Calificado como “depredador de la libertad de prensa” por RSF, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha construido un auténtico imperio mediático, sometido a las órdenes de su partido. Aunque los medios independientes mantienen posiciones relevantes, están expuestos a presiones políticas, económicas y legales.
Panorama mediático
El sector está altamente concentrado en torno a la fundación KESMA -al servicio del gobierno, como el resto de medios públicos-, que agrupa a unos 500 medios nacionales y locales. Sin embargo, los medios independientes mantienen posiciones destacadas en distintos segmentos del mercado nacional, como la cadena de televisión RTL Club, el diario Népszava, el semanario HVG o el digital 24.hu.
Contexto político
Como el depredador de la libertad de prensa que es, el primer ministro, Viktor Orbán, no ha cejado en su empeño, desde que llegó al poder en 2010, de atentar contra el pluralismo y la independencia de los medios. Después de transformar al sector audiovisual público en un órgano de propaganda, varios medios privados han sido tomados o simplemente silenciados. Utilizando maniobras político-económicas y cooptando medios a través de oligarcas afines, Fidesz, el partido en el poder de Orbán, ya controla el 80% del panorama mediático húngaro. Un mes después de las elecciones parlamentarias de 2022, en las que Fidesz obtuvo, por cuarta vez consecutiva, una mayoría aplastante, se cerró el conocido semanario 168 Óra.
Marco legal
Los organismos reguladores del sector - bajo el control total del partido en el poder - se han desentendido de su responsabilidad en la concentración de medios privados o el control de los públicos por Fidesz, al declararse incompetentes. Por el contrario, permiten prohibir arbitrariamente las emisiones de Klubradio, la última gran emisora independiente del país, suspendida en 2021. La licencia de otra emisora independiente más pequeña, Tilos Radio, también fue suspendida arbitrariamente antes de ser renovada unos meses después. Desde la pandemia de Covid-19, está en vigor una legislación que penaliza la difusión de "información falsa".
Contexto económico
El mercado húngaro, de tamaño mediano, no está acostumbrado a monetizar los contenidos y la financiación de los medios independientes sigue amenazada por un reparto discriminatorio de la publicidad del Estado, a favor de los medios progubernamentales. De hecho, la falta de ingresos que afrontó la reputada web de noticias Index.hu fue la coartada para ser adquirida, en 2020, por empresarios próximos a Fidesz. KESMA, el gigante de los medios progubernamentales, ha sufrido recortes presupuestarios que han provocado la cancelación de algunas publicaciones.
Contexto sociocultural
Los medios críticos son acusados regularmente por el gobierno de difundir noticias falsas y de estar financiados por el multimillonario estadounidense de origen húngaro y judío, Georges Soros, un discurso que retoman los medios afines al ejecutivo. Además, las fuerzas conservadoras del gobierno húngaro se han aprovechado de un marco jurídico endeble para emprender acciones legales contra contenidos periodísticos considerados demasiado progresistas.
Seguridad
Si bien los reporteros rara vez son objeto de agresiones físicas y detenciones arbitrarias, el Estado húngaro es el único de la Unión Europea sospechoso de haber espiado a periodistas con el software Pegasus. Por otro lado, en el contexto de las campañas de descrédito y denigración lanzadas en su contra, los periodistas críticos con el gobierno sufren acoso en Internet por parte de los defensores de Fidesz.