En junio de 1981, científicos en los Estados Unidos informaron de la primera evidencia clínica de la enfermedad que más tarde pasaría a ser lo que se conoce como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida. Su causa, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se identificó en 1983.

De acuerdo con ONUSIDA, desde el inicio de la epidemia, en torno a 85,6 millones de personas han contraído la infección del VIH y alrededor de 40,4 millones han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el sida. En 2022, 39 millones de personas vivían con el VIH y el 53% de ellas eran mujeres y niñas.

El VIH está presente en los fluidos corporales de una persona que ha contraído la infección (sangre, semen, fluidos vaginales o leche materna). Se puede transmitir a través de relaciones sexuales sin protección y también se propaga entre las personas que consumen drogas intravenosas con jeringuillas no esterilizadas, así como por medio de productos sanguíneos no controlados. Las madres pueden transmitirlo a sus hijos durante el embarazo, el parto o el amamantamiento si estas son seropositivas.

Tratamiento antirretrovírico

Durante las décadas posteriores, la tasa de infección de personas con VIH aumentó de forma drástica, al igual que lo hizo el número de fallecidos, pero un nuevo tratamiento antirretrovírico comenzó finalmente a prolongar la vida de aquellas personas que habían contraído el virus. A finales de diciembre de 2022, casi 30 millones de todas las personas que viven con el VIH tenían acceso a la terapia antirretroviral. Sin embargo, a pesar de que el número de nuevas infecciones por el VIH ha disminuido, todavía existe una cantidad inaceptable de nuevas infecciones, así como de fallecimientos relacionados con el sida que se producen cada año. En 2022, 1,3 millones de personas se infectaron por el VIH y alrededor de 630.000 personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida.

Desde 2010, las nuevas infecciones por VIH han disminuido de 2,1 millones a 1,3 millones en 2022 (de 310.000 a 130.000 en niños). Las muertes relacionadas con el sida han disminuido un 69% desde el pico de 2004.

Las desigualdades de género y la falta de tratamiento retrasan el fin del sida

Los efectos de las desigualdades de género suponen un riesgo para las mujeres frente al VIH, especialmente en el África subsahariana, donde las mujeres y las niñas representaron el 63% de todas las nuevas infecciones por VIH en 2022. Las masculinidades nocivas están desanimando a los hombres a buscar atención.

A pesar de los avances, el sida se cobró una vida cada minuto en 2022. A nivel mundial, ese mismo año, alrededor de 9,2 millones de personas que vivían con el VIH no recibían tratamiento contra el VIH y alrededor de 2,1 millones de personas recibían tratamiento, pero no pudieron acceder a supresión viral. El progreso en la medicación es especialmente lento en Europa Oriental, Asia Central, Medio Oriente y África del Norte, donde solo alrededor de la mitad de los más de 2 millones de personas que viven con el VIH recibían terapia antirretroviral en 2022.

Los hombres que viven con el VIH todavía tenían significativamente menos probabilidades que las mujeres que viven con el VIH de recibir tratamiento en el África Subsahariana, el Caribe, Europa Oriental y Asia Central

La brecha de financiación para el VIH va en aumento

La financiación para el VIH, de fuentes tanto internacionales como nacionales, disminuyó en 2022 y volvió a niveles de 2013. La financiación ascendió a 20.800 millones de dólares en 2022, muy por debajo de los 29.300 millones necesarios para 2025.

ONUSIDA afirma que ahora existe una oportunidad para acabar con el sida aumentando la voluntad política e invirtiendo en una respuesta sostenible al VIH financiando lo que más importa: prevención y tratamiento del VIH basados ​​en evidencia, integración de los sistemas de salud, leyes no discriminatorias, igualdad de género, empoderamiento y redes comunitarias.

ONUSIDA

Las Naciones Unidas se han situado a la vanguardia de este progreso. Desde 1996, sus esfuerzos están coordinados por ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA. Esta es una innovadora iniciativa conjunta de la Organización de las Naciones Unidas, que aúna los esfuerzos y los recursos de 11 organizaciones del sistema de las Naciones Unidas para unir al mundo en la lucha contra el sida. Entre estas se encuentran ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y el Banco Mundial.

Objetivos para poner fin a la epidemia de sida

Objetivos de Desarrollo del Milenio

En el año 2000, durante la Cumbre del Milenio de la Asamblea General, los líderes mundiales establecieron unos objetivos específicos para detener y revertir la propagación del VIH. Los jefes de Estado y los representantes de gobierno aprobaron la Declaración de Compromiso en la Lucha contra el VIH/SIDA que estableció una serie de objetivos nacionales y acciones mundiales para revertir la epidemia. En 2002, se creó el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. En 2006, la Asamblea General realizó un examen de alto nivel del progreso realizado desde su sesión especial y aprobó así una Declaración Política de 53 puntos sobre el acceso universal a la prevención del VIH, el tratamiento, la atención y los servicios de apoyo.

Los líderes mundiales se reunieron en Nueva York para celebrar, en junio de 2011, la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de la Asamblea General. Un evento que adoptó otra Declaración Política para intensificar esfuerzos de cara a la eliminación del VIH y el sida. Promesas que definían los siguientes pasos en la respuesta mundial al VIH.

En 2015, el mundo alcanzó los objetivos relacionados con el sida presentes en el sexto Objetivo de Desarrollo del Milenio: detener y revertir la epidemia de sida. Este destacado logro supone que, por primera vez, un objetivo de salud mundial se ha alcanzado e incluso superado. A mediados de 2015, el número de personas con acceso a terapia antirretrovírica alcanzó casi los 16 millones, el doble que cinco años antes.

El mundo ha detenido y revertido la propagación del VIH. Se ha conseguido disminuir la epidemia de forma drástica. Ahora la respuesta va más allá: acabar con la epidemia de sida para 2030.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Acabar con la epidemia de sida para 2030 es una parte integral de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron adoptados unánimemente por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015. Las lecciones aprendidas en la respuesta al VIH desempeñarán un papel fundamental en el éxito de muchos de los ODS; especialmente en el ODS 3, sobre salud y bienestar y en los objetivos relacionados con la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, así como con la reducción de las desigualdades, con las alianzas mundiales y con la creación de sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

 

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