OMS/S. Torfinn
Mosquito Anopheles adulto en el instituto de investigación KEMRI/CDC en Kisumu, Kenia
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Nuevos horizontes en el control de vectores

Varias innovaciones pretenden colmar las lagunas en la lucha contra el paludismo actuando contra los mosquitos que propagan la enfermedad.

11 de abril de 2022

Desde que Sir Ronald Ross descubrió los parásitos del paludismo en un mosquito Anopheles en 1897, el control de los insectos vectores ha desempeñado un papel cada vez más importante en la reducción de la carga de la enfermedad. Durante décadas, después de la Segunda Guerra Mundial, el rociado de interiores con insecticidas de efecto residual fue la única arma contra los mosquitos, y resultó ser un instrumento contundente y razonablemente eficaz para proteger a las personas dentro de sus hogares. Luego, a partir de principios de la década de 2000, los mosquiteros tratados con insecticida se convirtieron en una nueva adición a las estrategias de control vectorial de los países.

Gracias, en parte, al amplio despliegue de estas dos intervenciones recomendadas por la OMS, el mundo consiguió notables avances contra el paludismo en el periodo 2000-2015. Sin embargo, los avances se estancaron, y esta preocupante desaceleración se vio exacerbada por la COVID-19. Según el último informe de la OMS sobre el paludismo en el mundo, en 2020 se produjo un aumento de la carga mundial del paludismo, con una estimación de 627 000 muertes y 241 millones de nuevos casos de la enfermedad.

Para retomar el camino y cumplir las metas establecidas por la OMS de reducir en un 90% las tasas de incidencia y mortalidad del paludismo para 2030, será necesario renovar la atención mundial, aumentar la financiación y seguir investigando y desarrollando nuevas intervenciones, entre otras acciones. En el campo de la lucha antivectorial, los investigadores están trabajando en varias innovaciones que pretenden mejorar los esfuerzos por combatir la enfermedad.

Mejora de los mosquiteros: ampliar las composiciones químicas para vencer la resistencia

Aunque los mosquiteros tratados con insecticida son ya una parte fundamental del conjunto de herramientas contra el paludismo, su eficacia ha disminuido en los últimos años porque los mosquitos se han vuelto resistentes a los piretroides, la única clase de insecticida recomendada por la OMS, hasta la fecha, para su uso en mosquiteros. Los científicos están trabajando para mejorar la letalidad de los piretroides o encontrar otros insecticidas más potentes que sean adecuados para el tratamiento de los mosquiteros.

En la actualidad se están probando varios tipos nuevos de mosquiteros que incluyen un piretroide (que sigue siendo un potente antimosquitos) y un producto químico adicional, un agente esterilizador o un insecticida. Los resultados de un reciente ensayo a gran escala realizado en la República Unida de Tanzania sugirió que los nuevos mosquiteros Interceptor G2 —tratados tanto con un piretroide como con clorfenapir, una clase diferente de producto químico que no se utilizaba anteriormente para el control de vectores— mostraban una notable mejora en la prevención del paludismo con respecto a los mosquiteros impregnados únicamente con piretroides.

«Es realmente alentador ver estos resultados de un ensayo clínico muy sólido,» afirma la Dra. Hilary Ranson, del Departamento de Biología de Vectores de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool. Sin embargo, «las poblaciones de mosquitos varían mucho en África, por lo que extrapolar los resultados obtenidos en un entorno a todo un continente es complicado,» añade. Otro ensayo a gran escala de nuevos mosquiteros en Benin debería proporcionar más resultados de aquí a finales de año.

Cebos con atrayentes azucarados específicos: trasladar el control al exterior

Las herramientas actuales de control de vectores se centran en los espacios interiores. Según Mathias Mondy, Director de Desarrollo y Estrategia Empresariales del Consorcio de Control Vectorial Innovador (IVCC), «ahora mismo tenemos muchos productos muy eficaces para su uso en interiores, como el rociado de interiores con insecticidas de efecto residual y los mosquiteros, pero nos faltan desesperadamente productos para prevenir la transmisión en exteriores.» En 2014, el IVCC solicitó nuevas ideas para el control en exteriores. Una empresa propuso la idea de un cebo con atrayentes azucarados específicos, consistente en una trampa con cebo instalada en exteriores que atrae y mata a los mosquitos.

La trampa tiene el tamaño de un folio A4, con pequeñas bolsas que contienen una matriz azucarada mezclada con insecticida. El cebo está cubierto por una suave membrana negra que permite que los mosquitos se alimenten a través de ella mientras están protegidos contra la lluvia y el polvo. Se colocan dos trampas a una altura de 1,8 metros en las paredes exteriores de cada casa, para que estén fuera del alcance de los niños pequeños y los animales.

Cebos con atrayentes azucarados específicos para mosquitos
Cebo con atrayentes azucarados específicos colocado en una pared en el condado de Siaya, en Kenya. ©  IVCC

Los cebos con atrayentes azucarados específicos se están probando actualmente en Malí, Zambia y Kenya y ya han demostrado ser muy prometedores, además de que su utilización es mucho menos laboriosa que la fumigación. Según Mondy, «en comparación con el rociado de interiores con insecticidas de efecto residual, es mucho más sencillo formar a los trabajadores de la salud para que claven los cebos en los laterales de las casas.» Se esperan resultados completos para 2025.

Repelentes espaciales: alcanzar a los mosquitos en el aire

Otra innovación que podría reducir el recurso al rociado de interiores con insecticidas de efecto residual consiste en la utilización de repelentes espaciales, que liberan sustancias químicas volátiles en el aire que modifican el comportamiento de los mosquitos. Según la Dra. Nicole Achee, entomóloga médica de la Universidad de Notre Dame, «con el rociado de interiores con insecticidas de efecto residual, los mosquitos tienen que posarse o descansar en una superficie tratada químicamente» para verse afectados. Sin embargo, con los repelentes espaciales, «los mosquitos interactúan con las sustancias químicas suspendidas en el aire que se han dispersado por la zona tratada.»

Los repelentes espaciales también tienen otras ventajas. Pueden esparcirse en una superficie tan pequeña como una hoja de papel, sin necesidad de fuego o electricidad. «Pueden ser transportados en una caja en una bicicleta y distribuirse fácilmente en una comunidad,» añade la Sra. Achee. Además, duran mucho más que los repelentes tradicionales y no es necesario volver a aplicarlos con frecuencia como los productos antimosquitos tópicos. Asimismo, al igual que los cebos con atrayentes azucarados específicos, los repelentes espaciales, una vez que hayan sido recomendados por la OMS, podrían ser utilizados por cualquier persona para protegerse contra el paludismo y enfermedades como el dengue, siempre que se sigan las instrucciones de uso adecuado.

Endectocidas: los seres humanos como herramienta de lucha antivectorial

Tenemos que utilizar todos los medios a nuestro alcance para luchar contra el paludismo. Si utilizamos una sola herramienta y aparece la resistencia, todos nuestros esfuerzos serán en vano. Sin embargo, si diversificamos nuestras intervenciones, protegeremos los avances realizados.
- Dr. Sunil Parikh, Profesor Asociado de Epidemiología y Enfermedades Infecciosas, Escuela de Salud Pública de Yale

Otra herramienta nueva son los endectocidas. Cuando una persona los ingiere, estos fármacos ejercen un efecto sobre los mosquitos que la pican. Inicialmente utilizada para tratar la oncocercosis, la ivermectina, que es el endectocida más estudiado hasta la fecha, también parece tener un efecto adverso sobre los mosquitos. «Los mosquitos capturados que habían picado a personas que habían tomado ivermectina tenían dificultades para sobrevivir,» afirma el Dr. Sunil Parikh, Profesor Asociado de Epidemiología y Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Salud Pública de Yale.

Sin embargo, para que la ivermectina sea eficaz contra los mosquitos, las personas tendrían que tomar dosis más altas o más frecuentes que las utilizadas para los tratamientos vermífugos. Los estudios piloto sugieren que administrar ivermectina a las personas con más frecuencia podría frenar la población de mosquitos lo suficiente como para reducir la transmisión del paludismo, y otros estudios han descubierto que el fármaco puede tomarse con seguridad en dosis más altas. Actualmente se están llevando a cabo varios estudios de mayor envergadura para confirmar estos resultados e investigar otros posibles endectocidas.

Como señala el Dr. Parikh , «lo interesante de los endectocidas es que las personas llevan en su sangre algo que es letal para los mosquitos que pican en el interior, en el exterior, de día o de noche. Así pues, las personas pueden actuar contra numerosos mosquitos de diferentes hábitos y preferencias.»

Accionamiento genético: cambiar el ADN de los mosquitos

Aunque todavía faltan varios años para los ensayos de campo, otro enfoque nuevo e interesante es la modificación genética de los mosquitos. «Los cambios genéticos se realizan específicamente en el vector del paludismo para reducir su transmisión,» explica el Dr. Mike Santos, Director de GeneConvene, una iniciativa de colaboración mundial centrada en las tecnologías de biocontrol genético en pro de la salud pública.

Una vez liberados en la naturaleza, estos mosquitos modificados genéticamente transmitirían sus cambios a otros vectores del paludismo. El Dr. Mamadou Coulibaly, investigador principal de Target Malaria, explica uno de estos enfoques: «Si se libera un mosquito macho al que se ha aplicado esta tecnología de accionamiento genético, dicho mosquito perjudicará la fertilidad de la hembra cuando se aparee, por lo que no habrá progenie y la población se reducirá.»

Personal de laboratorio trabajando en el ADN de los mosquitos
Investigación sobre la tecnología de accionamiento genético para el control de vectores. © Imperial College, Londres

La gran ventaja de los enfoques de accionamiento genético para el control de vectores es su efecto en toda la zona. La tecnología de accionamiento genético podría desempeñar algún día un papel especialmente importante en zonas de difícil acceso, donde puede ser difícil desplegar otras herramientas de control del paludismo con la misma eficacia, señala Santos. Coulibaly está de acuerdo: «Esta tecnología no discrimina entre pobres y ricos. Una vez utilizada, es eficaz allí donde estén los mosquitos.»

Por ahora, el accionamiento genético solo se está probando en experimentos de laboratorio a gran escala. Sin embargo, Coulibaly espera que, tras un estudio más profundo, también pueda ayudar a detener la propagación del paludismo. «Es una tecnología nueva, y no puedo pedir a las personas que la acepten con los ojos cerrados,» dice. «Pero también es una oportunidad para salvar más vidas.»

Grupo Consultivo sobre Control de Vectores: evaluación de la ciencia en la que se apoyan las nuevas innovaciones

Evaluar el valor para la salud pública de estas y otras nuevas tecnologías es una de las principales responsabilidades del Grupo Consultivo sobre Control de Vectores de la OMS, un órgano integrado por científicos e investigadores —entre los que se encuentran el Dr. Coulibaly y el Dr. Ranson— que trabaja para evaluar de forma independiente los datos de eficacia de las nuevas herramientas y enfoques. El Grupo asesora a la OMS sobre el impacto epidemiológico de estas herramientas, las cuales, una vez se haya comprobado su eficacia, conducirán a una recomendación de la OMS a los países sobre su despliegue.

Independientemente de la tecnología en la que estén trabajando, todos los investigadores coincidieron en que ninguna innovación es una panacea por sí sola. Por el contrario, cada una de ellas debe considerarse como un complemento a la creciente caja de herramientas para el control del paludismo. «Tenemos que poner todos los medios a nuestro alcance para luchar contra el paludismo,» afirma el Dr. Parikh. « Si utilizamos una sola herramienta y aparece la resistencia, todos nuestros esfuerzos serán en vano. Sin embargo, si diversificamos nuestras intervenciones, protegeremos los avances realizados.»