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HISTORICIST ESSA YS ON HISPANO-MEDIEVAL NARRATIVE In Memory of Roger M. Walker Edited by BARR Y TAYLOR and GEOFFREY WEST LONDON Maney Publishing for tite Modern Humanities Research Association 2005 Maney Publishmg for tlle MODERN HUMANITJES RESEAR.CH ASSOCIATJON CONTENTS PAGE ISBN 1 904350 31 3 © The Modem Humanities R.esearch Associat1on Preface 2005 IX Abbreviations X Roger Michael Walker BA, PhD, FSA, FRHistS, 25 July 193 8-11 January 1999 DAVID G. PATTISON Publications of R.oger M. Walker AU nghts reserved; no pan of th1s publicatJOn may be reproduced m any matenal fom1 H エィQセ@ mcludes phomcopymg or storing it in any rncdiUm by electroouc meam) wothour the pnor wnacn pcmtiSSIOil of the copyright owner. except in accordance w1th the provosions of the Copynght, Desogns and Patents Acr 1988, or under che temJS of a hccnce penninmg resrricted copymg 1ssued in the UK by the Copynght L1censmg Agcncy Ltd, 90 Totrenham Courr Road, London W 1 P 9HE, England, or 111 thc USA by thc Copynght Clearance Ccnrre, 222 rッセ・キ、@ Orive, Danvers. Mass. o 1923 Apphcaoon for thc wmten ー」ョQウNセゥッ@ of thc copynght owner to reproduce any parr of tlm pubhcanon muse be made to the MHRA. Copoes may be ordered from Pubhcanons Sales, Mancy Pubhshong, Hudson Road, Lecds LS9 7DL, UK; e-mail [email protected]. Furrhcr mfonmrion .obout thc pubhcations, acrovmcs. and membcrslup of the MHR..A can be obtained from rhc website at www. mhra.org.uk. 4 Al! the C id's M en, Al! the M oors AlJ the More, / Yet a ji11 de we11tas, Old French Knows the Score 9 KENNETII ADAMS La ((/balgada de p ・イ。セエコ Qャ ・ウZ@ A Possible Epic Conge ner SAMUEL G. ARMISTEAD 41 Facecia, agudeza y transmutación en la figura del caballero: dos anécdotas sobre Julio César, desde Tira11t lo Bla11c hasta Do11 Q11ijote y el Arte de inge11io de Gracián RA FAEL BELTRÁN 53 Paternity as Privilege m the Poema de Mio Cid TOM CALDIN Produced iu EuJiltmd b)' MANEY PUBLISHJNG HUD ON R.OAD LEEOS LS9 7DL UK 72 'A New Scene ora Complementary Treatment of the First'? A C heckJist of M asked Double Narrations in tbe Poema de Mio C id tJOII N GORNALL 102 The Poema dr Fcmán Con:::ález, the Villamartín Tile and the DiffusJOn of Cuadcma Vía Verse JOSEI'll J. (;WARA Texto, compilador y códice: el relato final del Libro de 115 Amity and Poltty in Spanish Chivalric Romances MICJIAEL IIARNEY 135 {os エGャLセQゥッウ@ RArA[L RAMOS The Tale of the Half Friend (Aarne-Thompson 893) in some Hispanic Witnesses BARilY 1 A Yl OR Mozarabs and M01iscos: Two Marginalized Conununities in Sixteenth-Century Toledo lliCIIARD IIITCIICOCK 171 More Melons for Doña Endrina: Problems of Onomastic Humour in the Libro de bue11 amor DAVID HOOK Sobre la historicidad de la leyenda de los Siete ll!(nntes de Larn FUKENE LACARRA LANZ 201 La varin11ce genérica del Libro del caballero Zifar: del regimiento de príncipe al libro de caballerías JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS 228 Constructing and Reconstructing the Canon: The Problem of Medjeval Iberian Literature IAN MICIIAEL 252 La mora Zaida, entre historia y leyenda (con una reflexión mbre la técnica historiográfica alfonsí) ALB[RT() MONTANER FRUTOS 272 The Funny Side of Death in the Libro de buc11 a111or DAVID G. I'ATTISON 353 The Ep1sode of the Jews: An Aspect ofthe 'Historicity' of the Poe111n de Mio Cid 1n the Context of'Political Correctness' MILIJA N. I'AVLOVIé: 359 386 408 LA MORA ZALDA, ENTRE HISTORI A Y LEYENDA 273 La mora Zaida, entre historia y leyenda (con una イ・ヲャクゥセョ@ sobre la técnica historiográfica alfonsí) ALBER TO MONTANER FR UTOS U11iversidad de Zara,'(oza r. PRELUDIO ÉPICO Las concücio nes de conservación de la épica castellana, en la que sólo el Cantar de mio C id, una refundición de las Mocedades de R odr({!o, el fragm emo del R oncesvalles nava rro y el brevísimo Epitafio épico del Cid se han conservado en verso, impiden a men udo e tablecer con certidum bre si una detem1inada trama argumemal transmitida por las cró nicas procede de un cantar de gesta o de una leyenda épica y si ésta es, a su vez, de índole tradicional o de desarrollo historiográfico. Uno de los casos más controvertidos es el de LA condesa traidora. 1 Esta historia de ambició n, crimen y castigo, que apela al viejo motivo de quien cae en su propia trampa, aparece recogida por primera vez en la Chroniw Naierensis (c. 11 90) y rea parece en la Estoria de Espaiia de Alfonso X (cuya redacción primitiva data de c. 127ü-72), en una versió n no tablemente modificada, tanto por la adició n de nuevos componentes legendarios, com o por la adaptación del relato de la C hronica Naierensis al más histórico de R odrigo Jiméncz de R.ada, cuya Historia de rebus Hispmtic, base fundamental de la obra alfonsí, da una versió n com pletamente distinta de las causas de la muerte de Ga rcía Femández. El uso en la Estoria de Espalia de la consabida expresión 'e aun di zen ' 2 ugiere un o rigen tradicio nal de parte 1 Expone ャ。セ@ d1mmas posruru AJan Deyem1ond. L.1 lin•rciiiiTcl pL'Tdidll de ¡,, Edad Atedia rastel/a"'' Cm.íl0;11o y rs111dio, 1: Épica y romallrt•s (Sal.tmanca: Umvcmd.1d dt: Salanw1ca. 1995). pp. 6-¡-71. 2 ·E él. cuando VIO qut: la non podié vencer por ruego. fizogelo be ver por fucr\a; r mm dizcu que セ。」￳@ él la espada e díxol' que si lo non bevit:SSe qud' corrané la 」。「セWG@ {MS E,, Le. Ese. X - 1-4, fol. 102'a; c1ro por Pnmtrll Cró11iw Ge11eml de Esparia i= PCG] , ed. dc Ramón Mcnéndez Pida!, 2 vols (Madnd: Gredos. 1955; n:1mp. 1977), p. 454<1b, subrayo). Retrato 1deal de la mora Zaida (litografia decimonón ica. Madrid: Donon, !s. a.l) J. 274 A. MONTANCR rRU lOS LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y 1 FYL NOA de la informac ió n, pero no hay pruebas fehacientes de que este material legendario haya adoptado la forma de un poema épico. Sin embargo, el hecho de que el Roman;:: del i1!{a11t Carda, tan cercano a esta historia en temas y tono, sí haya circulado co 1110 cantar de gesta (como su propio título indica) pem1ite albergar al menos una duda razonable a favor de dicha posibilidad en el caso de La co11dcsa traidora, por más que la adición de la Estoria alfonsí sobre San Salvador de Oiia (MS E, , fol. 102va = PCC, p. 454b) apu nte más bien al desa rrollo de una leyenda monástica. Si aduzco este ejemplo, ajeno temática y genéticamente al objeto de este estudio, es para mostrar el tipo de problemas que se acentúan en el episodio de la mora Zaida y sus amores con Alfonso VI. La importancia de detem1inar la naturaleza de este último radica en que diversos relatos de asunto similar presentes en la épica francesa (Fioovalll, Mai11et) se han atribuido al influjo de un cantar o, al menos, de un episodio épico sobre este asunto más o menos legendario, lo que resulta importante a la hora de establecer el contexto literario y el proceso de creación de la épica 3 de frontera. Por otro lado, la génesis del relato legendario sobre Zaida y Alfonso puede arrojar cierta luz sobre detem1inados procedimientos de la historiografia medieval, tanto latina como romance, y en particular sobre el modus opera11di del taller alfonsí en relación con su entomo cortesano. ·Idañ Almarrakusi, quien, al relatar la rota de Uclés en 1108, 4 seflala la llegada del ejército cristiano en los sJgt.llentes ténninos: 2. LAS FUENTES HISTÓRICAS: DOS TEXTOS ÁRABES Y DOS LATINOS Ante todo, hay que señalar que, independientemente de sus posibles conexiones épicas, Zaida fue un personaje histórico, de cuya existencia infom1an al menos cuatro fuentes despojadas de elementos legendarios, aunque no totalmente concordes. Una de ellas es el A lbayñ11 Alnut,Rrib del historiador norteafricano lbn 3 Para d alc.mn: dado a esta categoría genénca, rcnmo a Alberto Mom.111er Fnnm, ' lntroducnón .1 1.1 ép1ca de fromera (tradiciones romá111ca. biz.umno- e•lava e Jslánuca)', en RI'HOII.< 1'pus m les /uemt11rcs i el fiJ/kl.>rr lmp11mr El1'<<l 1k la épiw en ltu ltu·Mturct.< y d .fi>lrl<llr III5J1cÍtriro (Barcelona: Rc1aJ Acadcm1a de Bont:\ Llctrc\. len prensa 1). = 275 Wafi bilali giilib キ。セャ@ ilayhi [= ila ャZエゥセョ@ Uqlisa[ waladu Agfiinsa, S:inguh - 111111 zawgi IMa'müni bm ['AbbaJdiru, Uati kiinat エ。ョセウNュᆳ bmJQWI sab'ati iilafi flinsin. Sancho Entretanto, llegó allí [= al cascillo de UclésJ el hijo de aャヲッョセN@ de Alma'mün b. f'AbbiiJd, la cual se había hecho Q1abido en la 」セーッウ。@ cristiana), junto con unos siete mil caballeros. Otra la constituye el Chro11icoll Reg11111 l・セゥッcisᅪ@ de Pelayo de Ovicdo, quien, al pasar revista a las mujeres de Alfonso VI, set'iala que éste Habuit etiam duas concubmas, tamen nobilissimas, pnorcm Xcmenam posteriorem nomine Ce1dam, fiham Abenabcth rN 」ァセウ@ y セー。ャ・ョウゥL@ que babtizata Hclisabeth fuit uocitata; ex hac gcnuir Sancium, qu1 obut m htc de Ocles. 5 MtnHOiliS, [ ... [; La tercera es la noticia de la rota de Uclés transmitida por 1 1 oS)/' sobre el que ya el P. Flórez llamó la atención, 7 y aunque no aporta grandes preetsiones, corrobora las noticias precedentes:" el coetáneo Chro11ic01t Floriacel/sc (sub muto • C1to por lbn ' ldiíri aィュイゥォオセ L@ Albayii11 。OュオセョQ@ fi a[Juir A/'a11dnlrts キ」ャA L |ヲ 」Hセイゥ「Z@ arrcibi', cd. de lhsiin 'Abbas, Almaktabah Al'andalU\iyyah, 24, Ja ed. Hセ・Qイ オエ Z@ njr A{pq:if.1h, H)SJ) . jO, pero エ・セャゥョ、ッ@ エ。ュ「Nゥ←セャ@ ,¡ la セA@ ta l.l エイ。ョウ」セー⦅ッ ョ@ de ,u descubmlor. E. Lev1-Provcn¡;al, H1spano-Arab1ca: la Mora Z.uda . lemme d'Aiphomc VI de C.millc, Cl lcur fils l'mfunt D. Sancho', llewms, 1H (1934), 1-H (p. 6); la vocaliuCJÓn y tr.ltlucciÓn セッョ@ mías. . .. .• • _ _ __ セ@ El texto mcluye un hexámetro lcoumo, con iJ セャァオ Q」ョエ@ c'cam10n: que bab 1 tiZa 1 t5 11 H Cií 1 siibcth 1 rr,t uocí 1 tiitlí'. ャ セッウ@ de 1.1 アセャエZ・N@ de tll.lllliSt:ntm. セᄀオ・@ tramnmeu !.1 obr.1. C y b H ・セエ@ .11 margen). anaden tra\ Cl'lll!llll 1.1 |ャセG ョ」イ 」@ glm.1. alu Lac.1ydJm ャO ᄀ[セQᄋ@ L.1_(:aydaml (quJm ct coniugem lcgmm.1111 ヲオQセウ」@ dlcun.tlllllllllle uero concubm.1m)' C110 por CrJmcc1 dd obisp<' don PdcJ)'<I, cd. de 13. anchc1 aャッョセ@ Hmッセ、ョ Z@ llcrnando, 11124), p 87. . . . _ 1 」セエイゥNョュ@ comcmporánea. pues セ・@ c>enbta C\t' nmmo ano: ' L.1 obra ・セ@ 'L'auteur de ce fr.1gmem n'cst pomt connu: mais iJ 、・ャゥセG@ le エ」ューセ@ ou al カ Q カセャL@ sa ーッ セc\| エ ッョ@ ct ,on dom1cilc, en ru\at1l セオイ@ l'a_!l 1108. アオGセエ。ュ@ .1lor; at! Monasterc de qu1r; ou de La Réolc セオイ@ la Garonne, ti y lut tcmom d u.n ーィセョッュ・」@ qu1 appamt dam le Cicl. lor;qut: le Ro1 Pluhppe l mourut. Or La Reole cto1t une dcpcndance de Fleun, d'ou. suivam coute appan:nce, il éto11 venu dam ce Pncuré. A1m1 nul 111COI1\'C111Cnt j dtrc qu'll étolt Mame a Fleuri: Hセヲャ@ des llm.mms ti.!'-' C.mb fl ti!' Oセ@ Fr.mcr l=RIICA. ctl. de los Reh¡;¡eux Bened1ctms de b . cッョセ^t」ァ。@ de 51. Maur, XII H p 。イ■セZ@ chcz la VCU\'C Ocsamt 1· .. J, 17N_a ). pp. Q セQIN@ 7 Enrique Flórez, ,\/cmoritJS de ln.s AセcIGis@ cョエャ。￳イ」セウ[@ hwona Nセュイ」ャA@ tlr In Cnsn Rml dr c」セイゥOエ@ y l..t•áll, 2 vob (Madnd: Amonto Mann. 1761), l. 207 • RHGI, X II , 7: 1.1\ cujG| i v[lセ@ セッョ@ ャᅪNiセ N@ aOセQNZG@ .'P· 277 A. MONTANER FRUTOS LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA Anno ab Incarnatione Domini MCVIII [... ¡ Quo tempore gentes q . . . . , uas AmoraUIZ uocabam, uagmam_ セオ。@ ィ。「ョッセエウ@ egressae, Hispan tas ッセ」オー。 オ ・「イZ@ et non solum C hnsttams, uerum enam Sarracenis infestae, p ures ur es utrorumque cepere, alias incendere, castella uero quan 1 plurima, mulris et uictae et uiccrices praeliis. Denique Audcfons U@ Rex GaliCJae, tam senio quam morbo comumpcus, equ nandi ゥューッ 」・ セ expeditionem m cas agere uolens, filio, qucm de Sarracc11a ーオ」ャOセ@ 11obilissima prius baptismo abluta susceperat, opcimatibusquc su1s exercitum tradidit; praecipiens ut cum illis astute et ordmate dimicarenr, si forttma darct, expellercnt uero ab Hispaniis. Quod longe alicer contigit. Nam uictus et interemptus filius, ducesque pene sunt om nes, exercitus fusus. disc repancia, parece claro que la versión del Ovetense es una simplificació n del pare ntesco y que (considerándola, por así decir, /ectio dljficilior histó rica) la indicación de Ibn 'lgañ es la correcta, canto más cuanto que la co nfimta la cuarta fuente aludida, o tro texto árabe que, si bien es más tardío, no se basa en dicho hJstoriador, sino qu e se nutre de diferente venero, pues ofrece djstinta informació n. Se t rata de una mención ejemplar incluida en la respu esta dada por el alfaquí n orreafrican o Abul'abbiis Ahmad Alwansañ si (muerto en 1508), seguramente a fines del siglo XV, a la 11iiz ila o ア Q セ・ウ エゥ ッ@ i11ris de un ⦅ュ セ、 ェ。イ@ ← que dudaba セ ・@ si pasar o n o al Norte d e Africa, lo que el JUnsconsulto le aconseja 11 . bacer por van as razones, Q Aunque lbn 'Tgañ escribe e n 1306, fec ha mu y posterior a los sucesos que refi ere, su relato resulta fiable, ta nto por la precisión de sus fu entes (usualmente autores coetá neos de los su cesos tratados) como po r la sobriedad del dato, que n o aparece adornado con ningún tipo de exorno que denuncie sea la recreac1ón imaginativa de la leyenda, ea la expamión retórica de la historiografía. Además, como señala Lévi-Provenr¡:al, es ésta una indicación 'dont on ne saurait, sous la plume d'un chronique ur musulman, suspecter la veracité' ('Hispa no-Arábica', p. 6) . En cuanto a Pelayo de Oviedo, según M enéndez Pida] 'merece entera fe, pues fue contemporáneo de Nfonso VI' ,9 opi ni ón que ya había sustentado el P. Flórez: 'El Obispo de Oviedo 1-.. 1 vivió quando el rey la tenía consigo 1-.. ] y n o parece possible otro mejor testigo en cosa de sus djas' (Rey11as Cat/u)/icas, 1, 204). Por con tra, la amplia labor falsificadora y fantaseadora de l obispo ovetense (cuya obra se concluye ya algo lejos tic los acontecimie ntos, durante su segu ndo pontificado, de 1 142 a 1 143) no permite respaldar sin más la confianza de a mbos au tores. 10 No obstante, la esencial concordan cia del historiador a turiano con el marroquí y con el francés, que sólo difieren en la filiación de la princesa andalusí que ofrece el segundo, indica que en este caso don Pelayo se atuvo a los acontecimientos. En cuanto a la citada '' R amón m」ョセ、コ@ P1dal. Lt1 Espmia drl Cíd, 7a ed .. .! vol' (MJdnd: eセー。^Mcャ・N@ 1<)6<)), 11. 76.!. 111 Cf. Ju.lll Gil, 'L1 lmconogr¡¡fia'. en Historia dt· F..spml11 de N|ヲキ ュ、セZ@ Pidt1/, セ、N@ rev. de ェッウセ@ María Jmw Zamor.l, 4-1 vols (Madnd. E!.p.l\.1 Calpc. Q\IWセMRPL@ XI: La culturtl drl r.>mrllllf<> HウQNセOッ@ XI rll XIII): ャエイ\セウL@ イ、セキウオャNL@ rlrlt'.<, amri11 )' 111da, coord. do: FranciSCO López eセエイ。、j@ (1<J95; J3 ed. 2001), .!-11.! (pp 5- 10) wanunha lhawfu mina Lfimaci 'ala l'ab<;la'i walfurügi wamaca ya'manu dü コ。キァエ セャ@ aw 1bnacin aw qaribatin walsiyylatin an ya'tura 'abyha セ。\[ャゥGオョ@ mi n kilabi l'a'da'i wa banaziri lbu'ada'i fayugayyiraha fi nafsiha wayagtarraha fi diniha wayascawaliya 'alayha faturiiwi'ahü wayubiila baynaha wabayna waliyyiha bilircidadi walfitnati fi ddini kama 'ara<;la likannatt LMu'camid1 bni 'Abbadin waman lahii mina l'awladi- a'iigana !Liihu 111111.1 lbala'i wamin samátati l'a'dii'i. y una de ellas es el temor a un crimen contra los ィ■ュ・ョ」セ@ y las vulvas; pues. ¿cómo estará seguro el que tiene esposa, hiJa o una pariente próxima bajo tutela de que no dará con ella un nuserable de entre los perros cnem1gos y los puercos malditos, transfom1ará su espíritu, la cogerá desprevenida sobre su religión y tomará ascendiente sobre ella, de modo que lo secunde y se produzca la separación entre ella y su cutor legal con la apostasía y la disidencia religiosa, como les ocurnó a la nuera de Almu'camid b. 'Abbad y a los hijos que tenía? - ¡Dio\ nos libre de pesar y de dar alegría a los enemigos! 11 Cito por E. Lév1-Provenpl, 'La ''Mora Za1d.t", bdle-fille d'ai-Mu'c:umd', flcsprm, 1X Hi\jセIN@ 2oo-o1 (p. 2oo); la カッ」。ャQセcᅮョ@ y traducciÓn 'on ュ⦅■セᄋ@ Introduzco adcm.ís dos enmiendas al ccxtO, donde e;cc d1cc re pccnvamemc 11'•1!11 alr y キ\セHゥ■GL@ cuyo Slb'lllficado ureral es ' ltmpio·.. que no ucn.e Jquí sem1do. lセ カQM pイッカ ・ョセ。ャ@ Jo, traduce respectivamente por 'nub1le y 'pubcrc', accpc1onl">. 」。 イ ・Qセエウ@ de document.1CIÓn. Sm dud.t, wa(ii'alr セ@ yerro por ll'd,<IY)'Il/r, en セオ@ accpc1on de pup1la, cmdaci.J' (cf. Rcmhardt Dozy. 'upplémrlll aux 、ゥ。ッュセ\オイNᄋウ@ Ar.1bo, 2 vol> (Le1dcn: Bnll. 1XX 1, n:unp., Bcmu: L1bramc du Ltban , 1116!1), 11 , ャARセ。IL@ que e\ Qセ@ que p1de. el comexco. En cuanto a ll'tldi', parece セ・ イ@ un error (por eqUI\'alenCJa acmr!ca, arra1d.1 .tdcm.ís por el yerro anterior. al crear un paralelismo entre las fomtas t.emcnma 1 ma\culuu) por wa(ii'. con \U senudo hab1rual de 'b,IJO, mf.1me, miserable. A. MONTANER FRUTOS Carece, pues, de fundamento la ー ッセエオイ。@ de Márquez de la Piar 12 quienes no sólo prefieren constderar qu: y V alero d e b ・ョセ。「←N@ el pa,dr c de Za1da fue セオGエ。ュゥ、L@ ウ ゥセQ ッ@ que la hacen hija espectficamente de Arrumaykiyyah y nactda en 1o66, sin apoyo alguno. Por su parte, Salazar pretende conciliar la filiación de la ヲゥNエセョ・ウ@ £イ。「・⦅セ@ co n la qu; ofrecen las cristia nas supo niendo que Zatda e ra htja de Isma 11 b. 'Abbiid, el he rmano mayor de 13 Almu'rarnid. De este modo, ᄋ セ ッ@ es ゥセQーッウ「ャ・ ⦅@ que este otro Rey Abe11abeth fuera el paru·e d e Za1da, qtn e n hubt era casado co n su p:imo ャセ ・セ ュ。セ ッ@ el hijo de su tío AJ Mu'tamid' (p. 320). Apoya セ ᄋ 」ャ[。@ htporcsts e n el hecho d e que, segú n el relato de Rodrigo jtm enez de Rada, De reb11s Hispa11ic, V I, 30 (sobre el que volveré luego), Zaida fue dotada po r Almu'tamid, al unirse a Alfonso V I con varios castillos situados en el reino de Toledo, 14 con エセ@ importa ncia qu e, a su juicio, 'no se trata de la dote de un a de las mujeres de un príncipe musulmán, sino de la de una auténtica princesa, a quien su tío trata como verdadero miembro de la dinastía' (p. 320). R ecuerda, por último, la existencia, en la tradición árabo-tslámica, del matrimonio preferencial de una mu ch acha con su primo paterno (ib11 al'amm), tipología a la que se adscribiría esta uni ó n. Pese al interés de este pla nteamiento, dado que inte nta reduc 1r la con tradi cción e ntre los testimonios árabes y los latinos, la hipótesis de Salazar resul ta d e dificil aceptación, dado que Ismii'tl b. 'Abbiid no llegó a reinar en Sevilla ni en ninguna otra parte. En efecto, el hijo ma yor de ' Abbad b. Mubammad Almu'tac)id murió deca pitado tras la revuelta co ntra su padre, al intentar alzarse con Algcciras para c rear un reino independiente, e n ro63, 15 de modo que una hija su ya nunca habría sido identificada como 'filia 12 Viccnta m£イアセ」コ@ de la Plarn y Luis Valero de 13emabé, RelllciS 111Cd1rr•ale> espcuiolru (Madnd: Aldebaran. :woo), pp. 99-1o6. " jam1c de ·alaz.-¡r y Acha. 'Comribución al esrud1o del remado de Alfomo VI dc Camlla: .1lgunas aclaractoncs sobre u política nurnmomal'. A11ales tic la Real Qセ」jエャイ\@ N|Oャョイセエ\@ dr Hrr.íldiCcl y Gem·al"../1<1, 2 (1992-93). 299-343 (pp. 3 19-20). R.odng? J unencL de Rada, 1lrswna de rcb11S Hispmrir >illc 1/mona g。セャエゥN@ ed. de Juan Fcrnandez Valvcrdc, Corpus Chnsoanorum. Conunuatto Mcdi,Jcuall\, 72 (Tumhout: bイ・ーッャセN@ 1987), pp. 214-1 ;;. " E. l← カ QMpイッカ・ョ セ。 ャ L@ Bセ「。、ャウ@ H b。セ@ 'Abbad)', en Cucyclopactlia oJ lslmu (Lc1dcn: Bnll: QY\セZ@ WcbC_D edmon, Lcrden: 13nll, 2003). l. slr7b (p. 611), y 'Al-Mu'rnmid 1bn Abb.td: l. L1fc , eu Eucyclo¡media ¡if Islam, VIl. 7Mn-767b (p. 7Mb). 279 LA MOitA /.A l OA, ENTRE IIISTORIA Y ll YFNDA Abcnabeth R.egis YspaJensis'. Por otro lado, en las fuentes cristianas medievales el rey Abc11abcth e , por antonomasia, Almu'tamid, como sucede todavía, ya en el siglo XIV, en el Co11de lエセ」。ャッイ@ de don Juan Manuel, cuyo excmplo xxx refiere 'lo que contesció al rey Abenabet de Sevilla con Ramayquía, su muger'. 16 En cuanto a la e ntrega de fortalezas a la que alude el Toledano, incluso prescindiendo de su dudosa historicidad (de la que me ocuparé tnás abajo), no podría haber co nstituido una dote: 'Geste ¡...1 si complerement contraire aux usages musulmans dans tous les pays, tous les siecles!' (Lévi-Provenyal, ' Hispano-Arábica', p. 8). En conclusión, no hay razones de peso para considerar a Zaida otra cosa que la nuera de AJmu'tamid, si n p oder precisar su filiación. D e esta, no obstante, trata otro testimonio bastante temprano, au n gue de vera cidad más dudosa, c uyo análisis exige capítulo aparte. a 3· LA PRIMER.A MENCIÓN ROMANCE Se trata de la indicación contenida en el Líber recensión (c. 1200) del Codex Villarensis: 17 Re._(?lllll en su Est rey don Alfonso prisa muller la <;:aida, qui era sobnna d'Avenalfage. E baptizola e fo cristiana. E e fsicl ovo en ella filio al ifant don Sancho. al que dixicron Sanch Alfons. Pues lo mataron ュッイセ@ en la batalla d'Uclés. E pues ovo el rey don Alfonso otra muller qui ovo nomne Xemcna Muñoz. E et [sic[ ovo en ella dos filias, la ifant dona Albira e la ifant dona Taresa. [... [ Est rei don Alfonso priso pues adún otra mullcr, la rema dona cッウエ。ョセ N@ et ovo en ella una filla, la reina dona Urraca. El texto pasa casi a la letra al Liber ReJ!tllll Tolctmllls (c. 1220): 18 Este rey D. Alfonso tomó muger mora, que decían la Zayda, sobrina de Avcnalfage. e ovo d'ella al infant D. Sancho, el que dixieron Sancho Alfonso. Después lo mataron los moros en la batalla de Uclés. Después 1" Don ju.1n Manuel. El Co111lr Lucauor, cd. de Gutllenno s・イセN@ 13ibltotcca cャ£セQ」。L@ 61JMadrid: Críuca, 1994), p. •33· Z.1ragoz.1, B1bltmeca Umvermana, MS 255, fol. 3Jv. C 1to dircctameme del ュ。ョオ セ」イゥエッL@ pero el texto puede verse también impreso en Manuel Serrano y Sanz, 'Cron1cón Villareme: Liber R.egum'. BRAE. 6 (1919), 192-220 y l! (1921). 36¡-82 (VI. 2 10) y en Louis Cooper, El Ulwr Rr,1111111: t•studio ャゥエHセオウ」ッ@ (Zaragoza: lnsoructón 'f'emando el Católtco', 1960), p. 34· lA C1t0 por !.1 ed1c1ón de Ennque Flórez. Rry11ns Cml•óliclls, 1, 4K 1-94 (p. 484). 280 A. MONTANER FRUTOS LA MORA LAJDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA ovo este rey D. Alfonso otra ュオァセ・イ@ que ovo nombre Xemena Muñoz e ovo en e lla dos fillas, la ifant doña AJbira et la infant doña T eresa. [... J Murió Xcmena Muñoz, et pues priso otra mugicr el rey D. Alfonso a la reina dona cッウエ。ョセN@ et ovo en ella filla, la reina do1ia Urraca. propiciado la confusión entre sus re pectivas madres y la 21 consiguiente eliminación de la reina lsabel. En todo caso, como señala Gambra, es muy posible que esta noticia esté en la base de la ulterior transfom1ación historiográfica de Zaida de concubina de Alfonso VI en su esposa legítima. 22 A ello apunta el texto de los manuscritos interpolados de Pelayo de Oviedo que leen 'Ceydam, ilii Lacaydam [lege La <;:aydaml (quam et coniugem legitimam fuisse dicunt rrunime uero concubinam)' (Cró11ica, p. 87, i11 apparattt), reflejando precisamente la fom1a romance transmitida por el Liber Regr1111. Por otra parte, frente a la cronología histórica q ue ofrece el Ovetense, el Liber R e,(!ttl/1 antepone Zaida a Jimena y a Constanza, probablemente porque la primera fue la madre del único hijo varón, que así se convierte, además, en el primogénito. El otro dato original y privativo de esta fuente es el vínculo de Zaida y Avenalfage. A propósito de este personaje, indica Menéndez Pida! que 'un Aben Alhage rey de Denia nos menciona la Prim. Cró11. Gral., 532 bl' que es el Alfagit de la Historia Roderici, r 2, o sea Alhayib de Lérida y Denia, 1o8 r-90, el enemigo del Cid. ¿Sería este el padre de Zaida?' (Ln Espmia del Cid, 11 , 763-64). La última suposición es gratuita, toda vez que la fuente especifica claramente el parentesco. 23 Lo más que podría conjeturarse es que Zaida fuera hija de una de las hermanas de tal Avenalfagc y que éste, por ser el pariente masculino más cercano, fuese SU 1110/í O tutor legal y, por tanto, responsa ble de SU matrimonio. En cuanto a la identificación del personaje, es muy dudosa. Incluso aceptando que el nombre que cita el Liber Regttllt equivaliese a Alfagib, no tendría por qué corresponde al citado rey de la taifa de Lérida (que entonces incluía las de Tortosa y D enia) A éste sigue de cerca el Cronicón de Cardeila JJ (post 13 12), que, no obstante, elimina lo relativo a la reina Constanza: 19 E este rey D. Alfonso tomó muger mora, que decién la Cayda !sic pro セ。ケ、 ᄀ L@ sobrina de Abanaf:·mie, e ovo de ella al infant D. Sancho AJfons. Después lo mataron moros en la batalla de Uclés. Después ovo este rey orra mugcr, que digeron !sic] Ximena N(Jñez, e ovo d'ella dos fijas, la infant doña Elvira e la infant doña Teresa. Un aspecto importante de esta noticia es que califica a Zaida de 111111/er de Alfonso VI, lo que parece contradecir a los textos anteriores, en los que expresa o tácitamente se la presenta como su concubina. No obstante, al calificar a Jimena Muñoz de otra nwller, parece que el término no posee aquí rigor canónico y que indica simplemente a la compañera del monarca. A ello se opone, sin embargo, la aparición a igual título de la reina Constanza, segunda esposa legítima de Alfonso VI y madre de su sucesora en el trono castellano-leonés, la reina Urraca, de modo que la designación de 1111t1ler podría implicar la existencia de un vinculo matrimonial, aunque no es segu ro que se deba entender así en los tres casos. Resulta extraño, por otro lado, que el Liber Regum no se ocupe de las demás esposas legítimas de Alfonso VI. Habida cuenta que dicha obra tiene ante todo un propósito 20 genealógico, resulta comprensible que silencie los enlaces con Inés, Berta y Beatriz, carentes de descendencia; pero no se comprende que pase por alto a Isabel, madre de las infantas Sancha (casada con el conde Rodrigo González de Lara) y Elvira (casada con el rey R.oger II de Sicilia), a no ser que la identidad de nombres entre esta infanta y la hija de Jimena Muñoz haya 1 '' C1t0 por la cd1c1ón de Enrique Flórez. Esparia s。Nセイ、@ 111carro Nセ」ッイ£ーャゥMオウエ￳@ de la QセO ・ウゥエj@ dr Espmia, XXIII: Comuwaciórr de las J\lcmon·as de la Sama セ セicsゥ。@ de Tuy )' wlt•ccit¡, de los Cltromcorres pcquerios, publicados, e irrédltos, de lrt Hrsrorirt de Espmia (Madnd: Amomo Marín, 1767), 376-So (p. 378). 211 Vt"ase g・ッイァセ@ Marnn, Les )uJ!e.> de Castillc: mmralués er discours lustonque dtiiiS iGeウーHセャ」@ mhlié1'nlr. Annexes des CLHM, 6 H p。イ■ セZ@ Khncksieck, 1992), pp. 37-46 y 112-23. 21 C laro que también podría pensarse en una confusiÓn emre la reina Isabel } Zmda, a causa del nombre de p1Ja de esta última; pero eso resulta dlflc1l. c_uando el autor del Lbrr rエᄋセオュ@ no ofrece d1cho elato (por desconocmucmo u omJSJon) al hablar de la pnncesa' JndJlusí. 22 '! Esrud10s d,e Andrt"s Gambra, A!{o11so 111:. carrcillería, curia e IIIIJICno, 2 vols, セuci⦅ャG@ H1stona Leonesa, 62 y 63 (Lcon: Centro de Esrud10s e lnvesogac10n San ls1doro : aJa Espaiia de Inversiones; Archivo Histónco 010cesano. 1997-9R), 1, 442, n. 18. 23 Así. Julio Gonzálcz Gonz:ílez, Repoblació11 de Castilla _l-<1 . 111fllll, 2 vols (Madnd: Umvemdad Complutense, 1975), 1, HS-89, acepta la h1poreSJS p1cbhana en la fonna: ' Zaida, sobnna de Alhay1b, rey de LéndJ y Dema'. A. MONTANER rnu·ros 24 entre r082 y 1090, dado que dicha fonna romance corre ponde a albiilib 'chambelán', que no era su nombre propio, Almundrr b. Hüd, ni su sobrenombre honorífico, ' lmad Addawlah, ウゥセッ@ el título habi tualmenre adoptado por los reyes de taif.-.s, para mantener la ficción política de que gobernaban en nombre del califa, de modo que el Liber Regum podría, en puridad, referirse a cualquier otro de dic hos reyes. 25 Ni siquiera aceptando un influjo en esta sección del Liber R cgr1111 de la Híston·a Rodcrici, habida cuenta de que lo acusa otra de las piezas integradas en el mismo, el Li11age de R odríc Dfaz, 26 cabría aceptar sin más que, como sostu vo don R amón, se trate de dicho monarca, al que la biografia latina del Campeador denomina Alfagib o Alfagit. 27 En efecto, el hecho de que la Estoria de Espaiia alfonsí refleje dicho no mbre como (A)venalha(n)ge no permite establecer una eq uivalencia inmediata entre am bos antropónimos, obligando más bien a explicar el segundo por una denrrpación textual o confusió n o no mástica de los historiadores alfonsíes, influidos quizá precisamente por el Liber R egrtllt, que era otra de sus fuentes. 28 D e suyo, Avenalfage refleja el patronímico Ibn AJ.Dagg, completame nte ajeno al título de bagib y llevado por tres únicos personajes notables de este período, todos ellos jefes militares almorávides emparentados con Alif Turk, El m11o de Zaragoza m el SIJIIo XI de Crisw ( 1' dr 1,, QO セャイス@ (Madnd: P.P· 121-24; María Jesús Rubiera lnsmuto Eg¡pcio de: Estudim Islámicos, iセョrIL@ M:Jta, Lll tt1({<1 d¡· Dmia (Alicante: Instituto Juan-Gil Alben. DiputaCIÓn Provmcial de 1\hcamc, 19H5), pp. IO!)-I2. •s Véa,e Alberto M omancr y Ángel Escobar, Canm•11 Cm11pid<><t<1ris" Poemu ltl/im> del Campeador (Madnd: Sociedad Estatal España Nuevo Milemo, 200 I), pp. 261-62. 2 ッセN@ 'La bataii,J de Tévar', en Arras del cッQ|セイ」ウ@ lmemammal " Alberto Montaner fイオエ El Citl, Poema 1' 1/i.@ria (u-16 de j ulio, 1999). ed. de: c←セ。イ@ llemández Alonso H 27 bオイ ァッセZ@ Ayuntamiento de bオイァッ セN@ 2000), pp. 353-1!2 (pp. 356-<>1). II_asta el cJpítulo I5 aparece セ￳ ャ ッ@ la fom1a ll!f<wu. con nueve ocurrencia\; 、・セ」@ el I6, セッャ@ I.J fomJJ a{ヲ。Nセゥ「L@ con 16 ocurrenCias. Véansc セ」 ョ、 ッセ@ ・jューャッセZ@ ' R cgnumque autem eim thlllsum 」セエ@ mrer duos eiusdem li hos, AlmucL1man liJdehcet et Alfag¡r. Almuctaman autcm regnalllt in Cesaragusta. Allagn uero frater 」 ャ セ@ 111 D<!nja • (IIISI<•ria Rodrrici, cap. I2); ' lbidcm uero cena rclationc authlllt quod Alf..1g¡b Lende et Tortoxe condutcre tcmptabar Santium rcgem Aragonemium (... ] contra illurn' (Historia Rmh•riri. cap. 37). Cito por la edición de Emma ralque, en Chrmuc.l 1/i.<p•ma saemil XII, ed. de Emma Falque. Juan Gil y Amomo Maya. Corpus Chrutianomm; <;ontinuatio Meducuah\, 7I (Tumhour: Brepof,, 19C)O). pp. t-i)8 (pp 52 y 69). ·" Cf. Inés Fcm,indez-Ordóñez, 'Esrorit1 de Lspmla', en Diwouanc> .filologico tfr li1crrr1ura medieval espauol.1. ed. de Carlos Alvar y José Manuel LucÍJ, Nueva Biblioteca de EmdJCión ) Critica. 2I (Madnd: Casralta, 2002), pp. 54-80 (p. 55). 24 lA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y LEYENDA los Banü Tasufin: Abü 'Abdallah Mul).ammad b. All).agg (conquistador y gobernador de Córdoba en r09 T, go?ernador luego de Granada hacia u os, de Fez en r 107, de Valencia en I I oS y de Zaragoza en 11 10, musrto en t 1 14), 29 su hem1ano a「ャセ。 ウ。 ョ@ 'Ali b . Albagg (activo en Sarq Al'andalus en 1097 y gobernador de Granada en 1 I 02) 30 y el hijo de éste Abü QMZャ。ヲ セ@ 'U mar b. All).agg 31 (gobernador de Sevilla, muerto en I.I33), セゥョァオッ@ セ・@ セ セ@ cuales (por razones obvias) puede haber srdo el tro de. Za1da:- Todo apunta, pues, a que la noticia del Liber Re_(?lllll es iョ 」ッイ・セL@ fruto de alg(m error sobre personajes o parentescos, aunque siempre cabe la remota posibilidad de que se localice en el futuro a un lbn Albagg que pueda corresponder a éste. 4· UN EPITAFIO PROBLEMÁTICO Un último testimonio con inforn1acrón independiente que podría ser verídico lo constituye el epitafio que se hallaba en la nimba de Zaida en el monasterio de Sahagún. Esta lauda sepulcral (hoy desaparecida, como casi todas las de los sepulcros regios leoneses, ゥ 。I@ ウセ@ ィ。ャ N。 「セ@ ,en profanados durante la Guerra de la ャ ョ、・ーセ」 el coro bajo de la iglesia, antes de llegar al atnl, y su mscnpcron, de acuerdo con la información proporcionada por andoval y Flórez, 33 puede reconstituirse epigráficamente (dentro de los notables márgenes de error que a este respecto afectan a toda inscripción de transmisión manuscrita) así: 2 '1Jacmto Umch VIIá. Lis almorá,,id¡•s (Tctu.ín: Editora Marroquí, 1956: cd. ヲ。」セN@ de Emilio Molina Lópcz. Granada: Umvers1dad de Granada, I990) pp. I3ll, I GッMUTセ@ Ilil 62, 177, 1Ho-l!I y III5-9<J; Turk, El m11<> de zエセイ。LッNZ@ pp. JK\)""<)0; A. HuiCI M 1randa y 11. t」イ。ウセ・N@ Gqィ。ュセᄋN@ en E11cyclop•1Cd1a of Islam. 11, IOI211-IOI4b Hセ@ IOI3a); n. M. Dunlop. ' Hüd•ds', en Ellcyclopm•dia セイ@ Islam. 111. UTRセSQ@ (p. 54211). Bosch, Lo.< almorcÍI'Idrs. pp. I58-6r: HuiCI y Terrassc, '.G.hamjp: p. 1 I 1Ja. 31 Bo>lh, L>s lllmordflfdes. p. 238, e 'bhbihya', en l.:llryclt•¡wt•dw ,,¡ Islam, IV, . . I I4b-I16b (p. IIIill). 12 Nótese, en parucular, que el pnmcro de los. Citadm fue ーイ」ゥセ jュ ・ュ@ ?qud ante · 」 オ ケ。セ@ tropas pereciÓ Alma'mün, el esposo de Z.11da. durante la toma de Cordoba, en marzo de IO<JI (Bmch. Los tllmorávides, p. 15I). l l PrudenciO de Sandoval. pイゥュ・\セ@ parle df lru ヲゥュ、ャcioセs@ ¡/¡• los moursrenos del. セャッョウ@ pエセ、イ」@ S.m &11ito, qur los Reyes de Espm/11 fimdamll ,Y dowro1! (M.1dnd: 1 uiセ@ s。セ」ィ・コN@ I60I), fol. 73't1 (que Ice {i:ria _1. )src) en la エ」イセ。@ lmca); rlorez, Rry11as C.ulrolfCtiS, l. 2 I 1. Lamentablemente, al ocuparse de las muJeres de Alfonso V I._ y pese a que utiliza documentaCIÓn dd archivo de Sahagún. no tramcnbe el epitafio el lmtonador de dicho convento fray Juan Benito Guarthola, Cnímm dd molfiiSrt'n<• de Smr &mro el Real de Salwg1Í11, Macfnd, Btbhotcca NaciOnal, MS I5I9. fo ls t!)6'-iJ7'· A. MONTANER fRUTOS VNA 1 VCE PRI9 SEPTEBRIS QVA FORET !OC) SAVCIA TRASIVIT fERIA ·v HORA TERTIA UYOA REGINA DOLENS PEPERJT 1. 2. f-- - ) quamj quum Flórez vj 11 Flórez La transcripción reguJarizada y la traducción de este epitafio son las siguientes:34 Vna luce prius Septembris quam foret Idus Saucia transiuit, feria quinta, hora tercia, Zayda regina dolens peperit j . . .] Un día antes de que fuesen los idus de septiembre, Falleció infortunada, siendo la quinta feria , a la hora de tercia , La reina Zaida, que parió doliente (... j La inscripción constituye un cannen epigraphictlln 111ediaettale, pues posee una constitución métrica hasta ahora no advertida. Tal y como está distribuido, parece tratarse de dos hexámetros completos y al menos uno incompleto (aunqu e ninguno de los dos autores citados indique que el texto estuviese trunco, ni por destrucción del soporte, ni por desgaste de las letras): üna 1 lüce pri 1 üs 11 Sep 1 tembris 1 quam fOret 1 idüs sa ucTa 1 transi 1 uit 11 ter 1 ja 11 quin 1 ta_hora 1 tertja Zajda re 1 gina doj lens 11 pepe 1 rit 11 {セ@ 1 - uu¡ -1dl Los tres ve rsos presentan cesuras pentcmimeres y los dos últimos además heptemímeres. Por lo demás, el primer hexámetro es regular, pero el segundo y el tercero presentan varias licencias y terUa en rayanas en la anomalia. Se han de leer con sinicesis ヲ・セェ。@ el v. 2 y Zajda en el v. 3, donde re}!.itta debe escandirse イセゥョ。@ para constituir un dáctilo, con sístole de la primera sílaba (tolerable, por ser sílaba átona). 35 Pero lo que causa mayor extrañeza es que 3 ' Com1dcro que sa11n_a (l. 2) concuerd.a con Zayd11. como predJcanvo, y aunque, dado d comexro, podna traducme qwza IJteralmente por ᄋ、」 ウァ。イNセ、@ (en el parto)'. parece prefenble カ」イエ・ャセ@ de acuerdo con la acepc1ón figurada que n:coge como qumta el Ox{<>rd l...t11111 DICirorwry, ed. de P. G. W. Glare (Oxford: Clarendon Prcss. 1!)8z; retmpr. con corr., 1996), p. 169611: 'injured m respect offortune', con el mauz de 1111srrmrda 'dJgtl.l de compas10n · que es frecuente en ・ー■ァイ。ヲセ@ funeranos. 15 セヲ@ セ。ァ@ Norbcrg, lrumd11clloll a /'ét11de dr la vm!{irllticm lt1t111e médiél'alc, Acta uュカ・セャエ。@ StockhoiJmcmts; StudJa Lanna Srockholnuetma, 5 (E,tocolmo. Almqv1sr &. wゥォセ・ャL@ 1958). pp. 1 r-12. LA MORA ZAIDA , ENTRE HISTOUIA Y LEYbNOA el quinto pie del segundo hexámetro sea un espondeo, lo que es muy raro a partir de Virgilio, salvo excepciones justificables por incluir en dicha posición nombres propios, por ejemplo. No obstante, Norberg {Irttroductiot1, pp. 64-65) cita algunos casos de hexámetros espondaicos en textos medievales, si bien suelen deberse a q ue la últitna palabra del verso es tetrasilaba o pentasílaba, 36 lo que no es aqui el caso. Cabría pensar, entonces, que la lectura correcta en el verso 2 fuese secuttda, como trae Flórez, en lugar de la q11i11ta de Sandoval, y que hora tcrtia fuese el sujeto de tra11sirtit (pese al asentado uso funerario de este verbo, siendo un caso comparable al de CLE, J 552A, v. 2: 'transeat hora dierum'), 37 de modo que la sílaba final de /tora fu ese breve, y en ese caso parecería restituirse el penúltimo dáctilo: sa ucia 1 tci nsi 1 uit 11 ter 1 ja 1 1 se 1 cünda_hodí 1 terrj5 Ahora bien, con esta disposición, además de la diástole que convierte seciittda en seáittda (licencia de nuevo más o menos tolerable en una átona), habría que admitir que hora se transforma en *hora, lo que resulta extraordinariamente forzado en una larga por naturaleza que además es tónica, pe e a ejemplos como mater por miiter en Ruodlieb, X II (X), 39: '!. ..1 os uidet a matre missos' ,38 ya que se trata aquí de una fom1a ocasional analógica de pater (Norberg, lrttroductiott, p. 7). De todos modos, teniendo en cuenta la variante de Flórez y el hecho de que los autores antiguos no indiquen la incompletitud del epígrafe (a unque ello no sea definitivo), cabría plantearse que éste pudiera escandirse como dos hexámetros y un pentámetro, constituyendo un polyntetnttll 39 . . do en e1 d'1st1co . ' 1nspu·a e1eg¡aco: "' Sobre este a\pecto, véase además Paul Klopsch. Eir!fillmm8 ;, drr milll'iltJtriuisdrr Vrrslr.ilrr (Dammadt; wエウ・ョ」ィ。ヲャセ@ Buchgcscllschaft. 1972), pp. 69-70. 17 [= CLE], ed. de F. Bucheler y E. CitO por Canmr111 LA11110 eーイセュャQ」。@ Lommatzsch, 3 vols (Lctpztg: Tetrt>ner, t8!)5-1926). PJra el frecuemísuno uso de trmrsrrr para expresar la muerte del difumo en las mscnpc1ones funeranas, véase: C<111rordmr;:r dci 'Canr1111<1 LAtim1 eᄀイHセ。ーャゥ」@ ', ed. de Pasqua Colafranccsco y Marreo Mass.uo, con Mana L1sa R1cc1 (Dan: Ed1pugha, 1986), p. I!J3. '" C1t0 por Karl Langosch, ll'alrlrari11s; rエセッ、Oゥ・「[@ .\tarclwrrr¡wrr. latrurisclrr Epik de> Miuclaltm mit dcutsclrw l'merr, Ja ed. (Bastlea: Schwabc, 1967), p. 184. "' S1 aquí se cotlSidcrase también /tora tema como セujcエo@ de trarrsitm, la csc;u1srón sería: terna 1 Zayda 1 re ¡ gina dó 1 lens 11 J?Cpe 1 rir; pero en ral caso, hana falta mdtcar el dccc\O de Zatda. con algo por desolo de CLE 1334. v. 4: 'quac pcpen er pem', lo que extgtría suponer la 'pérdida de otro ver;o completo o, lo que es más lógtco. la del final del propto v. J, ehminando dcfinmvamcme la postblltdad de un pentámetro. LA MORA /.AlOA, ENTRE HISTOR I A Y LEYENDA A. MONTANER fRUTOS ヲセョゥ@ J. lücc_ prl 1 üs 11 Sep 1 tcmbris 1 qua m fOrct 1 idüs sa u m 1 tra nsi 1 uit 1 1 ter 1 Jii 1 1 se 1 cünda 1 hora tergii 1 Za yda 1 re 1 gina do 1 lens 11 pepe 1 ñt _No obstante, esta opción plantea numerosos problemas. En pnmer lugar, la GZセコ。@ misma de semejante combinación, ya que, cu:ndo en la anttguedad se producía este tipo de mezclas (muc ho ュ。セ@ raras en. la poesía epigráfica medieval), siempre había una la JUStificaba, habitualmente temática y relacionada con razon アオセ@ el contemdo del carl//1'11 cpigraphiwm o, en los epígrafes funerarios con la pro pia biogralla del difunto, lo que no sucede aquí. p 0 ; otra parte, esta esca nsió n exige un número aún m ayor de licencias g uc las. anteriores. _Así, el segundo hexámetro segu iría siendo espondatco y ademas presentaría una diástole de la sílaba inicial de ウ」キ Q、 セ@ H ャゥ」・ョ ⦅」ゥセ@ de ョオ・カセ@ t_ol_erable en una átona, que podría ウセ イ@ 。、・ュセ@ analogtc:a de se- tmc•al larga en 」。セッウ@ como sew 111 0 scwms), as1 c:om o hiato, en lugar de elisión, entre sec1111 dn y ャエッイョNセ ッ@ En _el pentametro, habría de silabea rse Zayda como trisílabo eq w va lente a un dáctilo, pues, si bien en la prosodia clásica debería ser breve ante / i/, al ser tónica se habría considerado 41 como larga, l_icencia admisible en un nombre no latino, como en el caso, no mfrecuente, de !liaría por Alar/a o en las variantes métricas Miijses, !Hoyses, Moyses e incluso Moyses. 4 2 Ahora bien, si fai 411 !:>obrc: la proporCión de lmto y 、ゥセ￳ョ@ セZ ョ@ 1.1 ーッ」セ■。@ lanna mcdtt·val véansc ..-rg. lmdrc>tlur!i<lll, pp. 32-36, y sobre todo Klop1ch . eゥQサ Q Oュ Q LセN@ pp. ]<J-Il7. qu 1cn 1 GセZャゥ。@ a ten Cll\1,1 de 1.1 111JSJlla J CVItar IJ Slllalcfa. . LJ NQ」セュオ。P Q セ@ Znfdn que '!:, adopta a veces es contran.l .1 cu.1lquu:ra de \m ーセ Q 「ャ・セ@ 」エAュッャァセ。|@ (Jr. and. Z<íydaii, nombre prop1o, o ウエゥケャセi@ < dk ウ\セケ Q エヲL Q jᄀ@ senara , fommb 、セ@ tratamiento), \obre ャ。セ@ que volveré luego y J セオ@ prosodia frad1c10nal en castellano. garanozadd por el romancero. S1rvan de' botón de muestra セ Q MZ R@ y 25-26 del romance 'Gallardo rasca Za1dc' dt• Lope de Vc¡,oa· 'AlzÓ os カ「イNッセ@ 1a ca CZJ Y v1do 1 a セオ@ Zatda a la ventana 1 ¡. . . 1 Za1da セ・@ huelg.1 de ver a' quten habc· mregado セQ@ alma'. Cito por Rimns l111mallr1S ¡• <llros versos, ed. de AntoniO Carreño 1lotCCJ C la\IC.l, 52 (!Jarcelona: Críoca, 1991l}, p. !l. セ@ ' セッ「イ・@ la prosodia de los nombres propto' no !Jonm, véa;.: Norberg J11 trod11m 011 PP· 1 X-19 )' JO; para los casos concretos señalados, véa\e adenü., eァセ、ゥGッ@ Forcelhm. U.\IWII '''''"' lAtuutnlls, ed. de GIUseppe Furlanetto, 4a cd. rev por fイ。ョ」・ウセ@ Corradm1 Yj oscph. Penn (Padua: Typ1s Senunaru, 1 X64-1926; za re un p., Boloma: fッュセN@ 1945), V-VI. joscph Penn , OuomnstiCOII (191 3-26). VI, 207/¡ > 2!)tc donde a propo_s:w 、セ@ Mo)'us, apostilla: 'Ceterum pocn\ praec1puc daayUtci\ Q 、セャァ・ョjオ[N@ s1. ョ・」|sゥエセ@ mctn ?uas ryllabas pnorcs h center rracr.mr, nl.lxtmt• quum nomme cxtemae >lnt ッョァュセ^@ . セQイ「 Q@ estas licencias son más o menos aceptables en el ámbito de la poe ía latina cuantitati va medieval, resulta especialmente grave que el tercer semipié del pentámetro no comcida con una cesura, como es obligatorio, 43 resultando totalmente anómala la partición de ' ré 1 gina' donde debiera ir pausa clara entre las dos mitades del verso, lo que sin duda invalida definitivamente esta opció n . Así pues, tanto desde la perspectiva métrica (se puede suponer simplemente que po r defecto bien del original, bien de la transmisión man uscrita e ha perdido una parte del epígrafe, caso nada extraño, dejando dos hexámetros completos m ás un o trun co), como de contenido (parece faltar algo yue complete el verbo que ahora apa rece como final), se puede defender sin más que estamos ante un epígrafe ápodo y no ante un caso de polimetría inusitada. En suma, aunque no exenta de inconvenientes, la solución más aceptable parece ser la primera, dándole la razón a Menéndez Pida!, La Espniín del Cid, 11, 765, cuando consideraba que la lectura feria V de Sandoval resultaba más fundada y que el epitafio estaba incompleto. Meno clara resulta su suposición de que falte el año del deceso, lo que obligaría a suponer la pérdida de algún verso más, lo que no sería imposible, pero tampoco imprescindible, mientras que la ausencia de tal dato puede tener su explicació n , como se verá luego. Cabría, en cambio, suponer que los dos pies y medio fa ltantes del tercer hexámetro precisasen que el parto fue la causa del deceso, como en el ya citado CLE 1334, v. 4: 'quae peperi et perii'. Bien es verdad que un verbo así parecería algo redundante con el tm11si11it del v. 2, a no ser q ue éste se a ociase a /tora tertia, lo que el metro impide, como se ha visto. De todos modos, tal adición resu lta admisible en cuanto que lmiiSÍIIÍI se refiere al momento del tránsito y el otro verbo lo haría a la causa concreta del óbito. La secuencia faltante podría incluir, pues, algo semejante a el periit o el obiit, aunque ninguna de las dos expresiones satisface el metro, o más bien a pcr'íítqlle u oblitquc, " Véase jo\é Javtcr lso Echegoycn, 'Ll cesura en d pent.\metro l.wno cl.istco', en bmuauudi Ferw1utlr:-Calwuo a sodttlilms oblrllrl, cd. de Lllls Gil ) C lás1cos, 87-88. 2 vols (Madnd· Socted.ld de eセイオ、Njッウ@ RO\J M. Agllllar, eウエオ、ゥッセ@ Clás1cm, t91!4). ll , w-10H. Apoplwrrtr1 ーャエゥ^セュ@ 288 A . M ONTANER I'RU T OS LA MORA ZAID A , ENTRE HISTORIA Y LEYENDA q ue pro po rcio narían el penúltimo senúpié y el pie final, si bien no se ve claro qu é po dria llenar los d os senúpiés juu 1 - ] ヲ 。 ャ セ Qョエ ・ウN⦅@ En co nsec uencia, resulta bastante avent urado supo ner cuál sen a el fi nal del verso trunco, pudiendo no o bstante excl ui rse, por razones d e espacio, qu e inclu yese el añ o d e la m uerte. Po r lo d em ás, el epitafio info rma con bastante precisión de la causa de la misma, un mal pan o (smtcin tmnsi11it, doleus 44 peperit), y del mom ento en que ocurrió, la hora tertia de un pridie Id11s Sepletttbres (expresado a la manera indirecta tan habitual en epigrafía) qu e fu e fe ria q11i11tn, es decir, un J.u e ves 12 de . b re, 4 5 a eso de las nueve de la m añana. Estos datos sólo septlem ーオ セ 、 セ ョ N@ referi rse a _los años 110 1 y 11 07, los úni cos en que comc1d1ero n tales d1as d el m es y de la semana du ra nte la última década d el siglo Xll y la primera del XIII. En cuanto a la fiabilidad d el epígrafe, la abundancia d e detalles ァ。 。イ セ ⦅エ ゥ コ。L@ según _Fló rez, su autenticidad : 'Añad e el Epi tafio que muno po r la manana, a ho ra de tercia, lo qu e prueba la exactitud en la no ticia, y que po r tanto se puso la Inscripció n muy cerca de su ュオ セ ョ ・G@ (R ey11ns c。 エィ セ ャゥ 」。ウL@ 1, 2 10). Menénd ez Pidal, La Espniin del O d, 11, 765, y Reilly, 771e Kit1gdom, p. 235, tambié n lo co nsideran auténtico, aunque sin argu mentad o. E n cambio, G a.mbra ha !1echo no tar qu e 'el citado epitafio, cuyo texto atnbu ye a Zatda la condi ció n de r eina, m erece escaso crédito, po r ser ーイ ッ セ 。 「ャ ・ ュ ・ @ョエ tardío' (A !{o11so VI, 1, 445, n. 32). Dado qu e la ウセ」 オ ・ セ 」 Q。 N@ Z ayda regi11a se ajusta m étricam ente al verso (aun co n la hcenc1a v1sta) , parece que no se trata d e una lecció n d eturpada d e la transmisió n indirecta del epígrafe, sino de un error histó rico de los redactores de la inscripció n. La hipó tesis de G ambra se confim1a al tener en cuenta, lo que no hi ciero n ni Fló rez ni M enéndez Pidal, qu e, com o ya señaló Sandoval , F1111daciones (fo l. 73vb) y recuerda aho ra Salazar ('Contrib ució n', p. 328), dichas sepul turas fuero n rem ozadas po r o rden de Sancho IV en 1286, . LXXXI = m :46 , cuenta su e, segun romea, •• E! セ・ァ⦅オョ、ッ@ smtagma parece traer un eco de b condena bíblica ·m dolo re panes fi hos (GeneStS J. 16). ᄋセ@ .Bc:rn.ud F. R eilly, ョオ セ@ Kiugdom '?! Lróu-Casti/1¡) 11/ldt•r Kmg /![(<>liSO 1'1, tOÓj-t 109 HpョN」・セッZ@ Pnnccton U mversuy Press, 19!18), p. 234, セ・￱。ャ@ que 'hcr scpulchral ュセ」ョーオッL@ vanously reponed, uúorms that セィ・@ d1ed m childbtrth on c athcr Monday. thc IJth ?f Septe.mber. or tィ オ セ、。ケL@ セ・@ IJth of St·ptember, w1thout repomng the year of hcr dcath . S m embargo. el pndte Idus Septembres corresponde al 12 de dicho mes. E fueron el rey e el mfanre don Juan, su hennano, e don Lope, e desque llegaron a Santiago flege Sam Fagún) f.1lló al rey don Alfonso que ganó a Toledo, que fiziera aquel monesteno de Sant Fagún e de Sanr Primitivo, que yazen y enterrados este do n Alfonso a los pies de la iglesia e con él la rei na doña Isabel e la reyna <;ayda, que fue ron sus mugeres, e sacolos de aquel lugar e falló a doña Beatriz Fadrique, su primera fija que fue del infante don Fadrique, su cío, enterrada en la capilla ante el altar mayor. E covo que estos enterramientos que non eran convenibles e tiró aquella doña Beatriz de aquel lugar e púsolo [le,{!e púsolal en otra capilla, e puso al rey don Alfo nso en aquella capilla mayor, en un mon umento verde que fizo fuzer muy bueno, e puso a la reyna doña Isabel a la una parte e a la reina <;:ayda <a> la o tra en sus monumentos muy buenos. El epitafio d e Zaida data seguramente d e este traslad o y, de hecho, guarda paralelismos con o tros epígrafes coetáneos, com o el de Lo pe Ferrench de Luna (muen o en 1 30 1) en el monasterio de San Juan d e la Peña, tam bién e n hexám etros (d e los cuales, los dos primeros fo nnan un pareado y los o tros dos son leonin os , l'1ces):47 dup ANN IS SI M ILLI: T RECENTIS ivng i tv i セ@ VN( u s) SCIRE LV PI FERREN II C POTERI S PLORAB! LE r vN(US) EXLIT A M VN DO S(cp)T (em ) BRIS SOLE SECVNOO QVO LACRIMAS 1-V N OO CVIVS NECE PECT ORA fVNDO EX() 41' Fcrnán S.ínchcz de Valladolid, Crcluico de Sauclto / JI, Madnd. U1bhoteca N.1cional, MS 829, fol. 6s'b; transcr. de Paula R.odgers y corr. por Francisco García, en Admyte 11, dir. Franc1sco Marcos Marín (Madrid: Micronct, 1999), cnúm. 350; tengo tamb1én ャ L@ Cnlmras de los n·yc.< dt• Castilla desde en cuenta el texto editado por Cayetano rッウセ・ don /1 !fomo rl St1!1io hasta los Católicos do u Femaudo y d01ia lsn/u.f. BA E. 66, 68 y 70. J vols (Madnd: Ravadeneyra, 1875-78), 1, 73lr-740, del que .1dopto alguna\ ャ・」エオイ。セ@ como セオァ・イョ」 Q 。ウ@ emre corchetes o enmiendas cncerracbs en annlambda. " La tramcnpc1ón epigráfica y la restitución mémca (en la q ue devuelvo el orden norn1al a la \ccuenc1a dt del parronímtco, que aparece en d epígrafe como <1tc>) son mías. Amomo Dur.ín Gud1ol, 'Las inscn pcioncs medacvales de la provincia de Huesca', Estudios dr Edad Alcdw de la Coroua de Aragóu,!! (19<17). 45-153 (p. 95. núm. 54). entre otras mexact:imdcs menores )' mov1do por la citada grafiJ <11c>, con olde 。エイZカセ、@ al a;ril ascendente de la hache, transcnbe la tercera línea como 1•1 fERRJ:N u (o)c PO'I LRIS. pero el セオ@ puesto /toe, 。、・ュ£セ@ de deJar sm su tenmnac1ón al parroním1co /'crrrllc/1, altera la mec:!Jda del hexámetro. Para los t1pos de verso catados. cf. Norberg, lmroduwou, pp. 65-66, y Klopsch, eゥオ{エャュQNセ@ pp. 76-79. A. MONTANER fRUTOS LA MORA /AlOA, ENTRE IIISTOIU/\ Y 1 fYENDA aョゥセ@ si millc エイ」・ョゥセ@ iungirur オョセ@ c1re Lup1 Ferrench potens plorab11e funus. Exm .l mundo Septembris sole secundo, Quo lacrimas fundo, cuius nece pectora rundo. Exo. Refuerza esta ャオー￳エ ・ウ ゥ セ@ el hecho de que ninguno de lo dos sep ulcros citados en la Crónica de Sa11cho 1V aparezca reseiiado en las fuentes anterio res a su reinado. Así, Lucas de Tuy, Cltronico11 111t111di, IV, 72, co menta que: 48 セ・ ーャゥ ・イ オョエ@ eum 1i.e. regem AdefonsumJ in ecclesia sanctorum Facundi et p セゥュエオ@ iuxta uxores suas, sciücet Agnetem et Constanciam. ¡... ¡ R.eg ma ucro Elisabcth cius uxor, Lodoici Francorum regis filia. Legionc in ecclcsia sancti Ys1dori sepulta quiescit. Por su parte, Jiménez de R ada, De reb11s Hispanie, VI, 34 (p. 2 J 9) es más parco en detalles, aunque claramente tiene a la vista el texto anterior y en sustancia coincide con él: Sct quía de tlllcione cJuJtatis rege mortuo non sperabant, corpus eius ad monastcrium sanctorum Facundi et Primmm. quod ipse d1taucrat, detu.lerun_r,. ubi sepu.ltus_ est 」セュ@ hymnis et laud1bus requ1escit. ¡... J s・ーオャイセ@ 1b1dem cum su1s uxonbus superius nominatJS. La Estoria de Espaiia alfonsí sigue en esto li teralmente al Tudense, según se aprecia en la Versión crflica de 1282-83 (revisada bajo los auspic1os de Alfonso X), MSS Ss (Biblioteca de la Caja de Ahorros de Salamanca, MS 40), fol. 346'a, (Ese. Y-r-12), fol. rós•b, y ) (Ese. X-r-6), foJs rOJvb- 104•a: 49 Desí lcváron lo jsc. a don Alfonso! para ant FaguntJ e cnterráronlo y mugeres doña lnés e doña Co tan(a ¡... J. La reina doña acerca de セオウ@ Elisabed,b que fue su muger d'cste rey don Alfonso e fija del rey Loísc de Francia,d fue enterrada en Sand Isidro de León. 5" '" lオ」。セ@ tオ、・ュエセN@ cャセイュゥoi@ ,,,,d,. cd. de Emma Falque, cッイーオセ@ Chmtianorurn; Cononuano Mcd1.1cualis. 74 (Tumhom: Brepols 2003) p 309 •·• Para m.h det.tllt:\ sobre la Estori11 de Espmia, ᄋセオウ@ ュ。Gョオセ」イエウ@ y cchcJOncs. véase abaJo el apanado X. 5 "V. ' para Sam Fagunr Ss_: a Sant l'agund · : a S.mt l'agundc J 11 b L1 。ョセャエ・G^Z@ イ」オセ。@ dona Ehsabed Ss : La rema dona Isabel J : Eltsabet ,'V 1 1 ' Loís Sl : don Lu1s 1\) 11 e post Franela 11dd. · . 291 Lo mismo sucede en la Versión amplijlcada o sandri11a de 1289 (realizada ya bajo la égida de Sancho IV), según el texto del M E . (Ese. X-r-4), fol. 258'a (= PCC, p. 645b), pese a que es el que más a menudo .,e \epara de la Versión primiti11a alfonsí; en cambio, la mención del sepulcro de Zaida aparece ya en la redacción representada por F (Biblioteca de la Universidad de Salamanca, MS 2628), fol. J38'a, y O (ed. de Ocampo, 1541), fol. 347'b: E desí lev:íron le jsc. a don Alfonso! a Castiella, a término de Cea, e enterr.íronlt: en la t:glesia' deb Sant Fagunt, con \US mugicres doña lgnés e doña cッウエ。 ョ セ。@ [e doña María la \=nyda]' ¡... ¡. La re ina doña Helisabcthd su mugicr: fua del rey don Loys de Francia, fue enterrada en Sant Esidro1 de León. 51 A partir de ahí, los demás derivados de la Versián sa11cl1ina recogen punruaJmente el dato: finó este rey don Alfomo en Toledo, a XLIII ai'ios de \U regnado. E fue enterrado en el monesterio de Sant Fagunde con sus mugeres doña Inés e doña cッウエ。ョセ@ e doiia María la \=ayda. 52 E este rey 1i.('. Alfonso VI] a cabo de setenta e tres aiios que bivió, murió en Toledo a XLIII años de su reinado, jueves primero día de junio e leváronlc e soterráronle en Sanfagún, por quanto allí fuera 111ño criado. E allí fueron enterradas con él sus mugeres doña In és, doiia cッウエ。ョセ@ e doña \=ayda, fija del rey moro de Sevilla. (... ) E la rema doña Isabel, fija del rey don Luí\ de Francia, fue enterrada en León, en Sante ls1drio, cabo sus hem1anos don Sancho e don García. 53 La adición de la Versió11 sa11clrina hJ de relacionarse, sin duda, con el traslado de los sepulcros efectuado por dicho monarcJ en 1286 y con el especial tratamiento que supone la redacción del epitafio en verso de Zaida, en contraste con el silencio del Tudense. Claro que éste puede explicarse por Ja condición de concubina de la s o Vanantc\: • IJ egle;o;1 E : d ュッョ・セエ」@ O 11 b Castic:lla. a ténmno de Cea, e cmcrr.íronlo: cu I.J eglcs1.1 de: om. F 11 ' e doñ.1 M.trí.t la C,:.tyd.t atltl 1'0 11 J Heh!>.tbcth EF : ャセQ「、@ O 11 • su mug1cr ¡x>sl Franela tr.msp. 1 11 1 eセQ、イッ@ EO : hidro l. 2 ' Juan Manuel, Crt>mrtJ abrcl'l!1da, Madnd. Biblioteca NaciOn.tl, MS 1 J56. fol. 128' : rramcr. de Rcmaldo Aycrbc:-Ch.tux, en Admyt<' ll. cnúm. 13<)2. " Alfonso Martínez dt.! Toledo. Allll11yc1 de f,IS rflrtÍIIir rrs. Londrc,, 13nu'h L1bral). mセ@ eセ」イエッョ@ 2H7, fol. 1.¡.4' : transcr. de jJmcs B. Larkm, en . lclmyt<' 11, cnú111. 140(>. 293 A. MONTANER FRUTOS LA MORA ZA IDA, ENTRE HI STORIA V LEY fNDA misma, frente a la mención de las reinas y esposas legítimas, de modo que no excluye la autenticidad de su sepelio en Sahagún, aunq ue no contribu ya a corro borarla, al menos en el lugar indicado (donde deberían hallarse Constanza o Inés) ni , sobre todo, con el citado epitafio. En todo caso, esta datación tardía menna claramente fiabilidad al epígrafe, pese a no poseer ningún elemento propiamente legendario. No obstante, tiene razó n Flórez (R eynns Cntltólims, 1, 2 r o) al llama r la atención sobre el inusual g rado de detalle de la inscripción, la cual no responde a un tipo habitual de la epigrafía apócrif.1, frente a lo que sucede con el otro epitafio atribuido a nuestro personaje, que se hallaba en el Panteón R eal de San Isidoro de León: 5 4 de pila, Elisabeth, y no el título de reina. Esta po ibilidad no es incompatible con el metro, ya que el hexámetro final quedaría así: 56 11 ( ic) R(equi escit) REGINA ELISA BETH VXOR REGIS ADCFONSI: fiLI A BENAVET REC IS SIVIUA!: QVA! PRI VS /.AVDA rUIT VOCATA Al igual que o tros epígrafes ヲ。ャウゥ」、ッセ@ en San Isidoro (como el de la reina Isabel, del qu e trataré de pués), este texto depende con seguridad de una fuente historiográfica, hallándose muy cerca del Ovetense o, más bien, de alguno de lo autores que lo siguen, pero consideran a Zaida esposa legítima de Alfonso VI (como se verá luego), lo que revela su carácter apócrifo. 55 Po r contra, cabria q ui zá que el epitafio de Sahagún se hubiese refundido sobre el q ue traj ese la primitiva lauda sepulcral de Zaida, si bien en semejante texto la concubina habría recibido sin duda su nombre 54 Me baso en PmdenCio de Sandoval, Hisl<lrill dt• I<'S Rqt•s dt• C llslllltl y de Lt·tÍII, dou Femt111tl<1 el Mtwro, pnmero de csrc uombrc, ir!{OIIIt' dt• Nctvarra; Do11 Smrdw, que "'""'' sobre Zm11t1r<1; D"'r Alouso, .SI'X Itl d1• esrc rwmbrc (Pamplona: Cario\ de l.Jbayen. 1615: イセ、N@ Madnd: llenno Cano, 1797), p. 296: Flóre7, Rcyum c エセイゥャ£ 」Nイウ@ l. 2 11 , y jo'é María Q uadrado, l:SJ1<111tl, sus lll<lllltllletrltls y drlt' - su uarumlt•;:,t ¡• /risl<>nrl' Aslllritls ¡• Lrtlu 1ed. rcv. ¡ (Barcelona: Cortczo. 1liS 5), p. セYT Z@ si b1cn la rcsmuc1ón ep1gnífica ・セ@ .tún mjs ュ セ」ァオイ。@ que la del c:pn:afio de Sahagún Como en ot ro' cpÍ!,'Ta fe, \epulcrab de セjョ@ h1doro de León. la mscnpción recorrería d perímetro dt' la losa. por lo アオセ@ no hay 'cgund.td 'obre la pamoón de líneas, que \Ólo \Cihla セNュ、ッカ。ャL@ pero <¡Ut' no corrc,ponde a d"ha thspos1c1ón. No obst:tm e, me atengo a ella, pue\ rcwlt:t 。ュセGァ、ッ@ proponer cualqUier ot:r.l. Es t:tmbu!n lo m á' probable que donde las fuem<'' E. leen 11.. d epígrafe ッヲイ・」Qセ@ セ@ AJemh de セエ・@ obvu fihac1ón texmal (ya apunuda por S.1lazar. 'Conmbuc1ón'. p. 32!1), !.1 autcnuCidad del epitafio leonés tiene en セオ@ comra 'el doblt' d.lto セイ￳ョ」Zッ@ de que era hiJa tlel rey de Scv11la y fue rema con el nombre de h .tbd' (Gambra, / l [(ou.so 1 J, 1, 445. n 32). así como la aL1Senc1a de mencione' annguas dt• thcho emcrrarmemo. freme a lo que sucede con el de Sahagún, ,egún 'e advwrtc en b ., nt.l' prcmserta\. EL'ísa 1 berh 11 do 1 lens pepe 1 rir 11 [uu 1 - uu 1 - \:.l] La diástole de di.ilens por dolws en una tó nica no es menos admisible q ue la sístole de la áto na inicial de イ」 Lセ ゥョ@ en la versión transmitida, mjentras que el verso conserva ambas cesuras, pentemímeres y heptemímeres. Ahora bien, esta redacción impide identificar a la difunta , dado que úni camente pro porciona su nombre de pila, lo que hace esta hipótesis muy poco probable, aun sin contar con las pruebas previamente aducidas q ue indican que el epígrafe no se realizó (para aplicarse seguramente en la tumba equivocada) hasta la citada intervención de Sancho IV. Surge entonces otra sospecha: qu e la lauda セ・@ inspire en un epígrafe original, pero referido a una de las esposas legítimas de Alfonso. C laro que para ello tendría que existir la posibilidad de un error de identificación, pero eso sucede precisamente con la reina Isabel. ho mó nima oficial de la concubina (aunqu e ésta, como se ve, era usualmente conocida por su designación árabe, sobre la que volveré en el apartado 7) . En efecto, la inclusió n de una Elisnbcth rc,Rilla en el epitafio es métricamente perfecta: ELisa 1 beth 11 re 1 gina do 1 lens 11 pepe 1 rit 11 1uu 1 - \:.ll Como se ve, no sólo proporciona un verso si n licencias prosódicas (frente a la ve rsión transmitjda y a la hipótesis anterior) y con 」・ウ オイ。 セ@ tri emímeres, heptemímeres y eneamímeres, sino que además podría restaurarse fácilmente. de acue rdo con las posibilidades apuntadas arriba, com o "' Adopto !J C\C.lllSIÓn garantizada por ャッセ@ hcx.1mecro' tle l'auhno dc Nola, C.muiua, ed de W. von Hartcl, Corpus Scnptorum e」ャ・セQ。ュッ@ Launorurn, JO (Vu:na: llocldcr, P1chler. t・ューセォケN@ 1894). VI. 3 r: 'Eb!>lbcth pmca セQ ョ 」エッ イオュ@ surpe tnromm', VI, 106: 'Eh..abeth. セョ」イオュア オ ・@ gemm p1a uiscera pondu,·: VI, q r: 'Eh,,tbeth, longo <¡uae iam uenerabr.bs acuo'. Otra ・セ」。ュQ￳ョ@ po\lble. pero que aqu1 no crKJJa. es la de Hr/ls,íllérll, \'Ísta .1mba en el leomno transnundo por el Ovetense y que イ・|ーッョ、セ@ al b'Tlego 'Ei..to-if3ET (c:f Lucas 1 5. 7, 1J, cte.). Una tercer.! parece ser ャセ■ NQ」ゥ「イャ@ (con alargamtcmo de la tómca launa), que Pcnn, Otwllltblirou, V. 525a• .tpoya con la ¡,>Tafia 'Ei..JÍoetf3Ei.. de una mscnpción griega (C/G, 1)866) y que tampoco se acomod.1 a esto: contexto. 294 eャセ。@ 1 beth 11 re 1 gina do 1 lens 11 pepe 1 rlr 1perl 1 lrque 157 Abona 1guaJmente esta opción el que una d e las fechas po ibles del deceso, según los datos del epígrafe, fuese el 12 de septiembre de 1 107, pues, situándose los óltimos diplomas en que aparece la reina en mayo de 1 ro7, muy probablemente ' Isabel falleció en la segunda mitad de ese año' (Gambra, A[(o11so VI, 1, 474), de modo que en mayo de 1 1o8 Alfonso Vl aparece casado ya con su última esposa, I3eatriz. Se opone, en cambio, a este planteamiento, el hec ho de que Lucas de Tuy sitúe claramente en San Isidoro de León b sepultura de Isabel, aspecto que parece corroborado por la existencia eu el Panteón R..ea l de la basílica de un epitafio consagrado a la m isma: 58 ll(Íc) R(cquicscit) REGINA ELISABET, FILIA LVDOVICI REC.IS fllAN C IIE vxo 1 A MORA I:AIDA, ENTRE H ISTORIA Y 11 Yt:NJJA A. MON I'ANER 1 RU 1oセ@ i セ@ RFGIS ALFUNSI , QVI CIEPIT TOLETVM. OUIIT ERA M.C.X 1 .V. Este epígrafe es, no obstante, apócrifo, ya que la filiación de Isabel es errónea (como se verá en el apartado 6), y depende, al igual que el epi tafio de Zaida en el mismo lugar, de una fuente historiográfica, posiblemente el Tudense. No obstante, la f.1lsedad de esta inscripción no implica la del sepulcro, que efectivamente pudo hallarse allí y, en cualquier caso, es precisamente la creencia (fundada o no) de que la otra reina Isabel estaba enterrada en León la que pudo lleva r a pensar q ue el epígrafe isabelino de Sahagún aludía a Zaida, opinión de cuya vigencia en el entorno de Sancho 1V, pese a que su crónica atrib uya precisamente a Isabel una de las sepulturas remozadas por el monarca, da cuenta la Versió11 sa11rhi1111 de la Esrorin de Espniin. 59 A este respecto, ha de n EstJ opnón ョセ@ a su favor, no \Óio la paronomasta prpmt - prnir (y.t vtsr.t en C LI: 1334. v. 4), Stno el hecbo de que cou la otra enmtcnda scm:ínocamcmc postblc. <•lliitqut•. IJ sílaba final de pcpt•rit. al 120 9uedar trabada. ptcrde \U carácter de largJ por postnón, lo que daría un mvtable Elisa 1 bt'th 11 ré 1 ginj do 1 len\ 11 pepe 1 nt (t)bi 1 ttqucl. '" Para el texto, véamc Sandoval, Hmonn de los Rqrs tlr Cutll/11, p. 314. y Quadrado, rhlllrias y Ú'ÓII, p. 494 (con las nusmas salvedades mdtcada.s en la not.1 54): para \ll crínca. cf. Flórcz. Rc¡•rws Cathálica.;, l. 176: S.tlaz.tr, 'Contnbuctón', p. p8, y G.unbra, , f/lomo 1'/, l. 47.1 y 474. De tonna algo mcomtstcntc (d.1do que él mú.t el dccc'o de esta rema e n tto6), acepta la vcractdad de este eptt.tlio Retlly, T7u kゥエHセ、ッュL@ pp. JW y 345. w ¿Se tr.ltad enroncc\ de un error la menaón de ls,tbel cu l.t Cro11inr tic Sauclro 11 , qutú por lné\? Pero e' mucho aventurar. cuando tod.t esta cxphcactón resulta t.lll htpoténc,l. 295 notarse que, independientemente de que Isabel estuv1ese sepultada o no en San ls1doro, la inscripción de Sahagún ca rece de una fóm1ula alusiva al enterramiento (Hic requicscit, Hic iacct, Hic cst 1111111tlatn o similar) y de la indicación de la era, algo raro en una i nscripción sepulcral propiamente dicha, pero no en una de tipo obituario, donde lo primero es improcedente y lo segundo usual, pues el dato importante era el dia de la muerte, en el que correspondía celebrar los sufragios que se hub1esen encargado por el alma del difu nto. 6 Cabría, pues, que estuviésemos ante el colltmfacflllll de un epígrafe necrológico dedicado originalmente a la cuarta esposa de Alfonso V I, la reina Isabel, y retocado o reesc ri to hacia 1286 para identificarlo claramente con Za ida. La hipótesis es atractiva, en la medida en que numerosas piezas encajan, pero no deja de ser bastante insegura, por el encadenamiento de conjeturas que exige. A fin de cuentas y partiendo de una explicación セ・ュェ。ョエL@ cabe pensar que la inscripción transmitida se compusiera nd hoc, en 1286 o poco después, para aplicarse a una nunba que se creía era la de Zaida, sin serlo, pero no necesariamente como una invenciÓn, sino a la vista de un obituario de Sahagún en el que constasen los datos del fallecimiento de la co ncubina de Alfonso VI (casualmente compatible , salvando la era, con los de la reina Isabel), adaptándolos a la denominación e intitulación que ya se habían hecho tradicionales para el personaje. Así pues, por más gue se trate, como en tantas otras ocasiones, de una elaboración posterior, no conviene negar toda fe al epitafio sahagu nense, au nque tampoco dársela sin ° más. 5· PROSOPOGRAFÍA DEL PERSONAJE HISTÓR ICO Conjugando la infom1ación extraída de Pelayo de Oviedo, el Chro11iro11 Florinrc11se, lbn Bas am y Alwansañsl, como las únicas fuentes ceñidas con seguridad a la realidad histórica, y subsidiariamente la que proporciona la inscripción funeraria de Sahagún (e n lo que pueda tener de cierto), con los datos generales '"' Para la dtfcrcncta entre las tmcnpc10nes セ・ーオャ」イ。ウL@ ュ、エ」。ョカセ@ del lugar de inhum,lctón, y las necroló¡pcas, 'copias en ptedra de un ャ|GュッLセB@ ll Obrtuarrum de un cemro 」ャセエNィ エ 」ッGN@ véase Dur:ín Gudtol, 'Las inscripciones mediev,tles'. p. 47· 296 A. MONTANEU FRUTOS LA MORA ZAIOA , ENTRE IIIST O RIA Y LEYENOA de ese período, puede establecerse que Zaida 61 fue esposa del príncipe sevillano Fatb Al.ma'mün b. ' Abbad y, por tanto, nuera del célebre rey Al.mu'tamid b. ' Abbad de Sevilla. Siendo Alma' mün gobernador de Córdoba en 109r , la ciudad fue sitiada por un ejército almorávide comandado por Mubammad b. Al.bagg. 62 Durante el aseclio, Al.ma'mün, como medida de precaución , mandó a Zaida y a sus hijos a Almodóvar del RJo. En un período comprendido entre la muerte de su marido en Córdoba a manos de los almorávides, el 27 de marzo de 1091 (día en que se tomó la ciudad) , y la caída de Almodóvar (ocurrida antes del 22 de abril), 63 probablemente con escasa anterioridad a esta última, Zaida debió de buscar protección, junto con sus hijos, en la corte de Alfonso Vl,64 donde todos ellos se convirtieron al cristianismo, セ ゥ・ョ、ッ@ ella bautizada con el nombre de Isabel. Por esas mismas fechas, la princesa andalusí se hizo concubina del rey, naciendo de clicha unión el infante don Sancho, llamado a suceder a su padre en el trono castellano-leonés, pero caído adolescente, también ante los almorávides, en la citada batalla de Uclés ( 1 108), mientras que su madre habría muerto quizá de sobreparto (pero no del suyo) el 12 de septiembre de 110 1 o 11 07, Siendo más probable, a tenor del silencio de las fuentes y dentro de lo dudoso de la noticia misma, el primer año que el último. En cuanto al nacimiento del infante don Sancho, se ha supuesto norn1almente que el parto aluclido en el epitafio sahagunense fue e l suyo (a unque nada lo aseguraba, como bien notó M enéndez Pida!, La Espaiia del Cid, u , 766). Además y pese a la citada preferencia de don Ramón por la lectura feria V de Sandoval Qustificada ahora por el metro), se había adoptado usualmente la lectura feria lJ de Flórez. Habiendo sido lunes el 12 de septiembre de 1093 , 1099, 1104 y 1110, se había considerado como fec ha más セ。ャ Z@ 'Ce qui probable la primera, según justificaba l← カ ゥMpイッ・ョ pennettrait d'attribuer l' Infant D. Sancho, lors de la bataille d'Ucles, dans laquelle il trouva la mort, l'age d'environ quinze ans, et no n celui de neuf ans, et rendrait ainsi plus plausible sa malheureuse participation, en 1108, a la campagne des troupes castillancs contre les Almoravides' ('Hispano-Arábica', p . 8). En la misma línea argumenta Reilly que ' if we consider that her son was ro die in the battle of Uclés in M ay 1 1o8, we are fo rced to predica te as early a date as possible', habida cuenta de que 'the risking of the onJy maJe heir of the realm on the field of battle would eem unlikely before he had attained the age of fo urteen or fifteen' (The Ki11,<?dow, p. 235). La otra opción posible, siempre en el caso indemostrado de que se tratase aquí del nacimiento de ancho, era datarlo en 1099 , como prefirió Flórez (Rey11as Cathólicas, 1, 208 y 21 o). No obstante, eso significaría que el •• Seguramente llamada en árabe Sayyidah Maryam o Mariyah, s1endo el pnmero en realidad su tratamJento y el segundo su verdadero nombre, com o expo ndré con más detalle en el apartado 7· 62 Tumma キ。セャ@ 1layha )= tla qオセ「。エI@ ャセオ G」。ュセ、 オ N@ bnu Ga「ャゥセ ゥョ@ NキZQセ。ャ ャ セ@ 'alayha bnahü 1M a'müna bna IMu'wrudi fa aqama fiha 1la an qacalahu b1bang1ha lmulanamüna' = ' Después Uegó a ella )= a Córdoba) Almu'canud b. 'Abbad y puso al frente de ella a セ オ@ huo AJm,1'mün b. Almu'tamid, que pemm1ec1Ó en ella hasta que lo mataron e n su exte no r los velados [1.e. los almorávides!' (lbn Sa'id Almagnbi. Kirtill almu)lrib .fi !mltl Om。Lセイゥ「@ p. 6; cito por la edJCión accesible en línea en http:// www.alwaraq.com/mdex2.ht:rn?i= 158&.page=6). 13 ' Lévi- Provent;al. ' HJspano-Arábica·, p. 6; Mcnéndcz Pida! , ÚJ Espatin del Cid, 1, 405; QS ッセ」 ィL@ Lns エセャ ュ ッイL ■ャゥ、 ・ウL@ p. 151. Según lbn Alha\íb, Al'i!•iirt1h .fi aLJ11ir c。ュゥエ\セィL@ p. 1!15, la caída de Córdoba se produJO en pleno verano de 10<) 1: ' Wan:izala l'amiru Sirun ISbiliyata, dlirn IMu 'tamidi wa(:tac;lrata mulkihi : wanazala l'amiru Mul¡ammadu bnu lf:laggi Qurrubata, wabiha lMa 'münu: wanj;i)zala Carrürun min quww:id1h1 Rundata, wabiha rRac:li bnu lMu'tam1di. [... 1 Faduhilat qオイセ「。エ@ fi Gunmda I'Jhirau 'ama arba'in watamanina wa'arba'im1'atin, waqurila rlUc:li waguliba rn 'suhü ヲ。セゥ 。@ bih1 b1mar'an mm abihi' = 'El príncipe Sir asedió Sevilla, rc;1dcncia de Almu'tamid y capital de su remo; el príncipe Muhammad b. aャセ。 ァ@ asedió Córdoba, do nde estaba Alma'mün. y uno de sus generales, Carrür. asedió Ronda, donde 」セエ。「@ Arracji, hijo de Almu'tamid. [ ... 1 Y セ・@ entró en Córdoba en Cumada l';ihirah セ・ ャ@ año cuatrooenros ochenta y cuatro 1= 21.07-18.oH.10<) 11, y fue muerto Arracjt, y \U cabeza fue traída [se. a Scv1Ua] y se la paseó a la vista de su padre' セ」ゥエッ@ por la edición accl><;ible en línea en http://www.alwaraq.com / mdex2.htm?1=5& pagc= 185: la enm1enda cnrre corchetes es mía). Sm embargo, la mención de 1.1 muerte de Amc:li md1ca segurnm.cnre u na confus1ón GZ⦅セョ@ la caída de. Ronda. que sí r udo セイッ、オ」 セ イウ・⦅@ en lbn l::faldün, TanL4 p. 1949: W astunz1la awladulhul lMa munu esas fechas. v・。セ@ mm Qu11ubata waYazidu rR.acji mm Rundata waQam1ünata, wastawli 'al:i y[ ョゥ G ゥセ 。@ waqaulahum' = ' Y fueron dcpuestos [sus) hijos Alma'mün en Córdoba y Yaztd Arracji en R onda y Cann ona. se apoderaron de todas ellas y ャ ッセ@ mataron' (c1to por la ed1ción acces1blc en línea en http://w-.vw.alwaraq.com / index2.htm?l= 1 16&page= 1949; la ennuenda entre corchetes es mia). M Cabe, no obstante, que Za1da no cn1 zase la frontera hm:a b llegada de las tropas env1adas po r Alfonso VI, al mando de Alvar Fá1iez. en ayuda de Almu'tamid, que fueron darotadas junto a Almodóvar del R.io poco despues de la caíd.1 de Cam1ona 297 a d 9 de mayo de 1 O<) 1, qmzá en JUlio de ese año (cf. Menéndez Piddl, ÚJ Espmia del Cid, 1, 405 y 11. 766--67: Bosch. l..us ,l/morá11ides, p. 152). Esta opc1ón nene la ventaJa de exphcar cómo pudo Zaida llegar a Toledo con セオ@ f.11111ha, burlando el cerco almorav1dc; en セオ@ contra m ihta que el ヲイ。」セッ@ de la exped1c1ón llevó al cauoveno a numerosos soldados castellanos, lo que no se compadece bJCn con la hu1da de la ーョ 」[セ@ anchlmí A. MONTANE!l rfW TOS I A MOllA /.AlOA, ENTRE HISTOiliA infa nte tenía セ￳ ャ ッ@ cuatro años cuando empieza a figurar en los temprana. diplo mas reales, en 1103 , edad que parece 、 ・ ュ。 セ ゥ 。、ッ@ En todo caso, la fijación textual del epígrafe impide por completo relacio nar la supuesta fec ha de la muerte de Zaida con la del nacimiento de Sancho, puesto que, com o se ha visto, el 12 de septiembre sólo fu e jueve , durante el período considerado, en II OI y 1I 07, fechas incompatibles con dicho alumbramiento, sin que haya datos qu e permjtan precisar ninguna de las dos datas, 。L@ en virtud pese a la preferencia de algunos auto res por la セ・ァ オョ、 de la ave nturada identificación de la concubina de Alfonso Vl con su cuarta esposa legítim a, Isabel, hipótesis que come ntaré después. Al marge n ya del epitafio de Zaida, Gambra (A{{o11so VI, 1, 486) considera impropio que el último documento suscrito por el in fa nte, el 14 de mayo de 1 L07, lo denomine aún p11er. 'Sa ncius puer filius regis conf.' ,65 cuando el príncipe, de haber nacido en 1093, tendría ya cato rce años. Tampoco le parece apropiado para esa edad que en la suscripción de un documento poco anterior, de 8 de mayo de 1107, aparezca ' Pelagius Femandiz pedagogus et maiordomus infantis' (Gambra, Alfonso Vl, Il , 48 I, doc. I88). Todo ello le lleva a concluir que Sancho nació entre I095 y L097, temendo en la rota de Uclés entre o nce y trece año . Sin embargo, como recuerda Salazar ('Contribució n', p. 32 I), la p11enrw podía extenderse hasta los 17 años e incluso, excepcionalmente, m ás allá. 66 Tampoco sería obstáculo el doble cargo de Pelayo Fernández, pues a los catorce aiios no era el príncipe tan mayor como para no tener ayo ni tan niño como para no tener su propio mayordomo. En suma , estos elatos no ayudan demasiado a aj ustar la fecha de nacimiento de Sancho, que Salazar (p. 322) propone situar en 1094, fecha que vendría bien por ajustarse a una edad compatible con que el infante se hallase e c. •s Rcd.JCCIÓn 、セ@ la coptd (Santiago. Archivo Catedralicio. Tumbo fol. 119Jpuc\ 8 (Sam1.1go. Archivo Caredrahcio, Tumlk' A, fol. 11!} onurc pn:ct\Jmcnrc 1111rr. aunque C p.m:n· rramnuur más fielmenre el ・セ」。イッャ@ (G.tmbra, ·1/f;.,,,, VI. 11, 4H tl!S (p. 41!5). doc. 1N9). Corrobora セエ・@ planreanucnro el エ・セオュッ@ del Toledano al narrar la rota de u」ャ←セZ@ ' rcx Aldcfonsus -1 1111Sit Gar;J,\111 CU1111tC111 cum filiO •uo Sancio .tdhuc pucro' (Dr rebus hゥ ウー 」セオゥ・N@ VI. 32, p. 216) '·" v←。セ・@ f'éhx Gaffior, Drctiouumre fr•wcais-latul (París: ll.tcherre, 1934-; retmp. 1986). イ h@ Cte.. Fam. 12, 25, 4. p. 1274-b, qmcn sciiala como caso extremo el de 'Puer Zセイゥ enfanr rcmarquable, déstgne Octave, qut a 19 am'. r Y LI'YFNDA 299 en Uclés y con la posibilidad de que fuese hiJO natural no adulterino (Alfo nso estaba viudo entre I093 y I095), lo que cuadra mejor con su posterior legitimaciÓn. D e todos modos, resulta posible cualquier fecha entre fines de I09I y I 095, aunque las intem1edias resulten más probables qu e las ・クエ イ・ュ。 セN@ Esta reconstrucció n de los hecho es básicamente la admitida por los historiadores modernos para la etapa inicial de la vida de Zaida/'7 salvo que Menéndez Pidal (La Espmia del Cid, I, 405-o7) acepta también parte de las infom1aciones proporcio nadas por autores posteriores, de los que trataré luego, pese a su obvio compo ne nte legendario. Más discrepancias han surgido recientemente sobre la sin1ación de Za.ida con posterioridad al alum bramiento de Sancho, comprensibles en principio, si se descarta que muriese de dicho parto. Así, R eilly (The Kitl._(!dom, pp. 338-40 y 344- 45) ha sostenido que Za1da acabó siendo esposa legítima de Alfonso V I y reinó enrre m arzo de I 106 y la segunda mitad de I I 07 con el nombre de Isabel, repartiendo así en dos grupos las m encio nes diplomáticas de Elisabeth rcJ?ina en la cancillería alfonsina, el primero de los cuales correspondería a la Isabel ulrrapirenaica (1I 0()-{)6) y el segunda a Zaida ( I I06-o7)- Se basa para ello en un documento privado gallego de 27 de marzo de I 1o6, recogido en el T11mbo de Lorei/Zalla, cuyo escatocolo da com o 'regnante rege Illdefonso in Legione ei usdemque H elisabet regina sub m ari tali copula legaliter aderente' (p. 338), expresió n que, a su ju icio, sólo tiene sentido ante la regularizació n matrimonial de un a セ ゥエオ。 」 ゥ￳ョ@ previa de concubinato. En su opinión , aqu élla se habría efecn1ado para garantiza r la sucesió n de Sancho al tro no: 'The illegitimacy of Sancbo's bi rth and the religio n of his mother had been rectified, so far as might be, by the latter's conversio n to C hristiani ty and her fomul recogn ition as his consort. T he future of the dynasty [ ... J seemed assured' (p. 344). ''' l←カ エ M ャG イッカ・ョセ。ャL@ ' Htspano-Ar:ibtca', 'La "Mora Zatda'" y "Aii b. yゥセオヲ@ b. Tiillufin', en Tiu Eucydopr1cdi11 t?f Islam, 1, Jl!9a-Jyol> (p. J<)Oa); Bo,ch, Los nlmor.ú•idcs, p. 151; Juho González, Rcyoblacióu. l. 811-<)0; Gambra. Al{omt> VI. l. 9 1. 44o-45 . .¡.67. 475--'76 y 485; Miguel Angel L1dcro Quc\.tda, 'Camha y León', en 1listori11 de l!sJI<llla de .\lrueudez Pidc1/, ed. rev. thr. por J osé María j ovcr ZJmora, 41 vols (Madnd: Espasa Calpe, 1975-200)), IX: Lo rrrouqui51rl y r/ prt>W<I tlr dij"crrrro.10á11 f't>lfllrrl (10_15-1ZJ7}, coord. de Miguel Angel Ladero qオ」セ、。@ (199H), 4y-216 (p 120); Jo'é Marí.1 Mínguez, A{{ouso 1"1: poder, expa11sióu y rt'Ot:J/<IIIIZclCÍ<ÍII iulrnt•r (llonibrribia: Nerea , 2000). p. zセ ャ N@ 300 301 A. MONTANER FHUT OS LA MO RA Z AIDA, ENTRE HI ST O RIA Y LFYENDA Este planteamiento, que Ladero califica de 'hipótesis poco verosímil' ('Castilla y León', p. 2 13), resulta en realidad extremadamente problemático. Ame todo, hay que dej ar claro que la legitimación del heredero no exigía el matrimonio del monarca con la madre de aquél,68 la cual , como recoge el testimonio de Alwa nsañsi, se había conve rtid o junto con los hijos habidos de Alma' mün , lo que apunta claramente a fec has inmediatas a su recepción en la corte castellana y no a una tan tardía como r 1o6. Por último, tal enlace hubiera exigido la mu erte de la Isabel anterior, que sólo aparece consignada en su epitafio apócrifo de San Isidoro de León, ya transcrito, do nde se fecha en 1 107, lo qu e contradice esta hipótesis. La otra opció n es que mediase su repudio, como prefi ere R eilly, pese a que nada semejante dicen las fuentes. Antes bien , una do nació n de la reina doña Urraca a la C atedral de T oledo en 1 r 1 5 deja claro (como ha subrayado Salaza r, 'Contribución ', p . 327, n. 94) qu e hubo una sola Isabel esposa de Alfo nso VI : 'sicut ea m habuerunt et tenuerunt regine uxores patris mei, sci!icet Berta, Isabel atque Beatrix et sicut ego illam inueni et possedi post dicessum patris mei'. 69 Por otro lado, según se verá luego, el primer testimonio que presenta con seguridad a Zaida como esposa y no como concubina de Alfo nso VI (más allá del dudoso pasaj e del Liber Reg"'" y de las ambigüedades de Jiménez de R ada) es la Versión sanchina de la Estoria de Espmla, de 1289. En esta tesitura, parece más adecuado interpretar ese aislado diploma aceptando que 'su carácter es más bien ornamental y Hterario' (Gambra, A lfonso VI, I , 475, n. 153) y que carece, por tanto, de las repercusiones que le atribuye R eilly, quien, por otro lado, se contradice al respecto (co mo subraya el mismo Ga mbra), pues previamente había admitido la veracidad del epitafio de Sahagún y su vinculación con el nacimiento del infa nte Sancho en 1093 (TIu• KinJ¿dom, pp. 240 y 248), lo que situaó a la muerte de Zaida el 12 de septiem bre de dicho año. En todo caso su aceptación de la lección feria sewnda, aun sin referirlo a rucho alumbramiento (co mo hace ""Cf. j・ウセ@ p. V L1hnde Abadía, Dcrrc/ro lristónro cspattol, la cd. (Barcelona: Anel. iYセIL@ .j40. セ@ Cico por José Antomo García LuJ:Ín, pイセエゥャ」jAos@ del patrimottio de la S. l . C. P (Granada: el autor, 19R2), 11, 28, doc. 5· 14ÓZ): fimrwciótt <1 reales de In Catedml dr Toledo (to8frtrat1és de las rforwáottes rct1les. 2 vols en la p. 234), excluye la muerte de Zaida en 11 07, según se ha visto. 70 En su estudio, R eilly (TI1e Kingdom, p. 339) rechaza la posibilidad, bastante na tural desde esa asimilación onomástica, de funclir defini tivamente en una am bas Isabeles, basándose en la autoridad de Pelayo de Oviedo, que distingue netamente Jos dos personajes. En cambio, otros auto res han postulado últimamente que la penúltima esposa de Alfo nso VI fu e una única Isabel y que era la misma Zaida. 71 El más reciente, Martínez Diez, resume así su planteamiento : ' Años después, el 1 1oo, esta mora Zaida, habiendo abrazado el cristianism o y siendo bautizada con el nombre de Isabel, contraeó a matrimonio con el rey Alfo nso, convirtiéndose así en la reina Isabel. Su hijo Sa ncho, legi timado por este matrimo nio, pasó a ser póncipe heredero' (p. 12 r). La carga de la prueba, no obstante, se la deja a Sa!azar ('Contribució n ', pp . 323- 28), cuyos argumentos en pro de esta identificación se basa n en la suscripció n de un cliploma privado de 25 de feb rero de r 103, confirmado po r la pareja real y el infa nte d on Sancho : 'R egnante Adefonso rege in Toleto et in Legione, una cum coniuge sua H elisabet regina, conf. 1... ¡ Santius proles Adefonsi regís con(' ,72 y en la de 27 de marzo de 1 1o6 ya ad ucida 711 Ahora queda claro que la fec ha セ■@ podría セ・ イ@ el JUeves I2 de sepuembre de II07, dado que la lección corrccm parece ser [ena 11, セ」ョ@ la cramcnpciÓn de SJndoval. Dt· fonna incohercmc con su previa dataciÓn del epl{afio e n IO<)J , pero perseverando en d error (ya comentado) de fec harlo u n 13 de scpucmbre, Reiiiy md1ca que 'An mscnpnon al Sahagún, w here Zaida was buricd, dates her dcal11 to Scpu:mbcr I 3 bur lacks the year. [.. セ@ lfthe mscription was m isread 。セ@ a 11 for a VI, Scprembcr IJ was p. 339, n. 46). a Fnday in II07' (Tire kゥエLセ、ッュ@ 71 S.1lazar y Acha, 'Conrribución', pp. JlJ-28, y cuadro gene.tlógico inserto en de este autor, pp. I5l y 2IJ, Ladero, 'Castilla y León', pp. 56-57 (aunque la ーッセエオイ。@ es más b1en escéptica); Márquez de la Plata y Valero de Bcmabé, Rt•Jttas mcdit1'alc.< t•spmiol<tS, pp. 99 y I I4-I5; Gonzalo Martínez Diez, A!fottso VI. wior dd Cid, イッエアュセ\ᆳ ttldor tlr Toledo (Madnd: Temas de Hoy, lOOJ), pp. I21, I66, I7 I. 2I7-I8 y 227 72 Coleccióu diplomática del mottastcrio de Salral/tÍtt (85?-llJO), 111: 107.)1109. ed. de Marta Herrero de la Fuente, Fuentes y eウエオ、 ゥ ッセ@ de HistonJ Leonesa. 37 (León: Cenero de Estudios e InvestigaciÓn ' an Isidoro'; Ca;a de aィッイセ@ y Monte de Piedad de León; ArchiVO H IStÓrico Diocesano, I9RR), pp w-.¡J, doc IQ92. En rcahdad, el documento más anoguo que confirman JUnto a aャヲッョセ@ V I tamo la rema Isabel como el rnf.1nte Sancho es un mes anterior, del 25 、セ@ enero de IIOJ, susc:mo 'Ego a、」ーィッョウオセN@ Toletam 1mpcm rex. quod fec1 confirmo. Ehsabet rcgma quod dommus mcus rcx feclt confimto. [ ... 1 Domnu' Sancius mfans quod pater fecil confirmo' (Gambrn, Aljimso 1'1, 11, w. doc. I70). JOJ A. MONTANER FRUTOS LA MORA L.AlDA, ENTRE IIISl ORlA Y 1 LYLNDA por R eilly (p. 338). R especto de la segunda, sostiene, com o este auto r, que 'sólo puede tener sentido en el caso de que, con anterio ridad , dicha R eina hubiera estado unida al mism o R ey de fom1a no legal' ('Con tribución', p. 325), mientras que la primera le hace supo ner que los suscribiemes son los padres y el hijo, 'si no fu era así, ¿cómo consiente la R eina la presencia de Sancho, con ínfulas de heredero - en detrimento de sus propiOS futuros hijos si éste fuese sólo el hijo de una concubina mora?' (p. 324). Este último argumento depende por entero del peso que se le quiera o torgar a doña Isabel en la política regia del mo m ento. Ésta atravesaba por un momento deli cado y las pretensio nes de los yern os del rey aconsejaban a éste afianza r su autoridad mediante la designació n de un heredero. 73 En esta tesitura, es poco probable, po r un lado, que el rey, ya sexagenari o, esperase el nacimiento de un nuevo varón y, por otro, que las aspiraciones personales de la reina pudieran contrapesar la oportunidad política de la decisión. Así pues, resulta eguramem e irreleva nte que a la reina le pudiese gustar o no el creciente papel de su hijastro, cuando se impo nía la razó n de estado . D esde luego, esto no gara ntiza qu e Isabel y Zaida sean personas dtstintas, pero reduce al mínimo el peso de este argumen to para identificarlas. En cuanto a la suscripció n de 1106, no sólo puede objetarse lo mismo qu e a su e mpleo por Reilly, sino que cabe añadir la falta de o portunidad (y m ás en un documento pri vado qu e los reyes hacen el ho nor de confirmar) de aludir a un previo estado de concubinato seis años después de la uni ón matrimo nial. Se hace, pues, necesario dt:scartar una posible relevancia para el caso que nos ocupa de las susc1ipciones conjuntas de la pareja real y del infante, así como considerar el dipl o ma de 1 1 o6 como una m era alltplijlmtio retó rica de los habituales caniux, uxor o dilectissima 11xor emplead os por la cancillería regia, a fin de solenuúza r la intervención de los m o narcas en el documento. Finalmentt!, otro aspecto subrayado por Salazar ('Con tribución', p. 324), y en el qut: Martínez Diez pone especial énfasis es que el matrimonio con Zaida- lsabel se ex-plica con el 'propósito de legitimar aJ hijo de ambos' (A[{o11so VI, p. 171; y e( p. 1 66). Sin embargo, se trata de un argumento circular: Sancho se legitima porque Isabel es Zaida y Zaida es Isabel porque Sancho se legitim a. Siendo así q ue la legitimación no exige el previo enlace de lo padres del hijo natural, como queda dicho, la fuerza de este razonamiento es mu y escasa. Frente a lo discutible dt: estas interpretacio nes, se ha de recordar que Pelayo dt: Oviedo, contemporáneo de Alfonso VI, separa claramente las 'v uxores legitimas', entre las que cuenta como cuarta a Isabel, de las ' duas concubinas', de las que la segunda, como se ha visto, fu e Zaida (Cró11ica, pp. 86-87). 74 Sa lazar considera, no o bstante, que 'no hay en él nada que impida la interpretació n que nosotros propo nem os' (p. 325) y que 'al texto de don Pdayo, confuso en este punto, sólo le faltó, para deshacer todo posible equívoco, el haber hecho mención de que Zaida ¡... ¡ era la misma Isabel mencionada arriba como cuarta mujer, cosa que no le pa reció oportuno aclarar[,] puesto que todo el mundo en su tiempo lo sabía' (p. 326). La última frase es una inatendible petitio pn'11cipii, núentras que la interpretación del conjunto resulta bastante forzada. En efecto, el texto del Ovetense no presenta ambigüedad alguna, ya que, como q ueda dicho, separa con total nitidez unos personajes y otros. Es más, la manera en que se refiere a la cuarta esposa, señalando su prole: 'quartam H elisabeth, ex qua genuit Sanciam coniugem com.itrs R oderi ci, et Gcloiram quam duxit Rodericus Dux C icilie', implica claramente que se trata de un personaje distinto de la segunda concubin a, con su propia descendencia: 'posterio rem nomine Ceidam 1. .. ¡; ex hac genuit Sanci um' (Pelayo de Oviedo, Cró11icn, pp. 86-87). Esta interpretación queda corro bo rada por d pasaje citado arriba del también coetáneo Chronicon Floriacl'/lse, que presenta al inf:·m te Sa ncho en 1108 com o 'filio, quem de Sarracena pueiJa nobi lissima pri us baptismo abluta susceperat' (RHGF, X II , 7), lo que sería 302 .l RCJily, TI1r kゥイセ Nセ、ッ ュN@ pp. 327-44; Ladero. ·cmilla y León', pp 124-2(j; Mínguez. ri[(!IIIS<I 1'/. pp. 24')-53: Martínez Diez, Alfc!IISO r '/, pp. l(j(>-72 y 227 74 Y a Flórcz acud1ó a un cmeno pareJO para rcfuur una mterprcCJCJÓn s1milar de Pclhccr: ·Pero de aquél JUICIO resulta otra comequenc1a, que es aphc.u .1 la Zayda roda' la, l-.;cnruras y documentos que tencmm con nombre de b.tbel, [... ] lo que nad1c concede a la Llyda 111 puede concederse. en virtud de lo'> Jnuguo' y modcmo,, qut: ponen pcnúlunlJ mugcr a Isabel, chver;a de la Zayda; y no es lícito negar rcdond.uncnte a lo' anuguos, quando no se convence lo comrano' (Rcyii<1S CtitiJÓ/ICtiS, 1, :!lQ-:!1). J04 A. MONTANER FRUT OS LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LLY ENDA impensable si esa Sa"acena p11ella hubiese pasado de ser su concubina a su legítima esposa y reina. Es preciso, pues, mantener diferenciados ambos personajes y sus respectivas relaciones co n Alfonso VI. Tampoco Lucas de Tuy, en su Chro11icoll Mr111di (c. 12]2-40), IV, 69, se aparta apenas del Ovetense al tratar de Zaida, por más que amplifique sus datos e n IV, 7 1 con un relato de corte legendario sobre la entrada de los almorávides en España: 6. HAC IA LA AMPLIFICACIÓN HISTORIOGRÁ FICA Habutt etiam duas concubinas nobi lissimas, priorem Xemenam M unionis ¡... J. Posteriorem quoque rex Adefonsus habuit nomine Zaydam, filiam Benabet regís Sibilie, ex hac genuit Sancium, qui fuit morruus in lite de Veles. (p. JOJ) H asta aq uí se h a visto lo que la historiografia moderna puede estab lecer con seguridad; a partir d e ahora entramos en el terreno pantanoso d e lo incierto. A este pro pósito, cabria suponer que la relac ió n e ntre don Alfonso y Zaida se rodease rela tivamente pronto de un hal o d e leyenda, po r la extrañeza qu e en los siglos X I y XI I podía ca usar la vin culación d e un rey cristiano con una princesa andalusí, aunque este tipo de enlaces mixtos no había sido raro, por ca usas políticas, durante el período de esplendor del estado único en Alandalús, e n los siglos IX y X. 75 No obstante, la Chronica Naicrcnsis, Ill, 22, tan proclive a acoger tradiciones épicas, en lo referente a Zaida sigue aún a P elayo de Ovied o casi al pie d e la le tra, sin añadir ningún detalle legendario sobre la misma, aunque sí se explaya sobre la batalla de Uclés, ap ortando una noticia etimológica procedente, sin d uda, de la historia oral: Habu it etiam duas concubinas, tamen nobilissimas: prima fuit Xemena Mumoz [...]. Posterior fuit nomine Zeida, filia Auenabeth regís H yspalcnsis, que baptizata Helysabeth fuit uocata, ex qua genmt Sancium, qui occisus est in Lite de Ocles, era MCLXVI , VIUO kalendas lulii, in die Natiuitatis Sancti Iohannis Babtiste, ubi etam occisus est comes Garsias de Grannio ne, cognomen to C rispus et sex alii conutes cum eo. Vndc promontorium illud ubi occisi sunt, propter scptem comites ibi interfectos, Septem Comitum nominatur.7 (' 75 Baste recordar que uイNセ」。L@ e<iposa de Fruela 11 de León (924-25), pertenecía a la importante fam1ha zaragocí de los Banu Qasj. Bien es verdad que es más frecuente el caso uwer;o, es decir, el de una dama cnst1ana entregada por esposa a un gobcmautc andalusí, como fom1a de afianzar una alianza. Es d caso de Assona, hija del rey pamplonés Íñigo Amt.l, casada a mediados del siglo IX con otro m1embro de los Banu Qasi, Miis3 q. Müsa (wa{i de Huesca y tatarabuelo de la Citada Urraca). o el de su セッ「ョ。@ met-a Onncca (o lñaga) Fortún, esposa del cm1r 」ッイ、「セ@ 'AbdaUah y 。イNセ ャ Zオョ。@ 111, el pnmcr calif.1 de Córdoba. abuela, por tanto, de G a「、 76 Chnmica Hüpa11a saecuh X II , Pars 11: Chro11ica 1\'aierrnsis. ed. de: Juan A. Estévez Sola, Corpus C hrisnanonam; Contmuatio Mcctiacualas, 7 1 A (fumhout: Brepols, 1995), p. 179. El texto de la l\'aierr11sis retoma el leonmo del Ovetense, pero, al セュエゥイオQ@ uoritattl por uorata, lo hace pasar de cuanmanvo a acentual. 305 C um igitur rex Adefonsus regnaret securus, cum tantis prosperitatibus acccptt fi liam rcgis Benabet, ut premissum cst, quasi pro uxore et genuit ex ea Sancium . Deinde habito consilio cum I3enabet euocauit ad Yspanie partes, barbaras transmarinas gentes, que Almorabidcs siue Almophades uocantur. Putauerat e nim rex Adcfonsus quod predicte gentes pugnarent cu m ceteris Sarracenis ct mutuo gladio barbari delcrentur. Sed ipsi Sarraceni Almophades partim gladio, partim consilio ipsos Yspanie Sarracenos in suam concordia m redegerunt j ••. ]. Primo regem Benabet occiderunt, eo quod esset occulte C hristian us et regi Adefonso nimio amore coinunctus. (pp. 305-o6) En la versión romanceada del Chrouico11 1111111di ambos pasaj es rezan: E de la otra [concubinal. clamada Zeyda, filla de Benabeth rey de Sevilia, engenró Sancho, qui murió en la guerra de Uclés. j ... ¡ Pues como el rey AJdcfonso regnás seguro en tantas prosperidades, priso la filia de Benabeth quasi por muller e cngenró de ella Sanchio. E aprés, havido consello con Benabeth, fizio venir en Espanya las gentes bárbaras de Ultramar clamadas almorábides o almofades, porque se cuydava que se batallassen contra los otros moros. Mas los moros almofades, en partida con cuchiello e en partida <con> con[s]ello, retomaron en concord1a con los otros moros de Espanya j .•• ] E mataron primerament el rey Benabeth, porque era escondidament christino e muyt grant amigo del rey AJdefonso. 77 77 Lucas de Tuy, CllroiiJCOII 1111111di {romanzado como Cnimca dd Tudense, traducciÓn del siglo XIV amp1ciada por Ju}n femández de He.rectia), セエッ」ャュL@ Kunglaga 13ibliotcket, MS. D 1272a, fols 97 -98 ; tr.mscr. de 1\.csana af Geuerst.lm ) Cynthia M. Wasick. en Atlmyte 11. cnúm. 1786; suplo con ant1lambda la ev1dente haplografia de lclll. 。イァッョ」セ@ 306 A. MONTANER FRUTOS LA MORA ZAJDA, ENTRL lnSTORIA Y 1 fYfNOA Se repite aquí la co nfusió n del vinculo fa mihar de los dos personajes andalusíes y se matiza el co ncu binato empleando el eufemi mo quasi pro uxore (como ha hecho notar Gambra, Alfonso VI , 1, 442). No parece casual que esta expresió n se inscriba en el marco de una versión fantaseada de la entrada de los almorávides en España. De ofrecer el Tudense un texto semejante al del Toledano (De rebus Hispmlie, VI, 30): 'Et de consilio soceri Auenabeth uoca uit ab Affi-ica Almorauides' (p. 214), ca bria pensar en la errónea interpretación d e una fu ente árabe referida a Almu'tanüd b. 'Abbad,711 qui en efectivam ente recla m ó la ayuda de los almorávides (que se acabó volviendo en su co ntra), 79 en la cual apareceria como suegro HセゥィイIL@ no d e Alfo nso VI ( 'i11da m'yi セゥ ィイゥャ IL@ si no de Zaida ('i11da ra'yi Nセゥィイ£IL@ y en la que ra'y se habría to mado en la acepción de 'consejo, parecer' y no en la adecuada de 'decisión'. Sin tal dato, la versión del Tudense se explica mejor com o una mera acomodación de la auténtica petición de auxilio de Almu'tamid a la errónea filiación de Zaida, sin mayor componente imaginativo que deducir de ese enlace que el vínculo de ésta con Alfonso iba más allá del mero concubinato y que, en consonancia, entre el rey sevillano y el castellano había una estrecha amistad e incluso que el primero se había convertido en secreto, lo que explicaría el enlace de una hija suya con un monarca cristiano. La ex-pansió n posee sin duda un to qu e de leyenda, pero (pese a una opinión bastante extendida)110 éste no parece aquí fruto de la tradició n, sino de la pura especulación historiográfica. Ha de notarse que algo parecido sucede con la noticia sobre Isabel, la cuarta esposa de Alfo nso, a la que la Clmmica aiere11sis, IV, 22, todavía presentaba igual que Pelayo de Ovied o: 'quintam Helysabeth, ex qua genu it Santiam uxorem cornim Roderici et Geluiram, qua m duxit Rotgerius, dux Sicrlie' (p. 179), pero a quien el Tudense, Clmmicotl 1111111di, IV, 69, atribuye una ftliació n concreta: 'Quartam quoque duxit nomine Helisabet, jlliam Lodoid re.eis Fraude, ex qua genuit Sanciam, coniugem comiti\ Roderici, et Geloyram, quam duxit Rotgerius, dux Cecilie' (p. 303, subrayo), que repi te en IV, 72: 'Regina uero Elisabeth e ius lLXOr, Lodo id Fmi/COrtt/11 regís .filia, Legione in ecclesia sa ncti Y sidori sepulta quiescit' (p. 309, subrayo). Se trata de un dato erróneo, ya que, aunque Luis Vl de Francia (nacido en 108 1 y rey de u o8 a 1 137) fue parcialmente coetáneo de Alfonso V I, una hija uya no ' que cmco . ' pod'd h ab na 1 o tener en 1 1oo mas anos, a 1o sumo. 8 1 Salazar, 'Contribución', p. 326, supone a este respecto que 'Lucas de Tu y [... 1 completa la distorsión de la real idad y, aunque sigue también el texto pelagiano, al citar a la cuarta esposa, interpola, ¿con mala fe?, las siguientes palabras: hija del Rey Luis de Fra11cia', llegando a calificar la indicación del Tudense de mentira intencionada y de 'burda maniobra' de falsificación histórica. Sin embargo, tal acusación no tiene más fundamento que la inviable identificación de la reina Isabel con Zaida, como se ha visto. E mucho más lógico pensar que a don Lucas le llegó la noticia de que doña Isabel era de origen ultrapirenaico (quizá borgoñona, como argumenta Reilly, T/11! Ki11gdo111, pp. 296--97) y que a partir de ahí supuso que dicho origen tenía que remitir a la casa real francesa, representada por Luis Vl. 82 Que el Tudense se fijase, con cierto error cronológico, en este mo narca y no en Felipe 1 (106o-1 108) se debe, sin duda, a que desde 1108 hasta L240 habían reinado cuatro Luise (con el solo paréntesis de Felipe Au gusto, de JI So a 1 123), que fu ero n, además del citado, Luis VII ( r 1]7-80), Luis Vlll (1223-26) y Luis IX el Santo (1226-70). 307 7 " A'í Gambra. Al{imsr• 1'1, 1, Hl, cons1dera, aunque: セ ュ@ aporur ーイオ・「。セN@ que セ^ウ」ッ@ daros podrían tenc:r 'procedencia JU0aresca J...¡ aunque en escc caso セ オ@ ongen podría ィ。ャセ」@ en fuentes mmulmanas cardías·. "' E. LéVJ- Provcn,al, 'Al-Mu'camid', p. 767ab; Bo'Ch, Lo.1 aiiiiOr,ÍI•<drs, pp. rJo-JI. '"' Procedcncc de Ramón Mcnt!ndez Pidal. 'La Cróuira g」イセNャ@ dr E<[lmin que mandó componer Alfonso d Sabio', en sus Eswdios luemnos, Colccc1ón Amcral, 28 (Madrid: eウー。セMc ャ ー・L@ 193!!; re1mp. 1973), pp. 111-56 (p. 1.p) (pubhcado pnmeramente en ャッセ@ DIWirS<IS lrídM 11111r /11 aイセ、」ュゥ。@ dr la lliswria e11 ¡,, reCC[IfÍÓII dr do11 Rmmm i\leuéndrz Pid,lf, rl día z1 de mayo de 1916 (Madrid: Real Acadetma de la 1 listona, 1916), pp. J-58) Re11ly. T11c kュセ、イ^N@ pp. 296-97: Gambra. l' ll{oll.<t> 1'1. 1, 472-74. セ@B D.1do que don i..uc.ts c1ca exprcsamcme el sepcho de 1.1 rcnu habcl en ')Jn Isidoro de León. cabría l.l postb1hdad (dt·fendJda por R erlly. kュセ、エ^L@ p. :!96) de que se ha.sasc en el epitafio de 」セ。@ scpulmra, que camb1én recoge d1cha fi hac1ón, como セ・@ ha se parece V ISCO en el .1p.1rcado 4· No obsrancc, dado que d ccnor de C\c: 」ーᅪAセュヲ・@ mu,ho JI ambtndo a Za1da en el mismo panceón y que é\tc procede sin ducl.1 de una fucme próxun.1 .ll Tudense, セ」ァョ@ queda d1cho, resulta m.h probable que l.l 111fluenc1.l v.ty.t r.unbu:·n en este caso del h1stonador al laptCJda 。ョエ・セ@ <luc .t 1.1 mvcrsa. MI nu· JOS A. MONTANER FRUTOS LA MORA 7.AIDA, ENTRE HI STO RIA Y LEYENDA Puestos, pues, a citar a un rey de Francia, para Lucas de Tuy y sus coetáneos éste sería, naturalmente, uno con dicho nombre. Este tipo de deducciones dadas por ciertas (o de asunción como verdadero de lo simplemente verosímil) es un fenómeno que se da incluso en la histo riografia, metodológicamente mucho más estricta, de nuestros días, y no debe extrañar que se produzca tanto en el caso de Zaida como en el de Isabel, entre otros que podrian rastrearse por el Chro11ico11 1111111di. Por lo demás, no es algo en absoluto privativo del Tudense, sino un mecanismo habitual guc, en el caso de la histo ria de Zaida, veremos aparecer de nuevo en el curso de su difusión historiográfica. Al 1nismo error de filiación transmitido por las fuentes anteriores 7· LA LEGENDARIA VERSIÓN DEL TOLEDANO Pocos años después de la obra de Lucas de Tuy, en los aledaños de 1243 , Rodrigo Jiménez de Rada ofrece una visión más legendaria (o, para ser exacto, más fantasiosa) del pasaje correspondiente al ChrotliC0/1 1111/lldi, rv ' 7l, en De reblls Hispallie, VI , JO, pp. 214-15: Momus autem uxoribus guas habuerat succcssiuc, Agnete, scilicet, Constancia, Berta et Helisabeth, duxit Ceydam filiam Auenabeth principis Hispalcmis, que postea baptizata dicta fuit Maria. Hec audins magnalibus Aldefonsi, licet non uisum, uehementl tamen destderio adamautt, adeo ut fidem Christi susciperet et castra, que sibi pater dederat, regís Aldefonsi dominio manciparct. Castra autcm que uiro dedit sunt ista: Caracuey, Alarcuris, Consocra, Mora, Ocama, AurcliJ, Vclcsium, Opta, Amassatrigo et Conca. Et susceptt ex ca filium qui Sancllls uocabatur, quem comiti Garsie de Capra dcderat nutriendum. Et de consiho soceri Auenabeth uocauit ab Affrica Almorauidcs, qui in gente Arabum tenebant tune tempons princtpatum, ut corum auxilio uteretur contra Arabcs c1smarinos. Set in contrarium res euerut; nam cum tpsi 111 magna multitudine cisfrctassent, cepenmt Auenabeth ¡,rrauius infestare, adeo quod eum in quodam prebo peremenmt; reputabant cnim cum, qu1a filiam et castra Christiano dcderat, C hnsuanum. C umque Wandalucii eorum potenciam perpendtsscnt. ad tnuicem tractauenmt quid esset gracius aut Chnsttanomm parcos aut camelos Almorautdum custodire. et secte sue zelo comoti scrutre aャュッイ。オゥ、エ「セ@ elegcrunt. Et ex tune ultramarint et cismannt sub unius regís regimmc seruierunt. cristianas y q ue, sin duda, está en la base del definitivo desplazamiento de este episodio hacia el ámbito de la leyenda, se suman aquí diversos datos ajenos a los testimonios previos, algunos de los cuaJes resultan claramente ajenos a la realidad histórica. La cuestión es, entonces, establecer su origen y detenninar su fiabilidad. En general, la postura prevaleciente en cuanto aJ primer punto es de nuevo la de Menéndez Pidal, 113 es decir, que estos datos proceden de una fuente épica. Respecto del segundo, don R amó n o torgó credibilidad a alguno de ellos, en especial el relativo a la entrega de las fortalezas toledanas, negándosela a otros, m.ientras que la o pinión hoy común es rechazar todo lo que en Jiménez de Rada va más allá de la infom1ac1ón dada por Pelayo de Oviedo, incluso aunque coincida con Lucas de Tuy. De todos modos, se hace necesario analizar de nuevo por separado los distintos datos in troducidos por don Rodrigo, antes de intentar zanjar la cuestión. Un primer elemento relativan1ente innovador en su texto es la aparente conversión de la concubina en esposa legítima. Según Menéndez Pidal, 'El Toledano debe asignar esta calidad de mujer legítima a la hija del rey de Sevilla, guiado por el Cmllar de la mora Zaida' (La Espmia del Cid, 11, 762). Sin embargo este aserto no se ba.sa en el pasaje transcrito arriba, sino en el texfrts recept11s de las ediciones de Jiménez de Rada, donde Zaida aparece citada en un pasaje anterior, De rebus Hispanie, V l, 20: 84 Hic habuit quinque uxores successiue legttimo matrimonio sibi iunctas. Prima fuit Agncs: secunda Constan tia [... j: tenia Berta ex Tuscta onunda: quarta Elisabet [.. .]. Quinta Beatrix ex partibus Gal!icanis. Ha/mil etia111 alia111 11xorem q11ae Ceida, postca ,\/aria, .fitir diaa. Habuit concubinas, una diccbatur Semena Munioms. ctiam duas ョッ「ゥャ・セ@ No obstante, se trata ó lo de la adición marginal de un testimonio de principios del siglo XIV, el MS B (Madrid, Biblioteca セG@ Mcnéndcz Pulll. 'La Cr<11ucn Gml'Taf, p. 2.p. y La Esparw dd Cid, l. セ ッウM\^N@ 762 y 7fl5. y 11, S< Cito por ltodngo jmlénez de Rada. Oprra prncciprltl, ed. de rr:lllCl>CO de Lorenzana. en PP Tolrtmwnmr quoquot rxtc1111 Oper<1, 111 (Madnd: J oaquín ャ 「。イNセ@ r793; ed. f.1cstm. con índices de M.' Desamparados Cabanes Pccourt, Textos Medtev.1les, 22 (Z.u.1goza: Anubar. 19R5). p. 134••1> (subrayo). 311 A. MONTANER FRUTOS 1 A MORA /AJDA, ENTRE HISTORIA Y 11 VENDA Universitaria, Cód. 143), donde presenta además un colon mutilado en las ediciones, de modo que la frase entera reza 'H abuit et1am aliam uxorem que Ceida, postea Maria, mutato nomine, fuit dicta' (De rcb11s Hispartic, VI, 20, p. 202, in appamttt). 85 En consecuencia, la atribució n de este dato al cantar supuesto por Menéndez Pida! queda sin fundamento; ello sin contar con que, aun si el pasaje fuera auténtico, no se ve razón alguna para suponer que esta conversión de Za 1da de concubina en legitima esposa tuviese una fuente épica, cuando ya se venía apuntando en las fuentes hist01iográficas desde el Liber R l?,{!lllll, como se ha visto. El caso es que en la redacción o•iginal de De reb11s Hisprmie, VI, 20 (capítulo basado directam ente en el Tudense, Cltr01tico11 mtmdi, IV, 69), Zaida no apa rece ni entre las ' uxore succesiuo matrimonio sibi iunctas' ni entre las 'duas nobiles concubinas', de las que sólo cita a Jimena Mui'ioz, lo que probablemente refleja las dudas de don R odrigo a propósito del vínculo que unía a Zaida y a Alfonso VI, mientras que en VI, 30 mantiene una postura ambigua, pues, aunque deja claro que no hubo una relación ad últera (ya que don Alfonso era v1udo en ese momento), no indica expresamente que la to mase por esposa, por más que lo sugieran el uso de d11xit para referirse a la acción y el de ttir para calificar al monarca tras la misma. Se trata, pues, probablemente de un intento de suavizar la situación, en la misma línea del qttasi pro ttxore de don Lucas, presentando una versión más favorable de una relació n cuyo fruto fu e el malogrado heredero, sin llegar a falsear la situación convirtiéndola chramente en mujer legítima del monarca castellano. Una segunda novedad del Toledano es el cambio del nombre de pila de Zaida: Maria, en lugar de Isabel. En la disyuntiva entre amba denominaciones, M enéndcz Pida! da la razón al Ovetense, que transmite el segundo, y considera que 'El nombre de AJaría, que da el Toledano, parece de origen juglaresco' (La Espmla del Cid, 11, 765), lo que carece de justificación. De hecho, puestos a buscar paralelos, resultaria justamente lo contrario, ya que en el Ca11tar de 111io Cid la hija del Cid llamada históricamente Maria no aparece como tal, correspondiendo posiblemente (pero tampoco hay certeza de ello) a la doña Sol del poema. 116 En realidad, podria tratarse de una mera confusión de J iménez de Rada, aunque seria raro que e rrase en un dato en el que todas sus fuentes (Pelayo de Oviedo, Lucas de Tuy, la Chro11ica aicrr11sis) coi nciden; por contra, cabe apuntar la hipótesis de que la infom1ación le llegase por otra vía y poseyese una base cierta. Hasta ahora se ha asumido que la designación de la concubina regia correspondía al árabe Zaydah, nombre conocido, aunque muy infrecuente. 87 No obstante, se ha de señalar que las fuentes cristia nas antiguas no presentan el nombre con <z>, grafema correspondiente a la dorsoalveolar africada sonora /z/, que en los arabismos constituye el reflejo normal de la fricativa árabe correspondiente /z/, sino con <ce, セ。^L@ grafemas que repre entan la dorsoalveolar afncada sonora /s/, reflejo a u vez de la fricativa árabe /s/. 88 Es verdad que la oposición sólo es distintiva en posición intervocálica, lo que facilita las confusiones, pero en principio las formas Ceida- Ceyda del Ovetense y del Toledano, lョ」セケ、。@ por Ln (;ayda del Ovetense interpolado y Ln (;ayda del Liber r 」Lセ_ エャ@ y del resto de la histori ografía ro mance invitan a pensar que su origen no es el antropónimo Zaydalt smo la fórm ula de tratamiento andalusí Sáyda(h) < clásica Sayyidah ' eñora' ,89 JIO セ@ Ya Hórez .tdvirttÓ アオセ@ el エセクッ@ セエ。「@ セウエイ。ァ、ッZ@ 'D. R.odngo Jnd.l publicado con vicio; pue' refinendo que cuvo dos com:ubmas noblt'S, no expresa después de esto má\ ケオセ@ a Doña Gimena, y así falta la Zayda, a quu:n ,tlgtmo 。ュ・ーオセッ@ mal, colocandola 、ャGsーオ←セ@ de las cinco mugeres. con título de muger legínma; lo que deshace el contexto, pues en tal ca<o fueran sc:1s y el ArLohl\pO no イ・セッョ」@ más アオセ@ cmco: Qu111qur uxores succesiur legitimo m11tnmouio. Lib. 6. cap. 2 t [suJ' (RI'fllds Crlllullirtls, 1, 204-o)). z/s l!l• y←。セ・@ R.amón Menéndez Pida!, Cm1tar de ,\lit• Cid: texto, xramátira )' lt(>rabularic>, Jed. rc:v.J, J voh (Madnd: Espasa-Calpe, 19++-+6), 11, 856-57. y Cmrtar de mio Cid. ed. dl' Alberto Mont.tner Fruto,, bゥ「オッエセ」。@ cャ£セエ」。L@ 1 (Barcelona: Crioca, 1993), p87 5H4. Notcse que no 。ーセ」@ m una Nウセ ャ 。@ vez en 71re Ellt)'clt>paedia <!{ blm11. Tampoco lo イ」ッセ[Z ・@ Fcdcnco Comente. A DrctrOIItlf)' ¡if A11dalrm .Arabir, llandbook of Oncntal Stud1es, 1: The Near and Middle East, 29 (Leiden: Brill, 1997). p. 23911, entre los den vados de la raíz {zyd}. aunque sí comtan los antropónnnos mascuhnos Zayd Zaydrm_y otros. Ll notable ヲイセ」オ・ッエ。@ del nombre en el romancero monsco del ウエァャセ@ XVI (ct. Rommrccro Nセ」Qイャ@ o Colcmo11 de roma11rcs castrllmros a11trnorl.'.l al ウイNセャッ@ XI'/IJ, ed 、セ@ Agmdn Dur.ín. 2 \'O)s. BA.E. 10 y t6 (Madnd: rNゥ カ。、」ョセ エイ。L@ 1849'-SI: re1mpr. Madnd: Ati.Js. 1945), núms 5 1-ó9), ha de deberse preetsamente a ).¡ f.1ma de 'la mora ZJtcb'. "" Cf. f'cdenco Comente, Dirciorwrio dr amlrismos y t•orcs tifiucs <'11 rlrerommra11re (Madnd: gイ・、ッセN@ 1999), p. JJ. "'' Cf. cッイゥセュ・N@ Dicli<mary C1( A11dalusi Ambir. p. 166b. 313 A. MONTANER FRU rOS LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA 90 " Abona esta opc10n e1 uso di como ya apunte' en otra ocas10n. e artículo, anómalo para esta época con un nombre propio, pero no con dicho título, apropiado para una princesa andalusí (sobre todo habiendo tenido ya descendencia de su marido, heredero a su vez del trono sevilJano), y por eJ que habría sido conocida en la corte castellana, al igual que por esas ntismas fechas (seguram ente a partir de la conquista de Valencia en 1094), Rodrigo Díaz 91 . c·d comen za ba a ser conoo'do como S'd. 1 1 y, en rom ance, 11110 t • Si Zaida, originalmente <;ayda, no era el nombre propio de la nuera de Almu'tamid, sino su sobrenombre hono rífi co, resulta bastante probable que la designación ' doña M aría la <;ayda' , transmitida por la Estorin de Espaiin alfonsí y sus derivados (como se ha visto en el apartado 4) , refleje, no una 。ャエ・イセゥ￳ョ@ de su nombre cristiano, sino su primitivo nombre árabe. Este podría haber sido Mnrymn , corres,Rondiente al hebreo Mirya111, origen m ediato a su vez de Mnrfn, 2 si bien en las fuentes romances este nombre suele verse reflejado como Marié11.93 Es verdad que su equivalencia con María era conocida, como atestigua Femández de H eredia al referirse a la azora T9 del Corán, titulada Maryam: 'empero el Spíritu Sancto, que creyó [ = 'creó'! todas cosas, fizo dez1r a M ahomet en algunas cosas verdat, porque él pone expresament en el capital Marién, que es interpretado M aria, que todos los sarrazines [= 'sarracenos'] irán al infierno'. 9 ·1 También P edro de Alcalá da la equivalencia: 'María Méryem, ' 95 que todavía conocía Cervantes, Quijote, [, XL: ' hase de adverti r que ado nde dice Lela Marién quiere decir N uestra Sellora la Virge11 Marfa'. 96 Sin embargo, el hecho de que la correspo ndencia no sea inmediata en el plano fónico hace pensa r en o tra variante del mismo no mbre, Miiriyah, de o rigen capto y difundida en el mundo islámico por haberlo llevado una de las concubinas del Profeta. 97 Por razones de equivalencia acústica, es posible, pues, que Zaida, siendo habitualmente conocida en la corte alfonsina por Assáydah > La <;:ayda, se llamase e n realidad Sayyidah Miiriyah, aunque por frecuencia de uso resulte más probable Sayyidah M arya m,98 sin ]12 ウ・jセ '"' Alberto Montancr Frutos, PoU11ca, lriSioria y drama c11 d cerco de Zamorn: la 'Comedia ui、。@ de las Mocedades del Cid' de Guillé11 de Cas1ro, Humamdades, 11 (Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, 1989}, p. 54, n. 40. 11 Para el tratanncnto de ウエセケ ゥ、。ィ@ en Alandalús, カ←。Nセ・@ Manuela Marín, '$ubl) ai' Bamkulmyya', en Tire eエセ」ケャッーj・、ゥ。@ of Islam, IX, 740/>-74111 (p. 740/J). R.especto セ・ャ@ uso de Sa)IYidalr o Assayyidah como sobrenombre セオウュエッ@ cl.el no mbre prop10, recuérdese el caso de la madre del caljfa abbasí Almuqtad1r, Sagibah, 'known 。セ@ ayyida' (K. y. Zetterstéen y C. E. Dosworth, G 。ャM mオセエ 。、イ@ b1-U.ah',. en _Tire ャZGエセ」ケッー。・、ゥ@ qJ Islam, VIl , 541l>-542b (p. 542a)). Para el caso de mw Crd, vease Ca11tar, ed. de Montaner, pp. 378-79: Corriente, Dicdor1r1rio dt• am/Jismos, p. 289ab; M,1rÍJ J esús Viguera, 'El C1d en las fuentes árabes', en Arttls del C01rweso lntenradmrnl E/ Cid, Pt>Cmll e 1/istoria (1z-16 de j ulio, 1999), cd. de César l lcmándcz Alomo (Burgos: Ayuntamiento, 2000), pp. 55-<;2 (p. 86); Monwner y Escobar. Carmen Campidoaoris, pp. 27-28. 92 Cf. A. J. Wcnsinck y Penelope Johnstone, ' Maryam' , en Tire Encyclo¡Jaedia o( /_lfam, VI, 62!1/1-ÓJ I b; Comente, Dictiontlr)' of Audalusi Ambir, p. soob, y Dicaonnrio dt• arabismos. p. 381 a. •n Así en el célebre cejd 'Tres morillas me enamoran 1 en Jaén, 1 fui.a, Fát11na y Ma!"u!n ' (Cito por AmofOJila de la poesla espariola: pocsÍ<t 、セ@ Iipo iイセエ、ゥアッオ。O L@ ed. de d。ュNセッ@ Alonso y J osc Manuel Blccua, Btbhmeca R o mamca H1spamca. IV: Antología H1spánica. J (Madrid_: Grcdos, 1956), p. 17, núm. 25, vv. 1- 3), correspondientes a los nombres 'A'isah, F.itimah y Maryam. Igual fonna adopta el hebreo Mrryam: ·E estas tres muge res de Herodes Escalenta. Marea, D osrs, Cleopatra, ca Manén, que fue más noble que las otras, ante de la Encam.ICIÓn la mató Herodes' (Alfonso X, Gmeml Estoria V, El Escorial, Bibho teca del Real Monasteno de San Lorenzo, MS R - 1- 10, fol. 217• (transcr. de U oyd A. Kasten y John Nmi), en Admytc 1/, cnúm. nセ@ ; cf. María Rosa Lrda de Malloel, Herodes. su perso111r, rri11ado y dintut{n (Madrid: C astaha, 1977). p. 56. n . 12); 'subió Mnysén ャエ ᄋ セ・@ Muysénl al mo nte de Smay, e con él su henmno lla.rón e Hur, su cuñado, mando de セオ@ henmna Marién' (D1ego R.odrígucz de Almela, Compilación de las btllall.u rampa/es (MurciJ: Lope de R oca, 1487), V Batalla, fol. aJ''). ••• Juan Fcmándcz de Heredta, Gram Cróuica de Espauy<l /, Madrid. Biblimeca Nac10nal, MS 101 JJ, fol. 497•; transcr. de j ohn J. N 1m y Lloyd A. Kasu:n, en Atlmytt 1/, c núm. 1089. Compárese tambtén Alfomo de Valladolid, Libro de las tres crrmcras, Madnd, Brbliotcca Nac1onal, MS 9302, fol. 20'; rramcr. de A. C. 0., en Admyir 11, cnLIIll. 899: 'E aun por vos certificar más en el fecho de la santa verdar, qlllero más provar en el conüent;o de la creencia de ャッ セ@ moros, en que conoscen e dizen que Santa M ;lría que concibió de Spmru Santo, a que ellos llaman A n>lrala [= Rri(r Alliilrl e panó a Jcsu Cristo, a que ellos llaman Ahi(•l 11dveui Maricm [= 'lsa b. Mar¡•am l e fincó ella v1rgen ame e después del parto, e lo vcnd1zcn a él e a su madre, e d1zen en harábrgo 。ョセᅪ@ lAhiral ndve11i Mancm nmday Ala aul/11•! 110 arnday-la a!ulr la 1='1st! IJ. J\lacym11, rmfiya U-iilur 'mrlrii, wara¡fiya LLiilm 'a11ilii l, en que dJZen 'Jesu CristO, fijo de Santa Maria. Oros lo vendiga. e a Santa María Dros la vcndiga''' Oa óltima palabra árabe es en el manuscrito asmja, que no hace セ」ョオ、ッ[@ es de suponer que セ・。@ un error por mrlra, como edito, con lo que la frase sign rfica hreralmeme, セ ・ウセN@ hijo de María. Dios esté satisfecho de él y D ios esté sati5fecho de ella'). 15 Pedro de Alcalá, Vocabulista arávigo c11 letra casiellm111 (Granad,\, 1505); cito por Federico Corriente. El lfxico ár.rbt" mrdalusí St.I/IÍII P. de Alcalá (orde11nrl<> por rafees, cpm·eido, a11otado y ヲッエセ←ュゥ」。Gャイ エ ・@ i11terpretado) (Madnd: Departamento de Estud1os Arabes e ャ セャ£ュ」ッウN@ uュカ・イセ Q 、。@ Complutense, 191!8), p. 191 b. "" Mlb'Ucl de Cervantes Saavcdra, Do11 Q11ijo1r de In Mn11d1a, ed. del lnmruto Cervantes, d1r. por Francisco Rjco. 2 vols. Biblioteca Clásica. so (Barcelona: Críoca, IJ?98), 1, 466. Cf. F. Buhl, ' M;inyah', en Tire eエセ」ケャ^ー。イ、ゥ@ o.f lslmu, VI. 575<1b; Comente, Dictio11ary of Audal11si Ambic, p. soob. 911 En la extensa base de dato; textual Alwariiq (accesible en línea en http:// www..1lwaraq.com/), se localizan 666o ejemplos de Maryam (repamdos e n 308 obras), frente ,1 642 de Miiryrth (en t 23 obras); cl'!ro que en el primer 」。セッ@ se cuentan エッ、。セ@ ャ。セ@ referenciaS específicas a .\laryam, 11111111 'Js,l (es decrr. María, madre de Jesús). a、カQᅪZイエ。セ・@ que ahí mJSmo se detectan sólo 24 ocurrencias de Z.rydah (en 17 obras). A. MONTANER fRUTOS LA MORA ZAIDA, ENTRE l!ISTORIA Y 1 rY I NO/\ que haya datos que permitan decantarse definitivamente por una u otra variante. Sea como fuere , todo apunta a que la atribución de AJaría no constituye un demento ficticio difundido por un supuesto cantar de gesta, sino una información verídica de conocimiento común, aJ menos en determinados círculos de Toledo. Parece, pues, bastante claro que Jiménez de Rada conocía lo que en su tiempo debía de ser aún del dominio público, es decir, que la concubina de Alfonso VI era denominada coetáneamente 1\larfa la <";ayda, lo que le ll evaría ::1 pensar que el nombre de bautismo de la princesa andalusí era el primero y el árabe oribrinaJ, convertido en sobrenombre, el segundo, conclu yendo que la atribución de Isabel (su nombre oficiaJ, pero seguramente no usunl) era errónea, a lo que pudo contribuir la existencia de una esposa legitima homón ima, lo que a sus ojos explicaría la aparente confusión. El dato debía de ィ。ャセ・@ suficientemente asentado como para que el Toledano lo prefiriese a la infom1ación de sus fuentes latinas habituaJes, lo cual parece revelar un caso en que la historia oral se impone a la historiografia e crita, algo quizá menos raro en este período de lo que cabría suponer. Frente a los anteriores, el rasgo que con más fuerza apunta hacia la existencia de una fuente épica hoy desconoc1dn es la noticia del amor de lonh de la princesa. Lo daba por sentado Menéndez PidaJ, La Espaiia del Cid, u, 762: aparece la amada セ。イ」・ョ@ en el 1\Jainetc y en el Flool'atlt ,99 aunque el pnmero antecede sin duda a esta noncia del Toledano. Desde luego, el del enamoramiento de oídas es ante todo un motivo literario, presente una sola vez en el romancero, 1110 pero frecuente en la épica francesa, así como en otros ámbitos, de modo que, mientras GaJmés defiende su origen o riental, 101 con abundantes ejemplos tanto árabes como persas, pero también románicos, Deyermond (La literatura perdida, p. 126) recuerda el caso de Jaufre Rudel y su amor de lonh. Sin embargo, la naturaleza eminentemente literaria del motivo no exige necesariamente la existencia de una fuente épica poética; podría, qlllza, ser legendaria, una mera anécdota sobre la apasio nada relación de Alfonso y Zaida. 102 Incluso en ese caso, la apelación al amor de J14 El Toleda no 1... ¡, guiado por el Ca11tar de la mora Zoida, que sin duda conoce, y al cual sigue en varios detalles; lo sigue desde luego en suponer que la mora estaba vehementemente enamorada de Alfonso, ' licet non uisum '; pues esta frase sin duda remonta a la expresión: enamorado 'de oídas, que no de vista', usual en los romances (Primavera }' Flor, Berlín, 1856, 11, pág. 305), pom1enor de origen eguramence poéttco, frecuente lo nllSmo en las dwtJSOIIS de gesre (L. GAUl IER, L:s Epopécs fr., IV , págs. 1.¡.2, 261, 209, 293, etc.) que en las novelas de amor persas, sean de Firdus1 o de Niz.anu (véase Joumal of mmpamrivc lircr., New York, 1903, págs. 84-85). La idea ha sido comúnmente aceptada y esto ha hecho que, a u vez, se considere que ese cantar influiría en el modo en que '"' Para d cOnJunto de ャ ッセ@ 315 autores que ha apoyado este mtlUJO, vé.1se Deyem1ond, La fitrralrmt pmlitf,l, p. 1 1.¡, y D1ego Catalán, La épico rspmit>l<l: IIIICI'fl d<>clllllflll<lfi<Íil )' (Madnd: FundaciÓn Ramón Menéndcz P1dal; Umvcrs1dad Compluteme, 2001), p. 22. Se ha de notar que parte de los ・セイオ、Qッウ@ allí Citados pu:n\.111 en una dependencia, no del セオー・ウイッ@ canur, \lOO d1rccramenw de ャッセ@ 、。エッセ@ h1srónco\ sobre Alfonso VI (aunque a menudo dando por bueno' d,nm legcndmm). El problenu es que en la v1da de e<;te monarca la conqtmta de Toledo y el concubmaro con Za1da son sucesos absolutamente mconexm, camal y del cronológtc.1mentc, lo 4ue no favorece dicha h1pórcsis. Por otro lado. ャ。セ@ LQカ・ュオイ。セ@ joven C.1rloma¡.,'11o en Toledo nadJ ucnen que ver con l.1s ,mécdotas, más o menos legcndanas, arríbu1das al cx1lio toledano de Alfonso VI. En \uma, 11 b1cn no puede ョcセLG。イウ」@ con rotundidad que 」ュセ@ últtmo tnSplra\c vagamente al ,1uror del Al<lillrtc, L'Sci claro que su trama no se ha trazado mbre la b1ografia (hl\tÓnca o legendaria) de dicho monarca. Cf. sobre este punto Franci.co Bautista, 'La tr:ldiCIÓil épica de ャ。セ@ Et!fmrccs de C.lrlomagno y el CmH<Ir ,,. A/tlillcle perdido', RP/r, slí:2 (Spring セojIL@ 21"?-44· I(MI Donde no es オセ。ャL@ pese a la declaraCIÓn de Mcnémlcz Pid.ll, ya que \U olparición se イ・ セエョァ・@ al v. 9: 'Enamorase de Montesinos 1 de oída, que no de VIsta' de Rosl!florida y tlloutcsiuos (Cito por Rouumccro, cd. de Paloma Díaz-Ma:.. Biblioteca CLís_ica. l! (Barcelo na: Crítica. 1994) , nllm. SJ, p. 2.p). 1111 Alvaro Galmés de Fu emes, 'E pica árabe y ép1ca castellana (problema crítico de sus fulcmazroualr m/ lema: /t1 pcwsia セーゥ@ m t' /<1 sua pos1blcs relaciOnes)·, en A lli dt'l cッイQLセ@ fimua::itJm', Problcmi Anuali d1 Scienza e d1 Cultura, 139 (Roma: , Accadem1a Naz1onalc de1 Lmcei, 1<,170), pp. 195-26 1 (pp. 2JJ-)4); cd. rcv. como Eprca árabt' y <1prm c<Jstrllmltl, Letras e Ideas: Minar. 8 (Barcelona: Ancl. 197!!), pp. IOJ-D5; versión .lmpltatb en La t1picol rom.íuica )' la 1mdiciJu ámbe (Madnd· Gredm, 2002). pp. .¡12-23. 1 1 " Así lo reconOciÓ clnmmo Menéndez P1dal. 'LI Cr.Suira gイオ\セヲL@ p. 141: ' Hay, sm duda, en ese relato mdudables elementos poéticos: sobre roda la prínce..., enamorada ""de oíd1s, que no de v1su" 1... ¡. Pero esto no nos amonza J suponer un relato bien que una simple leyend,1 en prosa. 。」セッ@ oral'. vcrs1ficado, un cantar de gesta. ュ£セ@ SI bu:n a cononuac1ón Intenta JUStificar con otros elcmcntm el c.uácrer poéuco de la fucnte. como se verá luego. Scgím Salvador Martincz, "Alfonso VI: Hero m earch of a Poet', L1 Caráuica, 15:1 (1986-87), 1-11í, 'rhe ltrerary characrenzaoon of thcsc cvcm' '' more consisrcnr wah rhe rhemes of a popular or folklonc tale rhan w1rh thosc of an ep1c poem · (p. J). En términos similares. Deyem1ond. La lurmlurd perdida. p. 127. sc1iala que 'El rema no es nada ríp1co de la poesía ép1ca, y t.1l vez haya que pe mar en poemas muy cortos·. IIIICII•I Cl'ollrltlcitÍil JIÓ A. MONTANER fRUTOS oídas puede haber sido una innovación del propio Jiménez de Rada. En efecto, es posible que, JUnto con el dato sobre el no mbre de Zaida, se contase simplemente que la princesa mora estaba perdidamente enamorada del rey, y luego el Toledano reformulara esa noticia apelando al tópico del amor de oídas. Sea o no innovación suya, aunque especialmente en este caso, resulta más probable, vista la cronología, que tal relatO se inspire en el Mai11ete que viceversa, 103 dado que dicho cantar estaba especialmente vinculado a Toledo y su arg\.llnento era allí bien conocido en la época, como demu estra el mismo autor en De relms Hispa11ie, IV , J 1, p. IJ 0. 104 Abona esta opción el hecho de que este planteamiento sea coherente con la imagen que don R odri go intenta transnutu sobre este punto. En efecto, presentado así, la responsable de una relación a la postre irregular resulta ser esencialmente Zaida, lo que cuadra con los paliativos que respecto de la actitud de Alfonso VI su ponían los retoques ya vistos sobre u víncul o cuasi marital con la princesa andal usí. Un último elemento que hace su aparición con Jiménez de Rada es el tema de la 'dote de Zaida', es decir, la relación de fortalezas toledanas que Zaida habría recibido de su padre y que ésta le entregó a Alfonso VI, al ser aceptada por él. La interpretación inicial de Menéndez Pida] fue la siguiente: 'este siempre extremoso y singular Motámid buscó robustecer su alianza con Alfonso de la manera m ás pública y estrecha que pudo imagi nar, para lo cual ofreció su hija Zaida por concubina al Em perador, señalándola en dote una porció n del antiguo reino de Toledo que el de Sevilla se había apropiado' . 105 Sin embargo, 1111 hQー ￳エ」セ Q ウ@ que y2 planteó Jacques Horrent, Les Vmiotrs .frdll(ntscs et hratrgeres des Et!{atrccs dr cャイ。ュNセエ」L@ Mémo1res de la Classe des Lcrtres, 23 scnc, Ó.J.: 1 (Bruselas: Académic 1\.oyale de b・ャァセアオ ・L@ 1979), pp. qo-65. 11).4 La vinculactón toledana del Maitrete. exagerada por Ramón Menéndez Pidal, 'Galirtrr lct /Id/e y los paiJcios de Galiana·, en su Poesía ámbe y JX>oía ruropca, w11 otros es111dras dt• lrtrmtrrra medret•al, Colecctón Austral, 190 (Madrid: Espasa-Calpc, 1941; rcunp. 1973), PI?· 79-1o6 (publicado micialmcntc en los Anales de la Urrr11rmdad dr Madrid, 1 [1932], 1-14). es ahora establectda en sm JUStos rénnmos por Franctsco Baurista, ' La tradtción épica de las Erifarrces'. 111 ; En la primera edtc1ón de su Espmia del Crd, 2 vols (Madnd: Plutarco, 1929), 1, .J.2J; cf. tamb1én 11. 778-79. LA MORA ZA!DA. ENTRE HI STOR IA Y LEYENDA 317 ESPAÑA. Zl'C l09l La Península Ibérica en 109 1 (según Menéndez Pidal, Ln Espniin del Cid, mapa IJ V]), con indicación de la supuesra 'Tierra de la Mora Zaida', conocida en realidad como 'Tierra de Álvar Fáñez' el descubrimiento de Lévi-Provenc¡:al, recogido en ' HispanoArábica' y 'La "Mora Zaida"', de que la princesa andalusí no era la hija, sino la nuera de Almu'tamid, así como su indicación, ya transcrita, de que semejante uso era contrario a las costumbres islámicas, invalidaban esa interpretación. Menéndez Pidal, entonces, imentó una conciliación de posturas en las ediciones revisadas de LA Espaiia del Cid (a partir de la cuarta, de 1947), 'obligados por el fundamental verismo de la poesía épico-heroica castellana' (1, 406), suponiendo que 'Motámid ¡... ] debió disponer el refugio de su nuera aliado de Alfonso, y debió hacer la entrega de las ciudades y castillos que el poema castellano dice, ]18 A. MONTANER 1 R U 1"0!> Etapas de la repoblaCIÓn de Castilla la Nueva (segú n Julio González. Repoblariá11, 1, mapa entre pp. No y 8 1). Marco las localidades incluidas en la legendana 'dote' de Zaida (en línea continua ャ。セ@ citadas por el Toledano y en discontinua la añadida por la EstMia de Espc11/a alfonsí) para captarse por todos los medios el auxilio del Emperador' contra los almorávides (1, 407; cf. también 11 , 764-65). La atribución de la entrega de las fortaleza al supuesto Ca11tar de la 111ora Zaida ha adquirido prácticamente carta de naturaleza, mientras que la historicidad que don Ramón le supuso a la misma ha sido diversamente considerada. Todavía muy recientemente Salazar ('Contribución', p. 320) admitía, como se ha visto en el apartado 1, que hubo una dote de Zaida, mientras que Viguera se expresa de modo algo amb iguo cuando señala que 'Mter Alfonso VJ's capture ofToledo (4781To8s), Cuenca passed under Castilian rule and was included in the famous "dot[e l de la mora ¡A MOUA /AlOA, ENTRE III STORIA Y Ll YLNDA 319 Za1da'" . 106 En cambio, Julio González, Rcpoblació11, 1, 89-90, ha demostrado que las plazas su puestamente entregadas por Zaida nunca se hallaron en poder de Almu'tamid, de modo que 'lo demás que de ello se dice resulta nebuloso e incierto, cuando no falso, por haber caído el tema de su suerte !se. la de Zaida] en manos de juglares' (p. 89). Por su parte, R eilly (T11e Kitli¿dom, p. 235) considera posible que Alfonso VI y Almu'tamid entablasen ' negotations for something like a "marriage" alliance' con una cesión territorial como contrapartida de la ayuda milita r cristiana, si bien aquélla no correspondería a la nómina del Toleda no. Más tajante se muestra Gambra (A[{o11so VI, r, 9 1 y 442- 44) , qui en rechaza de plano toda historicidad de la noticia, de acuerdo con las investigaciones de Julio González, recordando que el territorio supuestamente aportado por Zaida, 'cuyo control [ ... ] suponía prácticamente el dominio de la submeseta meridional hasta el Tajo' (p. 442), nunca estuvo bajo el dominio de la taifa de Sevilla. En la mi ma línea se sitúa Martínez Diez, A[{o11so VI, pp. 128-JO, quien apostilla además que 'Tampoco, cuando Zaida pudo escapar de AJmodóvar del Río y refugiarse entre los cristianos, estaba en condiciones de que la obedeciera ninguna fortaleza' (p. 129). Antes de evaluar de nuevo la situación, se ha de precisar que la idea de una dore no procede del Toledano, donde Zaida toma la iniciativa de entregarse al rey Alfonso en solitario, sin que su supuesto pad re intervenga directamente para nada, sino de la Versíó11 sa11china de la Estoria de Espaiia, com o ya subrayó Gambra (A[{o11so VI, 1, 443) y se verá con más detalle en el apartado siguiente. En todo caso, las in vestigaciones de Julio González, Repoblación, 1, 8<>-92, 1ro y r8<>-93, dejan claro que Consuegra, M ora, Ocaña y Oreja cayeron seguramente a la par que T o ledo, en roSs, 107 mientras que Uclés, Huete, Masatrigo y Cuenca se incorporaron al reino de Valencia cuando Alqadir fue entronizado Vtguern, ᄋ セョ「 GL@ en 77u• Eucyd<•paedltl 4 Islam. V, SYセ\QᄀL@ (¡;>- 3921>.) Nótese que d nmmo don Rodrigo ata Comuegr.t en 0 t" rdms 1lr.<fltl/111', n (p. 20.¡) como una de ャ。 セ@ localidadc<; que セ・@ entregaron a Alfomo tras la catda de Toledo en エ ッnセN@ Véase además Ladero, "Castilla y Lcóu'. pp. 102--<lJ. 11 "' 1117 M.1ría j」Z[セ@ YL J20 A. MONTANER FRU TO allí por Alfonso Vl, para quedar a su muerte ( 1092) bajo la égida del monarca castellano, 108 siendo territorio gobernado por ÁJvar ,_ entre 1097 y 1 r 14, 109 d e m o d o que tomo' su nombre, como Fanez consigna la Chronica Ad¡;{onsi lmperatoris, II, 2: 'congregare sunt ad eum omnes gentes, qu e erant in terra Agarenorum; et mo uerunt castra de Corduba et uenerunt per illam terram que f uit de Aluaro Fannici [. .. ]. D einde uenerunt in T oleto' .. 10 Solamente Caracuel quedó en poder del rey sevillano, tras la caída de Toledo, pero pasó directamente a manos almorávides, sin hacerlo previamente por las cristianas. Esto, añadido a la situació n de debilidad política subrayada por Martínez Diez, hace imposible que la nuera ?e Almu'tamid aportase a Alfo nso VI cüchas plazas y mu y rmpro bable que lo hiciese con cualesquiera o tras. El carácter claramente ficticio de di cha entrega parece favorecer, de rechazo, la hipótesis de una fuente épica. No obstante, esa enumeració n casi can cilleresca de los castillos aportados por Za ida resulta más propia de una elaboració n histo n ográfica. Nótese a este respecto que la lista de cüchas fortalezas en De rebus Hispanie, VI, JO, 'Caracuey, Alar curis, Consocra , M ora, Ocania, Aurelia, Vclesium, Opta , Amassatrigo et Con ca' (p. 2 14), se asemeja sospechosamente a la última parte de las conquistas de AJfonso VI tras la to m a de T o ledo, según la relación de Pelayo de Oviedo (Cr6nica, p. 82), la cual se refiere j ustamente tras la mención de las esposas y concubinas de AJfonso VI tanto en la Chronica Naierensis, Tll, 20: 'D einde perlustrans ciuitates multas et oppida Sarracenorum predauit, uastauit, obsedit et cepit. H ec sunt: f... ] cッ ョ ウッLセ イ。N@ Veles, Fita, R.ippas, Bannos, Caracol, Mora, 1Vfassatrigo, Co11ca, Alarcon , AJomodauar, Alahet, Valencia' (p. 178, subrayo las coincidentes) com o en el Chronicon 1111111di, 111 , 70, de Lucas de Tuy: 'P ost hec cepit [... ] Fitam, 1"'1 tn'l V セ。・@ ' • J>. B u res .t. ' Uk.J--L· J d」ュ。セ@ . llli , , en 771r E11cydopc1t'dw o{ Islam, X, 793b-794b. V case adcnJJs bッセ」ィL@ L»s almor,wules, p. 16 1, ) C.111111r dr 11110 Cid, cd. de f'í'),omancr, p. 382. , Ctto (subrayando) por !J edtcton de Amomo Maya, en CIIT<mic,, Hispaua s11entli X II, pp. 10<)-2411 (p. 196). Esta 'Tierr.t de Alvar Fáñez' es J.¡ dcnonunactón n:al de la que M c néndcz Ptdal, Esptlllll del Cid, mapa [v¡J, dt:s1gna como 'Ttcrra de la ュッイZセ@ Za1da' Hカ←。セ・@ aquí la figura p . 317). LA MORA Z AIDA, ENTRE HIST OR IA Y LEYENDA 321 R.ibam, Caracoyam, Moram , Aluende, Collsogram, Veles, Masatrigo, Collcam, Almodouar, Alaeth' (p. 304). Es posible que esta disposición sugiriese al Toledano la idea de qu e esas plazas habían sido entregadas a Alfonso VI por la última de las mujeres citadas inmecüatamente antes, es decir, Zaida (fig. p. 3 r8). Nótese, en fin, que el mismo don Rodrigo proporciona una lista casi idéntica al citar las fortalezas perdidas tras la rora de Uclés: 'Tune autem perdita fuit Conca, Amassatrigo, Opta, Vclesium, Aurelia, O cania et Consocra' (De reb11s Hispanie, VI, 32, p. 217). Esta última coincidenc ia parece especialmente significativa, ya que establece un paralelismo entre los territorios ganados con la recepción de Zaida y los perdidos con la muerte de su hijo Sancho, en un sing ular recorrido de ida y vuelta. 111 Así pues, y aunque no pueda rechazarse de plano que la historia oral sobre el nombre de Zaida y, quizá , sobre su enamo ramiento, añadiese algo sobre la supuesta 'dote', su elaboración en la fom1a conocida tiene todo el aspecto de deberse a un caso de desarroll o eminentemente historiográfico. En suma , de las innovaciones introducidas en lo relativo a Zaida por el Toledano (el cambio de su nombre de pila, María, en lugar de Isabel; el amor de oídas de la princesa y que ésta, aun siendo sevillana, aparezca hacendada en territo ri o toledano), la primera posee seguramente un trasfondo cierto, mientras que las otras dos son claram ente aj enas a la realidad históri ca, po r lo que implican una cierta reelaboración legendaria del episocüo, pero desde luego - no transmiten nada parecido a un argumento, mucho menos al de un cantar de gesta completo. Por otro lado, la vinculació n de Zaida a Toledo que aquí aparece, a través de la supuesta 'dote', y que podría hacer pensar en una relación con las noticias legendaria del exilio toledan o de Al fo nso VI entre enero y octubre de 1072, no se traduce en ningún tipo de vínculo, sino 111 Algo advertido ya por ャッセ@ n:dactores de la Vcmáu sa11dulla de la Esroria de Espmia: ·este rey don Alfomo el seteno [sir pro セ・クキ ャN@ エ」 ュ ←ョ、ッセ・@ por maltrecho en que assí pcn:hcra Cuenca e lo ál de la tierra qud' rucra su muger d01ia María [se. Zaida], qucnéndolo cobrar todo o lo más que ーオ、ゥ・セ@ d'ello, sacó su hueste muy grand' (MS 1.:, fo l. 191 •" = PCC, p 556b). Menéndez Pidal corrige certeramente 'seteno' por ᄋセ・クイッN@ A. MONTANEil FllU 1 OS 1A que se presenta como un dato totalmente 111dependience tanto de esos sucesos como de La posterior conquista de la ciudad en 11 2 lo que 1mpide atribuir este episodio al , por otra parte, 1085, improbable cantar sobre Alfonso VI postulado por Reilly. 11 3 Así pues, cabría hablar a lo sumo de alguna noticia de hmoria oral con un leve toque legendario, ames que de una elaboraciÓn ép1ca del tipo que sea; eso si La adopció n del motivo del amor de oídas no se debe al propio don Rodrigo, com o una suposición necesaria para justificar un comporramjento que, ign o radas las circunstancias rea les de su realización , resultaba incomprensible para la me ntalidad cristiana del siglo XII l. Po r su parte, la entrega de las fortalezas toledanas a Alfo nso VI, si bien podría tener una imprecisa base legendaria, presenta de nuevo el aspecto de una reelaboración de Jiménez de R ada, a partir del territorio anexionado po r el monarca castellano en los a1ios siguientes a la caída de Toledo y a la crisis del reino valenciano bajo el gobiem o títere de Alqadir. Parece corroborar esto que el texto de don R odrigo continúe con una versión de la entrada de los almorávides en España similar a la ofrecida por Lucas de Tuy, quien, no obstante, no recoge ningún o tro elemento legendario, como se ha visto. Es más, el T o ledano racionaliza el relato del Tudense, toda vez que, donde aq uél daba por segura la conversión de Almu'tamid, 'quod esset occulte C hristianus', éste indica prudentemente que eso era lo que podían hacer pensar las circunstancias: 'reputabanr enim eum, 112 ¡,, De hecho. セ￳ャッ@ muc}lo después Guillén de C.mro Cll I U 」セャエG、ゥ。@ ウエ[セャゥイ@ dr llloccdadrs drl C.d, エNQュ「セ・ョ@ conoc1da como LJSIJazfllias drl Cid (e 1606--12), vmcul.lrá el c namoranncmo de Za1da al e¡aho toledano (véamc S. E. Lcavm, 'Una comedJa sm parnldo: La.s hエセ コュゥ。ウ@ drl Cid de Guillén de c。セ エイッG L@ en Homr11ajc ,, ll'i//11tm L. Ficiltrr. Estudios >olm· r/ tmtro 。ャHセオッ@ iiL<¡>tÍ11iro y otros mmyt>s, cd. de A. D. Ko,soiT ) J. Amor (Madnd: Ca\t.lha, 1971). 429--38 (p. 4H): Momancr, Pt>ilflra, historia )' pg 23--24 ) s.¡.-ss) . •Bcmard F. Rc11ly, ' Rodrigo G1ménez de R.ad.1\ PortrJI! of Alfomo VI of l・ッョMcNセュャ」@ Qセ@ thc Dt• rr/111.< H1spa11iae: Historical Mechodology 111 che Thmecnth Ccntury , en Estudw.< t'll IIOIIICII<YI'" dou Claudit> .íudJez-AII>ttnw;: fll 511> 90 mit>.<. 3 カッ ャ セ@ H bオ ・ ョ ッセ@ AJres: Instituto de hQ セエッョ。@ de eセー。￱L@ Umvermbd de bオ・ョッ セ@ A1res. 1985). !11 , XセjW@ (pp. 92--95). Sobre la debtlidad de esta lupóte セN@ cf Salvador Martínez, m・セ 」・、ウ@ Vaquero, 'El rey don Alomo, al que d1X1eron el Alfomo VI , pp. セMイNᄀ[@ Brnvo e d de l.t.\ ーNュQ」ッョセL@ BRAE, 70 (1990). 26s-88: y Dcyennond, La htrrat 11 ra prrd1d11, pp. 1 24--26. dr"""'· MORA 7.AIDA. ENlllL IIISTORIA Y 11 YEN DA 323 イ。@ Christian o dederat, Chnsnanum', desvelando qllla filia m et 」。セエ así el razonamiento implícito en la afim1ac1ón de su predecesor. En suma, la versión del Toledano resulta, seguramente, de una acomodación de estos datos a la errónea filiación de Zaida y a la versión novelesca de su relación con don Alfonso; es decir, de la mezcl,1 de una anécdota legendaria con información histórica ajustada y, sobre todo, las propias deduccio nes y arreglos del historiógrafo. 8. LAS VERSIONES ALFONSÍ Y SANCHINA El episodio así narrado fu e incorporado en fonna muy similar a la Estoria de Espalia alfonsí, cuya redacción primitiva no se conoce para esta sección del texto, pero puede reconstru irse a la vista del texto, bastante similar, de la Versióu crítica, e laborada bajo la dirección del mismo Alfonso X entre 1282 y 1284, y de La Versióu sauchiua o mupl[flcarla, ausp iciada por su hijo Sancho IV y realizada en torno a 1289. 114 1,. La 1'mw11 m11w de la Estori<l alfomí csu イ・ー」セョエ。、@ por dos r.unas, una comnru1da por el MS. Ss (Salamanca, 13ibhoceca de la C:ua de Ahorros de Salamanca, ms. 40) y otrJ por !.1 f:Jn uhJ de nwlllsCntos conocida como Cr.lmm d¡• I'Cintt• reyes, X, S Tomo como base el Citado MS. Ss, fols 204vb-205'n, cotejado ron dm エ・セゥュッョウ@ de tbcha CrJm((J, el MS. 1\' (El Esconal, B1bhoteca dd Real Monastcno de San Lorenzo. Y-1-12), fol. 1 11 •. según la transcripción de Tcrrcncc A. M,m..:ttt:r (en Admyt1' 11. mtnn. 352). y el MS .J (El Escorial, Biblioceca del R c.1l Monmcrio de San Lorenzo, X-1-6, fol. 7 1'<1b). セ」ァサュ@ la edición de jmé Manuel Ruiz Asencio y M.1unc1o l lcrrcro Jiméncz, Cr.í11im de wi11t1' rcyt'.l (13urgos: Ayuntamiento de Burgos, rcprcscmada por d MS. E, (El 1991) p. 203/J. En cuamo a la VersiÓ11 sa11rhi11<1, セ^\[エ£@ Esconal, Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo, xMQNセI@ y por d MS. 1' (Salamanc.1, U1bhotcta de IJ Umver..1dad de alamanca, MS . 2(J2X}, ,1sí como, en esta p.mc, por la CrJ11ir<1 Octllll[lllllltl (0}, publicada como cuart.l parte de LJS Clltltro partt•.< 1'11/l'rfl.< th• ¡,, Cnl111ct1 dr Espdli<l q11r 1111111diÍ Ct>lll[ll>ller el semli.s.<i111<1 rey do11 llt>IISt> llm11<1dl> rl S,,¡,,, ed. dt• rlo n jn de Ocampo {Zamor.1· Agustín de P.17 y Juan P1cardo. a 」クー・ョセ|@ de Juan dt• Spínola, 1q1). Aquí me baso en /:, ヲッャセ@ 162'/J--162'<1, セ」ァョ@ la 1r.1mcnpC1Ón de Lloyd A. K:men y John Nun (en .·ldmytr 11, cnúm. 7}, a•Í como la Citada ediCIÓn de Mcnéndez PH.Ial, PCC, p. 521al>; cotejado con 111. J. fols JO·¡,... .1 1'a, y con O, fob joNセ i G。@ La dJ.scrcpanCJ.J más notable es que O lec 'E ella dixo que le po\IC\Cn nonbre Maña, e después que la llamase el rey como ques1ese e tO\'lese por b1cn' (fol. JOI'II), lo que parece más lóg¡co y L'> accpt.1do por Mcnéndez Pida! en la concord.mcl.l t.mto de ャッセ@ ッエイセ@ ュ。ョオウ」イゥエッセ@ su ediCIÓn de L. p. 52 Ja. No ッ「セエ。ョ」N@ de la l·rr.-11111 ·"",.¡,¡""· E y F. como los dc la Vrr.<itÍII rritiCtt h,1ce muy dudo,,¡ la autentiCidad dt• 1.1 /rai<> ウゥャNセオOLエイ@ de O. que se revela m,Í\ ャュセョ@ como un.J mnovac1ón par.1 salv.Jr el senado. r. A. MONTANER FRUTOS Versi6u crítica Versi611 sauclriua La orra amiga que ovo el rey don Alfonso fue Zayda, fija de Havenhavet', rey de Córdova, e tomola el rey don Alfonso por aver ab Toledo mejor parado por y. La otra amiga que el Rey don Alfonso ovo fue la <;:ayda: fija de Abenhabet, rey de Sevilla. Mas ésta,b como qlller que lo digan algunos,• non fue barragana del rey, mas" mug¡er velada, e• esto fue por esta razón comor agora diremos e commo lo contaremos más conplidamente adelante en esta estoria en aquel lugar do la él tomó por muger. 11 Tomó esta <;:ayda el rey don Alfonso" pora aver a Toledo mejor parada. E tomola luego cnstiana e a los clérigos mandó' que le non pusiesen nonbre Maríad cuando la bateasen, ca dixo que non querié aver compa1iía• con muger que así ovicse nonbre, porque Dios quiso nar;er de Santa María. E ella dixo que le pus1esen nonbre Elisabed: 1 'E después llámeme el rey como <él> quis1cre'g e bateáronla" e posiéron le nonbre conuno ella d1xo. E tornola cnstiana,' e cuando la ivan a batear! dixo el rey que·l' nonk pusiessen nombre María, ca non querié éll aver compañía 1 con mug¡er que assí oviesse nombre, porque nasCJera d'ella D1os.m E ella d1xo" que·l' pusiessen nombre Helisabeth," e después que la., Uamasse el rey como se élP quisiesse. q E los clérigos que la batearon' pus1éronle nombre María, pero dix1eron al rey que Helisabeth av1é nombre. Desí d io ella luego' al rey don Alfomo los castillos que le diera su padre, e eran éstos:-! Caracuel,k aャ。イ」ッセN@ Consuegra, Mora, Ocaña, OreJa. Uclés, 1 Huepte, <;:orita, Masatngo, Cuenca. E los castiellos que·l' d1era su padre diolos ella al rey don Alfonso, e son éstos: Caracuey,' Alarcos, Consuegra, Mora,' Ocaña,u OreJa, Uclés,' Huepte, <;:onta, w Amassatrigo e Cuenca. E ovo el rey don Alfonsom d'ella E ovo el rey en ella un fijo a que un fiJO que ovo nonbrc Sancho dixieronx Sancho Alfonso. el que Alfonso," e d1olo,.' a criar al conde mataron después en la batalla de don García de Cabra, e matáronle u」ャセウO@ e criol' el conde don después en Uclés,0 assí conm1o García de Cabra. adelante lo contaremos. 1 A MORA ZAIDA, ENTRE HISfORIA Y LIYENDA ' Havenhaver s : Habenhabed ': Avenhaberj 11 b a s, 0111. l'J) 11 e a los clérigos mandó Ss : mandó a los clérigos /\') 11 d María SsN, om. ) 11 • compañía Ss : compaña 1) 11 r Ehsabed Ss: Ysabel N) 11 セ@ E después llámeme el rey como (él) quisiere s (J), 11111. N 11 " batcáron la Ss J : - le N 1 1 ' ella luego s ), trausp. N 1 1 J éstos itcr. Ss 1 1 l Caracuel 1) : Caracuén Ss 11 1 Uclés Ss : Volez ) 1 1 "' el rey don Alfonso Ss, 0111111. N) 11 " Alfonso Ss) : Alonso 1 1 '1 d10lo Ss N : d1olc) 11 o Uclés s Volesj 325 • La otra amiga que el R.ey don Alfonso ovo fue la <;:ayda E : (E) la otra barragana ovo nonbre <;:ayda FO 1 1 b ésta EF, 0111. O 11 e lo digan algunos E : lo digan los omnes F : lo assí dizen algunos, ésta O 1 1 d fue su add. } 1 1 • e E), 0111. F 1 1 r por esta razón (e) como F (1:.) : por la razón que O 11 セ@ e commo lo contaremos ... por m uger 0111. E 11 " Tomó esta <;:ayda el rey don Alfonso E : E temola el rey don Alfonso a esta Cayda FO 11 ' E tornola cristiana (!111 . O 11 J a batear E : batear F : a baptizar O 11 k qud' non EO : que non le F 11 1 ca non querié éll aver compañía EF : que non quené aver fazim1cnto O 11 '" porque nasCJera d'ella D10s E : porque D1os nascJera d'ella F: e esto porque Dios nascicra d'clla O 11 " d1xo EO : dexó F 1 1 '1 Helisabeth EF : María O 11 " que la EO, 0111. F 11 P se él E, 0111. FO 11 ' 1 e toviese por bien add. O 11 ' que b batearon E, 0111. FO 11 ' Caracuey E: Caracuy F : Caracuel O 11 ' Mora EO : Marty F 1 1 u e add. O 11 v Uclés EF : Ueles O 11 w <;:orita EF : Cotira O 11 x a que dixieron E : que ovo nonbrc FO 1 1 v Uclés EF: Veles O Esta mención e hace en un capítulo al principio del reinado de Alfonso VI, a modo de introducción aJ conjunto del núsmo, consagrado específicamente a 'las mugeres e los fijos que ovo el rey don Alfonso' (Crónica de Veinte Reyes, X, rv, MS } , fol. 70vb), que se basa esencialmente en e1 Chrotlicon 1111111di, IV, 7 1, y en De J2Ó A. MONTANER ヲrutoセ@ rebrts 1lisprmie, Vl, 20, pero que en lo relativo a Z.titla se atiene al parágrafo Vl, JO de este último . Como puede apreciarse, el texto alfonsí sigue bastante de cerca el de su modelo, lo que no debe extrañar, dado que el Toledano tiene nom1almen te la primacía entre las fu entes de la Estoria de Espmia. No obstante, también セ・@ epara de él de fo m1a significativa en algunos aspectos. En primer lugar, \e elimina toda m enció n al amor de oída de la princesa sevillana, trasladándose la iniciativa de la unión al monarca castellano, 'tom ola el rey r...1 to m ola luego cristiana'' y otorga ndo a esta decisió n un alcance políti co ausente de la versión anterior, pero facilmente deducible de ella: 'por Jver T o ledo mejor parado'. Po r otro, se introduce esa discusió n sobre el no mbre de pi la de la princesa tan aj ena a los testimonios anteri o res, aunqu e, claro está, ligada a la discrepancia sobre este punto entre el T oleda no, por un lado, y e l Ovetense y la Cllronica aieremis, po r otro. También sigue a estas fuente , o al Liber Re.<?""'· o al Tudense, al incluir aquí la indicació n de la muerte del omite de este infante do n Sancho en Uclés, que Jiménez de l セ。、@ pasaje. Por último, la versió n san china se molesta en propugnar explicitamente la legjtimidad del m atrimo nio, frente a todas las versio nes vistas (de Pelayo de Oviedo a la propia Versión crítica de la Esron·a de Espaiia), 115 pero de acuerdo con ャ。 セ@ redacciones interpoladas del Ove'tense y del Toledano, así com o con la lectura implícita del Liber R e,grtm (que posiblemente haya inspirado Jmbas inte rpolacio nes), según se ha visto, culrrúnando así la línea que va de dic ha o bra a don Rod1;go, pasando po r don Lucas, en la oficializació n del vínculo entre Alfonso VI y Zaida. El caso es que, com o en el texto de Jiménez de Rada, estas noticias apuntan en direcciones contrapuestas. Po r un lado, la eliminación del intempestivo amor de Zaida, ' uehementi tamen desiderio', parece m ás decorosa, al igual que la pérdida de iniciati va de la prince a. A cambio, la acritud atri bUida a don " Cabe, no ッ「セエjョ」・L@ que en el borrador de w l 'rr.mlll pnmllwa cmple.1do p<lra redactar la Smrcluut1 \C constgna,en al margen l.:ts 、ゥセ」イーNュョ。@ cnrrc QNセ@ ftll!llCC\, dando p1e a cm: planccJmu:nto. De エッ、セ@ modos. la f=e 'M.1\ ésta, ¡. .. ¡ 1.1 él tomó por ュオセ・イG@ イ」セオャエN@ cl.1ramente postiza y obliga a un <¡uicbro en l<l |ュエNャク ャ セN@ de modo que la rcd.Kción prinuuv.t dd p.irrafo hubo de est:ll' ュ£セ@ ccrC<lll.l a IJ 1'rr>ion rririr11, lo que md1ca que, ュ、」ーセョQエ・@ de e'a pm1blc mformJclÓn m.ugm.tl. セ|エ・@ lllClSO ・セ@ ongm.1l de la Smrcilirw. 11 LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y L1 YI:NDA 327 Alfonso, que en definitiva actúa por la salvaguarda de u reino, resulta más apropiada. Así pues, debe verse aq uí una actuación característlca de los historiadores áuhcos, que alcanzaiÍa su culm inaCIÓn en el inciso de la Versión sanchina destinado a justificar que la amante del rey y madre de su único bjjo varón, que hubiera sucedido a su padre de no haber caído en la rota de Uclés, no era su barragana, sino su 'mugier velada', es decir, su legítima esposa. Si estas intervenciones revelan la mano y los planteamientos esperables de los colaboradores rcg¡os, no sucede lo mismo con la discusión , un tan to incoherente, sobre el bautismo de la princesa. Así que esta animada escena, con ab undante diálogo (uno de los rasgos q ue se han considerado caracteríslicos de los pasajes de origen épico, frente al predominio de la narració n histórica), correspondería a la infiltración en el texto historiográfico de una ficción de índole litera ria, ya fuese una leyenda en prosa o un cantar en verso. La conclusión parece bastante razonable, pero se ha de notar que este mínimo episodio no justifica la existencia de un argumento completo en tomo a las relaciones entre don Alfonso y Zaida. De hecho, se contradice con los dato\ legendarios que ofrece Jiménez de R ada, toda vez que en su versió n parece ser la misma princesa musulmana la q ue, encend1da de amores, toma el bautismo por su cuenta antes de entregarse al rey cristiano, mientras que este relato sólo tiene sentido en dependencia de la iniciativa de do n Alfonso, que, a todas luces, responde al plan teamiento de los histo riógrafos cortesa nos. Por otro lado, la preocupación por la denominación de quien sin duda fue coetáneamente conocida sobre todo por su nombre ára be, como se ha visto, parece más propia del mismo ámbito clerical (en el sentido medieval del témuno) que del popular (por no decir juglaresco). En ese sent1do, la cuestión o nomástica surge sin duda a ra íz de la discrepancia entre Pelayo de Oviedo y la Chronica 'aíerensis, que señalan que Zaida recibió, con Las aguas bautismales, el nombre de lsabel, y J iménez de Rada que, como se ha visto, le atribuye el de María, basándose posiblemente en infonnación de la historia oral. En todo caso, este episodio (cuya versión prístina parece er la de la Versió11 sanchina, pues es su frase final la que j ustifica la supuesta duplicidad de nombres ]28 A. MONT ANER FRUT OS cristia nos), 116 si bie n resp o nde a una elaboració n qu e podría calificar;e de legendaria o, qu1za m ej o r, de novelizad ora, segu ra me nte n o d e ri va d e una leyenda tradicional, sino q ue constituye una explicaci ó n histo ri ográfica, elaborada e n el セイ ッ ーゥ ッ@ 17 talle r alfo nsí pa ra co nciliar las discre pan cias de sus fue ntes. Parece o po n er;c a esta concl usió n la segunda ocasió n e n q u e la Versi6rr sanchina se ocupa de estos per;onaj es, al narrar la e ntrada de los almo rávides e n E spaña. En este pun to se pro duce una dife re ncia d e tratamie nto e ntre esta redacció n y la Versi611 crítica, q u e sin duda se halla aquí más cercana a la Prinritiva y cue n ta una ve r;ió n d o ble d e la in vasió n no rteafiica na. E n pri m e r lu ga r (y sin d uda siguie ndo, aunq ue no sólo , la Historia A rab11111, XLV III , d e J imé nez de Rada), refie re los acontecimie ntos histó ricos, para d ar luego la ver;ió n del Tude nse y d el T o ledan o , ate nié ndose especialme nte a este último: 118 El rey don Alfonso yaz.iendo sobre \[Z。イァッセN@ ovieron los seiiores de Jos moros' del AJgarbe su consejo con Abe nhabed,b rey de Sevilla, de e nbiar dezir <a> aquel rey de los almorávides que avié nonbre y オセ。ヲ@ Abentexefin,< que los acorriese e que se non perdiessed el Andalozia, e q ue assí se quitaría el rey don Alfonso de les< demandar más de lo quer solién dar. E demás, que se temién de perder toda la tierra e que les non 11 fi ncarié nada en toda el Andaluzía, que todo nonh fuese del rey ー ッ@ do n R odrigo e don Lucas de don Alfo nso. Pero dizen' aquí el 。イセッ「ゥウ Tuy que el rey don Alfo nso enbió por los almorávides por consejo de Aben habed,J rey de Sevilla e de Córdova, que era su suegro, cuedando que le ayudariénk contra todos1 Jos moros de aque nde de la mar111 e que e matan én ellos unos con" otros. E esta es la verdat. 119 111 ' No obstante, y dado que se múa como una extensiÓn del p.írrafo . no puede rech.lZar<;c de plano q ue constituya uno de los desarrollos explicativos tan como se verá luego. característiCOS de esta カ」イウセ￳ョL@ 117 En este caso, concu.:rda en la e":plicación Menéndcz P1dal, La G¡nuid del Cid, 11 , 76?: 'La Prímrm Crc111iw General, 52 1ab, intenta conc1liar las dos noucias d1sc.rep:mtcs'. Notese que la &ase puesta en boca de Za1da en la l'wio11 mtica, 'E dcspué, ll:ímt:me el rey como él quJStcrc', y que pasa a cmlo md1recro en la 1't.·r>itÍII >allrlriua. parece ser una セNエィ、。@ magmral. por lo feHz e irómca, de los compiladores 、 ャ ヲッョウ■・セ@ ame dos datos 」ッョエイ。、ャセN@ セ」ᄀLBGNュオョ・エ@ hartos ya de casos como éste. "" Ss, fol. 323'b: J. fol. 85'11; '. fol. 135•b. "'' Vananrcs:' de ャ ッセ@ ュッイセ@ om 1 ij Abenhabcd 1\ ': Aben.tbcdj · Abenhaben Ss 11 < yオセ。ヲ@ Abcnrcxefin flll. : Yuc Abenrexcfin Ss : yオセ。ヲ@ Abenrcxessm /\'. yオセ。ヲ@ セ「・ ョ エ」ケヲ@ J 11 d perctieS!oe )•"-' : pcrderién Ss 11 • el reY. don Alfonso de les 0111. ' 1 1 1 .lo que Ss . , 9uanro le f,\ ' 11 _les non mmsp. J ' 11 h non Ss J : no• ' 1J,' ctizen Ss) : セコ」@ 11 1 aセ」Qゥィ。、@ {' : Abeohabet J :fbenhaben Ss 11 k ayudancn r111. : ayudane Ss : ayud.man ) 1\ 11 todos o111. Ss 11 .tquende de b mar Ss : .1quende la mar J . aquén mar N 11 "con s: a)N J.J LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA 329 Desde el punto de vista compilatorio, esta presentació n plantea dos problemas. Por una parte, q ue se da en primer lugar la セク ー ッウA」ゥ￳ョL@ 。オセア・@ histórica, considerada erró nea, lo que puede 111duCi r a engan o. Por otra, q u e al separar la ver;ión legendaria de la entrada almorávide del párrafo q ue en el Toleda no le an tecede y donde se in trod uce a Zaida, la indicació n 'que e ra su suegro' qu eda 、・セZッ ャ ァ。、@ セ・@ aquella y sin justificación inmediata (pues la p resem ac10n d e Za tda se encue n tra muy lejos, en el pasaje situado e n_ Cr6rrica de Veirrte Reyes, X, IV y en F, l! l, 3 = PCC, ca p. 847, nuen tras que la invasión almo rávide se narra en X xxxvm correspo ndiente a F, III, 38 = PCC, ca p . 883). Sin ' duda po; 。Qセ Q 「セウ@ razon es, los com piladores de la Versi6rr sanclri11a optaro n po r ・ セQ ュ 。 イ@ la exp?sición セ ウ エ ￳ イゥ 」。@ d e los acontecimie ntos, dejan do solo la legendan a, y p o rue ndo e n su lugar un párrafo sobre Zaida, correspondi e nte al que trae d o n R od rigo: 120 Pues muertas todas estas mugieres, fincava' el rey don Alfonso por casar. E en estab sazón otrossí regnava en Sevilla Abenabeth, un moro de muy buenas costumbres< por sí e muy poderoso. E avié acá en el reino de Toledod las cibdades e villas e castiellos que avemo suso dicho< ante d:esco:r C u,enca, .?caña, Uclés e8 Consuegra, e los otrosh laga res que d tchos son. E av1e estonces aquel rey Abenabeth una fija donzella grand e muy fcrmosa e de muy' buenas costumbres, e amávaJa él mucho e avié ョ _ ョ セ「イ・@ z。ケ、Nセ@ E por mejoría d'ella e venirte meJOr casamiento por y, dio! セオ・ョ」。@ e todas las orras villas e castiellos que avemos contados, et ocorgogclos por suyos con buenas cartas e bien firmcs_l E el rey don Alfo nso, que siempre fuem muy ・ウ ヲ ッイセ。 、 ッ@ rey e muy aventu rado e de grandes fechos, pe ro que a Toledo" avié ganado," por tod esso non qucdavao de contender en fecho de amus, tanto que moros e cristianos avién que vcer en élJ.P 121 . En' エ ッセ@ ・ウセッL@ sonandob la su muy grand fam a< deste rey don Al fonso,d ovolo a 01r e saber aquella donzella doña <;::ayda. E tanto oyór d'este rey don Alfonso que era cavalleros grand e mul fermoso e libre' en armas 120 セ B@ ヲッャセ@ 181!'11-189'a (= PCG. p. 553ab); F, 111, 38, fols ss•a-s9"o1; O fols J171>-J17·"· • 121 Vaname,: ' fincava EO : fincó F 11 b E en esta EO : En esa r 11 < costumbres セoZ@ maneras F 11. del remo de セッ ャ ・、ッ@ O: el regnadp de Toledo F : C.tstiell.t E 11 suso d!cho E : d1cho セオウL_@ F : dicho de mso O )1 que son atltl. O 11 ' Uclés e E Zャ u、・セ@ Veles/· 11 tres add.,F 11 'ante(s) desto adtl. P (0) 11 J muy 0111. O 11 e .av1e nombre Zayda 0111. E 11 finnes EF: finmdas O 11 m stcmpre foc trarrsp. O 11 e de grandes ヲ・ セ ィッウ L@ pero que a Toledo 0111. O 11 6 mucho add. O 11 • por tod L'SSO non qucdava E : por con todo esto non dexava O : non dexava por todo eso 1 11 r veer en éll EO . fazer en ello F. p: 330 LA MOllA /A IDA, [ A. MONTANrR 1 IW rOS e en todo los otrosl sm fcchos, que se enamoró d'éll , e non de VISta, ca nunca·!'' viera, mas de la 1 su buena fama e del su buen prez que cresCié cada"' día e sonav:.t más. e enamoró" d' éll doña セ。ケ、@ tanro, que fuc a demás. Assí que, ciJa,.' mu y enamorada d' éll , como las m ugicrcs son sotiles e sabidoras pora lo que mucho an a taJante, 0 ovoP ciJa sus mandaderos deq cómo el rey don Alfonso andava esronces por Toledo e por las conquistas que fazJé {estonces }' en las villas de adcrredor d 'ella, e' era acerca de la tierra d'essa' doiia セ。ケ、N@ < E> ovo ciJa sus mandaderos con quien le envió dezir e rogar que oviesse ciJa la vista d'él, ca era muy pagada del su prez e de la beltat q u e·l'" dizién d 'éll, e que· l' amava e quc-1' qucrié veer. E aun por llegar el pleito mas aína a lo que ella querié , envió)' d ezir porv escnpro las villas e los legares" que su padre le diera, et que si él quisiesse casar co n ella, que-!' darié Cuenca e todos aquellos' castiellos e fortaJezas que· l' el padre diera.Y El rey don Alfonso. cuando este mandado le vino: ーャ￳セッ ᄋ jG@ mucho con aquellas•• nuevas e envió!' dez1r que viniesse ella dob toVIesse por bien ccc él que la vemiédd vcer de tod en todo. E unos dizen« que veno ella a Consuegra, que era suya efT acerca de Toledo; otros dizen11K que a O caña, que era suya otrossí; otros dizen aún"" que las vistas que" fueron en C uenca. 122 Mas las vistas ayan scydo o quicr," ca el fecho de lo que lab セ。ケ、@ querié acabosse, e nós vayamos por la cuenta< de nuestra estoria, que dize assí: Puesd que el rey don Alfonso comó su cavalleria grand e buena, 122 V.1riames: • En El· : E en O 11 b >onando l::/ : \On.wa O 11 e la m muy grand fama E : 1.1 muy grand 1:um r. la fama muy r,nd O 11 d e mld. O 11 • a atltl. 1 1 oyó EF. ッケセ@ dem O 1 • muy adtl. O 11 muy 11111. r 11 ' libre Er om l' O 1 1 J ッエイセ@ 0111. r 11 k nunca· ' tr.niSp F 11 la u111. O 11 "' el t1dd. P 11 " más. Se e namoró e : má5 que sc cn.tllloró f· : con que cada día más セ・@ cnamorava O 11 " ella 1 O d'ella E 11 u a ral.mtc /· : t•1lantc O : a ralcnt /:; 11 " ovo EO : cnvióle F 11 q dt• O : e de EF 11 ' por Toledo e por Q NQセ@ conquJ\l.l\ qut: f.1zié cstonces 0111. F (rx IJCJmoit>teleuto) 11 ' e 1; : cm o nce e 1 : e que O 11 ' l'ssa 0111. F 11 " 1' <1111. O 11 • un atld. F 11 セ@ logares LO : 」ュゥ ャ ッセ@ F 11 • aquellos EO lo' ッ エイ ッセ@ F 11 Y qul.. l' el padre d1era E : que le dJCra su padrc FO 11 • mandado le VIno E : mandado oyo O . nlJndadero vio F 11 .. .1qudbs EO : estas /- 11 bb e env1ól' dezir que vmJesse ella (a) do C (0) : dixo que do db F 11 " e 0111. F JJ vem1Í: E . mé FO 1 .. d1zen EO : d1z1én F 11 fT e u111. FO 11 101 d1zen <>111. ¡; 11 hh otros dJZcn (dez1én) aún E (0) · e ッエイセ@ d1zen F 11 " que 0111. F El pasaJC entrc las dm .1p.m ciones de 'e ovo sus mandaderos' está estragado. M cnéndez Pidal com1dcrJ que hay un mc1so y lo ed1ta de .este modo: ' Assí que dl.1 muy enamorada dell. como la, mugerc, son soriles cr セ 。「Q、ッイ ウ@ pora lo que mucho .m a ralenr, ouo cll.1 su'> m.mdadcros - et de como d rey don Alffonsso and.1U.1 cstonces po r T oledo et por ᄀLセ@ conqu1stas que f.1z1e cstonccs en las villas de adcrrcdor dclla ct era acerca de la tierra dcssa d on na <;:ayda - o uo ella sm mandadero' con qu1en le cnu1o dczu ct rogar que ッオj」ウセ・@ ella la VISta del' (Prr111rrt1 CrJrrim Gerreral. p. 533n), pero no da buen sentido. Prefi ero. pues. aceptar .1lguna de !Js lecciones de F y O y hacer dos númmos retoques, encerrando corre llaves lo que. a mJ JUrcto y de modo provmonal. corutdero repeuc1ones mdebtd.t.s, y h.1c1endo una ad1e1on con anolambda. j ji TRr HI STO IHA Y 1 r YENDA 3Jl e guardándose< todavía muy b1en que engaño nin rraic1ón non a nd1d1 esse y.f fue vecr a doña セ。ケ、N@ E desque se v1eron amos, s1 ella era enam orada e pagada del rey don Alfomo, non fue él' ュ ・ ョッ セ@ pagado d 'ella, ca la vio é)l grande e muy fem1osa e enseñada, e de mu y buen contenente, como·!' dixierank d'ciLl. E1 ovo luego sus fab las con ella e d emando )' que SI ella tal pleito querié d'éll,"' que si" se tomané cnsriana. Ella respondiol' que se tomané cristiana" e que·l' dané luego C uenca e todo lo áJ que su" padre le diera, e que fa rié エッ、。 セ@ las cosas del mundo que él JeP mandasse, e queq casasse con e lla. El rey don' Alfonso, vc.:ycndo cómo' era nueva la conquista que él fiziera de Toledo. e' lo que la セ。ケ、@ aviéu serié grand ayuda por averv Toledo m ejor parada," ovo su consejo con sus condes e sus ri cos o mnes, e rornob cristiana, como lo avemosx contado yaY suso ante desto, e casó con ella e fizo luego en ella' un fij o." E ella entregó de C uenca al relb e de LOdo lo ál, e al fijo mandó el rey poner nombre e, co n su sobrenombre, llamáronle do n Sanch AJffonso. Et diol' el rey luegodd a cnar ,¡) conde don García de Cabra . 123 Aunque el trasfondo de esta exposrcron es clarame nte De re/ms Hispa11ie, VI , 30, aquí sí se haJJa el desarrollo narrativo que faltaba anteriormente, lo que si n d uda pa rece justifica r la existencia de una fuente ép ica (leyenda o cantar breve) sobre este asunto. Esta impresión se refuerza te niendo en cuenta e l desarrollo del resto del episodio: la legendaria entrada de los almorávides llamados 124 por Alfan o VI y Abenhabet, co n la muerte de éste, y la unificación de Alandalús bajo la égida marroquí: 125 Q セG@ Vanantes: ' m セ@ las v i sエNャセ@ .1yan >eydo o gu 1er 11 : Mas bs v1sras áyame doquu:r O : Fechas las vista\, f:ígame y doqu1er F 11 b !,1 ''"'· O 11 e 1.1 cuenta El· : el cuento O 11 d Pues EO : d」|ーオcZᄋセ@ F 11 • e guardándo;c 110 : guardóse F 11 1 muy '""· FO 11 g. que El· : de O 11 " quc セョァ。ゥ ゥ ッ@ 111n tr:liCIÓn non and1thesse y 1:. : que ・ ョ ァjセッ@ 111n tra1c1ón non Nュ、ッカスセ・@ F: de cnga1io e de rra1ción que non. 。ョ、ッカゥ・ウセ@ 1J ' d 11 . el rey don Alfomo 1·0 11 J mur mld. 11 セ@ dlxleran EF : diXICron () 11 1 el add. F 11 m d.éll 0111. O 11 "SI t>lll. F 1 • Clla respond1ol' que se エッュ。ョセ@ cmttana EF · E ella dixo que sí O 11 • 'u EF : el O 11 P él le r : él E : le () 11 q e que L : de meJOr nuemre lJUl' otra cos.1. セッ ャ@ que con (sólo con que) F (0) 11 ' Cit>a\\e con ella. El rey don EF : con ella casa.ssc. E e l don O 11 · como EO : que F 11 ' con add. O 11 " qué mltl. O 11 ,. a エセ、N@ O ll セ@ e atld. b 11 ' d1cho e c1tld. O 11 Y >·a l: : ya en esta eswna F : en L>sta ・ウエッセ。@ O 1 • fLzo luego en ella E : tizo luego/· : fizo en ella O 11 .. luego 111/d. O 11 de ucnca al re> E : luego al rey Cuenca O : luego al rey don Alfomo de C uenca F 11 " nombre e, con su sobrenombr<' E : nombre do n Sancho e, con el su sobrenombre O : nombre con su no mbre r 11 dd el 12 rey luego tmrrs{'· O. ' El nombre es a adaptaCIÓn romance de la pronunclilctón t:Stándar ¡aben G。「セ、ャ@ del J ndalusí Aban 'Abbád, 」ャNゥセ i co@ lbn 'Abbad. PS E,. fo ls ll!\)'a-1!!!)'11 (• f>CG. pp. 5531>-55411); r. 111, 3N. fols 59'·,,....(,o'b; fols 3 •i.a-3 18'/•. Om1to aqu1 un pasaje. sin duda de fuente .írabe, sobre la cnlron1zanón de Yüsuf b. Tasulin. o o. 332 A . MONTANER rRUTOS 1 A MORA ZA IDA , ENTRE HI ST O RIA Y lEYENDA 333 Empós esto: el rey don Alfonso de Casoella e de León, cata ndo ya el debdo que aVJé con Abenhabeth, rey de Sevilla, padre de do1ia María la <;::ayda, su muger, ovo d'alli adelante su co1iocencia con éll e sus amoresb muy grandes.< E veyendo cómo ellosd era n los mayores omnes de España, pero que avié y otros onmes< muy grandes, assí como el rey de s。イァッセ@ e el der Torrosa, e otros que )'& eran muchos. e por razón de asseñorearlos e que en ningún lugar de España non les saliessenh de vassallage nin de pecho,' este rey don Alfonso, por consejo de Abenhabeth, su suegro, envió allendl mar a Áfri ca por los mo ros almoráv1des, que eran fijosdalgo e la mejor cavallería que en todos los moros avié. 126 1... ¡E a este Yuc;:af envió rogar el rey don Alfo nso quc-1' enviasse los almorávides a España. E él enviól' un su alguazil mayor que avié nonbre Alí.b E esto fue fecho, como dixiemos, por consejo de Abenhabeth, su suegro, rey de Sevilla, e los almorávides passaron a Espmia por ele mandado del rey don Alfonso. E eran muchos además, e mu y fijosdalgo, ed cavalleros muy esforc;:ados.< E pues que fueron aquend mar, cuedando el rey don Alfonso qu e serién der su ayuda contra todos los o tros moros, ellos catándose cómo eran muchos. acordáronse8 con los moros d'aq uend mar, e el su acuerdo fue ata] que tomaron aquel Alih que vos rey. E él, non acordándose de su señor yオ セ。ヲ@ dix1emos e 。ャセ£イッョ・G@ Abenrexefi n,J que·!' enviara por señor e cabctiello d'aquellos cavalleros, fizosse llamar Miramomelin, assí como su scñor. 127 E assí como cuenta la escoria, pues que aquellos moros que passaron de Áfri ca acordaron' con los de España,b fu eron todos en uno con aquel señor que pusieron e levantáronse contra todos los otros' moros e cristianos. E tiráronse luego todos del señorío del rey do n Alfo nso e non led quisieron dar el pecho como ames solién. E comen¡;:áro nle de guerrear e de·J' vuscar quanto mal podién•. 12R E salió a ell os Abenabeth rey de Sevilla, su suegro del rey don Alfonso, por vedárgelo,' e lidiaron con éll. E él. non metiendo la mientb 121 ' VanantL"'i: • Empós esto EF : E empós d'esto O 11 h amore> EF · moros O 11 e en uno add FO 11 d ellos 0111 O 11 < omnes 0111. F 11 1 rey add. r 11 a y 0111. FO JI h les saJjessen O ; les ..ahcssc E : le saliesse F 11 ' pecho EO : pechero 1 11 J allend EO ·allí en 127 Vanantes: • Abemexefyn ndd. O 11 b AJí E: Halí F: Halí Abenaxa O 11 ' d 0111. F JI d e 0111. FO 11 • commo dLx1emos add. FO 11 1 セ」ョ←@ de r111 : serian de F : セ・ イゥ ← ョ@ en O : セ・ョ←@ de E JI • - se om. E JI h Alí Alí E : Haly /· : om. O 11 ' por tJdd. O 11 J de su sei'ior yオセ。ヲ@ Abcntcxcfin EF: de yオセ。ヲ@ Abcmexcfin M1ramomelín. su セ」￱ッイ@ O 12 H Vanantes: • acordaron EF : acordáronsc O 11 b e add. O 11 ' omes add. F 11 d le 0111. F 11 • del vuscar quanto mal pod1én E : (de) vuscarle mucho mal F (0). r. A. MONTANER fRUTOS lA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y LEYENDA mn la voluntad a tanto, acaesCIÓ que·J' mataron en la batalla;< él non yendou a la batalla tan gu•sado como dev1era e pud1era. E matáronle mayom1ientre• por estas razones: por que diera セオ@ fua por mug¡er al cristiano, e tenién orrossi que él cristiano era1 encub1ertamientre. puesK 12 que tan grand amor avié con el rey don AJfonso. '' Alfonso, padre de la reyna 1 doña Maria la <;.tyda. Otro días mandóh el rey don Alfonso traer ame sí a aquel moro Abdalla, e en el' logar dond lm moros le ov1esen1 m.ís a ojo, mandó fazer pie.,as a esse moro AbdaUa, porque él fuera el que matara a su suegro Abenabeh. E pues que esto fue fecho, mandó ayuntar en un lugar las pie¡¡as d'aquel moro e adoz1r muchm de ャッセ@ másk nobles moros que fueran presos con éll, e quemarlos todm allí en uno.' ¡... J. E el rey don aャヲッョセN@ pues que fue pagado de lo que avié fecho d'aquella corredura e cómo avié crebantado e desonrrado e tomado su vassallo pechero a aquel Almiramolín Ali,m que tantos pesares e pérd1das le fiziera," tomose pora su tterra con muy grand ganancia e grand onra." 132 334 A estos pasajes, se añade la venganza del monarca casteUano, en dos fases; una primera tras la derrota de Sagrajas, con una 130 expedición a Sevilla: E en cssc a1io otrossí, pues que fue tomado a su tierra, como nunqua quedava de f.ner bien, sacó luego muy grand hueste de todos sus regnos e fue muy apoderado e muy de grand cora¡¡ón e muy sañudo. e entró por tierra de moros e corrió e robó e astragó fasta dentro en Sevilla. E aqu el moro Almiramomanín, maguer que tenié grand poder e era con éll el conde Garci Ordóñez con muchos cristianos, non fue osado nin se atrovo de salir contr'al rey don Alfonso. E el rey don Alfonso tomosse con grand prea e grand onra pora su tierra. La otra, tras el de astre de Uclés, con un ataque contra Córdoba en el que venga a u suegro (pero, extrañamente, no a su hijo), lo que cerran' a e 1 argumento: 131 E yaz1endo el rey don Alfonso sobre Córdova, un noble moro que aVlé nombre Abdalla• vcno de noche con muy gran compañna de moros e dio salto a desora en la hueste del rey don Alfonso. E los cristianos acog¡éronse luego< a las armas e sali eron a el lo'>, e prisieron vivo a E Abdalla e mJtaron todos los más de los suyos e catlvaron ュオ」ィッウN\セ@ aquel moro Abdalla matara• al rey Abenabeth, su suegro del rey don 12'' VJriantes: ' ved.írgc:lo EO : vedarlo F JI b l.t ament E : IJ<, macmes O : amcmcs 1 F JI e rulrl 1 1 1 d yendo J.!F : v1endo O 11 • mayonmenrrc 11111 O JI e temén orrosq que él cristiano era <!111. O (ex ltomt•iorrlruw) JI ' pues El : e por O. n u De los teso montos de b l 'rm6u saudtiii<I, ,ó]o E., fol 1 89•11. transtmte d pasaje. por lo que m」ョセエャコ@ Pida!. PCG. p. 554b, lo relega al aparato críuco. sm advertir que se encuentra tambaén en la Crá111ra de l'rilllr reyes, X. XL (e\ decir, en la 1'miáu cririr11, msセ@ S<, fol. 31.4'b; ), fol. 86'ab; ."'-:, fol. 137'n) y que, por lo ramo, procede de la Vmwu ¡mlllllll'•l. He aquí su tcxco (según Ss. pero en el caso enrrc corchetes sago a).'\? 'El rey don Alfonso, acordándose del mal e del que bramo que le acaesció, sacó muy grand hueste de todos sus regno' e fue correr a tierra de moros e comó e robó e amagó cuanro falló fasra Sevilla. E maguer que Yw;af Anmamonuníne (tenté( gr.md poder e era con él el conde Garáa Ordóaiez con muchos cmuanos, non fue osado de salltr conrra él, e romose el rey don Alfomo con grand ganancaa para m tiCrr.\ ' . '"E, fols IC)O'I>-191'11 (= PCG, p. 556a): F, 111. .¡o. fols ()¡ ' ,t-óz'a: O. foh Jt8'1>- J 19'n. 335 Menéndez Pida1 ('La Crónica Cmeral de Espr11ia', p . 141 ) se basa. precisamente, en la coherencia temática y argu mental de este relato para suponer, aunque no dar por sentada, la existencia del *Ca11tar de la mora Zaida: H ay sin duda, en este relato, indudables elementos poéticos: sobre todo, la princesa enamorada 'de oídas, que no de vi\ta', como en tantos poemas y romances, y los castigos con los que se consuma la venganza final. Pero esto no nos auronza a suponer un relato versificado, máo, bien que una simple leyenda en prosa, acaso oral. [... ¡ Para suponer que esa cstorin era un cantar épico es prec1so algún apoyo espeCial. que creo existe en este caso: la h1storia de Zaida abunda en episodios guerreros ーイッセ@ de la epopeya, y uno de Jos perso n;ües que n1terv1cnen en esas guerras, el conde traidor García Ordóñez, es person;üe conocidamente épico, que aparece en otros poemJs con el mismo carácter odioso. 133 lnd1cios, nada más, pero de bastante peso. 2 V.anantes: • AbdJIIa flO : Aldalla F 11 b a de-.ora en la hueste EF : en la hueste tbhoras O ji ' luego 0111 1· 11 de cativaron muchus 0111 . E 1 ' m.ttara EO : nutó de noche I 1 1 !.1 reyna om 11 1 otro día EF : otrosí O 11 • mandó O trdiiSJI. post Alfonso 1 J ' e en el EO : en F 11 J le ovaesen E : le (lo) カゥ」セョ@ 1'(0) 11 k ュセ@ om. 1 O 11 J h en uno EO : en un ugar F 11 m e tomado su vas\allo pechero a aquel Almir.unolín Alí E : a aquel H.ili (Aií) que se feZJcra ll.unar Miramomdín F(O) . J " ftzacr.1 U : avu: fecho O 11 gatw1c1a e grand onra EO . honra e con muy gram r¡manCia 1· cu rém1inos muy <mulares en Pnmcm Cni111ca Gmrml, 11, n Don Ramón se 」クーイセ。@ 1!79-80. Una カセゥ￳ョ@ Jlgo diferente dd argumento, pensando más baen en una 'prose legcnd·, r.lantea Salvador Martínez, 'Alfonso VI", p. 4: 'if therc ever was a Camar tlr la mora セイ■、エAL@ .1s m・ョセ、コ@ Padal contended, thl\ rowltlr 「・セL^。ョ@ wath an .1dulterous lovc afTaar, conanued wath the death of Zaída, the dasaster at Uclé<;, and thc death of thc boy-l.mg, and cndcd w1th thc defear and death of traatoro; 111 a ball of ftrc: m the out.\kam of Córdob.1·. Su suposición, conrrana a las fuentes, 'obre ese llliCIO adúltero le lleva a pom1lar que 'the Ctmrar de Id mora Zafdtt was not J \Ong of praise but a " J r ¡ 33Ó A. MONTANER FRUTO LA MORA ZAIDA, ENTRE HISTORIA Y LEYENDA Se ha de notar, no obstante, que esa aparente unidad en un o y otro plano es fruto, principalmente, de la propia compilación cronística, que no puede, de todos modos, evitar cierta falta de cohesión, ya que los sucesos aparect:n eminentemen te yuxtapuestos, en particular el ataque contra Sevilla y La presencia allí de Ga rcía Ordóñez (completam ente tangencial, por otra parte), cuya desaparición del arquetipo común a F y O quizá no se deba a un error, sino a la voluntad de eliminar un eleme nto con fuertes visos de postizo. En todo caso, lo que se advierte aquí es una mera taracea de matetiaJ procedente de las fuentes historiográ fi cas habituales de la Estoria de Espmia, lo que impide remitir la totalidad del mismo a un relato único y ho mogéneo. En efecto, la parte inicial, referida a Zaida, se vincula directamente aJ Toledano; la centraJ , sobre la invasión almorávide, combina datos procedentes de éste y del Tudense, con los de una fu ente posiblemente árabe, mientras que la parte final, relativa a las incursiones contra Sevilla y Córdoba, está tomada literaJmente de don Lucas, 134 y, por lo tanto, no prueban que existiese ese pretendido testimonio épico del que provendría el conjunto de la leyenda. Por lo demás, lo que no aparece explícitamente en las fuentes latinas, incluso el discutido asunto de las vistas, puede simplemente deducirse de los datos que ofrece Ji ménez de R ada, ajustados a la previa exposición de la propia Estorin de Espatin. Dicho en otros términos, nada hay en e l texto que justifique que fue don Rodrigo quien abrevió el relato de su supuesta fuente épica, como pensaba Menéndez PidaJ ('La Cró11ica Ce11eral de Esp01ia', p. 141 , y Pri111ern Cró11ica Ce/lera/, 11 , 879), y no los autores de la Versión Sllllcllina los que procedieron a una nlllplificntio de su modelo historiográfico. Ésta, además, sigue las pautas habi tuales de esta operación retórica, dado que la mayor parte del pasaje consiste en el desarrollo verbal de las ideas contenidas en su m odelo. 135 Constituye un ejemplo palmari o la conversión de ' H ec auditis magnalibus Aldefonsi' del Toledado en wammg ro both c 。 セエゥ ィ。ョウ@ and Leonese of the1r kmg's イ ・」 ォャ・セウ@ bchav10r .11 a partJcularly d1fficult mnc. Thc Cautar was an ann-Aifonsine tndiCllllC11t, an example 1101 to be followed' (p. 4), lo que me parece forzar las pruebas (mezclando los 1csnmomos lmtóncos con los ficticios), ya que SI un elemento legendano hay claro en todo este asunro y podría dar p1e a pemar en una leyenda. ép1ca o no, es precisamente el amor de oídas de Z.uda {aun cuando quizá lo inrroduJCSC Junénez de Rada, como se ha VIStO). IH Lucas de Tu y, CIIrouico11 1111111di, IV, 71: 'Vnde eodem .m no magno exercitu congregara usque Sibii1am uenit et innumerabiles srrages fecit ct in pace reuersus e>t. Erar cum Sarracenis comes Garsias Ordonii. qui Agarenos ad prelium fortirer animabar· (p. Joó); 'Sequenri uero die 1psum Abalddla IUSSit rex Adcfonsus. tndcnubu.s Mauns qu1 eranr セオー」 イ@ murum Cordube, frmrratim <s>cmd1 et IgilC c reman, qu1a occ1derar Benabet, socerum re¡,:is. De illis ct1am qu1 capo fueram cum illo et eranr fanuharcs 」ゥオセN@ ignc comburi iussir. V nde tcmr Sarracem de solucndo rnburo cum rege Adegomo finmter pep1genmt J... J ct rcuersus csr rex Adcfonsus m parnam cum mulus opibm er gloria magna' (p. 307). 337 E el rey don Alfonso, que siempre fue muy ・ウヲッイセ。、@ rey e muy aventurado e de grandes fechos, pero que a Toledo avié ganado, por md esso non quedava de contender en fecho de am1as, tanto que moros e cristia nos avién que veer en éll. En tod esto, sonando la su muy grand fama deste rey don Alfonso, óvolo a oír e saber aquella donzella doña <:ayda. E tanto oyó d'este rey don Alfonso que era cavallero grand e muy fem10so e libre en am1as e en todos los otros sus fechos [... J Cuando no es así, se trata simplemente de una deducción lógica o, al menos, posibilista de cómo pudieron pasar los sucesos aludidos, sin que haya nada que exija recurrir a una fuente independiente, pues Las únicas diferencias con el relato del Toledano dependen del ajuste ya visto en la actitud de los protagonistas. Si se considera que este planteamiento resulta fo rzado, bastará con comparar la parte sobre la invaston almorávtde de sus modelos, el Tudense y el Toledano, con la redacción romance concisa, correspondiente a la Versió11 pri111itivn y representada por la VersiÓ11 crftica, y la redacción amplificada que ofrece la VersiÓ11 sanclli11a: 136 Bセy。@ lo ha visto .1sí Cdtalán , L1 lpim espmio/t1, p. 61: 'El relato que incluye IIa Estona dt• Espaual セッ「イ・@ Za1da y sus "amores" con Alfonso VI (que Menéndez P1dal [... ] arnbuyc al "Cantar de la mora Za1da ") es, a nu parecer, uno entre otros muchos ejemplos de desarrollo de un pasaJe de la fuente según b récmca de coloraCión retórica empleada en la Jlrrsióu エセューャゥヲイ。、@ de 1 z89'. aunque no procede a demostrar su a seno. '"' Lucas de Tuy, Clmmicou muudr, IV, 71, pp. 305-oó. R odngo jm1énez de l'lada. De re/rus llispa111c, VI, JO, pp. 214-15. Vcn-ióu crítim, MSS Ss, fols J2J'i>-J2J"Il; f, fol. Ss"tl; N, foh IJ6'1>-IJ<í"a. Vmióu Slllldlillll, MSS E, ヲッャセ@ QXセOBN@ /·, ヲッャセ@ w"a-<JO'b: O, ヲッャセ@ J17•11-JI8'b. En 。ュ「セ@ crómcas alfonsí.:s doy sólo el イセクッ@ dd manuscmo base (Ss y E, respecnvamcnre), pero mdico algunas wprt">Ionc' entre llave\ y acepto Zセャァオョ。|@ lecciones de ャ ッセ@ otros resrimomos, encerradas entre corchetes. Subrayo además lO\ pasa_¡es que uo proceden con segundad de fuenrc launa, セュッ@ de otra posiblemente árabe. A. MONTANER fRUTOS Chroninm mrmdi Deinde hab1t0 consllJO cum I3enabet, cuocauit ad Y セー。ュ・@ partes De rel111s I-Jispm1ie Et de consiho soceri Auenabeth uocauit ab Affrica AJmorauides. qu1 111 gente Arabum 「。イセ@ tcnebant tune エイ。ョウュLQセ@ temporis principamm, ut gentes qlll: Almorabides siue eomm auxilio Almophades utcretur contra uocantur. Arabes cismarinos. Putauerat en im rex Adefonsus quod predicte gentes pugnarent cum cereris Sarraccms et mutuo gladio barban delerentur. 1 A \llORA LAIDA, ENTRE IIISTORIA Y li.Yf, NOA Versión crírim 1'c•rsián sa11dri11a el rey don Alfonso enbió por los almoráv1des por COnSeJO de Abenhabcld l, rey de Sevilla e de Córdova, que era su suegro, cuedando que le ayudariél n J conrra 1todos 1 los moros de aquende de la mar e que se matarién ellos unos con otros. E esta es la verdat. Empós esto, el rey don Alfonso de Camella e de León, catando ya el debdo que avié con Abenhabeth, rey de Sevilla, padre de do1ia María la <;::ayda. su mugcr, ovo d'aiJí adelante su coi'iocencia con éll e sus amores muy grandes. E veyendo cómo ellos eran los mayores omnes de España, pero que av1é y otros omnes muy grandes, assí como el rey de Sarago¡;a e el de Torrosa, e otros que y eran muchos, e por razón de asseñorearlos e que en ningún lugar de España non les saliessen de vassallage nin de pecho, este rey don Alfonso, pOr COnSeJO de Abenhaberh, su suegro, env1Ó allend mar a África por los 339 moro\ almoráv1des, que eran fijosdalgo e la meJOr cavallería que en todos los moros av1é. 1· .. ] E a t'S/1! Yll¡qf 1'1//IÍÓ ro,(!ar ('/ rey dotl A[(o11so que-/' euviasse los a/tll(mírlides a Espmia. E él ('1/Vicíf' U/1 Sil a{l!ua::ilmayor que aPié tl()//bre A /f. E esto fue fecho como dixiemos por consejo de Abenhabeth, su suegro. rey de Sevilla. E los Almorávides passaron a España por el mandado del rey don Alfonso. E eran muchos además, e muy fijosdalgo, e cavalleros muy esfor¡;ados. Sed ipsi Sarrace111 Almophades pamm glad1o. pamm consll1o ipsos Yspame Sarraccnm in suam concordiam redegerunt et constituenmt ex E pues que fueron aquend mar, cuedando el rey don Alfonso que sené de su ayuda contra todos los otros moros, ellos catándo,c cómo 340 A. MONTANF.R FRUTOS genere セオッ@ regem, quem M1rnmamohnum honoris grnria uocaucrunr. LA MORA ZAIDA, ENTRE IIISTORIA Y 1 EYENDA ernn muchos, acordaron con los moros d'aquend mar, e el su acuerdo fue ara! que IOIIItlYOII aquel A/{ que 11os dixiemos e 。ャセ£イッョ j ・@ rey. E él, 11011 acordá11dose de .111 seiior Yu(f![ Abellll'X!!/ill, q11d' Clllliara por seiior e cabdiello d'aquellos cml(ll/eros, fizosse llamar M iramomelín, assí como su セ・QッイN@ Facta igitur concordia mtcr Sarracenos Yspanm ct Affricanos, 1psi barban ceperunt regem Adefonsum grauiSSJJl1e molestare et omnino illi tributa sohra denegare. er m contrarium res euenit; nam cum 1psi in magna multitudine cisfrctasscnt, Mas commo quicr que ・セエッ@ fuesse, {e} pasó aquel rey moro con muy grand poder a aHセᄀᄋjコゥOュ@ Talhadm [h:ee Algezirat Alhadra[ e ayunráronse con él los mayores del Andaluzía e acordáronse todos con él en le ayudar e quitáronse del vasallaje del rey don E assí como cuenta la estoria, pues que aquellm moros que passaron de Africa acordaron con los de Espaiia, fue ron todos en uno con aquel señor que pus1eron e levanráronse contra todos los otros e ecristianos. E riráronse luego todos del señorío del rey don Alfomo e non le quisieron dar el Alfonso e non ques1eron darle el pecho commo solién, ames 」ッュ・ョセ。イ@ de le guerrear e de le fazer mal. Primo rcgcm Benabet occiderunr, co quod esset occulte Chrisoanus er regi Adefonso mm1o amore coniunctus. ceperunr Auenabeth grau ius infestare, adeo quod eum in quodam prelio peremerunt; reputabant emm eum, quia filiam et castrn Chrisriano dederat, Christianum. E cercaron luego a Sevilla e tomáronla e lidiaron con Abenhabe[d[, que era ende rey, por que diern la fija por muger al rey don Alfonso, ca tenién que cristiano cm, pues que tan grand amor avíe con él. E preudiéronle e11 baralla e eubiolo Yuraf alleude mar e tÓ11ole preso fas/a que mudó. Des{ fue ro11 su lutesle sobre Córdova e prisola, e mataron y al frjo de Abenhabe/d/, que la te11ié, e a oiro rey de Badalloz, que 341 pecho como ames solién. E 」ッュ・ョセ£イャ@ de guerrear e del vuscar quanro mal podién. E salió a ellos Abenabeth rey de Sevilla, su suegro del rey don Alfonso, por vedárgelo, e lidiaron con éll. E él, non metiendo la mient nin la voluntad a tamo, acaesció que·!' mataron en la batalla; él non yendo a la batalla tan guisado como deviera e pudiera. E matáronle mayomuentre por estas razones: por que diera su fija por mugier al cristiano, e tenién otrossi que él cristiano ern encubiertamicntre, pues que tan grnnd amor avié con el rey don Alfonso. 342 A. MONTANEn fRUTOS I.A MORA ZA IDA, ENTRE HISTORIA Y 1 FYENDA a11ir non/m· A betmlaftc?{ Demde, congrega ro m numerabilj agmme Maurorum, C hnstlanorum fines depredare ceperunt. Empós esto, ayunt.:Íronse los moros, tantos que non av1én cuenta. Et salieron a correr e astragar la tierra de 」イゥセエ。ョッウN@ C umqu e Wandalucii eorum potenciam perpenilissem, ad inuicem tractauerunt quid esset graci us aut Chnsoanorum porcos aut camelos Almorauidum custodire, et secte sue zelo comoti seruire Almorawilibus elcgerunt. Et ex tune ulcramarini et cismarini sub オョゥ セ@ regís regimine seru1eru nt. Quando los andalu zes v1eron el grand poder de los almorávides, pesoles de lo que avién fecho, e ovieron su acuerdo si se terruén antes con los almoravides o si con los cristianos, e acordáro nse con los almorávides. E desde esconces acá fueron los moros de aquende del mar e los de allende todos so un señorio Se advierte aquí el doble y complementario proceso de taracea de fuentes, con los consiguientes retoques de am10nizació n, y de amplificación retórica, que no exige ningún tipo de antecedente épico umtario. Queda, no obstante, la menció n de las disti ntas versiones sobre la localización de las vistas entre Zaida y Alfonso, que parece responder bien a la 'vida en varia ntes' de un poema tradicio nal y que es para don R amón la prueba definitiva e n pro de su hipó tesis: 34-3 Ahora b1en, esta abundanc1a de variantes es hab1tual en la transmisión de los cantares, y la Crórtica ofrece otros casos de acumulación de cUas, Jumficada por venir de te;-..1:os muy divulgados, conocidos de mucho , 1111entras que una leyenda en prosa ofrece menos variantes, y no es tan natural, dada su falta de popularidad, que fuese consultada en dos y tres redacciones diferentes por la Crórtica. 137 Hay aquí varias presunciones no demostradas y ya Deyermond (Ln lirerat11ra perdida, p. 127) ha señalado gue 'no es tan obvio como pareció a Me néndez Pidal gue los cuentos fol klóricos u otros relatos tradicionales en prosa tengan menos variantes que la poesía tradicional, ni es necesario aceptar gue una narrati va poética sobre Zaida haya sido épica'. M ás allá de esta obvia cautela, es esa nusma disparidad de opiniones la que o bliga a ponerse en guardia. En efecto, la existencia simultánea de tres variantes de bulto en la localización del relato no se compadece bien con la mínima fijación propia de una composición literaria, aunque se transmita oralmente (y especialmente si está en verso), como han constatado los estudiosos de la tradición oral, poética o cuenristica. 1311 Incluso si se tratase de narraciones legendarias, de constitució n formal más amorfa, un dato de contenido como ése seguramente resultaría más estable, dado que 'la leyenda o ral y tradicional se inscribe en unas dimensiones de espacio conocido y local, y de tiempo pasado, pero no inde finido ni irreal'. 139 Por otro lado, la fonna en que el texto cronístico se refiere a esa disparidad sugie re más bien una división de pareceres que una divergencia de fuentes completas. Dicho de otro modo, lo que comentan los historiadores alfan íes se adecua mejor al com ponamiento de la historia oral (entendida a este respecto IJ? Menéndcz P1daJ, 'La Cróccica Gecceral de Espaíia', p. 1.¡.2; lllSISte en ello en PCG, 11, 88o; Reliqccias dt• la poesla épira espaiiola (Madrid: Espasa-Calpc. 1951; rc1mp. con mcroducc1Ó11 de D1cgo Cacalán. Madrid: Credos, 1980). pp. liii y lvi; Lt épim medil.'llal イセーュゥッャエ@ desdr sus セイHョ・ウ@ lwsta scc disolccción eu el romancero, ed. de D1ego Caul.ín y Maria del Mar de Buscos, Obras Completas de R. Menéndez P1dal, XIII (Madnd: EJ.pasa-Calpe, 1992). pp. 246-47 y 445, n. 72. 1 Loui;-Jcan Calvec, La Trad11ion ora/e (Pañs: Presses U mvemtaJres de Francc, 1984). pp. 4o-4 1; cf. M1chclc Simonsen, Le Come popcclairrfrmt(ais. la cd. rev. (Paris: Presses Univerm:ures de France, 19$6), pp. p-53· u• José Manuel Pedrosa, César Jav1er Palac1os y Elbs Rub1o Marcos, Htroes, santos, moros y bnya!i (leyendas éprms, lristóncas y Bエ セゥイ。ウ@ de la tmdiriÓII ッイエセャ@ de Bctt;llOS). Poética, compamtismo y ctrrc>lexros. presentaciÓn de Maria Jesús LacaiT:l, Colección Tencenublo, 1 (l3urgos: Elías R ub10, 2001), p. 18. 344 A . M ONT A NER m UT OS como semillero de anécdotas dispares, a esas alturas m ás o meno legendarias) que de una tradició n literaria, pero m ás aún a La pro pia discusió n a pie de borrado r en el taller alfo nsí. En efecto, habida cuenta de que la exposició n de la Versi611 sa11chi11a no o frece en realidad ningún dato propiam ente nuevo, com o se ha visto, La dive rgencia de o piniones sobre el luga r de celebració n de las vistas puede simplem ente reflejar las discrepancias del equipo de histo riado res a la ho ra de ofrecer un desarrollo verosímil del relato y es bastante pro bable que responda a anotaciones al margen de los borradores alfonsíes que sirviero n de base a Los compilado res del taller de Sancho IV , en las cuales se habrían apuntado las diversas posibilidades (m eramente conjeturales) para localizar las vistas. Eso explicaria también el to no de distanciamiento de Los redactores de dicha versió n: 'M as las vistas ayan seído o quier [ .. .] e nós va yamos por la cuenta de nuestra esto ria'. 140 En conclusió n, lo más que puede admitirse respecto de la concubina de Alfo nso VI es que corrió al respecto una breve anécdota legendaria, más próxima al ámbito de la historia oral que al de la leyenda épica, y desde luego no al de los cantares, referida escuetamente al nombre de doiia María la (:ayda y quizá a su enamoramiento de oídas y a su entrega a Alfonso, la cual fu e reelabo rada po r Jiménez de Rada y posteri o rmente experimentó una notable amplificación por parte de los cro nistas alfonsíes. Dicha anécdota, al m enos en la versión de do n R odrigo, enlaza en parte con los motivos de la épica de frontera (el amor de oídas, la amada del o tro lado del linde, su conversió n al cristianismo para casarse), pero su brevedad y la falta de noticias sobre una difusió n temprana impiden concederle una existencia previa independiente y, po r lo tanto, el carácter gemúnal qu e a m enudo se le ha dado, en relació n con la épica de frontera y, en particular, con los m o tivos que aparecen en el Mai11ete y en Floovallt, que, po r el contrario, podrían haber influido en la elabo ra ció n definiti va del episodio de Z aida. l-lll Mcnéndez Ptdal, ' La Crónira qeneral de Espmia', pp. 14 1-42, y PCG. 11. 879-80, cons1dcra q ue est(ma des1gna aqu1 la fuente de mfom1ació n, un cant<lr puesto por escnto; pero el contexto deja claro, a 1111 ver, que セ・@ refiere セ i ューャ・ョエ@ a la matena tratada, a la h1stona objeto de la ョ 。ュセ 」ゥ￳ョN@ l A MORA ZAIDA, ENTRE HI STOR I A Y LEYENDA 345 9. EPÍLOGO HI STORIOGRÁFI CO De todo lo visto se desprende que lo relati vo a la concubina andalusí de Alfonso VI no depende de la existencia de un supu esto Ca111ar de la mora Zaida, sino que es eminenteme nte el イ セウ オャ セ、ッ@ de la イ ・セ ャ 。 「 ッ イ 。」ゥ￳ ョ@ historiográfica de info nnació n preVIa, 「Q セ ョ@ 、 セ@ la OlJSma procedencia, bien (complementariam ente) de la h1stona o ral. Esta constatación hace posible extrae r algunos coro larios relativos al funcio namie nto de la histori ografía m edieval y, más particularm ente, al de la cronística alfo nsí. En primer lugar, respecto de las fuentes, pero también respecto de los pro pios fin es y métodos de los historiadores involucrados. La creencia pidaliana en la existencia de cantos no ticieros, que carece de fundam ento positivo, 141 y su atribució n de cualquier variante de cierta impo rtancia en la transnusió n de un determ inado relato a una fuente externa y no a una consecuencia de la labo r de reescritura po r parte de los respecti vos cro nistas han llevado a multiplicar la suposición de cantares perd idos, q ue en numerosos casos se revelan com o puras fantas m agorías. Sin pretender en absolu to negar la existencia de refun dicio nes épicas ni de _su reflej o prosificado (lo que sería igualmente improcedente), se tmpo ne - no o bstan te - aplicar a la faz cro nística la navaja de Occam con un apurado perfecto. En este terreno, por contra, debe aumenta r el papel concedi do a eso que he de no minado de m odo genérico ' histo ria o ral'. N o se trata, desde luego, de sustituir sin más presuntos ca ntares por no m enos supuestas not1c1as de transmisión igualmente tradicio nal, aun q ue de constitució n fo m ul mucho más laxa. 142 Sin embargo, resulta necesa rio tener debidam ente en cuenta la dimensió n real q ue 141 v←セウ・@ aャセェ。ョ 、 イッ@ H1gash1. 'Una not<l a propósito 、 セ@ ャ ッセ@ camas notiCieros en el c1clo c1d1ano , en Calmlrrms, mott¡cJS y maestros ru lt1 Edad Media {.rlrta.s de /tu V jomatlcu de L. von der Walde, C. Company ) A. Gonz.ilez (México: UNAM; Mcdtrwlt·s), ・、セ@ Coleg¡o de Mcx1co, 1996). pp. llr-97: CaGllán, LA lptca espmio/a, p. 445; Mont<lner y セ」ッ「。イN@ Can11m Campidocroris, pp. 107-10. , Aunque al menos en este caso tenemos más que prob.1da constancia de m d•fus1ón Hカ・。ウセ@ セー・」。ャュョエ@ M?ntaner .Y. Escobar, Ccmttcu C11mpid0<toris, pp. 111-17). que Mcncndez 1 1dal, RclttJIIIIIS, p. lm, y PCG, 11, 1!76, 、・セーオ←ウ@ de demomar, trató de mmmuzar, a favor de las fuentes ép1cas, 「。ウZゥョ、ッセ・@ en las ・セ」。ウ@ ュセョc j oョ」ウ@ de los エ ・クエッセN@ >111 caer en la cuenta de_ que. la mayor ー。ョセZ@ de las notiCias procedentes de セ。ュイ・ウ@ d.: ァ・セ エ 。@ umpoco \011 Identificadas como ulcs, lo que hace セ Q@ argumento mopcrantc. J4Ó A. MONTANER fRUTOS LA MORA /AlOA, ENTRE lllSTORIA Y 1 rYENDA la memoria colectiva podia tener en una época de elevado analfabetismo, pero a la vez tan dependiente (para su legitimación) de la historia como fue la Edad Media. Se podrá quizá buscar un término que transmita mejor esta idea, o definir con más precisión qué es esa 'historia oraJ', pero me parece importante no perderla de vista. Porque los cantares son algo complejo y laborioso que exige un esfuerzo de creación y de transmisión, pero la fuma pública es ágil y volandera, y desde luego en el caso de Zaida parece innegable que algunos de los datos incorporados por don Rodrigo y aceptados en la Estoria de Espmia, aunque no necesariamente los más 'poéti cos', poseen dicho origen. En todo caso, aunque la cuestión de las fuentes sea capital en la adecuada interpretación del discurso hi toriográfi co, so pena de atribuir a éste lo que está en aquéllas o viceversa, el caso aquí comentado muestra que se debe ir más allá en el análisis. Es decir, no abandonar las fuentes, pero no quedarse en ellas, poniendo el acento en la propia constitución de cada obra histórica estudiada, con un desplazamiento de lo heurístico a lo henneneútico. En efecto, si algo enseña el caso de Zaida, más allá de la po ible procedencia de algunos datos concretos, es que muchos de los elementos tradicionalmente atribuidos a las fuentes, incluso aunque sean cultas, se deben a los arreglos (no sólo retóricos) de los historiadores, quienes no se limitan a compilar, sino que procuran redactar un discurso propio, narrativamente coherente e ideológicamente consistente (aunque no siempre lo logren). En ese sentido, la apreciación habitual sobre el alcance de la Versián sanchina de 1289 me parece harto insuficiente; por ejemplo, cuando Catalán escribe, a propósito del relato del viaje del rey Luis de Francia a España, que e tá 'ampulosam ente narrado sin recurrir a ninguna fuente nueva[,] sino a la compilación del Toledano y del Tudense' (La épica espmiola, p. 62) y apostilla que Este mismo planteamiento queda expreso en la caracterización de Crespo: 143 Habtda cuenta que la técnica empleada en el pasaje por el amplificador p.tra 'colore,tr' el relato es análoga a la que utihza en muchos otros episodios, empezando por el de la mora ZJtda que 。」「ュッセ@ de citar, a medias la substancia de los flondos comentanos de sólo セオ「ウ」イゥッ@ Martín acerca de los fundamentos políticos que en la amphficactón cree descubrir. (p. 62, n. s!l) 347 La tntervención del formador de esta obra es la más セゥュー ャ ・@ que 」オ。ョエNセ@ se pueden imaginar a la hora de elaborar una crómca nueva: consiste simplemente en reescnbtr el texto heredado en una amplificación puramente retónca. Esta reescritura está hecha de espaldas no sólo a ャ。 セ@ fuentes de la Estoria, sino incluso a los propios criterios alfonsíes. Desconoce, por ejemplo, la idea segú n la cual la mona rquía asturャ」ッョ・セ。@ no era セゥ ョ ッ@ una continuación de la goda, stn solu ción de conrmuidad en la invasión mustúmana. Esta idea cst<\ claramente contradicha en la amplificación de 1289. Por contra y aun sin entrar a evaluar aquí la interpretación política de Martin , 144 que Catalán desestima sin más con el mal contenido desdén que a menudo instila en la obra citada, es de notar que resultaría sorprendente que la reescritura (medieval o no) de una obra historiográfi ca se Üm1tase a una mera labor de 'coloración retórica', dada La carga ideológica que el género ha portado desde siempre. 145 En efecto, resulta inadecuado achacar a mera incomprensión del modelo alfonsí la subversión del modelo neo-goticista, cuando se trata de una actitud cuyo trasfondo '"Juan Lhumra Crespo, 'La Estoria de Espmir1 y las crómcas generales', en Al(c>11so X rl Snbi<> y lr1s cní111ws de Espmia, ed. de Inés Fem:indez-Ordóticz (Vaii.Jdoltd· ·centro para 1.1 Etltción de lo> Clásicos E\pañolc:s, 2000). pp. 107-32 (p. 1セッIN@ " c・ッイセ」Zウ@ Martm, 'L'Esc.•rboud..- de Saim-Oems, h: ro1 de Fr.mce ce l'cmpcrcur d"Esp.lgtle', en Sc111U-Dmis er la myawé: ét11rll's セヲュウ@ ,¡ Ilmwrd Cltt'IIÍ't•, cd. de F. Aucr.md, C. C.lllvard y J. M. Mocgltn (l'ark Pu bltc.mons de 1.1 Sorbonnc. 1999), pp. KSYM\セN@ y 'Dam I'Aceher des faus.sa1res. Luc de Túy, Rodngue de Tolede, Alphome X. S.mche IV: tro1s exemples de manipulanons lmtonques (Lcón-C.1sllllc, x•uc s•ccle)'. CLCJ J.\1. 2.¡ HセッQIL@ セ W YMjo|iN@ Bセ@ A1i bs cm.Js. quu.í llll resulte oc1oso recordar ,¡qui que rodo cscnto. ya sea h"ronCisCa n no, \lemprc se crea )'eS IIJc-¡w.( (como expre<,1 la rradi(IÓn juda•ca), es 、セ」Qイ@ .•1 pJrur de lo que hay (quía nihil ex lllhilo). pero no sólo tk·sdc IJ consmución retórica, sino de,de d pumo de vista de la nueva integraCIÓn de la\ 1deas Por eso no son pm1ble> l.1 cop1a o mmauón d•reCLl>. smo que en 1.1\ vanamc> \IC:mpn: セ・@ meroduce, aunt¡U<' \C:J mcomc1cnte y veladamente, la mc:ncahd.1d de I.J nueva <:poca (par.1 CJCmplos de lo cu.1l en d caso que nos ocupa, con bs relle'i.lOnes ceóncas perunemes. puede vcr;e Mom.mer, P.>litica, llisll>rid y drdllltl, pp. +J-<l(J). GraCias a ello, las mterpolaCJones ーオセ、・ョ@ 'er descubiertas por qUJc:ne\, con oído .ltento, 1abcn escuchar 1.1 pohfonia de l,t\ ludus ideológicas que se enrabbn demro de 1.1 nmm.1 mihz.JCJÓn 、セ@ l,1s palabra\, mdmo la'> que parecen ser mer.um:mc: rcrónc,ls. Adviértase. no obstamc, que C\CO no \lgmfic.1 que el fin pnmord1al de tod.1 (rc)ci.Jbor,KIÓn hceran.1 sea el Jdcológtco, \1110 que este componente ha de ser ccmdo en cuenta en la med1da oportun.l en r.1d,1 ca'>o. A. MONTANER 1-RU r OS LA MORA ZAIDA, ENTRE HI STORIA Y l F.Y[Nl)A político es bien evidente. Se ha de subrayar adem ás qu e el análisis de M artin pone también de manifiesto cómo los historiadores del taller de Sancho IV se molestaron en volver a las fuentes para su reutilización, en contra de lo sostenido por Crespo . En el caso de Zaida se advierte un comportamiento semejante, pues, como se ha visto, al narrar la entrada de los almorávides en España, la Versió11 sa11chi11a, además de eliminar la primera de las dos versio nes que ofrecía la Versió11 primitiva, para dar mayor autoridad a la relacio nada con Zaida, recuerda la relación entre ésta y Alfonso, recurriendo básicamente a Jiménez de Rada , a fin de hacer comprensi bles las referencias subsiguientes. Aho ra bien , no sólo es evidente que los historiadores de Sancho l V revisaron la fuente latina del episod io, sino qu e, al tiempo, se preoc uparon de trabar la coheren cia interna de su propio discurso, dado que todo el pasaje ai1adido con respecto a la Versió11 pri111itiva es en buena parte una extensa glosa al ' po ra aver a Toledo mejor parada' que se había explicitado en la primera aparición de Zaida (MS E,, fol. 162rb = PCC, p. 52ra) y que ahora se vuelve a repetir: 'por aver Toledo mejor parada' (MS E,, fol. 189ra = PCC, p. 553b). Esta reiteración no es inocente, puesto que además de su obvio papel cohesivo, subraya que la vinculación con la princesa andalusí no obedeció a un capricho sentimental o pasional del mo narca, sino a una determinada vo luntad política, como corresponde a un matrimonio de Estado. Puede, ade más, señalarse un aspecto com plementari o de esta reelabo ració n y es que el ofrecimiento de Zaida a Alfonso previo a las vistas, podría tratarse de un reflejo del diálogo e ntre Galiana y M ainete (MS E,, fol. 1 2vb = PCC, p. 34La), como puede advertirse al enfrentar sus respectivas palabras, pese al cambio de estilo directo al indirecto: Aunque se modifican los dones, el pasaje parece claramente im1tado del modelo épico, bien a través de la versiÓn prosificada anteriormente en la propia Estoria de Espaiia, bien a través del cantar castellano, que seguramente aún se difundía en Toledo. 146 Es también bastante probable que remita al Mai11ete el protagonismo que adquie re el padre de Zaida, no ya en la ven ida de los almorávides (que en definitiva remonta al T udense), sino en la propia dotación de la princesa. A este respecto, cabría subrayar en la Vcrsió11 sa11chi11a la posible intención de en laza r, a través de tales remin iscencias, la figura de Carlomagno y la de Alfonso VI, en el marco siempre de una dignificación toledana. A la vista de este tratamien to, no cabe p ues reducir la labor historiográfica del taller de Sancho IV a una mera amplificación retórica de sus fuentes, aunque efectivamente ésta se haya producido, como queda demostrado. En consonancia con lo previamente seña lado por Martin y otras aportaciones recientes sobre esta versión, 147 lo aqui visto apunta, por contra, hacia una refundición de conjunto de la Estoria de Espaila guiada por fines específicos, tanto estilísticos (más allá de la mera a111plijlcatio) como ideológicos. Una última y muy interesante posibilidad que ofrece el episodio de Zaida es la de asomarse a las bambalinas del taller historiográfico alfonsí (y a su heredero y continuador, el sanchina) y entrever a los historiadores regios manos a la obra. Me refiero, no sólo al apa 1io respecto del nombre de pila de Zaida, sino sobre todo al momento en que se recogen las diversas localizaciones supuestas para las vistas entre la princesa andalusí y el rey castellano, que, como se ha visto, refleja prácticamente la discusión del equipo técnico a pie de borrador, con esa salida final GAl iA NA ZAIDA E si vós quisiéredes fazenne pleito que me levásscdcs convusco pora Francia, e me fiz1éssedes cristiana, et casássedes co•mgo, yo vos daría buen cavallo e buenas am1as, e una espada a que d1zen Joyosa, que me aquel Bramam. ovo dado en 、ッョ。セ@ E aun por llegar el pleito mas aína a lo qué ella querié, envió!' dezir por escripto las villas e los logares que su padre le diera, et que si él quisie se casar con ella, que·!' darié Cuenca e todos aquellos castiellos e fortalezas que·!' el padre diera. "" Como queda d1cho, a esta ュQセ。@ mfluenc1a en una fecha anrenor se debe muy probablemenre d ,1mor de lcmh que incorpora el rdam del Toledano. Para todo lo hacen ャ。セ@ 、 Q カ」イウNQセ@ カ」イNQッョセ@ de l.1 Estona de relanvo al rratam1emo que del N |ャ AGュセエ・⦅@ ャZNウェセ\L@ カ←。セ・@ QSNuセ」。@ 'La tr.IWc1on ep1ca de ャ。セ@ Et!f<mm . " Fernando Gómcz Redondo. Histori.1 de la ¡trostl medit'l'•11 mstellaua, 1: lA crcaoóu 、セャ@ dtsmrw promtiro: el rmrauwdo conesauo (Madnd: C:ítedrn, 19!)1!), Nセpᄋ@ 96!-óf: lne Fcmández-Ordóñez. 'Vananón Ideológica del modelo hmonograh;o allons1 en el セQァャッ@ X 111: ャ。セ@ vcmoncs de la Estoria de Espmia', en Lo lustcmtl エセャサッsiZ@ セO@ motlrlo }' s11s dc•>tmos (s(l!los XJ/1-XJI ), ed. de Gcorgcs Marun (Madnd, Casa 、セ@ v・ャ。セアオコL@ zooo), pp. 41-N, y 'Vcr<1Ón (o Crómca) amplificada de 1289, en dキッオセョ」ャ@ jャッゥセc\@ dr literatura mrtlrePIII cspmiola, pp. 986--96; Franc1sco b。セャエsN@ 'H,lCI<l ;uu nueva "versión" dt: IJ Estoria de Espmia: texto y fom1a de la l'emóu de cmclw 11 . l11optl, 23 (200] 120041). 1-59· 349 350 J5T A. MONTANER IRUIOS 1 A MORA /.AlOA, ENTRr IIISTORIA Y 1 1 YI.NDA a la desesperada. A este pasaje puede añadirse otro que remonta a la VersiÓ11 primitil'll de la Estoria de Espaiia y que de forma algo distinta, pero en definitiva muy semejante, muestra tamb1én esa labor colectiva. Se trata del párrafo en que, tras narrar la infructuosa persecución por parte del Cid de Vellido Dolfos, ya abatido el rey don Sancho, los cronistas se creen en la obligación de hacer las siguientes precisiones: 1411 Este interesante comentario muestra 111 pracsclltía a los compiladores, como en el caso de Z;uda ('e después que la llamasse el rey como se él quisiesse', 'mas las v1sras ayan seydo o quier, [... ¡ e nós vayamos por la cuenta de nuestra estaría'), a partir, en este caso, de la existencia de una discusión ('non fallan / ... [ ninguna cosa en que le travar') sobre la figura del Cid en la corte de Alfonso X ('los omnes buenos e los sabios que [... J fablan'). En efecto, todo indica que este episodio se ha bía convertido en un punto de controversia sobre el C id, en un 'caso' del retraer o departir co rtesano, 149 que además justifica la estructura vindicatoria de todo el episodi o consagrado a la huida de Vellido, ya que reproduce implkitamente los argumentos de esa discusión: si llevaba espuelas o si no, si pudo o no pudo matarlo, por qué el Ca mpeador no entró en la ciudad ... , como si asistiéramos al mismísimo momento en que se está discutiendo el asunto. Es más, el comienzo del párrafo ('en todos los feches de amus por ho el Cid pasara') posee un claro aire de conclusión y recapitulación de esa disputa, reflejando bien un contexto en el que se planteaba la valoración del conjunto de la vida del héroe, lo cual revela la difusión de su historia en la corte de Alfonso, así como el interés y las discusiones que allí suscitaba, de todo lo cual constituyen una magnífica huella todo este pasaje y los elementos del episodio que no resulta posible vincular co n una fuente épica. Los historiadores, ' los sabios', habían participado sin duda de esa animada discusión junto con los cortesanos, los 'omnes buenos', y terciaban en ella, zanjando la disputa con la estoria en la mano. En definitiva, se advierte que tanto la huida de Vellido como 1fersiá11 crftica E en todos los fechos de am1as por ho' el Cid pasara non fallan los omes buenos e los sabios queb de barraganías fablan ninguna las' ウオセ@ cosa en que le travar, sinon en ésra,d que non entró en pos él' por las puertas adentro e que non le mató, pues que tan a¡;erca d'él iva/ pero que lo non fizo él en ninguna manera por razón de covardía nin por miedo ninguno que él oviesse de muerre n111 de presión, mas8 fue trascuerdo d'él, que non seh apercibió ende tanto como deviera. ' por ho N : pero Ss 11 b que 0111. 1 1 d ésta Ss : Ss 1 1 ' las Ss : la esto N 11 • el Ss : d'él N 11 r d'él iva tra11sp. N 1 1 11 mas iter. Ss, 1 1h non se trn11sp. t Vrrsiá11 sa11chillll E en todos• fcchos de armas por o el Cid passarah non f.1llan los omnes buenos que ene las sus bnrraganías fallen en quéd rravnr sinon en ésta: porque non entró empos éll' por las puertas adentro e que·!' non mató, pues que·!' alcan¡;ava. Pero non lo fizo él aquello porll n111guna manera enh razón de covardía nin por miedo ninguno que él oviesse de muerte n111 de pris1ón, mas fue trascuerdo d'él, que se non aperc1b1ó ende tanto como' devicra. • los add. F 1 1 b passara E : pasó F 1 1 ' en E : de r: 1 1 d fallen en qué E : fallan ninguna en qua! F 11 d ésta E : aquésta F 11 r éll E : de él F 1 1 g Pero non lo fizo él aquello por E : Pero que lo non fizo él en F 1 1 h en E : por F 11 ' non mld. E "" 1'mi<m crÍiim. MSS Ss. fol. 197'b, y .\, fol. 102'/l; l 't•móll .<a11dmw, MSS E., fol. epL\OdJo, Junque 'm profundizar en 154'b, y F, fol. 22•a. Sobre el conjunto de ・セエ@ el aspecto que ahora comemo. remim J Alberto Momaner. 'L1 hmda de Velhdo, ¿por l.t, イオ」エ。セ@ o el posngo? (o De la Clrromr,, N| G エセ・イQュ@ y las ヲオ・ュセ@ 。ャヲッュ■エセIGN@ en l lrt<1.< tlr S Ct>rwr.< de /'AssoállcíÓ Hispa11iw de Litmltttrd .\frdirP.r/ (AI<Iclllll, r6-zo tlt• scrcmbrr de zooJ) (Ahcanrc: Umvcrm.1t d'Aiacam, Jen premal), y M.1rra Lacomba, 'Au-ddi du Carrrar dt• mio Cid: les épigones de la geqe Cld1e11ne 、Nュセ@ 1.1 lmératurc IJI\tOnogr.•plm]ue ca,rillanc de la fin du X ll k siccle' (te>IS doctoral méd1tJ, Lyon. Ecolc Nonnale Supéneure, Lerrres ct Sciences Hunmnes. 2003). pp. 262-65. "'' Tal y como lo rc.:OCJan b> Partrdas, 11, IX, 30: 'Retraer cn lm fecho,, o en l.c> 」ッセN@ cómo ヲオセイ」ョ@ o セッョ@ o pueden ser L'S grand buen cstanc1.1 .1 los lJUe en ello !klbcn .wcmr. J.. ·1 E nenpo deven carar que convenga a b CO><l que qUieren retraer. mostr.índolo por buena palabra, o por buen cxcmplo, o por bucn.1 tazaña, otra que セ」ュj。@ con aquella, para Jlabar la buena e para 、・セ。「イ@ la mala' y JI , XXI, 20: 'E por 」セエッ@ 。」ッセエオュ「イカョ@ lm cavallcro,, quando comían, que le'> leycs\cn bs eston.c> de lo> ァイ。ョ、・セ@ fechos de ann.Js que los orros fizieran. e lo; sesos e lo> lセヲオ・イッウ@ que ovieron para \aherlos vencer e acabar lo que queríJn. I: allí do non avían tales e\cnruras. fazíanlo retraer a lov cava! le ros buenos e anc1anos que セ・@ en ellos accrtavan · (c itO por Lils Sim pエセイゥ、s@ drl s<Jbio n'Y d,,, Alor/So rl .\'otto, nuevamente glosad,1s por el L1cdo. Grcgono López, 7 vol\ (Salamanca: Andrea de Portonams, セG[@ cd f.1CS1m., Madnd: Boletín Oficial dd eセエ。、ッL@ 1974), 11. fo); 30'a y 75'11) . Sobre e<.tas leyes y su alcance, vé.1se Jhora j・セウ@ Rodrígw:z Velasco, 'Los Q イッョゥウエ。セ@ y la ticc1ón Jc la Ignorancia', .'lttllll)'''· 13 (2004), Jen prensal. 352 A. MONTANER FRUTOS lo relativo a Zaida nos dicen mucho más sobre la propia historiografia, sobre su entorno, sus cultivadores y sus métodos, que sobre posibles leyendas o cantares, desplazamiento del epicentro interpretativo que, a mi entender, a e tas alturas debiera resultar paradigmático. 150 1-;., Al tin.1hzar 」セエ。@ líneas, debo agradecer a van os 」ッャ・ァ。セ@ m valtosa ayuda. En a 13arry Taylor, por su pac1enc1a como cocd1tor de este ho menaJe, prum:r ャオ セLG。イ@ s1empre dispuesto a resolver dudas de prescmac1Ón y a aportar su auxil1o blbliogr;ífico. En ¡me último terreno debo incltür también ャ。セ@ oportunas contribuciones de Cnsnna Alvarez M11lán y de D1ego Navarro Bo mlla. Las Citas de texto' árabes se han benefinado, como Siempre, del mmeruo saber y certero entena de Fedenco Comente. [) problemáticO epitafio de Z31da ha s1do objeto de .anunada y frt1cdfera dJscus1Ón a vanas bandas con Rocío Carande. Javier del H oyo, A11gel Escobar y Joan Gómez p。ャゥイ ・セ@ y セオ@ eqmpo. l ッセ@ apartados 8 y 9, cn fin. son el resultado. más que de un mero mrercamb1o de pareceres. cas1 de una colaboración con Franc1sco Bautista, cuya perspccnva renovadora y ー・イウQセM。」@ observaciones han s1do muy Importantes en el resultado final. Además, el apartado 9 セ・@ ha beneficmdo de l.tS sugerencias de GIScla R01tman. Este エ セMウュョッ@ de b'Y11titud, no tmpbca, sm embargo, que los c1rados ・セエ← ョ@ complct.lmcnte de acuerdo con lo que aquí ;e expone. 111 le; transfiere responsabilidad alguna por los errores de pbmeanuemo. nudo o desenlace en que haya pod1do mcumr, y que quedan de 1111 exclus1va responsab1hdad.