificaba l← カ ゥMpイッ・ョ
pennettrait d'attribuer
l' Infant D. Sancho, lors de la bataille
d'Ucles, dans laquelle il trouva la mort, l'age d'environ quinze
ans, et no n celui de neuf ans, et rendrait ainsi plus plausible sa
malheureuse participation, en 1108, a la campagne des troupes
castillancs contre les Almoravides' ('Hispano-Arábica', p . 8). En la
misma línea argumenta Reilly que ' if we consider that her son
was ro die in the battle of Uclés in M ay 1 1o8, we are fo rced to
predica te as early a date as possible', habida cuenta de que 'the
risking of the onJy maJe heir of the realm on the field of battle
would eem unlikely before he had attained the age of fo urteen or
fifteen' (The Ki11,<?dow, p. 235). La otra opción posible, siempre
en el caso indemostrado de que se tratase aquí del nacimiento
de ancho, era datarlo en 1099 , como prefirió Flórez (Rey11as
Cathólicas, 1, 208 y 21 o). No obstante, eso significaría que el
•• Seguramente llamada en árabe Sayyidah Maryam o Mariyah, s1endo el pnmero en
realidad su tratamJento y el segundo su verdadero nombre, com o expo ndré con más
detalle en el apartado 7·
62
Tumma キ。セャ@
1layha )= tla qオセ「。エI@
ャセオ
G」。ュセ、
オ N@ bnu Ga「ャゥセ
ゥョ@ NキZQセ。ャ
ャ セ@
'alayha bnahü 1M a'müna bna IMu'wrudi fa aqama fiha 1la an qacalahu b1bang1ha
lmulanamüna' = ' Después Uegó a ella )= a Córdoba) Almu'canud b. 'Abbad y puso
al frente de ella a セ オ@ huo AJm,1'mün b. Almu'tamid, que pemm1ec1Ó en ella hasta que
lo mataron e n su exte no r los velados [1.e. los almorávides!' (lbn Sa'id Almagnbi.
Kirtill almu)lrib .fi !mltl Om。Lセイゥ「@
p. 6; cito por la edJCión accesible en línea en http://
www.alwaraq.com/mdex2.ht:rn?i= 158&.page=6).
13
' Lévi- Provent;al. ' HJspano-Arábica·, p. 6; Mcnéndcz Pida! , ÚJ Espatin del Cid, 1,
405; QS ッセ」 ィL@ Lns エセャ ュ ッイL ■ャゥ、 ・ウL@ p. 151. Según lbn Alha\íb, Al'i!•iirt1h .fi aLJ11ir c。ュゥエ\セィL@
p. 1!15, la caída de Córdoba se produJO en pleno verano de 10<) 1: ' Wan:izala
l'amiru Sirun ISbiliyata, dlirn IMu 'tamidi wa(:tac;lrata mulkihi : wanazala l'amiru
Mul¡ammadu bnu lf:laggi Qurrubata, wabiha lMa 'münu: wanj;i)zala Carrürun min
quww:id1h1 Rundata, wabiha rRac:li bnu lMu'tam1di. [... 1 Faduhilat qオイセ「。エ@
fi
Gunmda I'Jhirau 'ama arba'in watamanina wa'arba'im1'atin, waqurila rlUc:li waguliba
rn 'suhü ヲ。セゥ
。@ bih1 b1mar'an mm abihi' = 'El príncipe Sir asedió Sevilla, rc;1dcncia de
Almu'tamid y capital de su remo; el príncipe Muhammad b. aャセ。
ァ@
asedió Córdoba,
do nde estaba Alma'mün. y uno de sus generales, Carrür. asedió Ronda, donde 」セエ。「@
Arracji, hijo de Almu'tamid. [ ... 1 Y セ・@ entró en Córdoba en Cumada l';ihirah セ・ ャ@ año
cuatrooenros ochenta y cuatro 1= 21.07-18.oH.10<) 11, y fue muerto Arracjt, y \U
cabeza fue traída [se. a Scv1Ua] y se la paseó a la vista de su padre' セ」ゥエッ@
por la edición
accl><;ible en línea en http://www.alwaraq.com / mdex2.htm?1=5& pagc= 185: la
enm1enda cnrre corchetes es mía). Sm embargo, la mención de 1.1 muerte de Amc:li
md1ca segurnm.cnre u na confus1ón GZ⦅セョ@
la caída de. Ronda. que sí r udo セイッ、オ」
セ イウ・⦅@
en
lbn l::faldün, TanL4 p. 1949: W astunz1la awladulhul lMa munu
esas fechas. v・。セ@
mm Qu11ubata waYazidu rR.acji mm Rundata waQam1ünata, wastawli 'al:i y[ ョゥ G ゥセ 。@
waqaulahum' = ' Y fueron dcpuestos [sus) hijos Alma'mün en Córdoba y Yaztd
Arracji en R onda y Cann ona. se apoderaron de todas ellas y ャ ッセ@ mataron' (c1to por la
ed1ción acces1blc en línea en http://w-.vw.alwaraq.com / index2.htm?l= 1 16&page=
1949; la ennuenda entre corchetes es mia).
M Cabe, no obstante, que Za1da no cn1
zase la frontera hm:a b llegada de las tropas
env1adas po r Alfonso VI, al mando de Alvar Fá1iez. en ayuda de Almu'tamid, que
fueron darotadas junto a Almodóvar del R.io poco despues de la caíd.1 de Cam1ona
297
a
d 9 de mayo de 1 O<) 1, qmzá en JUlio de ese año (cf. Menéndez Piddl, ÚJ Espmia del
Cid, 1, 405 y 11. 766--67: Bosch. l..us ,l/morá11ides, p. 152). Esta opc1ón nene la ventaJa
de exphcar cómo pudo Zaida llegar a Toledo con セオ@ f.11111ha, burlando el cerco
almorav1dc; en セオ@ contra m ihta que el ヲイ。」セッ@
de la exped1c1ón llevó al cauoveno a
numerosos soldados castellanos, lo que no se compadece bJCn con la hu1da de la
ーョ
」[セ@
anchlmí
A. MONTANE!l
rfW TOS
I A MOllA /.AlOA, ENTRE HISTOiliA
infa nte tenía セ ャ ッ@ cuatro años cuando empieza a figurar en los
temprana.
diplo mas reales, en 1103 , edad que parece 、 ・ ュ。 セ ゥ 。、ッ@
En todo caso, la fijación textual del epígrafe impide por completo
relacio nar la supuesta fec ha de la muerte de Zaida con la del
nacimiento de Sancho, puesto que, com o se ha visto, el 12 de
septiembre sólo fu e jueve , durante el período considerado, en
II OI y 1I 07, fechas incompatibles con dicho alumbramiento, sin
que haya datos qu e permjtan precisar ninguna de las dos datas,
。L@ en virtud
pese a la preferencia de algunos auto res por la セ・ァ オョ、
de la ave nturada identificación de la concubina de Alfonso Vl con
su cuarta esposa legítim a, Isabel, hipótesis que come ntaré después.
Al marge n ya del epitafio de Zaida, Gambra (A{{o11so VI, 1, 486)
considera impropio que el último documento suscrito por el
in fa nte, el 14 de mayo de 1 L07, lo denomine aún p11er. 'Sa ncius
puer filius regis conf.' ,65 cuando el príncipe, de haber nacido en
1093, tendría ya cato rce años. Tampoco le parece apropiado para
esa edad que en la suscripción de un documento poco anterior, de
8 de mayo de 1107, aparezca ' Pelagius Femandiz pedagogus et
maiordomus infantis' (Gambra, Alfonso Vl, Il , 48 I, doc. I88).
Todo ello le lleva a concluir que Sancho nació entre I095 y L097,
temendo en la rota de Uclés entre o nce y trece año . Sin
embargo, como recuerda Salazar ('Contribució n', p. 32 I), la
p11enrw podía extenderse hasta los 17 años e incluso,
excepcionalmente, m ás allá. 66 Tampoco sería obstáculo el doble
cargo de Pelayo Fernández, pues a los catorce aiios no era el
príncipe tan mayor como para no tener ayo ni tan niño como
para no tener su propio mayordomo. En suma , estos elatos no
ayudan demasiado a aj ustar la fecha de nacimiento de Sancho, que
Salazar (p. 322) propone situar en 1094, fecha que vendría bien
por ajustarse a una edad compatible con que el infante se hallase
e
c.
•s Rcd.JCCIÓn 、セ@ la coptd
(Santiago. Archivo Catedralicio. Tumbo
fol. 119Jpuc\ 8 (Sam1.1go. Archivo Caredrahcio, Tumlk' A, fol. 11!} onurc pn:ct\Jmcnrc 1111rr.
aunque C p.m:n· rramnuur más fielmenre el ・セ」。イッャ@
(G.tmbra, ·1/f;.,,,, VI. 11, 4H tl!S (p. 41!5). doc. 1N9). Corrobora セエ・@
planreanucnro el エ・セオュッ@
del Toledano al
narrar la rota de u」ャ←セZ@
' rcx Aldcfonsus
-1 1111Sit Gar;J,\111 CU1111tC111 cum filiO •uo
Sancio .tdhuc pucro' (Dr rebus hゥ ウー 」セオゥ・N@
VI. 32, p. 216)
'·" v←。セ・@
f'éhx Gaffior, Drctiouumre fr•wcais-latul (París: ll.tcherre, 1934-; retmp. 1986).
イ h@ Cte.. Fam. 12, 25, 4.
p. 1274-b, qmcn sciiala como caso extremo el de 'Puer Zセイゥ
enfanr rcmarquable, déstgne Octave, qut a 19 am'.
r
Y
LI'YFNDA
299
en Uclés y con la posibilidad de que fuese hiJO natural no
adulterino (Alfo nso estaba viudo entre I093 y I095), lo que
cuadra mejor con su posterior legitimaciÓn. D e todos modos,
resulta posible cualquier fecha entre fines de I09I y I 095, aunque
las intem1edias resulten más probables qu e las ・クエ イ・ュ。
セN@
Esta reconstrucció n de los hecho es básicamente la admitida
por los historiadores modernos para la etapa inicial de la vida de
Zaida/'7 salvo que Menéndez Pidal (La Espmia del Cid, I, 405-o7)
acepta también parte de las infom1aciones proporcio nadas
por autores posteriores, de los que trataré luego, pese a su
obvio compo ne nte legendario. Más discrepancias han surgido
recientemente sobre la sin1ación de Za.ida con posterioridad al
alum bramiento de Sancho, comprensibles en principio, si se
descarta que muriese de dicho parto. Así, R eilly (The Kitl._(!dom,
pp. 338-40 y 344- 45) ha sostenido que Za1da acabó siendo esposa
legítima de Alfonso V I y reinó enrre m arzo de I 106 y la segunda
mitad de I I 07 con el nombre de Isabel, repartiendo así en dos
grupos las m encio nes diplomáticas de Elisabeth rcJ?ina en la
cancillería alfonsina, el primero de los cuales correspondería a la
Isabel ulrrapirenaica (1I 0()-{)6) y el segunda a Zaida ( I I06-o7)- Se
basa para ello en un documento privado gallego de 27 de marzo
de I 1o6, recogido en el T11mbo de Lorei/Zalla, cuyo escatocolo da
com o 'regnante rege Illdefonso in Legione ei usdemque H elisabet
regina sub m ari tali copula legaliter aderente' (p. 338), expresió n
que, a su ju icio, sólo tiene sentido ante la regularizació n matrimonial de un a セ ゥエオ。
」 ゥョ@
previa de concubinato. En su opinión ,
aqu élla se habría efecn1ado para garantiza r la sucesió n de Sancho al
tro no: 'The illegitimacy of Sancbo's bi rth and the religio n of his
mother had been rectified, so far as might be, by the latter's conversio n to C hristiani ty and her fomul recogn ition as his consort.
T he future of the dynasty [ ... J seemed assured' (p. 344).
''' l←カ
エ M ャG イッカ・ョセ。ャL@
' Htspano-Ar:ibtca', 'La "Mora Zatda'" y "Aii b. yゥセオヲ@
b.
Tiillufin', en Tiu Eucydopr1cdi11 t?f Islam, 1, Jl!9a-Jyol> (p. J<)Oa); Bo,ch, Los
nlmor.ú•idcs, p. 151; Juho González, Rcyoblacióu. l. 811-<)0; Gambra. Al{omt> VI. l. 9 1.
44o-45 . .¡.67. 475--'76 y 485; Miguel Angel L1dcro Quc\.tda, 'Camha y León', en
1listori11 de l!sJI<llla de .\lrueudez Pidc1/, ed. rev. thr. por J osé María j ovcr ZJmora, 41
vols (Madnd: Espasa Calpe, 1975-200)), IX: Lo rrrouqui51rl y r/ prt>W<I tlr dij"crrrro.10á11
f't>lfllrrl (10_15-1ZJ7}, coord. de Miguel Angel Ladero qオ」セ、。@
(199H), 4y-216 (p 120);
Jo'é Marí.1 Mínguez, A{{ouso 1"1: poder, expa11sióu y rt'Ot:J/<IIIIZclCÍ<ÍII iulrnt•r (llonibrribia:
Nerea , 2000). p. zセ ャ N@
300
301
A. MONTANER FHUT OS
LA MO RA Z AIDA, ENTRE HI ST O RIA Y LFYENDA
Este planteamiento, que Ladero califica de 'hipótesis
poco verosímil' ('Castilla y León', p. 2 13), resulta en realidad
extremadamente problemático. Ame todo, hay que dej ar claro
que la legitimación del heredero no exigía el matrimonio del
monarca con la madre de aquél,68 la cual , como recoge el testimonio de Alwa nsañsi, se había conve rtid o junto con los hijos
habidos de Alma' mün , lo que apunta claramente a fec has
inmediatas a su recepción en la corte castellana y no a una tan
tardía como r 1o6. Por último, tal enlace hubiera exigido la
mu erte de la Isabel anterior, que sólo aparece consignada en su
epitafio apócrifo de San Isidoro de León, ya transcrito, do nde se
fecha en 1 107, lo qu e contradice esta hipótesis. La otra opció n es
que mediase su repudio, como prefi ere R eilly, pese a que nada
semejante dicen las fuentes. Antes bien , una do nació n de la reina
doña Urraca a la C atedral de T oledo en 1 r 1 5 deja claro (como ha
subrayado Salaza r, 'Contribución ', p . 327, n. 94) qu e hubo una
sola Isabel esposa de Alfo nso VI : 'sicut ea m habuerunt et
tenuerunt regine uxores patris mei, sci!icet Berta, Isabel atque
Beatrix et sicut ego illam inueni et possedi post dicessum patris
mei'. 69 Por otro lado, según se verá luego, el primer testimonio
que presenta con seguridad a Zaida como esposa y no como
concubina de Alfo nso VI (más allá del dudoso pasaj e del Liber
Reg"'" y de las ambigüedades de Jiménez de R ada) es la Versión
sanchina de la Estoria de Espmla, de 1289. En esta tesitura, parece
más adecuado interpretar ese aislado diploma aceptando que 'su
carácter es más bien ornamental y Hterario' (Gambra, A lfonso VI,
I , 475, n. 153) y que carece, por tanto, de las repercusiones que le
atribuye R eilly, quien, por otro lado, se contradice al respecto
(co mo subraya el mismo Ga mbra), pues previamente había
admitido la veracidad del epitafio de Sahagún y su vinculación
con el nacimiento del infa nte Sancho en 1093 (TIu• KinJ¿dom,
pp. 240 y 248), lo que situaó a la muerte de Zaida el 12 de
septiem bre de dicho año. En todo caso su aceptación de la lección
feria sewnda, aun sin referirlo a rucho alumbramiento (co mo hace
""Cf. j・ウセ@
p.
V
L1hnde Abadía, Dcrrc/ro lristónro cspattol, la cd. (Barcelona: Anel. iYセIL@
.j40.
セ@ Cico por José Antomo García LuJ:Ín, pイセエゥャ」jAos@
del patrimottio de la S. l . C. P
(Granada: el autor, 19R2), 11, 28, doc. 5·
14ÓZ): fimrwciótt
<1
reales de In Catedml dr Toledo (to8frtrat1és de las rforwáottes rct1les. 2 vols
en la p. 234), excluye la muerte de Zaida en 11 07, según se ha
visto. 70
En su estudio, R eilly (TI1e Kingdom, p. 339) rechaza la
posibilidad, bastante na tural desde esa asimilación onomástica, de
funclir defini tivamente en una am bas Isabeles, basándose en la
autoridad de Pelayo de Oviedo, que distingue netamente Jos dos
personajes. En cambio, otros auto res han postulado últimamente
que la penúltima esposa de Alfo nso VI fu e una única Isabel y que
era la misma Zaida. 71 El más reciente, Martínez Diez, resume así
su planteamiento : ' Años después, el 1 1oo, esta mora Zaida,
habiendo abrazado el cristianism o y siendo bautizada con el
nombre de Isabel, contraeó a matrimonio con el rey Alfo nso,
convirtiéndose así en la reina Isabel. Su hijo Sa ncho, legi timado
por este matrimo nio, pasó a ser póncipe heredero' (p. 12 r).
La carga de la prueba, no obstante, se la deja a Sa!azar
('Contribució n ', pp . 323- 28), cuyos argumentos en pro de esta
identificación se basa n en la suscripció n de un cliploma privado de
25 de feb rero de r 103, confirmado po r la pareja real y el infa nte
d on Sancho : 'R egnante Adefonso rege in Toleto et in Legione,
una cum coniuge sua H elisabet regina, conf. 1... ¡ Santius proles
Adefonsi regís con(' ,72 y en la de 27 de marzo de 1 1o6 ya ad ucida
711
Ahora queda claro que la fec ha セ■@ podría セ・ イ@ el JUeves I2 de sepuembre de II07,
dado que la lección corrccm parece ser [ena 11, セ」ョ@
la cramcnpciÓn de SJndoval. Dt·
fonna incohercmc con su previa dataciÓn del epl{afio e n IO<)J , pero perseverando en
d error (ya comentado) de fec harlo u n 13 de scpucmbre, Reiiiy md1ca que 'An
mscnpnon al Sahagún, w here Zaida was buricd, dates her dcal11 to Scpu:mbcr I 3 bur
lacks the year. [.. セ@ lfthe mscription was m isread 。セ@ a 11 for a VI, Scprembcr IJ was
p. 339, n. 46).
a Fnday in II07' (Tire kゥエLセ、ッュ@
71
S.1lazar y Acha, 'Conrribución', pp. JlJ-28, y cuadro gene.tlógico inserto en
de este autor, pp. I5l y 2IJ,
Ladero, 'Castilla y León', pp. 56-57 (aunque la ーッセエオイ。@
es más b1en escéptica); Márquez de la Plata y Valero de Bcmabé, Rt•Jttas mcdit1'alc.<
t•spmiol<tS, pp. 99 y I I4-I5; Gonzalo Martínez Diez, A!fottso VI. wior dd Cid, イッエアュセ\ᆳ
ttldor tlr Toledo (Madnd: Temas de Hoy, lOOJ), pp. I21, I66, I7 I. 2I7-I8 y 227
72
Coleccióu diplomática del mottastcrio de Salral/tÍtt (85?-llJO), 111: 107.)1109. ed. de
Marta Herrero de la Fuente, Fuentes y eウエオ、
ゥ ッセ@
de HistonJ Leonesa. 37 (León:
Cenero de Estudios e InvestigaciÓn ' an Isidoro'; Ca;a de aィッイセ@
y Monte de
Piedad de León; ArchiVO H IStÓrico Diocesano, I9RR), pp w-.¡J, doc IQ92. En
rcahdad, el documento más anoguo que confirman JUnto a aャヲッョセ@
V I tamo la rema
Isabel como el rnf.1nte Sancho es un mes anterior, del 25 、セ@ enero de IIOJ, susc:mo
'Ego a、」ーィッョウオセN@
Toletam 1mpcm rex. quod fec1 confirmo. Ehsabet rcgma quod
dommus mcus rcx feclt confimto. [ ... 1 Domnu' Sancius mfans quod pater fecil
confirmo' (Gambrn, Aljimso 1'1, 11, w. doc. I70).
JOJ
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA L.AlDA, ENTRE IIISl ORlA Y 1 LYLNDA
por R eilly (p. 338). R especto de la segunda, sostiene, com o este
auto r, que 'sólo puede tener sentido en el caso de que, con
anterio ridad , dicha R eina hubiera estado unida al mism o R ey de
fom1a no legal' ('Con tribución', p. 325), mientras que la primera
le hace supo ner que los suscribiemes son los padres y el hijo, 'si
no fu era así, ¿cómo consiente la R eina la presencia de Sancho,
con ínfulas de heredero - en detrimento de sus propiOS futuros
hijos si éste fuese sólo el hijo de una concubina mora?'
(p. 324).
Este último argumento depende por entero del peso que se le
quiera o torgar a doña Isabel en la política regia del mo m ento. Ésta
atravesaba por un momento deli cado y las pretensio nes de los
yern os del rey aconsejaban a éste afianza r su autoridad mediante la
designació n de un heredero. 73 En esta tesitura, es poco probable,
po r un lado, que el rey, ya sexagenari o, esperase el nacimiento de
un nuevo varón y, por otro, que las aspiraciones personales de la
reina pudieran contrapesar la oportunidad política de la decisión.
Así pues, resulta eguramem e irreleva nte que a la reina le pudiese
gustar o no el creciente papel de su hijastro, cuando se impo nía la
razó n de estado . D esde luego, esto no gara ntiza qu e Isabel y Zaida
sean personas dtstintas, pero reduce al mínimo el peso de este
argumen to para identificarlas. En cuanto a la suscripció n de 1106,
no sólo puede objetarse lo mismo qu e a su e mpleo por Reilly,
sino que cabe añadir la falta de o portunidad (y m ás en un
documento pri vado qu e los reyes hacen el ho nor de confirmar) de
aludir a un previo estado de concubinato seis años después de la
uni ón matrimo nial. Se hace, pues, necesario dt:scartar una posible
relevancia para el caso que nos ocupa de las susc1ipciones
conjuntas de la pareja real y del infante, así como considerar el
dipl o ma de 1 1 o6 como una m era alltplijlmtio retó rica de los
habituales caniux, uxor o dilectissima 11xor emplead os por la
cancillería regia, a fin de solenuúza r la intervención de los
m o narcas en el documento. Finalmentt!, otro aspecto subrayado
por Salazar ('Con tribución', p. 324), y en el qut: Martínez Diez
pone especial énfasis es que el matrimonio con Zaida- lsabel se
ex-plica con el 'propósito de legitimar aJ hijo de ambos' (A[{o11so
VI, p. 171; y e( p. 1 66). Sin embargo, se trata de un argumento
circular: Sancho se legitima porque Isabel es Zaida y Zaida es
Isabel porque Sancho se legitim a. Siendo así q ue la legitimación
no exige el previo enlace de lo padres del hijo natural, como
queda dicho, la fuerza de este razonamiento es mu y escasa.
Frente a lo discutible dt: estas interpretacio nes, se ha de recordar
que Pelayo dt: Oviedo, contemporáneo de Alfonso VI, separa
claramente las 'v uxores legitimas', entre las que cuenta como
cuarta a Isabel, de las ' duas concubinas', de las que la segunda,
como se ha visto, fu e Zaida (Cró11ica, pp. 86-87). 74 Sa lazar
considera, no o bstante, que 'no hay en él nada que impida la
interpretació n que nosotros propo nem os' (p. 325) y que 'al texto
de don Pdayo, confuso en este punto, sólo le faltó, para deshacer
todo posible equívoco, el haber hecho mención de que Zaida
¡... ¡ era la misma Isabel mencionada arriba como cuarta mujer,
cosa que no le pa reció oportuno aclarar[,] puesto que todo el
mundo en su tiempo lo sabía' (p. 326). La última frase es una
inatendible petitio pn'11cipii, núentras que la interpretación del
conjunto resulta bastante forzada. En efecto, el texto del Ovetense
no presenta ambigüedad alguna, ya que, como q ueda dicho,
separa con total nitidez unos personajes y otros. Es más, la manera
en que se refiere a la cuarta esposa, señalando su prole: 'quartam
H elisabeth, ex qua genuit Sanciam coniugem com.itrs R oderi ci, et
Gcloiram quam duxit Rodericus Dux C icilie', implica claramente
que se trata de un personaje distinto de la segunda concubin a, con
su propia descendencia: 'posterio rem nomine Ceidam 1. .. ¡; ex
hac genuit Sanci um' (Pelayo de Oviedo, Cró11icn, pp. 86-87). Esta
interpretación queda corro bo rada por d pasaje citado arriba del
también coetáneo Chronicon Floriacl'/lse, que presenta al inf:·m te
Sa ncho en 1108 com o 'filio, quem de Sarracena pueiJa nobi lissima
pri us baptismo abluta susceperat' (RHGF, X II , 7), lo que sería
302
.l RCJily, TI1r kゥイセ
Nセ、ッ
ュN@
pp. 327-44; Ladero. ·cmilla y León', pp 124-2(j; Mínguez.
ri[(!IIIS<I 1'/. pp. 24')-53: Martínez Diez, Alfc!IISO r '/, pp. l(j(>-72 y 227
74
Y a Flórcz acud1ó a un cmeno pareJO para rcfuur una mterprcCJCJÓn s1milar de
Pclhccr: ·Pero de aquél JUICIO resulta otra comequenc1a, que es aphc.u .1 la Zayda
roda' la, l-.;cnruras y documentos que tencmm con nombre de b.tbel, [... ] lo que
nad1c concede a la Llyda 111 puede concederse. en virtud de lo'> Jnuguo' y modcmo,,
qut: ponen pcnúlunlJ mugcr a Isabel, chver;a de la Zayda; y no es lícito negar
rcdond.uncnte a lo' anuguos, quando no se convence lo comrano' (Rcyii<1S CtitiJÓ/ICtiS,
1, :!lQ-:!1).
J04
A. MONTANER FRUT OS
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LLY ENDA
impensable si esa Sa"acena p11ella hubiese pasado de ser su
concubina a su legítima esposa y reina. Es preciso, pues, mantener
diferenciados ambos personajes y sus respectivas relaciones co n
Alfonso VI.
Tampoco Lucas de Tuy, en su Chro11icoll Mr111di (c. 12]2-40),
IV, 69, se aparta apenas del Ovetense al tratar de Zaida, por
más que amplifique sus datos e n IV, 7 1 con un relato de corte
legendario sobre la entrada de los almorávides en España:
6. HAC IA LA AMPLIFICACIÓN HISTORIOGRÁ FICA
Habutt etiam duas concubinas nobi lissimas, priorem Xemenam
M unionis ¡... J. Posteriorem quoque rex Adefonsus habuit nomine
Zaydam, filiam Benabet regís Sibilie, ex hac genuit Sancium, qui fuit
morruus in lite de Veles. (p. JOJ)
H asta aq uí se h a visto lo que la historiografia moderna puede
estab lecer con seguridad; a partir d e ahora entramos en el terreno
pantanoso d e lo incierto. A este pro pósito, cabria suponer que la
relac ió n e ntre don Alfonso y Zaida se rodease rela tivamente
pronto de un hal o d e leyenda, po r la extrañeza qu e en los siglos
X I y XI I podía ca usar la vin culación d e un rey cristiano con una
princesa andalusí, aunque este tipo de enlaces mixtos no había
sido raro, por ca usas políticas, durante el período de esplendor del
estado único en Alandalús, e n los siglos IX y X. 75 No obstante, la
Chronica Naicrcnsis, Ill, 22, tan proclive a acoger tradiciones
épicas, en lo referente a Zaida sigue aún a P elayo de Ovied o casi
al pie d e la le tra, sin añadir ningún detalle legendario sobre la
misma, aunque sí se explaya sobre la batalla de Uclés, ap ortando
una noticia etimológica procedente, sin d uda, de la historia oral:
Habu it etiam duas concubinas, tamen nobilissimas: prima fuit Xemena
Mumoz [...]. Posterior fuit nomine Zeida, filia Auenabeth regís
H yspalcnsis, que baptizata Helysabeth fuit uocata, ex qua genmt
Sancium, qui occisus est in Lite de Ocles, era MCLXVI , VIUO kalendas
lulii, in die Natiuitatis Sancti Iohannis Babtiste, ubi etam occisus est
comes Garsias de Grannio ne, cognomen to C rispus et sex alii conutes
cum eo. Vndc promontorium illud ubi occisi sunt, propter scptem
comites ibi interfectos, Septem Comitum nominatur.7 ('
75
Baste recordar que uイNセ」。L@
e<iposa de Fruela 11 de León (924-25), pertenecía a la
importante fam1ha zaragocí de los Banu Qasj. Bien es verdad que es más frecuente el
caso uwer;o, es decir, el de una dama cnst1ana entregada por esposa a un gobcmautc
andalusí, como fom1a de afianzar una alianza. Es d caso de Assona, hija del rey
pamplonés Íñigo Amt.l, casada a mediados del siglo IX con otro m1embro de los
Banu Qasi, Miis3 q. Müsa (wa{i de Huesca y tatarabuelo de la Citada Urraca). o el de
su セッ「ョ。@
met-a Onncca (o lñaga) Fortún, esposa del cm1r 」ッイ、「セ@
'AbdaUah y
。イNセ
ャ Zオョ。@
111, el pnmcr calif.1 de Córdoba.
abuela, por tanto, de G a「、
76
Chnmica Hüpa11a saecuh X II , Pars 11: Chro11ica 1\'aierrnsis. ed. de: Juan A. Estévez
Sola, Corpus C hrisnanonam; Contmuatio Mcctiacualas, 7 1 A (fumhout: Brepols,
1995), p. 179. El texto de la l\'aierr11sis retoma el leonmo del Ovetense, pero, al
セュエゥイオQ@
uoritattl por uorata, lo hace pasar de cuanmanvo a acentual.
305
C um igitur rex Adefonsus regnaret securus, cum tantis prosperitatibus
acccptt fi liam rcgis Benabet, ut premissum cst, quasi pro uxore et genuit
ex ea Sancium . Deinde habito consilio cum I3enabet euocauit ad
Yspanie partes, barbaras transmarinas gentes, que Almorabidcs siue
Almophades uocantur. Putauerat e nim rex Adcfonsus quod predicte
gentes pugnarent cu m ceteris Sarracenis ct mutuo gladio barbari
delcrentur. Sed ipsi Sarraceni Almophades partim gladio, partim consilio
ipsos Yspanie Sarracenos in suam concordia m redegerunt j ••. ]. Primo
regem Benabet occiderunt, eo quod esset occulte C hristian us et regi
Adefonso nimio amore coinunctus. (pp. 305-o6)
En la versión romanceada del Chrouico11 1111111di ambos pasaj es
rezan:
E de la otra [concubinal. clamada Zeyda, filla de Benabeth rey de
Sevilia, engenró Sancho, qui murió en la guerra de Uclés. j ... ¡
Pues como el rey AJdcfonso regnás seguro en tantas prosperidades, priso
la filia de Benabeth quasi por muller e cngenró de ella Sanchio. E aprés,
havido consello con Benabeth, fizio venir en Espanya las gentes bárbaras
de Ultramar clamadas almorábides o almofades, porque se cuydava que
se batallassen contra los otros moros. Mas los moros almofades, en
partida con cuchiello e en partida <con> con[s]ello, retomaron en
concord1a con los otros moros de Espanya j .•• ] E mataron primerament
el rey Benabeth, porque era escondidament christino e muyt grant
amigo del rey AJdefonso. 77
77
Lucas de Tuy, CllroiiJCOII 1111111di {romanzado como Cnimca dd Tudense, traducciÓn
del siglo XIV amp1ciada por Ju}n femández de He.rectia), セエッ」ャュL@
Kunglaga 13ibliotcket, MS. D 1272a, fols 97 -98 ; tr.mscr. de 1\.csana af Geuerst.lm )
Cynthia M. Wasick. en Atlmyte 11. cnúm. 1786; suplo con ant1lambda la ev1dente
haplografia de lclll.
。イァッョ」セ@
306
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA ZAJDA, ENTRL lnSTORIA Y 1 fYfNOA
Se repite aquí la co nfusió n del vinculo fa mihar de los dos
personajes andalusíes y se matiza el co ncu binato empleando el
eufemi mo quasi pro uxore (como ha hecho notar Gambra, Alfonso
VI , 1, 442). No parece casual que esta expresió n se inscriba en el
marco de una versión fantaseada de la entrada de los almorávides
en España. De ofrecer el Tudense un texto semejante al del
Toledano (De rebus Hispmlie, VI, 30): 'Et de consilio soceri
Auenabeth uoca uit ab Affi-ica Almorauides' (p. 214), ca bria pensar
en la errónea interpretación d e una fu ente árabe referida a
Almu'tanüd b. 'Abbad,711 qui en efectivam ente recla m ó la ayuda
de los almorávides (que se acabó volviendo en su co ntra), 79 en la
cual apareceria como suegro HセゥィイIL@
no d e Alfo nso VI ( 'i11da m'yi
セゥ ィイゥャ
IL@ si no de Zaida ('i11da ra'yi Nセゥィイ£IL@
y en la que ra'y se
habría to mado en la acepción de 'consejo, parecer' y no en la
adecuada de 'decisión'. Sin tal dato, la versión del Tudense se
explica mejor com o una mera acomodación de la auténtica
petición de auxilio de Almu'tamid a la errónea filiación de Zaida,
sin mayor componente imaginativo que deducir de ese enlace que
el vínculo de ésta con Alfonso iba más allá del mero concubinato
y que, en consonancia, entre el rey sevillano y el castellano había
una estrecha amistad e incluso que el primero se había convertido
en secreto, lo que explicaría el enlace de una hija suya con un
monarca cristiano. La ex-pansió n posee sin duda un to qu e de
leyenda, pero (pese a una opinión bastante extendida)110 éste no
parece aquí fruto de la tradició n, sino de la pura especulación
historiográfica.
Ha de notarse que algo parecido sucede con la noticia sobre
Isabel, la cuarta esposa de Alfo nso, a la que la Clmmica aiere11sis,
IV, 22, todavía presentaba igual que Pelayo de Ovied o: 'quintam
Helysabeth, ex qua genu it Santiam uxorem cornim Roderici
et Geluiram, qua m duxit Rotgerius, dux Sicrlie' (p. 179), pero a
quien el Tudense, Clmmicotl 1111111di, IV, 69, atribuye una ftliació n
concreta: 'Quartam quoque duxit nomine Helisabet, jlliam Lodoid
re.eis Fraude, ex qua genuit Sanciam, coniugem comiti\ Roderici,
et Geloyram, quam duxit Rotgerius, dux Cecilie' (p. 303,
subrayo), que repi te en IV, 72: 'Regina uero Elisabeth e ius lLXOr,
Lodo id Fmi/COrtt/11 regís .filia, Legione in ecclesia sa ncti Y sidori
sepulta quiescit' (p. 309, subrayo). Se trata de un dato erróneo, ya
que, aunque Luis Vl de Francia (nacido en 108 1 y rey de u o8 a
1 137) fue parcialmente coetáneo de Alfonso V I, una hija uya no
' que cmco
.
' pod'd
h ab na
1 o tener en 1 1oo mas
anos,
a 1o sumo. 8 1
Salazar, 'Contribución', p. 326, supone a este respecto que 'Lucas
de Tu y [... 1 completa la distorsión de la real idad y, aunque sigue
también el texto pelagiano, al citar a la cuarta esposa, interpola,
¿con mala fe?, las siguientes palabras: hija del Rey Luis de Fra11cia',
llegando a calificar la indicación del Tudense de mentira
intencionada y de 'burda maniobra' de falsificación histórica.
Sin embargo, tal acusación no tiene más fundamento que la
inviable identificación de la reina Isabel con Zaida, como se ha
visto. E mucho más lógico pensar que a don Lucas le llegó la
noticia de que doña Isabel era de origen ultrapirenaico (quizá
borgoñona, como argumenta Reilly, T/11! Ki11gdo111, pp. 296--97) y
que a partir de ahí supuso que dicho origen tenía que remitir a la
casa real francesa, representada por Luis Vl. 82 Que el Tudense se
fijase, con cierto error cronológico, en este mo narca y no en
Felipe 1 (106o-1 108) se debe, sin duda, a que desde 1108 hasta
L240 habían reinado cuatro Luise (con el solo paréntesis de Felipe
Au gusto, de JI So a 1 123), que fu ero n, además del citado, Luis VII
( r 1]7-80), Luis Vlll (1223-26) y Luis IX el Santo (1226-70).
307
7
" A'í Gambra. Al{imsr• 1'1, 1, Hl, cons1dera, aunque: セ ュ@
aporur ーイオ・「。セN@
que セ^ウ」ッ@
daros podrían tenc:r 'procedencia JU0aresca J...¡ aunque en escc caso セ オ@ ongen podría
ィ。ャセ」@
en fuentes mmulmanas cardías·.
"' E. LéVJ- Provcn,al, 'Al-Mu'camid', p. 767ab; Bo'Ch, Lo.1 aiiiiOr,ÍI•<drs, pp. rJo-JI.
'"' Procedcncc de Ramón Mcnt!ndez Pidal. 'La Cróuira g」イセNャ@
dr E<[lmin que mandó
componer Alfonso d Sabio', en sus Eswdios luemnos, Colccc1ón Amcral, 28 (Madrid:
eウー。セMc
ャ ー・L@
193!!; re1mp. 1973), pp. 111-56 (p. 1.p) (pubhcado pnmeramente en
ャッセ@
DIWirS<IS lrídM 11111r /11 aイセ、」ュゥ。@
dr la lliswria e11 ¡,, reCC[IfÍÓII dr do11 Rmmm i\leuéndrz
Pid,lf, rl día z1 de mayo de 1916 (Madrid: Real Acadetma de la 1 listona, 1916),
pp. J-58)
Re11ly. T11c kュセ、イ^N@
pp. 296-97: Gambra. l' ll{oll.<t> 1'1. 1, 472-74.
セ@B D.1do que don i..uc.ts c1ca exprcsamcme el sepcho de 1.1 rcnu habcl en ')Jn Isidoro
de León. cabría l.l postb1hdad (dt·fendJda por R erlly.
kュセ、エ^L@
p. :!96) de que se
ha.sasc en el epitafio de 」セ。@
scpulmra, que camb1én recoge d1cha fi hac1ón, como セ・@ ha
se parece
V ISCO en el .1p.1rcado 4· No obsrancc, dado que d ccnor de C\c: 」ーᅪAセュヲ・@
mu,ho JI ambtndo a Za1da en el mismo panceón y que é\tc procede sin ducl.1 de una
fucme próxun.1 .ll Tudense, セ」ァョ@
queda d1cho, resulta m.h probable que l.l
111fluenc1.l v.ty.t r.unbu:·n en este caso del h1stonador al laptCJda 。ョエ・セ@
<luc .t 1.1 mvcrsa.
MI
nu·
JOS
A. MONTANER FRUTOS
LA MORA 7.AIDA, ENTRE HI STO RIA Y LEYENDA
Puestos, pues, a citar a un rey de Francia, para Lucas de Tuy y sus
coetáneos éste sería, naturalmente, uno con dicho nombre. Este
tipo de deducciones dadas por ciertas (o de asunción como
verdadero de lo simplemente verosímil) es un fenómeno que se
da incluso en la histo riografia, metodológicamente mucho más
estricta, de nuestros días, y no debe extrañar que se produzca
tanto en el caso de Zaida como en el de Isabel, entre otros que
podrian rastrearse por el Chro11ico11 1111111di. Por lo demás, no es algo
en absoluto privativo del Tudense, sino un mecanismo habitual
guc, en el caso de la histo ria de Zaida, veremos aparecer de nuevo
en el curso de su difusión historiográfica.
Al 1nismo error de filiación transmitido por las fuentes anteriores
7· LA LEGENDARIA VERSIÓN DEL TOLEDANO
Pocos años después de la obra de Lucas de Tuy, en los aledaños
de 1243 , Rodrigo Jiménez de Rada ofrece una visión más
legendaria (o, para ser exacto, más fantasiosa) del pasaje
correspondiente al ChrotliC0/1 1111/lldi, rv ' 7l, en De reblls Hispallie,
VI , JO, pp. 214-15:
Momus autem uxoribus guas habuerat succcssiuc, Agnete, scilicet,
Constancia, Berta et Helisabeth, duxit Ceydam filiam Auenabeth
principis Hispalcmis, que postea baptizata dicta fuit Maria. Hec audins
magnalibus Aldefonsi, licet non uisum, uehementl tamen destderio
adamautt, adeo ut fidem Christi susciperet et castra, que sibi pater
dederat, regís Aldefonsi dominio manciparct. Castra autcm que uiro
dedit sunt ista: Caracuey, Alarcuris, Consocra, Mora, Ocama, AurcliJ,
Vclcsium, Opta, Amassatrigo et Conca. Et susceptt ex ca filium qui
Sancllls uocabatur, quem comiti Garsie de Capra dcderat nutriendum.
Et de consiho soceri Auenabeth uocauit ab Affrica Almorauidcs, qui in
gente Arabum tenebant tune tempons princtpatum, ut corum auxilio
uteretur contra Arabcs c1smarinos. Set in contrarium res euerut; nam
cum tpsi 111 magna multitudine cisfrctassent, cepenmt Auenabeth ¡,rrauius
infestare, adeo quod eum in quodam prebo peremenmt; reputabant
cnim cum, qu1a filiam et castra Christiano dcderat, C hnsuanum.
C umque Wandalucii eorum potenciam perpendtsscnt. ad tnuicem
tractauenmt quid esset gracius aut Chnsttanomm parcos aut camelos
Almorautdum custodire. et secte sue zelo comoti scrutre aャュッイ。オゥ、エ「セ@
elegcrunt. Et ex tune ultramarint et cismannt sub unius regís regimmc
seruierunt.
cristianas y q ue, sin duda, está en la base del definitivo
desplazamiento de este episodio hacia el ámbito de la leyenda, se
suman aquí diversos datos ajenos a los testimonios previos,
algunos de los cuaJes resultan claramente ajenos a la realidad
histórica. La cuestión es, entonces, establecer su origen y
detenninar su fiabilidad. En general, la postura prevaleciente en
cuanto aJ primer punto es de nuevo la de Menéndez Pidal, 113 es
decir, que estos datos proceden de una fuente épica. Respecto del
segundo, don R amó n o torgó credibilidad a alguno de ellos, en
especial el relativo a la entrega de las fortalezas toledanas,
negándosela a otros, m.ientras que la o pinión hoy común es
rechazar todo lo que en Jiménez de Rada va más allá de la
infom1ac1ón dada por Pelayo de Oviedo, incluso aunque coincida
con Lucas de Tuy. De todos modos, se hace necesario analizar de
nuevo por separado los distintos datos in troducidos por don
Rodrigo, antes de intentar zanjar la cuestión.
Un primer elemento relativan1ente innovador en su texto es la
aparente conversión de la concubina en esposa legítima. Según
Menéndez Pidal, 'El Toledano debe asignar esta calidad de mujer
legítima a la hija del rey de Sevilla, guiado por el Cmllar de la mora
Zaida' (La Espmia del Cid, 11, 762). Sin embargo este aserto no se
ba.sa en el pasaje transcrito arriba, sino en el texfrts recept11s de las
ediciones de Jiménez de Rada, donde Zaida aparece citada en un
pasaje anterior, De rebus Hispanie, V l, 20: 84
Hic habuit quinque uxores successiue legttimo matrimonio sibi iunctas.
Prima fuit Agncs: secunda Constan tia [... j: tenia Berta ex Tuscta
onunda: quarta Elisabet [.. .]. Quinta Beatrix ex partibus Gal!icanis.
Ha/mil etia111 alia111 11xorem q11ae Ceida, postca ,\/aria, .fitir diaa. Habuit
concubinas, una diccbatur Semena Munioms.
ctiam duas ョッ「ゥャ・セ@
No obstante, se trata ó lo de la adición marginal de un testimonio
de principios del siglo XIV, el MS B (Madrid, Biblioteca
セG@ Mcnéndcz Pulll. 'La Cr<11ucn Gml'Taf, p. 2.p. y La Esparw dd Cid, l. セ ッウM\^N@
762 y 7fl5.
y 11,
S< Cito por ltodngo jmlénez de Rada. Oprra prncciprltl, ed. de rr:lllCl>CO de
Lorenzana. en PP Tolrtmwnmr quoquot rxtc1111 Oper<1, 111 (Madnd: J oaquín ャ 「。イNセ@
r793; ed. f.1cstm. con índices de M.' Desamparados Cabanes Pccourt, Textos
Medtev.1les, 22 (Z.u.1goza: Anubar. 19R5). p. 134••1> (subrayo).
311
A. MONTANER FRUTOS
1 A MORA /AJDA, ENTRE HISTORIA Y 11 VENDA
Universitaria, Cód. 143), donde presenta además un colon
mutilado en las ediciones, de modo que la frase entera reza
'H abuit et1am aliam uxorem que Ceida, postea Maria, mutato
nomine, fuit dicta' (De rcb11s Hispartic, VI, 20, p. 202, in
appamttt). 85 En consecuencia, la atribució n de este dato al cantar
supuesto por Menéndez Pida! queda sin fundamento; ello sin
contar con que, aun si el pasaje fuera auténtico, no se ve razón
alguna para suponer que esta conversión de Za 1da de concubina
en legitima esposa tuviese una fuente épica, cuando ya se venía
apuntando en las fuentes hist01iográficas desde el Liber R l?,{!lllll,
como se ha visto. El caso es que en la redacción o•iginal de
De reb11s Hisprmie, VI, 20 (capítulo basado directam ente en el
Tudense, Cltr01tico11 mtmdi, IV, 69), Zaida no apa rece ni entre las
' uxore succesiuo matrimonio sibi iunctas' ni entre las 'duas
nobiles concubinas', de las que sólo cita a Jimena Mui'ioz, lo que
probablemente refleja las dudas de don R odrigo a propósito del
vínculo que unía a Zaida y a Alfonso VI, mientras que en VI, 30
mantiene una postura ambigua, pues, aunque deja claro que no
hubo una relación ad últera (ya que don Alfonso era v1udo en ese
momento), no indica expresamente que la to mase por esposa, por
más que lo sugieran el uso de d11xit para referirse a la acción y
el de ttir para calificar al monarca tras la misma. Se trata, pues,
probablemente de un intento de suavizar la situación, en la misma
línea del qttasi pro ttxore de don Lucas, presentando una versión
más favorable de una relació n cuyo fruto fu e el malogrado
heredero, sin llegar a falsear la situación convirtiéndola chramente
en mujer legítima del monarca castellano.
Una segunda novedad del Toledano es el cambio del nombre
de pila de Zaida: Maria, en lugar de Isabel. En la disyuntiva entre
amba denominaciones, M enéndcz Pida! da la razón al Ovetense,
que transmite el segundo, y considera que 'El nombre de AJaría,
que da el Toledano, parece de origen juglaresco' (La Espmla del
Cid, 11, 765), lo que carece de justificación. De hecho, puestos a
buscar paralelos, resultaria justamente lo contrario, ya que en el
Ca11tar de 111io Cid la hija del Cid llamada históricamente Maria no
aparece como tal, correspondiendo posiblemente (pero tampoco
hay certeza de ello) a la doña Sol del poema. 116 En realidad, podria
tratarse de una mera confusión de J iménez de Rada, aunque seria
raro que e rrase en un dato en el que todas sus fuentes (Pelayo de
Oviedo, Lucas de Tuy, la Chro11ica
aicrr11sis) coi nciden; por
contra, cabe apuntar la hipótesis de que la infom1ación le llegase
por otra vía y poseyese una base cierta.
Hasta ahora se ha asumido que la designación de la concubina
regia correspondía al árabe Zaydah, nombre conocido, aunque
muy infrecuente. 87 No obstante, se ha de señalar que las fuentes
cristia nas antiguas no presentan el nombre con <z>, grafema
correspondiente a la dorsoalveolar africada sonora /z/, que en los
arabismos constituye el reflejo normal de la fricativa árabe
correspondiente /z/, sino con <ce, セ。^L@
grafemas que repre entan
la dorsoalveolar afncada sonora /s/, reflejo a u vez de la fricativa
árabe /s/. 88 Es verdad que la oposición
sólo es distintiva en
posición intervocálica, lo que facilita las confusiones, pero en
principio las formas Ceida- Ceyda del Ovetense y del Toledano,
lョ」セケ、。@
por Ln (;ayda del Ovetense interpolado y Ln (;ayda del
Liber r 」Lセ_ エャ@
y del resto de la histori ografía ro mance invitan a
pensar que su origen no es el antropónimo Zaydalt smo la fórm ula
de tratamiento andalusí Sáyda(h) < clásica Sayyidah ' eñora' ,89
JIO
セ@ Ya Hórez .tdvirttÓ アオセ@
el エセクッ@
セエ。「@
セウエイ。ァ、ッZ@
'D. R.odngo Jnd.l publicado con
vicio; pue' refinendo que cuvo dos com:ubmas noblt'S, no expresa después de esto
má\ ケオセ@
a Doña Gimena, y así falta la Zayda, a quu:n ,tlgtmo 。ュ・ーオセッ@
mal,
colocandola 、ャGsーオ←セ@
de las cinco mugeres. con título de muger legínma; lo que
deshace el contexto, pues en tal ca<o fueran sc:1s y el ArLohl\pO no イ・セッョ」@
más アオセ@
cmco: Qu111qur uxores succesiur legitimo m11tnmouio. Lib. 6. cap. 2 t [suJ' (RI'fllds
Crlllullirtls, 1, 204-o)).
z/s
l!l• y←。セ・@
R.amón Menéndez Pida!, Cm1tar de ,\lit• Cid: texto, xramátira )' lt(>rabularic>,
Jed. rc:v.J, J voh (Madnd: Espasa-Calpe, 19++-+6), 11, 856-57. y Cmrtar de mio Cid.
ed. dl' Alberto Mont.tner Fruto,, bゥ「オッエセ」。@
cャ£セエ」。L@
1 (Barcelona: Crioca, 1993),
p87 5H4.
Notcse que no 。ーセ」@
m una Nウセ ャ 。@ vez en 71re Ellt)'clt>paedia <!{ blm11. Tampoco lo
イ」ッセ[Z
・@ Fcdcnco Comente. A DrctrOIItlf)' ¡if A11dalrm .Arabir, llandbook of Oncntal
Stud1es, 1: The Near and Middle East, 29 (Leiden: Brill, 1997). p. 23911, entre los
den vados de la raíz {zyd}. aunque sí comtan los antropónnnos mascuhnos Zayd
Zaydrm_y otros. Ll notable ヲイセ」オ・ッエ。@
del nombre en el romancero monsco del ウエァャセ@
XVI (ct. Rommrccro Nセ」Qイャ@
o Colcmo11 de roma11rcs castrllmros a11trnorl.'.l al ウイNセャッ@
XI'/IJ, ed
、セ@
Agmdn Dur.ín. 2 \'O)s. BA.E. 10 y t6 (Madnd: rNゥ カ。、」ョセ
エイ。L@
1849'-SI: re1mpr.
Madnd: Ati.Js. 1945), núms 5 1-ó9), ha de deberse preetsamente a ).¡ f.1ma de 'la mora
ZJtcb'.
"" Cf. f'cdenco Comente, Dirciorwrio dr amlrismos y t•orcs tifiucs <'11 rlrerommra11re
(Madnd: gイ・、ッセN@
1999), p. JJ.
"'' Cf. cッイゥセュ・N@
Dicli<mary C1( A11dalusi Ambir. p. 166b.
313
A. MONTANER FRU rOS
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
90
"
Abona esta opc10n e1 uso di
como ya apunte' en otra ocas10n.
e
artículo, anómalo para esta época con un nombre propio, pero no
con dicho título, apropiado para una princesa andalusí (sobre todo
habiendo tenido ya descendencia de su marido, heredero a su vez
del trono sevilJano), y por eJ que habría sido conocida en la corte
castellana, al igual que por esas ntismas fechas (seguram ente
a partir de la conquista de Valencia en 1094), Rodrigo Díaz
91
. c·d
comen za ba a ser conoo'do como S'd.
1 1 y, en rom ance, 11110
t •
Si Zaida, originalmente <;ayda, no era el nombre propio de la
nuera de Almu'tamid, sino su sobrenombre hono rífi co, resulta
bastante probable que la designación ' doña M aría la <;ayda' ,
transmitida por la Estorin de Espaiin alfonsí y sus derivados (como
se ha visto en el apartado 4) , refleje, no una 。ャエ・イセゥョ@
de su
nombre cristiano, sino su primitivo nombre árabe. Este podría
haber sido Mnrymn , corres,Rondiente al hebreo Mirya111, origen
m ediato a su vez de Mnrfn, 2 si bien en las fuentes romances este
nombre suele verse reflejado como Marié11.93 Es verdad que su
equivalencia con María era conocida, como atestigua Femández
de H eredia al referirse a la azora T9 del Corán, titulada Maryam:
'empero el Spíritu Sancto, que creyó [ = 'creó'! todas cosas,
fizo dez1r a M ahomet en algunas cosas verdat, porque él pone
expresament en el capital Marién, que es interpretado M aria, que
todos los sarrazines [= 'sarracenos'] irán al infierno'. 9 ·1 También
P edro de Alcalá da la equivalencia: 'María Méryem, ' 95 que todavía
conocía Cervantes, Quijote, [, XL: ' hase de adverti r que ado nde
dice Lela Marién quiere decir N uestra Sellora la Virge11 Marfa'. 96 Sin
embargo, el hecho de que la correspo ndencia no sea inmediata en
el plano fónico hace pensa r en o tra variante del mismo no mbre,
Miiriyah, de o rigen capto y difundida en el mundo islámico por
haberlo llevado una de las concubinas del Profeta. 97 Por razones
de equivalencia acústica, es posible, pues, que Zaida, siendo
habitualmente conocida en la corte alfonsina por Assáydah > La
<;:ayda, se llamase e n realidad Sayyidah Miiriyah, aunque por
frecuencia de uso resulte más probable Sayyidah M arya m,98 sin
]12
ウ・jセ
'"' Alberto Montancr Frutos, PoU11ca, lriSioria y drama c11 d cerco de Zamorn: la 'Comedia
ui、。@
de las Mocedades del Cid' de Guillé11 de Cas1ro, Humamdades, 11 (Zaragoza:
Prensas Universitarias de Zaragoza, 1989}, p. 54, n. 40.
11
Para el tratanncnto de ウエセケ
ゥ、。ィ@
en Alandalús, カ←。Nセ・@
Manuela Marín, '$ubl) ai'
Bamkulmyya', en Tire eエセ」ケャッーj・、ゥ。@
of Islam, IX, 740/>-74111 (p. 740/J). R.especto セ・ャ@
uso de Sa)IYidalr o Assayyidah como sobrenombre セオウュエッ@
cl.el no mbre prop10,
recuérdese el caso de la madre del caljfa abbasí Almuqtad1r, Sagibah, 'known 。セ@
ayyida' (K. y. Zetterstéen y C. E. Dosworth, G 。ャM mオセエ
。、イ@
b1-U.ah',. en _Tire
ャZGエセ」ケッー。・、ゥ@
qJ Islam, VIl , 541l>-542b (p. 542a)). Para el caso de mw Crd, vease
Ca11tar, ed. de Montaner, pp. 378-79: Corriente, Dicdor1r1rio dt• am/Jismos, p. 289ab;
M,1rÍJ J esús Viguera, 'El C1d en las fuentes árabes', en Arttls del C01rweso lntenradmrnl
E/ Cid, Pt>Cmll e 1/istoria (1z-16 de j ulio, 1999), cd. de César l lcmándcz Alomo
(Burgos: Ayuntamiento, 2000), pp. 55-<;2 (p. 86); Monwner y Escobar. Carmen
Campidoaoris, pp. 27-28.
92
Cf. A. J. Wcnsinck y Penelope Johnstone, ' Maryam' , en Tire Encyclo¡Jaedia o(
/_lfam, VI, 62!1/1-ÓJ I b; Comente, Dictiontlr)' of Audalusi Ambir, p. soob, y Dicaonnrio dt•
arabismos. p. 381 a.
•n Así en el célebre cejd 'Tres morillas me enamoran 1 en Jaén, 1 fui.a, Fát11na
y Ma!"u!n ' (Cito por AmofOJila de la poesla espariola: pocsÍ<t 、セ@ Iipo iイセエ、ゥアッオ。O
L@ ed.
de d。ュNセッ@
Alonso y J osc Manuel Blccua, Btbhmeca R o mamca H1spamca. IV:
Antología H1spánica. J (Madrid_: Grcdos, 1956), p. 17, núm. 25, vv. 1- 3),
correspondientes a los nombres 'A'isah, F.itimah y Maryam. Igual fonna adopta el
hebreo Mrryam: ·E estas tres muge res de Herodes Escalenta. Marea, D osrs, Cleopatra,
ca Manén, que fue más noble que las otras, ante de la Encam.ICIÓn la mató Herodes'
(Alfonso X, Gmeml Estoria V, El Escorial, Bibho teca del Real Monasteno de San
Lorenzo, MS R - 1- 10, fol. 217• (transcr. de U oyd A. Kasten y John Nmi), en Admytc
1/, cnúm. nセ@ ; cf. María Rosa Lrda de Malloel, Herodes. su perso111r, rri11ado y dintut{n
(Madrid: C astaha, 1977). p. 56. n . 12); 'subió Mnysén ャエ ᄋ セ・@ Muysénl al mo nte de
Smay, e con él su henmno lla.rón e Hur, su cuñado, mando de セオ@ henmna Marién'
(D1ego R.odrígucz de Almela, Compilación de las btllall.u rampa/es (MurciJ: Lope de
R oca, 1487), V Batalla, fol. aJ'').
••• Juan Fcmándcz de Heredta, Gram Cróuica de Espauy<l /, Madrid. Biblimeca
Nac10nal, MS 101 JJ, fol. 497•; transcr. de j ohn J. N 1m y Lloyd A. Kasu:n, en
Atlmytt 1/, c núm. 1089. Compárese tambtén Alfomo de Valladolid, Libro de las tres
crrmcras, Madnd, Brbliotcca Nac1onal, MS 9302, fol. 20'; rramcr. de A. C. 0., en
Admyir 11, cnLIIll. 899: 'E aun por vos certificar más en el fecho de la santa verdar,
qlllero más provar en el conüent;o de la creencia de ャッ セ@ moros, en que conoscen e
dizen que Santa M ;lría que concibió de Spmru Santo, a que ellos llaman A n>lrala
[= Rri(r Alliilrl e panó a Jcsu Cristo, a que ellos llaman Ahi(•l 11dveui Maricm [= 'lsa b.
Mar¡•am l e fincó ella v1rgen ame e después del parto, e lo vcnd1zcn a él e a su madre,
e d1zen en harábrgo 。ョセᅪ@
lAhiral ndve11i Mancm nmday Ala aul/11•! 110 arnday-la a!ulr la
1='1st! IJ. J\lacym11, rmfiya U-iilur 'mrlrii, wara¡fiya LLiilm 'a11ilii l, en que dJZen 'Jesu
CristO, fijo de Santa Maria. Oros lo vendiga. e a Santa María Dros la vcndiga''' Oa
óltima palabra árabe es en el manuscrito asmja, que no hace セ」ョオ、ッ[@
es de suponer
que セ・。@
un error por mrlra, como edito, con lo que la frase sign rfica hreralmeme,
セ ・ウセN@
hijo de María. Dios esté satisfecho de él y D ios esté sati5fecho de ella').
15
Pedro de Alcalá, Vocabulista arávigo c11 letra casiellm111 (Granad,\, 1505); cito por
Federico Corriente. El lfxico ár.rbt" mrdalusí St.I/IÍII P. de Alcalá (orde11nrl<> por rafees,
cpm·eido, a11otado y ヲッエセ←ュゥ」。Gャイ
エ ・@ i11terpretado) (Madnd: Departamento de Estud1os
Arabes e ャ セャ£ュ」ッウN@
uュカ・イセ
Q 、。@
Complutense, 191!8), p. 191 b.
"" Mlb'Ucl de Cervantes Saavcdra, Do11 Q11ijo1r de In Mn11d1a, ed. del lnmruto
Cervantes, d1r. por Francisco Rjco. 2 vols. Biblioteca Clásica. so (Barcelona: Críoca,
IJ?98), 1, 466.
Cf. F. Buhl, ' M;inyah', en Tire eエセ」ケャ^ー。イ、ゥ@
o.f lslmu, VI. 575<1b; Comente,
Dictio11ary of Audal11si Ambic, p. soob.
911
En la extensa base de dato; textual Alwariiq (accesible en línea en http://
www..1lwaraq.com/), se localizan 666o ejemplos de Maryam (repamdos e n 308
obras), frente ,1 642 de Miiryrth (en t 23 obras); cl'!ro que en el primer 」。セッ@
se cuentan
エッ、。セ@
ャ。セ@
referenciaS específicas a .\laryam, 11111111 'Js,l (es decrr. María, madre de Jesús).
a、カQᅪZイエ。セ・@
que ahí mJSmo se detectan sólo 24 ocurrencias de Z.rydah (en 17 obras).
A. MONTANER fRUTOS
LA MORA ZAIDA, ENTRE l!ISTORIA Y 1 rY I NO/\
que haya datos que permitan decantarse definitivamente por una u
otra variante.
Sea como fuere , todo apunta a que la atribución de AJaría no
constituye un demento ficticio difundido por un supuesto cantar
de gesta, sino una información verídica de conocimiento común,
aJ menos en determinados círculos de Toledo. Parece, pues,
bastante claro que Jiménez de Rada conocía lo que en su tiempo
debía de ser aún del dominio público, es decir, que la concubina
de Alfonso VI era denominada coetáneamente 1\larfa la <";ayda, lo
que le ll evaría ::1 pensar que el nombre de bautismo de la princesa
andalusí era el primero y el árabe oribrinaJ, convertido en
sobrenombre, el segundo, conclu yendo que la atribución de
Isabel (su nombre oficiaJ, pero seguramente no usunl) era errónea,
a lo que pudo contribuir la existencia de una esposa legitima
homón ima, lo que a sus ojos explicaría la aparente
confusión. El dato debía de ィ。ャセ・@
suficientemente asentado
como para que el Toledano lo prefiriese a la infom1ación de sus
fuentes latinas habituaJes, lo cual parece revelar un caso en que la
historia oral se impone a la historiografia e crita, algo quizá menos
raro en este período de lo que cabría suponer.
Frente a los anteriores, el rasgo que con más fuerza apunta hacia
la existencia de una fuente épica hoy desconoc1dn es la noticia del
amor de lonh de la princesa. Lo daba por sentado Menéndez PidaJ,
La Espaiia del Cid, u, 762:
aparece la amada セ。イ」・ョ@
en el 1\Jainetc y en el Flool'atlt ,99 aunque
el pnmero antecede sin duda a esta noncia del Toledano. Desde
luego, el del enamoramiento de oídas es ante todo un motivo
literario, presente una sola vez en el romancero, 1110 pero frecuente
en la épica francesa, así como en otros ámbitos, de modo que,
mientras GaJmés defiende su origen o riental, 101 con abundantes
ejemplos tanto árabes como persas, pero también románicos,
Deyermond (La literatura perdida, p. 126) recuerda el caso de
Jaufre Rudel y su amor de lonh. Sin embargo, la naturaleza
eminentemente literaria del motivo no exige necesariamente la
existencia de una fuente épica poética; podría, qlllza, ser
legendaria, una mera anécdota sobre la apasio nada relación de
Alfonso y Zaida. 102 Incluso en ese caso, la apelación al amor de
J14
El Toleda no 1... ¡, guiado por el Ca11tar de la mora Zoida, que sin duda
conoce, y al cual sigue en varios detalles; lo sigue desde luego en
suponer que la mora estaba vehementemente enamorada de Alfonso,
' licet non uisum '; pues esta frase sin duda remonta a la expresión:
enamorado 'de oídas, que no de vista', usual en los romances (Primavera
}' Flor, Berlín, 1856, 11, pág. 305), pom1enor de origen eguramence
poéttco, frecuente lo nllSmo en las dwtJSOIIS de gesre (L. GAUl IER, L:s
Epopécs fr., IV , págs. 1.¡.2, 261, 209, 293, etc.) que en las novelas de amor
persas, sean de Firdus1 o de Niz.anu (véase Joumal of mmpamrivc lircr.,
New York, 1903, págs. 84-85).
La idea ha sido comúnmente aceptada y esto ha hecho que, a
u vez, se considere que ese cantar influiría en el modo en que
'"' Para d cOnJunto de ャ ッセ@
315
autores que ha apoyado este mtlUJO, vé.1se Deyem1ond, La
fitrralrmt pmlitf,l, p. 1 1.¡, y D1ego Catalán, La épico rspmit>l<l:
IIIICI'fl d<>clllllflll<lfi<Íil )'
(Madnd: FundaciÓn Ramón Menéndcz P1dal; Umvcrs1dad
Compluteme, 2001), p. 22. Se ha de notar que parte de los ・セイオ、Qッウ@
allí Citados
pu:n\.111 en una dependencia, no del セオー・ウイッ@
canur, \lOO d1rccramenw de ャッセ@
、。エッセ@
h1srónco\ sobre Alfonso VI (aunque a menudo dando por bueno' d,nm legcndmm).
El problenu es que en la v1da de e<;te monarca la conqtmta de Toledo y el
concubmaro con Za1da son sucesos absolutamente mconexm, camal y
del
cronológtc.1mentc, lo 4ue no favorece dicha h1pórcsis. Por otro lado. ャ。セ@ LQカ・ュオイ。セ@
joven C.1rloma¡.,'11o en Toledo nadJ ucnen que ver con l.1s ,mécdotas, más o menos
legcndanas, arríbu1das al cx1lio toledano de Alfonso VI. En \uma, 11 b1cn no puede
ョcセLG。イウ」@
con rotundidad que 」ュセ@
últtmo tnSplra\c vagamente al ,1uror del Al<lillrtc, L'Sci
claro que su trama no se ha trazado mbre la b1ografia (hl\tÓnca o legendaria) de dicho
monarca. Cf. sobre este punto Franci.co Bautista, 'La tr:ldiCIÓil épica de ャ。セ@ Et!fmrccs
de C.lrlomagno y el CmH<Ir ,,. A/tlillcle perdido', RP/r, slí:2 (Spring セojIL@
21"?-44·
I(MI Donde no es オセ。ャL@
pese a la declaraCIÓn de Mcnémlcz Pid.ll, ya que \U olparición
se イ・ セエョァ・@
al v. 9: 'Enamorase de Montesinos 1 de oída, que no de VIsta' de
Rosl!florida y tlloutcsiuos (Cito por Rouumccro, cd. de Paloma Díaz-Ma:.. Biblioteca
CLís_ica. l! (Barcelo na: Crítica. 1994) , nllm. SJ, p. 2.p).
1111
Alvaro Galmés de Fu emes, 'E pica árabe y ép1ca castellana (problema crítico de sus
fulcmazroualr m/ lema: /t1 pcwsia セーゥ@ m t' /<1 sua
pos1blcs relaciOnes)·, en A lli dt'l cッイQLセ@
fimua::itJm', Problcmi Anuali d1 Scienza e d1 Cultura, 139 (Roma: , Accadem1a
Naz1onalc de1 Lmcei, 1<,170), pp. 195-26 1 (pp. 2JJ-)4); cd. rcv. como Eprca árabt' y
<1prm c<Jstrllmltl, Letras e Ideas: Minar. 8 (Barcelona: Ancl. 197!!), pp. IOJ-D5; versión
.lmpltatb en La t1picol rom.íuica )' la 1mdiciJu ámbe (Madnd· Gredm, 2002). pp. .¡12-23.
1 1
" Así lo reconOciÓ clnmmo Menéndez P1dal. 'LI Cr.Suira gイオ\セヲL@
p. 141: ' Hay, sm
duda, en ese relato mdudables elementos poéticos: sobre roda la prínce..., enamorada
""de oíd1s, que no de v1su" 1... ¡. Pero esto no nos amonza J suponer un relato
bien que una simple leyend,1 en prosa. 。」セッ@
oral'.
vcrs1ficado, un cantar de gesta. ュ£セ@
SI bu:n a cononuac1ón Intenta JUStificar con otros elcmcntm el c.uácrer poéuco de la
fucnte. como se verá luego. Scgím Salvador Martincz, "Alfonso VI: Hero m earch
of a Poet', L1 Caráuica, 15:1 (1986-87), 1-11í, 'rhe ltrerary characrenzaoon of thcsc
cvcm' '' more consisrcnr wah rhe rhemes of a popular or folklonc tale rhan w1rh
thosc of an ep1c poem · (p. J). En términos similares. Deyem1ond. La lurmlurd perdida.
p. 127. sc1iala que 'El rema no es nada ríp1co de la poesía ép1ca, y t.1l vez haya que
pe mar en poemas muy cortos·.
IIIICII•I
Cl'ollrltlcitÍil
JIÓ
A. MONTANER fRUTOS
oídas puede haber sido una innovación del propio Jiménez
de Rada. En efecto, es posible que, JUnto con el dato sobre el
no mbre de Zaida, se contase simplemente que la princesa mora
estaba perdidamente enamorada del rey, y luego el Toledano
reformulara esa noticia apelando al tópico del amor de oídas. Sea
o no innovación suya, aunque especialmente en este caso, resulta
más probable, vista la cronología, que tal relatO se inspire en
el Mai11ete que viceversa, 103 dado que dicho cantar estaba
especialmente vinculado a Toledo y su arg\.llnento era allí bien
conocido en la época, como demu estra el mismo autor en De
relms Hispa11ie, IV , J 1, p. IJ 0. 104 Abona esta opción el hecho de
que este planteamiento sea coherente con la imagen que don
R odri go intenta transnutu sobre este punto. En efecto,
presentado así, la responsable de una relación a la postre irregular
resulta ser esencialmente Zaida, lo que cuadra con los paliativos
que respecto de la actitud de Alfonso VI su ponían los retoques ya
vistos sobre u víncul o cuasi marital con la princesa andal usí.
Un último elemento que hace su aparición con Jiménez de
Rada es el tema de la 'dote de Zaida', es decir, la relación de
fortalezas toledanas que Zaida habría recibido de su padre y
que ésta le entregó a Alfonso VI, al ser aceptada por él. La
interpretación inicial de Menéndez Pida] fue la siguiente: 'este
siempre extremoso y singular Motámid buscó robustecer su
alianza con Alfonso de la manera m ás pública y estrecha que pudo
imagi nar, para lo cual ofreció su hija Zaida por concubina al
Em perador, señalándola en dote una porció n del antiguo reino
de Toledo que el de Sevilla se había apropiado' . 105 Sin embargo,
1111 hQー
エ」セ
Q ウ@ que y2 planteó Jacques Horrent, Les Vmiotrs .frdll(ntscs et hratrgeres des
Et!{atrccs dr cャイ。ュNセエ」L@
Mémo1res de la Classe des Lcrtres, 23 scnc, Ó.J.: 1 (Bruselas:
Académic 1\.oyale de b・ャァセアオ
・L@
1979), pp. qo-65.
11).4 La vinculactón toledana del Maitrete. exagerada por Ramón Menéndez Pidal,
'Galirtrr lct /Id/e y los paiJcios de Galiana·, en su Poesía ámbe y JX>oía ruropca, w11 otros
es111dras dt• lrtrmtrrra medret•al, Colecctón Austral, 190 (Madrid: Espasa-Calpc, 1941;
rcunp. 1973), PI?· 79-1o6 (publicado micialmcntc en los Anales de la Urrr11rmdad dr
Madrid, 1 [1932], 1-14). es ahora establectda en sm JUStos rénnmos por Franctsco
Baurista, ' La tradtción épica de las Erifarrces'.
111
; En la primera edtc1ón de su Espmia del Crd, 2 vols (Madnd: Plutarco, 1929), 1,
.J.2J; cf. tamb1én 11. 778-79.
LA MORA ZA!DA. ENTRE HI STOR IA Y LEYENDA
317
ESPAÑA. Zl'C l09l
La Península Ibérica en 109 1 (según Menéndez Pidal, Ln Espniin del Cid,
mapa IJ V]), con indicación de la supuesra 'Tierra de la Mora Zaida',
conocida en realidad como 'Tierra de Álvar Fáñez'
el descubrimiento de Lévi-Provenc¡:al, recogido en ' HispanoArábica' y 'La "Mora Zaida"', de que la princesa andalusí no era
la hija, sino la nuera de Almu'tamid, así como su indicación, ya
transcrita, de que semejante uso era contrario a las costumbres
islámicas, invalidaban esa interpretación. Menéndez Pidal,
entonces, imentó una conciliación de posturas en las ediciones
revisadas de LA Espaiia del Cid (a partir de la cuarta, de 1947),
'obligados por el fundamental verismo de la poesía épico-heroica
castellana' (1, 406), suponiendo que 'Motámid ¡... ] debió disponer el refugio de su nuera aliado de Alfonso, y debió hacer la
entrega de las ciudades y castillos que el poema castellano dice,
]18
A. MONTANER 1 R U 1"0!>
Etapas de la repoblaCIÓn de Castilla la Nueva (segú n Julio González.
Repoblariá11, 1, mapa entre pp. No y 8 1). Marco las localidades incluidas
en la legendana 'dote' de Zaida (en línea continua ャ。セ@ citadas por el
Toledano y en discontinua la añadida por la EstMia de Espc11/a alfonsí)
para captarse por todos los medios el auxilio del Emperador'
contra los almorávides (1, 407; cf. también 11 , 764-65).
La atribución de la entrega de las fortaleza al supuesto Ca11tar de
la 111ora Zaida ha adquirido prácticamente carta de naturaleza,
mientras que la historicidad que don Ramón le supuso a la misma
ha sido diversamente considerada. Todavía muy recientemente
Salazar ('Contribución', p. 320) admitía, como se ha visto en el
apartado 1, que hubo una dote de Zaida, mientras que Viguera se
expresa de modo algo amb iguo cuando señala que 'Mter Alfonso
VJ's capture ofToledo (4781To8s), Cuenca passed under Castilian
rule and was included in the famous "dot[e l de la mora
¡A MOUA /AlOA, ENTRE III STORIA Y Ll YLNDA
319
Za1da'" . 106 En cambio, Julio González, Rcpoblació11, 1, 89-90, ha
demostrado que las plazas su puestamente entregadas por Zaida
nunca se hallaron en poder de Almu'tamid, de modo que 'lo
demás que de ello se dice resulta nebuloso e incierto, cuando no
falso, por haber caído el tema de su suerte !se. la de Zaida] en
manos de juglares' (p. 89). Por su parte, R eilly (T11e Kitli¿dom,
p. 235) considera posible que Alfonso VI y Almu'tamid entablasen
' negotations for something like a "marriage" alliance' con una
cesión territorial como contrapartida de la ayuda milita r cristiana,
si bien aquélla no correspondería a la nómina del Toleda no. Más
tajante se muestra Gambra (A[{o11so VI, r, 9 1 y 442- 44) , qui en
rechaza de plano toda historicidad de la noticia, de acuerdo con
las investigaciones de Julio González, recordando que el territorio
supuestamente aportado por Zaida, 'cuyo control [ ... ] suponía
prácticamente el dominio de la submeseta meridional hasta
el Tajo' (p. 442), nunca estuvo bajo el dominio de la taifa de
Sevilla. En la mi ma línea se sitúa Martínez Diez, A[{o11so VI,
pp. 128-JO, quien apostilla además que 'Tampoco, cuando Zaida
pudo escapar de AJmodóvar del Río y refugiarse entre los
cristianos, estaba en condiciones de que la obedeciera ninguna
fortaleza' (p. 129).
Antes de evaluar de nuevo la situación, se ha de precisar que la
idea de una dore no procede del Toledano, donde Zaida toma la
iniciativa de entregarse al rey Alfonso en solitario, sin que su
supuesto pad re intervenga directamente para nada, sino de la
Versíó11 sa11china de la Estoria de Espaiia, com o ya subrayó Gambra
(A[{o11so VI, 1, 443) y se verá con más detalle en el apartado
siguiente. En todo caso, las in vestigaciones de Julio González,
Repoblación, 1, 8<>-92, 1ro y r8<>-93, dejan claro que Consuegra,
M ora, Ocaña y Oreja cayeron seguramente a la par que T o ledo,
en roSs, 107 mientras que Uclés, Huete, Masatrigo y Cuenca se
incorporaron al reino de Valencia cuando Alqadir fue entronizado
Vtguern, ᄋ セョ「
GL@ en 77u• Eucyd<•paedltl 4 Islam. V, SYセ\QᄀL@
(¡;>- 3921>.)
Nótese que d nmmo don Rodrigo ata Comuegr.t en 0 t" rdms 1lr.<fltl/111',
n
(p. 20.¡) como una de ャ。 セ@ localidadc<; que セ・@ entregaron a Alfomo tras la catda de
Toledo en エ ッnセN@
Véase además Ladero, "Castilla y Lcóu'. pp. 102--<lJ.
11
"'
1117
M.1ría j」Z[セ@
YL
J20
A. MONTANER FRU TO
allí por Alfonso Vl, para quedar a su muerte ( 1092) bajo la égida
del monarca castellano, 108 siendo territorio gobernado por ÁJvar
,_ entre 1097 y 1 r 14, 109 d e m o d o que tomo' su nombre, como
Fanez
consigna la Chronica Ad¡;{onsi lmperatoris, II, 2: 'congregare sunt ad
eum omnes gentes, qu e erant in terra Agarenorum; et mo uerunt
castra de Corduba et uenerunt per illam terram que f uit de Aluaro
Fannici [. .. ]. D einde uenerunt in T oleto' .. 10 Solamente Caracuel
quedó en poder del rey sevillano, tras la caída de Toledo, pero
pasó directamente a manos almorávides, sin hacerlo previamente
por las cristianas. Esto, añadido a la situació n de debilidad
política subrayada por Martínez Diez, hace imposible que la nuera
?e Almu'tamid aportase a Alfo nso VI cüchas plazas y mu y
rmpro bable que lo hiciese con cualesquiera o tras.
El carácter claramente ficticio de di cha entrega parece
favorecer, de rechazo, la hipótesis de una fuente épica. No
obstante, esa enumeració n casi can cilleresca de los castillos
aportados por Za ida resulta más propia de una elaboració n
histo n ográfica. Nótese a este respecto que la lista de cüchas
fortalezas en De rebus Hispanie, VI, JO, 'Caracuey, Alar curis,
Consocra , M ora, Ocania, Aurelia, Vclesium, Opta , Amassatrigo
et Con ca' (p. 2 14), se asemeja sospechosamente a la última parte
de las conquistas de AJfonso VI tras la to m a de T o ledo, según la
relación de Pelayo de Oviedo (Cr6nica, p. 82), la cual se refiere
j ustamente tras la mención de las esposas y concubinas de AJfonso
VI tanto en la Chronica Naierensis, Tll, 20: 'D einde perlustrans
ciuitates multas et oppida Sarracenorum predauit, uastauit, obsedit
et cepit. H ec sunt: f... ] cッ ョ ウッLセ イ。N@
Veles, Fita, R.ippas, Bannos,
Caracol, Mora, 1Vfassatrigo, Co11ca, Alarcon , AJomodauar, Alahet,
Valencia' (p. 178, subrayo las coincidentes) com o en el Chronicon
1111111di, 111 , 70, de Lucas de Tuy: 'P ost hec cepit [... ] Fitam,
1"'1
tn'l
V セ。・@ '
• J>. B u res .t. ' Uk.J--L·
J d」ュ。セ@
. llli , , en 771r E11cydopc1t'dw o{ Islam, X, 793b-794b.
V case adcnJJs bッセ」ィL@
L»s almor,wules, p. 16 1, ) C.111111r dr 11110 Cid, cd. de
f'í'),omancr, p. 382.
,
Ctto (subrayando) por !J edtcton de Amomo Maya, en CIIT<mic,, Hispaua s11entli
X II, pp. 10<)-2411 (p. 196). Esta 'Tierr.t de Alvar Fáñez' es J.¡ dcnonunactón n:al de la
que M c néndcz Ptdal, Esptlllll del Cid, mapa [v¡J, dt:s1gna como 'Ttcrra de la ュッイZセ@
Za1da' Hカ←。セ・@
aquí la figura p . 317).
LA MORA Z AIDA, ENTRE HIST OR IA Y LEYENDA
321
R.ibam, Caracoyam, Moram , Aluende, Collsogram, Veles, Masatrigo,
Collcam, Almodouar, Alaeth' (p. 304). Es posible que esta disposición sugiriese al Toledano la idea de qu e esas plazas habían
sido entregadas a Alfonso VI por la última de las mujeres citadas
inmecüatamente antes, es decir, Zaida (fig. p. 3 r8). Nótese, en fin,
que el mismo don Rodrigo proporciona una lista casi idéntica al
citar las fortalezas perdidas tras la rora de Uclés: 'Tune autem
perdita fuit Conca, Amassatrigo, Opta, Vclesium, Aurelia, O cania
et Consocra' (De reb11s Hispanie, VI, 32, p. 217). Esta última
coincidenc ia parece especialmente significativa, ya que establece
un paralelismo entre los territorios ganados con la recepción
de Zaida y los perdidos con la muerte de su hijo Sancho, en un
sing ular recorrido de ida y vuelta. 111 Así pues, y aunque no pueda
rechazarse de plano que la historia oral sobre el nombre de
Zaida y, quizá , sobre su enamo ramiento, añadiese algo sobre la
supuesta 'dote', su elaboración en la fom1a conocida tiene todo el
aspecto de deberse a un caso de desarroll o eminentemente
historiográfico.
En suma , de las innovaciones introducidas en lo relativo a
Zaida por el Toledano (el cambio de su nombre de pila, María,
en lugar de Isabel; el amor de oídas de la princesa y que ésta, aun
siendo sevillana, aparezca hacendada en territo ri o toledano), la
primera posee seguramente un trasfondo cierto, mientras que las
otras dos son claram ente aj enas a la realidad históri ca, po r lo que
implican una cierta reelaboración legendaria del episocüo, pero desde luego - no transmiten nada parecido a un argumento,
mucho menos al de un cantar de gesta completo. Por otro lado, la
vinculació n de Zaida a Toledo que aquí aparece, a través de la
supuesta 'dote', y que podría hacer pensar en una relación con las
noticias legendaria del exilio toledan o de Al fo nso VI entre enero
y octubre de 1072, no se traduce en ningún tipo de vínculo, sino
111 Algo advertido ya por ャッセ@
n:dactores de la Vcmáu sa11dulla de la Esroria de Espmia:
·este rey don Alfomo el seteno [sir pro セ・クキ
ャN@ エ」 ュ ←ョ、ッセ・@
por maltrecho en que assí
pcn:hcra Cuenca e lo ál de la tierra qud' rucra su muger d01ia María [se. Zaida],
qucnéndolo cobrar todo o lo más que ーオ、ゥ・セ@
d'ello, sacó su hueste muy grand'
(MS 1.:, fo l. 191 •" = PCC, p 556b). Menéndez Pidal corrige certeramente 'seteno'
por ᄋセ・クイッN@
A. MONTANEil FllU 1 OS
1A
que se presenta como un dato totalmente 111dependience tanto de
esos sucesos como de La posterior conquista de la ciudad en
11 2
lo que 1mpide atribuir este episodio al , por otra parte,
1085,
improbable cantar sobre Alfonso VI postulado por Reilly. 11 3 Así
pues, cabría hablar a lo sumo de alguna noticia de hmoria oral
con un leve toque legendario, ames que de una elaboraciÓn ép1ca
del tipo que sea; eso si La adopció n del motivo del amor de oídas
no se debe al propio don Rodrigo, com o una suposición
necesaria para justificar un comporramjento que, ign o radas las
circunstancias rea les de su realización , resultaba incomprensible
para la me ntalidad cristiana del siglo XII l. Po r su parte, la entrega
de las fortalezas toledanas a Alfo nso VI, si bien podría tener
una imprecisa base legendaria, presenta de nuevo el aspecto de
una reelaboración de Jiménez de R ada, a partir del territorio
anexionado po r el monarca castellano en los a1ios siguientes a la
caída de Toledo y a la crisis del reino valenciano bajo el gobiem o
títere de Alqadir.
Parece corroborar esto que el texto de don R odrigo continúe
con una versión de la entrada de los almorávides en España similar
a la ofrecida por Lucas de Tuy, quien, no obstante, no recoge
ningún o tro elemento legendario, como se ha visto. Es más, el
T o ledano racionaliza el relato del Tudense, toda vez que, donde
aq uél daba por segura la conversión de Almu'tamid, 'quod esset
occulte C hristianus', éste indica prudentemente que eso era lo
que podían hacer pensar las circunstancias: 'reputabanr enim eum,
112
¡,,
De hecho. セャッ@
muc}lo después Guillén de C.mro Cll I U 」セャエG、ゥ。@
ウエ[セャゥイ@
dr
llloccdadrs drl C.d, エNQュ「セ・ョ@
conoc1da como LJSIJazfllias drl Cid (e 1606--12), vmcul.lrá
el c namoranncmo de Za1da al e¡aho toledano (véamc S. E. Lcavm, 'Una comedJa sm
parnldo: La.s hエセ コュゥ。ウ@
drl Cid de Guillén de c。セ
エイッG
L@ en Homr11ajc ,, ll'i//11tm L. Ficiltrr.
Estudios >olm· r/ tmtro 。ャHセオッ@
iiL<¡>tÍ11iro y otros mmyt>s, cd. de A. D. Ko,soiT ) J.
Amor (Madnd: Ca\t.lha, 1971). 429--38 (p. 4H): Momancr, Pt>ilflra, historia )'
pg 23--24 ) s.¡.-ss) .
•Bcmard F. Rc11ly, ' Rodrigo G1ménez de R.ad.1\ PortrJI! of Alfomo VI of
l・ッョMcNセュャ」@
Qセ@ thc Dt• rr/111.< H1spa11iae: Historical Mechodology 111 che Thmecnth
Ccntury , en Estudw.< t'll IIOIIICII<YI'" dou Claudit> .íudJez-AII>ttnw;: fll 511> 90 mit>.<. 3 カッ ャ セ@
H bオ ・ ョ ッセ@ AJres: Instituto de hQ セエッョ。@
de eセー。L@
Umvermbd de bオ・ョッ
セ@ A1res. 1985).
!11 , XセjW@
(pp. 92--95). Sobre la debtlidad de esta lupóte セN@ cf Salvador Martínez,
m・セ
」・、ウ@
Vaquero, 'El rey don Alomo, al que d1X1eron el
Alfomo VI , pp. セMイNᄀ[@
Brnvo e d de l.t.\ ーNュQ」ッョセL@
BRAE, 70 (1990). 26s-88: y Dcyennond, La htrrat 11 ra
prrd1d11, pp. 1 24--26.
dr"""'·
MORA 7.AIDA. ENlllL IIISTORIA Y
11 YEN DA
323
イ。@
Christian o dederat, Chnsnanum', desvelando
qllla filia m et 」。セエ
así el razonamiento implícito en la afim1ac1ón de su predecesor.
En suma, la versión del Toledano resulta, seguramente, de una
acomodación de estos datos a la errónea filiación de Zaida y a la
versión novelesca de su relación con don Alfonso; es decir, de la
mezcl,1 de una anécdota legendaria con información histórica
ajustada y, sobre todo, las propias deduccio nes y arreglos del
historiógrafo.
8. LAS VERSIONES ALFONSÍ Y SANCHINA
El episodio así narrado fu e incorporado en fonna muy similar a la
Estoria de Espalia alfonsí, cuya redacción primitiva no se conoce
para esta sección del texto, pero puede reconstru irse a la vista del
texto, bastante similar, de la Versióu crítica, e laborada bajo la
dirección del mismo Alfonso X entre 1282 y 1284, y de La Versióu
sauchiua o mupl[flcarla, ausp iciada por su hijo Sancho IV y realizada
en torno a 1289. 114
1,. La 1'mw11 m11w de la Estori<l alfomí csu イ・ー」セョエ。、@
por dos r.unas, una
comnru1da por el MS. Ss (Salamanca, 13ibhoceca de la C:ua de Ahorros de Salamanca,
ms. 40) y otrJ por !.1 f:Jn uhJ de nwlllsCntos conocida como Cr.lmm d¡• I'Cintt• reyes, X,
S Tomo como base el Citado MS. Ss, fols 204vb-205'n, cotejado ron dm エ・セゥュッョウ@
de tbcha CrJm((J, el MS. 1\' (El Esconal, B1bhoteca dd Real Monastcno de San
Lorenzo. Y-1-12), fol. 1 11 •. según la transcripción de Tcrrcncc A. M,m..:ttt:r (en
Admyt1' 11. mtnn. 352). y el MS .J (El Escorial, Biblioceca del R c.1l Monmcrio de San
Lorenzo, X-1-6, fol. 7 1'<1b). セ」ァサュ@
la edición de jmé Manuel Ruiz Asencio y
M.1unc1o l lcrrcro Jiméncz, Cr.í11im de wi11t1' rcyt'.l (13urgos: Ayuntamiento de Burgos,
rcprcscmada por d MS. E, (El
1991) p. 203/J. En cuamo a la VersiÓ11 sa11rhi11<1, セ^\[エ£@
Esconal, Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo, xMQNセI@
y por d MS. 1'
(Salamanc.1, U1bhotcta de IJ Umver..1dad de alamanca, MS . 2(J2X}, ,1sí como, en esta
p.mc, por la CrJ11ir<1 Octllll[lllllltl (0}, publicada como cuart.l parte de LJS Clltltro partt•.<
1'11/l'rfl.< th• ¡,, Cnl111ct1 dr Espdli<l q11r 1111111diÍ Ct>lll[ll>ller el semli.s.<i111<1 rey do11 llt>IISt> llm11<1dl>
rl S,,¡,,, ed. dt• rlo n jn de Ocampo {Zamor.1· Agustín de P.17 y Juan P1cardo. a
」クー・ョセ|@
de Juan dt• Spínola, 1q1). Aquí me baso en /:, ヲッャセ@
162'/J--162'<1, セ」ァョ@
la
1r.1mcnpC1Ón de Lloyd A. K:men y John Nun (en .·ldmytr 11, cnúm. 7}, a•Í como la
Citada ediCIÓn de Mcnéndez PH.Ial, PCC, p. 521al>; cotejado con
111. J. fols JO·¡,...
.1 1'a, y con O, fob joNセ
i G。@
La dJ.scrcpanCJ.J más notable es que O lec 'E ella dixo
que le po\IC\Cn nonbre Maña, e después que la llamase el rey como ques1ese e tO\'lese
por b1cn' (fol. JOI'II), lo que parece más lóg¡co y L'> accpt.1do por Mcnéndez Pida! en
la concord.mcl.l t.mto de ャッセ@ ッエイセ@
ュ。ョオウ」イゥエッセ@
su ediCIÓn de L. p. 52 Ja. No ッ「セエ。ョ」N@
de la l·rr.-11111 ·"",.¡,¡""· E y F. como los dc la Vrr.<itÍII rritiCtt h,1ce muy dudo,,¡ la
autentiCidad dt• 1.1 /rai<> ウゥャNセオOLエイ@
de O. que se revela m,Í\ ャュセョ@
como un.J mnovac1ón
par.1 salv.Jr el senado.
r.
A. MONTANER FRUTOS
Versi6u crítica
Versi611 sauclriua
La orra amiga que ovo el rey
don Alfonso fue Zayda, fija de
Havenhavet', rey de Córdova, e
tomola el rey don Alfonso por
aver ab Toledo mejor parado
por y.
La otra amiga que el Rey don
Alfonso ovo fue la <;:ayda: fija de
Abenhabet, rey de Sevilla. Mas
ésta,b como qlller que lo digan
algunos,• non fue barragana del
rey, mas" mug¡er velada, e• esto
fue por esta razón comor agora
diremos e commo lo contaremos
más conplidamente adelante en esta
estoria en aquel lugar do la él tomó
por muger. 11 Tomó esta <;:ayda el
rey don Alfonso" pora aver a
Toledo mejor parada.
E tomola luego cnstiana e a los
clérigos mandó' que le non
pusiesen nonbre Maríad cuando la
bateasen, ca dixo que non querié
aver compa1iía• con muger que
así ovicse nonbre, porque Dios
quiso nar;er de Santa María. E
ella dixo que le pus1esen nonbre
Elisabed: 1 'E después llámeme el
rey como <él> quis1cre'g e
bateáronla" e posiéron le nonbre
conuno ella d1xo.
E tornola cnstiana,' e cuando la
ivan a batear! dixo el rey que·l'
nonk pusiessen nombre María, ca
non querié éll aver compañía 1 con
mug¡er que assí oviesse nombre,
porque nasCJera d'ella D1os.m E ella
d1xo" que·l' pusiessen nombre
Helisabeth," e después que la.,
Uamasse el rey como se élP
quisiesse. q E los clérigos que la
batearon' pus1éronle nombre
María, pero dix1eron al rey que
Helisabeth av1é nombre.
Desí d io ella luego' al rey don
Alfomo los castillos que le diera
su padre, e eran éstos:-! Caracuel,k
aャ。イ」ッセN@
Consuegra, Mora, Ocaña,
OreJa. Uclés, 1 Huepte, <;:orita,
Masatngo, Cuenca.
E los castiellos que·l' d1era su
padre diolos ella al rey don
Alfonso, e son éstos: Caracuey,'
Alarcos, Consuegra, Mora,'
Ocaña,u OreJa, Uclés,' Huepte,
<;:onta, w Amassatrigo e Cuenca.
E ovo el rey don Alfonsom d'ella E ovo el rey en ella un fijo a que
un fiJO que ovo nonbrc Sancho
dixieronx Sancho Alfonso. el que
Alfonso," e d1olo,.' a criar al conde mataron después en la batalla de
don García de Cabra, e matáronle u」ャセウO@
e criol' el conde don
después en Uclés,0 assí conm1o
García de Cabra.
adelante lo contaremos.
1 A MORA ZAIDA, ENTRE HISfORIA Y LIYENDA
' Havenhaver s : Habenhabed
': Avenhaberj 11 b a s, 0111.
l'J) 11 e a los clérigos mandó
Ss : mandó a los clérigos
/\') 11 d María SsN, om.
) 11 • compañía Ss : compaña
1) 11 r Ehsabed Ss: Ysabel
N) 11 セ@ E después llámeme el
rey como (él) quisiere s (J),
11111. N 11 " batcáron la Ss J :
- le N 1 1 ' ella luego s ),
trausp. N 1 1 J éstos itcr.
Ss 1 1 l Caracuel 1) : Caracuén
Ss 11 1 Uclés Ss
: Volez
) 1 1 "' el rey don Alfonso Ss,
0111111. N) 11 " Alfonso Ss) :
Alonso
1 1 '1 d10lo Ss N :
d1olc) 11 o Uclés s
Volesj
325
• La otra amiga que el R.ey don
Alfonso ovo fue la <;:ayda E : (E)
la otra barragana ovo nonbre
<;:ayda FO 1 1 b ésta EF, 0111.
O 11 e lo digan algunos E : lo
digan los omnes F : lo assí dizen
algunos, ésta O 1 1 d fue su add.
} 1 1 • e E), 0111. F 1 1 r por esta
razón (e) como F (1:.) : por la
razón que O 11 セ@ e commo lo
contaremos ... por m uger 0111.
E 11 " Tomó esta <;:ayda el rey don
Alfonso E : E temola el rey don
Alfonso a esta Cayda FO 11 ' E
tornola cristiana (!111 . O 11 J a batear
E : batear F : a baptizar O 11 k
qud' non EO : que non le F 11 1
ca non querié éll aver compañía
EF : que non quené aver
fazim1cnto O 11 '" porque nasCJera
d'ella D10s E : porque D1os
nascJera d'ella F: e esto porque
Dios nascicra d'clla O 11 " d1xo
EO : dexó F 1 1 '1 Helisabeth EF :
María O 11 " que la EO, 0111. F 11 P
se él E, 0111. FO 11 ' 1 e toviese por
bien add. O 11 ' que b batearon E,
0111. FO 11 ' Caracuey E: Caracuy
F : Caracuel O 11 ' Mora EO :
Marty F 1 1 u e add. O 11 v Uclés
EF : Ueles O 11 w <;:orita EF :
Cotira O 11 x a que dixieron E :
que ovo nonbrc FO 1 1 v Uclés
EF: Veles O
Esta mención e hace en un capítulo al principio del reinado de
Alfonso VI, a modo de introducción aJ conjunto del núsmo,
consagrado específicamente a 'las mugeres e los fijos que ovo el
rey don Alfonso' (Crónica de Veinte Reyes, X, rv, MS } , fol. 70vb),
que se basa esencialmente en e1 Chrotlicon 1111111di, IV, 7 1, y en De
J2Ó
A. MONTANER ヲrutoセ@
rebrts 1lisprmie, Vl, 20, pero que en lo relativo a Z.titla se atiene al
parágrafo Vl, JO de este último . Como puede apreciarse, el texto
alfonsí sigue bastante de cerca el de su modelo, lo que no debe
extrañar, dado que el Toledano tiene nom1almen te la primacía
entre las fu entes de la Estoria de Espmia. No obstante, también セ・@
epara de él de fo m1a significativa en algunos aspectos. En primer
lugar, \e elimina toda m enció n al amor de oída de la princesa
sevillana, trasladándose la iniciativa de la unión al monarca
castellano, 'tom ola el rey r...1 to m ola luego cristiana'' y
otorga ndo a esta decisió n un alcance políti co ausente de la versión
anterior, pero facilmente deducible de ella: 'por Jver T o ledo
mejor parado'. Po r otro, se introduce esa discusió n sobre el
no mbre de pi la de la princesa tan aj ena a los testimonios
anteri o res, aunqu e, claro está, ligada a la discrepancia sobre este
punto entre el T oleda no, por un lado, y e l Ovetense y la Cllronica
aieremis, po r otro. También sigue a estas fuente , o al Liber
Re.<?""'· o al Tudense, al incluir aquí la indicació n de la muerte del
omite de este
infante do n Sancho en Uclés, que Jiménez de l セ。、@
pasaje. Por último, la versió n san china se molesta en propugnar
explicitamente la legjtimidad del m atrimo nio, frente a todas las
versio nes vistas (de Pelayo de Oviedo a la propia Versión crítica de
la Esron·a de Espaiia), 115 pero de acuerdo con ャ。 セ@ redacciones
interpoladas del Ove'tense y del Toledano, así com o con la lectura
implícita del Liber R e,grtm (que posiblemente haya inspirado Jmbas
inte rpolacio nes), según se ha visto, culrrúnando así la línea que va
de dic ha o bra a don Rod1;go, pasando po r don Lucas, en la
oficializació n del vínculo entre Alfonso VI y Zaida.
El caso es que, com o en el texto de Jiménez de Rada, estas
noticias apuntan en direcciones contrapuestas. Po r un lado, la
eliminación del intempestivo amor de Zaida, ' uehementi tamen
desiderio', parece m ás decorosa, al igual que la pérdida de
iniciati va de la prince a. A cambio, la acritud atri bUida a don
" Cabe, no ッ「セエjョ」・L@
que en el borrador de w l 'rr.mlll pnmllwa cmple.1do p<lra
redactar la Smrcluut1 \C constgna,en al margen l.:ts 、ゥセ」イーNュョ。@
cnrrc QNセ@ ftll!llCC\, dando
p1e a cm: planccJmu:nto. De エッ、セ@
modos. la f=e 'M.1\ ésta, ¡. .. ¡ 1.1 él tomó por
ュオセ・イG@
イ」セオャエN@
cl.1ramente postiza y obliga a un <¡uicbro en l<l |ュエNャク
ャ セN@ de modo que
la rcd.Kción prinuuv.t dd p.irrafo hubo de est:ll' ュ£セ@
ccrC<lll.l a IJ 1'rr>ion rririr11, lo que
md1ca que, ュ、」ーセョQエ・@
de e'a pm1blc mformJclÓn m.ugm.tl. セ|エ・@
lllClSO ・セ@
ongm.1l de la Smrcilirw.
11
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y L1 YI:NDA
327
Alfonso, que en definitiva actúa por la salvaguarda de u reino,
resulta más apropiada. Así pues, debe verse aq uí una actuación
característlca de los historiadores áuhcos, que alcanzaiÍa su
culm inaCIÓn en el inciso de la Versión sanchina destinado a
justificar que la amante del rey y madre de su único bjjo varón,
que hubiera sucedido a su padre de no haber caído en la rota de
Uclés, no era su barragana, sino su 'mugier velada', es decir, su
legítima esposa. Si estas intervenciones revelan la mano y los
planteamientos esperables de los colaboradores rcg¡os, no sucede
lo mismo con la discusión , un tan to incoherente, sobre el
bautismo de la princesa. Así que esta animada escena, con
ab undante diálogo (uno de los rasgos q ue se han considerado
caracteríslicos de los pasajes de origen épico, frente al predominio
de la narració n histórica), correspondería a la infiltración en el
texto historiográfico de una ficción de índole litera ria, ya fuese
una leyenda en prosa o un cantar en verso.
La conclusión parece bastante razonable, pero se ha de notar
que este mínimo episodio no justifica la existencia de un
argumento completo en tomo a las relaciones entre don Alfonso
y Zaida. De hecho, se contradice con los dato\ legendarios que
ofrece Jiménez de R ada, toda vez que en su versió n parece ser la
misma princesa musulmana la q ue, encend1da de amores, toma el
bautismo por su cuenta antes de entregarse al rey cristiano,
mientras que este relato sólo tiene sentido en dependencia de
la iniciativa de do n Alfonso, que, a todas luces, responde al
plan teamiento de los histo riógrafos cortesa nos. Por otro lado,
la preocupación por la denominación de quien sin duda fue
coetáneamente conocida sobre todo por su nombre ára be, como
se ha visto, parece más propia del mismo ámbito clerical (en el
sentido medieval del témuno) que del popular (por no decir
juglaresco). En ese sent1do, la cuestión o nomástica surge sin duda
a ra íz de la discrepancia entre Pelayo de Oviedo y la Chronica
'aíerensis, que señalan que Zaida recibió, con Las aguas
bautismales, el nombre de lsabel, y J iménez de Rada que, como
se ha visto, le atribuye el de María, basándose posiblemente
en infonnación de la historia oral. En todo caso, este episodio
(cuya versión prístina parece er la de la Versió11 sanchina, pues es
su frase final la que j ustifica la supuesta duplicidad de nombres
]28
A. MONT ANER FRUT OS
cristia nos), 116 si bie n resp o nde a una elaboració n qu e podría
calificar;e de legendaria o, qu1za m ej o r, de novelizad ora,
segu ra me nte n o d e ri va d e una leyenda tradicional, sino q ue
constituye una explicaci ó n histo ri ográfica, elaborada e n el セイ ッ ーゥ ッ@
17
talle r alfo nsí pa ra co nciliar las discre pan cias de sus fue ntes.
Parece o po n er;c a esta concl usió n la segunda ocasió n e n q u e la
Versi6rr sanchina se ocupa de estos per;onaj es, al narrar la e ntrada
de los almo rávides e n E spaña. En este pun to se pro duce una
dife re ncia d e tratamie nto e ntre esta redacció n y la Versi611 crítica,
q u e sin duda se halla aquí más cercana a la Prinritiva y cue n ta una
ve r;ió n d o ble d e la in vasió n no rteafiica na. E n pri m e r lu ga r (y
sin d uda siguie ndo, aunq ue no sólo , la Historia A rab11111, XLV III ,
d e J imé nez de Rada), refie re los acontecimie ntos histó ricos, para
d ar luego la ver;ió n del Tude nse y d el T o ledan o , ate nié ndose
especialme nte a este último: 118
El rey don Alfonso yaz.iendo sobre \[Z。イァッセN@
ovieron los seiiores de
Jos moros' del AJgarbe su consejo con Abe nhabed,b rey de Sevilla, de
e nbiar dezir <a> aquel rey de los almorávides que avié nonbre y オセ。ヲ@
Abentexefin,< que los acorriese e que se non perdiessed el Andalozia, e
q ue assí se quitaría el rey don Alfonso de les< demandar más de lo quer
solién dar. E demás, que se temién de perder toda la tierra e que les
non 11 fi ncarié nada en toda el Andaluzía, que todo nonh fuese del rey
ー ッ@ do n R odrigo e don Lucas de
don Alfo nso. Pero dizen' aquí el 。イセッ「ゥウ
Tuy que el rey don Alfo nso enbió por los almorávides por consejo de
Aben habed,J rey de Sevilla e de Córdova, que era su suegro, cuedando
que le ayudariénk contra todos1 Jos moros de aque nde de la mar111 e que
e matan én ellos unos con" otros. E esta es la verdat. 119
111
' No obstante, y dado que se múa como una extensiÓn del p.írrafo . no puede
rech.lZar<;c de plano q ue constituya uno de los desarrollos explicativos tan
como se verá luego.
característiCOS de esta カ」イウセョL@
117
En este caso, concu.:rda en la e":plicación Menéndcz P1dal, La G¡nuid del Cid, 11 ,
76?: 'La Prímrm Crc111iw General, 52 1ab, intenta conc1liar las dos noucias d1sc.rep:mtcs'.
Notese que la &ase puesta en boca de Za1da en la l'wio11 mtica, 'E dcspué, ll:ímt:me
el rey como él quJStcrc', y que pasa a cmlo md1recro en la 1't.·r>itÍII >allrlriua. parece ser
una セNエィ、。@
magmral. por lo feHz e irómca, de los compiladores 、 ャ ヲッョウ■・セ@
ame dos datos
」ッョエイ。、ャセN@
セ」ᄀLBGNュオョ・エ@
hartos ya de casos como éste.
"" Ss, fol. 323'b: J. fol. 85'11; '. fol. 135•b.
"'' Vananrcs:' de ャ ッセ@ ュッイセ@
om
1 ij Abenhabcd 1\ ': Aben.tbcdj · Abenhaben Ss
11 < yオセ。ヲ@
Abcnrcxefin flll. : Yuc Abenrexcfin Ss : yオセ。ヲ@
Abenrcxessm /\'. yオセ。ヲ@
セ「・
ョ エ」ケヲ@
J 11 d perctieS!oe )•"-' : pcrderién Ss 11 • el reY. don Alfonso de les 0111. ' 1 1
1
.lo que Ss . , 9uanro le f,\ ' 11 _les non mmsp. J ' 11 h non Ss J : no• ' 1J,' ctizen
Ss) : セコ」@
11 1 aセ」Qゥィ。、@
{' : Abeohabet J :fbenhaben Ss 11 k ayudancn r111. :
ayudane Ss : ayud.man ) 1\ 11 todos o111. Ss 11 .tquende de b mar Ss : .1quende la
mar J . aquén mar N 11 "con s: a)N
J.J
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
329
Desde el punto de vista compilatorio, esta presentació n plantea
dos problemas. Por una parte, q ue se da en primer lugar la
セク ー ッウA」ゥョL@
。オセア・@
histórica, considerada erró nea, lo que puede
111duCi r a engan o. Por otra, q u e al separar la ver;ión legendaria de
la entrada almorávide del párrafo q ue en el Toleda no le an tecede
y donde se in trod uce a Zaida, la indicació n 'que e ra su suegro'
qu eda 、・セZッ
ャ ァ。、@
セ・@
aquella y sin justificación inmediata (pues la
p resem ac10n d e Za tda se encue n tra muy lejos, en el pasaje situado
e n_ Cr6rrica de Veirrte Reyes, X, IV y en F, l! l, 3 = PCC, ca p. 847,
nuen tras que la invasión almo rávide se narra en X xxxvm
correspo ndiente a F, III, 38 = PCC, ca p . 883). Sin ' duda po;
。Qセ Q 「セウ@
razon es, los com piladores de la Versi6rr sanclri11a optaro n po r
・ セQ ュ
。 イ@ la exp?sición セ ウ エ イゥ 」。@
d e los acontecimie ntos, dejan do
solo la legendan a, y p o rue ndo e n su lugar un párrafo sobre Zaida,
correspondi e nte al que trae d o n R od rigo: 120
Pues muertas todas estas mugieres, fincava' el rey don Alfonso por
casar. E en estab sazón otrossí regnava en Sevilla Abenabeth, un moro de
muy buenas costumbres< por sí e muy poderoso. E avié acá en el reino
de Toledod las cibdades e villas e castiellos que avemo suso dicho< ante
d:esco:r C u,enca, .?caña, Uclés e8 Consuegra, e los otrosh laga res que
d tchos son. E av1e estonces aquel rey Abenabeth una fija donzella grand
e muy fcrmosa e de muy' buenas costumbres, e amávaJa él mucho e avié
ョ _ ョ セ「イ・@
z。ケ、Nセ@
E por mejoría d'ella e venirte meJOr casamiento por y,
dio! セオ・ョ」。@
e todas las orras villas e castiellos que avemos contados, et
ocorgogclos por suyos con buenas cartas e bien firmcs_l E el rey don
Alfo nso, que siempre fuem muy ・ウ ヲ ッイセ。
、 ッ@ rey e muy aventu rado e de
grandes fechos, pe ro que a Toledo" avié ganado," por tod esso non
qucdavao de contender en fecho de amus, tanto que moros e cristianos
avién que vcer en élJ.P 121
. En' エ ッセ@ ・ウセッL@
sonandob la su muy grand fam a< deste rey don Al fonso,d
ovolo a 01r e saber aquella donzella doña <;::ayda. E tanto oyór d'este rey
don Alfonso que era cavalleros grand e mul fermoso e libre' en armas
120
セ B@ ヲッャセ@
181!'11-189'a (= PCG. p. 553ab); F, 111, 38, fols ss•a-s9"o1; O fols
J171>-J17·"·
•
121 Vaname,: ' fincava EO : fincó F 11 b E en esta EO : En esa r 11 < costumbres
セoZ@
maneras F 11. del remo de セッ ャ ・、ッ@
O: el regnadp de Toledo F : C.tstiell.t E 11
suso d!cho E : d1cho セオウL_@
F : dicho de mso O )1 que son atltl. O 11 ' Uclés e
E Zャ u、・セ@
Veles/· 11 tres add.,F 11 'ante(s) desto adtl. P (0) 11 J muy 0111. O
11 e .av1e nombre Zayda 0111. E 11 finnes EF: finmdas O 11 m stcmpre foc trarrsp.
O 11 e de grandes ヲ・ セ ィッウ L@ pero que a Toledo 0111. O 11 6 mucho add. O 11 • por
tod L'SSO non qucdava E : por con todo esto non dexava O : non dexava por todo eso
1 11 r veer en éll EO . fazer en ello F.
p:
330
LA MOllA /A IDA, [
A. MONTANrR 1 IW rOS
e en todo los otrosl sm fcchos, que se enamoró d'éll , e non de VISta, ca
nunca·!'' viera, mas de la 1 su buena fama e del su buen prez que cresCié
cada"' día e sonav:.t más. e enamoró" d' éll doña セ。ケ、@
tanro, que fuc a
demás. Assí que, ciJa,.' mu y enamorada d' éll , como las m ugicrcs son
sotiles e sabidoras pora lo que mucho an a taJante, 0 ovoP ciJa sus
mandaderos deq cómo el rey don Alfonso andava esronces por Toledo
e por las conquistas que fazJé {estonces }' en las villas de adcrredor
d 'ella, e' era acerca de la tierra d'essa' doiia セ。ケ、N@
< E> ovo ciJa sus
mandaderos con quien le envió dezir e rogar que oviesse ciJa la vista
d'él, ca era muy pagada del su prez e de la beltat q u e·l'" dizién d 'éll, e
que· l' amava e quc-1' qucrié veer. E aun por llegar el pleito mas aína a
lo que ella querié , envió)' d ezir porv escnpro las villas e los legares" que
su padre le diera, et que si él quisiesse casar co n ella, que-!' darié Cuenca
e todos aquellos' castiellos e fortaJezas que· l' el padre diera.Y El rey don
Alfonso. cuando este mandado le vino: ーャセッ
ᄋ jG@ mucho con aquellas••
nuevas e envió!' dez1r que viniesse ella dob toVIesse por bien ccc él
que la vemiédd vcer de tod en todo. E unos dizen« que veno ella a
Consuegra, que era suya efT acerca de Toledo; otros dizen11K que a
O caña, que era suya otrossí; otros dizen aún"" que las vistas que" fueron
en C uenca. 122
Mas las vistas ayan scydo o quicr," ca el fecho de lo que lab セ。ケ、@
querié acabosse, e nós vayamos por la cuenta< de nuestra estoria, que
dize assí: Puesd que el rey don Alfonso comó su cavalleria grand e buena,
122
V.1riames: • En El· : E en O 11 b >onando l::/ : \On.wa O 11 e la m muy grand
fama E : 1.1 muy grand 1:um r. la fama muy r,nd O 11 d e mld. O 11 • a atltl. 1
1 oyó EF. ッケセ@
dem O 1 • muy adtl. O 11 muy 11111. r 11 ' libre Er om l' O 1
1
J ッエイセ@
0111. r 11 k nunca· ' tr.niSp F 11 la u111. O 11 "' el t1dd. P 11 " más. Se e namoró
e : má5 que sc cn.tllloró f· : con que cada día más セ・@ cnamorava O 11 " ella 1 O
d'ella E 11 u a ral.mtc /· : t•1lantc O : a ralcnt /:; 11 " ovo EO : cnvióle F 11 q dt• O
: e de EF 11 ' por Toledo e por Q NQセ@ conquJ\l.l\ qut: f.1zié cstonces 0111. F (rx
IJCJmoit>teleuto) 11 ' e 1; : cm o nce e 1 : e que O 11 ' l'ssa 0111. F 11 " 1' <1111. O 11 • un
atld. F 11 セ@ logares LO : 」ュゥ
ャ ッセ@
F 11 • aquellos EO lo' ッ エイ ッセ@ F 11 Y qul.. l' el padre
d1era E : que le dJCra su padrc FO 11 • mandado le VIno E : mandado oyo O .
nlJndadero vio F 11 .. .1qudbs EO : estas /- 11 bb e env1ól' dezir que vmJesse ella (a)
do C (0) : dixo que do db F 11 " e 0111. F
JJ vem1Í: E . mé FO 1 .. d1zen EO
: d1z1én F 11 fT e u111. FO 11 101 d1zen <>111. ¡; 11 hh otros dJZcn (dez1én) aún E (0) ·
e ッエイセ@
d1zen F 11 " que 0111. F El pasaJC entrc las dm .1p.m ciones de 'e ovo sus
mandaderos' está estragado. M cnéndez Pidal com1dcrJ que hay un mc1so y lo ed1ta
de .este modo: ' Assí que dl.1 muy enamorada dell. como la, mugerc, son soriles cr
セ 。「Q、ッイ
ウ@ pora lo que mucho .m a ralenr, ouo cll.1 su'> m.mdadcros - et de como d
rey don Alffonsso and.1U.1 cstonces po r T oledo et por ᄀLセ@ conqu1stas que f.1z1e cstonccs
en las villas de adcrrcdor dclla ct era acerca de la tierra dcssa d on na <;:ayda - o uo ella
sm mandadero' con qu1en le cnu1o dczu ct rogar que ッオj」ウセ・@
ella la VISta del' (Prr111rrt1
CrJrrim Gerreral. p. 533n), pero no da buen sentido. Prefi ero. pues. aceptar .1lguna de
!Js lecciones de F y O y hacer dos númmos retoques, encerrando corre llaves lo que.
a mJ JUrcto y de modo provmonal. corutdero repeuc1ones mdebtd.t.s, y h.1c1endo una
ad1e1on con anolambda.
j
ji
TRr HI STO IHA Y 1 r YENDA
3Jl
e guardándose< todavía muy b1en que engaño nin rraic1ón non
a nd1d1 esse y.f fue vecr a doña セ。ケ、N@
E desque se v1eron amos, s1 ella era
enam orada e pagada del rey don Alfomo, non fue él' ュ ・ ョッ セ@ pagado
d 'ella, ca la vio é)l grande e muy fem1osa e enseñada, e de mu y buen
contenente, como·!' dixierank d'ciLl. E1 ovo luego sus fab las con ella e
d emando )' que SI ella tal pleito querié d'éll,"' que si" se tomané cnsriana.
Ella respondiol' que se tomané cristiana" e que·l' dané luego C uenca e
todo lo áJ que su" padre le diera, e que fa rié エッ、。
セ@ las cosas del mundo
que él JeP mandasse, e queq casasse con e lla. El rey don' Alfonso,
vc.:ycndo cómo' era nueva la conquista que él fiziera de Toledo. e' lo
que la セ。ケ、@
aviéu serié grand ayuda por averv Toledo m ejor parada,"
ovo su consejo con sus condes e sus ri cos o mnes, e rornob cristiana,
como lo avemosx contado yaY suso ante desto, e casó con ella e fizo
luego en ella' un fij o." E ella entregó de C uenca al relb e de LOdo lo
ál, e al fijo mandó el rey poner nombre e, co n su sobrenombre,
llamáronle do n Sanch AJffonso. Et diol' el rey luegodd a cnar ,¡) conde
don García de Cabra . 123
Aunque el trasfondo de esta exposrcron es clarame nte De re/ms
Hispa11ie, VI , 30, aquí sí se haJJa el desarrollo narrativo que faltaba
anteriormente, lo que si n d uda pa rece justifica r la existencia de
una fuente ép ica (leyenda o cantar breve) sobre este asunto. Esta
impresión se refuerza te niendo en cuenta e l desarrollo del resto
del episodio: la legendaria entrada de los almorávides llamados
124
por Alfan o VI y Abenhabet,
co n la muerte de éste, y la
unificación de Alandalús bajo la égida marroquí: 125
Q
セG@ Vanantes: ' m セ@ las v i sエNャセ@
.1yan >eydo o gu 1er 11 : Mas bs v1sras áyame doquu:r
O : Fechas las vista\, f:ígame y doqu1er F 11 b !,1 ''"'· O 11 e 1.1 cuenta El· : el cuento
O 11 d Pues EO : d」|ーオcZᄋセ@
F 11 • e guardándo;c 110 : guardóse F 11 1 muy '""·
FO 11 g. que El· : de O 11 " quc セョァ。ゥ
ゥ ッ@ 111n tr:liCIÓn non and1thesse y 1:. : que
・ ョ ァjセッ@
111n tra1c1ón non Nュ、ッカスセ・@
F: de cnga1io e de rra1ción que non. 。ョ、ッカゥ・ウセ@
1J ' d 11 . el rey don Alfomo 1·0 11 J mur mld.
11 セ@ dlxleran EF : diXICron () 11
1 el add. F 11 m d.éll 0111. O 11 "SI t>lll. F 1 • Clla respond1ol' que se エッュ。ョセ@
cmttana
EF · E ella dixo que sí O 11 • 'u EF : el O 11 P él le r : él E : le () 11 q e que L
: de meJOr nuemre lJUl' otra cos.1. セッ ャ@ que con (sólo con que) F (0) 11 ' Cit>a\\e con
ella. El rey don EF : con ella casa.ssc. E e l don O 11 · como EO : que F 11 ' con
add. O 11 " qué mltl. O 11 ,. a エセ、N@
O ll セ@ e atld. b 11 ' d1cho e c1tld. O 11 Y >·a l:
: ya en esta eswna F : en L>sta ・ウエッセ。@
O 1 • fLzo luego en ella E : tizo luego/· : fizo
en ella O 11 .. luego 111/d. O 11
de ucnca al re> E : luego al rey Cuenca O :
luego al rey don Alfomo de C uenca F 11 " nombre e, con su sobrenombr<' E :
nombre do n Sancho e, con el su sobrenombre O : nombre con su no mbre r 11 dd
el
12 rey luego tmrrs{'· O.
' El nombre es a adaptaCIÓn romance de la pronunclilctón t:Stándar ¡aben G。「セ、ャ@
del
J ndalusí Aban 'Abbád, 」ャNゥセ
i co@
lbn 'Abbad.
PS E,. fo ls ll!\)'a-1!!!)'11 (•
f>CG. pp. 5531>-55411); r. 111, 3N. fols 59'·,,....(,o'b;
fols
3 •i.a-3 18'/•. Om1to aqu1 un pasaje. sin duda de fuente .írabe, sobre la cnlron1zanón
de Yüsuf b. Tasulin.
o
o.
332
A . MONTANER rRUTOS
1 A MORA ZA IDA , ENTRE HI ST O RIA Y lEYENDA
333
Empós esto: el rey don Alfonso de Casoella e de León, cata ndo ya el
debdo que aVJé con Abenhabeth, rey de Sevilla, padre de do1ia María la
<;::ayda, su muger, ovo d'alli adelante su co1iocencia con éll e sus amoresb
muy grandes.< E veyendo cómo ellosd era n los mayores omnes de
España, pero que avié y otros onmes< muy grandes, assí como el rey de
s。イァッセ@
e el der Torrosa, e otros que )'& eran muchos. e por razón
de asseñorearlos e que en ningún lugar de España non les saliessenh de
vassallage nin de pecho,' este rey don Alfonso, por consejo de
Abenhabeth, su suegro, envió allendl mar a Áfri ca por los mo ros
almoráv1des, que eran fijosdalgo e la mejor cavallería que en todos los
moros avié. 126
1... ¡E a este Yuc;:af envió rogar el rey don Alfo nso quc-1' enviasse los
almorávides a España. E él enviól' un su alguazil mayor que avié nonbre
Alí.b E esto fue fecho, como dixiemos, por consejo de Abenhabeth,
su suegro, rey de Sevilla, e los almorávides passaron a Espmia por ele
mandado del rey don Alfonso. E eran muchos además, e mu y fijosdalgo,
ed cavalleros muy esforc;:ados.< E pues que fueron aquend mar, cuedando
el rey don Alfonso qu e serién der su ayuda contra todos los o tros moros,
ellos catándose cómo eran muchos. acordáronse8 con los moros
d'aq uend mar, e el su acuerdo fue ata] que tomaron aquel Alih que vos
rey. E él, non acordándose de su señor yオ セ。ヲ@
dix1emos e 。ャセ£イッョ・G@
Abenrexefi n,J que·!' enviara por señor e cabctiello d'aquellos cavalleros,
fizosse llamar Miramomelin, assí como su scñor. 127
E assí como cuenta la escoria, pues que aquellos moros que passaron
de Áfri ca acordaron' con los de España,b fu eron todos en uno con aquel
señor que pusieron e levantáronse contra todos los otros' moros e
cristianos. E tiráronse luego todos del señorío del rey do n Alfo nso e non
led quisieron dar el pecho como ames solién. E comen¡;:áro nle de
guerrear e de·J' vuscar quanto mal podién•. 12R
E salió a ell os Abenabeth rey de Sevilla, su suegro del rey don
Alfonso, por vedárgelo,' e lidiaron con éll. E él. non metiendo la mientb
121
' VanantL"'i: • Empós esto EF : E empós d'esto O 11 h amore> EF · moros O 11 e
en uno add FO 11 d ellos 0111 O 11 < omnes 0111. F 11 1 rey add. r 11 a y 0111. FO
JI h les saJjessen O ; les ..ahcssc E : le saliesse F 11 ' pecho EO : pechero 1 11 J allend
EO ·allí en
127
Vanantes: • Abemexefyn ndd. O 11 b AJí E: Halí F: Halí Abenaxa O 11 ' d 0111.
F JI d e 0111. FO 11 • commo dLx1emos add. FO 11 1 セ」ョ←@
de r111 : serian de F :
セ・ イゥ ← ョ@ en O : セ・ョ←@
de E JI • - se om. E JI h Alí Alí E : Haly /· : om. O 11 ' por tJdd.
O 11 J de su sei'ior yオセ。ヲ@
Abcntcxcfin EF: de yオセ。ヲ@
Abcmexcfin M1ramomelín. su
セ」ッイ@
O
12
H Vanantes: • acordaron EF : acordáronsc O 11 b e add. O 11 ' omes add. F 11 d
le 0111. F 11 • del vuscar quanto mal pod1én E : (de) vuscarle mucho mal F (0).
r.
A. MONTANER fRUTOS
lA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y LEYENDA
mn la voluntad a tanto, acaesCIÓ que·J' mataron en la batalla;< él non
yendou a la batalla tan gu•sado como dev1era e pud1era. E matáronle
mayom1ientre• por estas razones: por que diera セオ@
fua por mug¡er al
cristiano, e tenién orrossi que él cristiano era1 encub1ertamientre. puesK
12
que tan grand amor avié con el rey don AJfonso. ''
Alfonso, padre de la reyna 1 doña Maria la <;.tyda. Otro días mandóh el
rey don Alfonso traer ame sí a aquel moro Abdalla, e en el' logar dond
lm moros le ov1esen1 m.ís a ojo, mandó fazer pie.,as a esse moro AbdaUa,
porque él fuera el que matara a su suegro Abenabeh. E pues que esto fue
fecho, mandó ayuntar en un lugar las pie¡¡as d'aquel moro e adoz1r
muchm de ャッセ@
másk nobles moros que fueran presos con éll, e quemarlos
todm allí en uno.' ¡... J. E el rey don aャヲッョセN@
pues que fue pagado de
lo que avié fecho d'aquella corredura e cómo avié crebantado e
desonrrado e tomado su vassallo pechero a aquel Almiramolín Ali,m que
tantos pesares e pérd1das le fiziera," tomose pora su tterra con muy grand
ganancia e grand onra." 132
334
A estos pasajes, se añade la venganza del monarca casteUano, en
dos fases; una primera tras la derrota de Sagrajas, con una
130
expedición a Sevilla:
E en cssc a1io otrossí, pues que fue tomado a su tierra, como nunqua
quedava de f.ner bien, sacó luego muy grand hueste de todos sus regnos
e fue muy apoderado e muy de grand cora¡¡ón e muy sañudo. e entró
por tierra de moros e corrió e robó e astragó fasta dentro en Sevilla. E
aqu el moro Almiramomanín, maguer que tenié grand poder e era con
éll el conde Garci Ordóñez con muchos cristianos, non fue osado nin se
atrovo de salir contr'al rey don Alfonso. E el rey don Alfonso tomosse
con grand prea e grand onra pora su tierra.
La otra, tras el de astre de Uclés, con un ataque contra Córdoba
en el que venga a u suegro (pero, extrañamente, no a su hijo), lo
que cerran' a e 1 argumento: 131
E yaz1endo el rey don Alfonso sobre Córdova, un noble moro que aVlé
nombre Abdalla• vcno de noche con muy gran compañna de moros e
dio salto a desora en la hueste del rey don Alfonso. E los cristianos
acog¡éronse luego< a las armas e sali eron a el lo'>, e prisieron vivo a
E
Abdalla e mJtaron todos los más de los suyos e catlvaron ュオ」ィッウN\セ@
aquel moro Abdalla matara• al rey Abenabeth, su suegro del rey don
12'' VJriantes: ' ved.írgc:lo EO : vedarlo F JI b l.t ament E : IJ<, macmes O : amcmcs
1
F JI e rulrl 1 1 1 d yendo J.!F : v1endo O 11 • mayonmenrrc 11111 O JI e temén
orrosq que él cristiano era <!111. O (ex ltomt•iorrlruw) JI ' pues El : e por O.
n u De los teso montos de b l 'rm6u saudtiii<I, ,ó]o E., fol 1 89•11. transtmte d pasaje.
por lo que m」ョセエャコ@
Pida!. PCG. p. 554b, lo relega al aparato críuco. sm advertir
que se encuentra tambaén en la Crá111ra de l'rilllr reyes, X. XL (e\ decir, en la 1'miáu
cririr11, msセ@
S<, fol. 31.4'b; ), fol. 86'ab; ."'-:, fol. 137'n) y que, por lo ramo, procede de
la Vmwu ¡mlllllll'•l. He aquí su tcxco (según Ss. pero en el caso enrrc corchetes sago
a).'\? 'El rey don Alfonso, acordándose del mal e del que bramo que le acaesció, sacó
muy grand hueste de todos sus regno' e fue correr a tierra de moros e comó e robó
e amagó cuanro falló fasra Sevilla. E maguer que Yw;af Anmamonuníne (tenté(
gr.md poder e era con él el conde Garáa Ordóaiez con muchos cmuanos, non fue
osado de salltr conrra él, e romose el rey don Alfomo con grand ganancaa para m
tiCrr.\ ' .
'"E, fols IC)O'I>-191'11 (= PCG, p. 556a): F, 111. .¡o. fols ()¡ ' ,t-óz'a: O. foh Jt8'1>-
J 19'n.
335
Menéndez Pida1 ('La Crónica Cmeral de Espr11ia', p . 141 ) se basa.
precisamente, en la coherencia temática y argu mental de este
relato para suponer, aunque no dar por sentada, la existencia del
*Ca11tar de la mora Zaida:
H ay sin duda, en este relato, indudables elementos poéticos: sobre todo,
la princesa enamorada 'de oídas, que no de vi\ta', como en tantos
poemas y romances, y los castigos con los que se consuma la venganza
final. Pero esto no nos auronza a suponer un relato versificado, máo, bien
que una simple leyenda en prosa, acaso oral. [... ¡ Para suponer que esa
cstorin era un cantar épico es prec1so algún apoyo espeCial. que creo
existe en este caso: la h1storia de Zaida abunda en episodios guerreros
ーイッセ@
de la epopeya, y uno de Jos perso n;ües que n1terv1cnen en esas
guerras, el conde traidor García Ordóñez, es person;üe conocidamente
épico, que aparece en otros poemJs con el mismo carácter odioso.
133
lnd1cios, nada más, pero de bastante peso.
2
V.anantes: • AbdJIIa flO : Aldalla F 11 b a de-.ora en la hueste EF : en la hueste
tbhoras O ji ' luego 0111 1· 11 de cativaron muchus 0111 . E 1 ' m.ttara EO : nutó
de noche I 1 1 !.1 reyna om
11 1 otro día EF : otrosí O 11 • mandó O trdiiSJI. post
Alfonso 1 J ' e en el EO : en F 11 J le ovaesen E : le (lo) カゥ」セョ@
1'(0) 11 k ュセ@
om.
1
O 11 J h en uno EO : en un ugar F 11 m e tomado su vas\allo pechero a aquel
Almir.unolín Alí E : a aquel H.ili (Aií) que se feZJcra ll.unar Miramomdín F(O) . J "
ftzacr.1 U : avu: fecho O 11 gatw1c1a e grand onra EO . honra e con muy gram
r¡manCia 1·
cu rém1inos muy <mulares en Pnmcm Cni111ca Gmrml, 11,
n Don Ramón se 」クーイセ。@
1!79-80. Una カセゥョ@
Jlgo diferente dd argumento, pensando más baen en una 'prose
legcnd·, r.lantea Salvador Martínez, 'Alfonso VI", p. 4: 'if therc ever was a Camar tlr
la mora セイ■、エAL@
.1s m・ョセ、コ@
Padal contended, thl\ rowltlr 「・セL^。ョ@
wath an .1dulterous
lovc afTaar, conanued wath the death of Zaída, the dasaster at Uclé<;, and thc death of
thc boy-l.mg, and cndcd w1th thc defear and death of traatoro; 111 a ball of ftrc: m the
out.\kam of Córdob.1·. Su suposición, conrrana a las fuentes, 'obre ese llliCIO adúltero
le lleva a pom1lar que 'the Ctmrar de Id mora Zafdtt was not J \Ong of praise but a
"
J
r
¡
33Ó
A. MONTANER FRUTO
LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA
Se ha de notar, no obstante, que esa aparente unidad en un o y
otro plano es fruto, principalmente, de la propia compilación
cronística, que no puede, de todos modos, evitar cierta falta
de cohesión, ya que los sucesos aparect:n eminentemen te
yuxtapuestos, en particular el ataque contra Sevilla y La presencia
allí de Ga rcía Ordóñez (completam ente tangencial, por otra
parte), cuya desaparición del arquetipo común a F y O quizá no
se deba a un error, sino a la voluntad de eliminar un eleme nto
con fuertes visos de postizo. En todo caso, lo que se advierte aquí
es una mera taracea de matetiaJ procedente de las fuentes
historiográ fi cas habituales de la Estoria de Espmia, lo que impide
remitir la totalidad del mismo a un relato único y ho mogéneo. En
efecto, la parte inicial, referida a Zaida, se vincula directamente aJ
Toledano; la centraJ , sobre la invasión almorávide, combina datos
procedentes de éste y del Tudense, con los de una fu ente
posiblemente árabe, mientras que la parte final, relativa a las
incursiones contra Sevilla y Córdoba, está tomada literaJmente de
don Lucas, 134 y, por lo tanto, no prueban que existiese ese
pretendido testimonio épico del que provendría el conjunto de la
leyenda. Por lo demás, lo que no aparece explícitamente en las
fuentes latinas, incluso el discutido asunto de las vistas, puede
simplemente deducirse de los datos que ofrece Ji ménez de R ada,
ajustados a la previa exposición de la propia Estorin de Espatin.
Dicho en otros términos, nada hay en e l texto que justifique que
fue don Rodrigo quien abrevió el relato de su supuesta fuente
épica, como pensaba Menéndez PidaJ ('La Cró11ica Ce11eral de
Esp01ia', p. 141 , y Pri111ern Cró11ica Ce/lera/, 11 , 879), y no los autores
de la Versión Sllllcllina los que procedieron a una nlllplificntio de su
modelo historiográfico. Ésta, además, sigue las pautas habi tuales de
esta operación retórica, dado que la mayor parte del pasaje
consiste en el desarrollo verbal de las ideas contenidas en su
m odelo. 135 Constituye un ejemplo palmari o la conversión de
' H ec auditis magnalibus Aldefonsi' del Toledado en
wammg ro both c 。 セエゥ ィ。ョウ@
and Leonese of the1r kmg's イ ・」 ォャ・セウ@
bchav10r .11 a partJcularly d1fficult mnc. Thc Cautar was an ann-Aifonsine tndiCllllC11t, an example 1101 to
be followed' (p. 4), lo que me parece forzar las pruebas (mezclando los 1csnmomos
lmtóncos con los ficticios), ya que SI un elemento legendano hay claro en todo este
asunro y podría dar p1e a pemar en una leyenda. ép1ca o no, es precisamente el amor
de oídas de Z.uda {aun cuando quizá lo inrroduJCSC Junénez de Rada, como se ha
VIStO).
IH Lucas de Tu y, CIIrouico11 1111111di, IV, 71: 'Vnde eodem .m no magno exercitu
congregara usque Sibii1am uenit et innumerabiles srrages fecit ct in pace reuersus e>t.
Erar cum Sarracenis comes Garsias Ordonii. qui Agarenos ad prelium fortirer
animabar· (p. Joó); 'Sequenri uero die 1psum Abalddla IUSSit rex Adcfonsus.
tndcnubu.s Mauns qu1 eranr セオー」
イ@ murum Cordube, frmrratim <s>cmd1 et IgilC
c reman, qu1a occ1derar Benabet, socerum re¡,:is. De illis ct1am qu1 capo fueram cum
illo et eranr fanuharcs 」ゥオセN@
ignc comburi iussir. V nde tcmr Sarracem de solucndo
rnburo cum rege Adegomo finmter pep1genmt J... J ct rcuersus csr rex Adcfonsus m
parnam cum mulus opibm er gloria magna' (p. 307).
337
E el rey don Alfonso, que siempre fue muy ・ウヲッイセ。、@
rey e muy
aventurado e de grandes fechos, pero que a Toledo avié ganado, por md
esso non quedava de contender en fecho de am1as, tanto que moros e
cristia nos avién que veer en éll. En tod esto, sonando la su muy grand
fama deste rey don Alfonso, óvolo a oír e saber aquella donzella doña
<:ayda. E tanto oyó d'este rey don Alfonso que era cavallero grand e
muy fem10so e libre en am1as e en todos los otros sus fechos [... J
Cuando no es así, se trata simplemente de una deducción lógica
o, al menos, posibilista de cómo pudieron pasar los sucesos
aludidos, sin que haya nada que exija recurrir a una fuente
independiente, pues Las únicas diferencias con el relato del
Toledano dependen del ajuste ya visto en la actitud de los
protagonistas. Si se considera que este planteamiento resulta
fo rzado, bastará con comparar la parte sobre la invaston
almorávtde de sus modelos, el Tudense y el Toledano, con la
redacción romance concisa, correspondiente a la Versió11
pri111itivn y representada por la VersiÓ11 crftica, y la redacción
amplificada que ofrece la VersiÓ11 sanclli11a: 136
Bセy。@
lo ha visto .1sí Cdtalán , L1 lpim espmio/t1, p. 61: 'El relato que incluye IIa Estona
dt• Espaual セッ「イ・@
Za1da y sus "amores" con Alfonso VI (que Menéndez P1dal [... ]
arnbuyc al "Cantar de la mora Za1da ") es, a nu parecer, uno entre otros muchos
ejemplos de desarrollo de un pasaJe de la fuente según b récmca de coloraCión
retórica empleada en la Jlrrsióu エセューャゥヲイ。、@
de 1 z89'. aunque no procede a demostrar su
a seno.
'"' Lucas de Tuy, Clmmicou muudr, IV, 71, pp. 305-oó. R odngo jm1énez de l'lada.
De re/rus llispa111c, VI, JO, pp. 214-15. Vcn-ióu crítim, MSS Ss, fols J2J'i>-J2J"Il; f, fol.
Ss"tl; N, foh IJ6'1>-IJ<í"a. Vmióu Slllldlillll, MSS E, ヲッャセ@
QXセOBN@
/·, ヲッャセ@
w"a-<JO'b: O,
ヲッャセ@
J17•11-JI8'b. En 。ュ「セ@
crómcas alfonsí.:s doy sólo el イセクッ@
dd manuscmo base
(Ss y E, respecnvamcnre), pero mdico algunas wprt">Ionc' entre llave\ y acepto
Zセャァオョ。|@
lecciones de ャ ッセ@
otros resrimomos, encerradas entre corchetes. Subrayo
además lO\ pasa_¡es que uo proceden con segundad de fuenrc launa, セュッ@
de otra
posiblemente árabe.
A. MONTANER fRUTOS
Chroninm mrmdi
Deinde hab1t0
consllJO cum
I3enabet,
cuocauit ad
Y セー。ュ・@
partes
De rel111s I-Jispm1ie
Et de consiho
soceri Auenabeth
uocauit ab Affrica
AJmorauides. qu1
111 gente Arabum
「。イセ@
tcnebant tune
エイ。ョウュLQセ@
temporis
principamm, ut
gentes qlll:
Almorabides siue eomm auxilio
Almophades
utcretur contra
uocantur.
Arabes cismarinos.
Putauerat en im
rex Adefonsus
quod predicte
gentes pugnarent
cum cereris
Sarraccms et
mutuo gladio
barban
delerentur.
1 A \llORA LAIDA, ENTRE IIISTORIA Y li.Yf, NOA
Versión crírim
1'c•rsián sa11dri11a
el rey don
Alfonso enbió
por los
almoráv1des
por COnSeJO
de
Abenhabcld l,
rey de
Sevilla e de
Córdova, que
era su suegro,
cuedando
que le
ayudariél n J
conrra 1todos 1
los moros de
aquende de
la mar e que
se matarién
ellos unos
con otros. E
esta es la
verdat.
Empós esto, el
rey don Alfonso
de Camella e de
León, catando
ya el debdo
que avié con
Abenhabeth, rey
de Sevilla, padre
de do1ia María la
<;::ayda. su
mugcr, ovo d'aiJí
adelante su
coi'iocencia con
éll e sus amores
muy grandes. E
veyendo cómo
ellos eran los
mayores omnes
de España, pero
que av1é y otros
omnes muy
grandes, assí
como el rey de
Sarago¡;a e el de
Torrosa, e otros
que y eran
muchos, e por
razón de
asseñorearlos e
que en ningún
lugar de España
non les saliessen
de vassallage nin
de pecho, este
rey don Alfonso,
pOr COnSeJO de
Abenhaberh, su
suegro, env1Ó
allend mar a
África por los
339
moro\
almoráv1des, que
eran fijosdalgo e
la meJOr
cavallería que en
todos los moros
av1é. 1· .. ] E a
t'S/1!
Yll¡qf 1'1//IÍÓ
ro,(!ar ('/ rey dotl
A[(o11so que-/'
euviasse los
a/tll(mírlides a
Espmia. E él
('1/Vicíf' U/1 Sil
a{l!ua::ilmayor que
aPié tl()//bre A /f. E
esto fue fecho
como dixiemos
por consejo de
Abenhabeth, su
suegro. rey de
Sevilla. E los
Almorávides
passaron a
España por el
mandado del rey
don Alfonso. E
eran muchos
además, e muy
fijosdalgo, e
cavalleros muy
esfor¡;ados.
Sed ipsi Sarrace111
Almophades
pamm glad1o.
pamm consll1o
ipsos Yspame
Sarraccnm in
suam concordiam
redegerunt et
constituenmt ex
E pues que
fueron aquend
mar, cuedando el
rey don Alfonso
que sené de su
ayuda contra
todos los otros
moros, ellos
catándo,c cómo
340
A. MONTANF.R FRUTOS
genere セオッ@
regem, quem
M1rnmamohnum
honoris grnria
uocaucrunr.
LA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y 1 EYENDA
ernn muchos,
acordaron con
los moros
d'aquend mar,
e el su acuerdo
fue ara! que
IOIIItlYOII aquel A/{
que 11os dixiemos e
。ャセ£イッョ
j ・@ rey. E
él, 11011
acordá11dose de .111
seiior Yu(f![
Abellll'X!!/ill, q11d'
Clllliara por seiior e
cabdiello d'aquellos
cml(ll/eros, fizosse
llamar
M iramomelín,
assí como su
セ・QッイN@
Facta igitur
concordia mtcr
Sarracenos
Yspanm ct
Affricanos, 1psi
barban
ceperunt regem
Adefonsum
grauiSSJJl1e
molestare et
omnino illi
tributa sohra
denegare.
er m
contrarium res
euenit; nam cum
1psi in magna
multitudine
cisfrctasscnt,
Mas commo
quicr que ・セエッ@
fuesse, {e}
pasó aquel rey
moro con muy
grand poder
a aHセᄀᄋjコゥOュ@
Talhadm [h:ee
Algezirat
Alhadra[
e ayunráronse
con él los
mayores del
Andaluzía e
acordáronse
todos con él
en le ayudar
e quitáronse
del vasallaje
del rey don
E assí como
cuenta la estoria,
pues que
aquellm moros
que passaron de
Africa acordaron
con los de
Espaiia, fue ron
todos en uno
con aquel señor
que pus1eron e
levanráronse
contra todos
los otros e
ecristianos.
E riráronse luego
todos del señorío
del rey don
Alfomo e non le
quisieron dar el
Alfonso e
non ques1eron
darle el pecho
commo solién,
ames
」ッュ・ョセ。イ@
de
le guerrear e
de le fazer mal.
Primo rcgcm
Benabet
occiderunr, co
quod esset
occulte
Chrisoanus er
regi Adefonso
mm1o amore
coniunctus.
ceperunr
Auenabeth
grau ius infestare,
adeo quod eum
in quodam prelio
peremerunt;
reputabant emm
eum, quia filiam
et castrn
Chrisriano
dederat,
Christianum.
E cercaron
luego a Sevilla
e tomáronla e
lidiaron con
Abenhabe[d[,
que era ende
rey, por que
diern la fija
por muger al
rey don
Alfonso, ca
tenién que
cristiano cm,
pues que tan
grand amor
avíe con él.
E preudiéronle
e11 baralla e
eubiolo Yuraf
alleude mar e
tÓ11ole preso
fas/a que mudó.
Des{ fue ro11 su
lutesle sobre
Córdova e
prisola, e
mataron y al
frjo de
Abenhabe/d/,
que la te11ié, e
a oiro rey de
Badalloz, que
341
pecho como
ames solién. E
」ッュ・ョセ£イャ@
de guerrear e
del vuscar
quanro mal
podién.
E salió a ellos
Abenabeth rey
de Sevilla, su
suegro del rey
don Alfonso, por
vedárgelo, e
lidiaron con éll.
E él, non
metiendo la
mient nin la
voluntad a
tamo, acaesció
que·!' mataron
en la batalla; él
non yendo a la
batalla tan
guisado como
deviera e
pudiera. E
matáronle
mayomuentre
por estas razones:
por que diera su
fija por mugier
al cristiano, e
tenién otrossi
que él cristiano
ern encubiertamicntre, pues
que tan grnnd
amor avié con el
rey don Alfonso.
342
A. MONTANEn fRUTOS
I.A MORA ZA IDA, ENTRE HISTORIA Y 1 FYENDA
a11ir non/m·
A betmlaftc?{
Demde,
congrega ro
m numerabilj
agmme
Maurorum,
C hnstlanorum
fines depredare
ceperunt.
Empós esto,
ayunt.:Íronse los
moros, tantos
que non av1én
cuenta. Et
salieron a correr
e astragar la tierra
de 」イゥセエ。ョッウN@
C umqu e
Wandalucii
eorum potenciam
perpenilissem,
ad inuicem
tractauerunt quid
esset graci us aut
Chnsoanorum
porcos aut
camelos
Almorauidum
custodire, et
secte sue zelo
comoti seruire
Almorawilibus
elcgerunt. Et ex
tune ulcramarini
et cismarini sub
オョゥ
セ@ regís
regimine
seru1eru nt.
Quando los
andalu zes
v1eron el grand
poder de los
almorávides,
pesoles de lo
que avién fecho,
e ovieron su
acuerdo si se
terruén antes
con los
almoravides o
si con los
cristianos, e
acordáro nse con
los almorávides.
E desde esconces
acá fueron los
moros de aquende
del mar e los de
allende todos
so un señorio
Se advierte aquí el doble y complementario proceso de taracea
de fuentes, con los consiguientes retoques de am10nizació n, y de
amplificación retórica, que no exige ningún tipo de antecedente
épico umtario. Queda, no obstante, la menció n de las disti ntas
versiones sobre la localización de las vistas entre Zaida y Alfonso,
que parece responder bien a la 'vida en varia ntes' de un poema
tradicio nal y que es para don R amón la prueba definitiva e n pro
de su hipó tesis:
34-3
Ahora b1en, esta abundanc1a de variantes es hab1tual en la transmisión de
los cantares, y la Crórtica ofrece otros casos de acumulación de cUas,
Jumficada por venir de te;-..1:os muy divulgados, conocidos de mucho ,
1111entras que una leyenda en prosa ofrece menos variantes, y no es tan
natural, dada su falta de popularidad, que fuese consultada en dos y tres
redacciones diferentes por la Crórtica. 137
Hay aquí varias presunciones no demostradas y ya Deyermond
(Ln lirerat11ra perdida, p. 127) ha señalado gue 'no es tan obvio
como pareció a Me néndez Pidal gue los cuentos fol klóricos u
otros relatos tradicionales en prosa tengan menos variantes que la
poesía tradicional, ni es necesario aceptar gue una narrati va
poética sobre Zaida haya sido épica'. M ás allá de esta obvia
cautela, es esa nusma disparidad de opiniones la que o bliga a
ponerse en guardia. En efecto, la existencia simultánea de tres
variantes de bulto en la localización del relato no se compadece
bien con la mínima fijación propia de una composición literaria,
aunque se transmita oralmente (y especialmente si está en verso),
como han constatado los estudiosos de la tradición oral, poética o
cuenristica. 1311 Incluso si se tratase de narraciones legendarias, de
constitució n formal más amorfa, un dato de contenido como ése
seguramente resultaría más estable, dado que 'la leyenda o ral y
tradicional se inscribe en unas dimensiones de espacio conocido y
local, y de tiempo pasado, pero no inde finido ni irreal'. 139
Por otro lado, la fonna en que el texto cronístico se refiere a
esa disparidad sugie re más bien una división de pareceres que
una divergencia de fuentes completas. Dicho de otro modo, lo
que comentan los historiadores alfan íes se adecua mejor al
com ponamiento de la historia oral (entendida a este respecto
IJ? Menéndcz P1daJ, 'La Cróccica Gecceral de Espaíia', p. 1.¡.2; lllSISte en ello en PCG,
11, 88o; Reliqccias dt• la poesla épira espaiiola (Madrid: Espasa-Calpc. 1951; rc1mp. con
mcroducc1Ó11 de D1cgo Cacalán. Madrid: Credos, 1980). pp. liii y lvi; Lt épim medil.'llal
イセーュゥッャエ@
desdr sus セイHョ・ウ@
lwsta scc disolccción eu el romancero, ed. de D1ego Caul.ín y
Maria del Mar de Buscos, Obras Completas de R. Menéndez P1dal, XIII (Madnd:
EJ.pasa-Calpe, 1992). pp. 246-47 y 445, n. 72.
1
Loui;-Jcan Calvec, La Trad11ion ora/e (Pañs: Presses U mvemtaJres de Francc,
1984). pp. 4o-4 1; cf. M1chclc Simonsen, Le Come popcclairrfrmt(ais. la cd. rev. (Paris:
Presses Univerm:ures de France, 19$6), pp. p-53·
u• José Manuel Pedrosa, César Jav1er Palac1os y Elbs Rub1o Marcos, Htroes, santos,
moros y bnya!i (leyendas éprms, lristóncas y Bエ セゥイ。ウ@
de la tmdiriÓII ッイエセャ@
de Bctt;llOS). Poética,
compamtismo y ctrrc>lexros. presentaciÓn de Maria Jesús LacaiT:l, Colección Tencenublo,
1 (l3urgos: Elías R ub10, 2001), p. 18.
344
A . M ONT A NER m UT OS
como semillero de anécdotas dispares, a esas alturas m ás o meno
legendarias) que de una tradició n literaria, pero m ás aún a La
pro pia discusió n a pie de borrado r en el taller alfo nsí. En efecto,
habida cuenta de que la exposició n de la Versi611 sa11chi11a no
o frece en realidad ningún dato propiam ente nuevo, com o se ha
visto, La dive rgencia de o piniones sobre el luga r de celebració n de
las vistas puede simplem ente reflejar las discrepancias del equipo
de histo riado res a la ho ra de ofrecer un desarrollo verosímil del
relato y es bastante pro bable que responda a anotaciones al
margen de los borradores alfonsíes que sirviero n de base a Los
compilado res del taller de Sancho IV , en las cuales se habrían
apuntado las diversas posibilidades (m eramente conjeturales)
para localizar las vistas. Eso explicaria también el to no de
distanciamiento de Los redactores de dicha versió n: 'M as las vistas
ayan seído o quier [ .. .] e nós va yamos por la cuenta de nuestra
esto ria'. 140
En conclusió n, lo más que puede admitirse respecto de la
concubina de Alfo nso VI es que corrió al respecto una breve
anécdota legendaria, más próxima al ámbito de la historia oral que
al de la leyenda épica, y desde luego no al de los cantares, referida
escuetamente al nombre de doiia María la (:ayda y quizá a su
enamoramiento de oídas y a su entrega a Alfonso, la cual fu e
reelabo rada po r Jiménez de Rada y posteri o rmente experimentó
una notable amplificación por parte de los cro nistas alfonsíes.
Dicha anécdota, al m enos en la versión de do n R odrigo, enlaza
en parte con los motivos de la épica de frontera (el amor de oídas,
la amada del o tro lado del linde, su conversió n al cristianismo para
casarse), pero su brevedad y la falta de noticias sobre una difusió n
temprana impiden concederle una existencia previa independiente
y, po r lo tanto, el carácter gemúnal qu e a m enudo se le ha dado,
en relació n con la épica de frontera y, en particular, con los
m o tivos que aparecen en el Mai11ete y en Floovallt, que, po r el
contrario, podrían haber influido en la elabo ra ció n definiti va del
episodio de Z aida.
l-lll Mcnéndez Ptdal, ' La Crónira qeneral de Espmia', pp. 14 1-42, y PCG. 11. 879-80,
cons1dcra q ue est(ma des1gna aqu1 la fuente de mfom1ació n, un cant<lr puesto por
escnto; pero el contexto deja claro, a 1111 ver, que セ・@ refiere セ i ューャ・ョエ@
a la matena
tratada, a la h1stona objeto de la ョ 。ュセ
」ゥョN@
l A MORA ZAIDA, ENTRE HI STOR I A Y LEYENDA
345
9. EPÍLOGO HI STORIOGRÁFI CO
De todo lo visto se desprende que lo relati vo a la concubina
andalusí de Alfonso VI no depende de la existencia de un
supu esto Ca111ar de la mora Zaida, sino que es eminenteme nte el
イ セウ オャ セ、ッ@
de la イ ・セ ャ 。 「 ッ イ 。」ゥ
ョ@ historiográfica de info nnació n preVIa, 「Q セ ョ@
、 セ@ la OlJSma procedencia, bien (complementariam ente)
de la h1stona o ral. Esta constatación hace posible extrae r algunos
coro larios relativos al funcio namie nto de la histori ografía m edieval
y, más particularm ente, al de la cronística alfo nsí. En primer lugar,
respecto de las fuentes, pero también respecto de los pro pios fin es
y métodos de los historiadores involucrados.
La creencia pidaliana en la existencia de cantos no ticieros,
que carece de fundam ento positivo, 141 y su atribució n de
cualquier variante de cierta impo rtancia en la transnusió n de un
determ inado relato a una fuente externa y no a una consecuencia
de la labo r de reescritura po r parte de los respecti vos cro nistas han
llevado a multiplicar la suposición de cantares perd idos, q ue en
numerosos casos se revelan com o puras fantas m agorías. Sin pretender en absolu to negar la existencia de refun dicio nes épicas ni
de _su reflej o prosificado (lo que sería igualmente improcedente),
se tmpo ne - no o bstan te - aplicar a la faz cro nística la navaja
de Occam con un apurado perfecto. En este terreno, por contra,
debe aumenta r el papel concedi do a eso que he de no minado
de m odo genérico ' histo ria o ral'. N o se trata, desde luego, de
sustituir sin más presuntos ca ntares por no m enos supuestas
not1c1as de transmisión igualmente tradicio nal, aun q ue de
constitució n fo m ul mucho más laxa. 142 Sin embargo, resulta
necesa rio tener debidam ente en cuenta la dimensió n real q ue
141
v←セウ・@
aャセェ。ョ
、 イッ@ H1gash1. 'Una not<l a propósito 、 セ@ ャ ッセ@ camas notiCieros en el
c1clo c1d1ano , en Calmlrrms, mott¡cJS y maestros ru lt1 Edad Media {.rlrta.s de /tu V jomatlcu
de L. von der Walde, C. Company ) A. Gonz.ilez (México: UNAM;
Mcdtrwlt·s), ・、セ@
Coleg¡o de Mcx1co, 1996). pp. llr-97: CaGllán, LA lptca espmio/a, p. 445; Mont<lner y
セ」ッ「。イN@
Can11m Campidocroris, pp. 107-10.
, Aunque al menos en este caso tenemos más que prob.1da constancia de m d•fus1ón
Hカ・。ウセ@
セー・」。ャュョエ@
M?ntaner .Y. Escobar, Ccmttcu C11mpid0<toris, pp. 111-17). que
Mcncndez 1 1dal, RclttJIIIIIS, p. lm, y PCG, 11, 1!76, 、・セーオ←ウ@
de demomar, trató de
mmmuzar, a favor de las fuentes ép1cas, 「。ウZゥョ、ッセ・@
en las ・セ」。ウ@
ュセョc
j oョ」ウ@
de los
エ ・クエッセN@
>111 caer en la cuenta de_ que. la mayor ー。ョセZ@
de las notiCias procedentes de
セ。ュイ・ウ@
d.: ァ・セ エ 。@ umpoco \011 Identificadas como ulcs, lo que hace セ Q@ argumento
mopcrantc.
J4Ó
A. MONTANER fRUTOS
LA MORA /AlOA, ENTRE lllSTORIA Y 1 rYENDA
la memoria colectiva podia tener en una época de elevado
analfabetismo, pero a la vez tan dependiente (para su legitimación)
de la historia como fue la Edad Media. Se podrá quizá buscar un
término que transmita mejor esta idea, o definir con más precisión
qué es esa 'historia oraJ', pero me parece importante no perderla
de vista. Porque los cantares son algo complejo y laborioso que
exige un esfuerzo de creación y de transmisión, pero la fuma
pública es ágil y volandera, y desde luego en el caso de Zaida
parece innegable que algunos de los datos incorporados por
don Rodrigo y aceptados en la Estoria de Espmia, aunque no
necesariamente los más 'poéti cos', poseen dicho origen.
En todo caso, aunque la cuestión de las fuentes sea capital en la
adecuada interpretación del discurso hi toriográfi co, so pena
de atribuir a éste lo que está en aquéllas o viceversa, el caso aquí
comentado muestra que se debe ir más allá en el análisis. Es decir,
no abandonar las fuentes, pero no quedarse en ellas, poniendo el
acento en la propia constitución de cada obra histórica estudiada,
con un desplazamiento de lo heurístico a lo henneneútico. En
efecto, si algo enseña el caso de Zaida, más allá de la po ible
procedencia de algunos datos concretos, es que muchos de los
elementos tradicionalmente atribuidos a las fuentes, incluso
aunque sean cultas, se deben a los arreglos (no sólo retóricos) de
los historiadores, quienes no se limitan a compilar, sino que
procuran redactar un discurso propio, narrativamente coherente e
ideológicamente consistente (aunque no siempre lo logren). En
ese sentido, la apreciación habitual sobre el alcance de la Versián
sanchina de 1289 me parece harto insuficiente; por ejemplo,
cuando Catalán escribe, a propósito del relato del viaje del rey
Luis de Francia a España, que e tá 'ampulosam ente narrado sin
recurrir a ninguna fuente nueva[,] sino a la compilación del
Toledano y del Tudense' (La épica espmiola, p. 62) y apostilla que
Este mismo planteamiento queda expreso en la caracterización de
Crespo: 143
Habtda cuenta que la técnica empleada en el pasaje por el amplificador
p.tra 'colore,tr' el relato es análoga a la que utihza en muchos otros
episodios, empezando por el de la mora ZJtda que 。」「ュッセ@
de citar,
a medias la substancia de los flondos comentanos de
sólo セオ「ウ」イゥッ@
Martín acerca de los fundamentos políticos que en la amphficactón cree
descubrir. (p. 62, n. s!l)
347
La tntervención del formador de esta obra es la más セゥュー
ャ ・@ que 」オ。ョエNセ@
se pueden imaginar a la hora de elaborar una crómca nueva: consiste
simplemente en reescnbtr el texto heredado en una amplificación
puramente retónca. Esta reescritura está hecha de espaldas no sólo a
ャ。 セ@ fuentes de la Estoria, sino incluso a los propios criterios alfonsíes.
Desconoce, por ejemplo, la idea segú n la cual la mona rquía asturャ」ッョ・セ。@
no era セゥ ョ ッ@ una continuación de la goda, stn solu ción de
conrmuidad en la invasión mustúmana. Esta idea cst<\ claramente
contradicha en la amplificación de 1289.
Por contra y aun sin entrar a evaluar aquí la interpretación
política de Martin , 144 que Catalán desestima sin más con el mal
contenido desdén que a menudo instila en la obra citada, es de
notar que resultaría sorprendente que la reescritura (medieval o
no) de una obra historiográfi ca se Üm1tase a una mera labor de
'coloración retórica', dada La carga ideológica que el género ha
portado desde siempre. 145 En efecto, resulta inadecuado achacar a
mera incomprensión del modelo alfonsí la subversión del modelo
neo-goticista, cuando se trata de una actitud cuyo trasfondo
'"Juan Lhumra Crespo, 'La Estoria de Espmir1 y las crómcas generales', en Al(c>11so X
rl Snbi<> y lr1s cní111ws de Espmia, ed. de Inés Fem:indez-Ordóticz (Vaii.Jdoltd· ·centro
para 1.1 Etltción de lo> Clásicos E\pañolc:s, 2000). pp. 107-32 (p. 1セッIN@
" c・ッイセ」Zウ@
Martm, 'L'Esc.•rboud..- de Saim-Oems, h: ro1 de Fr.mce ce l'cmpcrcur
d"Esp.lgtle', en Sc111U-Dmis er la myawé: ét11rll's セヲュウ@
,¡ Ilmwrd Cltt'IIÍ't•, cd. de F.
Aucr.md, C. C.lllvard y J. M. Mocgltn (l'ark Pu bltc.mons de 1.1 Sorbonnc. 1999),
pp. KSYM\セN@
y 'Dam I'Aceher des faus.sa1res. Luc de Túy, Rodngue de Tolede,
Alphome X. S.mche IV: tro1s exemples de manipulanons lmtonques (Lcón-C.1sllllc,
x•uc s•ccle)'. CLCJ J.\1. 2.¡ HセッQIL@
セ W YMjo|iN@
Bセ@ A1i bs cm.Js. quu.í llll resulte oc1oso recordar ,¡qui que rodo cscnto. ya sea
h"ronCisCa n no, \lemprc se crea )'eS IIJc-¡w.( (como expre<,1 la rradi(IÓn juda•ca), es
、セ」Qイ@
.•1 pJrur de lo que hay (quía nihil ex lllhilo). pero no sólo tk·sdc IJ consmución
retórica, sino de,de d pumo de vista de la nueva integraCIÓn de la\ 1deas Por eso no
son pm1ble> l.1 cop1a o mmauón d•reCLl>. smo que en 1.1\ vanamc> \IC:mpn: セ・@ meroduce, aunt¡U<' \C:J mcomc1cnte y veladamente, la mc:ncahd.1d de I.J nueva <:poca (par.1
CJCmplos de lo cu.1l en d caso que nos ocupa, con bs relle'i.lOnes ceóncas perunemes.
puede vcr;e Mom.mer, P.>litica, llisll>rid y drdllltl, pp. +J-<l(J). GraCias a ello, las
mterpolaCJones ーオセ、・ョ@
'er descubiertas por qUJc:ne\, con oído .ltento, 1abcn escuchar
1.1 pohfonia de l,t\ ludus ideológicas que se enrabbn demro de 1.1 nmm.1 mihz.JCJÓn
、セ@
l,1s palabra\, mdmo la'> que parecen ser mer.um:mc: rcrónc,ls. Adviértase. no
obstamc, que C\CO no \lgmfic.1 que el fin pnmord1al de tod.1 (rc)ci.Jbor,KIÓn hceran.1
sea el Jdcológtco, \1110 que este componente ha de ser ccmdo en cuenta en la med1da
oportun.l en r.1d,1 ca'>o.
A. MONTANER 1-RU r OS
LA MORA ZAIDA, ENTRE HI STORIA Y l F.Y[Nl)A
político es bien evidente. Se ha de subrayar adem ás qu e el análisis
de M artin pone también de manifiesto cómo los historiadores del
taller de Sancho IV se molestaron en volver a las fuentes para su
reutilización, en contra de lo sostenido por Crespo . En el caso de
Zaida se advierte un comportamiento semejante, pues, como
se ha visto, al narrar la entrada de los almorávides en España,
la Versió11 sa11chi11a, además de eliminar la primera de las dos
versio nes que ofrecía la Versió11 primitiva, para dar mayor autoridad
a la relacio nada con Zaida, recuerda la relación entre ésta y
Alfonso, recurriendo básicamente a Jiménez de Rada , a fin de
hacer comprensi bles las referencias subsiguientes. Aho ra bien , no
sólo es evidente que los historiadores de Sancho l V revisaron la
fuente latina del episod io, sino qu e, al tiempo, se preoc uparon de
trabar la coheren cia interna de su propio discurso, dado que todo
el pasaje ai1adido con respecto a la Versió11 pri111itiva es en buena
parte una extensa glosa al ' po ra aver a Toledo mejor parada' que
se había explicitado en la primera aparición de Zaida (MS E,,
fol. 162rb = PCC, p. 52ra) y que ahora se vuelve a repetir: 'por
aver Toledo mejor parada' (MS E,, fol. 189ra = PCC, p. 553b).
Esta reiteración no es inocente, puesto que además de su obvio
papel cohesivo, subraya que la vinculación con la princesa
andalusí no obedeció a un capricho sentimental o pasional
del mo narca, sino a una determinada vo luntad política, como
corresponde a un matrimonio de Estado. Puede, ade más, señalarse
un aspecto com plementari o de esta reelabo ració n y es que el
ofrecimiento de Zaida a Alfonso previo a las vistas, podría tratarse
de un reflejo del diálogo e ntre Galiana y M ainete (MS E,, fol.
1 2vb = PCC, p. 34La), como puede advertirse al enfrentar sus
respectivas palabras, pese al cambio de estilo directo al indirecto:
Aunque se modifican los dones, el pasaje parece claramente
im1tado del modelo épico, bien a través de la versiÓn prosificada
anteriormente en la propia Estoria de Espaiia, bien a través del
cantar castellano, que seguramente aún se difundía en Toledo. 146
Es también bastante probable que remita al Mai11ete el protagonismo que adquie re el padre de Zaida, no ya en la ven ida de
los almorávides (que en definitiva remonta al T udense), sino en la
propia dotación de la princesa. A este respecto, cabría subrayar en
la Vcrsió11 sa11chi11a la posible intención de en laza r, a través de tales
remin iscencias, la figura de Carlomagno y la de Alfonso VI, en el
marco siempre de una dignificación toledana. A la vista de este
tratamien to, no cabe p ues reducir la labor historiográfica del taller
de Sancho IV a una mera amplificación retórica de sus fuentes,
aunque efectivamente ésta se haya producido, como queda demostrado. En consonancia con lo previamente seña lado por Martin
y otras aportaciones recientes sobre esta versión, 147 lo aqui
visto apunta, por contra, hacia una refundición de conjunto de la
Estoria de Espaila guiada por fines específicos, tanto estilísticos (más
allá de la mera a111plijlcatio) como ideológicos.
Una última y muy interesante posibilidad que ofrece el episodio
de Zaida es la de asomarse a las bambalinas del taller historiográfico alfonsí (y a su heredero y continuador, el sanchina) y
entrever a los historiadores regios manos a la obra. Me refiero, no
sólo al apa 1io respecto del nombre de pila de Zaida, sino sobre
todo al momento en que se recogen las diversas localizaciones
supuestas para las vistas entre la princesa andalusí y el rey
castellano, que, como se ha visto, refleja prácticamente la
discusión del equipo técnico a pie de borrador, con esa salida final
GAl iA NA
ZAIDA
E si vós quisiéredes fazenne pleito
que me levásscdcs convusco pora
Francia, e me fiz1éssedes cristiana,
et casássedes co•mgo, yo vos daría
buen cavallo e buenas am1as, e una
espada a que d1zen Joyosa, que me
aquel Bramam.
ovo dado en 、ッョ。セ@
E aun por llegar el pleito mas aína
a lo qué ella querié, envió!' dezir
por escripto las villas e los logares
que su padre le diera, et que si él
quisie se casar con ella, que·!'
darié Cuenca e todos aquellos
castiellos e fortalezas que·!' el
padre diera.
"" Como queda d1cho, a esta ュQセ。@
mfluenc1a en una fecha anrenor se debe muy
probablemenre d ,1mor de lcmh que incorpora el rdam del Toledano. Para todo lo
hacen ャ。セ@ 、 Q カ」イウNQセ@
カ」イNQッョセ@
de l.1 Estona de
relanvo al rratam1emo que del N |ャ AGュセエ・⦅@
ャZNウェセ\L@
カ←。セ・@
QSNuセ」。@
'La tr.IWc1on ep1ca de ャ。セ@ Et!f<mm .
" Fernando Gómcz Redondo. Histori.1 de la ¡trostl medit'l'•11 mstellaua, 1: lA crcaoóu 、セャ@
dtsmrw promtiro: el rmrauwdo conesauo (Madnd: C:ítedrn, 19!)1!), Nセpᄋ@
96!-óf: lne
Fcmández-Ordóñez. 'Vananón Ideológica del modelo hmonograh;o allons1 en el
セQァャッ@
X 111: ャ。セ@ vcmoncs de la Estoria de Espmia', en Lo lustcmtl エセャサッsiZ@
セO@ motlrlo }' s11s
dc•>tmos (s(l!los XJ/1-XJI ), ed. de Gcorgcs Marun (Madnd, Casa 、セ@ v・ャ。セアオコL@
zooo),
pp. 41-N, y 'Vcr<1Ón (o Crómca) amplificada de 1289, en dキッオセョ」ャ@
jャッゥセc\@
dr
literatura mrtlrePIII cspmiola, pp. 986--96; Franc1sco b。セャエsN@
'H,lCI<l ;uu nueva
"versión" dt: IJ Estoria de Espmia: texto y fom1a de la l'emóu de cmclw 11 . l11optl, 23
(200] 120041). 1-59·
349
350
J5T
A. MONTANER IRUIOS
1 A MORA /.AlOA, ENTRr IIISTORIA Y 1 1 YI.NDA
a la desesperada. A este pasaje puede añadirse otro que remonta a
la VersiÓ11 primitil'll de la Estoria de Espaiia y que de forma algo
distinta, pero en definitiva muy semejante, muestra tamb1én esa
labor colectiva. Se trata del párrafo en que, tras narrar la
infructuosa persecución por parte del Cid de Vellido Dolfos, ya
abatido el rey don Sancho, los cronistas se creen en la obligación
de hacer las siguientes precisiones: 1411
Este interesante comentario muestra 111 pracsclltía a los
compiladores, como en el caso de Z;uda ('e después que la
llamasse el rey como se él quisiesse', 'mas las v1sras ayan seydo o
quier, [... ¡ e nós vayamos por la cuenta de nuestra estaría'), a
partir, en este caso, de la existencia de una discusión ('non fallan
/ ... [ ninguna cosa en que le travar') sobre la figura del Cid en
la corte de Alfonso X ('los omnes buenos e los sabios que [... J
fablan'). En efecto, todo indica que este episodio se ha bía
convertido en un punto de controversia sobre el C id, en un 'caso'
del retraer o departir co rtesano, 149 que además justifica la estructura
vindicatoria de todo el episodi o consagrado a la huida de Vellido,
ya que reproduce implkitamente los argumentos de esa discusión:
si llevaba espuelas o si no, si pudo o no pudo matarlo, por qué el
Ca mpeador no entró en la ciudad ... , como si asistiéramos al
mismísimo momento en que se está discutiendo el asunto. Es más,
el comienzo del párrafo ('en todos los feches de amus por ho el
Cid pasara') posee un claro aire de conclusión y recapitulación de
esa disputa, reflejando bien un contexto en el que se planteaba la
valoración del conjunto de la vida del héroe, lo cual revela la
difusión de su historia en la corte de Alfonso, así como el interés
y las discusiones que allí suscitaba, de todo lo cual constituyen
una magnífica huella todo este pasaje y los elementos del episodio
que no resulta posible vincular co n una fuente épica. Los
historiadores, ' los sabios', habían participado sin duda de esa
animada discusión junto con los cortesanos, los 'omnes buenos', y
terciaban en ella, zanjando la disputa con la estoria en la mano.
En definitiva, se advierte que tanto la huida de Vellido como
1fersiá11 crftica
E en todos los fechos de am1as por
ho' el Cid pasara non fallan los
omes buenos e los sabios queb de
barraganías fablan ninguna
las' ウオセ@
cosa en que le travar, sinon en ésra,d
que non entró en pos él' por las
puertas adentro e que non le mató,
pues que tan a¡;erca d'él iva/ pero
que lo non fizo él en ninguna
manera por razón de covardía nin
por miedo ninguno que él oviesse
de muerre n111 de presión, mas8
fue trascuerdo d'él, que non seh
apercibió ende tanto como deviera.
' por ho N : pero Ss 11 b que 0111.
1 1 d ésta Ss :
Ss 1 1 ' las Ss : la
esto N 11 • el Ss : d'él N 11 r d'él
iva tra11sp. N 1 1 11 mas iter. Ss, 1 1h
non se trn11sp. t
Vrrsiá11 sa11chillll
E en todos• fcchos de armas por
o el Cid passarah non f.1llan los
omnes buenos que ene las sus
bnrraganías fallen en quéd rravnr
sinon en ésta: porque non entró
empos éll' por las puertas adentro
e que·!' non mató, pues que·!'
alcan¡;ava. Pero non lo fizo él
aquello porll n111guna manera enh
razón de covardía nin por miedo
ninguno que él oviesse de
muerte n111 de pris1ón, mas fue
trascuerdo d'él, que se non
aperc1b1ó ende tanto como'
devicra.
• los add. F 1 1 b passara E : pasó
F 1 1 ' en E : de r: 1 1 d fallen en
qué E : fallan ninguna en qua! F
11 d ésta E : aquésta F 11 r éll
E : de él F 1 1 g Pero non lo fizo
él aquello por E : Pero que lo
non fizo él en F 1 1 h en E : por
F 11 ' non mld. E
"" 1'mi<m crÍiim. MSS Ss. fol. 197'b, y .\, fol. 102'/l; l 't•móll .<a11dmw, MSS E., fol.
epL\OdJo, Junque 'm profundizar en
154'b, y F, fol. 22•a. Sobre el conjunto de ・セエ@
el aspecto que ahora comemo. remim J Alberto Momaner. 'L1 hmda de Velhdo,
¿por l.t, イオ」エ。セ@
o el posngo? (o De la Clrromr,, N| G エセ・イQュ@
y las ヲオ・ュセ@
。ャヲッュ■エセIGN@
en
l lrt<1.< tlr S Ct>rwr.< de /'AssoállcíÓ Hispa11iw de Litmltttrd .\frdirP.r/ (AI<Iclllll, r6-zo tlt•
scrcmbrr de zooJ) (Ahcanrc: Umvcrm.1t d'Aiacam, Jen premal), y M.1rra Lacomba,
'Au-ddi du Carrrar dt• mio Cid: les épigones de la geqe Cld1e11ne 、Nュセ@
1.1 lmératurc
IJI\tOnogr.•plm]ue ca,rillanc de la fin du X ll k siccle' (te>IS doctoral méd1tJ, Lyon.
Ecolc Nonnale Supéneure, Lerrres ct Sciences Hunmnes. 2003). pp. 262-65.
"'' Tal y como lo rc.:OCJan b> Partrdas, 11, IX, 30: 'Retraer cn lm fecho,, o en l.c> 」ッセN@
cómo ヲオセイ」ョ@
o セッョ@
o pueden ser L'S grand buen cstanc1.1 .1 los lJUe en ello !klbcn
.wcmr. J.. ·1 E nenpo deven carar que convenga a b CO><l que qUieren retraer.
mostr.índolo por buena palabra, o por buen cxcmplo, o por bucn.1 tazaña, otra que
セ」ュj。@
con aquella, para Jlabar la buena e para 、・セ。「イ@
la mala' y JI , XXI, 20: 'E por
」セエッ@
。」ッセエオュ「イカョ@
lm cavallcro,, quando comían, que le'> leycs\cn bs eston.c> de lo>
ァイ。ョ、・セ@
fechos de ann.Js que los orros fizieran. e lo; sesos e lo> lセヲオ・イッウ@
que ovieron
para \aherlos vencer e acabar lo que queríJn. I: allí do non avían tales e\cnruras.
fazíanlo retraer a lov cava! le ros buenos e anc1anos que セ・@ en ellos accrtavan · (c itO por
Lils Sim pエセイゥ、s@
drl s<Jbio n'Y d,,, Alor/So rl .\'otto, nuevamente glosad,1s por el L1cdo.
Grcgono López, 7 vol\ (Salamanca: Andrea de Portonams, セG[@
cd f.1CS1m., Madnd:
Boletín Oficial dd eセエ。、ッL@
1974), 11. fo); 30'a y 75'11) . Sobre e<.tas leyes y su alcance,
vé.1se Jhora j・セウ@
Rodrígw:z Velasco, 'Los Q イッョゥウエ。セ@
y la ticc1ón Jc la Ignorancia',
.'lttllll)'''· 13 (2004), Jen prensal.
352
A. MONTANER FRUTOS
lo relativo a Zaida nos dicen mucho más sobre la propia
historiografia, sobre su entorno, sus cultivadores y sus métodos,
que sobre posibles leyendas o cantares, desplazamiento del
epicentro interpretativo que, a mi entender, a e tas alturas debiera
resultar paradigmático. 150
1-;., Al tin.1hzar 」セエ。@
líneas, debo agradecer a van os 」ッャ・ァ。セ@
m valtosa ayuda. En
a 13arry Taylor, por su pac1enc1a como cocd1tor de este ho menaJe,
prum:r ャオ セLG。イ@
s1empre dispuesto a resolver dudas de prescmac1Ón y a aportar su auxil1o blbliogr;ífico. En ¡me último terreno debo incltür también ャ。セ@ oportunas contribuciones
de Cnsnna Alvarez M11lán y de D1ego Navarro Bo mlla. Las Citas de texto' árabes se
han benefinado, como Siempre, del mmeruo saber y certero entena de Fedenco
Comente. [) problemáticO epitafio de Z31da ha s1do objeto de .anunada y frt1cdfera
dJscus1Ón a vanas bandas con Rocío Carande. Javier del H oyo, A11gel Escobar y Joan
Gómez p。ャゥイ
・セ@ y セオ@
eqmpo. l ッセ@ apartados 8 y 9, cn fin. son el resultado. más que de
un mero mrercamb1o de pareceres. cas1 de una colaboración con Franc1sco Bautista,
cuya perspccnva renovadora y ー・イウQセM。」@
observaciones han s1do muy Importantes
en el resultado final. Además, el apartado 9 セ・@ ha beneficmdo de l.tS sugerencias de
GIScla R01tman. Este エ セMウュョッ@
de b'Y11titud, no tmpbca, sm embargo, que los c1rados
・セエ←
ョ@
complct.lmcnte de acuerdo con lo que aquí ;e expone. 111 le; transfiere
responsabilidad alguna por los errores de pbmeanuemo. nudo o desenlace en que
haya pod1do mcumr, y que quedan de 1111 exclus1va responsab1hdad.